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Revista Médica de Risaralda

Print version ISSN 0122-0667

Revista médica Risaralda vol.20 no.1 Pereira Jan./June 2014

 

Editorial


Un hombre de conocimientos.


José William Martínez

Editor en Jefe, Revista Médica de Risaralda. Profesor Programa de Ciencias de la Salud. Universidad Tecnológica de Pereira

*Correo electrónico: jose01william@utp.edu.co

Fecha de Recepción: 30-12-2014.

Fecha de Aceptación: 31-12-2014.


A man of knowledge

La nueva clasificación de grupos de investigación por parte de Colciencias y la nueva propuesta de indexación de revistas por parte del Publindex del mismo Colciencias lleva a muchas reflexiones, una de ellas es acerca del nuevo conocimiento y la evidente política de Estado donde se privilegia el conocimiento que tiene una utilidad, un uso, una patente o un registro, un beneficio económico.

Esta política entonces lleva a la siguiente pregunta, ¿se debe privatizar el conocimiento? ¿Es posible que la ciencia pueda tener un desarrollo al margen de la discusión?

Para contribuir con esta reflexión quiero presentar apartes de la publicación de Carlos Castaneda, un antropólogo de origen peruano y nacionalizado en Estados Unidos autor de las Enseñanzas de Don Juan, donde entre muchas declaraciones y pensamientos este autor relata en su publicación una serie de diálogos con un hombre nativo de un pueblo originario, un Yaqui de Arizona y Sonora. Castaneda plantea su publicación lo siguiente1:

“Un hombre de conocimiento es alguien que ha seguido de verdad las penurias de aprender... Es aquel que ha sabido vencer a sus cuatro enemigos naturales.

Un hombre de conocimiento es alguien que ha seguido de verdad las penurias de aprender. Un hombre que, sin apuro, sin vacilación ha ido lo más lejos que puede en desenredar los secretos del poder y el conocimiento.

¿Puede cualquiera ser un hombre de conocimiento?

No, no cualquiera,

¿Entonces qué debe hacer un hombre para volverse hombre de conocimiento?

Debe desafiar y vencer a sus cuatro enemigos naturales.

¿Será un hombre de conocimiento tras derrotar a estos cuatro enemigos?

Si. Un hombre puede llamarse hombre de conocimiento sólo si es capaz de vencer a los cuatro.

Entonces, ¿puede cualquiera que venza a estos enemigos ser un hombre de conocimiento?

Todo el que los venza se convierte en un hombre de conocimiento.

¿Pero hay requisitos especiales que un hombre debe cumplir antes de luchar con estos enemigos?

No hay requisitos. Cualquiera puede tratar de llegar a ser hombre de conocimiento; muy pocos llegan a serlo, pero eso es natural. Los enemigos que un hombre encuentra en el camino para llegar a ser un hombre de conocimiento son de veras formidables, de verdad poderosos; y la mayoría, pues, se pierde.

...Ser hombre de conocimiento no tiene permanencia. Uno no es nunca en realidad un hombre de conocimiento. Más bien, uno se hace hombre de conocimiento por un instante muy corto, después de vencer a las cuatro enemigos naturales.

...Cuando un hombre empieza a aprender, nunca sabe lo que va a encontrar. Su propósito es deficiente; su intención es vaga. Espera recompensas que nunca llegarán, pues no sabe nada de los trabajos que cuesta aprender. “Pero uno aprende así, poquito a poquito al comienzo, luego más y más.

Y sus pensamientos se dan de topetazos y se hunden en la nada. Lo que se aprende no es nunca lo que uno creía. Y así se comienza a tener miedo. El conocimiento no es nunca lo que uno se espera. Cada paso del aprendizaje es un atolladero, y el miedo que el hombre experimenta empieza a crecer sin misericordia, sin ceder. Su propósito se convierte en un campo de batalla. Y así ha tropezado con el primero de sus enemigos naturales: ¡el miedo! Un enemigo terrible: traicionero y enredado como los cardos. Se queda oculto en cada recodo del camino, acechando, esperando. Y si el hombre, aterrado en su presencia, echa a correr, su enemigo habrá puesto fin a su búsqueda.

¿Qué le pasa al hombre si corre por miedo? Nada le pasa, sólo que jamás aprenderá. Nunca llegará a ser hombre de conocimiento. Llegará a ser un maleante, o un cobarde cualquiera, un hombre inofensivo, asustado; de cualquier modo, será un hombre vencido. Su primer enemigo habrá puesto fin a sus ansias.

¿Y qué puede hacer para superar el miedo?

La respuesta es muy sencilla. No debe correr. Debe desafiar a su miedo, y pese a él debe dar el siguiente paso en su aprendizaje, y el siguiente, y el siguiente. Debe estar lleno de miedo, pero no debe detenerse. ¡Esa es la regla! Y llega un momento en que su primer enemigo se retira. El hombre empieza a sentirse seguro de si. Su propósito se fortalece. Aprender no es ya una tarea aterradora. Una vez que un hombre ha conquistado el miedo, está libre de él por el resto de su vida, porque a cambio del miedo ha adquirido la claridad: una claridad de mente que borra el miedo.

