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HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local

On-line version ISSN 2145-132X

Historelo.rev.hist.reg.local vol.4 no.7 Medellín Jan./June 2012

 

El Bateo y la administración Olaya Herrera (1930-1934): De salvador de Colombia a un gobierno híbrido y timorato

El Bateo and Olaya Herrera's government (1930-1934): From Colombia's Savior to a Hybrid and Gutless Government

Sonia Jiménez Jiménez*

* Historiadora de la Universidad de Antioquia (Colombia) y miembro del grupo de investigación Historia Moderna y Contemporánea de la misma universidad. El artículo es derivado del trabajo de grado para optar el título de historiadora "Reír es perjudicial para los negocios. Prensa satírica en Medellín: El Bateo 1926-1939", dirigido por el profesor Eduardo Domínguez y financiado por el Comité para el Desarrollo de la Investigación (CODI) de la Universidad de Antioquia. Correo electrónico: sonia.jimenez.jimenez@gmail.com

Recepción: 12 de enero de 2012 - Aceptación: 27 de abril de 2012. Páginas: 240-270


Resumen

Teniendo en cuenta el carácter subversivo de la sátira al igual que su papel en la "reproducción social" de las ideologías, este artículo señala la posición del periódico satírico El Bateo sobre el gobierno de Enrique Olaya Herrera, describiendo la paulatina decepción de este impreso, adscrito al liberalismo radical, respecto al gobierno de la "concentración nacional". Menciona cómo El Bateo apoyó la candidatura de Olaya, a través de la imagen de "mesías-salvador" y cómo luego subvirtió esta misma imagen, por medio de una abierta crítica a este gobierno. Para este análisis se recogen algunas anotaciones de Georges Balandier y Ernst Gombrich sobre la naturaleza dramática del poder y sobre la sátira.

Palabras clave: sátira, poder, prensa satírica, caricatura, El Bateo, Enrique Olaya Herrera.

Abstract

Taking into account the satire's subversive nature and its role in "social reproduction" of ideologies, this paper points at the position of the satirical journal El Bateo about Enrique Olaya Herrera's government. It describes the gradual disappointment of this journal -attached to radical liberalism- about the "national concentration" government. It mentions how El Bateo supported Olaya's candidacy through a "messiah-savior" image, and how it later subverted this very image by means of an open criticism to this government. For this analysis, some notes by George Balandier and Ernst Gombrich on the dramatic nature of power and on satire are collected.

Keywords: satire, power, satirical press, caricature, El Bateo, Enrique Olaya Herrera.


Introducción

Matthew Hodgart (1969, 13) en su libro La sátira comenta cómo entre los esquimales primitivos uno de los principales medios para castigar la mala conducta social era la canción satírica. De hecho, esa podría ser una de las razones por las cuales la sátira nos llama la atención. Vemos en ella un arma social que denuncia las pretensiones de los poderosos , a través del ridículo y de un lenguaje directo que desvela la "verdad amarga". Por su posición esencialmente crítica, podemos relacionarla con la manifestación del disenso frente a ciertas expresiones del poder y con la opinión pública, que se erige como un estrado ante el cual comparecen los gobernantes en una democracia. Sin embargo, la sátira es también un instrumento de los poderosos para desacreditar a sus opositores y reforzar las premisas de su aparato ideológico. Gombrich (2003, 194-197) considera que la sátira consolida la postura del ridiculizado y sus representados haciendo que se unan ante los ataques y, al mismo tiempo, fortalece las opiniones del que ridiculiza a través de la confirmación de su sentir. De esta manera, la sátira no buscaría tanto convencer o convertir, como fortalecer la ideología de los ya convertidos, operando como un sermón que afirma sus ideas y refuerza el estereotipo que tienen de sí mismos y de los demás.

Los periódicos satírico-políticos en particular, según un historiador uruguayo, siempre fueron de oposición (Cerda 1965, 68). Aunque se situaran como interlocutores de la oligarquía, los periódicos de este estilo se emitían desde una posición no oficial, que desacralizaba el espacio público estatal, sus símbolos y representaciones, con un deseo implícito de acuciar a la masa (Cornejo 2004, 68). Matallana (1999, 24-25), por su parte, insiste en que los periódicos satíricos no podían ser oficialistas porque esto desdibujaba su efecto cómico, pues como indica Bergson (2008, 13-14), para reírse de alguien es necesario perderle el respeto aunque sea por un momento. En contraparte, Acevedo (2009) reconoce a la prensa, y a la caricatura en particular, como instrumento que estimula los odios sectarios y fortalece los imaginarios políticos de los partidos. Durante la transición de la hegemonía conservadora a la república liberal, vemos cómo El Bateo se debatió entre su condición de periódico satírico (nada más paradójico que un satírico adulador) y su adhesión partidaria (por fin un liberal en la presidencia). Colaboró en la legitimación de Enrique Olaya Herrera asociándolo a la imagen de "mesías-salvador" y luego, atendiendo a su carácter satírico y a su posición política, subvirtió la misma imagen que ayudó a crear.

