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HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local

On-line version ISSN 2145-132X

Historelo.rev.hist.reg.local vol.6 no.12 Medellín July/Dec. 2014

https://doi.org/10.15446/historelo.v6n12.42543 

http://dx.doi.org/10.15446/historelo.v6n12.42543

Aproximaciones a la historia empresarial de Boyacá(Colombia), 1900-1930

Approaches to History Business of Boyacá (Colombia), 1900-1930

Olga Yanet Acuña Rodríguez*

* Doctora en Historia por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla (España) y Licenciada en Ciencias Sociales y Magíster en Historia por la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Actualmente es Profesora Asociada de los programas de pregrado, maestría y doctorado en Historia de la misma universidad. El presente artículo es un resultado preliminar del proyecto de investigación "Empresarios y redes del poder en Boyacá, 1910-1970", con financiación de la Dirección de Investigaciones de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Correo electrónico: olga.acuna@uptc.edu.co

Recepción: 12 de marzo de 2014 - Aceptación: 5 de mayo de 2014. Páginas 171 - 202


Resumen

Este artículo de investigación se ocupa del estudio de la consolidación de empresas en el departamento de Boyacá, entre 1900 y 1930, el capital, la duración y el tipo de actores sociales vinculados, lo que a su vez nos aproxima al proyecto económico que se pretendió implementar en esta región colombiana. El trabajo se adscribe en la historia regional que da cuenta de las dinámicas propias que se generaron en cada región, para lo cual se partió de la revisión historiográfica sobre historia empresarial e historia regional que permitió comprender procesos de desarrollo particulares; posteriormente se realizó la revisión de los protocolos notariales, Notarías primera y segunda de Tunja 1900 - 1930, bajo la perspectiva de establecer el tipo de empresa, la coyuntura de consolidación y la incidencia en el 'desarrollo' del departamento. En el Departamento de Boyacá se conformaron sociedades y compañías anónimas para comercializar productos, para la producción manufacturera, desarrollo de actividades financieras, pavimentación de vías y mejoramiento de la producción agrícola, así, tanto mercaderes como casas mercantiles fueron los generadores de recursos que pretendieron comercializar productos nacionales e internacionales, y posiblemente generar cambios en la producción y en el consumo de la región.

Palabras clave: historia empresarial, región, comercio, empresa, empresario, Boyacá

Abstract

This research paper deals with the study of the consolidation of companies in the department of Boyacá, between 1900 and 1930, capital, duration and the type of social actors involved, which in turn approaches us closer to the economic project that was aimed to be implemented in this Colombian region. The work is ascribed in the regional history that gives account of its own dynamics that was generated in every region, for which the researcher took as point of departure a historiographical review of the business history and regional history for understanding processes of particular development; later on the review was conducted of notarial protocols , First and Second Tunja Notaries 1900 - 1930, under the perspective of establishing the type of company, the climate of consolidation and the impact on the "development" of the department. In the Departamento de Boyacá (department of Boyacá) societies and anonymous companies were formed to market products, for manufacturing, development of financial activities, road paving and improvement of agricultural production, thus, both merchants and merchant houses were the generators of resources that intended to market national and international products, and hopefully lead to changes in the production and consumption of the region products.

Keywords: Business history, region, business, company, businessman, Boyacá


Introducción

Durante la primera mitad del siglo XX en Colombia se generaron cambios económicos sustanciales tanto en la producción como en la comercialización. Con la inserción de capital extranjero, la bonanza cafetera, la migración extranjera y la indemnización de Estados Unidos por la pérdida de Panamá, se concentró un capital importante que le permitió a Colombia, insertarse en el mercado mundial con algunos productos de agroexportación. Este capital fue la base para el inicio de la primera etapa de industrialización, concentrada principalmente en Bogotá, Antioquia, Valle del Cauda y "el Viejo Caldas". Sobre los cambios económicos suscitados en estas regiones y el surgimiento de la primera industrialización se han realizado varios estudios que analizan el tema de la producción y su relación con la nación (Kalmanovittz 2003), así como la producción y el mercado (Ocampo y Montenegro 2007), pero hay grandes vacíos sobre el desarrollo económico que se generó en departamentos como Boyacá donde éstos procesos fueron menos dinámicos.

El estudio de las empresas y empresarios boyacenses ha sido poco estudiado por la historiografía, sin embargo es una base sustancial para comprender los cambios económicos, tecnológicos y las relaciones sociales y políticas que estos suscitan. Algunos de los trabajos que se han realizado sobre la historia empresarial de la región son: la historia de la empresa harinera (Plazas 2012), (Plazas 2013, 231-249), historia de la empresa de tejidos de Samacá (Pineda 2009), historia de la empresa de Acerías Paz del Rio (Mayor 1992).

Este texto hace parte de la historia empresarial entendida como el estudio analítico de los cambios experimentados por las empresas en sus sistemas de producción, comercialización y dirección a lo largo del tiempo, que permite apreciar cambios en el contexto y en la percepción de los diversos actores sociales. Se retoma la historia regional porque permite conocer las características propias de cada sociedad, comprender las particularidades y diversidades de cada región (Cerutti 1988). La consulta en los archivos notariales fue de gran relevancia para el presente estudio,1 teniendo en cuenta que en los protocolos notariales se registran: la conformación y disolución de sociedades, asimismo los socios, en algunos casos la inversión, la razón social, una pequeña descripción de la actividad a realizar y hasta el tiempo de duración de la asociación o compañía. En nuestro estudio estos aspectos son sustanciales, porque además permiten comprender el tipo de actividad económica, los acuerdos entre los socios, el capital invertido y las proyecciones de desarrollo en la región.

El artículo está estructurado en 4 apartes. En el primero se hace una reflexión sobre la historia empresarial y sus aportes a la comprensión del desarrollo regional; el segundo aparte se refiere a las empresas que se conformaron con miras a prestar servicios públicos mediante la consolidación de asociaciones particulares; el aparte número tres se refiere a las empresas de comercio que a través de sociedades y compañías pretenden generar un mercado interno y externo; y el aparte número cuatro describe las empresas productoras o explotadoras de recursos naturales, las que pretenden aprovechar los recursos del medio para generar cambios sustanciales en la región.

Reflexiones sobre Historia empresarial

Los estudios sobre historia empresarial han resaltado el papel de actores sociales y propuestas innovadoras en la perspectiva de cambio, es por eso que nos centramos en las empresas y los empresarios. En el primer caso, desde la perspectiva institucionalista, se retoma a las organizaciones para ver la forma como estas respondieron al mercado y a las necesidades del contexto; igualmente se analiza el papel del empresario como protagonista del cambio económico y de las innovaciones tecnológicas como lo plantea Pablo Díaz Morlán (2007) y Gabriel Tortella (1998). Estas dos perspectivas son importantes y complementarias sirven de base para diversos estudios sobre el papel de la empresa y del empresario en el desarrollo económico regional. Para nuestro estudio estos debates son sugerentes porque nos permiten apreciar la relación de un sujeto social en una coyuntura que puede ser de crisis, pero que para el empresario es una oportunidad para la realización de los negocios. El estudio de las empresas es sustancial para comprender las dinámicas pequeñas y complejas del sistema económico y su incidencia en áreas territoriales, que han sido base fundamental en la consolidación del campo de historia empresarial planteado por Arthur H. Cole (1946) en la década de los años cuarenta del siglo XX, el que se ha ido consolidando desde la década de los años ochenta.

