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Revista Facultad Nacional de Salud Pública

Print version ISSN 0120-386X

Rev. Fac. Nac. Salud Pública vol.32 no.2 Medellín May/Aug. 2014

 

INVESTIGACIONES

Ser niño en situación de calle: un riesgo permanente

Homeless children: a permanent risk

 

 

Janeth Valencia B1;Julia Sánchez C2;Leidy C. Montoya T3;Álvaro Giraldo P4;Constanza Forero P5

1 Administradora en Salud: Gestión Servicios de Salud. Medellín, Correo electrónico: janeth87_5@hotmail.com.

2Administradora en Salud: Gestión Servicios de Salud.Correo electrónico: juliasanchez28@hotmail.com

3Administradora en Salud: Gestión Servicios de Salud. Correo electrónico: leidycaro1204@hotmail.com

4Sociólogo, Magíster en Salud Pública, Facultad Nacional de Salud Pública, Universidad de Antioquia. Correo electrónico: algipi@saludpublica.udea.edu.co

5Enfermera, Magíster en Salud Pública, Facultad de Enfermería, Universidad de Antioquia.

 

 

Recibido: 21 de octubre de 2013. Aprobado: 30 de marzo de 2014.


Valencia J, Sánchez J, Montoya LC, Giraldo A, Forero C. Ser niño en situación de calle: un riesgo permanente. Rev. Fac. Nac. Salud Pública 2014; 32(2): 85-91


 

RESUMEN

Este trabajo se realizó con niños en situación de calle en la ciudad de Medellín, Colombia.

OBJETIVO: comprender las experiencias y significados que tienen las situaciones de riesgo que viven en su cotidianeidad.

METODOLOGIA: estudio cualitativo, enfoque etnográfico, se realizaron entrevistas, observaciones y diario de campo. Se garantizó la confidencialidad en la divulgación de los datos.

RESULTADOS : para los niños la calle significa un riesgo representado por circunstancias que favorecen la ocurrencia de una situación generadora de daño físico y emocional, está condicionado por los lugares en los que se encuentren, las instituciones a las que tienen acceso, las personas con quienes interactúan, las ocupaciones que realizan y el consumo de drogas.

CONCLUCUSION:los niños consideran que el medio en el cual se mueven representa un riesgo, lo que los convierte en personas vulnerables que deben protegerse a sí mismos.

Palabras clave: grupos vulnerables, riesgo, factores de riesgo, niños en situación de calle, calle.


ABSTRACT

This study was conducted with homeless children in Medellin, Colombia.

OBJECTIVE: to understand the experiences and meanings of the risky situations that homeless children experience every day.

METHODOLOGY: a qualitative study with an ethnographic approach. Interviews, observations and field journals were used for data collection.

RESULTS :the streets are a risk for children because their circumstances favor the occurrence of physical and emotional damage. This damage depends on the places the children are in, the institutions to which they have access, the people with whom they interact, their occupations and the drugs they use.

CONCLUSSION:children believe that the environment in which they live is risk-filled, and this makes them vulnerable people who must protect themselves.

Key words: groups at risk, risk, risk Factors, homeless children, street


 

 

Introducción

El fenómeno de los niños en situación de calle es una problemática de salud pública en todo el mundo. Son muchos los interesados en propiciar cambios frente a esta situación, mediante la generación de políticas y programas que brinden apoyo a esta población.

Los niños en situación de calle son aquellos menores de 18 años que tienen vínculos familiares débiles o inexistentes, que hacen de la calle su hábitat principal y desarrollan en ella estrategias de supervivencia, hecho que los expone a distintos tipos de riesgos [1].

Los niños han tomado las calles de las ciudades como su único hogar por diferentes circunstancias: abandono, abuso sexual, maltrato físico y verbal, falta de afecto, desintegración de los vínculos familiares, búsqueda de libertad o por explotación infantil, entre otras causas.

