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Papel Politico

Print version ISSN 0122-4409

Pap.polit. vol.20 no.2 Bogotá July/Dec. 2015

https://doi.org/10.11144/Javeriana.papo20-2.edcc 

¿Está la democracia colombiana consolidada? Hipótesis, análisis y propuesta metodológica*

Is Colombian Democracy Consolidated? Assumptions, Analysis and a Methodological Proposal

Roberto García Alonso**
Diego Dávila Benavides***

*Artículo de investigación. Hace parte de la línea de investigación sobre sistemas políticos y regímenes democráticos del semillero de investigación de opinión pública en América Latina.
**Doctor en Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid. Profesor Asistente de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Pontifica Universidad Javeriana.
***Politólogo de la Pontifica Universidad Javeriana. Candidato al Magíster en Política Social de la Pontifica Universidad Javeriana. Coordinador de los Departamentos de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Pontifica Universidad Javeriana.

Recibido: 30/04/2015 Aprobado: 02/07/2015 Disponible en línea: 30/11/2015


Cómo citar este artículo

García R. y Dávila, D. (2015). ¿Está la democracia colombiana consolidada? Hipótesis, análisis y propuesta metodológica. Papel Político, 20(2), 501-519. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.papo20-2.edcc


Resumen

La presente investigación se pregunta sí la democracia colombiana está o no consolidada desde el punto de vista actitudinal. Para ello el artículo examina las diferentes actitudes hacia la democracia en Colombia durante los últimos 15 años. Para ello, se han seleccionado indicadores empíricos con el fin de diferenciar dos de las tres dimensiones de la consolidación actitudinal que suelen considerarse indistintamente y por ende, confundirse de forma sistemática: Legitimidad democrática, descontento político y desafección política (Montero, Gunther, Torcal, & Menezo, 1998). Se analiza su evolución respectiva desde la apertura democrática con la constituyente de 1991 y se presenta una propuesta metodológica que permita precisar el grado de interrelación entre esas actitudes y su influencia o no en el grado de legitimación del sistema político colombiano.

Palabras clave: legitimación; desafección política; sistema político; consolidación actitudinal


Abstract

The present research examines whether the Colombian democracy is or not consolidated from the attitudinal point of view. This article examines different attitudes toward democracy in Colombia during the last fifteen years. In order to do this, we present three concepts: legitimacy, political discontent and political disaffection. We selected some indicators to differentiate these three dimensions of attitudinal consolidation. These dimensions raise a number of distinctions the literature does not usually consider. We analyze the evolution across a long period of time since the constitutional moment in 1991. Finally we propose a methodology that allows to specify the degree of interaction between these attitudes and their influence over the legitimacy of the Colombian political system.

Keywords: legitimation; political disaffection; politic system; attitudinal consolidation


Introducción

El siglo XX ha marcado las transiciones hacía de la democracia (Puhle, 1999). Para Huntington (1994) los procesos de democratización se han llevado a cabo en tres olas sucesivas. La primera ola de transiciones se da después de la Primera Guerra Mundial en Alemania, Austria y algunos Estados de Europa Central. La segunda ola, después de la Segunda Guerra Mundial en Alemania, Austria, Italia y Japón. Y una tercera ola que inicia a principios de los años setenta en Portugal, Grecia y España (Puhle, 1999) y que se extiende a América Latina con el surgimiento de las instituciones democráticas en los años ochenta (Pizarro, 1993). Puhle (1999) agrega una cuarta ola para distinguir las transiciones de los países del antiguo bloque soviético de Europa del este y Asia Central, después de la caída del bloque comunista en 1989.

A partir de este fenómeno democratizador que expande la democracia como sistema político a nivel mundial, nace el interés por estudiar los procesos de transición y consolidación democrática (Pizarro, 1993). Adicionalmente, dadas las particularidades de los procesos de transición democrática de los sistemas políticos democráticos en países con un pasado militar y/o autoritario, empieza a prestarse atención a las dificultades y retos de que enfrentaron estas nuevas democracias. A este respecto, resultan particularmente importantes las experiencias que se desarrollan en Europa y posteriormente en América Latina.