Los estudios sobre historia empresarial han ido consolidando un campo particular dentro de la historia económica para tratar de responder a los problemas del cambio, del desarrollo, de la incidencia de los actores sociales y del papel de las organizaciones. Al respecto, Gabriel Tortella (1998) pone en el centro del debate la historia empresarial, como el campo del conocimiento que pretende estudiar cómo los negocios contribuyeron a generar cambios en el sistema económico predominante; así, empresa y empresario son aspectos centrales del estudio para la comprensión de la noción de desarrollo. Tortella además de analizar los aportes de algunos autores como Ronald Coase, Jesús María Valdaliso y Alfred Candler, dejan planteado un campo del conocimiento para seguir explorando el papel del sujeto-empresario y de las organizaciones-empresa; su posición no es muy clara frente al papel de la historia empresarial para comprender las realidades particulares y su relación con los modelos económicos.

Por su parte, María Eugenia Romero (2003) se refiere a los diversos enfoques y paradigmas que han abordado la historia empresarial en México. Resalta algunas tendencias, entre éstas el enfoque neoclásico que se refiere a la empresa como una organización de tipo institucional, resalta cómo las instituciones fueron consideradas parte del análisis económico. Otra perspectiva de análisis se centra en el aporte que hacen los empresarios al desarrollo de una región determinada, al aprovechar ciertas coyunturas de crisis que se convierten en oportunidades para hacer sus negocios. Desde los planteamientos del marxismo se ha analizado el papel de la empresa y de los empresarios como grupo social preponderante, denominado burguesía, que prácticamente se convierte en una élite que controla el poder económico. Otros estudios han retomado el paradigma de "los distritos industriales y los tejidos empresariales", por lo que las finanzas, la banca, las obras públicas centran el interés de los historiadores, desde esta perspectiva se analizan los problemas del desarrollo regional y las relaciones con el mercado. Estas reflexiones teóricas son sustanciales para entender el problema del desarrollo, pero nos dejan amplios vació frente al papel de los actores sociales, especialmente en lo relacionado con la noción de tradición-modernización.

Un análisis sobre la historia empresarial en América Latina lo presenta Marcela Hernández Romo (2006, 168-178), quien señala que en América Latina existe una dispersión de enfoques en los estudios empresariales, sin embargo, se pueden apreciar algunas temáticas, métodos y tendencias que pueden suscitar un análisis más complejo. En su estudio retoma básicamente los casos de Argentina, Chile, Colombia, México y Brasil, por considerar que en éstos se ha generado mayor producción académica. Define tres corrientes dedicadas al estudio de empresarios: el estado y los empresarios; historia empresarial en que se refiere a la historia regional, historia de la familia y las élites empresariales; los estudios de trabajo, biográfico y de género. Precisamente sobre historia empresarial resalta los aportes que se han hecho sobre historia de las haciendas, historia de las élites en el periodo colonial y los estudios regionales; para lo cual se ha contado con la teoría social proveniente básicamente de la sociología y la economía. El texto permite apreciar una panorámica sobre los estudios de historia empresarial señalando el énfasis y lo que cada estado quiere resaltar, ya sea el origen extranjero, la noción emprendedora, la falta de espíritu empresarial, la formación de capitales regionales y la consolidación de élites. Este estudio en su compleja reflexión deja abiertos interrogantes sobre la producción historiográfica de estos cinco países con relación a los métodos, teorías y estrategias utilizadas, así como al porqué de los estudios, y a las respuestas que estos generan para explicar la situación económica de los estados.

Con relación al papel de los actores sociales, el estudio de Mario Cerutti y Gustavo Lorenzana (2009), se refieren al papel de las instituciones y de los actores sociales en una región determinada; aportan dos elementos sustanciales para el estudio de la historia empresarial, en primer lugar la noción de coyuntura y, en segundo lugar, la noción de región y su relación con el mercado. Con respecto al análisis de coyuntura es significativo porque permite comprender las oportunidades aprovechadas por los empresarios para hacer su capital, lo que combina la creatividad, la innovación en un momento de crisis económica generalizada; visto de esta manera pareciera una contradicción respecto a la noción de crisis, pero para los empresarios la crisis es una oportunidad para crear o ampliar sus negocios. Por otra parte, el concepto de región se asocia con la potencialidad respecto al desarrollo económico, es decir la forma como el empresario utiliza los recursos del medio para el desarrollo de la industria o el comercio, atrae inversionista, innova y motiva a la creación de otros negocios.

Autores como Carlo Davila (1968) y Alfonso Rodríguez (2006) señalan que es importante analizar la mentalidad del negociante, según el primero, y de empresario en el comportamiento económico, establecer su relación con otros actores sociales, económicos e institucionales que fundamentaron su progreso y proyección empresarial. Por otra parte, en el texto empresas y empresarios se plantean una serie de reflexiones sobre las empresas y el contexto, los empresarios y su papel económico; en el libro además de hacer un análisis sobre las teorías económicas que orientaron el desarrollo empresarial, se resalta cómo las élites regionales y nacionales incidieron en la consolidación y expansión de empresas, cómo a través de los negocios ampliaron el mercado y las redes de producción y comercio, se citan algunos casos de empresas y empresarios del Valle, Santander, Antioquia, Cundinamarca principalmente que dan pistas sustanciales para este tipo de análisis (Dávila 2002).

Durante las dos últimas décadas este campo del conocimiento se ha ido consolidando a través de eventos, publicaciones, diálogo entre investigadores de varios países de tal forma que estos no queden aislados, dispersos y poco críticos, como lo planteó Carlos Dávila en 1996. Al respecto señala: "La historiografía de empresas se reduce a unos contados casos, resultantes de esfuerzos aislados y esporádicos con muy poca intercomunicación entre sus autores" (Dávila 1996, 6). Este estudio permite apreciar que los estudios sobre historia empresarial han emergido de intereses particulares, y hasta ese momento (1996), insertos en el campo de la Historia económica con muy pocavisibilidad y alcance. Sin embargo, los esfuerzos por fortalecer las reflexiones sobre "historia empresarial" se pueden apreciar en el texto "La nueva historia de empresas en América Latina y España" (Barbero 2008), quien recoge analíticamente los resultados sobre la producción en historia empresarial en México, Brasil, España, Uruguay, Colombia y Argentina, resultado del Primer Congreso de Historia Económica, celebrado en Montevideo en 2007, que a la vez permite apreciar los desarrollos y consolidación de este campo del conocimiento. Parte del interés del texto es poner en diálogo perspectivas de análisis articuladas a los contextos nacionales y a la pretensión de explicación sobre el crecimiento y desarrollo de los estados. Para el caso colombiano también el libro "empresas y empresarios en la historia de Colombia Siglos XIX y XX" (Dávila 2002), es un primer esfuerzo por consolidar los estudios de historia empresarial y generar diálogos entre investigadores sobre diversos actores empresariales y sobre la formación del empresariado en distintas regiones del país. Se espera que los trabajos de historia regional y local hagan aportes sustanciales a la comprensión de la historia económica como campo de conocimiento en construcción, a continuación nos en el desarrollo de la historia empresarial en Boyacá.

