Introducción
En la etapa juvenil por la que cursan un alto grado de estudiantes universitarios, existen diversos factores que influyen en los hábitos alimentarios. Entre estos figuran la presión social, la disminución de la actividad física, el acceso fácil en su entorno cotidiano a alimentos menos saludables, la influencia del modo de vida de sus compañeros, horarios de estudio o trabajo, viajes y cambios de rol, entre otros. Sumado a esto, el estado nutricional de una persona puede verse afectado por variaciones fisiológicas, culturales, sociales y económicas 1-3.
Es así como la población de estudiantes universitarios se considera un grupo vulnerable desde la parte nutricional, como consecuencia de las responsabilidades que toman a la hora de seleccionar sus propios alimentos, por lo que cursan una etapa crítica en la cual deben adaptar y consolidar sus hábitos alimentarios 1,4.
En la Universidad Nacional de Colombia se realizó una evaluación nutricional a los estudiantes universitarios con el objetivo de identificar sus hábitos en cuanto a la alimentación, mostrando una prevalencia de malnutrición de 21,7 %, siendo más alto el exceso que el déficit (12,4 % y 9,3 % respectivamente) 5. Respecto a la ingesta directa de alimentos, Vargas et al., en su estudio realizado en estudiantes de diferentes pregrados en una universidad colombiana, reportó hábitos inadecuados al comer, donde prima el bajo consumo de hortalizas y frutas 6. Por otro parte, Cárdenas-Quintana encontró en su estudio con estudiantes peruanos que el 69,6 % de los estudiantes mantienen una dieta baja en vegetales, frutas y solamente un 1,0 % lleva una dieta completa 7. Similar resultado encontró Becerra et al., al informar que los estudiantes tienen una frecuencia muy baja de consumo tanto de fruta entera como de hortalizas 3.
Es importante resaltar que en la encuesta nacional de la situación nutricional (Enesin, 2015) se encontró que la población ha aumentado el consumo de alimentos industrializados y de comidas fuera de casa. Además, ha disminuido el consumo de alimentos “caseros y naturales”, lo que influye de manera negativa en los hábitos alimentarios 3,6,8.
Rizo et al. realizaron su estudio en estudiantes españoles de diferentes áreas de la salud e identificaron que existen desequilibrios dietarios y déficit de la ingesta de micronutrientes como la vitamina D, ácido fólico y hierro, entre otros. Además, tienen preferencia por los alimentos ricos en lípidos, proteínas, carbohidratos y bajos en fibra dietaría 9. Resultados similares fueron encontrados por Duran et al., donde especifican que los estudiantes de pedagogía en educación física de una universidad chilena tienen un bajo consumo de frutas y verduras. Por otra parte, identificaron que existen múltiples barreras para tener una dieta equilibrada y las principales son la falta de tiempo, la pereza y el olvido 10.
Por ello, queremos destacar el papel del personal de la salud en formación, - nuestra población de estudio-, ya que están siendo instruidos para promover la salud alimentaria en los pacientes. No obstante, a pesar de tener esta tarea fundamental, se demuestra que el personal de enfermería -y en general el personal del área de la salud- tiene una alta prevalencia de comportamientos alimentarios no saludables, lo que tiene una connotación importante cuando se mira desde la influencia que ejercen en sus pacientes 11,12.
Materiales y métodos
Se realizó un estudio descriptivo de corte transversal. No se estimó un tamaño de muestra para este estudio. Se incluyeron todos los estudiantes con 18 años o más matriculados en el pregrado de Enfermería cursando entre el primer y décimo semestre durante junio y noviembre del 2020 y que aceptaron participar de manera voluntaria. Fueron excluidos los estudiantes con una dieta prescrita por nutricionista y alguna patología de base preexistente que requiriera de dieta. La muestra final correspondió a 263 estudiantes que cumplieron con los criterios de elegibilidad.
