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Theologica Xaveriana

Print version ISSN 0120-3649

Theol. Xave. vol.61 no.172 Bogotá July/Dec. 2011

 

LOS PRIMEROS DIAS DE JESÚS SEGÚN EL CUARTO EVANGELIO
APROXIMACIÓN NARRATIVA A JN 1,19-2,12*

THE FIRST DAYS OF JESUS ACCORDING TO THE FOURTH GOSPEL. A NARRATIVE APPROACH TO JN 1:19-2,12

OS PRIMEIROS DÍAS DE JESUS SEGUNDO O QUARTO EVANGELHO. APROXIMAÇÃO MARRATIVA A JO 1,19-2,12

Juan Alberto Casas Ramírez**


* Artículo de investigación que propone el informe final del proyecto concluido de la investigación de Maestría, en el campo de la teología bíblica, denominado "Aproximación narrativa a los primeros días del cuarto Evangelio (Jn1,19-2,12)" y sustentado el 6 de octubre de 2010, en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana.
** Magíster en Teología; Licenciado en Ciencias Religiosas y Diplomado en Pastoral Educativa Académica y en Espiritualidad de la Docencia Universitaria, de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá); docente e investigador de la Facultad de Teología de la misma universidad; estudios de Filosofía y Teología, Seminario Mayor de Bogotá; de Lenguas Bíblicas, Instituto Bíblico Pastoral Latinoamericano, IBPL, de la Corporación Universitaria Minuto de Dios; y de Religiones Antiguas y Nuevas Espiritualidades, Centro de Estudios Teológicos y de la Religión, CETRE, Universidad del Rosario. Correo electrónico: jcasas.smsj@javeriana.edu.co

Fecha de recibo: 14 de abril de 2011. Fecha de evaluación: 9 de mayo de 2011. Fecha de aprobación: 2 de agosto de 2011.


RESUMEN

El artículo explora el potencial de la exégesis narrativa aplicada a la secuencia dramática de Jn 1,19-2,12, y determina que, por una parte, el valor de tal metodología hermenéutica en el análisis bíblico aporta una dinámica dialógica particular en la que el lector/oyente, al involucrarse en la trama del relato, se hace partícipe de la historia, actualizándola, y se ve comprometido a incorporarla en su cotidianidad y en su entorno social, transformándolos; por otra parte, el relato analizado permite vislumbrar el proceso paradigmático de la fe propuesto desde la comunidad joanea, que va desde la proclamación testimonial hasta el acto de creer por parte de los discípulos a través del signo, pasando por el encuentro personal y la permanencia con Cristo.

Palabras clave: Cuarto Evangelio, discipulado, testimonio, signos joánicos, exégesis narrativa.


Abstract

This article explores the potential of the narrative exegesis applied to the dramatic sequence presented in Jn 1:19-2, 12. It proposes that, on the one hand, the value of such hermeneutical methodology for biblical analysis provides a particular dialogical dynamics in which the reader/listener -involved in the storyline- becomes a participant in the story updating it and compromising himself/herself to incorporate it into his/her own everyday life and his/her own social environment. On the other hand, this account, when analyzed, allows us to discern the paradigmatic process of faith proposed from the Johannine community; it starts with the testimonial proclamation and finishes with the act of believing by the disciples through the sign, and in the process it covers the personal encounter and the affiliation to Christ.

Key words: Fourth Gospel, discipleship, testimony, Johannine signs, narrative exegesis.


Resumo

Este artigo explora o potencial da exegese narrativa aplicada da sequência dramática de Jo 1,19-2,12, e determina que, por uma parte, o valor da tal metodología hermenéutica na análise bíblica aporta uma dinâmica dialógica particular na que o leitor/ouvinte, ao involucrar-se na trama do relato, fazse participante da história, atualizando-la, e se sente comprometido a incorpora-la no seu contidiano e no seu entorno social; por outra parte, o relato analizado permite vislumbrar o processo paradigmático da fé proposto a partir da comunidade joanina, que vai desde de a proclamação testemunhial até o ato de crer por parte dos discípulos através dos signos, pasando pelo encontro pessoal e a permanência com Cristo.

Palavras chave: Quarto Evangelho, discipulado, testemunho, signos joaninos, exegese narrativa.


INTRODUCCIÓN

El interés puesto en el lenguaje por parte de las ciencias humanas y sociales ha abierto también un nuevo y amplio marco de indagación para la teología y la exégesis bíblica, porque en la tradición judeo-cristiana el acontecer revelatorio por parte de Dios y la respuesta de fe por parte del hombre han sido percibidos, comprendidos y comunicados bajo mediaciones lingüísticas y literarias entre las cuales el relato ha tenido un papel privilegiado.1

En efecto, la narración, además de reivindicar el modelo testimonialkerigmático a través del cual se proclama y actualiza la fe, aporta una dinámica dialógica particular, en la que el lector/oyente, al involucrarse en la trama del relato, se hace partícipe de la historia, actualizándola, y se ve comprometido a incorporarla en su cotidianidad y en su entorno social, transformándolos. Por esta razón, en el campo de la exégesis bíblica, a los análisis de tipo históricogenético y retórico-estructuralista se ha agregado la perspectiva de la narratividad como estrategia para profundizar en el sentido teológico de los textos y su dimensión actualizante y reinterpretadora de la vida de las comunidades cristianas de todos los tiempos.2

En esta coyuntura contextual y epistemológica, se enmarcó la propuesta de investigación en torno de un acercamiento narrativo a los "primeros días de Jesús según el cuarto Evangelio": por una parte, se pretendió responder a las búsquedas de horizontes de comprensión y de sentido que desde la cultura interpelan a la teología y le exigen una tematización de la fe más encarnada, que parta de la vida y sea expresada en la forma propia de la experiencia vital, en forma narrativa.

Por otra parte, para dicha tematización, se quiso abordar uno de los relatos fundantes del seguimiento y testimonio de Cristo plasmado en las Sagradas Escrituras, texto normativo de tradición3 para la comunidad cristiana: el relato de los primeros días de Jesús según el cuarto Evangelio (Jn 1,19-2,12). En él, llama especialmente la atención el manejo de la trama de corte cristológico y discipular realizado por el narrador, en el contexto del testimonio de Juan (el Bautista), el encuentro de Jesús con los primeros discípulos y la manifestación de su gloria en el signo de la boda de Caná.