Sin embargo, por querer salir de los riesgos, los niños se exponen a situaciones que deben enfrentar en su vida diaria, asimismo buscan la manera de sobrevivir. Diversas investigaciones se han propuesto explicar condiciones y modos de vida de estos niños desde la mirada de los investigadores Forselledo [1], De Venanzi y Hobaica [2], Domínguez, Romero y Paul [3], Hidalgo [4]. En este mismo sentido y partiendo de la epidemiología clásica se han hecho estudios sobre los factores de riesgo, especialmente los relacionados con el consumo de sustancias psicoactivas, la violencia y las infecciones de transmisión sexual [5-6]. La línea de investigación Cultura y Salud de la Facultad Nacional de Salud Pública ha realizado estudios desde el año 2001 según la perspectiva de los niños sobre distintos aspectos que tienen que ver con la vida en la calle [7].

Asimismo, pretende comprender, desde la mirada de los participantes las experiencias relacionadas con los riesgos que deben afrontar y los significados que les dan a dichas circunstancias.

 

Metodología

Dado que este trabajo buscó la comprensión desde la mirada de los participantes, de sus experiencias y los significados acerca de los riesgos, se hace necesario el abordaje a partir de la investigación cualitativa con un enfoque etnográfico. La investigación cualitativa según Mejía [8] busca el conocimiento del significado de la acción para el sujeto. Es inductiva, interpretativa y pretende comprender los fenómenos, a partir de una visión holística de ellos. Para Álvarez-Gayou [9], el propósito de la investigación etnográfica es describir y analizar lo que las personas hacen usualmente, así como los significados que le dan a ese comportamiento y tiene como centro de estudio la cultura. Se partió de la definición de cultura de Geertz, entendida como “estructuras de significación socialmente establecidas” [10].

Para la selección de los participantes se aplicó el muestreo teórico, planteado por Taylor y Bogdan [11] como la selección intencionada de los participantes, según criterios de conveniencia de la investigación. Los participantes fueron 30 niños, quienes viven en la ciudad de Medellín con edades entre 14 y 18 años.

Las técnicas que se utilizaron fueron: la entrevista, la observación y el diario de campo. Se realizaron 100 horas de observación, en escenarios frecuentados por los niños, en algunas zonas de la comuna 10 y se aplicaron 19 entrevistas, basadas en las experiencias vividas por los niños en la calle y fueron grabadas con previo consentimiento de los entrevistados. Se buscó que las preguntas fueran de lo general hacia lo particular, y se dejaron los temas que pudieran generar dificultades para cuando el participante lograra la confianza con el entrevistador. El número de entrevistas fue condicionado a la saturación de la información, lo que significa, según Sampieri, Fernández y Baptista [12], que los datos se convierten en algo redundante y no arrojan nuevos elementos a la comprensión del tema.

Criterios de rigor

Credibilidad: se logró por la comunicación directa, la empatía y la buena relación con los niños.

Confirmabilidad: se logró con el apoyo de algunos niños [13] en el proceso de análisis.

Análisis de la información

Después de la transcripción, se identificaron códigos, se agruparon en categorías y subcategorías, al tiempo que se hacía revisión bibliográfica que ayudara en la comprensión del fenómeno estudiado; se elaboró un mapa conceptual y posteriormente el informe. Durante el análisis de la información, se contó con la participación de niños en situación de calle.

Criterios éticos

Se garantizó la confidencialidad de la información; los datos se analizaron de forma global y la información que necesitó precisarse se hizo de manera impersonal. Según la Resolución 8430 de 199314 el consentimiento informado se obtuvo de forma verbal según lo establece el artículo 16, respetando la decisión de los participantes que se negaron a responder total o parcialmente las preguntas de las entrevistas.

La información recopilada es utilizada exclusivamente para la investigación académica. Se aprobó por Acta número 054 del 23 de septiembre de 2012 del Comité de Bioética de la Facultad Nacional de Salud Pública.

 

Resultados

Contexto de la niñez en situación de calle

Según lo expresado por los niños, algunos provienen de barrios como: San Javier, Santa Cruz, Enciso, La Sierra, algunos municipios de Antioquia como: Fredonia, Apartadó, y Puerto Berrío, o de departamentos como Chocó, Cundinamarca y Cauca, entre otros. Estos niños, una vez abandonan sus hogares, llegan al centro de la ciudad, donde encuentran una ambiente con mucha congestión de transeúntes, habitantes de calle, recicladores y vendedores ambulantes, además de buses y automóviles que congestionan las calles y contaminan la ciudad. También existen lugares donde se consumen sustancias psicoactivas como bazuca o “pipa”, sacol o pegante, benzodiacepinas o “ruedas”, entre otras, y hoteles o pensiones donde las niñas son explotadas sexualmente, mediante el sistema de “hacer ratos”. Estas circunstancias propician que su salud y su integridad física y mental se vean afectadas.