Para la recolección de la información se aplicó un instrumento de recolección de datos en Microsoft Forms diseñado por los investigadores, conformado por tres secciones: la primera indagó variables sociodemográficas; la segunda, aspectos relacionados con la frecuencia y hábitos de consumo de alimentos; y la tercera, conformada por preguntas con los motivos o dificultades percibidas para llevar a cabo un adecuado hábito alimentario.
Para recoger los datos se invitó a los estudiantes a través de un correo institucional donde se envió un enlace en el que podían consultar los detalles de la investigación, completar el consentimiento y los instrumentos, usando un formulario en línea que garantizó la seguridad de los datos recibidos.
Los datos fueron recolectados en una base de datos en Excel y procesados empleando el programa estadístico SPSS versión 25 (Inc. Chicago, IL). Se realizó un análisis descriptivo obteniendo frecuencias absolutas y relativas de las variables categóricas (sexo, semestre cursado, estado civil, actividad laboral, estrato socioeconómico, hábitos alimentarios, frecuencia del consumo de alimentos, percepción sobre los factores que influyen sobre su alimentación) y medidas de tendencia central y dispersión de las variables continuas (media y desviación estándar (DE), o mediana y rango intercuartílico (Q1, Q3) en función de la distribución encontrada en cada caso).
Esta investigación contó con aval del Comité de Ética de la Pontificia Universidad Bolivariana.
Resultados
De los 263 estudiantes incluidos en el estudio, la mediana de edad fue 22 años (RIQ 6), el 90,9 % de los participantes fueron de sexo femenino y el 12,9 % se encontraban en el segundo semestre (tabla 1).
Características | n (%) |
---|---|
Sociodemográficas | |
Edad, Mediana (P25-P75) | 22 (20-26) |
Sexo | |
Femenino | 239 (90,9) |
Estado civil | |
Soltero | 229 (87) |
Unión libre | 20 (7,6) |
Casado | 14(5,3) |
Semestre cursado | |
Primero | 23 (8,7) |
Segundo | 34 (12,9) |
Tercero | 14(5,3) |
Cuarto | 31 (11,8) |
Quinto | 21 (8) |
Sexto | 25 (9,5) |
Séptimo | 32 (12,2) |
Octavo | 25 (9,5) |
Noveno | 25 (9,5) |
Décimo | 33 (12) |
Estrato sociodemográfico | |
Bajo-bajo | 6 (2,3) |
Bajo | 69 (26,2) |
Medio-medio | 122 (46,4) |
medio | 52 (19,8) |
Medio-alto | 14(5,3) |
Actividad laboral | |
Sí | 70 (26,6) |
Fuente: elaboración propia.
Los estudiantes acostumbran a desayunar en un 88,2 %, almorzar y cenar en un 98,1 % y 91,3 % respectivamente. El 84 % de los estudiantes ingieren algún alimento entre las comidas principales, y de estos el que más se repite son las frutas y verduras (64,3 %). El 39,2 % comen cuatro veces al día, el 46,4 % consideran que tienen una buena dieta y el 66,2 % se sienten cómodos con su alimentación actual (tabla 2).
Características | n (%) |
---|---|
Hábitos | |
Desayuno | 232 (88,2) |
Almuerzo | 258(98,1) |
Cena | 240 (91,3) |
Ingesta de alimentos entre comidas principales | 221 (84) |
Alimentos más consumidos entre comidas principales Alimentos azucarados | 103 (39,1) |
Frutas y verduras | 53 (20,1) |
Alimentos integrales | 49(18,6) |
Alimentos industrializados | 45 (17,1) |
Productos lácteos | 38(14,4) |
Fritos | 2 (0,8) |
Frecuencia de consumo de alimentos | |
1 vez al día | 3(1,1) |
2 veces al día | 13 (4,9) |
3 veces al día | 46(17,5) |
4 veces al día | 103 (39,2) |
5 veces al día | 76 (28,9) |
6 veces al día | 22 (8,4) |
Valoración (subjetiva) de los hábitos alimentarios | |
Buena | 122(46,4) |
Regular | 120(45,6) |
Mala | 21 (8) |
Satisfacción con la dieta actual | |
Sí | 174 (66,2) |
Fuente: elaboración propia.