Surgió al respecto la pregunta sobre la manera de interpretar esta introducción al Evangelio desde la perspectiva de la narrativa. Así, se quiso ofrecer una comprensión que, al tomar como punto de partida los métodos exegéticos tradicionales, recurrió a las nuevas racionalidades como instancias sapienciales y portadoras de sentido vital, donde el saber narrativo adquiere un especial interés por su papel de puente entre la comunidad cristiana del Nuevo Testamento y la comunidad humana de hoy.

De esta manera, la investigación buscó responder a los siguientes interrogantes de orden metodológico-exegético: ¿Cuál es el sentido del mensaje que comunica el autor del cuarto Evangelio en la trama narrativa de Jn 1,19- 2,12? ¿Con qué estrategias organiza el autor el desciframiento del sentido de la trama por parte del lector?

Para dar respuesta de forma sistemática a la pregunta-problema propuesta, el ejercicio investigativo se articuló a partir del objetivo general de comprender el sentido del mensaje que comunica el autor del cuarto Evangelio y con qué estrategias organiza el desciframiento de dicho sentido, por parte del lector, en la trama narrativa de Jn 1,19-2,12.

LA EXPRESIÓN "LOS PRIMEROS DÍAS DE JESÚS SEGÚN EL CUARTO EVANGELIO"

Se optó por la expresión "primeros días" pues la denominación tradicional que aparece, por ejemplo, en la Biblia de Jerusalén, "semana inaugural", ha generado algunos cuestionamientos por parte de la exégesis moderna.

Por una parte, desde las aproximaciones clásicas, los especialistas advirtieron frecuentemente la presencia del desarrollo del relato a lo largo de unos "días". Muchos los han relacionado con los siete días de la creación. Por ejemplo, Boismard (en L'Evangelie de Jean, 32-36), quien "en su ejercicio de reconstrucción de las fuentes del Evangelio, en la etapa Juan II-B, ve la estructura del Evangelio compuesta por ocho semanas, precedidas del Prólogo".4 La primera de ellas sería la "semana inaugural" y ésta es la denominación que adopta la Biblia de Jerusalén.5

Otros autores constatan un nexo muy estrecho entre los relatos desde la perspectiva del proceso de la formación de la fe de los discípulos, a partir del dato cronológico "al tercer día" (Jn 2,1), cuya función sería la de ligar la escena de Caná con las anteriores; sin embargo, no consideran apropiada la expresión "semana inaugural" al no poderse constatar con certeza la identidad ordinal del "tercer día" respecto de los relatos del capítulo primero (el "tercer día" -con su formulación ordinal y no cardinal- completaría seis días respecto de los anteriores), por lo cual se trata de una indicación más de tipo teológico que cronológico.6

Otros más parten de esta ambigüedad y consideran que la expresión "al tercer día" significa que han pasado dos días, y que el relato de Caná acontece en el tercero (pero no han pasado tres días); es decir, que el relato correspondería al día sexto y remitiría a Gn 1,26-31, día en el cual Dios creó a la humanidad, para mostrar, en este caso, que la primera señal realizada por Jesús señalaría el nacimiento de la nueva humanidad -es decir, el grupo de los que se adhieren a Jesús por la fe- cuya consumación se dará en la cruz (Jn 19,30).7

En lo que concierne a la presente investigación, y con base en las consideraciones precedentes, se propuso la expresión "primeros días" por la funcionalidad narrativa que posee; es decir, más por su connotación unificadora del relato, desde el punto de vista narrativo de la temporalidad que se evidencia en la sucesión de días entre una escena y otra (incluida la boda de Caná), que por la exactitud del paso de los mismos hasta completar un septenario.

EL ANÁLISIS NARRATIVO COMO MARCO METODOLÓGICO PARA ABORDAR EL RELATO DE "LOS PRIMEROS DÍAS"

En una primera fase de fundamentación metodológica, desde la perspectiva hermenéutica y narratológica de Gerard Genette8, Sigmund Chatman9 y Paul Ricoeur10, la propuesta teológica de Jean Baptista Metz11, Gerhard Lohfink12, Michael Schneider13 y Ernest Wright14, y el planteamiento exegético de Jean- Louis Ská15, Jean-Nöel Aletti16 y Francois Tolmié17, entre otros, se abordó el origen, la naturaleza, la pertinencia contextual y los alcances del método narrativo, tanto para la teología fundamental y sistemática en general como para la exégesis bíblica en particular.

En este punto se llegó a proponer a la narrativa como eje articulador y transversal de las racionalidades teológicas especializadas: la teología bíblica, la teología sistemática y la teología de la acción.18 Una vez realizada dicha fundamentación, se indagó en torno del método del análisis narrativo en las Sagradas Escrituras. De hecho, a partir de una revisión documental sobre las metodologías de análisis narrativo de las escrituras (Daniel Marguerat19, Jean- Lois Ská20, Horacio Simian-Yofré21, Shimon Bar-Efrat22, José María Siciliani23, entre otros), se realizó una sistematización del método narrativo que, hasta el momento, era inexistente en el contexto investigativo general.

Todo ello confluyó en el análisis de algunas instancias narrativas del relato mencionado, no sólo para ahondar en su interpretación, sino principalmente para comprender sus estrategias comunicativas al propiciar y trasmitir la fe, según la finalidad narrativa, cristológica y soteriológica que el mismo Evangelio explicita en 20,31: "Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre."

PANORAMA DEL CUARTO EVANGELIO Y PREPARACIÓN HERMENÉUTICA DEL TEXTO

Una vez realizada una exploración documental, a modo de estado del arte, en torno de las aproximaciones narratológicas que se han ofrecido sobre el cuarto Evangelio24, se realizó una lectura panorámica del Evangelio a partir de las cuestiones suscitadas desde la diacronía (datación, lugar de redacción, autoría, proceso redaccional) y desde la sincronía (género literario, rasgos estilísticos, estructura, finalidad).

