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Trabajo social

On-line version ISSN 2256-5493

Trab. soc. vol.22 no.2 Bogotá July/Dec. 2020

https://doi.org/10.15446/ts.v22n2.87053 

Entrevistas

Entrevista con Bárbara Zapata Cadavid*


Trabajadora social egresada de la Universidad de Antioquia, en 1987; realizó estudios de especialización en Terapia Sistémica en Sistemas Humanos-Centro de Consultoría-Bogotá / Kensington Consultation Centre-Londres, en 1998; obtuvo el título de maestría en Intervención en Sistemas Humanos, otorgado por la Universidad Central, en 2012. Se desempeñó como profesora del Departamento de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Humanas, de la Universidad Nacional de Colombia entre 1996 y 2013; tuvo a su cargo diferentes responsabilidades académico-administrativas. Fue investigadora y asesora del Programa de Acompañamiento Académico de la Universidad Nacional de Colombia en las sedes de Bogotá, Medellín, Leticia y Palmira, y de la Escuela de Justicia Comunitaria en Bogotá, Bajo Cauca Antioqueño y Arauca. Hizo parte del Comité Editorial de la revista Trabajo Social (2008-2018). Fue docente en las Universidad Central (20102013), en la maestría en Intervención en Sistemas Humanos y en la Universidad Católica Luis Amigó (2014-2016) en la especialización en Terapia Familiar. Actualmente, es docente de la maestría en Trabajo Social con énfasis en Familia y Redes Sociales de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, y en el Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Antioquia; en la maestría en Terapia Familiar y en la especialización en Familia, en la Facultad de Trabajo Social, de la Universidad Pontificia Bolivariana. Ha sido profesora invitada en la maestría en Familias y Género de la Universidad de Cartagena y en la maestría en Intervención Social de la Universidad Industrial de Santander.

Bárbara, es de nuestro interés conocer los motivos por los cuales optaste por estudiar Trabajo Social, tu experiencia como estudiante y tu trayectoria profesional.

Estudié en la Normal de Señoritas de Copacabana, un municipio de An-tioquia; soy normalista [...]. Cuando me gradué, no sabía que existía la carrera de Trabajo Social [...]. Siempre estuve inconforme con mi familia, me parecía autoritaria; mi papá era demasiado rígido y estricto, tenía muchos problemas con la autoridad, por ello sentía que vivía en una familia que no me gustaba [...]. Quería estudiar literatura, cuando vi que el perfil de los egresados era ser maestros; aunque me gustaba ser maestra, no aspiraba a serlo toda la vida [...]. Empecé a explorar otras opciones [...], identifiqué las posibilidades del Trabajo Social y de comunicación social, y escogí Trabajo Social [...]. Me gradué en la Normal, en 1975, e ingresé a la Universidad de Antioquia -en adelante, UDEA-, en 1977, pues, aunque había presentado el examen de admisión, en 1976, en aquella época, por la anormalidad académica se ingresaba cada año. En ese intervalo tuve la oportunidad de trabajar en el programa de Acción Familiar, me contrataron por ser maestra; había que dictar cursos a parejas y [brindar] acompañamiento en el proceso de aprender a utilizar métodos naturales de planificación familiar. Eso implicaba visitar a las familias, a las parejas en sus casas [...], dije "Esto es lo que yo quiero hacer el resto de mi vida", tengo que estudiar para ello [...].

En el primer año en la universidad, durante la Reconceptualización me desencanté, ya que escuché renegar de los métodos del Trabajo Social; había entrado con la expectativa de aprender metodologías para continuar mi formación […]; encontré que no me iban a enseñar metodologías, sino quiénes eran los verdaderos dueños del país, cómo se había desarrollado el modelo capitalista, cuál era la fase última del capitalismo, del imperialismo y demás [...]. En conclusión, tuve una excelente formación en ciencias sociales y una formación precaria en Trabajo Social […]. Cursé Trabajo Social; en ese tiempo no se denominaba individual, ni trabajo social de grupo o de comunidad, sino metodología integrada y [se dictaban] algunas asignaturas sobre problemas sociales rurales y urbanos. Había cursado tres economías políticas, dos economías colombianas, cinco psicoanálisis, porque tomé como línea de profundización el psicoanálisis; sabía en qué país vivía, cómo eran las condiciones de desarrollo del capitalismo, tenía algunas nociones sobre la subjetividad, pero de Trabajo Social, ni idea.

