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Cuadernos de Economía

Print version ISSN 0121-4772On-line version ISSN 2248-4337

Cuad. Econ. vol.24 no.45 Bogotá Dec. 2006

 

RESEÑA

Anthony P. Thirlwall, Trade, Balance of Payments and Exchange Rate Policy in Developing Countries , Cheltenham: Edward Elgar, 2003. Cloth, ISBN: 1-84376-229-3, $80.00, 192 pages.

Corinne Pastoret *

* University of Missouri, Kansas City.


En este breve libro titulado Trade, Balance of Payments and Exchange Rate Policy in Developing Countries , A. P. Thirlwall presenta una síntesis de su investigación sobre las consecuencias monetarias del comercio y presta especial atención a los países en desarrollo que pagan el precio de la inadecuada política de desarrollo ortodoxa. Thirlwall adopta una perspectiva heterodoxa del comercio y de la balanza de pagos. Evalúa críticamente las teorías del desarrollo neoclásicas dominantes, sin negar su poder explicativo relativo. Este libro no se debe ver como un fin en sí mismo sino como una presentación de los fundamentos que permiten entender las visiones ortodoxa y heterodoxa del crecimiento y del desarrollo. Una curiosidad de esta obra, y más en general de las teorías del desarrollo, son las repetidas referencias a "publicaciones más detalladas". Utiliza ampliamente estudios empíricos y econométricos para reforzar su punto de vista. Esas referencias son muy útiles para quien quiera hacer estudios empíricos sobre los países en desarrollo.

El libro de Thirlwall consta de cinco capítulos. Los tres primeros presentan los conocimientos previos necesarios para entender los problemas del comercio, el crecimiento, la balanza de pagos y las tasas de cambio. El capítulo 4 responde una pregunta que para él es fundamental: ¿qué es erróneo en las teorías tradicionales de la balanza de pagos? El capítulo 5 expone los fundamentos de un nuevo orden internacional que debería generar un crecimiento armonioso en los países desarrollados y en los países en desarrollo.

El capítulo 1 trata la relación ortodoxa entre comercio y crecimiento. Los economistas clásicos destacaron las ganancias del comercio. Adam Smith argumentó que el comercio incrementa la producción, la división del trabajo y la productividad absorbiendo el excedente doméstico. La teoría de las ventajas comparativas de David Ricardo subraya las ganancias estáticas del comercio, siempre que los países se especialicen en bienes específicos. Las ganancias dinámicas del comercio están asociadas con el estímulo a la competencia y con las economías de escala generadas por los mercados de exportación. Esas ganancias dinámicas son primordiales para los países pequeños en los que la producción de ciertos bienes no sería rentable sin la existencia de comercio. Thirlwall, argumenta, sin embargo, que las ganancias del comercio se distribuyen de manera desigual entre los países desarrollados y en desarrollo. Es probable que los países en desarrollo que se especializan en bienes primarios experimenten desempleo, deterioro de los términos de intercambio y un crecimiento económico más lento. No niega la necesidad de que estos países comercien. Para él, el problema real no es si se comercia o no, sino qué comerciar y en qué términos. Después revisa tres modelos sobre la relación entre exportaciones y crecimiento económico. El modelo neoclásico orientado a la oferta destaca el efecto benéfico de las exportaciones para el crecimiento de todos los sectores de la economía. En particular, el sector exportador competitivo genera externalidades que incrementan la productividad del sector no exportador. Luego propone dos modelos heterodoxos. El modelo de restricción de la balanza de pagos se centra en la demanda, y revela que las exportaciones influyen en el crecimiento aliviando la restricción de balanza de pagos sobre el crecimiento y la escasez de divisas. En una economía abierta, la exportación es el único componente de la demanda que proporciona las divisas que permiten que los demás componentes -–sin contenido de importaciones– crezcan más rápidamente. El último modelo que presenta es el modelo de crecimiento orientado a la exportación que genera un círculo virtuoso. La relación entre exportaciones y crecimiento es circular y acumulativa. Las exportaciones incrementan el producto, lo que hace posible una mayor productividad; los productos se vuelven más competitivos y las exportaciones aumentan. Una economía con ventajas competitivas en una industria particular siempre las mantiene, y así dificulta que otros países compitan. En particular, la ´periferia´ que produce bienes agrícolas con una baja elasticidad de la demanda tendrá problemas para producir los mismos bienes que el ´centro´. Por último, evalúa críticamente algunos estudios sobre la relación entre liberalización comercial y desempeño de las exportaciones, y entre liberalización comercial y crecimiento económico.