Para el caso de América Latina el proceso de consolidación de los sistemas democráticos tiene la particularidad de convivir con un proceso paralelo: la transición hacia economías de mercado (Pizarro, 1993). Esta relación es un "factor problemático" en palabras de Robert Lechner, "ya que no solo las dificultades económicas y las precariedades institucionales que aún perviven en el continente, sino por la incertidumbre en la compatibilidad que pueda existir entre la consolidación de los nuevos procesos democráticos y los modelos neoliberales" que sirvieron como eje de coordenadas de las reformas económicas (Pizarro, 1993).

En el citado contexto regional el caso colombiano resulta de particular interés dentro del estudio de los procesos de transición y consolidación en América Latina en la medida en que se presenta como el país de América Latina con la trayectoria democrática más larga ya que no ha sufrido un pasado militar reciente en los últimos 57 años. En este orden de cosas, el caso colombiano podría calificarse dentro de lo que se denomina como democracias consolidadas o arraigadas. Como lo menciona Pizarro (1993), los gobiernos civiles en Colombia han gozado de gran estabilidad a pesar de la existencia de altos niveles de violencia y descontento con el funcionamiento de las instituciones democráticas. Así mismo las crisis políticas no han sido resueltas, como en otras naciones del continente, a través de la implantación de regímenes militares, si no por medio de acuerdos políticos (Pizarro, 1993). Dichas características hacen del caso colombiano un caso de estudio particular.

Aunque parezca paradójico la pregunta que plantearemos es hasta qué punto la democracia en Colombia está o no consolidada. Y lo haremos porque aun cuando no ha tenido un pasado militar reciente, los índices de aceptación y apoyo a las instituciones democráticas presentan niveles relativamente bajos y lo más importante, particularmente volátiles. La inexistencia de un pasado autoritario 'reciente' no parece influir positiva o negativamente en la percepción ciudadana sobre el sistema político. Si se observan los datos de países con un pasado militar reciente como Chile y Brasil, en ambos casos y comparándoles con Colombia, la legitimación del sistema democrático queda entre dicho.

Para responder a esta cuestión, la presente investigación examina diferentes actitudes hacia la democracia en Colombia para observar su evolución a lo largo del tiempo desde la constituyente de 1991. Para ello, planteamos tres conceptos que refieren a actitudes diferentes en relación con el sistema político y que han tendido a ser confundidas y analizadas indistintamente por la literatura, a saber: legitimidad democrática, descontento político y desafección política (Montero et al., 1998). Tres conceptos diferentes que remiten a tres actitudes divergentes frente al sistema político y en particular, la democracia, y que son significativas en términos conceptuales y resultan empíricamente comprobables (Montero et al., 1998). No hacerlo "ocasiona problemas importantes en el desarrollo de los conceptos relacionados con las dimensiones actitudinales y supone un seria deficiencia de la teoría empírica de la democracia"(Montero et al., 1998).

En este orden de ideas, esta investigación afirma la necesidad de establecer con nitidez las diferencias entre estos tres conceptos al tiempo que selecciona una serie de indicadores que permiten operacionalizarlos para el caso colombiano. En particular se analiza su evolución respectiva desde la apertura democrática con la constituyente de 1991, a partir de los datos disponibles del Latinobarómetro y se presenta una propuesta metodológica que permite precisar el grado de interrelación entre esas actitudes y su capacidad de influencia en el grado de legitimación del sistema político colombiano.

La consolidación democrática

El concepto de consolidación democrática puede ser entendido

[...] como un proceso de profundización de las reglas procedimentales, un proceso de intensificación, con dimensiones institucionales, actitudinales y de comportamiento que tiene necesariamente que contar con una mayor cantidad de factores intervinientes, actores y arenas de competencia que el proceso de transición. (Puhle, 1999)

Dichas dimensiones de consolidación permiten realizar un acercamiento a los modelos de consolidación democrática planteados y desarrollados en la literatura.