Este impreso fue publicado entre 1907 y 1957, con varias interrupciones. Aunque fundado en Medellín, poseía un amplio radio de acción que cubría gran parte del departamento de Antioquia (Colombia). Contaba, además, con algunos suscriptores en Cali, Barranquilla y Cartagena. Abogó por la independencia periodística, pero no renunció a su adscripción partidaria. Se empeñaba en defender su autonomía, financiándose con sus propios fondos, rechazando las subvenciones de los partidos políticos.1 Aunque simpatizante del Partido Liberal, principalmente de su corriente radical heredera de la constitución de Rionegro (1863),2 no se mordía la lengua para criticar y satirizar lo que consideraba censurable. En gran medida, las críticas y sátiras a su partido provenían precisamente del radicalismo.3 El Bateo consideraba inadmisible que los liberales se arrodillaran ante sus competidores, aceptando alianzas y concertaciones. Las rivalidades amigo-enemigo, típicas de las identidades políticas, no se hicieron esperar en el impreso. Renegaba de la política y de los políticos, a los que presentaba, sin distingo de bandos, como a devoradores del presupuesto público, pero, en otras ocasiones, no ahorraba elogios (a veces injustificados) para ciertos gobernantes.

En varias ocasiones de su larga trayectoria (excepcional en un periódico satírico) trató de paliar esta situación alejándose de la política, abordando temas de interés general, literatura, sátira de las costumbres y trivialidades humorísticas. Sin embargo, le resultaba imposible despreciar un tema tan oportuno para la sátira y el humor. La tribuna política era rica en ridiculeces, adrenalina y suspenso, un verdadero drama. La transición del conservatismo a la república liberal, llena de anécdotas ciertamente ridículas, como la indecisión del arzobispo para elegir su candidato, no podía pasar desapercibido para este impreso, máximo cuando allí estaban puestas las esperanzas de su partido. Después de más de cuarenta años de ayuno político, El Bateo veía el regreso del liberalismo como el comienzo de una larga venganza contra los conservadores. A su despecho, el gobierno de Olaya fue abiertamente conciliador, convocando conservadores para su gabinete, a través de su llamada "Concentración Nacional".

Olaya Herrera: Salvador de Colombia

Un candidato al cargo supremo no pude hacer irrupción, surgir de lo desconocido, a no ser en circunstancias excepcionales que hagan de él un héroe o salvador (Balanger 1994, 35).

Balandier (1994, 16, 19) plantea que nuestras prácticas colectivas implican un fundamento teatral, especialmente aquellas que tienen que ver con el poder. Los sistemas de poder, anota, producen efectos comparables a los que engendra el teatro. Siguiendo a Maquiavelo, Balandier anota que "el príncipe debe comportarse como un actor político si quiere conquistar y conservar el poder." Una de las características de esta dramatización de la política, es que el poderoso o aspirante a serlo, no debe expresar lo que realmente es, sino lo que esperan de él. Las circunstancias de desigualdad, pobreza y crisis acentúan esta teatralidad, le otorgan al héroe la fuerza dramática necesaria para ser reconocido: "la sorpresa, la acción y el éxito son las tres leyes del drama que le otorgan existencia al héroe".

La situación por las que atravesaba el país en aquel entonces propiciaba el surgimiento de un "salvador". Los coletazos de la crisis económica mundial de 1929 y de la desastrosa política económica de Miguel Abadía Méndez, agravaron el desempleo y provocaron un crecido déficit y una deuda cuantiosa (Colmenares 1989, 263). Además, el Partido Conservador que había gobernado el país por cuarenta y cinco años se hallaba también en crisis. Dividido entre los candidatos Alfredo Vásquez Cobo y Guillermo Valencia, la Iglesia, árbitro del combate, no supo resolver la situación. El papel de esta institución como reguladora de decisiones políticas empezaba ya a disgustar a algunos miembros de la burguesía que consideraban este hecho como vergonzoso.