En el capítulo 2 analiza la relación entre crecimiento o comercio y balanza de pagos desde las perspectivas ortodoxa y heterodoxa. Primero argumenta que la teoría neoclásica del crecimiento ignora el impacto de la demanda. A pesar de la crítica de Keynes a la Ley de Say y de la obra de Harrod, los neoclásicos aún creen que el crecimiento depende únicamente de la disponibilidad de recursos y del progreso técnico. La teoría clásica del comercio es ´real´ en el sentido de que ignora las consecuencias monetarias del comercio sobre el crecimiento económico. Siguiendo la tradición de Hume, supone que la balanza de pagos se equilibra por sí misma. También ignora los problemas de empleo porque supone pleno empleo permanente. Thirlwall explica que el equilibrio de los pagos no se logra mediante variaciones de precios sino mediante el ajuste de los gastos y de la producción.

Thirlwall sostiene que la balanza de pagos no se equilibra por sí misma. El crecimiento y el desarrollo pueden verse afectados por una balanza de pagos que "no se ajusta". Los primeros economistas que entendieron esta relación fueron los mercantilistas. Thirlwall considera que el mercantilismo no promovió la acumulación de "reservas"por el estado en sí misma; los mercantilistas entendieron en cambio que la acumulación de reservas de divisas podía estimular la actividad económica reduciendo las tasas de interés y estimulando así la inversión. Luego se refiere a la defensa que Keynes hizo del mercantilismo. Los mercantilistas entendieron que la economía no estaría automáticamente en el nivel de pleno empleo debido a la dimensión monetaria de la tasa de interés. Keynes criticó la teoría del libre comercio por su incapacidad para tratar el desempleo y la falta de inversión. De acuerdo con Thirlwall, Keynes preferiría la protección y una balanza comercial más favorable para inducir un nivel de inversión más alto.

Thirlwall presenta a Roy Harrod y a Raúl Prebish como los "mercantilistas de la última época". En su opinión, el multiplicador del comercio exterior de Harrod es el concepto más importante para entender el crecimiento y el ritmo de desarrollo industrial. Prebish se destaca por su crítica a la rentabilidad mutua de la tesis del comercio; argumenta que la especialización de los países en desarrollo en bienes primarios puede llevar no sólo al deterioro de los términos de intercambio sino también a graves problemas de balanza de pagos.

Thirlwall después evalúa críticamente la evidencia empírica sobre el impacto de la liberalización del comercio en la balanza de pagos. A pesar de los beneficios de la liberalización comercial, los países deben ser cuidadosos. En realidad, la especialización de los países en desarrollo tiene muchas desventajas. En particular, no hay garantías de una distribución equitativa de las ganancias del comercio. Los bienes primarios tienen rendimientos decrecientes. Las economías pueden llegar a ser vulnerables si se especializan en un pequeño número de bienes. Por último, los costos sociales del libre comercio pueden ser tan altos que se requieran medidas de protección.

