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Psychologia. Avances de la Disciplina

On-line version ISSN 1900-2386

Psychol. av. discip. vol.5 no.2 Bogotá Dec. 2011

 

Investigación formativa

Autoestima en un grupo de niños de 8 a 11 años de un colegio público de la ciudad de Bogotá

Self-esteem in a group of children from 8 to 11 years of a public school of the city of Bogotá

Jaime Moreno Méndez*, Ángela Ángel Muñoz, Briyith Castañeda Sánchez,
Paula Castelblanco Triana, Natalia López Chemas & Ailyn Medina Barón
Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá - Colombia

* Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá. Correo electrónico de contacto: jaimehm@yahoo.com

Fecha recepción: 25/02/11 • Fecha aceptación: 16/05/11


Resumen

La presente investigación tuvo como propósito determinar el nivel de autoestima en un grupo de niños de 8 a 11 años de edad del grado 4° de primaria de un colegio público de la ciudad de Bogotá. Para ello se utilizó un diseño descriptivo simple de corte transversal y se aplicó el cuestionario de auto-concepto de Piers-Harris para niños. Los resultados muestran que en general el grupo tiene un nivel moderadamente alto, lo que probablemente indicaría que los niños están formando sus valores y componentes con relación a la autoestima de una forma adecuada, para que éstos sean duraderos dentro del desarrollo vital y ayuden a fortalecerla.

Palabras clave: Autoestima, autoconcepto, niñez intermedia.


Abstract

The goal of the study was to establish the different levels of self-esteem in a group of children from 8 to 11 years old, of fourth grade of a public school from Bogotá. For this reason we used a simple descriptive design with a cross-section and we will apply the Piers-Harris questionnaire of self-esteem for children. The results show that in general the group has a moderately high level, which probably indicate that children are forming their values and components relating to self-esteem in an appropriate way, for them to be durable in the vital development and help to strengthened it.

Keywords: Self-esteem, self-concept, middle childhood.


Introducción

La presente investigación se encuentra enmarcada dentro del Proyecto Arcos (Acciones de reforzamiento de la competencia social), junto con el grupo de investigación Avances en Psicología Clínica y de la Salud. Su principal énfasis fue la autoestima, ya que tomar conciencia de la trascendencia de ésta, es determinante para la eficacia y la perfección que se desea alcanzar en la vida del niño. Al tener un adecuado nivel ésta será la base de la salud mental y física de una persona y al ser fomentada por los diversos ambientes desde el familiar, social y afectivo hasta el ambiente escolar, podrá ser desarrollada de una manera satisfactoria a lo largo de la vida para la maduración y el desarrollo psicológico y social del infante (Bermúdez, 2004).

Se ha comprobado en varios estudios que la autoconfianza, la autoestima, la seguridad, la capacidad de compartir y amar, e incluso las habilidades intelectuales y sociales, tienen sus raíces en las experiencias vividas durante la primera infancia. En un contexto determinado como lo es el colegio y el hogar donde se respira un ambiente de cariño, de respeto, de confianza y de estabilidad los niños o niñas se crían y se desarrollan psíquica, social y culturalmente más sanos, seguros, y se relacionarán con el exterior de esta misma forma, con una actitud más positiva, constructiva y competitiva hacia su futuro desarrollo como niño, pre-adolescente, adolescente y adulto (Mussen, Conger y Kagan, 2000).

Los niños desarrollan diferentes conceptos sobre sí mismos a lo largo de su niñez que poco a poco se van haciendo más realistas, gracias a la interacción que tienen con sus compañeros y a la independencia que van adquiriendo gradualmente de sus padres. La infancia intermedia es una época importante para el desarrollo de la autoestima, dado que se empiezan a crear la autoimagen o autoevaluación, en la que el niño se juzga a sí mismo por la manera en que interactúa con el contexto y alcanza los patrones sociales; y las expectativas que se ha creado de su propio autoconcepto (Mussen et al, 2000).

De esta manera la autoestima es un concepto que normalmente se confunde con el de autoconcepto y con frecuencia se usan como sinónimos, sin embargo se debe tener en cuenta que el autoconcepto se refiere a la descripción que un individuo hace de sí mismo, mientras que la autoestima se relaciona más con una evaluación que la persona hace de su autoconcepto (Arancibia, 1997).

