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Suma de Negocios

Print version ISSN 2215-910XOn-line version ISSN 2027-5692

suma neg. vol.3 no.1 Bogotá Jan./June 2012  Epub June 01, 2012

 

Artículo de investigación

Las transformaciones globales del mundo del trabajo y su incidencia en américa latina. elementos para analizar la situación de los jóvenes en Colombia

John Fernando Macías Prada1  * 
http://orcid.org/0000-0002-7662-8086

Paula Andrea Suescún Álvarez2 

1Sociólogo, Universidad de Antioquia, Medellín (Colombia). Profesor-investigador, Universidad de Antioquia.

2Socióloga, Universidad de Antioquia, Medellín (Colombia). Estudiante de Maestría en Políticas Públicas, FLACSO, Buenos Aires.


Resumen

En la sociedad colombiana contemporánea, al igual que sucede en muchos países del mundo, los-as jóvenes deben enfrentarse a una concepción del mundo del trabajo que ha cambiado radicalmente. En lugar de una rutina estable, de una carrera predecible, de la adhesión a una empresa a la que ser leal y que a cambio ofrezca un puesto de trabajo estable, los-as jóvenes se enfrentan ahora a un mercado de trabajo flexible, a empresas estructuralmente dinámicas con períodos de imprevisibles reajustes, a exigencias de movilidad. En la actualidad ellos y ellas viven en un ámbito laboral de transitoriedad, innovación y proyectos a corto plazo, lo que caracteriza una tendencia de la sociedad occidental en la que “somos lo que hacemos” y el trabajo siempre ha sido considerado factor fundamental para la formación del carácter y la constitución de la identidad. Este nuevo escenario laboral, que, aunque propicia una economía más dinámica, afecta profundamente a los sujetos, al transformar las nociones de permanencia, confianza en los otros, integridad y compromiso, que hacían que hasta el trabajo más rutinario fuera un elemento organizador fundamental en la vida de los individuos y, por consiguiente, en el caso de los-as jóvenes, afecta su inserción en la sociedad y en los mercados laborales. Tales problemáticas, de las cuales el desempleo de los-as jóvenes de Colombia en condición de marginalidad es sólo un caso, no pueden reducirse a los meros efectos desestructurantes de la globalización económica. Podría afirmarse que los problemas más visibles proceden, es cierto, de las conmociones que ésta entraña; pero a manera de hipótesis puede plantearse que hay otro padecimiento, más encubierto, los efectos destructores del individualismo contemporáneo, que remite de nuevo a la idea de una corrosión del carácter.

Puede afirmarse que los-as jóvenes en nuestra sociedad actual enfrentan nuevas formas de desigualdad, en las que fallan simultáneamente las instituciones que hacen funcionar el vínculo social y la solidaridad (crisis del Estado Benefactor), las formas de la relación entre economía y sociedad (crisis del trabajo) y las identidades individuales y colectivas (crisis del sujeto). Por no haber apreciado la importancia de esas conmociones, las fuerzas políticas tradicionales se encuentran cada vez más apartadas de la sociedad.

Palabras clave: Desempleo; Discursos; Empleo; Flexibilización del trabajo; Jóvenes; Globalización; Mundo del trabajo; Marginalidad; Neoliberal; Trabajo

Abstract

In contemporary Colombian society, as in many countries of the world, young people must deal with a conception of the working world that has changed radically. Instead of a stable routine, a predictable career, loyalty to a company that in return offers a stable job, young people now face a flexible labor market, they face structurally dynamic firms with unpredictable adjustments periods, they face mobility requirements. Currently they live in a transitory workplace marked by change, innovation and short-term projects, which characterizes a trend of Western society in which “we are what we do” and work has always been considered the key character and identity formation factor. This new labor scenario, albeit encouraging a more dynamic economy, profoundly affects individuals, transforming notions of permanence, trust in others, integrity and commitment that made even the most repetitive work a key organizing element in the lives of individuals and, therefore, in the case of young people, affects their integration into society and labor markets. Such problems, of which unemployment in young people in marginal condition in Colombia is just only one case, cannot be reduced to mere de-structuring effects of economic globalization. Arguably, the most conspicuous problems come, that’s true, from globalization’s inherent shocks; Nevertheless a hypothesis arises stating that there´s another condition, more covert, the destructive effects of modern individualism, which refers back to the idea of Corrosion of Character.

Arguably, young people in our society face new forms of inequality, which there’s a simultaneous failure in the institutions that run the social link and solidarity (welfare state crisis), the forms of the relationship between economy and society (labor crisis) and individual and collective identities (crisis of the subject). By failing to appreciate the importance of these shocks, the traditional political forces are more and more isolated from society.

Key words: rural social movements; the agrarian question; neoliberalism; resistance; identity

Introducción

En este artículo interesa dar cuenta de un tema de investigación que los autores estamos desarrollando; el motivo es presentar en un contexto internacional algunos elementos del escenario que se les presenta hoy a los y las jóvenes en el mundo del trabajo y al final mostrar las consideraciones que se han dado para profundizar el estudio en el escenario colombiano.

Se da a conocer un escenario mundial, con prácticas y variables sociales, que se han ido generalizando en el mundo del trabajo. El reto de la inserción laboral y las dinámicas a las que los y las jóvenes se enfrentan para poder lograrlo. Según Pierre Bourdieu, la juventud “no sería más que una palabra”, es decir, una creación social para definir un período etario que debiera cumplir, en nuestra época, con ciertas expectativas, pero que no siempre ha sido tratado como un actor social tematizable. La juventud pasa a ser objeto de discusión y análisis cuando los mecanismos de tránsito etario no coinciden con los de integración social, vale decir, cuando aparecen comportamientos definidos como disruptivos en los-as jóvenes, porque los canales de tránsito de la educación al empleo, o de la dependencia a la autonomía, o de la transmisión a la introyección de valores, se vuelve problemático.

La intención del artículo es mostrar la posibilidad de hacer investigación que nutra la formulación y ejecución de políticas para el empleo, dando a conocer en primera instancia a los jóvenes como actores sociales que viven hoy un escenario globalizado con elementos que han transformado al mundo del trabajo.

Escenario mundial y latinoamericano

Panorama general

Toda práctica social está condicionada por las dinámicas y procesos que se generan en los contextos socioculturales de los que hace parte; en esos contextos las prácticas sociales se objetivan y reconocen; asimismo, recrean significados y sentidos. Los contextos socioculturales a nivel planetario están condicionados hoy por el fenómeno de la globalización1, el cual ha afectado de manera profunda ámbitos centrales de las sociedades modernas, entre ellos la educación y el trabajo; poniéndolos en una situación de transformación profunda dictaminada por una ideología dominante denominada neoliberalismo2.

La preponderancia de los procesos económicos ligados a la globalización, entendidos como transnacionalización del capital (Amin, s.f.)3, el impacto revolucionario de los avances tecnológicos y telemáticos, el desarrollo de estrategias complejas de comunicación y producción material y simbólica y el afianzamiento del neoliberalismo en la dualidad democracia (como fórmula política) y libre mercado (como fórmula económica), se presentan como los aspectos sociológicamente más sobresalientes de las transformaciones estructurales actuales (Beck, 1998).

Esto ha influido directamente en los sistemas laborales y educativos de la mayoría de naciones, contribuyendo a la flexibilización y precarización del trabajo, a bajos ingresos e inestabilidad para millones de trabajadores y empleados alrededor del mundo, especialmente los-as jóvenes (OIT, 2005); asimismo, a la transformación de toda la estructura del sistema educativo para ponerlo al servicio de la acumulación de capital en escasas manos en detrimento de la calidad de vida de los sectores de la población más pobres y vilipendiados4.