En cuanto a la frecuencia en el consumo de alimentos, se encontró que el alimento que se consume con mayor frecuencia a la semana (5 o más días) son las carnes rojas (49,8 %) y los productos lácteos (41,1 %). Los alimentos fritos (40,7 %), 3 o 4 días a la semana. Los alimentos que se consumen entre 1-2 días a la semana son los frutos secos con 41,4 % y los alimentos industrializados con 37,6 %. El 30,8 % y 36,5 % de los participantes refieren nunca consumir pescado y frutos secos respectivamente (tabla 3).
n (%) | ||||
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Grupo de alimentos | 1-2 días /semana | 3-4 días /semana | 5 o más días /semana | Nunca |
Panes y cereales | 96 (36,5) | 87 (33,1) | 63 (24) | 17(6,5) |
Arroz y pastas | 58 (22,1) | 100(38) | 97 (36,9) | 8(3) |
Frutas | 80 (30,4) | 91 (34,6) | 81 (30,8) | 11 (4,2) |
Verduras | 52(19,8) | 97 (36,9) | 103 (39,2) | 11 (4,2) |
Productos lácteos | 43(16,3) | 104(39,5) | 109(41,1) | 7 (2,7) |
Carnes rojas | 30(11,4) | 94 (35,7) | 131 (49,8) | 8(3) |
Pescado | 134 (51) | 35 (13,3) | 13(4,9) | 81 (30,8) |
Frutos secos | 109(41,4) | 41 (15,6) | 17(6,5) | 96 (36,5) |
Aceites y mantequilla | 59 (22,4) | 107(40,7) | 85 (32,3) | 12(4,6) |
Alimentos industrializados | 99 (37,6) | 77 (29,3) | 41 (15,6) | 46(17,5) |
Azúcares | 69 (26,2) | 96 (36,5) | 84(31,9) | 14(5,3) |
Bebidas azucaradas | 94 (35,7) | 69 (26,2) | 56(21,3) | 44(16,7) |
Alimentos fritos (grasas) | 73 (27,8) | 107(40,7) | 56(21,3) | 27 (10,3) |
Fuente: elaboración propia.
En el estudio realizado por Cárdenas-Quintana et al. en estudiantes del Perú, se evaluó el estado nutricional y los hábitos alimentarios respectivamente. En este se define que las personas pasan por importantes momentos de su vida cuando se encuentran en la universidad, y es allí donde se afianzan y se forman estilos de vida relacionados con la nutrición y los hábitos alimentarios. Por esto, es importante evaluar dichos hábitos y fomentar desde las universidades los hábitos de vida saludables; más aún con relación a la nutrición 7.
Con respecto a factores que influyen en el consumo y la frecuencia de los alimentos, se reportó la ansiedad con un 71,8 %, seguido por un 59,6 % por los conocimientos que han adquirido de algunos alimentos. El 2,3 % manifestó no estar influenciado por algún factor (tabla 4).
Características | n (%) |
---|---|
Ansiedad | 189 (71,8) |
Conocimiento sobre los alimentos | 157 (59,6) |
Calorías propias de los alimentos | 140(53,2) |
Hábitos y costumbres | 124(47,1) |
Influencia social/amigos | 120 (45,6) |
Gustos y preferencias | 101 (38,4) |
Falta de tiempo | 97 (36,9) |
Costo de los alimentos | 91 (34,6) |
Publicidad en redes sociales u otros medios publicitarios | 90 (34,2) |
Ninguna | 6 (2,3) |
Problemas de salud | 2 (0,8) |
Fuente: elaboración propia.
Discusión
La principal característica en los hábitos alimentarios de los jóvenes es que tienen la posibilidad de seleccionar una gran variedad de opciones para su alimentación. Generalmente estos son alimentos industrializados y bebidas azucaradas por la facilidad de acceso a ellos 13. Por otra parte, la publicidad y las redes sociales ejercen una enorme influencia sobre ellos, condicionando hábitos y estilos de vida.