Empresas de servicios públicos

En este aparte se hará alusión a la consolidación de empresas de servicios púbicos en Boyacá, consolidadas básicamente por particulares, aunque fue poco el número de empresas tuvo gran influencia tanto en la economía como en la prestación de servicios en el Departamento. Algunas de estas empresas fueron: banca, de teléfonos, de transportes, educación y asesoría jurídica principalmente.

En 1903 se consolidó el Banco de Lazaretos de Boyacá a partir de la asociación de sacerdotes, líderes políticos, comerciantes, empleados públicos. El objetivo era realizar préstamos en garantía personal o hipotecaria, giros, remesas y venta de finca raíz, y letras sobre el exterior.2 Con la incentivación de los préstamos se pretendió reactivar la economía en un periodo de crisis, en que quedó el Estado con posterioridad a la Guerra de los Mil días. Los inversionistas provenían del sector privados, como el clero y los comerciantes, los que aunque estaban vinculados con la política no arriesgaron su capital en la guerra, sino aprovecharon la oportunidad para poner a producir sus ahorros en el sistema financiero.

Durante el periodo de 1903 a 1926 la banca regional concentró la movilización de los recursos provenientes del sector artesanal, del comercio y del sector de servicios principalmente, por lo que se crearon otros bancos como el Sogamoso y el Centenario; adicionalmente se incrementó el valor de las acciones del Banco de Boyacá en siete pesos valor monetario,3 lo que nos da pistas sobre el fortalecimiento de la banca y el movimiento del capital regional. Este fortalecimiento prevaleció hasta la creación el Banco de la República y la centralización de las finanzas.

La Primera Misión económica norteamericana, Kemmerer de 1923,4 hizo algunas observaciones relacionadas con los sistemas monetarios, la banca y la definición de políticas fiscales por parte del Estado. Posiblemente esta nueva legislación incidió en la clausura y fusión de entidades bancarias especialmente en las regiones, donde algunos de los bancos desaparecieron a partir de la expedición de la Ley 45 de 1923, porque la reforma introdujo requisitos muy complejos que las entidades bancarias del orden regional, que como el Banco de Boyacá no lograron (Mora 1992) y se liquidaron, como ocurrió con dicho banco en 1926, liquidado mediante escritura núm. 577,5 de esta manera se dio fin a una de las empresas más importantes y sólidas del departamento. El 22 de junio, la Asamblea General de Accionistas del Banco de Boyacá acordó liquidar la sociedad, sin embargo, se hizo una sesión especial para reconsiderar la decisión anterior; y después de leída el Acta se pudo establecer que la superintendencia bancaria había aprobado la disolución y vigilaría la liquidación, para lo cual se nombró como liquidadores a Miguel de Jesús Pérez y Benigno A. Chaparro.6 Los socios de este banco eran líderes políticos, representantes del clero, comerciantes, agricultores y artesanos. De esta manera se clausuró una empresa de servicio que se encargaba de las transacciones, préstamos e hipotecas, que con capital de los boyacenses motivaba el ahorro y la inversión.

En 1918 se creó la Sociedad Telefónica de Boyacá registrada en la Notaría de Santa Rosa. Esta empresa privada tenía el carácter de "comercial anónima" y tendría por objeto establecer y explotar un servicio telefónico entre las poblaciones de Tunja, Paipa, Duitama, Sogamoso, Tuta, Sotaquirá, Belén, Oicatá y Tibasosa. La sede de esta empresa era la ciudad de Tunja. Con su creación se pretendía modernizar las comunicaciones en las áreas urbanas como se había hecho en otras ciudades del país desde comienzos de siglo; como era una empresa privada, el gobierno nacional le concedió una licencia para el establecimiento de las telecomunicaciones con miras a agilizar la instalación de redes.7 Sobre la proyección y alcance de esta empresa no tenemos mayores registros, sin embargo, se considera que las de telefonía representaban una forma de modernización de las comunicaciones, que permitirían agilizar actividades de tipo personal y económico.

La educación también centró el interés de los empresarios. En 1918 se fundó el Colegio de Ricaurte para la enseñanza primaria y secundaria. El objetivo era contribuir con el mejoramiento de la cultura nacional. En la conformación de la compañía anónima participaron líderes políticos de la región como Martín Perry, Jesús Bernal, Carlos Otálora, que tenían un papel importante en la política del departamento,8 y que veían en la educación un medio sustancial para formar una élite política e incidir en la política regional y nacional.

En 1930 se consolidó la primera cooperativa de autobuses Saurer, con el fin de establecer una línea de autobuses, en la carretera central del norte y sus transversales, para el transporte de pasajeros y de acarreos, de esta manera se agilizarían la comunicación y el transporte, así como el intercambio de productos y el acercamiento interregional. Para la consolidación de la empresa cada socio debía aportar una máquina Saurer (un bus) del tipo 3BH, carrozada en forma de autobús, asimismo cada uno de los socios debía prestar sus servicios con su propio autobús. El capital de la sociedad era de $5.000, aportados por partes iguales de los socios, de $1.000 cada uno.9 Con Saurer se dio inicio a las empresas de transporte que han tenido una trayectoria sustancial en esta región del país, ligado a la inversión en infraestructura vial —construcción y mantenimiento de carreteras—, como parte del proyecto de modernización del departamento. Este campo de la historia empresarial ha sido poco abordado, se considera que para el caso de Boyacá en las décadas treinta y cuarenta su alcance es local y regional; pero en la década de los años sesenta hay un crecimiento del número de empresas, un mayor alcance en las rutas, y mejor tecnología en el ensamble de los autobuses, lo que genera un cambio sustancial en el sistema de trasporte en la región.

Durante las décadas de 1900 a 1930, se consolidaron dos sociedades de abogados, una en 1920 denominada Junco Márquez y Bernal, en la que Carlos Junco Márquez y José Vicente Bernal se asociaron para gestionar todos los asuntos judiciales, administrativos contencioso administrativos y de policía;10 y en 1930 se consolidó la sociedad Neira Martínez y Mendoza Neira, la cual pretendía establecer una oficina de abogados, con el fin de realizar todo tipo de actividades acordes con la profesión.11 Este tipo de sociedades además de potencializar la profesión de abogado, apoyaron actividades políticas partidistas, y se convirtieron en figuras de reconocimiento en la política regional y nacional como fue el caso de Plinio Mendoza Neira, líder liberal de Boyacá.

