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Bitácora Urbano Territorial

Print version ISSN 0124-7913

Bitácora Urbano Territorial vol.26 no.1 Bogotá Jan./June 2016

https://doi.org/10.15446/bitacora.v26n1.58111 

http://dx.doi.org/10.15446/bitacora.v26n1.58111

Editorial

Segregación, espacio público y vivienda. Las ciudades iberoamericanas en la era neoliberal

Segregation, public space and dwelling. Latin American cities in the neoliberalism

Segregação, espaço público e moradia Cidades latino-americanas na era neoliberal

Carlos Alberto Torres-Tovar
catorrest@unal.edu.co
Profesor Asociado de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Colombia. Arquitecto, Magíster y Doctor en Arquitectura y Ciudad y Doctor en Urbanismo. Investigador Sénior (IS) Colciencias. Líder del grupo de investigación Procesos Urbanos en Hábitat, Vivienda e Informalidad. Colombia.


La segregación socio-espacial ha sido una constante en la trayectoria de configuración de las ciudades latinoamericanas. Su crecimiento acelerado a partir de la segunda mitad del siglo XX ha sido la expresión del conflicto entre los lugares de lo planeado: la ocupación deseada y las manchas de la informalidad: la ocupación necesaria. De allí, el fenómeno típico de las espacialidades continuas, a manera de retazos, escenarios de sociedades distanciadas, lejanas, ausentes de reconocimiento. En este contexto, la segregación sigue siendo un fenómeno central, objeto de esfuerzos académicos, políticos y sociales, orientados a su superación. Razones, entre otras, que motivaron la convocatoria y publicación del presente número de la revista Bitácora Urbano Territorial, Volumen 26, Número 1.

Algunas de las preguntas propuestas fueron: ¿cuál ha sido el impacto de las nuevas políticas urbanas en materia de ordenamiento, espacio público y vivienda para la población de bajos ingresos en las configuraciones espaciales urbanas? ¿Están generando segregación? Y, de ser así, ¿cómo operan en diferentes regiones los patrones de segregación que nacen de la privatización emergente de los servicios urbanos?

A pesar de que la tasa de crecimiento poblacional en Latinoamérica se considera estable, es claro que hoy, en esta segunda década del siglo XXI, muchas de sus ciudades enfrentan desafíos en materia de planificación urbana y políticas públicas relacionadas con la demandas de vivienda, equipamientos, espacio público, movilidad, entre otros. Se presentan actuaciones en el territorio que cada día se sofistican más y siguen configurado alternativas al servicio del mercado, de forma tal, que genere una mayor cantidad de rentas. Por ejemplo, la falta de vivienda e infraestructura adecuada está causando problemas que se asocian con las tendencias demográficas de crecimiento como la migración y la movilidad intraurbana, las cuales, están definiendo nuevos patrones de segregación espacial.

Tres asuntos grandes son el pretexto de este número de la revista Bitácora Urbano Territorial: 1) las prácticas recientes de ordenamiento territorial asociadas, en parte, a los conflictos territoriales y a las políticas de ordenamiento, principalmente sobre los suelos de expansión que generan problemáticas en los escenarios perirurbanos y en los bordes urbano-rurales. En ello interesa observar la importancia del agua y de los recursos energéticos como elementos ordenadores del territorio. 2) El rol que se le asigna al espacio público y sus múltiples reconfiguraciones. 3) El problema de la vivienda, problema de múltiples aristas y de nunca acabar, el cual, muta de modo constante, en este caso la reflexión busca reconocer los aprendizajes.

Las practicas recientes del ordenamiento territorial en sus distintas escalas y articulaciones están asociadas a múltiples factores, entre los que se destacan la tradición en materia de planificación, la continuidad de las políticas públicas, la capacidad institucional de gestionar el suelo y, sobre todo, la capacidad de interlocución entre los modelos de ordenamiento y los intereses de los sectores económicos y el mercado. Por ello, son constantes los conflictos territoriales en los territorios urbanos, rurales y rururbanos, donde no hay un dialogo asertivo entre políticas de ordenamiento, practicas territoriales e interés económicos. Conflictos que se ven reflejados en los espacios perirurbanos, en los bordes, entre otros. Así mismo, frente a las discusiones recientes vinculadas con el cambio climático, los problemas de riesgo y vulnerabilidad, y las problemáticas territoriales generadas por los seres humanos, se están impulsando en la actualidad prácticas de ordenamiento que retoman la centralidad histórica del agua como elemento ordenador del territorio.

Por su parte, el espacio público se vislumbra como el escenario que permite dirimir las controversias de la sociedad. Se asume como el lugar de encuentro que supera todas las prácticas de la segregación, al considerarse, junto con los equipamientos colectivos y las infraestructuras, un espacio inclusivo. No obstante el discurso inclusivo sobre el espacio público, la realidad da cuenta de un panorama muy diferente. El espacio público se perfila como una herramienta del mercado, que se presenta como un atributo de la ciudad para el disfrute colectivo y el goce individual. Transformándose en una herramienta de segregación y exclusión, que no todos pueden disfrutar, aun teniendo acceso a lugares que por no contar con mínimos de calidad, no representan realmente una opción.

Así, el espacio y los bienes públicos se conciben como inalienables, imprescriptibles e inembargables,1 pero para poder desarrollarlos, administrarlos y sostenerlos se deben constituir alianzas público-privadas, APP. Nada más falso que pensar que el acceso al espacio público es sinónimo de igualdad o que permite la superación de la segregación, la exclusión, la pobreza y la miseria.

Finalmente, la vivienda y las políticas relativas a su provisión están siendo impulsadas por las fuerzas del mercado que tienden a reforzar las disparidades espaciales dentro de las zonas urbanas en términos de segregación y precariedad. Lo que de modo claro demuestra que el mercado no produce la vivienda requerida para la población de bajos ingresos y continúa privilegiando el uso del suelo urbano disponible en su poder para el desarrollo de proyectos de altas rentas. Aquí hay que diferenciar, que si bien la mayoría de los países iberoamericanos optó, hace ya varias décadas, por dejar en manos del mercado la responsabilidad de la producción de la vivienda para la población de bajos ingresos sin que logre atender las demandas acumuladas y los nuevos déficits, también es cierto que varios países han decidido retomar la producción directa de la vivienda social, asunto que está por valorarse de modo adecuado.

Carlos Alberto Torres-Tovar
Ciudad Universitaria, Bogotá, enero de 2016


Notas

1 Según los Artículos 63 y 82 de la Constitución Política colombiana de 1991.

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