Por lo tanto, la autoestima está constituida por una evaluación subjetiva de la información objetiva que cada uno utiliza para describirse. De igual manera, la autoestima se reconoce como un indicador del desarrollo personal fundado en la valoración, positiva o neutral, que cada persona hace de sus características cognitivas, físicas y psicológicas. Dicha valoración se construye sobre la base de la opinión que cada persona tiene sobre sí misma, a partir de los atributos que le otorgan las características mencionadas. Esta opinión es confirmada por cada individuo a partir de la percepción de cómo y cuanto lo valora quien lo rodea y, particularmente, todo aquel que es relevante, para él, en su vida cotidiana; desde esta perspectiva, la autoestima sustenta y caracteriza el comportamiento relacional y el potencial de interacción del sujeto en su medio ambiente (Arancibia, 1997).

En consecuencia, el desarrollo de la autoestima es esencial en el proceso de formación y crecimiento de cada individuo, ésta depende de la educación brindada por la familia, la escuela y la sociedad en general, en donde se construye una buena actitud consigo mismo. Por lo tanto, tomar conciencia acerca de su importancia es determinante para la eficacia, la perfección y realización que se desea alcanzar en las personas, dado que tiene influencia en todos los campos de interacción (Shaffer y Kipp, 2007).

Por otra parte, la autoestima sirve para superar las dificultades personales, ya que cuando se goza de buena autoestima se es capaz de afrontar los fracasos y problemas que se presenten a lo largo de la vida. Además, fundamenta la responsabilidad, apoya la creatividad, determina la autonomía personal, posibilita una relación social saludable, garantiza la proyección futura de la persona y constituye el núcleo de la personalidad (Alcántara, 2005).

Así mismo, al investigar la autoestima es importante tener en cuenta la intercomunicación de los siguientes componentes: cognitivo, afectivo y conductual; el primero de ellos es el componente cognitivo, el cual se refiere a la idea, opinión, creencia, percepción y procesamiento de la información que posee la persona respecto a sí misma. El segundo, hace referencia a la valoración de lo positivo y lo negativo, e involucra sentimientos favorables y desfavorables que las personas perciben de sí mismas. En definitiva, se trata de un juicio de valor sobre las cualidades personales, es decir, la respuesta de la sensibilidad y emotividad ante los valores y contravalores que advierten en ellos mismos (Molina, Baldares y Maya, 1996).

El tercer elemento integrante de la autoestima es el conductual. Significa tensión, intención, y decisión de actuar o de llevar a la práctica un comportamiento consecuente y coherente. Es el proceso final de toda la dinámica interna de la autoestima. Es decir, la autoafirmación dirigida hacia el propio yo y en busca de la consideración y el reconocimiento por parte de los demás. En definitiva, se trata del esfuerzo por alcanzar fama, honor y respeto ante ellos mismos y los demás (Molina et al, 1996).

Por otra lado, además de los componentes de la autoestima, existe otro factor fundamental que influye en el desarrollo de un buen nivel de ésta, como lo es la motivación. Ésta se entiende como aquellos elementos que impulsan a una persona a realizar determinadas acciones y persistir hasta el cumplimiento de sus objetivos. En otras palabras, la motivación es la voluntad para hacer un esfuerzo y alcanzar ciertas metas, la cual implica la existencia de alguna necesidad, ya sea absoluta, relativa, de placer o de lujo (Reeve, 2003).

Al respecto, en la investigación realizada por Miñano y Castejón (2009), se demuestra que la integración de los elementos cognitivos y motivacionales es necesaria para tener una visión completa del proceso de aprendizaje en el contexto escolar, así como para comprender las dificultades que aparecen en las fases de la instrucción y en la consecución de los aprendizajes. Los elementos significativos que se encuentran en la mente del alumno (conocimientos previos, autoconcepto, metas académicas, expectativas y actitudes, estrategias, etc.) afectan su proceso de aprendizaje, englobando tanto aspectos cognitivos, afectivos como motivacionales y desempeñan un papel importante en la evolución del pensamiento de este.