Estos acontecimientos, naturalmente, se enmarcan en procesos de alta complejidad cuya interpretación y comprensión exige ejercicios de análisis multivariado; no obstante, es posible estudiar algunas de las variables que están en juego en la actualidad en dichos procesos, en particular de aquellos que se encuentran a manos de la ideología neoliberal imperante y que para el caso de esta artículo se relacionan, de un lado, con las prácticas laborales (trabajo) y educativas (educación); y, de otro, con la masa humana que compone gran parte de la población mundial y que es recogida bajo el concepto de juventud5.

Reestructuraciones y globalización neoliberal

El impacto de la globalización

Existe una fuerte coincidencia entre los analistas sociales en que el mundo productivo está sufriendo grandes y aceleradas transformaciones en el marco de la globalización, algo que se está dejando sentir en todas las esferas sociales. Así, el fuerte peso de las nuevas tecnologías, la economía y la importancia de conocimiento es lo que lleva al sociólogo español Castells (1998) a hablar de una nueva reestructuración del capitalismo, para dar paso a lo que denomina capitalismo informacional. Otros autores, como Robins y Webster (1998), conceptualizan los cambios que se están produciendo como el surgimiento del capitalismo cibernético, o sea, un sistema de control social basado en la capacidad del Estado y de las burocracias empresariales para coleccionar, procesar y utilizar grandes cantidades de información personal, en una magnitud inimaginable hasta hace pocos años, con el fin de seguir la trayectoria, tener a su disposición, coordinar y controlar datos y conductas de todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas.

Para entender la actual reestructuración del capitalismo en su transición de industrialismo al informacionalismo, como diría Castells (1998), habría que tomar en consideración los siguientes puntos fundamentales:

  • Las unidades y funciones dominantes de la economía se han constituido en un sistema global, es decir, un sistema que funciona como unidad en tiempo real a escala planetaria. La capacidad de dicho sistema global se caracteriza por ser un sistema dinámico y expansivo, segregante y excluyente: excluye no solo personas o productos, sino sectores sociales, segmentos de países y grupos de personas (Beltrán & Cardona, 2001).

  • El incremento de la productividad en la nueva economía tecnológica, la cual no depende de los factores de producción y su incremento cuantitativo (capital, trabajo, recursos naturales), sino que radica en la aplicación de las tecnologías de la información a la gestión, producción y distribución tanto en los productos como en los procesos.

  • La transformación de la cultura de organización y gestión de las empresas y la aparición de la producción flexible y automatizada, la descentralización de las grandes empresas, creando unidades semiatónomas: la proliferación de pequeñas y medianas empresas, la formación de redes de cooperación entre pequeñas empresas, entre pequeñas y grandes y de las grandes entre ellas, llegando incluso a formarse redes de redes.

  • La modificación del empleo y del trabajo: frente a la agregación y socialización del trabajo provocada por la revolución industrial en la fábrica, las nuevas tecnologías operan en sentido contrario: desarticulan la fábrica y permiten la desagregación del trabajo. Por ejemplo, con el teletrabajo, la subcontratación de tareas, los contratos de trabajo temporales y a tiempo parcial, autoempleo y el recurso a gestores externos, etc., la descentralización y desagregación del trabajo constituyen, por un lado, un proceso flexible y dinámico, permitiendo a la empresa considerables ahorros de costos y ganancias de competitividad, aunque pueden tener repercusiones negativas sobre la productividad a largo plazo. Pero, por otro lado, se dificulta el mantenimiento de las instituciones del Estado el Bienestar, se induce (si no se aplican correctivos) a una precarización del empleo y se socava de forma decisiva el funcionamiento e influencia de los sindicatos en su actual modo organizativo (Beltrán & Cardona, 2001).

  • La tendencia a la desaparición del empleo directo en la industria, sustituido por sistemas automatizados y de robots, que modifican radicalmente las fábricas y los procesos de producción. La automatización ha provocado la sustitución del empleo directo por el indirecto, y la transformación del perfil del trabajador: el desplazamiento de la mano de obra directa hacia los robots y los sistemas automatizados provoca que los perfiles profesionales requeridos por la industria se orienten hacia las actividades relacionadas con la planificación de proyectos, mantenimiento de máquinas, optimización de procesos, sistemas y programas de computadores y análisis de sistemas.

Todo este conjunto de transformaciones sería, en gran parte, el contexto que acompañaría la inestabilidad social y laboral responsables en gran parte de las masas de jóvenes desempleados, así como una de las crisis sociales en las que a juicio de Torres la ciudadanía se siente atrapada en el mundo actual (2001).

El desempleo de los-as jóvenes en el mundo

El desempleo que viven los y las jóvenes en el mundo, es algo ya conocido, influenciado de algún modo por alguna de estas tres variables (educación, trabajo y juventud). Alrededor del mundo, emerge la problemática del desempleo de los-as jóvenes como uno de los casos típicos que relacionan estos tres aspectos y que se configura como una de las problemáticas sociales de más profundo impacto en la opinión pública mundial, así como materia de estudio de múltiples disciplinas, principalmente de la economía y la educación. Asimismo, el desempleo de los-as jóvenes es objeto de intervención mediante mecanismos variados, entre ellos la formación para el empleo, la cual se estaría originando en las intenciones de diversa naturaleza de diferentes órganos y entidades por formar a los-as jóvenes desempleados como estrategia, quizá parcial e incompleta por sí sola, para combatir los altos índices de desempleo global, pero también, principalmente, para insertarlos en el mercado laboral y emplearlos como ejecutores del desarrollo social.

La población juvenil6 en el mundo está comenzando a ser la mayor de la historia. En la actualidad más del 50% de la población mundial está por debajo de los 25 años de edad, es decir, tres mil millones de personas son jóvenes y niños (Fondo de Población de las Naciones Unidas, como se cita en Pieck, 2001, p. 37); hay más de mil trescientos millones de personas en el mundo entre los 15 y 24 años de edad; esto significa que aproximadamente, una persona de cada cinco es joven, o, lo que es lo mismo, el 17% de la población mundial es joven (Brewer, 2005). El gráfico 1 ilustra que en 2005 el 89% de los-as jóvenes viven en países en vías de desarrollo.

El desempleo golpea más a la población joven, según datos de OIT, la mitad de los desempleados del mundo son jóvenes, aunque ese grupo representa solo la cuarta parte de la población laboral, es decir los jóvenes entre 15 y 24 años son los más afectados por el desempleo lo que se refleja en su tasa de desempleo, 3,5 veces superior a la de los mayores de 24 años. A esto se le suma que la calidad del empleo de los y las jóvenes que trabajan en la mayoría de los casos no es la mejor. Afirma la OIT (2005) que de los 550 millones de trabajadores en el mundo que reciben menos de un dólar al día, poco menos de la cuarta parte (130 millones) son jóvenes. Y dentro de ese grupo, las mujeres son la que encuentran menos trabajo y en peores condiciones. En conclusión, los trabajos que se encuentran para jóvenes son pocos, mal pagados y discriminados (Véase Figura 1).

Fuente: División de Población de Naciones Unidas (DPNU), como se cita en Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), s.f.

Figura 1 Comparativo -por edad y sexo- de la población de las naciones más desarrolladas y menos desarrolladas (2005) 

Las tasas mundiales revelan que el desempleo juvenil va en aumento (Tabla 1) tanto entre las mujeres como entre los hombres. En la década comprendida entre 1993 y 2003, se produjo un incremento de aproximadamente 19 millones de jóvenes desempleados en el mundo (11,2 millones de varones y 7,5 millones de mujeres) (Brewer, 2005).

Tabla 1 El desempleo juvenil en el mundo, 1993, 1998, 2000-2003 (en millones). 