Bajo la hegemonía conservadora, los liberales solían abstenerse de las elecciones, ya que consideraban que el partido en el poder contaba los votos y era de esperarse el fraude electoral. La manera sorpresiva como Olaya se constituyó en el candidato de los liberales fue uno de los ingredientes que colaboraron en la formación del drama. En los últimos meses de 1929, el Partido Liberal empezó a ser consciente de la necesidad de postular un candidato propio, pues la división de los conservadores daba la posibilidad de un triunfo. Después de varios debates y concertaciones, el 19 de diciembre los liberales le ofrecieron la candidatura a Olaya que en ese momento se encontraba en Washington como embajador. Éste respondió que no aceptaría la postulación mientras fuera un solo partido el que se la ofreciera. A principios de enero los republicanos comandados por Carlos E. Restrepo se unieron a la candidatura de Olaya presentando las bases de la concentración nacional. El 17 de este mes el embajador regresó al país y el 22 aceptó la postulación. Un día después de las elecciones, el 10 de febrero de 1930, ocurrió un fenómeno solar que fue interpretado como un signo favorable para el nuevo gobierno: el apoyo divino se hacía presente. En una tarjeta popular Olaya era representado como un ángel que salvaba a Colombia (Latorre 1989, 284).

La figura de Olaya Herrera como salvador hizo también parte de la retórica política del candidato. En los apartes del discurso donde aceptaba su postulación era reiterativa la alusión a la necesidad de "salvar" a Colombia: "[…] he creído y he sostenido que urge y que es indispensable para salvarnos una poderosa concentración nacional". Más adelante afirmaba que con una cooperación inteligente y ordenada "[…] habremos salvado no la suerte transitoria y más o menos efímera de una candidatura presidencial, sino la Patria […]." Al final de su discurso se refería directamente al adjetivo de "salvador" con el que sus copartidarios lo anunciaban:

[…] he oído decir que yo siempre he sido soldado de una causa engrandecida por vuestro entusiasmo y fervor y que vengo como salvador de la patria […] pero si yo tuviera necesidad de pensar en el salvador de Colombia, si alguien me interrogara sobre quien pudiera ser realmente el salvador de mi Patria, yo me volvería sin vacilar hasta estas muchedumbres congregadas en calles y plazas y diría: el salvador de Colombia helo aquí congregado.4

En Medellín se publicaron por ese entonces libros que recopilaban documentos sobre la candidatura y el triunfo de Olaya en 1930. Gustavo Gómez E. y J. E. Duque fueron los autores de El salvador de Colombia (1930). Gabriel, el hermano de Enrique Castro, fundador de El Bateo, publicó en julio de 1930 un libro titulado La salvación de Colombia… (1930) en coautoría con José Manuel Arango. 5El libro, con un tono descriptivo y apologético, trataba precisamente sobre la manera en que Olaya Herrera triunfó en las elecciones del 9 de febrero de aquel año. El grueso de su contenido eran trascripciones de documentos importantes para la postulación y posterior triunfo olayista: el acta de constitución del Comité Liberal pro candidato propio, artículos de prensa, declaraciones de políticos, manifiestos, etcétera. Cada documento presentaba una breve introducción de los autores. Al principio del libro, ofrecían también breves artículos donde figuras políticas e intelectuales destacadas del liberalismo de Medellín daban sus opiniones sobre la candidatura de "concentración nacional". Entre estas figuras se contaban Carlos E. Restrepo, Libardo López, Clodomiro Ramírez, Enrique A. Gaviria (director de El Correo de Colombia), Emilio Jaramillo (director de El Diario) y Alfonso Castro, reconocido médico, literato y militante liberal de aquel entonces, también hermano de Enrique. Después ofrecía un listado "de los ciudadanos que con más entusiasmo lucharon en Antioquia por la candidatura del Dr. Enrique Olaya Herrera". Por su puesto, en la lista figuraba el director de El Bateo.

Desde el mismo momento del ofrecimiento de la candidatura, El Bateo perdió su imparcialidad, apoyando a Olaya desde sus editoriales: la indiferencia del Partido Liberal no podía continuar por más tiempo, decía, aplaudiendo la iniciativa de las juventudes liberales de nombrar un candidato propio.6 La publicación no ahorraba elogios para el candidato liberal cuya designación era para El Bateo "[…] anuncio de una verdadera nueva vida republicana":

EL BATEO se complace en hacer pública su adhesión a la candidatura de este hombre de excepcionales ejecutorias y de talla nacional, al propio tiempo que se permite hacer un llamamiento a los antioqueños, amantes de la libertad, a fin de que contribuyan por todos los medios posibles a hacer que la victoria pertenezca a la colectividad que en el próximo febrero llevará el nombre de Olaya Herrera como bandera de combate.7