Nos detuvimos, de forma especial en los aspectos narratológicos del Evangelio encontrados en la obra de Alan Culpepper25 principalmente: la voz narrativa, la focalización, las relaciones intradiegéticas entre el narrador (la comunidad joánica), el autor implícito (el discípulo amado) y Jesús como protagonista; el manejo del tiempo narrativo, la caracterización de los personajes, los comentarios implícitos y el perfil del lector proyectado por el autor. Todo esto, como plataforma previa, contextual y fundante del análisis narrativo del texto de "los primeros días", texto que -con miras a la rigurosidad exegética- fue sometido a la crítica textual y a un ejercicio de traducción, versículo por versículo, a través del análisis gramatical (sintáctico y semántico) y de la confrontación con otras traducciones de la Biblia, teniendo en cuenta los últimos estudios sobre crítica de la redacción y de la tradición del texto.26

ACERCAMIENTO NARRATOLÓGICO GLOBAL AL RELATO DE "LOS PRIMEROS DÍAS"

A partir del desarrollo de la plataforma hermenéutica enunciada, se inició un acercamiento narratológico global al relato de los "primeros días", primero, desde su plano formal (ficción) y su relación con el conjunto del Evangelio, donde se encontró que el texto en cuestión realiza una presentación condensada de su trama general: el proceso y el modo de acceder a la fe en Jesucristo, protagonista del relato; el papel del precursor y su testimonio sobre sí mismo y sobre Cristo, que activa las secuencias narrativas posteriores y las orienta como parte del proceso jurídico que se establece entre Cristo y el mundo; los títulos atribuidos a Jesús, que se van descubriendo de modo acumulativo; los personajes que intervienen, sus roles y funciones "actanciales" y las tensiones generadas entre éstas; las preguntas retóricas de Jesús que desencadenan diversas reacciones entre sus interlocutores; las tipologías y simbolismos centrales del macrorrelato, como "los signos", "el discípulo", "los judíos", "la hora", "la gloria", "la boda", "el varón-novio", "la mujer-madre", "el agua", "el espíritu", "el servidor", entre otros.

Siguiendo a Ortiz Valdivieso se afirmó que esta sección está centrada en el tema del crecimiento en la fe, pues presenta los "varios pasos por los que algunos (especialmente, los que a lo largo del Evangelio son llamados "discípulos) van llegando a la fe y van madurando en ella".27

Estructura literaria del relato (establecida desde la ficción o enunciado formal)

Se constató -a partir del establecimiento de los límites externos e internos del texto, desde la acción narrativa, el marco de la escena y el marco textual- que el relato se encuentra articulado en tres partes fundamentales: "el testimonio de Juan" (1,19-34), "el proceso de la fe en los primeros discípulos: testimonio y encuentro" (1,35-51), y la "revelación de la gloria de Cristo en la boda de Caná" (2,1-12).

Cada una de ellas funciona como la cara de un tríptico, cuyas "bisagras" están constituidas tanto por una indicación temporal a lo largo de varios días, como por el relato mismo del testimonio, que lleva a la fe de modo personal y que culmina con la revelación gloriosa de Jesús, no como respuesta sino como factor detonante de la fe.

Cada parte del relato estaría construida según el método derásico28, a partir de paralelos con el Antiguo Testamento, especialmente del profeta Isaías (para permitir la comprensión del testimonio de Juan el Bautista) y de los motivos sapienciales29 de Proverbios, Eclesiástico y Sabiduría (para permitir la comprensión del modo como el logos-sabiduría encarnada realiza su presentación al mundo y a sus discípulos y les revela su gloria).

De igual manera, el Prólogo del Evangelio aportaría los criterios hermenéuticos de dicha presentación-acogida-revelación del logos a lo largo del relato.

Estructura narrativa del relato (establecida desde la enunciación o acción relatada)

El relato de "los primeros días" es una secuencia narrativa con una trama unificada de tipo mixto, pues entrelaza tramas de acción y de revelación en las que las mismas acciones tendrían una finalidad revelatoria, al definir el sentido de los acontecimientos y la identidad de Jesús.

De este modo, se encontró que las preguntas que dinamizan la acción y la revelación del relato, y que se harán extensivas al resto del Evangelio, son: ¿Quién es y quién no es Juan el Bautista?, ¿cuál es su misión y el sentido de la misma?, ¿quién es Jesús?, ¿dónde "permanece"?, ¿cuál es su relación con Dios?, ¿quién es el discípulo y cuál su relación con Jesús?, ¿cómo revela Jesús su gloria?

Según esto, y a partir de un esquema quinario, las tramas se unificarían como indica el cuadro que sigue.

De acuerdo con la secuencia presentada, tanto la situación inicial como el nudo, al ubicarse al inicio de la trama del Evangelio, se enfocan principalmente en la presentación de los personajes y en la indicación de sus roles. Asimismo, en la situación inicial se da apertura a uno de los procesos transversales del Evangelio: el juicio del mundo contra Jesús, a través del interrogatorio de los sacerdotes, levitas y fariseos enviados por los judíos de Jerusalén; el interrogado y testigo primordial es Juan y será él quien, a través de las negaciones y posteriores afirmaciones de su identidad y misión, despeje el camino, como él mismo lo señala, citando a Isaías, para que Jesús haga su aparición al final del nudo.

Ya en el nudo se interrelacionarán las tramas de acción y de revelación a partir del testimonio de Juan sobre Jesús, que genera el seguimiento de los primeros discípulos y el llamado de estos a otros, no para integrar el grupo (esto no es explícito), sino para encontrarse -"ir a ver" -con Jesús (trama de acción). En este proceso de encuentro y seguimiento "contagioso" de un discípulo a otro se presentarán nuevos rasgos de Jesús en torno de la pregunta sobre su identidad. Ésta es, en últimas, la que mueve a conocerle (trama de revelación).

En ese sentido, llama la atención el modo narrativo de la presentación de los personajes: el narrador no los describe directamente (telling) ni tampoco los presenta por medio de sus acciones (showing). Serán los mismos personajes, en su interacción dialógica, quienes se interroguen y quienes habrán de descubrir, paulatinamente, quién es Jesús y quiénes son ellos mismos desde el ejercicio del seguimiento, y más especialmente, desde su acceso al creer.

Esta sección corresponde al nudo dentro de la secuencia narrativa de los primeros días, porque en ella se lanzan las preguntas fundamentales que dinamizarán la acción y la revelación, no sólo de esta primera parte sino del resto del Evangelio.