Se considera que estas cifras sobre el desempleo juvenil son problemáticas (Brewer, 2005; OIT, 2005), ya que los-as jóvenes representan un alto porcentaje de la población en edad de trabajar en el mundo. Esto lleva a que incluso en los países desarrollados, el desempleo juvenil sea visto como un reto social altamente prioritario debido a la constatación de las altas tasas de desocupación en la población joven y principalmente porque en la sociedad capitalista moderna los-as jóvenes tienen un valor trascendente y un rol preponderante, puesto que se les considera “el recurso estratégico del desarrollo integral de la sociedad, siendo la educación, la formación y la capacitación, las llaves para la construcción individual y social” (Abdalá, 2005).

La pobreza y la exclusión están muy extendidas entre los-as jóvenes y tienden a aumentar. La vulnerabilidad de los-as jóvenes desfavorecidos es aún mayor. Como se dijo, el 85 por ciento de los más de mil millones de personas jóvenes que habitan el mundo vive en países en desarrollo (OIT, 2005), esto hace especialmente vulnerables a la pobreza extrema a la mayor parte de la población joven del planeta. De acuerdo con diversos análisis (Abdalá, 2005), los-as jóvenes pertenecientes a estos sectores pobres van transitando los diferentes puntos neurálgicos que condicionan la reproducción de la pobreza, en un proceso de identificaciones y socializaciones propias del ingreso acelerado y precoz al mercado precario e informal, por la privación de moratoria social7; además en tiempos de recesión, el desempleo juvenil tiende a aumentar más rápidamente que el de los adultos. Esta desventaja de los-as jóvenes frente a los adultos es mayor en el mundo en desarrollo, donde están mucho más integrados a la fuerza laboral que en el mundo industrializado (Cubides & Toscano, 1998).

Cambios en la productividad y el trabajo: el camino de la flexibilización laboral

Los cambios económicos, políticos, sociales, científicos y tecnológicos que están operando con énfasis desde la década de los noventa en la comunidad mundial, de la mano de la globalización económica (neoliberal), y unidos a la sucesión de imposiciones supranacionales que se dictan a las formas de organización de la sociedad y del Estado -y a los afanes de los países industrializados de impulsar un proyecto de nuevo orden económico internacional y una nueva división internacional del trabajo-, han influido de manera determinante en los nuevos escenarios que se están configurando en el mundo, acompañados de un contexto de crisis económica y sus consecuentes efectos económico-sociales para la población8. Estos cambios se caracterizan por el éxito de una tendencia hacia la modernización de la economía y por la introducción de nuevas tecnologías para la producción de bienes y servicios. En efecto, desde el punto de vista productivo se observa en todo el mundo la transformación de procesos que anteriormente eran lineales y acumulativos y que se desarrollaban en un espacio determinado, con cierta rigidez en procesos y productos altamente estandarizados tales como las clásicas cadenas de producción fordistas. Actualmente, dichos procesos y productos pueden desarrollarse en islas de producción, con mecanismos de autocorrección y flexibilidad que facilitan la variación de los productos de acuerdo con la demanda cambiante de los clientes9. Desde el punto de vista social, uno de los principales resultados de estos cambios ha sido su capacidad de transformar la organización del trabajo a escala mundial, efectuando allí una de las modificaciones más radicales mediante la instauración de diversos modelos de flexibilidad. La Tabla 2 presenta estos cambios en el paradigma productivo. A continuación, se amplía este aspecto que resulta de gran interés para comprender la conexión entre los cambios tecnológicos, la transformación de la organización del trabajo y la forma como a través de la formación para el empleo se intenta dar respuesta a la situación de desempleo de los-as jóvenes en el mundo.

Tabla 2 Cambios del paradigma productivo 

Fuente: Revista de la CEPAL 75, diciembre de 2001.

Este gráfico muestra cómo, con el paso del paradigma de la producción en serie al modelo de redes flexibles, se transforman los criterios de gestión en todos los campos, desde la selección y diseño del producto a las estructuras organizacionales; los modos de funcionamiento y las relaciones con el personal.

Un primer resultado de la transformación en la organización del trabajo es que la rutinización que implicaba el proceso taylorista-fordista10 ha dado lugar a una organización más flexible que privilegia la eliminación de los tiempos muertos y la acumulación de stocks en el proceso, el control de calidad en cada paso de la producción y no solamente del producto terminado, sino también la posibilidad de rotación de tareas y la velocidad en corregir los problemas (Gallart, 1997). En América Latina, al igual que en el resto del mundo, la búsqueda de flexibilidad ha transformado el manejo laboral del estilo fordista, generando cambios como las nuevas formas de definición de puestos; ha denotado la tendencia hacia el trabajo polivalente y la alta asignación de valor al trabajo de equipo, ha efectuado una reconsideración del sistema salarial y de la estabilidad laboral a través de más alta rotación de personal y temporalidad; todo lo cual ha generado deterioro en la calidad del trabajo y diferentes tipos de inseguridades para el trabajador. En el marco de la globalización actual, la llamada organización «toyotista»11 como tipo ideal de organización del trabajo, se está introduciendo paulatinamente en los procesos productivos de la región. Esta implica la organización en células que integran distintas máquinas y ocupaciones puntuales que antes se agrupaban por tareas similares12.

En cuanto al ámbito de los trabajadores se aprecia que la mayor repercusión de esta transformación acontece en el sector terciario, que es el que ocupa el mayor número de personas en la región. Diversos estudios muestran cómo en ese sector se está modificando su organización y demanda de calificaciones, lo cual afecta el desempeño de las personas y su situación laboral13. De acuerdo con Valencia (2004, p. 179) las nuevas exigencias de la flexibilidad introducen cambios profundos en el tipo de trabajador, es decir, un cambio de las denominadas tecnologías blandas: flexibilidad en la organización del trabajo, adaptación rápida de los trabajadores al producto solicitado, flexibilidad en el horario de acuerdo con la demanda y en la jornada de trabajo y, ante todo, transformación de su forma de pensar, percibir y desear en la empresa. No solo se ha emprendido un proceso de transformación de la fuerza de trabajo al interior de las empresas, sino que también se han introducido formas de incrementar la productividad en la lógica del mercado de trabajo con la tolerancia de la creciente desregulación de las relaciones laborales, que en muchos casos han desencadenado un fenómeno de precarización de los trabajadores (Valencia, 2004).

A continuación, se presentan algunos de los aspectos que revelan las transformaciones más profundas que se identifican en la situación actual sociolaboral de los trabajadores:

  • La situación de los trabajadores, que hasta antes del auge del proceso de transformación productiva estaba regulada a través de una normativa relativamente protectora de su situación y de su familia14, en la fase de los cambios actuales, se ve marcada por la tendencia generalizada hacia la disminución de los costos salariales, lo cual es logrado a través de la disminución del empleo y la desregulación laboral. Esto agrega una nueva exigencia a los trabajadores: la capacidad de buscar empleos y recalificarse para nuevas ocupaciones. Este impacto, que se da en todos los países avanzados, tiene repercusiones mucho más dramáticas en economías menos saneadas y en economías poco modernizadas como lo son las latinoamericanas.

  • La competencia en las condiciones de la globalización actual acentúa la poca capacidad de generar empleo, agudizada adicionalmente por los procesos de privatización, desnacionalización, concentración y centralización de capitales (FORRESTER, 1998).

  • El desarrollo de la contratación a término fijo y la subcontratación por parte de las empresas constituye uno de los cambios significativos en la estrategia del desarrollo de la producción, complementado también por el trabajo a domicilio. Esto lleva a la transformación de los trabajos estables (más o menos bien remunerados) en trabajos precarios en múltiples sentidos: temporalidad, remuneraciones, jornadas de trabajo, contratos temporales, etc. (Forrester, 1998). Esto produce que el trabajador se encuentre en una competencia constante en el mercado de trabajo puesto que la producción ya no es permanente sino dada por temporalidades; su lógica no permite exigir regulación ni buenas condiciones, lo que conlleva a una incertidumbre permanente y a un sacrificio por conservar el puesto de trabajo expresado en actitudes de pasividad y conformismo.