Objetivo

Determinar el nivel de autoestima en un grupo de niños de 8 a 11 años de edad del grado 4° de primaria de un colegio público de la ciudad de Bogotá.

Método

Tipo de investigación

La presente investigación corresponde a un estudio transversal con diseño descriptivo simple, dado que en un sólo momento del tiempo se indagó sobre el nivel de autoestima para obtener una imagen amplia de ésta.

Participantes

El tamaño de la muestra objeto de estudio fue un grupo de 20 niños de un colegio público de la ciudad de Bogotá, con edades comprendidas entre los 8 y los 11 años de edad del grado 4°, pertenecientes a un estrato medio-bajo de ambos sexos. Se utilizó una estrategia de muestreo no probabilístico de sujetos tipo.

Instrumentos

Se utilizó la escala de autoconcepto de Piers-Harris para niños, la cual permite evaluar el autoconcepto y la autoestima en niños, para determinar si se presenta una visión estable acerca de la percepción que tienen estos sobre sí mismos, visión que se desarrolla y estabiliza durante la infancia. Para esta investigación se utilizó la versión adaptada por Vivas (1998), manteniendo casi inalterables el formato básico y contenido de la escala.

Ésta se caracteriza por asumir la multidimensionalidad de autoconcepto y autoestima, tratando de medir los distintos aspectos o dimensiones implicados en la misma, por ello se ha convertido en una de las más difundidas y utilizadas. La confiabilidad de esta escala indica un coeficiente Sperman-Brown = 0.875 y de Kuder -Richardson = 0.87.

Este instrumento, presenta una lista de 80 frases las cuales abarcan seis factores o subescalas: comportamiento, estatus intelectual y escolar, ansiedad, popularidad, aspecto corporal y cualidades físicas, felicidad y satisfacción.

Procedimiento

Fase 1. Contacto institucional y selección de la muestra. En las que se presentó a los participantes la prueba, objetivos, y demás detalles del ejercicio realizado, creando un ambiente de confianza y garantizando la confidencialidad. La selección de la muestra se realizó de manera aleatoria dentro de la muestra total de niños del colegio que se encontraban dentro de las edades referidas, es decir, que cumplían con el requisito de edad: entre 8 y 11 años.

Fase 2. Aplicación de la prueba. Los participantes llevaron a cabo la prueba sin límite de tiempo y de manera individual trazando un circulo sobre las palabras «sí» o «no», según se sintieran identificados o no con la descripción de cada frase.

Fase 3. Recolección y análisis de información. Se interpretaron los resultados y se contrastaron con la teoría revisada.

Consideraciones éticas

A los participantes se les garantizó la confidencialidad, mediante la entrega previa de un consentimiento informado a los padres de familia, con el fin de obtener la autorización para la participación de sus hijos en la investigación. De la misma manera a cada estudiante a partir del consentimiento firmado por sus padres se le entreg un asentimiento informado por medio del cual decidían voluntariamente contestar las preguntas y participar en el proyecto, lo cual permitió utilizar los datos proporcionados con fines académicos, no obstante respetando la dignidad, la autonomía y libertad de cada participante para no afectar su bienestar.

Resultados

En esta investigación, se encontró que en 4 de las subescalas se presentaron niveles altos en sus puntuaciones, lo que significa que los niños poseen un nivel adecuado en los diferentes aspectos que contribuyen al desarrollo de la autoestima. Estas evalúan los siguientes ítems: comportamiento de los estudiantes, puntuando 13.55; estatus intelectual y escolar, con un puntaje de 12.10; apariencia física y atributos de los estudiantes, puntuando 9,45; y felicidad y satisfacción, con un 8.05.

Por otra parte, las subescalas que evalúan ansiedad y popularidad de los estudiantes reflejaron puntuaciones de 8.30 y 7.75, respectivamente, lo cual indica un nivel medio, evidenciando así que los estudiantes no presentan ninguna problemática.

La escala general que evalúa los puntajes totales de los estudiantes, evidenció que el curso tiene un promedio de 58.20 indicando que presentan un nivel medio alto, por lo tanto, no presentan problemáticas significativas y mantienen una visión relativamente estable de sí mismos, de acuerdo con lo que se plantea en la Escala de Piers y Harris.