...Y así ha encontrado a su segundo enemigo: ¡la claridad! Esa claridad de mente, tan difícil de obtener, dispersa el miedo, pero también ciega. Fuerza al hombre a no dudar nunca de sí. Le da la seguridad de que puede hacer cuanto se le antoje, porque todo lo que ve lo ve con claridad.

Y tiene valor porque tiene claridad, y no se detiene en nada porque tiene claridad. Pero todo eso es un error; es como si viera algo claro pero incompleto. Si el hombre se rinde a esa ilusión. de poder, ha sucumbido a su segundo enemigo y será torpe para aprender. Se apurará cuando debía ser paciente, o será paciente cuando debería apurarse. Y tonteará con el aprendizaje, hasta que termine incapaz de aprender nada más.

... en vez de eso, el hombre puede volverse un guerrero impetuoso, o un payaso.

...Pero ¿qué tiene que hacer para evitar la derrota? Debe hacer lo que hizo con el miedo: debe desafiar su claridad y usarla sólo para ver, y esperar con paciencia y medir con tiento antes de dar otros pasos; debe pensar, sobre todo, que su claridad es casi un error. Y vendrá un momento en que comprenda que su claridad era sólo un punto delante de sus ojos. Y así habrá vencido a su segundo enemigo, y llegará a una posición donde nada puede ya dañarlo.

...Ése será el verdadero poder. Sabrá entonces que el poder tanto tiempo perseguido es suyo por fin. Puede hacer con él lo que se le antoje. Su aliado está a sus órdenes. Su deseo es la regla. Ve claro y parejo todo cuanto hay alrededor. Pero también ha tropezado con su tercer enemigo: ¡el poder!.

...El poder es el más fuerte de todos los enemigos. Y naturalmente, lo más fácil es rendirse; después de todo, el hombre es de veras invencible. Él manda; empieza tomando riesgos calculados y termina haciendo reglas, porque es el amo del poder.

Un hombre en esta etapa apenas advierte que su tercer enemigo se cierne sobre él. Y de pronto, sin saber, habrá sin duda perdido la batalla. Su enemigo lo habrá transformado en un hombre cruel, caprichoso.

¿Perderá su poder?

No, nunca perderá su claridad ni su poder.

¿Entonces qué lo distinguirá de un hombre de conocimiento?

Un hombre vencido por el poder muere sin saber realmente cómo manejarlo. El poder es sólo un carga sobre su destino. Un hombre así no tiene dominio de si mismo, ni puede decir cómo ni cuándo usar su poder.

...¿Cómo puede vencer a su tercer enemigo, don Juan?

Tiene que desafiarlo, con toda intención. Tiene que llegar a darse cuenta de que el poder que aparentemente ha conquistado no es nunca suyo en verdad. Debe tenerse a raya a todas horas, manejando con tiento, y con fe todo lo que ha aprendido. Si puede ver que, sin control sobre sí mismo, la claridad y el poder son peores que los errores, llegará a un punto en el que todo se domina. Entonces sabrá cómo y cuándo usar su poder. Y así habrá vencido a su tercer enemigo. El hombre estará, para entonces, al fin de su travesía por el camino del conocimiento, y casi sin advertencia tropezará con su último enemigo: ¡la vejez! Este enemigo es el más cruel de todos, el único al que no se puede vencer por completo; el enemigo al que solamente podrá ahuyentar por un instante. Este es el tiempo en que un hombre ya no tiene miedos, ya no tiene claridad impaciente; un tiempo en que todo su poder está bajo control, pero también el tiempo en el que siente un deseo constante de descansar. Si se rinde por entero a su deseo de acostarse y olvidar, si se arrulla en la fatiga, habrá perdido el último asalto, y su enemigo lo reducirá a una débil criatura vieja. Su deseo de retirarse vencerá toda su claridad, su poder y su conocimiento. Pero si el hombre se sacude el cansancio y vive su destino hasta el final, puede entonces ser llamado hombre de conocimiento, aunque sea tan sólo por esos momentitos en que logra ahuyentar al último enemigo, el enemigo invencible. Esos momentos de claridad, poder y conocimiento son suficientes.”

Los grupos de investigación están conformados por hombres y mujeres que en estos momentos se orientan al desarrollo de conocimiento susceptible de ser patentado de ser registrado de ser privatizado para poder generar lucro a empresas, universidades e investigadores. Cabe entonces la siguiente pregunta: ¿Tiene nuestra sociedad tanto dinero para distribuir a cuántos? ¿Contribuirá este modelo a generar calidad de vida? ¿Tendremos una reducción de inequidades? ¿Se desarrollará una mayor gestión del conocimiento? Estas son otras preguntas que el nuevo modelo de evaluación debe responder más que tener como indicador de impacto del desarrollo del conocimiento científico, un número de revistas en cuartiles de citación indicadores establecidos pero que deben ser evaluados antes de tenerlos como único parámetro para la definición de calidad.

Conflictos de Interés

El autor declara no tener conflictos de interés.

Bibliografía

1. Castaneda, C. & Paz, O. Las enseñanzas de Don Juan: una forma yaqui de conocimiento, (Fondo de cultura económica, 2000).         [ Links ]

Rev. Méd. Risaralda 2014; 20 (1): 1-2