  • Esto se sintetiza en las propuestas de flexibilidad laboral entre las que se destacan: disminución del salario base y aumento del salario variable; aumento de la jornada de trabajo; remplazo de trabajadores antiguos por trabajadores jóvenes y más baratos; amplias posibilidades de despido por parte de las empresas; trabajo polivalente y otras estrategias típicas del régimen de exigencias de adaptabilidad y competitividad, las cuales consiguen precarizar las condiciones del trabajo (Puig Farrás & Hartz Son, 1999) 15.

  • De otro lado, la introducción de la informática y de la noción de calidad como satisfacción del cliente, llevan a responder a distintas clientelas con diversidad de exigencias que complejizan también el desempeño laboral (Gallart, 1997).

  • En este contexto, las transformaciones en las formas de vida son determinadas por la intensa rotación en el trabajo, proceso que afecta no solo la organización laboral sino también la configuración familiar y el entorno social de los trabajadores. Esto revela que las modificaciones estructurales que se evidencian hoy en el mundo del trabajo van mucho más lejos del ámbito económico y que los cambios tecnológicos incorporados en América Latina por sí solos no explican la multiplicidad de relaciones que los acompañan; así, los cambios ideológicos, culturales y subjetivos, son igualmente resultado de este fenómeno de flexibilización venido de las prácticas impuestas por el modelo de producción capitalista en su fase histórica actual de reestructuración tecnológica, bajo el yugo neoliberal.

  • Finalmente, los nuevos paradigmas administrativos -reingeniería, calidad total y otros16- promueven la idea de que la situación de los trabajadores depende de ellos mismos, implicando transformaciones significativas de las formas simbólicas de la actividad laboral (Reygadas, 2002, p. 20). Este sin lugar a duda es uno de los principales logros de la ideología neoliberal que le sirve de fachada para encubrir lo que tiene de nocivo su propuesta de organización socioeconómica.

De este modo, se aprecia que la flexibilidad se encuentra inserta en las relaciones de los sistemas de producción en general, en las lógicas del mercado de trabajo y en la economía: flexibilidad en el empleo, subcontratación, relaciones de trabajo deslaboralizadas y flexibilidad en el salario y las prestaciones sociales (Valencia, 2004). Adicionalmente, los efectos de la inclusión de tecnologías modernas suponen la desaparición de muchas empresas debido a la competencia y a los niveles de flexibilidad que invoca. Al mismo tiempo, la renovación de la tecnología por otra más de punta supone poner trabajadores en la situación de desempleados, como única solución para compensar los gastos de inversión en esa tecnología y reducir costos (Castells, 1998). Así lo indica el informe “Tendencias del Empleo en el Mundo” de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), donde se destaca que, pese al fuerte crecimiento económico global registrado en 2005, el número de personas sin empleo en el mundo ha crecido a 191,8 millones (Castells, 1998). Según el informe, el crecimiento económico de 2005, de un 4,3% calculado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), no alcanzó para compensar el aumento en la cantidad de personas que buscan trabajo. Es decir, la productividad mundial, aunque se aceleró y generó empleo (el número de personas con empleo creció 10 millones por cada punto porcentual de crecimiento en 2005), no fue capaz de crear puestos de trabajos para todos los que salieron a buscarlo (Castells, 1998).

En resumen, los cambios en los procesos productivos conllevan a una especialización que crece y se acelera, donde ya no basta con fabricar muchos bienes en largas series, sino que hay que hacerlos respondiendo necesidades específicas del mercado y de cada cliente potencial, para poder competir (OIT, 2006). Esta es la característica que obliga a empresas y trabajadores a incursionar en la flexibilidad, por la necesidad de supervivencia y adaptabilidad a las nuevas condiciones de su entorno económico.

Efectos de las transformaciones sobre la vida de los-as jóvenes

De acuerdo al Informe sobre la juventud mundial (ONU, 2005) las transformaciones que ocurren en el marco de la globalización afectan numerosos aspectos de la vida de los-as jóvenes; según este informe la juventud tiene una relación ambigua con la globalización, tanto desde el punto de vista económico como cultural. Por un lado, los-as jóvenes son muy maleables y quizá más capaces de adaptarse a las nuevas oportunidades y sacar provecho de ellas; son la generación mejor preparada para utilizar las nuevas tecnologías de la información; se benefician del crecimiento económico; muchos de los-as jóvenes de los países desarrollados viajan por el mundo por motivos de trabajo, estudios, proyectos de intercambio y vacaciones; y el teléfono y la Internet les permiten mantenerse en contacto con amigos y parientes en otros países. Por otro lado, muchos jóvenes, especialmente en los países en desarrollo, han quedado al margen del proceso de modernización y carecen de los medios económicos y sociales para aprovechar las oportunidades que ofrece la globalización.

A continuación se examinan cuatro efectos de las transformaciones que acompañan la globalización sobre la vida de los-as jóvenes en base a los criterios formulados por las Naciones Unidas en 2005: 1) la migración, 2) la cultura juvenil y el consumismo, 3) la ciudadanía mundial y el activismo y 4) la distribución de las oportunidades de empleo.

La migración, tanto entre los países como dentro de ellos, es uno de los efectos de las transformaciones que ocurren en el seno de la globalización. Los-as jóvenes siempre han constituido una parte importante de los migrantes a juicio del informe de las Naciones Unidas. En 2003, 48% de la población mundial vivía en zonas urbanas, y se estima que más del 50% lo hará para 2007 (ONU, 2005). En 2002 había unos 175 millones de emigrantes internacionales más de la mitad se han erradicado en Europa y Norteamérica. En el último lustro, Estados Unidos y Canadá han recibido un millón 400 mil inmigrantes cada año. Se destaca que los flujos migratorios tienen principalmente una motivación económica y que los conflictos de Asia y África son responsables del desplazamiento de 16 millones de personas. Sobre la base de los datos disponibles, se estima que un 15% de ellos, o sea 26 millones, son jóvenes (ONU, 2005). El informe advierte que día tras día miles de jóvenes buscan en forma ilegal una vida próspera en un país rico, con frecuencia motivados por información que no se ajusta a la realidad y por grandes expectativas; es así que ha surgido un sector paralelo de intermediarios y agentes de viajes y empleo que opera ilícitamente y maneja el tráfico de esos emigrantes. En los dos últimos decenios se ha registrado un drástico aumento en la trata de niñas y mujeres jóvenes, que con frecuencia son empujadas a ejercer la prostitución. Las jóvenes y niñas que son pobres carecen de estudios o provienen de comunidades indígenas, minorías étnicas, o grupos rurales o de refugiados son las más vulnerables a ser víctimas de la trata (ONU, 2005).

Cultura juvenil y consumismo. Según el informe de Naciones Unidas sobre juventud de 2005 la globalización y las transformaciones que trae consigo tienen numerosas consecuencias para la cultura de los-as jóvenes (ONU, 2005). El aumento de la exposición a los medios de difusión está en el origen del consumismo mundial; a través de la televisión, los vídeos de música y las películas, los contenidos producidos por empresas de los Estados Unidos y de Europa dominan cada vez más el entretenimiento en todo el mundo. Los-as jóvenes tienden a adoptar e interpretar los productos internacionales en términos de sus propias culturas y experiencias locales, creando de esa forma nuevas formas culturales híbridas, cuyos significados varían en función de las circunstancias locales y nacionales (ONU, 2005). Numerosos jóvenes de los países en desarrollo, así como los-as jóvenes marginados de los países industrializados, no pueden satisfacer ese nivel mayor de expectativas en cuanto al bienestar material, lo que puede dar lugar a sentimientos de rechazo y frustración y, potencialmente, a la criminalidad y el conflicto social (ONU, 2005).