Un primer modelo (Diamandouros, Gunther & Puhle, 1996) reconoce tres dimensiones de la consolidación democrática: la actitudinal, la institucional y la comportamental. El segundo modelo de consolidación es conocido como las cinco arenas de Juan Linz y Alfred Stepan (1996) que identifican sociedad civil, sociedad política, Estado de derecho, el aparato del Estado, y la sociedad económica. Y en tercer lugar aparecen las cuatro dimensiones de la consolidación de Wolfgang Merkel (1999): la consolidación constitucional, la consolidación representativa, la consolidación del comportamiento, la consolidación de la cultura cívica y de la sociedad civil.

Al analizar detenidamente los modelos de consolidación democrática que se han desarrollado para explicar los fenómenos de transición hacia sistemas democráticos y su consolidación, la dimensión actitudinal se muestra esencial para explicar las actitudes de los ciudadanos hacia el sistema político. Por ello y correspondiéndose con los objetivos de la investigación, se desarrolla un marco conceptual referente a la consolidación actitudinal.

"El apoyo mayoritario de los ciudadanos a los gobiernos democráticos constituye, según una parte de la literatura, una de las bases que dan estabilidad a todo régimen democrático" (Loriente, 2008). En este orden de cosas, Linz y Stephan (1996) sostienen que un régimen democrático puede considerase consolidado cuando es aceptado por los actores como el único juego posible o en palabras de Przeworski (1991), como "the only game in town". Sin embargo el apoyo al sistema democrático1 no es una cuestión simplemente de mayorías, pues para que dicho apoyo tenga un efecto 'consolidador' este debe ser incondicional (Loriente, 2008). Esto implica por lo tanto que el apoyo debería ser inmune a los conflictos diarios, a las crisis económicas, políticas y sociales y por ende a la insatisfacción con el funcionamiento y los logros del sistema (Loriente, 2008). Con lo cual se genera en palabras de Loriente (2008), una "zona de seguridad" democrática desde la dimensión actitudinal. Solo cuando este tipo de apoyo está presente entre los ciudadanos, es posible afirmar que se ha producido un "efecto de consolidación actitudinal", que contribuirá con el proceso de consolidación democrática (Montero et al., 1998).

Pues bien, la reducción del apoyo al sistema democrático y a la existencia o no de mayorías ha sido ampliamente discutido y criticado por los autores que abordan la discusión sobre la legitimidad. Por un lado, algunos autores afirman que la legitimidad del sistema democrático no solo depende de que una persona tenga una actitud positiva sobre las reglas y las instituciones democráticas, sino también de los argumentos que tenga para afirmar dichas valoraciones (Loriente, 2008). En otras palabras, podemos observar el apoyo incondicional cuando entre las razones para apoyar decididamente al sistema, no existen aspectos coyunturales o cálculos instrumentales (Offe & Preuss, 2006). Otros autores afirman que los compromisos de tipo normativo con la democracia no son definitivos, debido a que los actores que intervienen pueden no ver un beneficio de equidad con la llegada de un nuevo régimen democrático (Przeworski, 1991) o este cálculo puede cambiar cuando sus logros económicos, políticos e incluso sociales no son satisfactorios. En otras palabras, el apoyo a la democracia es endógeno al sistema político y por ende depende de sus logros y de las instituciones políticas que la representan. Como lo menciona Lipset (1981), Las evaluaciones ex post sobre el funcionamiento del sistema político y los logros de las instituciones pueden modificar los compromisos ex ante que habían adquirido los ciudadanos hacia el sistema democrático (Loriente, 2008). En este sentido se tendería a afirmar que el apoyo a la democracia sería siempre 'específico' y coyuntural, lo cual contradiría en parte la aproximación de incondicionalidad necesaria para establecer la zona de seguridad democrática desde la dimensión actitudinal.