Aunque la valoración de los hábitos alimentarios o la dieta es un aspecto subjetivo que depende en gran medida de las características propias de cada individuo y de cómo considere debe alimentarse, en el presente estudio, cuando se indagó por la valoración subjetiva, se obtuvo que el 45,6 % consideran que es regular, seguido de un 46,4 % que considera es buena, mientras el 8 % consideró que era mala. Datos similares encontraron Fernández y López en su estudio realizado en seis diferentes programas de ciencias de la salud de una institución universitaria mexicana, en donde el 45 % de los estudiantes manifestaron tener una dieta regular, el 35 % una dieta buena y un 10,2 % mala 14. Por su parte, Chales y Merino reportaron que el 97 % de los estudiantes chilenos de diferentes programas académicos tienen prácticas no saludables en su dieta 15. Al igual que Muñoz-Cano que evaluó en estudiantes nuevos el índice de alimentación, encontrando que el 80,2 % tuvieron una dieta poco saludable y solo el 0,1 % saludable 16. Un aspecto importante es la frecuencia en la alimentación. Un estudio realizado en estudiantes de Enfermería y Educación de una universidad del Ecuador se encontró que la frecuencia de alimentación generalmente se extiende a tres comidas diarias (70 %), pero que se excluye con frecuencia el desayuno 17. En esta investigación se reportó que los estudiantes realizan hasta cuatro comidas diarias (39,2 %) y que acostumbran a desayunar en un 88,2 %, almorzar y cenar en un 98,1 % y 91,3 % respectivamente. Solamente el 11.8 % excluye el desayuno de sus hábitos alimenticios diarios. Por su parte, Torres-Mallma et al. refirieron que los estudiantes de Medicina de una universidad peruana siempre consumen desayuno, almuerzo y cena fue 51,3 %, 82,8 % y 40,1 % respectivamente. Sin embargo, el 15,6 % indicó que no desayunaban 18. Rhode Navarro et al., en la investigación realizada con estudiantes mexicanos de diversas facultades, reportaron que el 63,4 % de los estudiantes que participaron en la investigación consumen los tres alimentos diarios, y que por lo menos omiten el desayuno una o dos veces por semana. Aunque en general los estudiantes refieren desayunar, la mayoría especifica que el principal motivo para no acceder a este alimento es la falta de tiempo 19. Por su parte, Marín et al. encontró en estudiantes de Enfermería de una universidad española resultados similares a los expuestos anteriormente 20.
Asimismo, haciendo referencia al tipo de alimento consumido, Hernández-Gallardo et al. reportaron que un 58.8 % de los estudiantes presentaron un consumo bajo de alimentos ricos en grasa 17. Por otro lado, un estudio similar en estudiantes colombianos encontró que el 66 % de los estudiantes evaluados indicaron también bajo consumo de grasa, mientras que alrededor del 20 % de los estudiantes manifestaron un excesivo consumo de dicho nutriente 6. En este estudio se reportó que los estudiantes consumen grasas con una frecuencia de 3-4 días por semana (40,7 %) y 1-2 días por semana (27,8 %), lo que evidencia un alto consumo de grasas y se relaciona directamente con malos hábitos alimenticios.
Uno de los alimentos que se consideran importantes en la dieta son los integrales, por el aporte de fibra que es necesario para una adecuada digestión. Sin embargo, en los estudiantes de esta investigación se encontró que su consumo es bajo (18,6 %). De igual forma, en una universidad en México se realizó un estudio sobre el índice de alimentación a estudiantes universitarios, en el cual dividieron los grupos alimenticios por frecuencia óptima de consumo encontrando que solo 40 % de los participantes consumía cereales integrales de 1 a 2 veces por semana, siendo que estos alimentos deberían consumirse de manera diaria. Así mismo se realizó un índice de alimentación saludable expresado por facultades dentro de la universidad, encontrando que el 74,5 % de los estudiantes de la escuela de las ciencias de la salud tienen alimentación poco saludable 16.