[...] Realicé la práctica en la Cooperativa Norma Estrada1 que había sido fundada por los profesores Antonio Puerta y José Adán Guzmán con otras personas del colegio La Enseñanza, para sus empleados, en el sector de El Poblado [...]; consideraba que la universidad no me había dado herramientas para el trabajo que desarrollamos, ya que la cooperativa es una organización de economía solidaria y había que hacer un Trabajo Social organizacional; éramos responsables del comité de educación [...] para la formación en cooperativismo de los asociados, y también había que desarrollar actividades específicas de intervención comunitaria [...]. Sin embargo, tal vez por el hecho de ser trabajadoras sociales, nos empezaron a llegar personas de la comunidad a hacer consulta […]; generalmente, después de los talleres sobre los principios del cooperativismo, se quedaban algunas madres, casi siempre solicitando consultas de tipo familiar, pues estaban preocupadas porque un hijo no hacía caso, o porque se estaba metiendo en pandillas; terminábamos haciendo asesorías, acompañamiento, consultoría. Esa práctica duró un año, era intensiva, iba acompañada de unos seminarios y de una asignatura electiva [...]. Victoria Eugenia Muñoz dirigía esta práctica [...].

¿Qué experiencias destacas de la formación en la UDEA?

Hay un tema, el cual creo que explica el tipo de formación que recibí y el currículo con el que me formé en la UDEA2. Los docentes, en su mayoría, eran egresados de la Universidad Pontificia Bolivariana -en adelante, UPB-, algunos de ellos ya se habían desempeñado en la docencia; considero que estaban haciendo un esfuerzo por darle una identidad al programa de Trabajo Social de la UDEA que lo diferenciara del de la UPB. Tal vez en ese esfuerzo, adhirieron de manera casi automática al movimiento de la Re-conceptualización como una manera de cuestionar al Trabajo Social clásico de aquella universidad [...]. La única profesora que no se formó en la upb era Olga Lucia Vélez, la primera egresada del programa de Trabajo Social de la de UDEA [...].

Otros acontecimientos en el país y en la universidad entre 1977 y 1987, implicaron que mi formación durara diez años […]; pude haber terminado en el año 85 […]; fue una época de grandes convulsiones políticas, el movimiento estudiantil fue muy activo. En la UDEA se vivieron unos episodios terribles3; hicimos un semestre por año [...]. Cuando reingresamos, el campus estaba militarizado.

¿Cuál fue el tema del trabajo de grado?

[...] recuerdo que declararon una amnistía para quienes no habían desarrollado el trabajo de grado, porque no presentaron su proyecto a tiempo; ofrecieron la posibilidad de hacer una sistematización de las prácticas […]. Nos asignaron un equipo de tutores en el que estaban Antonio José Res-trepo, Olga Lucía Vélez, y tal vez, también, Luz Beatriz Morales […]. Con Margarita Gallón, hicimos un acompañamiento al barrio Tricentenario, localizado entre la autopista Norte y la avenida Regional que se construyó con motivo de unos juegos olímpicos, como una ciudadela deportiva, luego vendieron esas casas y apartamentos. Era un barrio con unas fuentes de contaminación horrorosas; por un lado, el río Medellín, por otro lado, la autopista Regional y la avenida que conduce a la autopista Norte; estaba ubicado en un contexto de contaminación producida por unas fábricas de químicos; además por el transporte [...]; acompañamos a la comunidad en el proceso de verificar y denunciar los factores de contaminación [...]. No era fácil pelear con una industria de químicos y demostrar que estaban produciendo enfermedades en los niños [...]. Una vez que identificamos las fuentes de contaminación, los médicos certificaban que efectivamente los problemas respiratorios tenían que ver con ello; hicimos acompañamiento en ese ejercicio de denunciar, de buscar las instituciones que les podían ayudar a defenderse […]. Nuestro trabajo de grado fue la sistematización de ese proceso, bien novedoso para mí, pues no había tenido ningún tipo de experiencia cercana a ese trabajo comunitario. El medioambiente en ese momento no era una prioridad en la UDEA ni había sido un eje de formación importante, colonizamos un tema que era nuevo y que nos decía que el Trabajo Social también se encarga de esos asuntos; fue como ir descubriendo, con las experiencias prácticas otras posibilidades del Trabajo Social […].