A nuestro juicio, la consolidación actitudinal no es posible sin un proceso de cambio actitudinal que no deje de lado la cuestión del régimen. Es decir que se vuelve necesario un proceso de cambio actitudinal durante la transición y consolidación democrática, que deje de lado el debate sobre la pertinencia o no del nuevo régimen, en tanto que los principales actores políticos respeten la 'reglas de juego', en un periodo de cambios e inestabilidad política (Loriente, 2008). Al mismo tiempo, lo cierto es que crisis políticas, institucionales, económicas o sociales podrían poner en entre dicho el propio sistema democrático. En este orden de cosas, una democracia es estable y exitosa únicamente si ganadores y perdedores tienen el interés de respetar los resultados que se han de generar en las lecciones periódicas y la composición de los gobiernos a los que se de lugar (Boix, 2005). En otras palabras, aun cuando se observen altos niveles de apoyo a la democracia, las variaciones o fluctuaciones a lo largo del tiempo pueden deberse a las valoraciones coyunturales de los ciudadanos sobre las propias instituciones o el rendimiento del sistema político. Por ende, la cuestión radica en confirmar si existe o no un apoyo incondicional que permita sostener que se ha producido un efecto de consolidación actitudinal.

Consolidación actitudinal: La existencia o no de un apoyo incondicional

Los acercamientos y conclusiones sobre la creación y estabilidad del apoyo democrático son muy contradictorias (Loriente, 2008). Esto se debe a que gran parte de las interpretaciones están centradas en explicar cómo se ha mantenido el apoyo a las democracias más tradicionales. Sin embargo las hipótesis anteriormente descritas han sido puestas a prueba en el caso de nuevas democracias, o democracias recientes.

En este orden de cosas se espera que el apoyo al régimen -entendido en términos de un mayor y más estable apoyo- sea de carácter más instrumental en casos de democracias representativas de larga duración, toda vez que el único sistema político que conocen los ciudadanos es la democracia (Loriente, 2008) y por ende no han sido expuestos a otro tipo de regímenes. En este orden de cosas, sería de esperar que en dichos casos, a los ciudadanos les resulte difícil "imaginarse que esta sea sustituida por ninguna otra forma de gobierno" (Loriente, 2008). Por el contrario, en aquellos casos de democracias recientes, donde como consecuencia de ello, los ciudadanos tienen algún tipo de experiencia -directa o indirecta- con otro tipo de regímenes políticos, sería de esperar que el pasado haya dejado algún tipo de legado actitudinal y un momento de referencia con el que poder comparar y evaluar el nuevo sistema2 (Di Palma, 1990).

Loriente (2008) afirma que es lógico y casi 'tautológico' afirmar que el apoyo al nuevo régimen dependa en gran parte del rechazo que genera el régimen no democrático saliente. Esta variación simultánea de apoyo democrático y rechazo al gobierno no democrático reflejaría un cambio actitudinal que nacería de la experiencia política acumulada durante la transición hacia el nuevo régimen y la consolidación del mismo (Loriente, 2008). Toda vez que como lo menciona Di Palma (1990), la socialización del régimen anterior y su presencia en la memoria de los ciudadanos, brinda un referente en el pasado con el cual comparar.

Es por esto que la experiencia política de los ciudadanos sin un pasado autoritario anterior, posibilitaría una consolidación actitudinal rápida e instrumental (Loriente, 2008). Mientras que la experiencia política acumulada, sumada a la "construcción de un apoyo real del apoyo incondicional mayoritario a la democracia, al margen de las preferencias políticas y posturas ideológicas, depende de la política nacional, particularmente en los periodos de transición" (Weil, 1994, p. 105), posibilita la consolidación de un apoyo incondicional de larga duración.

Legitimidad democrática: Precisiones conceptuales

Se concibe la legitimidad como una actitud positiva de los ciudadanos hacia las instituciones democráticas, las cuales son consideradas como el sistema de gobierno más apropiado (Morlino & Ruíz de Azúa, 1986). Sin embargo esta conceptualización tiende a relativizarse, en tanto que un sistema no es completamente legítimo para todos y la intensidad del apoyo cambia según las creencias de cada persona (Montero et al., 1998). Por ende los niveles de legitimidad del sistema democrático responden a una serie de actitudes que se corresponden a una dimensión afectiva, lo que les permite a los ciudadanos evaluar constante el funcionamiento del sistema democrático.