Por otra parte, se pudo apreciar que dentro del proceso de modernización se contrató la entrega de una planta hidroeléctrica para la ciudad de Tunja, con la empresa Schlubach. El gobierno, en calidad de contratista, aportaría la mano de obra con la contratación de los obreros necesarios para el desarrollo de la obra; mientras la compañía Schlubach, a través de su gerente Francisco Enriques entregarían los estudios y la planta hidroeléctrica, la obra atendría un valor de $33.115 dólares, que serían pagados por el gobierno departamental, el contrato debía ejecutarse en término de 10 meses.12

De esa manera, en la ciudad de Tunja introdujeron ciertas empresas que pretendieron dar respuesta al sentido de modernización, tomando como base servicios de interés público como: la banca, la telefonía, el transporte, la educación, la prestación de servicios judiciales y la construcción de una hidroeléctrica. En estas empresas se toma como característica el que hay inversiones privadas y muy pocos recursos del Estado para satisfacer los servicios públicos; por otra parte, los capitales fueron pocos para la época por lo que no lograron una mayor consolidación y expansión que traspasara las fronteras regionales, por lo cual muy rápido fueron absorbidas por empresas nacionales tal y como ocurrió con el Banco de Boyacá.

Empresas de comercio

En Boyacá durante las tres primeras décadas del siglo XX se establecieron empresas de comercio con el fin de promover el intercambio de productos nacionales e internacionales; en este lapso se denota presencia de inversionistas italianos como Francisco Antonio Lammoglia, Pedro Panza (Naturales de Maratea en el Reino de Italia), y Franceses como Miguel Ruget, cuyas actividades centrales eran el comercio de mercancías y droguerías. La presencia de extranjeros en esta región no es clara, tal vez sea la influencia de la Primera Guerra Mundial y la miseria en que quedaron ciertos países europeos, por lo cual vieron una posibilidad de inversión en América Latina.

Entre 1899 y 1902 se desarrolló en todo el país la Guerra de los Mil Días, entre liberales y conservadores, que generó odios entre seguidores de ambos grupos políticos y en algunas regiones generó crisis económica especialmente en las rentas del Estado porque los gastos militares fueron el elemento predominante del gasto público (Junguito y Rincón 2004). En algunos departamentos, con miras a saldar el déficit fiscal, dieron en concesión estos recursos a empresarios y compañías privadas. En Boyacá en 1902 se creó la Compañía Boyacense de Licores, con el fin de administrar, explotar y sacar beneficio de la renta de aguardiente del Departamento de Boyacá, en la que participaron personajes de la política regional como Alejandro Rivadeneira y Luis Jiménez López,13 una propuesta similar la planteó José María Pepe Sierra, un antioqueño que logró hacer fortuna en diversas regiones del país entre otros con la administración de las rentas del aguardiente (Álvarez 2001). Luis Jiménez López en la década de los años veinte hizo parte de la convención oriental del partido conservador, sobre su participación en política en los primeros años aún no tenemos registros.

En el primer decenio del siglo XX una de las empresas de mayor auge fue la de licores al igual que el manejo de las rentas. En Boyacá en 1903 se creó una sociedad civil colectiva, con el fin de comprar aparatos y útiles para la producción, envase y venta de cerveza;14 para el caso de Boyacá fue una innovación porque con la producción de cerveza se quería competir con la producción de chicha, que era una bebida muy común en esta región. El objetivo de la empresa era producir cerveza blanca y negra de buena calidad, con lo cual se pretendió modernizar a la población con el consumo de una bebida procesada, como había ocurrido en Bogotá y Medellín; cabe señalar que a comienzos del siglo XX la producción artesanal de cerveza se tecnificó, así, las empresas tecnificadas y de mayor producción, de modo paulatino, asumieron el monopolio de la producción y comercialización de cerveza, mientras las empresas locales y de producción artesanal paulatinamente desaparecieron.

Con miras a reactivar el comercio en un periodo de posguerra, en 1905 se creó la sociedad anónima, con el fin de establecer una casa de importación y exportación directa, constituida con un capital de $10.000.000, sobre esta empresa no tenemos mayor información, pero es importante resaltar la pretensión de inversión para insertarse en el mercado mundial, especialmente en actividades comerciales.15

Con respecto a las empresas dedicadas a la compra y venta de mercancías extranjeras, en 1911 se consolidó una sociedad colectiva dedicada a la compra y venta de mercancías extranjeras con un capital de $15.000, aportado por cada uno de los tres socios en partes iguales, unos en mercancía y otros en efectivo.16 En 1912 igualmente se estableció una sociedad colectiva de comercio, Roldán Díaz y Compañía, dedicada a la compra y venta de fincas raíces, al cultivo y venta de algodón y cacao, las sedes serían Bogotá y Tunja17. Esta última aunque no tenía una sede propia, generaría recursos para la ciudad y para la región, cabe señalar que durante este lapso la producción y el comercio empiezan a ser interregional, lo que genera movilidad de los productos y del capital.

En 1915 se constituyó una empresa dedicada a la comercialización de artículos manufacturados importados, representación y agencia de casas extranjeras y del interior de la República, no explicitan actividades concretas de esta empresa, la inversión es de $300 de oro inglés aportado por los dos socios en partes iguales.18

Estos socios tenían relaciones económicas con otras compañías, especialmente casas Americanas como Viera y Compañía, lo que nos aporta una pista frente a las relaciones económicas y a las posibles redes de comercio establecidas.

En 1920 se consolidaron asociaciones de tipo comercial. Juan Lammoglia, de origen italiano, y Vicente Zárate, decidieron consolidar una sociedad para la compra y venta de artículos de consumo, especialmente de cigarrillos, la que contaría con un capital de $2.700, aportado por ambos socios, Zárate $1.500 y Lammoglia $1.200.19 Asimismo, se estableció una tipografía, la que contaría con dos máquinas una de pedal y otra de mano, se trataba de combinar el capital y el saber para poder afianzar la producción.20 Por su parte la sociedad Ortega, Atehortúa y Riaño se ocuparía de la compra, permuta y venta de mercancías extranjeras y del país, adicionalmente del negocio de la ganadería.21 Pero, ¿de qué forma estas inversiones se asociaron con el boom de la economía colombiana, que generó cambios sustanciales en la producción, comercialización e industrialización del país?

