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Historia y MEMORIA

Print version ISSN 2027-5137

Hist.mem.  no.19 Tunja July/Dec. 2019

https://doi.org/10.19053/20275137.n19.2019.9056 

Reseña

Rubio, Alfonso y Juan David Murillo Sandoval. Historia de la edición en Colombia 1738-1851. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo. Imprenta Patriótica, 2017, 335 p.

Osmir Ramírez-Trillos* 

* Candidato a Magister en Historia por la Universidad Industrial de Santander; Teólogo de la Fundación Universitaria Bautista Internacional de Cali. Grupo de Investigación: Sagrado y Profano. Escuela de Historia Universidad Industrial de Santander - Colombia. Osmir08ramirez@gmail.com. https://orcid.org/0000-0002-2917-5037.


Según Rubio y Murillo, la deuda historiográfica de Colombia acerca de la historia de la edición es significativa. Para estos autores, el papel que desempeñaron en la difusión y apropiación de ideologías, conocimientos y experiencias, y en la transformación de las formas de sociabilidad, del trabajo científico, en las relaciones de poder y en la misma cotidianidad urbana es argumento de sobra para sostener que la imprenta y el mundo del libro en la sociedad neogranadina y luego colombiana, a partir de finales del siglo XVIII, merecen ser destacados como objeto de estudio.

El texto se propuso examinar la emergencia y transformación de una actividad técnica e intelectual que conllevó una inevitable evolución en el panorama editorial, y en el de sus agentes e intereses asociados dentro de una geografía que sufrió importantes cambios políticos entre la última época virreinal (1738) hasta la puesta en marcha del nuevo régimen de orden republicano (1822-1851). De ahí que el trabajo se apoye en la historia cultural para integrar el estudio de autores e impresores de libreros y lectores, de las técnicas de producción editorial y el estado material y cultural de los textos impresos, con la historia social de su lectura y escritura.

Los autores lograron determinar las etapas evolutivas de la edición colombiana que se dieron en el periodo de estudio, exploraron los canales de intercambio cultural, los agentes involucrados, los impactos socioculturales de periódicos y hojas sueltas y, cuando fue posible, los intereses económicos circundantes al trabajo tipográfico como empresa lucrativa.

Los actores de esta historia se caracterizaron en tres variables: impresores, imprentas y periódicos. Los autores, en la elaboración de la base de datos que les permitió caracterizar cada variable, se apoyaron en los libros de Eduardo Posada (Bibliografía bogotana), Tarcisio Higuera (La imprenta en Colombia, 1737-1970) y completadas con los listados de periódicos y revistas del siglo XIX que ha elaborado el historiador Jorge Orlando Melo (Periódicos y revistas colombianos), más el Catálogo del Patrimonio Bibliográfico de la Biblioteca Nacional de Colombia y la Hemeroteca Digital Histórica de la Biblioteca Luis Ángel Arango.

El primer capítulo «Los inicios de la edición» va de 1738 a 1821, época en la cual se da inicio a la instalación tipográfica en el territorio neogranadino y en la que luego, con los sucesos revolucionarios, se consolida la necesidad de la prensa como herramienta política de gobierno. Está dividido en dos subcapítulos que marcan sucesivos momentos: «En busca de letras y un cajista. La fundación de la imprenta real, 1738-1782» y «La edición en la coyuntura revolucionaria, 1783-1821».

En el primer subcapítulo, los autores presentaron al cajista, también llamados «compositores», «componedores» o «tipógrafos cajistas», como la pieza clave en los talleres de impresión. Como tipógrafos cajistas que fueron su labor era manual y a la vez intelectual; era más que un especialista de la escritura mecánica impresa, pues en cierta manera sus funciones se aproximaban a las del diseñador, creador y organizador de los espacios del libro o de la hoja y de las medidas de lo escrito. Asimismo, se expuso la función educativa y gubernativa que el virreinato concedió al uso de la imprenta; el objetivo fue que sirviera a todo el reino, no solo de incentivo intelectual a los doctos, sino también como medio facilitador para circular las órdenes del gobierno.

En lo referente al segundo subcapítulo se vio cómo la imprenta fue parte de la estrategia del gobierno republicano para legitimar sus ideas, sus actuaciones y la guerra. En el momento republicano inicia un lenguaje político que se hizo público por medio de periódicos; sin embargo, la reconquista del general Pablo Morillo obligó a conceder otras funciones informativas a la prensa. Junto a las gacetas ministeriales, centradas en informar sobre las actuaciones del gobierno, aparecieron los boletines, cuya función principal fue presentar relaciones de las operaciones de guerra.

Centrado en un momento de transición política y de constitución del proyecto grancolombiano, el segundo capítulo abarca desde 1822 a 1851. Se trata del momento de despegue y consolidación de la edición republicana. Este apartado se divide a su vez en tres subcapítulos: «Construcción estatal», «El despegue de la edición. Incremento y mutación de la producción impresa» e «Impresores, libreros y editores: el circuito local de comunicación impresa».