Tanto la acción transformadora como el desenlace y la situación final tendrán lugar en el signo efectuado en la boda de Caná, pues en el mismo se responderá, de modo inicial, a varias de las preguntas suscitadas desde el nudo, por medio de la situación generada por la falta de vino y de las acciones de Jesús ante la misma. La constatación por parte del narrador de que aquí Jesús reveló su gloria y creyeron en él sus discípulos viene a cerrar la secuencia iniciada desde el testimonio de Juan, de varios modos:

  • Se revela la gloria de Jesús prometida desde el encuentro con Natanael. En tal revelación, Jesús aparece como el novio de las bodas mesiánicas en las cuales se renueva la alianza entre Dios y el pueblo a través del don del vino nuevo.

  • Se explicita la cuestión nupcial señalada de forma vedada por Juan, por medio del signo de desatar la correa de las sandalias y de la visión de la paloma que desciende y permanece sobre Jesús.

  • Se culmina con la conformación del grupo de discípulos-servidores, quienes, desde la lectura simbólica, pasan a ser hermanos.

  • Se desarrolla el simbolismo del agua, clave interpretativa del Evangelio prefigurada desde el bautismo de Juan, como signo del don del Espíritu, del mesianismo de Cristo y de la renovación de la alianza, por medio de las bodas de Cristo con la humanidad nueva.

  • Se culmina con la secuencia temporal iniciada con el testimonio de Juan y encauzada hasta "el tercer día" (indicación primera de la escena), correspondiente al sexto día de la totalidad de la secuencia que, desde la lectura derásica del Evangelio, a la luz del relato del Génesis, equivaldría al día de la creación en el que Dios formó a la humanidad.

  • Se culmina con un desplazamiento geográfico inicial en el Evangelio, que tuvo su punto de partida en Betania, "más allá del Jordán"30, y que conduce hacia Galilea (de Caná a Cafarnaún), región que, según los sinópticos, es el escenario del ministerio público de Jesús.

Encadenamiento del relato con otras secuencias narrativas del cuarto Evangelio

Lo anterior permitió constatar que existe un encadenamiento entre tramas, pues la secuencia narrativa de los primeros días -como ha sido presentada-, además de ser pronosticada y anticipada en el Prólogo, es reproducida estructuralmente en Jn 3,22-4,54 del siguiente modo:

El paralelismo entre ambas tramas (1,19-2,12 y 3,22-4,54) permitió evidenciar la reproducción tipológica de la secuencia narrativa de "Los primeros días" y, al mismo tiempo, descubrir claves hermenéuticas para su comprensión.

Respecto del testimonio de Juan:

  1. El testimonio de Juan sobre su propia identidad y sobre Jesús activa las tramas de acción y revelación: él no es el Cristo, pero su misión está referida a él.

  2. En ambas secuencias dicho testimonio es dirigido a los discípulos de Juan, aunque en la segunda no se indica que ellos opten por seguir a Jesús.

  3. En ambas, Juan se refiere a Jesús en acción de venir: "El que viene detrás de mí" (1,27); "ve a Jesús viniendo a él" (1,29); "detrás de mí viene un varón" (1,30); "el que viene de arriba [...], el que viene del cielo" (3,31).

  4. Juan se identifica en relación con Jesús, usando expresiones propias del ámbito nupcial: él no es digno de "desatarle la correa de las sandalias" (1,27). Ésta es una acción simbólica que expresaba el derecho jurídico de propiedad del novio sobre su esposa, según Rt 4,7-8. En Jn 3,29, Juan es más explicito al respecto: él es el amigo del novio, quien le asiste, le oye y se alegra con la voz de aquél.

  5. En ambas aparece una indicación espacial sobre el lugar donde Juan está ejerciendo su ministerio.

Respecto del encuentro, seguimiento, testimonio:

  1. En ambas escenas se indica la hora en la que ocurre el encuentro: "la hora décima", en Jn 1,39, y "la hora sexta", en Jn 4,6.

  2. Se desarrolla un diálogo entre Jesús y los discípulos (1,37-38; 45-51), y entre Jesús y la samaritana (4,7-26), lo que la ubica en el contexto del discipulado.

  3. El encuentro y permanencia con Jesús produce su anuncio a otros; los discípulos dan testimonio a otros (1,40-46), del mismo modo que la samaritana va a dar testimonio sobre Jesús a la ciudad (4,28-29). La expresión con la que se hace la invitación es típica: la expresión que dirige Jesús a los primeros discípulos (1,39) es la misma que estos y la samaritana dirigen a sus oyentes: "Venga y vean" (1,46; 4,29). La reacción inmediata de quienes reciben el testimonio es ir a donde Jesús (1,42.47; 4,30). No obstante, existe una diferencia esencial: mientras en el relato de "los primeros días" son los discípulos quienes afirman que Jesús es el Mesías o Cristo (1,41), en el encuentro con la samaritana es Jesús mismo quien se revela como el Cristo (4,25-26). Sin embargo, a pesar de la afirmación positiva de Jesús, el anuncio de la samaritana se realiza en modo interrogativo o duditativo: "¿No será el Cristo?" (4,29).

  4. Otra diferencia narrativa se da en la segunda secuencia: en ella, se anticipa la cuestión nupcial para la segunda escena (que en la primera secuencia es proyectada hacia la tercera escena: la boda en Caná). No sólo hay una mención de los maridos de la mujer, sino que se repiten expresiones claves del texto de la boda de Caná: Jesús la llama como a su madre en Caná: "Mujer"; y en la misma expresión se refiere a "la hora":

      Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre [...]. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad. (4,21-23).

"Mujer" es la palabra con que el esposo se dirige a su esposa; y ella le llama "Señor" (4,11), expresión con la que la esposa se dirige a su esposo. A ello se añade el simbolismo nupcial del lugar donde se desarrolla el encuentro: junto al pozo de Jacob: evoca a Gn 24,11 (el encuentro entre Isaac y Rebeca), Gn 29,10 (el encuentro entre Jacob y Raquel), Ex 2,15 (el encuentro entre Moisés y Séfora), Ct 4,15 (el novio se dirige a la amada con la expresión "pozo de aguas vivas").32

Todos estos encuentros culminan con la celebración de la alianza esponsal, y por el modo literario como se da el encuentro entre Jesús y la samaritana, no se puede esperar un desenlace diferente. Si las bodas de Caná simbolizan la renovación de la alianza por medio de la celebración nupcial entre el Mesías y el pueblo judío (referencia a las tinajas de piedra propias de los rituales de purificación), el encuentro entre Jesús y la samaritana "junto al pozo de Jacob" estaría simbolizando por las nupcias entre el Cristo y el pueblo de Samaría.