Ciudadanía mundial y activismo. El informe de las Naciones Unidas de 2005 señala que los-as jóvenes de todo el mundo manifiestan preocupación por las consecuencias negativas de la globalización, como la distribución desigual de la riqueza y la degradación ambiental (ONU, 2005). El movimiento antiglobalización ha crecido en todo el mundo y comprende un grupo heterogéneo de organizaciones no gubernamentales, grupos de estudiantes, organizaciones políticas y activistas de los derechos civiles. El movimiento lucha en favor de causas como la justicia mundial, el comercio equitativo, el alivio de la deuda y el desarrollo sostenible. En los dos últimos decenios se han logrado resultados notables, en particular el reconocimiento de los derechos universales básicos y la prevención de las amenazas mundiales. El informe agrega que, a pesar de la presencia activa de numerosos jóvenes en el escenario internacional, la amplia gama de cuestiones, opiniones, intereses y creencias entre los-as jóvenes dificulta el surgimiento de una posición firme y unificada de los-as jóvenes, así como de un movimiento de jóvenes y estudiantes a nivel mundial (ONU, 2005).

Distribución de las oportunidades de empleo La globalización ha cambiado sustancialmente el mercado de trabajo, en el cual los-as jóvenes, en su calidad de recién llegados, son los más vulnerables (ONU, 2005). Las nuevas tecnologías han sustituido al trabajo manual, lo que ha afectado principalmente a los empleos con escasa especialización del sector de los servicios. La liberalización del comercio obliga a las empresas a ser más flexibles y competitivas. Muchas de ellas dependen cada vez más de una mano de obra barata, flexible, que a menudo no es contratada en forma permanente. El traslado de tareas de programación complejas y de empleos semicualificados en centros de llamadas a países con salarios bajos es quizás el mejor ejemplo del desplazamiento a nivel mundial de las oportunidades de empleo para los-as jóvenes (ONU, 2005) y ello permite dilucidar algunas de las causas de los altos índices de desempleo entre la población joven.

De acuerdo a Castells (1998), en cuanto la relación existente entre los cambios tecnológico/productivos y el desempleo de los-as jóvenes (en el marco de las presiones neoliberales) debe tenerse en cuenta que, si bien los cambios productivos han implicado aumento y mejoras de la tecnología, la relación de este fenómeno con la situación de desempleo no es clara. Este autor señala que, naturalmente, la situación de desempleo de los trabajadores no está correlacionada únicamente con los avances de la tecnología y el aumento de la productividad; dice que pese a que los estudios tecnocráticos se han empeñado en mostrar empíricamente la no relación entre tecnología y pérdida de empleo, es evidente que ambas variables están relacionadas, pero no de una manera directa sino indirecta, es decir, se vinculan mediante variables sociales que intervienen en las prácticas y procesos sociales que acompañan los progresos de la tecnología y que están mediados por imposiciones hegemónicas del modelo productivo dominante (Castells, 1998). Así, la relación entre desempleo y tecnología dependerá del tipo de tecnología en cuestión, del puesto de trabajo, de la orientación de las políticas económicas, de las políticas de las empresas y del tipo de formación.

Si se observa este último elemento el asunto de la formación emerge nuevamente como componente crucial que se relaciona directamente con el impacto de los cambios tecnológicos en las sociedades y las transformaciones en el mundo del trabajo, mostrando que el sistema productivo, su evolución y procesos, no están desligados de los sistemas educativos y de formación. De hecho, los sistemas de formación son los que capacitan el recurso humano que el sistema productivo requiere y lo hace mediante planes de capacitación en competencias y aprendizajes que sean funcionales al sistema productivo y a sus lógicas.

Según Valencia (2004) la flexibilidad no solo ha transformado aquellos asuntos de orden económico entre la población (incluidos los-as jóvenes), también ha involucrado una fragmentación de orden material y simbólico, y la ruptura de una cultura del trabajo asalariado, soporte de la identidad como trabajador en sociedades como las latinoamericanas y en particular la colombiana. Se trata de lo que Sennett (1998) denomina la corrosión del carácter17 del trabajador en el mundo laboral moderno; de acuerdo con este sociólogo una de las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo es la pérdida de certidumbres sobre la identidad como trabajador, la aparición de ansiedades y miedos asociados al desconocimiento sobre lo que reportarán los riesgos asumidos y sobre los caminos a seguir.

Esto permite constatar que los-as jóvenes deben enfrentarse hoy a una concepción del trabajo que ha cambiado radicalmente. En lugar de una rutina estable, de una carrera predecible, de la adhesión a una empresa a la que ser leal y que a cambio ofrezca un puesto de trabajo estable, los-as jóvenes se enfrentan ahora a un mercado laboral flexible, a empresas estructuralmente dinámicas con períodos de imprevisibles reajustes, a exigencias de movilidad; en la actualidad los-as jóvenes viven en un ámbito laboral de transitoriedad, innovación y proyectos a corto plazo (Sennett, 1998). Senett (1998) afirma que en la sociedad occidental, en la que “somos lo que hacemos” y el trabajo siempre ha sido considerado factor fundamental para la formación del carácter y la constitución de la identidad, este nuevo escenario laboral, a pesar de propiciar una economía más dinámica, puede afectar profundamente a los sujetos, al atacar las nociones de permanencia, confianza en los otros, integridad y compromiso, que hacían que hasta el trabajo más rutinario fuera un elemento organizador fundamental en la vida de los individuos y, por consiguiente, en el caso de los-as jóvenes, en su inserción en la comunidad y en los mercados laborales. De acuerdo con Fituossi y Rosanvallon (1997) tales problemáticas, de las cuales el desempleo de los-as jóvenes en condición de marginalidad es solo un caso, no pueden reducirse a los meros efectos desestructurantes de la globalización económica. Estos autores afirman que los problemas más visibles proceden, es cierto, de las conmociones que esta entraña; pero dicen que hay otro padecimiento, más encubierto, los efectos destructores del individualismo contemporáneo (Fituossi & Rosanvallon, 1997), que remite de nuevo a la idea de la corrosión del carácter de Sennett. Así, de estos autores se destaca que los-as jóvenes en la actualidad enfrentan nuevas formas de desigualdad, en las que fallan simultáneamente las instituciones que hacen funcionar el vínculo social y la solidaridad (crisis del Estado providencia), las formas de la relación entre economía y sociedad (crisis del trabajo) y las identidades individuales y colectivas (crisis del sujeto) (Fituossi & Rosanvallon, 1997). Por no haber apreciado la importancia de esas conmociones, las fuerzas políticas tradicionales se encuentran cada vez más apartadas de la sociedad (Fituossi & Rosanvallon, 1997, p. 113)18.

El informe de las Naciones Unidas de 2005 sobre la juventud afirma que para atender las múltiples problemáticas sobre la vida de los-as jóvenes como efecto de las transformaciones en el mundo globalizado es necesario brindar alternativas viablesa los-as jóvenes; para ello sugiere hacer frente a las causas subyacentes, como la pobreza, y al hacerlo, intentar corregir las desigualdades entre las naciones ricas y las pobres. También señala que es necesario que por medio de la educación y la capacitación se den a los-as jóvenes los conocimientos y la confianza necesarios para participar con éxito en el mercado laboral de sus propios países (Fituossi & Rosanvallon, 1997). Este tipo de declaraciones no dejan de ser discursos institucionales positivos que encubren los procesos y tendencias hegemónicas del modelo neoliberal en el marco globalizado que impiden y retrasan la formulación y ejecución de alternativas a las problemáticas educativas, sociales y laborales de los-as jóvenes en el mundo, principalmente en los países menos desarrollados (Torres, 2001).

Valga ahora hacer algunas anotaciones sobre la situación de América Latina en relación con los cambios productivos que suponen las nuevas tecnologías y el régimen neoliberal imperante para pasar a observar su relación con los sistemas de formación de la región.