El consumo de frutas y vegetales por parte de los estudiantes de una universidad de Perú mostró que el 70 % de ellos tenían un bajo consumo de estos alimentos 7. Igualmente, Hernández-Gallardo et al. informaron que en estudiantes universitarios de Ecuador se encuentra limitado, y dicha carencia se correlaciona significativamente con las manifestaciones de estados nutricionales alterados 17. No obstante, Mardones et al. adicionan que los estudiantes tienen un bajo consumo de frutas, y sumado a esto prefieren el consumo de alimentos azucarados 21.
En el presente estudio se evidenció lo contrario, las frutas (30,8 %) y verduras (39,2 %) se consumen entre 5 o más días a la semana. Resultado similar fue reportado por Muñoz-Cano, indicando que el consumo de verduras (47 %) y frutas (37 %) es pobre y que al menos los consumen 1 a 2 veces por semana 16.
En cuanto a los alimentos entre comidas, en esta investigación se encontró que el 84 % sí los consumen, y entre estos los más consumidos son los alimentos azucarados (39,1 %), seguido de frutas y verduras (20,1 %). Resultados similares fueron descritos en el estudio realizado en estudiantes de la Universidad Técnica de Manabí, donde se destaca el alto consumo de alimentos azucarados (56,7 %) entre comidas, además del consumo de bebidas con alto consumo de azúcar con una frecuencia de 1-2 días por semana 35,7 % 17. Contrario a lo encontrado por Marín et al, donde indican que los estudiantes consumen en menor medida alimentos entre comidas 20.
En esta investigación no se indagó específicamente por el conocimiento de cada grupo de alimentos. Sin embargo, se encontró que el conocimiento sobre los alimentos (59,6 %) en general, podía influir en el consumo de estos. En su estudio, Reyes y Olaya encontraron que el 41,2 % de los estudiantes tenían un nivel medio de conocimiento sobre alimentación saludable y el 38,2 % un nivel bajo 22. Otros estudios orientados hacia la evolución en los conocimientos en alimentación demostraron la importancia de impartir educación, realizando una caracterización previa y posterior a una intervención, en la cual se encontró que 15 personas tenían un nivel bajo de conocimientos previa a la realización de la educación y 0 personas tuvieron conocimientos bajos posterior a la intervención educativa 23. Así mismo se encontró en un estudio realizado por Reyes y Olaya que antes de la intervención se encontraron 48 alumnos malnutridos, y luego de esta disminuyó a 30 estudiantes 24, lo que evidencia que los conocimientos que se tienen sobre los alimentos influyen en gran medida sobre los hábitos alimenticios de los estudiantes.
En última estancia, los estudiantes que participaron de esta investigación manifestaron que la ansiedad (71,8 %) en ocasiones no les permitía tener unos adecuados hábitos alimentarios, y que en ocasiones el conocimiento sobre los alimentos (59,6 %) podía ayudar a mejorarlos, mientras que los estudiantes de la investigación de Becerra-Bulla et al. manifestaron que la falta de tiempo (28,3 %), seguido de los hábitos y las costumbres alimentarias (26,1 %), eran las principales razones para no tener una alimentación saludable 3.
Conclusiones
La salud está estrechamente relacionada con la manera en la cual se alimenta un individuo. Por esto, es de vital importancia conocer los hábitos alimentarios adquiridos desde la adolescencia o el inicio de la adultez, ya que estos marcarán en gran medida de forma positiva o negativa su salud en un futuro.
La caracterización de los hábitos alimentarios de los estudiantes universitarios representa una oportunidad para identificar conductas de riesgo que conlleven el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles, relacionadas con la nutrición inadecuada desde edades tempranas.
El reconocimiento de los factores que influyen en una adecuada alimentación en los estudiantes es una oportunidad para las instituciones educativas de realizar intervenciones y crear herramientas que ayuden a los estudiantes a identificar, mejorar sus conocimientos y prácticas sobre una alimentación saludable.