El cierre de importaciones de productos extranjeros durante la Primera Guerra Mundial 1914-1918, según Sylvia Díaz (1997), y, Roberto Junguito y Hernán Rincón (2004), incrementaron la crisis fiscal, puesto que disminuyeron los derechos de importación y salinas. Para mediar esta situación, los diversos gobiernos debieron adoptar políticas económicas, entre otras: el incremento de nuevos impuestos y el control de los gastos de inversión pública. Desde otra perspectiva, el periodo de la guerra y posguerra favoreció la producción económica privada que llevó a producción de materia prima como algodón, azúcar; por otra parte, la empresa de producción familiar se transformó en compañías y asociaciones, caracterizadas por la innovación tecnológica y el incremento en la producción.

El dinero recibido por la indemnización de la pérdida de Panamá, $25.000 millones dólares, fue el inicio del despegue económico de Colombia porque esa suma representaba diez veces la reserva internacional del país y equivalían al 50% de las exportaciones anuales. Adicionalmente a la indemnización, de igual modo, se puso en funcionamiento la política económica planteada por el entonces presidente de Colombia, Pedro Nel Ospina a partir de las recomendaciones de la Misión Kemmerer, en términos de la consolidación de un banco central y de la política monetaria (Junguito y Rincón 200). En Boyacá se pudo apreciar un crecimiento en el número de empresas que pretendía fortalecer la producción artesanal y el comercio como se aprecia en las escrituras que se relacionan en lo sigue.

En 1925 se establecieron tres tipos de negocios con la característica de sociedad comercial. La compañía Víctor M. Reyes y Compañía, se ocuparía de la compra y venta de mercancías extranjeras y nacionales, la que contaría con un capital de $800 aportada por los socios.22 La empresa Beltrán y Quintero, también tenía como objetivo la realización de negocios como la compra y venta de diversas mercancías de consumo personal, alimentos, agricultura y panadería. El capital social era de $16.000, de los cuales el socio Beltrán aportaría un inmueble en el municipio de Arcabuco, de 27 fanegadas, avalado por $1.370,00; y en mercancía extranjera $3.600; $5.000 en dinero en efectivo; por su parte, el socio Quintero aportaba la administración directa del negocio, y parte de su casa de habitación, de esta manera la sociedad se complementaba tanto con el capital como con el trabajo.23 Igualmente, se estableció la compañía Alejandro Currea y Peña, con el fin de comprar y vender mercancías extranjeras y del país, y comprar y exportar frutos del país, el capital de la compañía era de $2.000 dólares, distribuidos así: el socio Currea aportaría $1.000 en mercancía, y $1.000 el socio Peña, consignados en el Banco de Boyacá.24

En 1926 se registraron dos empresas dedicadas al comercio, la primera Acevedo y Granados, dedicada a la compra y venta de mercancías nacionales y extranjeras y a la representación de casas productoras de estos productos; el capital social sería de $13.500, que los socios aportarían: Granados Mota $5.000 en efectivo, $800,30 —aportados en letras de cambio—;$5.065,99 —representados en mercancías del almacén Granados Motta—; $2.393,28 en mercancía que en poder de Eliécer Acevedo y que pertenecía a Granados Motta; y en dinero en efectivo $2.732,40. Eliécer Acevedo aportaría la suma de $2.500.25 Y la segunda, Quintana y Peraza-Almacén del Fique, dedicada a la introducción, compra y venta de mercancías extranjeras y del país, su fuerte era vender por mayor, especialmente en los municipios aledaños; el socio Quintana era socio capitalista y Peraza socio industrial, el negocio se inició con $500 como capital social.26

En 1927 se consolidaron dos sociedades de comercio, la sociedad Higuera López y Compañía, cuyo objeto era la importación y venta de artículos de consumo diario, la compra y venta de productos del país, la representación de casas y empresas comerciales nacionales y extranjeras, el capital de esta era de $2850; aportados de la siguiente manera: el socio López $1800; y el socio Higuera $1050; esta compañía se liquidó a los 15 días, se desconocen las causas.27 La empresa Guizado, Ibarra y Compañía, cuyo objetivo era la importación y venta de drogas representadas en casas comerciales nacionales y extranjeras, y cualquier otro tipo de negocios de tipo comercial, el capital de esta compañía fue de $2.000, cuya sede sería en la ciudad de Bogotá.28

La sociedad Cárdenas y Strauch se conformó en 1928 con el fin de comprar y vender las mercancías de la fábrica de Samacá, los pedidos de la mercancía se harían en el almacén del señor Martín Perry.29 El capital de la compañía era de $3.000 aportados por el socio Cárdenas, que se convertía en socio capitalista, mientras que Strauch era el socio industrial, es decir el administrador de los recursos y de la sociedad. Por otra parte, la compañía Rivas Hermanos, abrió una sucursal en la ciudad de Tunja, destinada a la venta por mayor y detal de todo tipo de mercancías.30

En 1929 se crearon empresas dedicadas al comercio de víveres, mercancías, drogas, explotación maderera y venta de artículos para hombre, especialmente sombreros. La sociedad Dulcey y Becerra, dedicada a la compra y venta de víveres se conformó con $3.000 aportados por los socios en partes iguales.31 La sociedad Celestino Ayala y Compañía tenía por objeto comprar y vender toda clase de mercancías, casas negociables inclusive fincas inmuebles y su sede estaba en Tuta, el capital de esta empresa era de $1.000 aportados por el socio Celestino Ayala, mien tras que Domingo Ayala era socio industrial y su actividad estaba en la administración del negocio.32 La empresa Galán y Martínez y Compañía, se dedicaba principalmente a la compra y venta de drogas, mercancías, varios efectos comerciales, semovientes, muebles e inmuebles del país y del extranjero, esta tenía su sede en Garagoa y Tuta, principalmente.33

Juan Lamoglia, de origen italiano, consolidó dos tipos de negocios que fueron significativos, en el primero se asoció con Luis Cetina y consolidaron la empresa, Juan de lammoglia y Compañía, para la fabricación de loza en los departamentos de Boyacá y Santander y en los respectivos centros, expendios y explotaciones; Lammoglia era socio capitalista y Cetina socio industrial, el capital social era de $7.000. Cetina se comprometió a comprarle el negocio a Lammoglia en un tiempo de dos años, la mercancía a precio de costo y en concordancia con los inventarios.34 En caso de que Cetina no pudiera comprar el negocio le quedaba prohibido montar un negocio similar, trabajar como administrador o empleado de un negocio, por un término de 10 años. Si Cetina hacía la compra del negocio debía aceptar nuevamente como socio a Lammoglia a su regreso de Europa. Las obligaciones del socio industrial eran administrar directamente el almacén, atender las ventas y llevar los libros de contabilidad. La firma de la razón social estaba a cargo de Lammoglia. Con las mismas características del negocio anterior José Lammoglia se asoció con José Martino, el primero socio capitalista y el segundo socio industrial. El objetivo de la sociedad era explotar el negocio de los sombreros y artículos para hombre en general, a partir del almacén que tenía Lammoglia desde tiempo atrás. El capital de la sociedad era $6.000 oro. Se establece que el administrador sería Martino, mientras llegaba de Italia el joven José Vitolo que sería integrado como socio y como administrador del negocio. A José Martino le correspondió administrar el almacén personalmente, arreglar los sombreros, y llevar las cuentas. Lammoglia era el encargado de la papelería y manejo la firma.35