En las caricaturas "La entrada de Olaya Herrera a Cartagena" y "La resurrección de Colombia" la imagen del candidato estaba asociada a la de Jesús. En la primera, la escena asemejaba la entrada del nazareno a Jerusalén. Olaya cabalgaba sobre un asno saludando a la concurrencia que lo recibía agitando sus ramos. Entre sus discípulos estaba Carlos E. Restrepo quien tiraba del cabestro, mientras Clodomiro Ramírez y Alfonso López le hacían la guardia de honor.8 En "La resurrección de Colombia" Olaya salía de la tumba irradiando luz sobre su cabeza, la mano derecha en el pecho y en la izquierda una bandera que decía "paz, progreso, crédito y unión nacional". Los militantes conservadores Guillermo Valencia, Vásquez Cobo, Abadía y Carlos Vásquez Latorre, que hacían el papel de guardias romanos, estaban deslumbrados y temerosos por la aparición.9

Figura 1.

Figura 2.

La representación de Olaya como Mesías, no sólo tenía que ver con la utilización que hace el caricaturista del mito comunitario para expresar algo novedoso, sino con la necesidad que tiene el poder de sacralizar sus actuaciones identificándose con lo sagrado. Tanto el político como el caricaturista acuden aquí a una misma fuente. La retórica política está cargada de imágenes referentes a los imaginarios colectivos, para de este modo identificarse con ellos y legitimar sus posiciones. Como en una especie de "refrito", los caricaturistas, a su vez, recogen estas imágenes para representar a sus "víctimas". Según Gombrich (1968, 166-167), las metáforas de la jerga política son una de las principales armas del "arsenal del caricaturista", pues su riqueza de imágenes permite mostrar sucesos novedosos en términos de algo conocido: Egipto como "un coloso de pies de barro", "el telón de acero", "tender nuestra velas a los vientos del cambio", "el camino que tenemos por delante es duro pero el porvenir es luminoso", etcétera. El Bateo recurría a algunos aspectos de las creencias y de la vida cotidiana de los colombianos para satirizar gráficamente a los políticos: los temas bíblicos fueron unos de los más frecuentes. Los imaginarios religiosos se hacían notar en las caricaturas que representaban la agonía de ciertos políticos, donde un grupo de diablillos rodeaba la cama del dirigente, dispuestos a llevárselo al infierno por sus muchos pecados. Vemos aquí la figura del Olaya como Mesías y "salvador de Colombia".

El impreso celebró con júbilo el triunfo de Olaya el 9 de febrero de 1930 y su posesión como presidente el 7 de agosto. En el editorial del 11 de febrero titulado "Loor al triunfo" se registraba la victoria electoral de Olaya como el vencimiento de la democracia, que finalmente redimirían a Colombia de todas sus dificultades. Optimista, El Bateo vaticinaba que la historia, "en página selecta", mostraría "[…] la grandiosidad del triunfo de la democracia, cuya culminación, a manera de jalón luminoso, empezó a alumbrar el domingo pasado el campo de la gloria." El editorial concluía con un "¡Salve Patria redimida!".10 El impreso reiteraba la idea de Olaya como salvador y redentor en el editorial del 7 de agosto: "[…] su espíritu alentado por el más puro de los patriotismos, y su cerebro henchido de ideas salvadoras y modernas, podrá con la lentitud que requieren todas las transformaciones, salir avante y salvar esta pobre Patria que ya agoniza, víctima de un régimen de peculado y de miserias".11

Olaya Herrera: "gobierno híbrido y timorato"

Vencedor, [el héroe] tendrá la obligación de representar recurriendo a un ceremonial, de gobernar haciendo manifiesta su competencia y su 'suerte' de dominar mostrando cómo conserva el control sobre las 'fuerzas' —incluidas las suyas propias— (Balanger 1994, 35-36).

Después de alcanzar el triunfo, el héroe deberá continuar siendo fiel a su papel. Si es preciso, deberá utilizar las circunstancias adversas para su propio beneficio. Las denuncias de sus opositores, por ejemplo, las convertirá en obras de criminales que pretenden minar su incansable labor. Si el héroe logra maniobrar inteligentemente, sus fracasos contribuirán al enriquecimiento del drama y al fortalecimiento de su poder. Si no lo logra, degradará entonces en la caricatura de sí mismo.