Jesús, como el séptimo y definitivo marido, da plenitud a la secuencia de los seis esposos que ha tenido la samaritana y que representan a los dioses paganos propios de los pueblos que inmigraron de manera forzada a la región.33

Respecto del signo:

  1. La reproducción de secuencias se hace más evidente en este punto, donde el lugar geográfico en el cual se realiza el signo es el mismo: Caná de Galilea. De hecho, el mismo narrador así lo advierte, al comienzo del relato en la segunda secuencia: "Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino" (4,46).

  2. Ambos relatos inician con una indicación temporal: una referencia ordinal -"al tercer día" (2,1)-, y una referencia cardinal -"pasados los dos días" (4,43)-, que por su forma redaccional también haría referencia a un tercer día.

  3. En ambos relatos aparece la mención de la hora: en las bodas Jesús expresa a su madre que "su hora" aún no ha llegado (2,4); en la curación del hijo del funcionario real, la hora es referida al momento en que sucedió la curación del niño, "la hora séptima": "El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: 'Tu hijo vive'." (4,52-53). Llama la atención que en el segundo relato se señale que el signo ocurrió a la "hora séptima" y que el encuentro con la samaritana -inmediatamente anterior- haya ocurrido a la "hora sexta". ¿No se tratará acaso de una progresión narrativa en la que, igual que en el relato de "los primeros días", el culmen de las secuencias lo tiene el signo efectuado por Jesús?

  4. Ambos relatos culminan con las conclusiones del narrador dispuestas desde diversos ámbitos; en primer lugar, se señala la consecuencia del signo: "Creyeron en él sus discípulos" (2,11); "creyó él y toda su familia" (4,53). En segundo lugar, el narrador recapitula la escena: "Este principio de sus señales" (2,11); "esta nueva señal, la segunda..." (4,54). Y, finalmente, señala un desplazamiento geográfico por parte de Jesús: "Después de esto bajó hasta Cafarnaún (2,12); "después de esto, hubo una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén" (5,1). Llama la atención el uso de las expresiones "bajar" y "subir", que en el cuarto Evangelio, desde su lectura simbólica, harán referencia a la venida de Jesús desde el Padre ("bajar"), así como su exaltación gloriosa junto al Padre ("subir").

HALLAZGOS DESDE EL ANÁLISIS DE CADA UNA DE LAS PARTES NARRATIVAS DE LOS "PRIMEROS DÍAS"

Concluido el acercamiento global a la secuencia de los "primeros días", se procedió a realizar el análisis de cada una de sus partes narrativas; para cada parte se desarrollaron los siguientes aspectos:

    - Observaciones en torno del inventario lexical de la perícopa

    - Caracterización de los personajes de la perícopa y de su función actancial

    - Análisis de la trama narrativa del conjunto y análisis por escenas

    - Estudio del entramado verbal

    - Observaciones narratológicas particulares

Respecto de la primera parte, "el testimonio de Juan" (Jn 1,19-34), que abarca los días 1 y 2, se destacaron los siguientes aspectos:

1. El testimonio de Juan comienza por el interrogatorio que sacerdotes, levitas y fariseos enviados por los judíos desde Jerusalén realizan sobre su identidad. Dicho interrogatorio abrirá el que -para Augustin George, Pierre Grelot34, Josep Tuñi y Xavier Alegre35- es el proceso judicial del mundo contra Jesús y dejará en claro tanto la misión preparatoria e indicativa de Juan como la misión e identidad de Jesús: es el Hijo de Dios, que viene a quitar el pecado del mundo y a bautizar en el Espíritu Santo. La negación radical de Juan sobre su condición mesiánica ("yo no soy") será una preparación remota para Jesús, el único que podrá decir "yo soy".

2. Como se señaló previamente, Juan se refiere a Jesús en acción de venir: "el que viene detrás de mí" (1,27), "ve a Jesús viniendo a él" (1,29), "detrás de mí viene un varón" (1,30). Dicha indicación está en consonancia con el Prólogo, que señala la venida del logos, y con la primera parte del Evangelio (Jn 1,1- 12,50), en la que los signos muestran el modo como el logos encarnado "pone su tienda entre nosotros" (1,14) y a quienes lo reciben y creen en su nombre "les da poder de hacerse hijos de Dios" (cfr.1,12).

3. Según lo señalado en el paralelismo entre Jn 1,19-2,12 y 3,22-4,54, Juan se identifica en relación con Jesús, usando expresiones propias del ámbito nupcial: él no es digno de "desatarle la correa de las sandalias" (1,27). Este tema -según Ives Simons36 y Adeline Fehribach37- será recurrente en el Evangelio, en el que se señalará a Jesús como "el novio" (3,29) y en el que la renovación de la alianza de Dios con Israel será simbolizada con la imagen de las bodas mesiánicas, relato culmen de "los primeros días".

4. Si en la primera escena (1,19-28) los destinatarios del testimonio de Juan son los sacerdotes, levitas y fariseos, representantes del mundo, en la segunda escena (1,29-34), a partir del estudio del entramado verbal, se encontró que Juan asume la función de narrador intradiegético-homodiegético, en la cual involucra al lector como oyente y destinatario directo de su testimonio. Se cierra con una elipsis, y se espera que el lector asuma una postura a partir de lo escuchado: podrá seguir a Jesús, como lo harán los discípulos de Juan (1,37), o mantenerse escéptico, como los sacerdotes y levitas enviados desde Jerusalén.

En torno de la segunda parte, "el proceso de la fe en los primeros discípulos: encuentro, seguimiento, testimonio" (1,35-51), que abarca los días 3 y 4, sobresalen los siguientes elementos:

1. En contraste con el Evangelio de Marcos, en el que los discípulos disciernen progresivamente quién es Jesús, gracias a numerosos sucesos, aquí los discípulos confieren a Jesús casi todos los títulos de la comunidad cristiana desde el temprano comienzo: Mesías o Cristo (1,41), aquel de quien escribió Moisés y los profetas (1,45), el Hijo de Dios (1,49), el rey de Israel (1,49). Ellos no tienen el beneficio de conocer las afirmaciones del Prólogo sobre la preexistencia de Jesús, pero -como el narrador y el lector- parecen saberlo.38

2. Los discípulos de Juan que han seguido a Jesús y han querido saber dónde permanece (ποῦ μένεις 1,38) son llevados por él a dicho "lugar", ven dónde permanence (μένει) y permanecen ( ἔμειναν) con Jesús aquel día. Un lector desprevenido seguiría la lectura suponiendo que ellos fueron al lugar donde Jesús habitaba;un lector curioso se preguntaría por qué razón el narrador no hizo alguna descripción de dicho lugar; pero un lector atento encontrará que, en 1,18, el narrador le hizo una confidencia mediante un comentario explícito: el lugar donde "permanece" el Unigénito de Dios es el seno mismo del Padre (τὸν κóλπον τοῦ πατρὸς). De ahí que el auténtico discípulo, al seguir el paradigma prototípico de los primeros discípulos, es quien busca y quiere permanecer junto con Jesús en el seno del Padre. Esta actitud "comunional" será recurrente a lo largo del Evangelio y se expresará de forma plástica en la imagen de la vid y los sarmientos del Capítulo 15.