En 1930, igualmente, se estableció una sociedad de comercio, Segura y Ramírez, para explotar la industria de compraventa de artículos de consumo, tales como: azúcares, harinas, cigarrillos, cervezas; cada socio aportaría la suma de $500, moneda legal y corriente.36 La empresa Zambrano, Sánchez y Compañía, tenía por objeto el expendio y venta de gasolina y demás enceres para autobuses y camiones, tales como: aceites, grasas y llantas, se inició con un capital de $2.400 oro, aportado por los socios, así: Segundo Sánchez $1.200 representados en una bomba de medir gasolina valorada en $650, y $550 en efectivo; Luis María Sánchez $600; Luis E. Zambrano $600.37

Durante este lapso se disolvieron las compañías Duque y Vanegas en que se presenta un balance sobre la inversión, los gastos y los materiales;38 y la sociedad González Silva y Compañía S.A.,39 se desconocen los factores que llevaron a la clausura de las compañías.

Otro tipo de empresa comercial que se estableció fue el negocio de las droguerías, así, en 1913 se consolidó una empresa para la compra y venta de drogas y especialidades farmacéuticas, la que fue disuelta en diciembre del mismo año.40 Por su parte, Pedro José Acevedo y Calixto Torres Umaña en 1914 constituyeron una empresa para la compra y venta de drogas y toda clase de medicamentos.41 Durante este periodo la comercialización de medicamentos fue uno de los negocios centrales de los boyacenses en asocio con extranjeros. Miguel Ruget, de origen Francés, creó una droguería y luego la disolvió en 1916, posteriormente se convirtió en socio de Delascar Mariño para constituir la Droguería Colombiana, dedicada al comercio de drogas y especialidades farmacéuticas,42 posteriormente esta compañía se disolvió en 1917.

El negocio de las droguerías se ve como una constante en las décadas de los años diez y veinte, uno de los pioneros fue Miguel Ruget, aunque disolvió las dos primeras compañías, posteriormente en 1919, se asoció con Jorge Enrique Álvarez y se convirtió en socio industrial, es decir un personaje que tenía el saber y los contactos, además debía administrar el negocio, su función era aprovechar un capital, en este caso $200 para ser invertidos en compra y venta de medicamentos. La presencia de los extranjeros, a pesar de que no tenían capital, fue fuerte. Puede apreciarse incluso en el nombre de la compañía Miguel Ruget y Compañía. Por otra parte, el socio Enrique Álvarez debía responder por los créditos, mientras Ruget podía utilizar la firma para realizar negocios, contratos y para el pago de las letras. Las utilidades al igual que las pérdidas se debían dividir por mitad,43 de acuerdo con estas condiciones el capital invertido por los extranjeros tendía a fortalecerse y no tendría pérdidas, situación en desventaja para los socios boyacenses.

En 1928 se consolidó la empresa comercial Droguerías Unidas, dedicada a la venta de drogas con el fin de introducir y vender drogas extranjeras y del país, el capital social de la compañía sería de $18.000, que los socios aportaron en partes iguales de a $6.000 cada uno, los socios Cifuentes y Romero aportaron $12.000 en drogas de las existentes en la Farmacia y Droguería Cifuentes y Romero, mientras el socio Agudelo aportaría los $6.000 en efectivo.44

Con miras a fortalecer el comercio igualmente se crearon empresas que pretendían proyectar la producción pecuaria. En 1913 se consolidó una empresa dedicada a la compra de ganado vacuno y caballar con miras a establecer un hato de vacas, de la cual se explotaría la leche y sus derivados y la venta de los semovientes.45 En 1919 se consolidó una compañía en comandita M. A. y C. Pinedas y Compañía, dedicada la compra y venta de semovientes y frutos del país, los dos socios de origen boyacense aportarían un lote para el sostenimiento de los semovientes.46 Así, se pretendió aprovechar los recursos del medio para su procesamiento y comercialización con miras a satisfacer el mercado interno y proyectar el intercambio con otras regiones.

Leonardo Villar y Pilar Esguerra hacen una reflexión sobre la interpretación a las políticas arancelarias en América Latina y Colombia, señalando que no necesariamente se generaron políticas de libre cambio, sino que por el contrario las tarifas de Colombia y Brasil superaban en cerca de diez veces las de China o India. La tesis sostenida por Villa y Esguerra (2005, 4) señala que "la necesidad de una mayor protección fue consecuencia de una base exportadora pobre y poco diversificada, en un contexto en el cual el país no contaba con acceso a la financiación externa. A medida que aumentaron los ingresos de divisas por exportaciones o aumentó el acceso al financiamiento externo, el país pudo avanzar en el proceso de liberalización del comercio". El debate sustentado es de gran relevancia para la comprensión del desarrollo económico del país, sin embargo, los estudios regionales permiten apreciar las particularidades y características propias de cada región, de modo especial, en lo relacionado con inversión de capitales, el alcance de los mercados y la dificultad de transporte para generar cambios profundos en el mercado.

La tercera década del siglo XX a nivel nacional estuvo acompañada, como ya se señaló, por un fuerte auge económico debido a la bonanza cafetera, a la inversión extranjera y a la indemnización de los Estados Unidos a Colombia por la pérdida de Panamá con 25.000 dórales, lo que se pudo apreciar en el número de compañías consolidadas. Por otra parte, al finalizar la década de los años veinte en el contexto internacional vino la caída de la bolsa de valores de New York, que a nivel de la economía del Estado se generó una paralización en la inversión; sin embargo, en Boyacá durante este lapso se pudo apreciar un incremento en la consolidación de negocios, al respecto retomamos la tesis de Víctor Álvarez (2007) en el sentido de que el empresario aprovecha esas coyunturas de crisis y las convierte en una oportunidad para sus negocios. La reflexión que surge tiene que ver con el capital utilizado, la acumulación y la perspectiva de inversión.

Empresas productoras o explotadoras de recursos naturales

Como se pudo apreciar, tanto las empresas de servicios como de comercio se concentraron básicamente en el área urbana y desde allí pretendieron satisfacer la demanda del sector rural. Las empresas que pretendieron explotar el sector agropecuario no lograron mayor impacto en la región, tal vez por la tecnología utilizada, por el capital invertido, o por la mentalidad de producción y comercialización de los boyacense. Otra de las industrias que se consolidó en la época fue la explotación de recursos naturales, con la que se pretendía aprovechar los recursos del medio para satisfacer ciertas necesidades. Algunas de las empresas que se consolidaron durante este lapso: explotación de carbón, asfalto, fique, explotación maderera y producción de loza.