Hablando en términos de Balandier, Olaya fue para El Bateo un actor político al cual le quedó grande el papel de salvador. La situación financiera del país no se resolvió con el simple cambio de gobierno. Poco después de que Olaya asumió la presidencia, este impreso comenzó a mostrar su frustración: el nuevo presidente no era el mesías que todos imaginaban. Como el héroe no estuvo a la altura del mito que pretendió representar, creó la ilusión y al tiempo desilusionó, bastaba mostrarlo en la imagen que no logró encarnar para ponerlo en ridículo. Los industriales y comerciantes que habían puesto su confianza en él continuaban mendigando una solución, como lo mostraba la caricatura "Cuentas que no salen":

Figura 3.

Según los versos, así les respondía Olaya a los mendigos y enfermos que solicitaban su ayuda:

[…] —No amigos, en otros días
cuando tuve opinión pública,
yo creí ser el Mesías,
salvador de esta República.
Creí que podría salvar
de modo bien adecuado
a todo cojo 'quebrado'
que me viniera a buscar.
Y pensé que de sus males
libraría ¡cosa grata!
a todos los industriales
que se encuentran en la lata.
Pero no, mis esperanzas
se murieron cuando ví,
que por desventura, aquí
no hay industria ni finanzas.
Así pues, que yo me entrego
porque llegué a comprender,
que lo que yo puedo hacer
será 'dar palos de ciego.'
Donde no hay plata no hay nada,
lo creo por convicción,
y es por esto una bobada
que me pidáis protección.
Idos pues, sin alegrías
y sin hacer alharacas
a decir de cuentas mías
que aquí no hay ningún mesías
y que finanzas … son vacas.12

El Bateo identificaba los intereses del pueblo con los intereses del Partido Liberal, de hecho, en sus caricaturas, versos y editoriales, el pueblo era identificado con el "pueblo liberal". Este impreso veía entonces a Olaya no sólo como el salvador de Colombia, sino también, y sobre todo, como el salvador de los militantes de este partido. En consecuencia, el aspecto del gobierno de Olaya con el que El Bateo más se sintió insatisfecho fue "el continuismo conservador". La alianza de concentración nacional y los rezagos del régimen anterior impidieron al nuevo gobierno desvincular a los conservadores de muchos de sus antiguos puestos y nombrar liberales en cargos de importancia. Olaya no modificó las circunscripciones electorales que beneficiaban a los conservadores. Aunque los liberales tuvieron una escasa mayoría en la cámara, perdieron el senado. Este hecho otorgó a los conservadores el poder para manejar la legislación, de tal modo que el gobierno se vio obligado a establecer coaliciones, las cuales acentuaron la frustración de los liberales más radicales. Román Gómez, destacado político conservador antioqueño, impulsó la firma de un pacto de Unión Patriótica con el gobierno de Olaya. En Medellín, el cambio de gobierno no se hizo sentir sino en 1931 con la victoria de los liberales en las elecciones para los diputados a la asamblea, los representantes a la cámara y los concejales. No obstante, Antioquia debió esperar hasta 1932 para tener un gobernador liberal.13

Iniciado el gobierno, Olaya nombró a Carlos Cock como gobernador de Antioquia, quien asumió su cargo en septiembre de 1930. Como republicano, Cock esperaría las instrucciones de Carlos E. Restrepo (ministro de gobierno) para los nombramientos, que sin duda beneficiarían a los conservadores, presentía El Bateo. La caricatura "Juegos permitidos por la Ley" muestra a Carlos E. Restrepo y Carlos Cock descalzos, con ropaje rústico y de carriel, jugando a las cartas con el pueblo liberal, quien tenía un signo de interrogación en su cabeza. Restrepo le entregaba una carta bajo la mesa a Cock haciéndoles trampa a los liberales.14

El próximo gobernador, Rafael del Corral (del 29 de octubre de 1930 a 26 de enero de 1931), entraba en la misma línea de los anteriores. "Las tres momias de la concentración", Camilo Restrepo, Carlos Cock y Rafael del Corral, besaban los pies de La Defensa,15 mientras el liberalismo, personificado por el pueblo, trataba inútilmente de apartarlos de esa humillación:

Figura 4.

El impreso expresaba la rabia del militante que veía frustrada su aspiración a un nombramiento, a pesar de que su partido había triunfado en las elecciones. Para El Bateo era ilógico que en nombre de la concentración nacional el departamento continuara bajo el mando conservador. La culpa de ello recaía en Carlos E. Restrepo, quien envenenaba al liberalismo con su propaganda republicana, como lo expresaba la caricatura "La dulce toma". Carlos E. Restrepo daba cucharaditas de propaganda republicana al liberalismo, representado por una bandada de patos. Algunos de éstos ya estaban muertos. Olaya, por su parte, no hacía nada para impedir que su ministro de gobierno continuara ofreciendo "La dulce toma" y por el contrario se mostraba sonriente y satisfecho.16 Apartes de los versos que acompañaban la caricatura aludían a la actitud de Olaya:

Y lo malo es que Olaya el presidente
deja que Carlos obre a su manera
y aunque mira que el viejo impunemente
nos quiere asesinar, sigue paciente
sin atreverse a protestar siquiera.
Esto da mala idea del gobierno
y por este motivo, en tiempo actual,
va perdiendo el partido liberal
en su constante padecer eterno
la fe a nuestro gobierno nacional.17

Según El Bateo, el pueblo veía frustrados sus anhelos de renovación, pues la elección de Olaya había resultado estéril para la consecución de un nuevo orden. La administración seguía desarrollándose bajo servilismo, el cual continuaría para los antioqueños "[…] si es que la altivez y el masculinismo no se imponen". Pero ese pueblo defraudado al que se refería el impreso era, nuevamente, el "pueblo liberal". Según el impreso, a éste le parecía inaudito que su seguridad dependiera del enemigo, mientras los dirigentes, aparentando serenidad y corrección, se burlaban "[…] de los derechos y aspiraciones muy justas de los leales y constantes servidores del partido liberal." Al gobierno antioqueño no le importaba que los militantes liberales sufrieran las inclemencias de la crisis económica mientras las antiguas figuras conservadoras vegetaban en la seguridad de los cargos públicos de importancia. Estos conservadores, decía, eran los mismos "[…] cuyo mayor prestigio reside en la guerra a muerte llevada a cabo contra el partido liberal durante largos años […]".18

El impreso se oponía al proceso de transformación lenta que promulgaban algunas directivas liberales. Algunos de sus editoriales contenían frases incendiarias contra la política de concentración nacional que, según él, pretendían poner a los liberales de rodillas frente a su enemigo conservador:

Hay que esperar unos días más, dicen los empedernidos optimistas, porque la transformación tiene que ser lenta. Pero, preguntamos nosotros: para empezar una transformación, hay necesidad de servirle de rodillas al eterno enemigo, a aquel que vencimos ayer en lucha abierta, a aquel que en todos los momentos de su vida ha hecho de nuestra reputación de liberales su mejor manjar?

Imposible! Sería preferible la muerte!19

El Bateo estimulaba de este modo los odios sectarios entre ambos partidos. La caricatura "A matar liberales!!", cuya imagen produce más repugnancia que risa, presentaba a Pedro José Berrío (jefe del Partido Conservador en Antioquia y gobernador del departamento en varias ocasiones) como carnicero: la carne que vende es la de liberales descuartizados por su propia mano. "A matar liberales!!" es un buen ejemplo de cómo la caricatura puede contribuir a reforzar los odios políticos, acentuando el temor de los liberales y justificando la adopción de medidas violentas para "defenderse" del enemigo. Acevedo (1995, 2009) interpreta la caricatura editorial colombiana como un arma para la lucha política, resaltando que este género artístico no sólo funciona como un elemento humorístico desacralizador del poder, sino también como un medio de propaganda, que se encarga de defender a sus copartidarios de los ataques de los opositores y afianza los imaginarios y los odios políticos.

Figura 5.

La relación de Olaya con los Estados Unidos fue otro punto desilusionante para El Bateo, quien en varias ocasiones había expresado su antiimperialismo.20 El presidente consideró que respetar los intereses de Estados Unidos le garantizaría a Colombia alguna ayuda para solventar la crisis: no nombró ministro de industrias hasta que la United Fruit Company dio el visto bueno, cubrió la deuda externa nacional en una época en que muchos países latinoamericanos la suspendieron y creó una nueva legislación petrolera diseñada para satisfacer las pretensiones de las compañías norteamericanas. Al final, Olaya no obtuvo sino felicitaciones de Estados Unidos y no la tan esperada ayuda, pues ésta fue precaria en comparación con las entregas del presidente colombiano (Bushnell 1984, 13-14).