¿Una vez culminaste el trabajo de grado cuál fue tu experiencia profesional?

Estaba terminando el trabajo de grado cuando me llamaron de la Fundación Universitaria Luis Amigó. Necesitaban una profesora de Antropología socio-familiar para enseñar en un programa de pedagogía reeducativa, formación sobre familia; sin embargo, la idea que había en el medio era que las únicas personas que sabíamos de familia éramos los profesionales de Trabajo Social. En la UDEA había una línea de profundización en familia, pero no la cursé a pesar de contar con experiencia en ese campo […], consideraba que quienes cursaban esa línea eran las estudiantes casadas, era para las madres; no sé qué imaginario tenía [...]. Decidí profundizar en la línea de psicoanálisis […]. Cuando me ofrecieron docencia en la Fundación Universitaria Luis Amigó para un curso de familia, debí estudiar en los cuadernos y libros de mis compañeras que habían tomado los cursos de familia […]. Luego participé en el diseño, sustentación y puesta en marcha de un programa de pregrado que otorga el título de profesionales en Desarrollo Familiar como en la Universidad de Caldas [...].

¿Cuánto tiempo estuviste vinculada a la Fundación Universitaria Luis Amigó?

Nueve años, primero como docente, luego como directora del Departamento [...]. Además estaba vinculada como docente a varias universidades de Medellín, en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid; también en la UDEA, en un primer momento me encargué de un curso de Política y Bienestar Social y luego de las asignaturas de familia […]. También participé en el comité interinstitucional para la familia, pues había trabajado en proyectos de investigación y en iniciativas dirigidas por Hernán Henao4, o sea, había logrado consolidarme en el equipo que lideraba lo académico en el tema de familia, por aquel entonces […].

La apertura económica que produjo la crisis de los textiles en el departamento de Antioquia y en el país, en general, nos afectó de manera particular; mi esposo trabajaba en la industria cuando empezó la crisis5. En 1995, decidimos irnos a Bogotá porque le ofrecieron una vinculación como ingeniero en una empresa de textiles; por ello renuncié a la UDEA [...]. Ángela María Quintero, profesora de la UDEA me recomendó con Rosa Margarita Vargas de Roa, Decana de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de La Salle y con Gloria Leal, directora del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Colombia […]. Empecé a estudiar en Sistemas Humanos, programa dirigido por Eduardo Villar Concha. Rosa Margarita Vargas me llamó para que coordinara el área de familia en la Universidad de La Salle [...], estando allá, María Himelda Ramírez se fue a estudiar un doctorado en la ciudad de Barcelona, por lo que Gloria Leal me solicitó que cubriera la cátedra de Trabajo Social Familiar. Empecé a trabajar como docente ocasional en la Universidad Nacional de Colombia y renuncié a La Salle. Cuando se abrió la convocatoria en el Departamento de Trabajo Social [...] me presenté y pasé el concurso. El periodo de prueba fue en el año 1999, a partir del 2000 ingresé como docente de planta de tiempo completo.