3. Desde lo anterior, el camino de la fe se arraiga en una experiencia singular y personal, pero va sostenida por la escucha de un testimonio recibido de otro. Las fases de dicha experiencia de encuentro son: escucha del testigo, búsqueda y seguimiento de Jesús, permanencia con él, búsqueda y encuentro de otro, para compartir la experiencia en la que se ofrece una referencia mesiánica, y, finalmente, conducción del otro hacia Jesús. En algunos casos, el nuevo discípulo recibe una identificación nominal-misional (el caso de Pedro) o prototípica-actitudinal (el caso de Natanael) por parte de Jesús.

    La manera como sucede el primer encuentro con Jesús, los pasos y mediaciones que allí se dan, permanecerá como paradigma para los discípulos de todos los tiempos, quienes comenzarán su camino de discipulado a partir de un 'encuentro personal' con Jesús.39

De este modo, "el discipulado se convierte en fuente de testimonio, y en cuanto tal, constituye el vínculo histórico-salvífico necesario entre Jesús y los que creerán en él a través de sus palabras".40

4. Hasta el momento, los discípulos han creído porque Jesús ha hablado.

    ...les falta todavía contemplar sus obras, es decir, los signos que manifiestan su gloria. Por eso dice Jesús a Natanael, en el v. 50, que verá cosas aún más grandes, preparando de este modo el escenario para el milagro de Caná, el primero de los signos de Jesús, que dará ocasión a que los discípulos vean su gloria y crean en él (2,11).41

Sobre la tercera parte, "revelación de la gloria de Cristo en el signo de la boda de Caná" (Jn 2,1-12), que corresponde al día 6, se destacan los siguientes elementos:

1. Como lo propone Schnackenburg42, este relato del primer "signo" por el que Jesús manifiesta su gloria (v.11), es por un lado un punto final de la exposición precedente, que apuntaba a una manifestación visible del Mesías conocido por los primeros discípulos, pero no reconocido plenamente en su verdadero ser; por otro lado, es un punto de partida con vistas a la entera autorrevelación de Jesús efectuada con "signos" o "señales".

2. La escena de la boda, puesta al comienzo del ministerio profético de Jesús, asume el carácter de manifiesto programático de su misión y constituye la síntesis anticipada del cumplimiento de su obra y su glorificación.43

3. Como en la primera parte, se da aquí un cambio de la forma verbal de la narración del aoristo al presente indicativo, estrategia que -según Ská44- introduce nuevamente al lector en la escena y le permitirá, junto con los discípulos-servidores, contemplar la gloria de Jesús y creer en él.

4. Según Ives Simons45 y José Caba46, la madre de Jesús abre en la escena de Caná, junto con el Hijo mismo, el camino a la nueva época mesiánica:

    En esta nueva etapa, ella, como "mujer", llegará a ser la "mujer-esposa" del Mesías; en este marco de la boda de Caná el verdadero esposo resulta ser Jesús, y la "mujer", la esposa. De esta manera la alianza nupcial de Yahvéh en el Antiguo Testamento reviste una nueva forma en esta alianza renovada de Nuevo Testamento. Finalmente, la madre de Jesús como "mujer" resulta ser también la "mujer-madre" del nuevo pueblo mesiánico que nace al comienzo de la hora del Mesías. Se preanuncia así cuanto será explicitado en la escena de la "mujer" junto a la cruz del Hijo (Jn 19,25-27).47

De este modo, "el entrelazamiento del doble simbolismo del Hijo y de su madre, del esposo y de la esposa, funda una existencia humana del hombre y de la mujer. Se trata de una existencia filial por cuanto compete al hombre, y materna por cuanto compete a la mujer".48

5. Por otra parte -de acuerdo con John Ashton49-, la madre de Jesús es presentada como símbolo del judaísmo que vivía en espera de la realización de las promesas mesiánicas, y al mismo tiempo, como "prototipo y ejemplo de fe y discipulado", pues es señalada como creyente antes de la realización del signo de Caná (cuando el signo es el que lleva a los discípulos a creer). Además, al comienzo de la escena, antes de la manifestación de la gloria de Jesús en su actuación mesiánica, la mención de la madre de Jesús precede a la mención del Hijo (v. 1), y una vez se ha revelado la gloria de Jesús, la madre sigue al Hijo (v. 12). Y se añade otra novedad: se hace la enunciación de los hermanos (ἀδελφοί) de Jesús -no mencionados al inicio- antes de aludir a los discípulos (v. 12). De este modo, se sugiere que en este nuevo pueblo los discípulos llegan a ser hermanos de Jesús, teniendo todos, Jesús y discípulos, la misma madre.50

6. Al tomar en cuenta la relación que el Bautista estableció entre el bautismo de agua y el bautismo en el Espíritu (1,33), según Gerardo Sánchez Mielgo, se puede pensar que el vino dado por Jesús es al agua de las tinajas judías, lo que el Espíritu Santo es al agua del rito administrado por Juan.

    De esta manera gana en claridad el "signo" de la plena realización de la alianza. En primer lugar, el agua de la creación se convirtió en agua de la purificación; luego, a través de las tinajas, esa agua puede convertirse en vino, símbolo de los bienes mesiánicos, gracias a la palabra de Jesús.51

7. Como el narrador no señaló que los discípulos presenciaron el diálogo entre la madre y Jesús, las indicaciones de Jesús a los servidores y la reacción del maestresala al probar el vino, nos preguntamos: ¿Por qué creyeron? Se ha considerado más lógico pensar que fueron los servidores quienes creyeron en Jesús, pues ellos "sí sabían" de dónde era "el agua convertida en vino" (2,9).