Durante el gobierno de Rafael Reyes (1904-1905), las políticas económicas gubernamentales pretendían tener mayor intervencionismo con el fin de cambiar la estructura productiva hacia una mayor industrialización, bajo la perspectiva de que la industrialización era el motor del progreso. En 1904 se consolidó una compañía para la extracción y venta de carbón mineral, considerado para la época uno de los minerales más importantes en la producción energética. Esta compañía se denominó Caicedo y Díaz, ubicada en la Vereda de Varón, en jurisdicción de Tunja, los socios aportarían transporte tanto bueyes como camiones de carga; el socio Gabriel Díaz sería el encargado de vigilar la explotación y supervisión de los trabajadores, dada su experiencia como ingeniero.47

En 1905 se concedieron algunos subsidios directos en dinero que impulsaron la creación de fábricas de tejidos, como la de Samacá, con subvención de dinero del Estado que tuvo una cobertura amplia en el sector de producción y comercialización de telas.

En 1912 se creó una empresa encargada de la explotación y purificación de los yacimientos de asfalto, ubicados en el municipio de Pesca para explotar el asfalto existente en esta localidad y en otros lugares cercanos. La compañía también se ocuparía de la pavimentación de calles, construcción de pisos, techos para habitaciones y en general para promover arreglo de viviendas.48 Este tipo de empresa se proponía explotar un recurso mineral para modernizar lo relacionado con infraestructura, con el fin de mejorar las condiciones de vida de los habitantes. En 1919 se consolidó una sociedad colectiva de comercio, para la explotación de asfalto montaje y apertura- explotación de las minas de asfalto denominada Rivadeneira y Compañía. Se debía explotar el asfalto existente en el terreno denominado El Salitre en la Vereda Agua Blanca del municipio de Tuta.49 Este tipo de actividad se perfilaba con una connotación de modernización especialmente para la construcción de infraestructura vial, durante este lapso el asfalto podía ser utilizado también en los pisos de las casas.

Las empresas de agroexportación fueron pocas, pero pretendieron generar cambios sustanciales en la proyección, precisamente en 1912 se consolidó una compañía con el fin de explotar la hacienda Santa Bárbara en Chiquinqurá. El objetivo principal fue cultivar, explotar y mejorar la producción de la hacienda con la cría y engorde de cerdos, cría y engorde de ganado, cría y negocio de bestias, cultivo de cacao, café, caña de azúcar y algodón. El capital de la sociedad era de $420.000, aportado por partes iguales entre los tres socios.50 Este tipo de negocios aunque amparados en las políticas económicas del momento pretendieron generar cambios al incorporar productos como el café que habían logrado incursionar en el mercado nacional e internacional (Kalmanovitz y López 2005).

Entre 1913 y 1915 se consolidó una empresa para la explotación de fique mediante el establecimiento de una planta defiladora,51 esta empresa demandó la compra de dos lotes de 67 fanegadas para el cultivo de fique, el establecimiento de una planta, que refleja el uso de la tecnología, y el estudio población que se beneficiaría del producto.

En la década de los años veinte del siglo XX la economía del país se centró básicamente en la construcción y mejoramiento de infraestructura vial, en la expansión del mercado del café, fortalecer la inversión extranjera y en el incremento del proceso de industrialización. En Boyacá durante esta década también se formaron algunas empresas para curtir cuero, elabora zapatos, elaborar loza, explotar madera y mejorar la producción pecuaria.

En 1920 se estableció la compañía Ferrería de Pensilvanía, industria de curtir pieles de toda clase, la que tendría su domicilio en la ciudad de Tunja, el capital de la compañía era de $3.000, dividida en dos acciones.52 En 1923 se consolidó una fábrica de loza que operaría en los departamentos de Boyacá y Santander, denominada Olivos Neira y Compañía,53 ésta inició con un capital de $1.00. En la compañía, conformada con socios boyacenses, también se percibió la relación del socio capitalista y del socio industrial, este último debía garantizar la expansión del producto y sobre todo involucrar a sus hijos en la elaboración de la loza, con miras a garantizar el éxito del negocio. Hacia 1928 igualmente se consolidó la empresa González Silva y Compañía S.A con el fin de explotar toda clase de negocios relacionados con la industria de maderas y labores agrícolas en general. El capital de la sociedad sería de $35.000, divididos en 14 acciones, a razón de $2.500 cada acción. La empresa fue liquidada parcialmente en lo correspondiente al globo de tierra de Peñas Blancas.54 La sede de la compañía era la ciudad de Tunja. Por su parte, la compañía Salazar y Vargas tenía por objeto explotar el arte de la zapatería, dedicándose a la confección y composición de calzado; el capital de la compañía sería de $600, que aporta en su totalidad el socio Salazar como socio capitalista, y Vargas como socio industrial.55 La sede de este almacén sería Soatá.

La compañía Arturo González e Hijo, cuyo objetivo era explotar las tierras de la finca El Albergue, en los ramos agrícolas, pecuarios e industrias. Las actividades se centraron en el desarrollo y cría de ganado, siembra de cementeras e industrias anexas, y la venta de productos de estas industrias.56 El socio Arturo González aportó la finca El albergue a la sociedad, ubicada en el municipio de Tuta; cada socio podía tener de seis a diez bestias, ninguno podría usufructuar los frutales aledaños; igualmente tendrían acceso al usufructo de una mina de carbón, de propiedad de González Castillo que estaba ubicada en la vereda La hacienda; por su parte González castillo aportaba el agua necesaria para el regadío de la hacienda, el capital de la compañía era de $6.000 oro.

La crisis económica europea del periodo entre guerras generó una amplia migración de intelectuales, mercaderes y comerciantes, que pretendieron encontrar en esta zona materia prima, fomento a la actividad empresarial, consumo e intercambio interno, que fueron vistas por los migrantes como oportunidad para el enriquecimiento.

Aunque estas empresas fueron innovadoras en la explotación de los recursos, no lograron generar cambios sustanciales, tal vez por la cantidad de capital invertido o por la forma como eran administradas. Sin embargo, en términos generales se convirtieron en organizaciones productoras de recursos que para la época generaron movimiento de capital, aunque no lograron impactar en la economía nacional.

Conclusiones

En Boyacá, durante el periodo 1900-1930, se consolidaron aproximadamente 60 organizaciones entre compañías y asociaciones, las cuales estuvieron dedicadas a actividades comerciales, compra y venta de mercancías nacionales y extranjeras, droguerías, artículos de consumo, compra y venta de ganado, explotación de fique, tipografía, actividades financieras, banca, venta de sombreros, empresa de trasporte, entre otras. Sin embargo, pese al número de negocios, no se generaron amplios procesos de industrialización o comercialización que incidieran en la transformación económica y social del departamento.