Juanita Barreto era la directora del Departamento; cuando ingresé como docente de planta […], tenía que asumir responsabilidades académicas en docencia, investigación y extensión. En ese momento cursó una invitación al Departamento a participar en un programa en la Localidad cuarta, San Cristóbal, en la época en la que Víctor Manuel Moncayo era el rector y el vicerrector, Leopoldo Múnera. Se trataba de participar en un proyecto de extensión solidaria [...], en el que participaban varios programas de pregrado y de posgrado; era un laboratorio. Se realizaban prácticas e investigaciones de economía, psicoanálisis, agronomía, medicina, enfermería [...], experiencias de distintas facultades de la universidad [...]. Obtuvimos financiación para algunos proyectos, entre ellos una investigación sobre calidad de vida, un proyecto de extensión en el que atendíamos a familias, y hacíamos terapia familiar en el barrio Ramajal, en una unidad básica de atención, con un equipo interdisciplinario […]. Varios estudiantes de Trabajo Social se vincularon e hicieron ahí sus prácticas, sus ejercicios de investigación y monografías, cuando las monografías eran el único requisito para optar al título; fue una experiencia formadora, coherente con la integración de la docencia, la investigación y la extensión.

¿Cuál fue tu participación en el montaje de la Maestría en Trabajo Social con énfasis en Familia y Redes Sociales, del Departamento de Trabajo Social, de la Universidad Nacional de Colombia?

[...] Durante la dirección del Departamento, a cargo de Gloria E. Leal, se retomó la idea de una maestría en Familia, teniendo en cuenta que unos años antes se había creado un grupo de docentes para trabajar en una propuesta conjunta con Eduardo Villar Concha, de Sistemas Humanos, que no prosperó; además, en el Departamento había publicaciones, docentes e investigadores con una trayectoria en estudios de familia y en Trabajo Social familiar; la directora me encargó la tarea de coordinar el comité académico y el ejercicio de construir el documento para presentar la propuesta de la maestría a la Facultad de Ciencias Humanas. Esa fue una actividad maravillosa, porque era coordinar un equipo de expertas; además, cada una con un énfasis bien específico y bien particular, y con unas formas de trabajo completamente distintas. Es decir, sentadas en un mismo escenario Yolanda Puyana, que es ejecutiva, que se le ocurren las ideas y para ponerlas en práctica ya; al lado de Yolanda López que pule tres páginas hasta que le quede la palabra perfecta en el lugar perfecto […]. Eran mundos completamente diferentes, además, dos enfoques distintos; el enfoque de Yolanda Payana era por el lado socioantropológico, de la política social y de género; la mirada de Yolanda López era por el lado psicoanalítico; adicionalmente, llegaba María Himelda Ramírez de su doctorado con la perspectiva histórica que no se nos podía perder; estaba Juanita Barreto con su perspectiva y su práctica sobre género […]; Claudia Mosquera con su discurso sobre las diferencias étnico-raciales; Clara María García, insistiendo en que se tuviera en cuenta a Vygotsky, por ejemplo6. Este proyecto fue una experiencia muy variada y rica en los discursos; tratar de recoger todas esas miradas y de condensar esas discusiones en una propuesta de maestría, fue todo un reto que duró cinco años. Además, la demora tuvo que ver, por un lado, con el esfuerzo de integrar esos discursos y, también, por una reforma curricular de los posgrados en la universidad7; cuando ya teníamos el documento listo fue necesario cambiar la estructura curricular, y rehacerlo. Todo eso atrasó el proceso, pero creo que finalmente ganamos, porque lo que logramos nos dio, a todas las que participamos, la confianza y la seguridad de una formación que recogía los acumulados del Departamento en investigación y en experiencias de práctica en distintos escenarios. Para mí fue un reto, un orgullo y un honor, y me sentí muy contenta desarrollando ese proceso largo y enriquecedor; creo que es una maestría sólidamente estructurada […].