En la tabla 1, se observan las medidas de tendencia central de autoestima de los estudiantes, separada por subescalas, donde se representan los datos estadísticos descriptivos. En esta se encontró que el dato máximo representativo es la media y la mediana correspondientes a la subescala de comportamiento, siendo 13,55 y 14,00 correspondientemente. Esto puede indicar que los niños tienden a reflejar falta de problemas de comportamiento o intentos por no admitirlos.

Por otro lado, en la subescala de popularidad, se encontró que la media menos representativa fue de 7,75. Lo que denota una tendencia general a presentar timidez, falta de habilidades sociales y aislamiento social. De la misma manera, se encontró la mediana más baja puntuó 8,00, lo que significa que la mitad de los niños está por encima de este puntaje y que la otra mitad se encuentra por debajo.

En cuanto a las distribuciones de frecuencia en porcentajes, se evidenció en la figura 1, que el 95% de los estudiantes tienen un nivel de comportamiento alto y el 5% restante presentan un nivel medio.

Como se muestra en la figura 2, el 65% de los estudiantes puntúa un nivel alto de estatus intelectual y escolar alto (lo que indica una tendencia de aumento). El 35% restante puntuó un nivel medio.

En la figura 3, se refleja un porcentaje de 75% lo cual indica un nivel alto en cuanto apariencia física y atributos, un 20% presentó un nivel medio y un 5% un nivel bajo.

En la figura 4, se observa que un 40% de los estudiantes se encuentran en un nivel alto, un 50% en un nivel medio y un 10% en un nivel bajo.

La figura 5, indica que 50% de los estudiantes se hallaron en un nivel alto en esta subescala, un 45% manifestaron un nivel medio y un 5% un nivel bajo.

En la figura 6, se muestra que el 80% de los estudiantes reveló un nivel alto en la subescala de felicidad, y el 20% restante presentó un nivel medio.

En la figura 7, se observa que un 10% de los estudiantes presentó un nivel alto de autoestima, el 30% un nivel medio y la mayoría de los estudiantes con un 60% restante puntuó una autoestima moderadamente alta.

Discusión

A partir de los resultados obtenidos en la sub-escala de apariencia física y atributos, que hace referencia a los valores corporales y estéticos, se evidenció que la mayoría de los estudiantes puntuaron un nivel alto, lo cual podría indicar que le confieren un valor a su cuerpo, lo aceptan con sus limitaciones y defectos y reciben aprobación o recompensas por parte de sus padres y el entorno en el que se desarrollan; lo cual concuerda con la investigación de Gonzales, Núñez, Glez y García (1997), donde se encontró que mediante el elogio que realizan los agentes socializadores, la autoestima y la valoración que el niño hace de sí mismo se ve altamente influenciada.

En segundo lugar, en la sub- escala de estatus escolar e intelectual, los datos que se obtuvieron puntuaron específicamente en niveles medios y altos, siendo este último el de mayor prevalencia. Lo cual indica que los estudiantes podrían tener expectativas altas y reales de sí mismos o de sus padres garantizando su proyección futura y generando así, un paso más para la construcción de un buen nivel de autoestima. De esta manera, esto concuerda con el estudio de Naranjo (2007) en el cual se encontró la existencia de una serie de conductas correlacionadas con la importancia y el buen desarrollo de la autoestima como lo son las expectativas hacia el futuro, la asertividad personal y el nivel de aspiraciones.

Por otra parte, en cuanto a la felicidad y satisfacción, los resultados obtenidos fueron satisfactorios, dado que la mayoría de los niños obtuvieron una puntuación alta en esta sub-escala, lo cual demuestra que poseen un sentimiento de satisfacción y valoración frente a sus vidas. Por lo tanto esto concuerda con lo que señala Naranjo (2007) al decir que los sentimientos de alegría satisfacción y felicidad cimentan la construcción de la autoestima.