A partir de esta dimensión afectiva, la legitimidad democrática puede entenderse como "la creencia de que las instituciones políticas existentes, a pesar de sus defectos y fallos, son mejores que otras que pudieron ser establecidas" (Linz & González de la fé, 1990). Esta aproximación teórica se acerca al indicador que se ha utilizado para evaluar los niveles de apoyo al sistema democrático en diferentes encuestas anuales y postelectorales, como lo es el caso español y Colombiano en donde se le pregunta al ciudadano si: ¿La democracia es preferible a cualquier otraforma de gobierno? Por esto una primera presión conceptual radica en afirmar que para los objetivos de esta investigación se entiende la legitimidad en términos de Loríente (2008) como la legitimación del sistema democrático a través de una consolidación actitudinal incondicional por parte de los ciudadanos.

Sin embargo tal y como Lipset argumenta, "la legitimidad envuelve la capacidad del sistema político para generar y mantener la creencia de que las instituciones existentes son las más apropiadas para la sociedad"3(Lipset, 1959, p. 64). Con lo cual la legitimidad, como ya se ha mencionado, adquiere una dimensión afectiva y evaluativa en tanto que responde a una serie de creencias y valores individuales, desde los cuales el 'creer', 'generar' y 'mantener', marcan las valoraciones que hagan los ciudadanos de su sistema democrático. Así mismo el 'mantener' en palabras de Lipset, marca una pauta temporal, ya que sostiene que la legitimación es un proceso que se construye a través del tiempo (Montero et al., 1998).

Esta argumentación está relacionada con la que Newton (1999) plantea en Theories of the origins of social trust en donde argumenta que la confianza es una propiedad inherente a cada individuo y está permeada por las condiciones demográficas como clase, educación, ingreso, edad y género. Lipset (1959) se apoya en Newton para argumentar que las creencias y condiciones individuales permean las valoraciones que un ciudadano pueda tener sobre su sistema político.

En este orden de cosas es preciso realizar una precisión en términos de legitimación del sistema democrático. Esto es, es imprescindible un acercamiento empírico y conceptual mucho más claro al concepto de legitimidad, en tanto que se tiende a confundir con otros conceptos relacionados y otras valoraciones del sistema político como son el descontento y la desafección política (Montero et al., 1998). Es por ello que en aras a una mayor precisión conceptual, diferenciamos la legitimidad de los otros dos conceptos enunciados: desafección política y descontento político. Solo partiendo de esta diferenciación conceptual es posible afirmar la existencia o no de un apoyo incondicional en Colombia, al tiempo que nos permite resolver los problemas de medición y operacionalización planteados por un concepto minimalista de legitimidad (Gibert, 1992; Loriente, 2008; Montero et al., 1998; Puhle, 1999).

Desafección política: Presiones conceptuales

Argumenta Di Palma (1970) que la desafección política está estrechamente ligada a la cultura política de los ciudadanos y representa un alejamiento o desapego de los ciudadanos con su sistema político. Por ello este concepto encierra una serie de sentimientos "como el desinterés, la ineficacia, el cinismo, la desconfianza, el distanciamiento, la separación, el alejamiento, la impotencia, la frustración [...] y la hostilidad" (Montero et al., 1998). Los cuales captan una serie de orientaciones hacia el sistema político y se caracterizan por representar una "aversión en el componente afectivo de los ciudadanos" (Di Palma, 1970).

Esta aversión en términos de Di Palma (1970), está enmarcada en dos dimensiones que aquí se utilizan para caracterizar la desafección política. En primer lugar las implicaciones psicológicas en la política "indican en qué medida los ciudadanos expresan un cierto interés o muestran alguna preocupación por la política y los asuntos políticos"(Montero et al., 1998). Los indicadores utilizados usualmente en esta dimensión son el interés subjetivo por la política y la frecuencia con la cual los ciudadanos discuten sobre política.