[...] una vez aprobado el proyecto [...] organizamos los cursos y los equipos para asesorar la investigación. Mi participación ha sido en el énfasis de la maestría, sobre Familia y Redes Sociales [...]. Lo original de esta maestría es esa conexión entre familia y red, porque algunos programas de intervención y estudios sobre familia están centrados en la familia como unidad, como grupo, como institución. En esta maestría la idea es focalizar y analizar la relación sujeto-familia-sociedad, y creo que esa es una gran riqueza del proyecto de la Universidad Nacional de Colombia, y siempre he estado en ese eje, de hecho, el módulo del que me hago cargo es justamente un seminario sobre la perspectiva sistémica de la familia.

En Trabajo Social y, particularmente, en la Universidad Nacional, reconocemos dos enfoques para abordar la familia: el enfoque psicoanalítico y el sistémico construccionista social. Se programó un seminario de familia que desarrolla esos dos enfoques; me encargo del sistémico construccionista-social [...].

Nos interesa conocer otras de tus actividades académicas y el desarrollo de investigaciones y de publicaciones.

[...] En la Universidad Nacional tuve la oportunidad de participar en el Comité Editorial de la revista Trabajo Social, en donde se publican artículos producto de la investigación en el campo; como en otras iniciativas editoriales. Para la primera lección inaugural de la maestría, invitamos a la profesora Lena Dominelli de la Universidad de Durham del Reino Unido y programamos un seminario en el que participamos varias docentes del Departamento. De las memorias de ese evento y otras jornadas académicas, María Himelda Ramírez compiló un libro, donde hay un artículo mío8 [...]; así, resultaron varias publicaciones estimuladas por los proyectos colectivos del Departamento que tenían que ver con poner en letras de molde experiencias de trabajo investigativo, de extensión y de docencia; creo que es una posibilidad que permite ir sistematizando las experiencias académicas [...].

¿Qué nos puedes comentar de las experiencias en los proyectos de extensión que desarrollamos con el Departamento Administrativo de Bienestar Social del Distrito (DABS) y la investigación en las Comisarias de Familia?

[...] a finales de los años noventa, durante la alcaldía de Luis Eduardo Garzón9, en la subdirección de familia, había un equipo de profesionales muy interesado en esta temática [...]. Se hicieron unas alianzas con esa administración para organizar dos seminarios internacionales en los que participamos activamente y donde tuve un lugar en el Comité Académico10; ambos seminarios fueron coordinados por Gloria E. Leal, con un equipo de docentes del Departamento en interlocución con la Alcaldía, que logramos que fuera entre pares; gestionamos la invitación a profesores de otros países […]. Esa experiencia fue de una proyección comunitaria impresionante, porque además se organizaron en el momento que se estaba formulando la Política Pública para las Familias en Bogotá, que fue concertada a través de la participación en mesas de trabajo; los seminarios animaron la formulación y la instalación de la política [...]; fue un momento privilegiado en términos del desarrollo del tema de las familias en la ciudad y en la universidad, concretamente en el Departamento de Trabajo Social.

[…]. Dos años antes profesionales de las Comisarías de Familia, que en ese momento dependían de la Secretaría de Gobierno, nos solicitaron idear algunas estrategias de seguimiento de los casos que atendían; hicimos una primera formulación [...], fue el momento en que las Comisarías pasaron a hacer parte de la Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS)11. En el 2006, estos mismos profesionales deciden activar el seguimiento de casos y contratan al Departamento de Trabajo Social para que realice esa tarea y fui delegada porque también había estado en esa primera experiencia [...]. Construimos un proyecto que duró más de un año, el cual hicimos

con una docente del Departamento de Psicología y dos trabajadoras sociales […]. Este modelo de seguimiento de casos es el que se desarrolla en las Comisarías de Familia de Bogotá [...]. Es posible que se le hayan hecho algunos ajustes en materia de seguimiento, pero lo cierto es que el modelo continúa aplicándose, lo que demuestra que las acciones de extensión tienen impactos reales y efectivos en la sociedad y en las comunidades [...]; para el Departamento de Trabajo Social y para el área de familia, estos son impactos evidentes que se pueden apreciar.