Impacto en las economías latinoamericanas

Los cambios productivos y económicos han repercutido no solo en los países desarrollados sino también, particularmente, en los países considerados en desarrollo, entre ellos los países de Latinoamérica. En este contexto de reestructuración, las economías de la región han debido lidiar con sus pesadas deudas externas, que han impactado en el desarrollo de todas las instituciones sociales, así como en el marco de políticas de ajuste estructural, de apertura de la economía y de crisis del Estado Benefactor. Todo lo anterior expresa el auge que en la región ha tenido el proyecto neoliberal como modelo de organización de la sociedad. Este auge se ve acompañado de los modelos de desarrollo propuestos por organismos como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)19 .

La década de los noventa significó la consolidación de un modelo productivo que dejó atrás a la industria de sustitución de importaciones (característica que marcó el proceso de industrialización de los países latinoamericanos desde los años sesenta) y fue sucedido por planes y programas que hoy sugieren el incremento del intercambio comercial, disponiendo así el camino al éxito de la globalización de la producción, de la consolidación de bloques y de la instauración de la necesidad de competir internacionalmente en productividad y calidad, tanto para las empresas como para la fuerza de trabajo. Dicho cambio en los noventa refleja que el modelo de desarrollismo20 que seguían las economías tocó techo en cuanto a los objetivos que preconizaba y ofrecía: A más desarrollo económico, más trabajo para todos los niveles de bienestar. Este modelo de desarrollismo sin pautas ni límites no satisfizo las expectativas creadas. Al iniciarse 1991, de una población total de 450 millones de habitantes en América Latina, 200 millones se encontraban en condiciones de desempleo (Cabrera, 1993, p. 36). En este sentido se sostiene que un tercio de la población económicamente activa se debatió entre el desempleo y subempleo21 durante la década de los noventa, hecho que determinó que en dicho periodo se consolidara lo que se ha dado en llamar el sector informal de la economía (Cabrera, 1993, p. 36). En 2001, 214 millones de personas, casi el 43 por ciento de la población latinoamericana, vivía en la pobreza; de ellas, el 18,6 por ciento (92,8 millones) se encontraban en la indigencia (Katz, 2000). Las proyecciones de la CEPAL para 2002 pronosticaban un aumento de la pobreza en alrededor de 7 millones de personas, 6 de millones de las cuales serían indigentes (Katz, 2000).

No obstante, el modelo neoliberal introduce tendencias que buscan garantizar que la región liquide o privatice sus empresas estatales y se conceda a las transnacionales el derecho de acumulación privada del capital. Conforme a lo decidido en una reunión realizada en Miami en 1995 por los gobiernos del continente, bajo las pautas de la Iniciativa para las Américas formulada por el presidente George Bush padre, los pueblos americanos, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, están abocados a la consolidación de un modelo de acuerdo comercial que responde fundamentalmente a los intereses de Estados Unidos y las transnacionales de capital norteamericano (Villada, 2004). En efecto, Estados Unidos ha buscado abrir los mercados latinoamericanos, a los que ha sometido a una presión permanente para que eliminen todo tipo de barreras a las empresas y productos extranjeros (Villada, 2004). Lo anterior se aprecia desde la década de los ochenta, mediante las presiones que se han ejercido a través del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y luego por medio de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y las negociaciones de acuerdos regionales, a saber el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre México, Estados Unidos y Canadá, y luego el ALCA, además de acuerdos bilaterales con cada uno de los países del sur del continente americano (Villada, 2004). El caso del TLC que Colombia ha firmado con Estados Unidos, como se sabe, ha sido particularmente debatido recibiendo apoyo amplio por parte sectores económicamente favorecidos del país y oposición de otros tantos sectores sociales.

En resumen, el ritmo de los cambios tecnológicos en la región, y por tanto su influencia en las economías, así como las presiones hegemónicas del modelo neoliberal, ha supuesto que solo los países más avanzados consigan mantener el ritmo de esos cambios, guardando para sí puestos de trabajo clave en el corazón de la tecnología de punta. Lógicamente, los países reciclan sus técnicas y trabajadores en función de esa tecnología, de la que dependen los países menos puestos al día, que se quedan con los trabajos marginales, más cambiantes y menos rentables. Seguir el ritmo de adaptación y conseguir no perderlo supone grandes reconversiones industriales, agrícolas y del sector servicios, lo que implica unos grandes niveles de sacrificio a la economía y por ende a la población afectada por las transformaciones. Al mismo tiempo, exige un esfuerzo de reciclaje profesional, empresarial y cultural para el que muchos países no están preparados (Del Río, Jover & Riesco, 1991) y el cual será determinado de manera importante por la habilidad del sistema educativo existente para adaptarse a esas transformaciones.

Controles supranacionales sobre los estados

A partir del último tercio del siglo XX, se constata que el mundo vive en una sociedad en la que la esfera económica, a través de instituciones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la Organización Mundial de Comercio (OMC), entre otras, dictan a los gobiernos las líneas maestras que obligatoriamente deben seguir, sino quieren quedar al margen o considerarse enemigos (algo también posible) de tales estructuras mundialistas. Son estas organizaciones las encargadas de promover y vigilar los procesos de globalización del capital22 con una reestructuración del tejido productivo y del mercado del trabajo, en general. Estas transformaciones son auspiciadas por tales entidades mundialistas, favoreciendo incrementos de capital muy notables y un mejor acceso de las corporaciones transnacionales a posiciones de poder en los principales organismos económicos y políticos supranacionales, lo que les facilita rediseñar normas y leyes a su medida. La Organización para Comercio y Desarrollo perteneciente a las Naciones Unidas, estima que existen mundialmente unas 65.000 empresas transnacionales con 850.000 filiales en el extranjero; tres cuartos de ellas tienen su sede en los Estados Unidos, Japón o Europa (UNCTAD, 2006). De los 100 mayores consorcios, 99 tienen su sede principal en el norte; solo uno de los 100 líderes está radicado en el sur (Corea del Sur) (UNCTAD, 2006). En los últimos años, fusiones y alianzas de firmas han llevado a una concentración de poder inaudita en manos de los consorcios. Los cinco mayores a la cabeza son el resultado de un matrimonio entre gigantes, el grupo automotor Daimler Chrysler y la multinacional petrolera ExxonMobil23.

En este panorama, el Estado tiende a reducir su papel tradicional en el sector público, transfiriendo las responsabilidades que tienen que ver con el llamado Estado del Bienestar al ámbito privado, a empresas privadas. Su función principal se limita a diseñar y tomar todas aquellas decisiones que favorezcan esa transferencia de poderes, no dudando incluso en asumir los errores de aquellos grupos empresariales y que pongan en peligro el juego del mercado de tales grupos. El informe sobre el Comercio y el Desarrollo 2006 de la UNCTAD revela que existe una tendencia marcada en institucionalidad mundial hacia la idea de que, para promover el desarrollo, es necesario complementar la creciente interdependencia económica de todos los países con un sistema bien estructurado de gobernanza económica mundial, liderado por los intereses neoliberales (UNCTAD, 2006).

El Fondo Monetario Internacional, juntamente con el Banco Mundial, son los organismos que están desempeñando el papel más importante para restringir el poder de los Estados. Pese a que reconocen que la manera mejor de intervenir es desde los Estados, se apoyan en ellos para forzar en sus territorios políticas de ajuste muy duras, como son la reducción del déficit público e ir desmantelando los sectores públicos para transferirlos a manos privadas (todo ello con amplios sectores de la sociedad en contra de tales medidas); sin embargo, su objetivo es tratar de minar todo su poder. Dicho poder, en la práctica, pasarían a asumirlo estas instituciones internacionales, que podrían llegar a ejercer de gobiernos del mundo24.