En segundo lugar la eficacia política del ciudadano se entiende como una serie de actitudes básicas que expresan las percepciones que tiene el ciudadano sobre sí mismo y el sistema político (Montero et al., 1998). Es decir que para la operacionalización empírica del concepto, se distingue por un lado la idea que el ciudadano tiene sobre su competencia política a la hora de entender lo político (eficacia interna) y la percepción sobre la capacidad de respuesta de las instituciones políticas (eficacia externa) para dar respuesta a las demandas ciudadanas (Almond & Verba, 1963).

Por todo eso la desafección política consiste en una serie de actitudes básicas hacia el sistema político que son diferentes de las que componen la insatisfacción política y la legitimidad democrática (Morlino & Ruíz de Azúa, 1986), ya que la insatisfacción política puede considerarse como el resultado de la diferencia entre los valores generalmente positivos hacia el sistema político y las percepciones que genera su funcionamiento real. Por el contrario, la desafección política abarca visiones desconfiadas de las relaciones humanas con el sistema político (Montero et al., 1998). Por ello la desafección política tiende a ser más reacia al cambio y puede tener consecuencias más duraderas para la política democrática.

En consecuencia, de acuerdo con lo planteado hasta ahora, sería de esperar que en la medida en que para Colombia no existe un pasado autoritario reciente, los niveles de apoyo al sistema evidencien mayores variaciones y fluctuaciones en el tiempo, sobre todo debido a valoraciones coyunturales de la situación económica o política. Al mismo tiempo, sería de esperar por tanto que frente a la existencia de una mayor desafección

política, menor sea el apoyo de los ciudadanos hacia el sistema político democrático y por tanto, más inestables sean sus valoraciones en el tiempo.

La investigación que se plantea pretende falsar hasta qué punto las percepciones de efectividad del sistema, el desinterés y la desconfianza en el sistema político, pueden estar afectando el apoyo a la democracia como mejor opción de gobierno. Como consecuencia de lo anterior, se esperaría que dada la no existencia de un pasado autoritario reciente, las valoraciones negativas sobre el sistema democrático puedan generar un apoyo a opciones no democráticas como opción de gobierno.

Hipótesis
  • (H1): Cuanto mayor sea la percepción de ineficacia política con las instituciones, menor será el apoyo al sistema democrático como mejor opción de gobierno.
  • (H2): A mayor desafección política, menor será el apoyo de los ciudadanos hacia el sistema político.

Diseñó metodológico

Estrategia cuantitativa

El apartado cuantitativo de esta investigación emplea el software estadístico SPSS para realizar dos pruebas estadísticas con los indicadores de legitimación democrática y descontento político. En primer lugar se aplica una regresión lineal, tomando como variable dependiente el indicador referente a la legitimación del sistema y como variable independiente, el indicador referido a descontento político, con el fin de comprobar o falsar la (H1) que afirma que la ineficacia política afecta el apoyo hacia el sistema democrático como mejor opción de gobierno. El coeficiente R2 permite conocer en qué porcentaje está influyendo la variable independiente a la dependiente si llegara a ser el caso. Y en segundo lugar la correlación de Pearson entre las mismas variables arroja el grado de correlación que existe entre ellas.

Los datos utilizados provienen de las bases datos de Latinobarómetro, las cuales poseen información anual de Colombia desde 1996 hasta 2011. Sin embargo es necesario aclarar el alcance de las aproximaciones y los resultados del análisis de datos, en tanto que existen limitaciones de información y representatividad de algunas de las muestras.

Las encuestas realizadas antes del 2005, no tienen una representatividad mayor al 50% de la población colombiana y el error muestral se estima en 3% con una confiabilidad del 95%. Para los estudios posteriores al 2005, la representatividad es del 100% y el error muestral disminuye al 2,4 % con una confiabilidad del 95%. Así mismo las encuestas de 2002 y 2003 no incluyen zonas de conflicto en la muestra probabilística. (Anexo 1) Estas precisiones son importantes a la hora de analizar los datos obtenidos y procesados, así como las diferentes tablas y gráficos utilizados en esta investigación y el grado de generalización posible de nuestros hallazgos.