El capítulo 3 trata los sistemas de tasa de cambios. Presta atención especifica a los regímenes alternativos de tasa de cambios disponibles para los países en desarrollo, y analiza sus beneficios y desventajas. Distingue cinco tipos principales de regímenes de tasa de cambios. Los sistemas de tasa de cambio rígidamente fijos incluyen el patrón oro, las juntas monetarias, las uniones monetarias y la dolarización. Thirlwall plantea dudas acerca del supuesto funcionamiento armonioso del Patrón Oro. Cuestiona la existencia de un mecanismo de ajuste automático relacionado con los movimientos de oro así como la validez de la teoría cuantitativa del dinero. En particular, señala la frecuencia de los ajustes del ingreso para restaurar el equilibrio de la balanza de pagos. A pesar de su eficiencia para controlar la inflación, critica a las juntas monetarias porque racionan el crédito y, porque con ello, desalientan la inversión, y porque amenazan la competitividad cuando revalúan las reservas en divisas. Las uniones monetarias también tienen algunos beneficios por cuanto reducen la incertidumbre y protegen contra la inestabilidad de la tasa de cambio. Pero argumenta que los problemas de balanza de pagos no desaparecen con la adopción de una moneda única. En realidad, los ajustes ocurren a través de variaciones del empleo y de la producción.

El sistema de Bretón Woods que rigió en el período 1944-1973 es un ejemplo de régimen de tasas de cambio fijas ajustables . El patrón de cambio en oro es un sistema fijo ajustable en el sentido de que los países con un desequilibrio insostenible en la balanza de pagos pueden modificar su tasa de cambio con respecto al dólar. Este sistema tuvo éxito para estabilizar la tasa de cambio y reducir la certidumbre; también evitó las devaluaciones competitivas. Sin embargo, fue incapaz de hacer frente a la creciente movilidad del capital y a las presiones especulativas, y colapsó en 1973. Thirlwall añade que los países en desarrollo que trataron de fijar su tasa de cambio también sufrieron la restricción del poder de los flujos especulativos de capital. Y señala la importancia de elegir el vínculo correcto.

Los sistemas de tasas de cambio administradas combinan la flexibilidad con el control de las tasas de cambio. Sin embargo, están restringidos por la cantidad de divisas que han acumulado. Thirlwall describe el sistema de devaluación gradual y la fijación de franjas cambiarias.

Los sistemas de tasas de cambio de flotación libre suponen que los países son indiferentes a los niveles de la tasa de cambio, lo que no es cierto en la práctica. Thirlwall argumenta que el aumento de la flexibilidad no ha cumplido las promesas, en particular la de establecer la tasa de cambio en sus niveles fundamentales. Además, los países en desarrollo no se benefician de la mayor flexibilidad de las tasas de cambio de los países desarrollados. En la realidad, sus bienes, sus exportaciones, sus reservas y sus deudas tienen un precio en la moneda de los países desarrollados dominantes o se denominan en esa moneda.

Thirwall simpatiza con los sistemas de tasas de cambio múltiples para los países en desarrollo, a pesar de la hostilidad oficial de Fondo Monetario Internacional contra estos esquemas. En este sistema, se aplican tasas de cambio diferentes a transacciones diferentes. Los países agrícolas que se quieren industrializar pueden aplicar una tasa de cambio diferente a los bienes primarios y a los manufacturados. Thirlwall concluye que la elección entre sistemas de cambio depende de las características de cada país y de los sistemas de tasa de cambio que eligen otros países.

En el capítulo 4, destaca los puntos débiles de las teorías tradicionales de la balanza de pagos, y presta atención especial a los países en desarrollo. Distingue tres enfoques ortodoxos, el enfoque de las elasticidades , el enfoque de la absorción y el enfoque monetario de las teorías de la balanza de pagos. Por último, respalda un enfoque más heterodoxo, al que llama visión estructuralista, que corrige los puntos débiles de las tres teorías ortodoxas.

En la visión de las elasticidades , el desequilibrio de la balanza de pagos es el resultado de unos precios internacionales relativos distorsionados. Esta visión estudia las condiciones de una devaluación para resolver los problemas de balanza de pagos restableciendo la competitividad. En particular, la elasticidad de la demanda de las exportaciones debe ser suficiente para compensar las pérdidas de ingresos de divisas ligadas a la devaluación. Thirlwall argumenta que en el mundo real, las exportaciones tienen elasticidades precio bajas. Además, la demanda requiere tiempo para ajustarse, de modo que los beneficios teóricos de la devaluación no son instantáneos. Es probable que se presente una inflación doméstica antes de que se ajuste la demanda, lo que compensa el impacto benéfico de la devaluación.