8. Desde la perspectiva de Adeline Fehribach, se puede ver el banquete de bodas de Caná como la inauguración del cumplimiento de Jesús de la promesa hecha a Abraham -mencionada en Jn 8,31-59 y rememorada en el Prólogo, cuando afirma que a quienes acojan a Jesús y crean en su nombre se les dará el poder de hacerse hijos de Dios (1,2) -, porque éste ha sido el primer caso en el que el texto afirma el hecho de que los discípulos de Jesús creyeron en él, lo cual es condición previa para hacerse hijos de Dios.52

9. Al final, con las palabras del maestresala -y el malentendido sugerido por su referencia al novio en lugar de Jesús-, se corta deliberadamente la narración (elipsis). Será tarea del lector decodificar los niveles de interpretación simbólica y literaria del relato, para discernir entre "el novio" a quien recurre el maestresala y "el novio" de las bodas mesiánicas de Israel.

La constatación de los aspectos anteriores a lo largo del relato de "los primeros días" y la recurrencia de los mismos en los relatos finales del Evangelio lleva a sugerir una estructura de inclusión que, sin ser simétrica, a modo de quiasmo o paralelismo cocéntrico, retoma dichos elementos de forma sugestiva; por eso, aquí sólo la enunciamos, ya que podrá abrir el horizonte para investigaciones posteriores53:

REFLEXIÓN RETROSPECTIVA SOBRE LA INVESTIGACIÓN REALIZADA

Si pudiéramos comparar los métodos exegéticos aplicados a los evangelios con el ejercicio de observación de una locomotora en movimiento, diríamos que los métodos diacrónicos corresponden al ejercicio de filmación de dicho movimiento: se visualizaría el punto de partida en el horizonte y se comprendería el camino por el cual ha llegado hasta el presente.

Los métodos sincrónicos corresponderían a una captura fotográfica: se observan con detenimiento los detalles del artefacto, se percibe su estructura, su colorido, su funcionalidad y se puede, incluso, apreciar la forma estática del humo que sale por la chimenea.

No obstante, optar por el camino de la narración significa aceptar "subirse al tren", asumir el ritmo de su movimiento, percibir desde el interior la vida que transporta (que nos transporta), mirar los paisajes externos, dialogar con los pasajeros, escuchar sus diálogos y hasta sus pensamientos; buscar al maquinista, e incluso al constructor, y preguntarles sobre su proyecto, sobre el horizonte de la llegada...

De este modo, haber asumido el relato de los primeros días de Jesús según el cuarto Evangelio, desde la perspectiva narrativa, nos ha llevado a analizar detenidamente un texto de unos 20 siglos de antigüedad -como podría analizarse una obra de Josefo, de Tácito o de Filón- y a "subirnos" en la primera parte de un intenso recorrido. En el curso del mismo, hemos escuchado a un testigo, hemos visto a sus discípulos dejarle, para seguir a otro que él señaló, y los hemos visto buscar al Maestro, permanecer con él e invitar a otros a conocerle; con los discípulos, hemos acompañado a Jesús a Caná, y allí encontramos a su madre, quien señala la falta de vino, y organiza todo para el momento culmen de este primer tramo: la revelación de la gloria de su hijo, que termina suscitando la fe de sus discípulos y consolidando su comunión con Jesús en clave de hermandad.

Como lectores, nos hemos visto involucrados en las situaciones, hemos sido interpelados directamente por el testigo para reconocer a Jesús (Jn 1,29- 34), y el mismo narrador -mediante estrategias literarias- nos ha hecho partícipes de la escena de Caná, nos ha confiado asuntos desconocidos incluso para los personajes... Nos ha llevado a dar un paso más allá del simple leer, nos ha invitado a creer.

Lo anterior también nos ha permitido resignificar la comprensión del acercamiento hermenéutico a los textos de la Escritura desde la perspectiva de su fase actualizante, porque ésta ya no consistirá simplemente en un ejercicio de extrapolación moral, didáctica, espiritual o pastoral, como ha querido verse desde algunas metodologías de interpretación bíblico-teológicas; antes bien, desde el cuarto Evangelio y la aproximación narrativa al mismo, hemos comprendido que un movimiento fundamental del lector, en el proceso de actualización de los textos, consiste en actualizarse él en la dinámica interna del texto, permitir que éste cobre vida y que las situaciones narradas sean puestas en acto, traídas al presente continuo del lector, para propiciar -en palabras de H. G. Gadamer- una auténtica "fusión de horizontes", o -en palabras de Paul Ricoeur- "la culminación del arco hermenéutico desarrollado en las fases de una triple mímesis".

Sólo de este modo el lector de los "primeros días" estará capacitado para escuchar y aceptar el testimonio del Bautista y podrá acompañar a los discípulos en la búsqueda del lugar donde Jesús "permanece"; sólo así podrá creer en Jesús y reconocerle como Mesías e Hijo de Dios y podrá conducir testimonialmente a sus coetáneos hacia él. En vista de ello, y gracias a la aproximación narrativa que hemos asumido, queremos finalizar retomando las palabras de Culpepper y sus constataciones:

Cuando arte e historia, narración y verdad, sean nuevamente reconciliados, nosotros seremos nuevamente capaces de leer el Evangelio como lo leyó la comunidad original del autor. Ahora, para la precisión del texto, son más vitales los auténticos lectores que los manuscritos originales. Cuando otra vez aprendamos a leer el Evangelio, seremos capaces de armonizar las relaciones entre el mundo del evangelista y el mundo de Jesús, o su mundo con el nuestro. Entonces, cuando los horizontes de nuestro mundo y el mundo de la narrativa se fundan, habremos escuchado al Evangelio, el relato habrá cumplido su propósito, y la verdad a la que apunta volverá a permanecer en sus lectores.54