¿Cuál fue tu experiencia en el primer proceso de acreditación del programa curricular de Trabajo Social en la Universidad Nacional de Colombia?

[...] En el año 2003, asumí la coordinación curricular del programa y Gloria Leal, la dirección del Departamento [...]. Ese fue el momento de la primera acreditación del programa [...] que nos obligó a organizar la información para el ejercicio de la autoevaluación; sin embargo, fue un reto, porque si acreditan el programa todo lo hemos hecho muy bien, si no lo acreditan, quien falló fue la coordinación; nos apoyamos la coordinadora, la directora, los docentes del Comité Asesor de Carrera; también contamos con la colaboración de estudiantes, hoy egresados, que realizaron un trabajo magnífico [...]. Ricardo Chaparro, Diana Silva y Jorge Andrés Cancimance […] son tres egresados ilustres que apoyaron el primer proceso de acreditación del programa […]. En esa época había una situación de crisis y de protestas en la universidad, así que una de las jornadas con los pares académicos, Antonio Puerta y Dora Piñeres De La Ossa, debimos hacerla fuera del campus, en uno los salones del Auditorio Alfonso López. A pesar de las tensiones logramos obtener la Acreditación de Alta Calidad.

¿Qué destacarías del desempeño de los estudiantes en las prácticas?

[...] A raíz de una visita que hicimos con la Directora del Departamento y los estudiantes de Trabajo Social a un Centro Zonal del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar -en adelante, ICBF-, identifiqué posibilidades; la profesora Gloria Leal me sugirió formular una propuesta de práctica para reiniciarla, pues se había cerrado ese campo y la retomamos, en 1997 [...]; dirigí prácticas en el ICBF hasta que me retiré de la universidad, ahí fui haciendo poco a poco mi nicho académico [...]. Los estudiantes de la práctica que orienté en el ICBF eran de alto perfil; de manera intuitiva procuraba tener unos estudiantes motivados por el tema de la familia, aunque no necesariamente tuviesen las mejores calificaciones [...]. Logramos formar personas que hasta la práctica no habían mostrado todo su potencial. Un grupo de estudiantes en el ejercicio, la interacción con el equipo docente y con el programa de Trabajo Social ha desarrollado habilidades de liderazgo y proyección.

¿Cómo hiciste cuando fuiste directora de prácticas en el icbf para sortear las dificultades, los cambios administrativos de la política y de los programas?

[…] de dos maneras, una, teniendo claro el objetivo de la práctica que es el entrenamiento y el acercamiento de los estudiantes al ejercicio profesional, y entendiendo siempre que los estudiantes iban a desempeñarse como profesionales en formación [...]. Esa fue una exigencia con las directoras de los Centros Zonales con las que me relacioné. Los estudiantes no vienen a hacer carteleras ni a llenar formatos, ellos vienen a desempeñarse como profesionales; tener claro que el objetivo de la práctica es formarse en el ejercicio profesional [...] y creo que hay otro elemento que tal vez es el de mi capacidad personal de relacionarme y es tratar de no pelear con nadie, sino de entender las lógicas de las instituciones, los cambios que ocurren y procurar negociaciones [...].

¿Por qué se cerró la práctica del ICBF en el Centro Zonal de Suba?

Se produjeron unos cambios de dirección y de algunos funcionarios; las personas que llegaron a dirigir el Centro Zonal de Suba no estuvieron de acuerdo en que los estudiantes pudieran realizar funciones de intervención profesional; algunos abogados eran celosos del trabajo de las estudiantes, porque tenían la idea de que ellas únicamente debían observar o diligenciar formatos, documentos, o hacer unas intervenciones muy básicas; especialmente un abogado [...]. Él decía que estábamos violando la ley porque permitíamos que los estudiantes desarrollaran procesos de intervención sin tener en cuenta que la trabajadora social de planta hacía la tutoría y el seguimiento a las actividades de los estudiantes [...]. Fue necesario hacer esa ruptura y decir, no, la práctica de la Universidad Nacional no se va a someter a estos condicionamientos; entonces cambiamos de lugar y nos fuimos al Centro Especializado en Puente Aranda. Este es un centro de protección especial donde se atienden las situaciones de los niños y niñas a quienes se les vulneran sus derechos; desde el punto de vista académico ofrece más posibilidades de identificar problemáticas y aprender [...].