Situaciones de riesgo

Son circunstancias que favorecen la ocurrencia de daños físicos y emocionales, que les dificultan vivir con un mínimo aceptable de bienestar y seguridad, condicionada por los peligros del lugar donde habitan y las personas con quienes se relacionan.

“Todo esto es riesgo, una enfermedad, cuando le van a pegar a uno, una pelea; la calle es muy peligrosa, la calle es un riesgo, los mismos clientes (en el caso de realización de ratos o encuentros sexuales donde el cliente paga) son un riesgo”. (E12)

Algunas situaciones que los niños consideran de riesgo, están relacionadas con su quehacer diario como son: encontrar un espacio para dormir, hacer las necesidades fisiológicas, la búsqueda de comida, conservar la libertad, luchar contra las enfermedades, soportar el rechazo, el maltrato de los otros y la búsqueda de dinero.

La calle es el lugar que ellos escogen para vivir y donde encuentran la familia o parche, paradójicamente, se convierte en el lugar que les puede generar situaciones que ponen en riesgo su vida. Cuando llegan por primera vez a la calle, se ven enfrentados al riesgo del rechazo de algunos de sus compañeros y de que los demás se la quieran “montar”, amenaza que los hace defenderse, aprender el lenguaje, las conductas y reglas de los “parches” para poder sobrevivir: “…uno llegar nuevo al centro no es fácil, porque hay más de uno que la quiere montar” (E6).

Cuando llevan mucho tiempo en las calles, los niños conocen las zonas más peligrosas de la misma e identifican lugares (parques, calles, barrios) por los cuales pueden transitar y aquellos por donde es mejor no pasar.

La calle se convierte en un reto que deben enfrentar para sobrevivir: “…para mí, la calle no es pal el que quiere sino pal que puede, el que puede es porque… está decidido a vivir” (E18).

La ocupación de la calle genera riesgos. Estos difieren si son en el día o en la noche. En el día pueden ser atropellados por buses o automóviles, maltratados por los transeúntes, o dueños de tiendas y negocios. En la noche, los riesgos son mayores porque los agresores aprovechan la oscuridad y la poca presencia de personas, los más relevantes están asociados con la violencia ejercida por otros niños, policía o grupos de limpieza social: “…vos por la noche vas a encontrar peligro, vas a encontrar el borracho, el que está bazuquiao, sacoliao, periquiao, enmariguanao… vos vas a encontrar peligro en todo momento” (E17).

Los niños duermen donde pueden, en entrepuertas, bajo puentes y en edificios abandonados, e intentan encontrar lugares que los protejan del frío, puñaladas y golpes, algunos se cubren con cartones o periódicos y otros utilizan cobijas. Reconocen la importancia de tener dinero para pagar habitación en un hotel y evitar el riesgo que corren cuando tienen que dormir en la calle: “Cuando no le pagan a uno, cuando uno tiene que dormir en la calle… porque pueden haber muchas dificultades y toda esas cosas, puede que lo roben, entonces, uno dormir en la calle, tiene que tener mucho riesgo” (E16).

El consumo de sustancias psicoactivas por parte de los niños se convierte en un riesgo, porque genera reacciones por parte de la policía, transeúntes y otros niños, que se aprovechan de la situación para robarles o atacarlos: “…usted está arriesgado a que la gente lo critique, a que la policía se lo lleve, a que otro que esté más trabado que usted le quite, le pida… es un riesgo muy grande usted fumar en la calle” (E17)

Estar bajo efectos de estas sustancias les puede generar riesgos como sufrir un accidente de tránsito y otras lesiones, porque pierden la noción del espacio disminuyendo reflejos, volviéndolos más susceptibles a los accidentes: “…muchas cosas, un accidente, uno bien mal, bien trabao, que lo coja un carro” (E7)

Experiencias de situaciones de riesgo

Las instituciones

Según los niños en situación de calle, los centros de protección, las correccionales, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (icbf) y la familia que son las instituciones con las que tienen contacto, no cumplen con el propósito para el cual fueron creadas, pues no brindan apoyo suficiente y no implementan medidas correctivas para cambiar la condición en la que los niños se encuentran, tanto que ocasionan que decidan vivir en la calle.