Análisis de los datos y discusión

Para poner a prueba esta hipótesis se seleccionaron tres puntos, dada la limitación de datos y el periodo de tiempo analizado. A continuación se muestran los resultados de las correlaciones de Pearson, por cada uno de los años del estudio, en donde:

  1. Variable dependiente: Apoyo a la democracia
  2. Variable independiente: Democracia soluciona problemas

Los resultados obtenidos muestran que existe una correlación bivariada positiva entre las variables seleccionadas. Por lo tanto se confirma que existe relación, aunque débil, entre las percepciones sobre la eficacia política y el grado de apoyo a la democracia como mejor forma de gobierno. Esta queda comprobada, aun cuando el grado de correlación positiva es relativamente baja para los tres puntos seleccionados. La ausencia de datos y el relativamente bajo nivel de correlación nos imposibilita falsar completamente nuestra hipótesis. Sin embargo, los hallazgos encontrados parecen confirmar la hipótesis de que la experiencia política de los ciudadanos sin un pasado autoritario anterior, posibilitaría una consolidación actitudinal rápida e instrumental (Loriente, 2008).

(H2): A mayor desafección política, menor es el apoyo de los ciudadanos hacia el sistema político democrático

Para comprobar o falsear ambas hipótesis plantearemos un modelo de regresión logarítmica con variables proximales al concepto de desafección política (Montero et al., 1998). La legitimidad democrática es una actitud de los ciudadanos que suele ser invariable a cambios en el corto plazo, y por tanto en cierto modo "inmune" a las valoraciones coyunturales que los ciudadanos hagan de los objetos del sistema político, es por ello que para poder validar cualquier tipo de afirmación resulta imprescindible que hacer algún tipo de afirmación si se corre el modelo para un año en concreto. Además, el concepto de desafección tal y como lo planteábamos anteriormente, "se trata, por lo tanto, de una familia de conceptos diversos que capta unas orientaciones básicas hacia el sistema político cuyo denominador común radica en 'la tendencia a la aversión de su componente afectivo'" (Citrin, 1972, p. 92; citado en Montero et al., 1998). De los muchos componentes que podemos encontrar dentro del concepto, aquí solo plantearemos dos: la 'implicación psicológica' de los ciudadanos en la política y su sentido de eficacia política. En este orden de cosas, el carácter multidimensional del concepto de desafección implican la necesidad de trabajar con una variable proxy, al tiempo que la ausencia de datos temporales imposibilita correr el modelo de regresión. Bien es cierto que una variable proxy de desafección no recoge el concepto exacto que queremos medir, pero es la medida más próxima al mismo.

Modelo de regresión lineal con variables proximales al concepto de desafección política

Para realizar el estudio de la desafección política en Colombia y su influencia en las percepciones sobre la legitimación del sistema político, se propone el siguiente modelo de regresión lineal con variables proximales.

En primer lugar se deben seleccionar las variables proximales al concepto de desafección política. Las variables proximales a un concepto tan amplio como el descrito, permiten realizar un acercamiento cuantificable a la realidad que se pretende describir (Portela & Neira, 2002), por lo cual a partir de la conceptualización de desafección política desarrollado en el marco teórico de la presente investigación, se seleccionan las siguientes variables:

A partir de las tres dimensiones del concepto de desafección política se procede a seleccionar los indicadores para cada una de las variables proximales. Todos los indicadores seleccionados hacen parte de la encuesta de Latinobarómetro para Colombia del año 2011.

Una vez seleccionados los indicadores de las variables proximales descritas se presenta la ecuación básica de regresión lineal:

En donde:
Yt: Representa la variable dependiente o regresada
Bo, B1, Bt: Son parámetros que miden la influencia que las variables explicativas tienes sobre la variable dependiente.
Donde Bo es un término constante, y Bi...Bp (i>o) son los parámetros de cada variable. P representa el número de variables explicativas de la ecuación.

A partir de la ecuación básica se presentan los parámetros del modelo de regresión lineal.