En el montaje de la maestría nos planteábamos una pregunta: ¿es investigación en familia o investigación en Trabajo Social?

[…] creo que es investigación en Trabajo Social con énfasis en las familias y redes sociales; es una maestría en Trabajo Social […]. El énfasis en familia y redes sociales no significa que la investigación sea solo en familia [...], por eso una de las líneas es la investigación de la intervención, una línea que no se ha desarrollado suficientemente [...], que hay que fortalecer para desarrollar la disciplina; tenemos que trabajar la investigación sobre la intervención de Trabajo Social con familias, con redes o con comunidades, porque si el foco son las redes, no estamos pensando en la familia aislada ni en la comunidad, sino que estamos pensando en vínculos; creo que eso también nos va acercando a una aspiración que es fortalecer lo disciplinar del Trabajo Social. Esperemos que el rumbo de la maestría se vaya orientando por ahí.

Muchas gracias, Bárbara.

*Apartes de la entrevista realizada en Medellín el 15 de febrero del 2016, por Gloria E. Leal y María Himelda Ramírez, en el marco de la investigación: "La formación académica en Trabajo Social, Universidad Nacional de Colombia, 1990-2010", seleccionada en la Convocatoria Nacional de Proyectos para el Fortalecimiento para la Investigación, Creación e Innovación de la Universidad Nacional de Colombia 2016-2018.

1Norma Estrada, religiosa de la Compañía de María.

2El programa de Trabajo Social en la Universidad de Antioquia fue fundado en 1968.

3Entre julio y diciembre de 1987, los paramilitares asesinaron a diecisiete profesores y estudiantes de la Universidad de Antioquia, a los principales líderes del Comité de Derechos Humanos y a importantes activistas de la Unión Patriótica y de la Juventud Comunista del departamento (http://www.udea.edu.co/wps/portal/udea/web/inicio/campanas/1987-memoria).

4Hernán Henao, antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia, profesor de la Univer sidad de Antioquia y director del Instituto de Investigaciones Regionales (INER), fue asesinado por paramilitares el 4 de mayo de 1999.

5La crisis a la que se refiere Bárbara Zapata fue generada en el país por las políticas neoliberales de apertura económica, impulsadas durante el gobierno de César Gaviria Trujillo (1990-1994).

6La obra del psicólogo ruso Lev Vygotsky (1896-1934) se ha convertido en la base de muchas teorías e investigaciones sobre el desarrollo cognitivo en las últimas décadas, sobre todo desde la perspectiva de lo que se conoce como Teoría Sociocultural del Desarrollo.

7Acuerdo 033 de 2007, "Por el cual se establecen los lineamientos básicos para el proceso de formación de los estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia a través de sus progra mas curriculares".

8Bárbara Zapata Cadavid, "Investigar Narrativas Familiares", La Investigación y la práctica en Trabajo Social. María Himelda Ramírez (comp.). Colección Biblioteca Abierta, Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Trabajo Social, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2013.

9Luis Eduardo Garzón fue alcalde de Bogotá D.C. del 2004 al 2008.

10Seminario Internacional, "Familia, Cambios y Estrategias", octubre de 2005, y "Bogotá se piensa en Familia para Construir Democracia", noviembre de 2006.

11A partir del 1.° de enero de 2007, mediante el Decreto 556 del 31 de diciembre de 2006, se transformó el Departamento Administrativo de Bienestar Social del Distrito (DABS) en la Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS).

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