La ciudad de Medellín cuenta con centros de protección [15] para niños en situación de calle, cuya función es: proporcionar ayudas físicas y psicológicas para sensibilizar a los niños frente al consumo de drogas, lograr su desintoxicación, resocialización y una formación necesaria para evitar que vuelvan a habitar las calles. Algunos niños, que acuden a estas instituciones temporalmente, reconocen su beneficio y ayuda, pero no les interesa estar en ellas mucho tiempo, las consideran un riesgo, ya sea porque les coartan la libertad que tienen en la calle o en ocasiones a los educadores se les olvida el trato digno y justo, puesto que son maltratados verbal y físicamente, conducta que propicia el regreso a la calle y deja incompleto su proceso de resocialización: “…le pegan a uno muy feo, lo aruñan así todo duro… lo cogen del pelo. Se vuelan porque los tratan mal, pero si los tratan bien, con amor como uno necesita que lo traten, uno se queda” (E9).

Se ha planteado que los centros penitenciarios son eficaces para la educación y reinserción de personas, que por haber cometido un acto en contra de la ley, deben pagar su delito estando privados de su libertad [16]. Para los niños en situación de calle son lugares de riesgo porque en estos pierden la libertad que han adquirido en la calle: “la cárcel es como lo peor que le puede pasar a un hombre, que lo lleven a la cárcel es como encerrarlo como un animal, uno siente como esa discriminación” (E6) El ICBF [17] fue creado como respuesta a problemáticas como “la deficiencia nutricional, la desintegración e inestabilidad de la familia, la pérdida de valores y la niñez abandonada” [17]; para brindar atención al desarrollo de la primera infancia y el bienestar de las familias colombianas; sin embargo, para algunas de las niñas en situación de calle, que son madres adolescentes, el instituto representa un riesgo porque frente a ciertas circunstancias que son consideradas no aptas para proporcionar bienestar a los bebés, les pueden quitar la custodia de sus hijos y entregarlos a instituciones o a un familiar para que estén a su cuidado.

“A mí de lo único que me da miedo es que me quiten mi bebé… porque como yo tengo tantos antecedentes en Bienestar y de calle, me da miedo que me quiten el niño… en cualquier momento me lo pueden entregar a Bienestar” (E2)

Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos [18], “La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado” [18]. Para los niños en situación de calle esta definición corresponde al hogar, porque hacen la diferencia con la familia que es la que encuentran en la calle (parceros) [19].

Según los niños, la violencia intrafamiliar, el abuso, los padres ausentes, drogadictos, alcohólicos o en prisión, hacen su vida insoportable, llevándolos a ver a su círculo familiar como un riesgo del cual prefieren huir: “… siempre ha sido horrible… han sido problemas, entoes (sic) yo empecé la calle, no quiero estar cerca de ellos… más que todo por una violación, tenía padrastro y él abusó de mí” (E15)

La ocupación

Los niños en situación de calle, realizan actividades que les permiten conseguir su sustento diario como: limpiar vidrios, recoger basuras, transportar paquetes o lavar carros: “… yo unas veces reparto volantes y hay veces me voy pa la terminal a cargar maletas” (E5).

Para sobrevivir también venden drogas, ocupación que los enfrenta a quienes manejan las plazas de vicio (expendio de drogas) y a los que trabajan con ellos, pues se muestran posesivos y no permiten que alguien nuevo en el negocio esté cerca del suyo, y advierten que, si no se van del lugar, no responden por su vida. También, para poder trabajar en la venta de vicio en ciertos lugares, los niños deben pagar “vacuna” o impuesto a la persona encargada de la zona: “…yo vendía sacol, entoes (sic) las amiguitas mías y los amiguitos que tiran sacol, por compramen a mí, ya no les compraban a los de la plaza, entoes ellos me echaron los convivires y me iban a matar” (E2).

Para las niñas y algunos niños, otro medio de trabajo es la prostitución o hacer ratos. En esta labor se ven sujetos a un gran número de riesgos, entre los cuales se encuentra el maltrato físico y verbal por parte de los que llaman “clientes”, cuando los obligan a hacer algo que no acordaron o no les pagan, porque los amenazan y llevan contra su voluntad a lugares alejados, donde los golpean y algunas veces los violan.