Pie de página

1De aquí que sea posible afirmar que, al lado de la historia y dependiente de ella, el lenguaje también constituye un lugar teológico fundamental.
2Al respecto, ver Pontificia Comisión Bíblica, La interpretación de la Biblia en la Iglesia, 43; Casas, "La narrativa como eje articulador de las especializaciones funcionales de la teología: bíblica, sistemática y de la acción".
3Ver, al respecto, Parra, Textos, contextos y pretextos, 161.
4Noratto, José Alfredo. La vuelta de Jesús a los discípulos. Los rostros de la parusía en el cuarto Evangelio, 56.
5Boismard, en el texto griego de Jn 1,41, con el apoyo de * y de la tradición griega tardía, habría leído πρῶτος y no πρῶτον (apoyado por î66, 75 c B Θ î1 î13 cop arm geo al ), lo que da pié a la variación πρωἵ ("por la mañana") implicada por la palabra mane en dos o tres manuscritos de Vetus Latina; ello lo llevaría a pensar que hay, en este versículo, el inicio de un día adicional que completaría el septenario de la secuencia narrativa. Ver al respecto: Nestle y Aland (eds.) Novum Testamentum Graece; Roberston, Comentario al texto griego del Nuevo Testamento; Metzger, Un comentario textual al Nuevo Testamento Griego, 172.
6Así, por ejemplo, Pedro Ortiz Valdivieso, "La estructura teológica del cuarto Evangelio", y Raymond Brown, El Evangelio según San Juan. Brown prefiere usar la expresión "días iniciales de la revelación de Jesús a sus discípulos bajo títulos diferentes". Por su parte, Zevini, Evangelio según San Juan, asume la expresión "semana introductoria" pero deja aparte el relato de Caná.
7Así, por ejemplo, Bortolini, Cómo leer el Evangelio de Juan, el camino de la vida.
8Genette, Figuras III.
9Chatman, Historia y discurso: estructura narrativa en la novela y en el cine.
10Ricoeur, Tiempo y narración.
11Metz, La fe en la historia y la sociedad:esbozo de una teología política fundamental para nuestro tiempo.
12Lohfink, "Narración como teología".
13Schneider, Teología como biografía: una fundamentación dogmática.
14Wright, El Dios que actúa. Teología bíblica como narración.
15Ska, Sonnet, y Wénn, Análisis narrativo de relatos del Antiguo Testamento.
16Aletti, "El Cristo narrado. Los evangelios como literatura".
17Tolmie, Narratology and Biblical Narratives, a Practical Guide.
18El documento correspondiente a tal plataforma epistemológica fue publicado en la revista Cuestiones teológicas 88 (2010): 281-306.
19Marguerat, y Bourquin, Cómo leer los relatos bíblicos. Iniciación al análisis narrativo; también Marguerat, En torno a los relatos bíblicos.
20Ska, Sonnet y Wénn, Análisis narrativo de relatos del Antiguo Testamento.
21Simian-Yofre (ed.), Metodología del Antiguo Testamento.
22Bar-Efrat, El arte de la narrativa en la Biblia.
23Siciliani Barraza, Teología narrativa, un enfoque desde las florecillas de San Francisco de Asís.
24Hong, "El análisis narrativo en la exégesis del cuarto Evangelio", 212.
25Su interés ha surgido por la fuerza del relato para involucrar al lector en el proceso de la fe, poniendo de manifiesto el que para Emiliano Hong es el doble aspecto de la Escritura: "narrar la salvación (aspecto informativo) y narrar en vista de salvación (aspecto performativo)" (Culpepper, Anatomy of the Fourth Gospel, a Study in Literary Design).
26Para lo cual se consultaron obras como las siguientes: Brown, La comunidad del discípulo amado; Dodd, La tradición histórica del cuarto Evangelio; Fortna, The Gospel of Signs, a Reconstruction on the Narrative Source Underlying the Fourth Gospel; Vidal, Los escritos originales de la comunidad del discípulo "amigo" de Jesús.
27Ortiz Valdivieso. El Evangelio de Juan, 41.
28Ver, al respecto, a Gómez Fernández, Alonso. Ti emoi kai soi. ¿Qué hay entre tú y yo? Jn 2,4a. Nuevas perspectivas, 20.
29Ver, al respecto, a Brown, El evangelio según Juan, "Introducción", 156-161.
30Éste, aunque es el punto de partida geográfico del relato, no es el punto de partida geográfico de Jesús, pues -según el mismo relato- éste aparece en escena "viniendo" de alguna parte que no es mencionada por el narrador ni por los personajes. El Prólogo será el que indique que Jesús, como λόγος hecho carne, viene del Padre (1,1-18).
31Traducción del Prólogo por Luis Guillermo Sarasa, S.J.
32Ver, al respecto, a Simoens, Secondo Giovanni, Una traduzione e un'interpretazione, 206.
33M. Boismard, Nota al pie de la Biblia de Jerusalén de Jn 4,9, 1511.
34George y Grelot, Introducción crítica al Nuevo Testamento.
35Tuñí y Alegre, Escritos joánicos y cartas católicas.
36Simoens, Secondo Giovanni, 206 (traducción mía).
37Fehribach, Las mujeres en la vida del novio. Un análisis histórico-literario feminista de los personajes femeninos en el cuarto Evangelio.
38Culpepper, Anatomy of the Fourth Gospel, 116 (traducción mía).
39Oñoro El encuentro con Jesucristo vivo en la pedagogía de San Juan, 85.
40Hong, El análisis narrativo del Evangelio según San Juan, 212.
41Brown, El Evangelio según Juan, 306.
42Schnackenburg, El Evangelio según San Juan, 365.
43Domínguez Balaguer, Ramón. La eclesiología esponsal en el Evangelio según San Juan, 210.
44Ska, "Análisis narrativo", 154.
45Simoens, Secondo Giovanni.
46Caba, Teología joanea, salvación ofrecida por Dios y acogida por el hombre.
47Ibid., 118-119.
48Simoens, Secondo Giovanni, 211.
49Ashton, Undesrtanding the Fourth Gospel, 173.
50Así lo constata Agustín: "Ciertamente cumplió Santa María, con toda perfección, la voluntad del Padre, y, por esto, es más importante su condición de discípula de Cristo que la de madre de Cristo, es más dichosa por ser discípula de Cristo que por ser madre de Cristo." (Agustín. Sermón 25,7-8; PL 46,937-938, citado por Caba, Teología joánea, 121).
51Sánchez, La unidad de los creyentes. La Iglesia que pensó el discípulo amado, 207.
52Fehribach, Las mujeres en la vida del novio, 54.
53Se encuentran insinuaciones al respecto en Beutler, "La conclusión del Evangelio de Juan (Jn 21,20-25)", 321.
54Culpepper, Anatomy of the Fourth Gospel, 237 (traducción mía).

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