El Bateo, sobre todo a través de las caricaturas de Miguel Ángel del Río (Mar), se burlaba de las expectativas que ciertos colombianos ponían en el gobierno de la concentración nacional, pensando que futuras negociaciones con Estados Unidos redimirían a Colombia. En "El nacimiento de Quique", Mar mostraba a Colombia pariendo a Olaya; la comadrona era la concentración, la cual lucía un atuendo semejante a "la chana", mujer que personificaba La Defensa. La comadrona ofrecía el bebé a Tío Sam que le llevaba regalos: ferrocarriles, crédito y palas de vapor. El clero se asomaba por la puerta con timidez.21 Olaya Herrera trabajaba para los intereses estadounidenses. Así lo daba a entender la caricatura "Haciendo un buen trazo" donde el presidente electo, descalzo y sin etiqueta, era el ayudante del elegante ingeniero Tío Sam: Olaya, cual topógrafo, le ayudaba a tomar las medidas de nuestro territorio.22 En "La llegada de Olaya a Nueva York" Tío Sam lo recibía con un abrazo, visiblemente entusiasmado y los banqueros le ofrecían a Olaya sus bolsas llenas de dinero.23 Aquí el caricaturista hacía gala de la exageración, una de sus herramientas fundamentales. "Abultar los hechos en el sentido de ridiculizarlos" fue el objetivo de estas imágenes.24 Pero quizá la caricatura más diciente en este aspecto fue "Las fuentes de oro". El presidente electo hacía brotar dinero de las propias entrañas de Tío Sam al que le presionaba el estómago. Los campesinos, el clero y demás venían con sus vasijas a recoger el vómito, las sobras digestivas del Tío Sam:

Figura 6.

La relación con la iglesia católica fue uno de los principios a través de los cuales se definió la identidad de los partidos. Los liberales se decían anticlericales y los conservadores veían a la iglesia como una institución sagrada, que debía ser la mejor aliada del gobierno para mantener el principio de autoridad. A El Bateo, como liberal radical, le fastidiaban las declaraciones de Olaya sobre dicha relación y su decisión de mantener los privilegios de la iglesia. Por otro lado, a raíz de las declaraciones de Olaya sobre la Iglesia, muchos conservadores se adhirieron a la concentración nacional. El Heraldo de Antioquia, periódico liberal de Medellín, reprodujo un discurso de Olaya pronunciado en Bogotá. Allí el candidato manifestaba su intención de mantener las prerrogativas de la Iglesia católica como mantenedora del orden civil:

[…] Es una inconmovible persuasión de que ella, la iglesia y sus Ministros, no sólo son esenciales elementos del orden social, sino factores poderosos del engrandecimiento y prosperidad de la sociedad, y he aquí porque [sic.] no comprendería nunca que entre un mandatario del orden civil y un príncipe de la iglesia, ambos patriotas y ambos movidos por un solo deseo de servir a la nación que entrambos rigen en esferas distintas, pudieran surgir diferencias de aquellas que no pudieran ser resueltas por los medios de la conciliación, de la amistad y del mutuo entendimiento.25

Ya en abril, cuando Olaya era presidente electo, La Defensa trascribía una entrevista de un periódico panameño en que Olaya se refería a su relación con Abadía, el arzobispo y la Iglesia católica: "El ilustrísimo señor Perdomo y yo somos excelentes amigos; en cuanto a las posibles diferencias que algunos consideran puedan existir en mi gobierno entre la Iglesia y el estado, yo les advierto y prometo que no podrá haberlas porque para ello tenemos un concordato que regula esos asuntos".26

Después de tantos años sin alcanzar el poder, El Bateo esperaba de Olaya un salvador que redimiera al liberalismo y que les pagara a los conservadores con la misma moneda, excluyéndolos del gobierno. En la caricatura "Así están las cosas", en el que se alude al tema del ordeño, tópico común de la caricatura colombiana, el liberalismo no es más que una vaca de la que se nutre la iglesia, pues los liberales, "el pueblo liberal" fue injustamente excluido del poder.

Figura 7.

Conclusiones

El estudio de la sátira puede abordarse desde el punto de vista de la historia política indagando acerca de su relación con la oposición y con la reproducción de las ideologías. Pero también es posible enfocarlo desde el punto de vista cultural, ya que la sátira no sólo requiere un ambiente de mayor libertad y de participación política, sino cierta sofisticación estética, que se expresa en el tratamiento de otros asuntos y en la capacidad de ocuparse de la política con humor y con un apasionamiento sin fanatismos. La prensa satírica de las primeras décadas del siglo XX empezó a experimentar una clara desvinculación financiera de los partidos políticos, lo que la hizo más libre para abordar ciertos temas. Títulos como Medellín Cómico (19201921), Sancho Panza (1923) y El Bateo (periódicos satíricos publicados en Medellín) fueron un ejemplo de este cambio, el cual no puede entenderse sin el proceso de masificación que Medellín experimentaba por aquel entonces, la diversificación del público lector y la necesidad de satisfacerlo.