Las niñas reconocen que es un riesgo estar con clientes jóvenes y fuertes, porque no podrían defenderse si les intentan hacer algo: “los hombres a veces son muy atarbanes, lo quieren faltonear a uno o que tratalo mal, que porque uno trabaja en esto” (E1).

También se presentan problemas entre ellas cuando intentan quitarle los clientes a las compañeras. Las infecciones de transmisión sexual, hacen parte de los riesgos a los que se ven sometidos los niños en medio de su oficio y reconocen que tener relaciones sexuales sin preservativo, al momento de hacer “los ratos”, es muy riesgoso por la probabilidad de adquirir alguna enfermedad venérea: “…uno no consigue buena plata, porque ya todo el que llega quiere es sin preservativo, es un riesgo porque uno no sabe que le vayan a pegar una enfermedad” (E2).

Otro medio de sobrevivencia es el robo, por el cual despojan de sus pertenencias a las personas que transitan en las calles. Al practicar esta actividad, pueden ser perseguidos y alcanzados por las personas a las que robaron o por la policía. Se ven arriesgados también a tener dificultades con sus compañeros, por problemas en la repartición de lo robado: “… un día entre dos robamos un man, el otro se la quería quedar toda, no me quería dar nada a mí, me dejó sin nada, nos agarramos a pelear” (E3)

Las interacciones

Las interacciones que forman los niños con amistades, policías, grupos al margen de la ley, transeúntes y otros habitantes de la calle, son en las que están más expuestos a situaciones que los afecten: por peleas, abuso del poder o porque se quieran sobrepasar con ellos: “… es que en la calle cualquiera puede ser un peligro, hasta el mismo cliente con el que usted se va, los policías, los convivires, si no que a uno le toca ver, oír y callar” (E12).

Los niños en situación de calle en general, no cuentan con la colaboración de la mayoría de la población, quienes los rechazan y violentan en vez de ayudarlos, los hacen sentir mal y provocan en ellos respuestas agresivas y apariencia de resistencia para no mostrarse vulnerables, ni débiles ante los demás: “…han llegado personas donde, uno durmiendo, lo han parado a patadas, a palo, agua y todo eso” (E7).

También están expuestos a ser confundidos con otras personas como ladrones u homicidas; el habitar en la calle, los hace objeto de señalamientos y culpabilidad frente a actos delictivos como el robo, peleas y homicidios: “…que lo confundan, y como hay tantos de los del gremio de nosotros que hacen tantos daños, unos pagan por los otros” (E19).

Según testimonios de los niños, algunos policías son vistos como un riesgo debido a que se sobrepasan con ellos, los golpean, maltratan, extorsionan y violan: “…son un riesgo, porque a veces son muy groseros también, les pegan a las pelaítas, quieren abusar de uno que porque vive en la calle” (E14).

Las Convivir [20] ejercen su poder, persiguiendo a quienes roban o a aquellos que no tienen trabajo y deambulan por la calle, porque consideran que son posibles ladrones. Usan los golpes o las armas con permiso para portarlas y, algunos afirman, pueden dar de baja a personas sin que implique ningún problema: “… han matado muchas personas que nosotras hemos conocido, que no roban, han sido bien y los matan porque los confunden o porque se enamoran (con solo verlos les cogen rabia)” (E15).

Los niños de la calle tienen parceros que son los miembros del parche, con quienes se enfrentan a las situaciones de riesgo; el resto de compañeros de calle se consideran amistades y que por dinero, envidia o una simple discusión pueden hacerles daño, herirlos o quitarles la vida: “…es que amigos no hay, depende de la amistad… porque es que por acá en el centro la misma, el mismo amigo de uno, por plata lo puede estar haciendo matar a uno” (E6).

El consumo de drogas

Las drogas más comunes que consumen estos niños son: alcohol, sacol, marihuana, perico, bazuco y ruedas (Benzodiacepinas): “… desde que tenía 12 años empecé a consumir mariguana, entonces ya me dieron ganas de probar el perico, las ruedas...” (E14).