En la sub-escala de popularidad, se encontró que los niños poseen niveles altos, medios y bajos siendo los dos primeros los de mayor proporción. Lo que indica que pueden hacer una evaluación sobre la popularidad que tienen con sus compañeros de clase, en los juegos y en las habilidades para hacer amigos. También que, desde sus primeros años de vida tuvieron un estilo de crianza sensible y democrático, lo cual pudo ser un factor influyente en el desarrollo de las bases de la autoestima y por consiguiente de la popularidad. Esto concuerda con la teoría de Coopersmith cuando señala que los niños aprenden que son merecedores al recibir un trato afectivo por parte de sus progenitores, y al observar el comportamiento de estos hacia otras personas con lo cual desarrollan estándares más altos, se tratan así mismo con respeto y reproducen las conductas observadas, para así llegar a tener un alto de grado de relación y popularidad con los demás (Mruk, 1998).

En cuanto a los resultados de la sub-escala de comportamiento se evidenció un incremento notable con respecto a las demás, dado que, fue la que más puntuó en el nivel alto. Lo que refleja el grado en el cual los niños admiten o niegan los comportamientos problemáticos, tanto en el hogar como en la escuela. Según la escala de Piers y Harris los puntajes altos dentro de esta sub-escala son los más difíciles de interpretar, puesto que pueden reflejar la falta de problemas de comportamiento o un intento por negarlos.

Por otra parte, con relación a la sub-escala de ansiedad, los mayores puntajes fueron altos y medios siendo este último el superior. No obstante, Existe la posibilidad de un incremento en el nivel alto, ya que entre estos no hay una gran diferencia. Lo que evidencia que probablemente factores externos como las presiones sociales, las pautas de crianza cercana y cálida, o distante e indiferente, los límites establecidos y permisivos; influyen en el desarrollo personal y social del niño para incrementar o disminuir la ansiedad, tal y como lo demuestra Mruk en 1998.

Al hacer el análisis de todas las sub-escalas, se obtuvo el puntaje global del nivel de autoestima en el que se encuentran los estudiantes, donde se evidenció que en general el grupo tiene un nivel moderadamente alto, esto probablemente indica que los niños están formando sus valores y componentes con relación a la autoestima de una forma adecuada para que estos sean duraderos dentro del desarrollo vital y ayuden a fortalecerla; tal y como lo demuestran (Mussen et al, 2000).

De la misma manera se puede afirmar a partir de lo que se obtuvo, que posiblemente el nivel moderadamente alto de autoestima puede ser producto de la interacción entre los ambientes y la influencia que tienen estos sobre los niños, logrando así un desarrollo óptimo tanto físico y cognitivo como social y afectivo; que aportara para que tengan un mejor concepto de sí mismos y a la vez una mejor evaluación de sus cualidades. Lo cual concuerda con la teoría de los sistemas ecológicos postulada por Bronfenbrenner en el año 1987.

De esta manera, se concluye que los estudiantes en general poseen un nivel de autoestima adecuado y que a pesar de que en cada sub-escala hubo puntajes diferentes no se evidencio un factor determinante para una baja autoestima. Sin embargo, cabe resaltar que en las escalas de comportamiento y ansiedad aunque los puntajes fueron altos y medios respectivamente, son a las que más se les debe prestar atención en futuros estudios por lo mencionado anteriormente. Por lo tanto se cumplió con el objetivo de esta investigación.

Por consiguiente, se sugiere que el colegio continúe fortaleciendo la autoestima mediante espacios de convivencia y comunicación, además de impulsar actividades que motiven y enseñen a los niños la trascendencia que tiene la autoestima para poder tener un desarrollo óptimo a nivel físico, psicológico y social.

Por ello, se propone que se trabaje la seguridad en los estudiantes desde el ámbito familiar mediante una óptima relación entre padres e hijos que fomente el diálogo en la solución de conflictos, buscando que el niño afiance la confianza en sí mismo y esto genere unas buenas competencias sociales que a su vez se reflejarán en una adecuada autoestima. En cuanto al ámbito escolar, dado que el docente cumple un papel importante y ejerce cierta autoridad sobre los niños, es el que puede estar encargado de ayudarlos en el proceso educativo y personal, a través de la realización de talleres, actividades relacionadas con la consolidación de conocimientos e incluso con el diálogo mutuo entre ellos, lo que los ayudará a tener un buen concepto de sí mismos y un buen desarrollo en este ámbito.


Referencias

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