El desarrollo económico de Boyacá estuvo articulado principalmente al comercio de mercancías, sin embargo se pudieron apreciar otras actividades relacionadas con el medio físico natural, entre estas: explotación maderera, el comercio de ganado, la explotación de fique, la producción de asfalto, y finalmente el surgimiento de empresas de transporte, que han tenido una gran trayectoria en el Departamento. Es de resaltar que los recursos para la inversión a los que se hace alusión eran pocos, tal vez por eso muchos de los negocios se quedaron en el escenario local y regional; mientras que por la misma época se creaban, en otras regiones del país, empresas como Peldar, Colteger, Gaseosas Postobón con partieron de la iniciativa de empresarios, que vieron en ciertas coyunturas una oportunidad para la inversión y la expansión del capital.

Es de resaltar que la inversión registrada para la consolidación de las empresas corresponde a un pequeño porcentaje, tal vez estos aspectos no permitieron la proyección económica y el crecimiento de la actividad comercial o industrial. Las bases económicas de la región boyacense se centraron básicamente en el plano mercantil, con artículos de primera necesidad y algunos negocios que pretendían potencializar los recursos existentes en la región; casas comerciales de compra y venta de productos nacionales y extranjeros; posiblemente su actividad se centró en la satisfacción del mercado local con poca proyección a nivel nacional e internacional.

Los periodos de crisis a nivel nacional e internacional se convirtieron en una oportunidad para incrementar el número de empresas y la inversión extranjera en la región, especialmente con la presencia de italianos. Con respecto a la época de crisis se pudo apreciar que hubo un incremento del número de empresas creadas con posterioridad a la Guerra de los Mil días, igualmente debido a las políticas económicas emitidas por el presidente Rafael Reyes y su proyección de crecimiento económico; con posterioridad a 1914 se consolidaron varias organizaciones de comercio, Y en la década de los años veinte las inversiones se centraron tanto en el comercio, en los servicios públicos como en la explotación de los recursos naturales, aunque con poco capital invertido.

Otra de las características de la producción de la región del centro de Boyacá fue la empresa rural, por lo que las haciendas no fueron vistas solamente como la herencia productiva, sino como un mecanismo para asociarse, producir e intercambiar productos, una forma de lucro. Un aspecto central fue la tecnificación en la producción de pastizales, de ganado y en genera de productos agrícolas.


1. Cabe señalar que en próximos estudios se contrastará la información del Archivo Notarial con otras fuentes.

2. Archivo Regional de Boyacá (en adelante ARB), Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 1376, Tunja, 22 de noviembre de 1903.

3. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 34, 31 de enero 1916

4. La Misión fue coordinada por Edwin Walter Kemmerer, economista estadounidense, profesor de Economía en la Universidad de Princeton (Estados Unidos) con el fin de emitir un diagnóstico sobre el sistema monetario y plantear algunas políticas, a fin de consolidar la estabilidad monetaria. Vale la pena señalar que este estudio también se realizó en otros países latinoamericanos.

5. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Empresa constituida mediante escritura pública 13776 de 22 de noviembre de 1903, otorgada en la Notaría segunda, reforma, mediante escritura núm. 406 de 20 de agosto de 1906.

6. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 577, 26 de junio de 1926.

7. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 675, 14 de julio de 1918.

8. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 1042, 4 de diciembre 1918.

9. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 729, 6 de noviembre 1930.

10. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 78, 4 de febrero de 1920.

11. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 294, 13 de mayo de 1930.

12. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Contrato realizado a través de la escritura núm. 291, 11 de mayo de 1930.

13. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 640, 24 de diciembre de 1902. Esta compañía fue disuelta en 1905.

14. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 681, 22 de julio de 1903

15. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 311, 29 de abril de 1905

16. Esta sociedad Colectiva de comercio funcionaría bajo la razón social de "Galvis, Díaz y Compañía". Cf. ARB,Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 175, 8 de abril de 1911.

17. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 251, 1 de mayo de 1912.

18. El nombre de la empresa fue Dulcey y Peralta y Compañía. Cf. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 529, 3 de agosto de 1915.

19. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 145, Tunja, 28 de febrero de 1920

20. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 1006, 21 de noviembre de 1920

21. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 36, 23 de enero de 1920.

22. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 252, 2 de mayo de 1925

23. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 153, 16 de febrero de 1925.

24. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 330, 30 de marzo de 1925

25. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 589, 18 de septiembre de 1926.

26. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 149, 6 de febrero de1926.

27. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 472, 22 de junio de 1927. Se clausuró por medio de la Escritura núm. 458 de 6 de julio 1929.

28. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 335, 11 de mayo de1927.

29. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 300, 10 de mayo de 1928,

30. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 668, Tunja, Notaría Primera, 1929, 15 de junio

31. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 94, 2 de febrero de 1929.

32. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 206, 14 de marzo 1929.

33. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 714, 25 de octubre de 1929.

34. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 148, 22 de febrero de 1929,

35. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 375, 11 de abril de 1929.

36. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 395, 11 de mayo de 1930,

37. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 433, 23 de mayo de 1930

38. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 658, Tunja, 7 de octubre de 1930

39. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 775, Tunja, 26 de noviembre de 1930,

40. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, La Farmacia Popular se creó con la Escritura núm. 7 de la Notaría Primera de Tunja el 4 de enero de 1913; y se disolvió mediante Escritura núm. 964 de la misma notaría el 24 de diciembre de 1913.

41. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 93, 24 de febrero de 1914,

42. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 125, 7 de abril de 1916. Esta asociación se disolvió en enero de 1917, mediante escritura núm. 15, 15 de enero de 1917.

43. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escrituras núms. 174 de 1911, 93 de 1914, 251 de 1912, 487 de 1913, 34 de 1916, 125 de 1916, 246 de 1919, 15 de 1917, 377 de 1919, 367 de 1919; ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, 79 de 1919, 312 de 1919.

44. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 1134, 19 de octubre de 1929,

45. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 246, 19 de agosto de 1916,

46. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 377, 5 de julio 1919,Empresas productoras o explotadoras de recursos naturales

47. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 1010, 12 de septiembre de 1904

48. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Compañía Refinadora de Asfaltos, Escritura núm. 315, 20 de mayo de 1912.

49. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 822, 15 de septiembre de 1919

50. La empresa asumió la razón social Medina, Castellanos y Compañía. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 706, 23 de octubre de1912,

51. Esta empresa operó bajo la razón social Compañía Desfibradora de San Rafael. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 487, 4 de octubre de 1913.

52. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 337, 3 de abril de 1920,

53. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 602, 23 de octubre de 1923,

54. Conformada según Escritura núm. 782 de la Notaría de Ubaté de 20 de julio de 1929; y modificada por Escritura núm. 758 de la Notaría Segunda de Tunja, 8 de noviembre de 1929. En ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja.

55. ARB, Fondo Notaría Primera de Tunja, Escritura núm. 1085, 2 de octubre de 1929.

56. ARB, Fondo Notaría Segunda de Tunja, Escritura núm. 431, 4 de julio de 1930.

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