Los niños reconocen que las drogas son malas, pero argumentan consumirlas porque les gusta y porque están acostumbrados a ellas. Sin embargo, admiten que son un riesgo, para la salud, pues consideran que les genera deterioro en su organismos y les puede causar la muerte por una sobredosis o estando “enviajados” les pueden dar puñaladas y matarlos: “uno a veces todo enviajado puede tener una culebra porque uno cuando se enviaja ni escucha y es todo ido entonces lo pueden matar a uno” (E1)

Así como los niños argumentan que “uno mismo se busca el riesgo”, de igual manera aprenden a sobrevivir por sí mismos y frente a esta amenaza deben buscar la manera de protegerse de cualquier evento que los afecte. Por esta razón, los niños consideran que ellos mismos se deben cuidar, que lo bueno que les suceda depende de las decisiones que tomen, reacciones que tengan y lo que puedan hacer por sus propios medios: “Yo me ayudo solo, porque nadie me ayuda” (E 5)

 

Discusión

Los aportes de este trabajo están centrados en evidenciar las circunstancias que viven los niños en la calle en su cotidianeidad, consideradas por ellos como riesgos porque afectan su bienestar y seguridad.

En 1986 la Organización Panamericana de la Salud (ops) define el riesgo como “…una medida que refleja la probabilidad de que se produzca un hecho o daño a la salud” [21] y para la Organización Mundial de la Salud (oms) es “la probabilidad de que una persona resulte perjudicada por un peligro determinado” [21], conceptos que coinciden con lo expresado por los niños. En el proceso de supervivencia y socialización, los niños se ven enfrentados a riesgos que tienen algunas diferencias con los planteados por autores como Forselledo quien dice que los niños “no cuentan con la estabilidad necesaria para lograr confianza en sí mismos, ni con las aptitudes ni la educación requeridas para hacer frente a los rigores que les impone la vida, las niñas y niños en situación de calle corren grave peligro de caer en la prostitución, el consumo de drogas y varias formas de conducta criminal” [1]. Para los niños, la prostitución y el consumo de drogas hacen parte de su forma de vida y aunque representan algunos riesgos también les brindan beneficios.

Las instituciones, según lo expresan los niños, pueden ser beneficiosas para ellos, pero también se pueden convertir en lugares donde se presentan riesgos y, por lo tanto, no quieren estar en ellas. En esto coincidimos con el estudio de Giraldo, Forero y colaboradores, quienes plantean que los niños ven las instituciones de apoyo y la familia como un riesgo porque en las primeras se da el fenómeno del caciqueo por parte de compañeros y castigos humillantes por parte de los educadores y en su familia, son violados y agredidos por sus familiares [22].

Los organismos de seguridad como la policía, representan un riesgo para los niños debido a que según Rodríguez, Rodríguez y Perozo “los cuerpos de seguridad del Estado tienen una función fundamentalmente represiva, actúan de forma violenta en contra de adolescentes, castigándolos físicamente” [23]. Alor expresa que los niños “sienten temor a la autoridad, especialmente a la policía” [24], porque esta, en operativos policiales utiliza el maltrato verbal, psicológico y físico. Los hallazgos anteriores coinciden con lo encontrado en el presente estudio.

La noche es para muchos niños sinónimo de riesgo, pero también la oportunidad de conseguir lo que necesitan. El estudio desarrollado por el Observatorio Argentino de Drogas [25] afirma que los niños manifiestan temores al estar indefensos ante posibles robos, abuso sexual y maltrato. Cuando ingresan a la calle optan por deambular durante toda la noche en compañía de pares.

En relación con el consumo de droga, en el trabajo de Giraldo [26], se encontró que los niños cuando están drogados tienen el riesgo de ser agredidos o agredir a otros y también ven las drogas como un riesgo cuando se apoderan de ellos, les hacen daño y no son capaces de manejarlas, lo cual coincide con los hallazgos de este trabajo.

Estos estudios dan la posibilidad de comprender situaciones tan complejas como las que se le presentan a los niños en situación de calle, desde la mirada de los mismos actores y nos permiten entender que los riesgos que enfrentan estos niños son muy similares.

Teniendo como referencia las diferentes situaciones que han sido expresadas por los niños, se recomienda diseñar programas que permitan sensibilizar a la población para que reconozca que los niños en situación de calle merecen respeto, protección y comprensión.

 

Referencias

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