Incidencias de las transformaciones del mundo del trabajo sobre las trayectorias laborales de jóvenes en Colombia

En este punto se presentarán las consideraciones que los autores poseen después de haber hecho la lectura del contexto internacional en relación a las transformaciones que ha sufrido el mundo del trabajo, para aproximarse al escenario colombiano.

Como se observa, en Colombia, al igual que en América latina se ve complicado por su secular heterogeneidad estructural, una segmentación diferenciada en el sistema educativo, lo cual afecta a los y las jóvenes en el momento de iniciar una búsqueda laboral. Lo cual en mayor preponderancia afecta a los y las jóvenes pertenecientes a los estratos sociales 1 y 2, que en su mayoría se emplea en la informalidad; planteándose un futuro restringido para los jóvenes catalogados en riesgo social.

Ante la situación social de desempleo que viven los y las jóvenes se hace necesario plantearse qué estamos entendiendo por “Cultura para el trabajo”, ¿cómo se están relacionando las políticas públicas con este concepto?, ¿qué relación existe de este concepto-práctica entre la esfera económica, social, política y ambiental y de qué manera brinda las herramientas para enfrentar el contexto social y productivo que muchas veces está alejado de la realidad inmediata de estos jóvenes?.

Los jóvenes deben ser incluidos en el orden social, para evitar disfuncionalidades en el sistema; sin embargo, estos jóvenes viven unas realidades sociales, que los ubica en condiciones sociales de exclusión, de desigualdad social y de vulnerabilidad que manifiesta una situación de poca movilidad y libertad social para ellos. Lo cual se hace evidente cuando el joven ya no pertenece al sistema formal de educación, muchas veces llevado por la necesidad de obtener ingresos de manera rápida.

La relación joven, educación y trabajo plantea una discusión donde medían contradicciones estructurales, teniendo en cuenta que la solución formativa que en la mayoría de los casos se le ofrece al y la joven (caso colombiano), no fortalece el capital humano a largo plazo; sin embargo, las ofertas formativas están auspiciadas por juegos de poder, discursos y realidades sociales que se visualizan como la solución inmediata ante la problemática de desempleo que viven los y las jóvenes en el mundo. Sin embargo, valdría la pena preguntarse ¿cómo estas alternativas de solución al desempleo realmente enfrentan el reto de la inserción laboral de los y las jóvenes?.

En un contexto de visibilizarían de los problemas de empleo, la inserción laboral y social de los-as jóvenes resulta particularmente crítica, en especial en el caso de las personas de niveles educativos más bajos y provenientes de sectores de pobreza. Ante esa situación, han comenzado a adoptarse estrategias expresadas en proyectos, programas y políticas que intentan facilitar los procesos de inserción laboral de los-as jóvenes. El diseño e implementación de estas estrategias constituyen la expresión de un interés social, político y económico en insertar al mercado laboral algunos grupos particularmente críticos como son los-as jóvenes considerados en riesgo social.

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1La globalización de las sociedades es entendida como un fenómeno que concreta un proyecto y una opción económica, política, cultural, ambiental y tecnológica que trasciende naciones y pueblos, incide y condiciona, entre otras, las prácticas educativas y laborales de individuos, grupos y colectividades. La globalización reorganiza y refuerza viejos dispositivos sociales, a la vez que permite la emergencia de nuevos procesos, como: la aceleración de redes económicas y culturales que operan en una escala mundial, con base en la estructuración y desarrollo de mercados financieros transnacionales, desterritorializando culturas, fronteras geográficas y en muchos casos enajenando a los sujetos. (García Canclini, 1999). Este proceso globalizador entraña, según Oscar Ermida Uriarte (Uriarte, 1998) por lo menos, tres dramas para los trabajadores y para todos los que se preocupan por los problemas sociales: a) el relativo desinterés por el mercado interno; b) la limitación del poder estatal para gobernar las variables económicas; y c) el predominio de ideologías que no privilegian al factor trabajo, como el caso de la neoliberal.

2El neoliberalismo cristaliza un proyecto y una opción económica, política, cultural, ambiental y tecnológica consistente la intención de reducir al mínimo la intervención del Estado, liberar los mercados nacionales y promover los principios del libre mercado como doctrina fundamental que dé continuidad histórica al modelo de producción capitalista en su acepción (neo) liberal.

3De acuerdo con este texto la transnacionalización del capital ha avanzado a un ritmo acelerado en las últimas décadas. Por ejemplo, el capital financiero se ha vuelto considerablemente móvil. El flujo de inversiones extranjeras directas en todo el mundo, que promedió los 50.000 millones anuales entre 1981 y 1985, llegó a 331.000 millones en 1995 en todo el mundo.

4En el marco del proceso de globalización ochocientos millones de personas pasan hambre en el mundo, y mil doscientos millones no tienen acceso al agua potable (FAO). Mil quinientos millones de personas viven con un dólar diario. Un millón mueren anualmente de paludismo y tres millones a causa del SIDA, por no poder pagar los precios de los medicamentos establecidos por las multinacionales farmacéuticas. El 80% más pobre de la humanidad accede solo al 16% de la producción, mientras que el 20% más rico consume el 84%; La deuda externa del Tercer Mundo asciende a 2,15 billones de dólares anuales (Cumbre del Sur. 2000). En Europa había seis millones de parados hace 18 años; hoy son 17 millones (EPA). Es evidente que la globalización está exigiendo un alto precio. La distancia entre la minoría rica y la mayoría pobre se hace cada vez más grande. Los problemas derivados de estas políticas, como el espectacular aumento de las migraciones, son solo la consecuencia visible de un proceso más profundo: el empobrecimiento generalizado del mundo. Datos recopilados por el Centro de Asesoramiento y Estudios Sociales (CAES) de Madrid, 2002.

5Algunos autores reclaman usar en vez de la noción juventud la de “juventudes” para dar cuenta de los procesos inocultables de segmentación, discriminación y exclusión; según esta idea la juventud ya no se corresponde únicamente con la etapa de transición de la niñez a la adultez, sino que se correlaciona más bien al grupo de pertenencia; de ahí, las distintas categorías de “jóvenes”.

6La población joven es tenida por las Naciones Unidas como aquel grupo de personas que se encuentran entre los 14 y 25 años.

7Vale recordar que la moratoria social hace referencia a que con la modernidad grupos crecientes pertenecientes por lo común a sectores sociales medios y altos, postergan la edad de matrimonio y de procreación y durante un período, cada vez más prolongado y tienen la oportunidad de estudiar y de avanzar en su capacitación en instituciones de enseñanza que, simultáneamente, se expanden en la sociedad. Este tiempo intermedio abarca a grupos numerosos que van articulando sus propias características culturales. (Margulis, & Urresti, como se cita en Cubides & Toscano, 1998).

8Además de los efectos socioeconómicos no deben olvidarse otros efectos contundentes correlacionados, como son: el peligroso deterioro al que se viene sometiendo al medio ambiente y el despilfarro generalizado de los recursos y energías no renovables, lo cual debe incorporarse al análisis del estado de las sociedades en todos ámbitos.

9Esta transformación organizacional repercute de maneras diversas en el mundo del trabajo; por ejemplo, en el ámbito de la industria y las empresas dicha transformación permite la combinación de elementos producidos en lugares distantes y modificar la producción mediante una realimentación constante; para ello facilita la descentralización mediante la subcontratación entre empresas y suscita la terciarización de determinados servicios a otras unidades ocupacionales. En este entramado el peso ocupacional de las pequeñas y medianas empresas cobra importancia en las redes productivas así constituidas, y la exigencia de competitividad se extiende a estas. Las decisiones empresariales sobre el empleo y la organización del trabajo se toman, entonces, en contextos complejos con relaciones de poder asimétricas entre una multiplicidad de organizaciones de diverso tamaño. (Gallart, 1997).