  1. La variable dependiente es legitimación del sistema democrático que viene dado por el indicador:
    (Legitm):P16ST.A 'La democracia puede tener problemas pero es la mejor forma de gobierno' -Frase de Churchill
    Como se ha descrito anteriormente, el modelo pretende evaluar hasta qué punto la desafección política ciudadana puede o no afectar el apoyo al sistema democrático. Todo a partir de la siguiente hipótesis ya planteada:
  2. (Interésl) B1X1: Representará la variable proximal
  3. (Interés2) B2X2 : Representará la variable proximal
  4. (Interés3) B2X3: Representará la variable proximal
  5. (Compol) B4X4: Representará la variable proximal
  6. (Noinflu) B4X4: Representará la variable proximal

Así el modelo el modelo de regresión viene representado por la siguiente ecuación:

El modelo propuesto plantea la influencia que tienen las variables proximales al concepto de desafección política consideradas en la legitimación del sistema político. Se puede analizar dicha ecuación con el software estadístico SPPSS que opera las variables y las vuelve comparables en el modelo diseñado (Portela & Neira, 2002). Sin embargo este modelo de regresión lineal básica no considera el coeficiente de determinación el cual, dada la complejidad del fenómeno de estudio, generaría aproximaciones erróneas. De igual forma, no es imposible predecir si el comportamiento entre la variable dependiente (Legitm) y las variables proximales es lineal. Con lo cual es necesario expresar dicho modelo en términos de logaritmos (regresión no lineal) que permiten reflejar la elasticidad de las variables seleccionadas (Portela & Neira, 2002)

Así el modelo de regresión logarítmica viene representado por la formula

Conclusiones

Al inicio de esta investigación nos preguntamos ¿Hasta qué punto se puede hablar de una consolidación democrática cuando existen tan bajos índices de apoyo a las instituciones que representan los valores democráticos?, frente a ello es posible afirmar que al menos en lo referente a la dimensión actitudinal, no parece haberse consolidado una 'zona de seguridad democrática' que permita aislar las percepciones sobre la legitimación del sistema político, de las coyunturas políticas, económicas y sociales adversas. Para responder a esta pregunta planteamos tentativamente dos hipótesis. La primera supone una relación lineal decreciente entre la percepción de ineficacia política de las instituciones y el grado de apoyo al sistema democrático. La segunda indaga sobre las posibles relaciones entre la desafección política y el apoyo al sistema democrático.

Los hallazgos encontrados parecen confirmar al menos parcialmente ambas hipótesis. En particular, se confirma que existe relación -aunque débil- entre las percepciones sobre la eficacia política y el grado de apoyo a la democracia como mejor forma de gobierno. Lo que en parte resulta congruente con lo planteado por la literatura cuando afirma que la inexistencia de un pasado autoritario reciente parece relacionarse con niveles de apoyo al sistema más variables y fluctuantes en el tiempo. Nuestra segunda hipótesis, de acuerdo con la cual la desafección política afecta el grado de apoyo de los ciudadanos hacia el sistema político democrático, no se ha podido comprobar. En consecuencia, solo dejamos planteado un modelo de regresión lineal con variables proximales, a partir del cual poder constatar en momentos posteriores nuestra hipótesis.

En ambos casos, la imposibilidad de tener o construir series temporales a partir de la batería de datos de Latinobarómetro nos permite solamente una validación parcial de las hipótesis, cuya falsación deberá dejarse para un momento posterior.


Pie de página

1Según Linz (1978) el apoyo a la democracia se puede considerar como la creencia de que pese a los problemas y defectos que puedan existir, las instituciones políticas democráticas son la mejor opción posible.
2Lo anterior puede ser entendido desde lo que se conoce como la hipótesis de Churchill, la cual afirma que "el apoyo democrático en las nuevas democracias podría reflejar solo una decisión racional individual basada en la comparación y evaluación de otros sistemas a partir de experiencias anteriores" (Loriente, 2008).
3En el idioma original dicha cita se encuentra como: "Legitimacy involves the capacity of a political system to engender and maintain the belief that existing institutions are the most appropriate or proper for the society" (Lipset, 1959).


Referencias

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