El primero analiza la relación entre legislación y mundo impreso. Las libertades y límites a la edición impuesto por los marcos legales que le dieron forma a la actividad, restringiendo o avivando las publicaciones, incidiendo sobre la circulación de libros y lecturas. Bajo el proceso de construcción y legitimación republicana, fue la ley la que puso al medio impreso en el centro de comunicación legal y política, así como la que delineó las responsabilidades sujetas a quienes se involucraron en la actividad: redactores, impresores, libreros.

El segundo subcapítulo constata la multiplicación de lo impreso y analiza los cambios formales de algunos productos impresos que obedecieron a modas editoriales de la época. Al mundo de los papeles públicos se sumó el de la edición librera. Finalmente, el tercero se centró en los responsables materiales de la edición, quizás los actores menos atendidos por la historiografía, pero tan relevantes para la expansión del mundo impreso como quienes contrataron sus servicios. Aunque formaban un gremio reducido y concentrado en contadas ciudades, fue su saber técnico, su dominio de la prensa, las cajas y los tipos, lo que posibilitó la emergencia de periódicos, libros grandes y pequeños. Ya que la historia de su trabajo aún está llena de vacíos, los autores intentaron develar sus funciones concreta y describir sus relaciones con el mundo político, dos aspectos que permitieron explicar su crecimiento sostenido desde la década de 1820, con todo lo que implicó para la infraestructura tipográfica y la multiplicación de las publicaciones.

Se concluyó que la historia de la edición en Colombia resulta inseparable de las coyunturas políticas y de las transformaciones en el mercado del libro ocurridas por fuera del territorio. La labor editorial que se halla en la última etapa del virreinato y los comienzos republicanos, aunque «moderna» en el sentido de mediación, de composición de formatos atractivos con miras a construir públicos o suplir sus demandas, carecía aún de la connotación abiertamente capitalista que alcanzó en países como Inglaterra o Francia. Los editores, primero neogranadinos y luego colombianos, primordialmente esforzados en la producción de periódicos e impresos menores, buscaron por lo general ganancias políticas antes que económicas. Por ende, la historia de la edición, como disciplina aglutinadora de múltiples interrogantes frente al mundo impreso, es, sin lugar a dudas, una plataforma sólida para analizar las mutaciones políticas y culturales dadas en una sociedad.

Por último, se presentarán algunas cuestiones generales a la obra. Como ya se expuso, el trabajo de Rubio y Murillo resucitó a los actores de lo impreso y, además, mostró la dependencia de la circulación de las ideas con su soporte material. Por la extensión pertinente del libro y por la atención prestada a los detalles del trasegar de una actividad intelectual, el libro se ubica en un plano superior al texto de Sergio Solano ya que fue más allá del solo hecho de narrar un proceso de edición, trajo a colación las peripecias de vivir como editor1; sin embargo, consideramos que hubo reducción en el lente de análisis. Los actores de lo impreso fueron expresamente relacionados con el espacio político colombiano2. Otros agentes institucionales como la Iglesia no se consideraron en este análisis. El libro nos encamina a pensar que el papel de la Iglesia en relación con la prensa, específicamente los jesuitas, tan solo aportó con traer la primera Imprenta al territorio colombiano.

En este punto encontramos algunas falencias historiográficas del libro. José David Cortés, en su más reciente trabajo3, analizó detalladamente la batalla del siglo XIX entre la Iglesia y el naciente Estado colombiano en el siglo XIX; esta batalla se valió del recurso impreso, en especial de la prensa, para dar soporte material a sus ideas. Rubio y Murillo presentaron la prensa como el material usado para legitimar el naciente Estado, pero desconocieron el otro agente institucional, la Iglesia, que provoca el uso de la prensa como medio de legitimación y que, además, también emplea para materializar sus ideas. Por ende, faltó el análisis comparado de las dos instituciones que hicieron uso de lo impreso para legitimar sus respectivos espacios sociales.

Bibliografía

Cortés Guerrero, José David. La batalla de los siglos. Estado, Iglesia y religión en Colombia en el siglo XIX. De la Independencia a la Regeneración. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2016. [ Links ]

De Las Aguas Solano, Sergio. «Imprentas, Tipógrafos y estilo de vida en el Caribe Colombiano». Palobra, n° 9 (2008): 125-144. DOI: https://doi.org/10.32997/2346-2884-vol. 9-num.9-2008-200. [ Links ]

Piedrahita Galeano, Carlos Leopoldo. «La "Imprenta Patriótica" del Instituto Caro y Cuervo. Museo "Vio" y Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación». Universitas Humanística vol. 60, n° 60 (2005): 68-83. [ Links ]

1 Sergio Solano De Las Aguas, «Imprentas, Tipógrafos y estilo de vida en el Caribe Colombiano», Palobra, n° 9 (2008): 125-144, Doi: https://doi.org/10.32997/2346-2884-vol.9-num.9-2008-200.

2Este énfasis de lo impreso como uso preferencial, y si no exclusivo, del campo político se puede encontrar en: Carlos Leopoldo Piedrahita, «La "Imprenta Patriótica" del Instituto Caro y Cuervo. Museo "Vio" y Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación», Universitas Humanística vol. 60, no 60 (2005): 69-83.

3José David Cortés Guerrero, La batalla de los siglos. Estado, Iglesia y religión en Colombia en el siglo XIX. De la Independencia a la Regeneración (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2016), 607.

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