En el enfoque de la absorción convencional, el desequilibrio de la balanza de pagos proviene de unos gastos excesivos con respecto al producto. El enfoque de la absorción vincula causalmente el desequilibrio de la balanza de pagos con la discrepancia entre las decisiones de producir y de gastar. Thirlwall sostiene que este resultado, basado en una identidad, puede no ser verdadero en la práctica. De hecho, otras causas pueden contribuir a los déficit de balanza de pagos. En el caso de los países en desarrollo, la incapacidad del Fondo Monetario Internacional para identificar esas ´otras causas´ ha llevado a diagnósticos errados y a políticas inapropiadas, como los programas de ajuste estructural.

Luego analiza críticamente el enfoque monetario de la balanza de pagos. Desde esta perspectiva, los desequilibrios de pagos se expresan a través de la cantidad de reservas internacionales. En particular, los déficit de pagos son la manifestación de un exceso de oferta de dinero. El equilibrio de la balanza de pagos se puede obtener restableciendo el equilibrio entre la oferta y la demanda de dinero. Thirlwall critica el enfoque monetario por su incapacidad para entender las causas primarias del déficit de pagos. El uso de tasas de interés más altas para atraer fondos extranjeros y restablecer el equilibrio de la balanza de pagos puede tener un impacto catastrófico sobre el ingreso real y el empleo.

Thirlwall critica la dimensión estática de las teorías tradicionales de la balanza de pagos y propone un enfoque estructural. En su opinión, los parámetros y variables, que son constantes en un marco estático, cumplen un papel en un contexto de crecimiento en el que los países con lento crecimiento y escasez de divisas requieren un cambio estructural. En particular, defiende la necesidad de que ciertos países en desarrollo aumenten las exportaciones de bienes con características de demanda favorables, como los bienes manufacturados. Este sería el ejemplo de una solución no ortodoxa a los problemas de balanza de pagos de los países en desarrollo.

En el último capítulo reconoce la necesidad de construir un nuevo orden internacional. Las desigualdades de ingreso entre los países desarrollados y en desarrollo son notables. Thirlwall no espera una alta convergencia entre estos dos grupos. A este respecto, argumenta que existen fuerzas depresivas acumulativas que perpetúan la brecha de desarrollo. La especialización de los países en desarrollo en bienes primarios los condena a un crecimiento y un desarrollo lentos, debido a la baja elasticidad ingreso de la demanda y a la existencia de rendimientos decrecientes en la agricultura. En cambio, las características de los bienes manufacturados son exactamente opuestas, lo que da ventajas a los países desarrollados. El deterioro de los términos de intercambio desde comienzos del siglo veinte junto con la volatilidad de los precios de los productos primarios constituyen otras fuerzas depresivas que perjudican a los países en desarrollo. En la realidad, no sólo el crecimiento y el desarrollo se retardan, sino que la deuda en moneda extranjera puede llegar a ser insostenible. Cuando se produce una depresión mundial, los países desarrollados también se ven afectados. Por último, Thirlwall "revive"el plan de Keynes como fundamento básico para construir un nuevo orden económico internacional. En particular, Keynes propuso crear una unión internacional de compensación, estabilizar los precios de los bienes básicos, penalizar a los países que tienen excedentes y controlar los flujos de capital.

Thirlwall respalda claramente las concepciones heterodoxas del crecimiento económico, el desarrollo y la balanza de pagos, y la necesidad de un nuevo orden económico internacional. A pesar de su pretensión de que los países desarrollados también se beneficiarían abandonando el dogma del libre comercio, no parece que vaya a ocurrir un cambio. Las Naciones Unidas han hecho llamados repetidos en direcciones más ortodoxas, pero ha sido en vano. Igual que Keynes, Thirlwall y otros economistas heterodoxos son como Casandra: están condenados a predicar sin convencer a quienes están en el poder para hacer posible un nuevo orden económico.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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