10El proceso taylorista-fordista suponía una división jerárquica entre jefes, operarios y supervisores, una separación clara entre el piso de fábrica y la oficina técnica, y entre programación y ejecución.

11En este modelo de organización, de origen japonés, el grupo de trabajo o célula debe interactuar continuamente mediante mecanismos que permitan una realimentación constante. La respuesta en tiempo real a las dificultades que se presentan, y, por lo tanto, la actuación en contexto de incertidumbre tomando decisiones que implican conocimientos técnicos, se desplaza de la oficina al piso de fábrica; la exigencia de que los trabajadores se comprometan con los objetivos de la producción y sean capaces de solucionar problemas es clave para la productividad. Ya no es un tema solo de disciplina y aprendizaje repetitivo, sino de uso consciente de libertad e iniciativa.

12En las pequeñas y medianas empresas, tanto industriales como de servicios, se produce otro fenómeno también muy importante. Este concierne a la respuesta inmediata al cliente, tanto empresario como individual, y el descubrimiento de nichos de productos y servicios que se tornan claves para la supervivencia de una firma. La gestión como cálculo de costos y resultados, y la búsqueda de opciones de innovación, también se sitúan en niveles desconocidos anteriormente; el éxito del pequeño empresario y la continuidad de la fuente de trabajo dependen de esa capacidad de innovación y respuesta.

13Los estudios de organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) son especialmente reveladores en este sentido, la biblioteca digital de la OEI contiene los informes de los estudios mencionados (http://www.oei.es/oeivirt/index.html) así como el Centro Interamericano de Investigación y Documentación sobre Formación Profesional (CINTERFOR) ( http://www.cinterfor.org.uy/public/spanish/region/ampro/cinterfor/. Por ejemplo, puede verse una compilación de estudios en http://www.cinterfor.org.uy/public/spanish/region/ampro/cinterfor/temas/informal/sec_act/tercia.htm

14Esto se expresaba en remuneraciones directas e indirectas y en el hecho de que la situación de los trabajadores no era solo de su responsabilidad individual, como sí lo es en el marco de las prácticas y regímenes individualistas que el neoliberalismo implanta. (Arango & López, 1999).

15La desregulación de los mercados de trabajo y la flexibilización implican la reducción de la ocupación en relación de dependencia permanente, con cobertura social e indemnización por despido. Esos trabajos formales constituyeron en el pasado el tipo de trabajo «normal», que, aunque no fuera desempeñado por la mayoría de los trabajadores en muchos países de la región (debido a la extensión del trabajo informal rural y urbano), era presentado como el objetivo de todos los trabajadores. Sobre ese modelo se constituyó la formación profesional y la organización sindical. Hoy se observa una tendencia a cambiar más frecuentemente de trabajo, tanto en cuanto a ocupación como a la organización empleadora.

16Debido a los cambios que vive el sistema global, las empresas también se ven evocadas a transformar sus formas de organización, es cuando aparecen tales modelos de administración: reingeniería, calidad total o mejora continua, rediseño de procesos, enchmarking, justo tiempo, outsourcing, entre otros. (Dombois & Pries, 1993).

17El carácter se refiere a los deseos y sentimientos duraderos de laexperiencia emocional. Según Sennet el carácter se expresa por la lealtad y el compromiso mutuo, bien a través de la búsqueda de objetivos a largo plazo, bien por la práctica de postergar la gratificación en función de un objetivo futuro. De la confusión de sentimientos en que todos vivimos en un momento dado, intentamos salvar y sostener algunos; estos sentimientos sostenibles serán los que sirvan a nuestro carácter. El carácter se relaciona, así, según el autor, con los rasgos personales que valoramos en nosotros mismos y por los que queremos ser valorados. Ahora, se habla de una corrosión del carácter en tanto es imposible decidir lo que es de valor duradero en nosotros en una sociedad impaciente y centrada en lo inmediato, en donde se exigen metas ubicadas en el corto plazo, en donde no se puede sostener la lealtad y el compromiso recíproco en instituciones que están en continua desintegración o reorganización. Todo lo cual se enmarca en las sociedades modernas dominadas por el modelo de flexibilización neoliberal.

18Los autores opinan que de allí parte el riesgo de un aumento de la aceptación social de un populismo perverso o de posiciones francamente autoritarias.

19De acuerdo con los informes de la CEPAL, la imbricación de los mercados y el desmoronamiento consiguiente de los sistemas estatales en que se encuadran las actividades económicas están generando, juntamente con las transformaciones tecnológicas en las economías y las repercusiones ya citadas, grandes cambios estructurales que se traducen en la creciente concentración del ingreso y en formas de exclusión social, que se manifiestan en todos los países de la región. (Furtado, 1998, p. 17.)

20La expresión modelo de desarrollismo pretende sugerir la tendencia hoy caduca que existió hasta el último cuarto del siglo XX en el mundo, consistente en la fe generalizada depositada en el progreso que el capitalismo podría traer a las economías por la vía del desarrollo económico. En América Latina el principal organismo impulsor de esta iniciativa fue la CEPAL, que con su enfoque desde los sesenta institucionalizó la planificación en base a ese modelo desarrollista. Asimismo, cabe anotar que en este mismo sentido hubo especial impacto con el impulso externo de la Alianza para el Progreso. Dentro de ello, el modelo desarrollista hizo su aparición en la región mediante la implementación de políticas de planificación del desarrollo regional; actividad significativa asociada a la industrialización sustitutiva de importaciones comandada por el Estado.

21El subempleo corresponde al grupo de la población que labora, pero que considera que no es remunerado de acuerdo con sus habilidades y capacidades, o que trabaja menos horas de las requeridas.

22Según Torres (2001, p. 21), un ejemplo del poder de estos organismos económicos es la elaboración totalmente secreta del Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) con el que se intentaba proteger a las empresas multinacionales y a sus inversiones contra Estados Nacionales que mantuvieran todavía alguna forma de proteccionismo, contra aquellas estructuras que pusieran alguna clase de límites o vigilancia a las políticas de librecambio, de mercado puro y duro, de capitalismo salvaje. Acuerdo que las protestas organizadas de distintos grupos contra esta clase de globalización, pertenecientes a un buen número de países, lograron denunciar hasta conseguir su retirada.

23Estos gigantes empresariales, medidos por su poder económico, sobrepasan a algunas economías nacionales. Las ventas anuales del número uno, el consorcio automotor americano General Motors, supera al producto social bruto de Irlanda, Nueva Zelanda y Hungría sumados. Y los cinco mayores consorcios superan a los 46 países más pobres en cuanto a rendimiento económico.

24Este tipo de organismos mundialistas (FMI, la OCDE, el Banco Mundial, la OMC), con el apoyo las grandes empresas multinacionales, son el verdadero cerebro de las políticas neoliberales, hasta el punto de que llegan a construir todo un gran entramado de redes de fuerza para lograr el consentimiento de la población a sus propuestas. Es el control de los recursos financieros que tienen en sus manos lo que les permite dirigir las líneas de pensamiento de la inmensa mayoría de los medios de comunicación de masas, el control de las publicaciones de numerosas editoriales, ejercer con autoridad en los partidos políticos en el Gobierno sobre la base de créditos y “donaciones” para sus campañas, influir notoriamente en el trabajo de instituciones de formación e incluso instituciones educativas, en especial en las universitarias a través de la concesión de subvenciones económicas para la promoción de determinadas líneas de investigación, etc. En resumen, son los organismos económicos de carácter mundialista, es decir, globalizados, los que también financian la construcción de discursos acordes con sus intereses privados y de explotación, que además divulgan con insistencia.

Recibido: 05 de Octubre de 2011; Aprobado: 10 de Diciembre de 2011

*Autor de correspondencia: John Fernando Macías Prada, correo electrónico: avellanojf@gmail.com

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