Las declaraciones laudatorias de El Bateo frente a la candidatura y triunfo de Olaya resultan ingenuas, ya que los responsables de este impreso conocían las relaciones del embajador con los republicanos y sus discursos sobre la relación Iglesia-Estado. Tal vez El Bateo esperaba que, ya en la silla presidencial, Olaya se olvidara de sus alianzas y empezara a convocar liberales para los principales puestos de la administración. Sin embargo, cabe resaltar cómo el cambio de postura de este impreso frente a la candidatura y el gobierno de Olaya, demuestra su independencia económica e ideológica frente a los poderes políticos establecidos. Su simpatía por el Partido Liberal no implicaba un apoyo ciego.

La crisis que le brindó a Olaya el apelativo de héroe, de salvador que redimiría Colombia, no se resolvió con el cambio de gobierno. Además, la relación de Olaya Herrera con la Iglesia y con Estados Unidos significó para El Bateo una verdadera decepción que se trasladaría a la candidatura y gobierno del próximo presidente liberal, Alfonso López Pumarejo, con el cual desde el primer momento este impreso mantuvo un abierto escepticismo.


1. La presión de El Bateo para que los suscriptores cancelaran sus cuentas pendientes, la organización de concursos, el cobro por la publicación de cartas de interés personal y las secciones de anuncios publicitarios revelaban su necesidad de sustentarse económicamente.

2. Esta constitución estableció la libertad de culto, de imprenta y de enseñanza; en materia económica se rigió por el llamado laissez faire, laissez passe; otorgó libertad para poseer armas e instituyó un sistema político federal.

3. En varios editoriales se refiere a este partido como "nuestro partido", Rafael Uribe Uribe fue uno de sus principales íconos, colaboró en la formación de una Junta Organizadora del Partido Liberal en 1909, dentro de sus colaboradores figuró Emilio Jaramillo (Tate-Quieto, Ruy Díaz de Vivar), un reconocido político liberal. Pablo Emilio Restrepo López, más conocido como León Zafir, colaborador asiduo de este impreso, fue también diputado por el Partido Liberal a la Asamblea Departamental en 1941. El caricaturista Miguel Ángel del Río (Mar), por su parte, estuvo inclinado hacia las tendencias socialistas.

4. [s.a.]. 1930. "Trascripción telegráfica completa del magnífico discurso pronunciado ayer en la capital por el doctor Olaya Herrera". El Heraldo de Antioquia, Enero 27, p. 1.

5. El libro tenía un título mucho más largo: La salvación de Colombia: relación completa y detallada del gran movimiento político habido en la república de Colombia a fines del año 1929 y principios de 1930, el cual dio por feliz resultado el triunfo en las urnas al eminente estadista e insigne repúblico Dr. Enrique Olaya Herrera candidato del partido liberal a la Presidencia de la República en el período constitucional de 1930 a 1934.

6. La juventud liberal de Medellín organizó el Comité Pro Candidato Propio el 7 de noviembre de 1929 postulando a Enrique Olaya Herrera, Fabio Lozano y Alejandro López como posibles representantes del partido ante la contienda presidencial. [s.a.]. 1929. "Pro candidato". El Bateo, Noviembre 26, Editorial, p. 3.

7. [s.a.]. 1929. "Nuestro candidato". El Bateo, Diciembre 19, Editorial, p. 3.

8. Del Río, Miguel Ángel (Mar). 1930b. "La entrada de Olaya Herrera a Cartagena". El Bateo, Enero 18, p. 7.

9. Del Río, Miguel Ángel (Mar). 1930a. "La resurrección de Colombia". El Bateo, Enero 14, p. 1.

10. [s.a.]. 1930a. "Loor al triunfo". El Bateo, Febrero 11, Editorial, p. 3.

11. [s.a.]. 1930b. "Histórico 7 de agosto de 1930". El Bateo, Agosto 7, Editorial, p. 3.

12. [s.a.]. 1930d. "Cuentas que no salen". El Bateo, Octubre 9, p. 5.

13. En ese entonces los gobernadores eran nombrados directamente por el ejecutivo y no por voto popular.

14. Del Río, Miguel Ángel (Mar). 1930g. "Juegos permitidos por la ley". El Bateo, Octubre 4, p. 1.

15. Diario vespertino conservador fundado en 1919 por la Juventud Católica de Medellín.

16. Del Río, Miguel Ángel (Mar). 1930i. "La dulce toma". El Bateo, Noviembre 8, p. 1.

17. [s.a.]. 1930e. "La dulce toma". El Bateo, Noviembre 8, p. 4.

18. [s.a.]. 1930d. "Siempre el continuismo". El Bateo, Noviembre 4, Editorial, p. 3; [s.a.]. 1930c. "El primer zarpazo". El Bateo, Agosto 28, Editorial, p. 3; [s.a.]. 1931. "Bajo el mismo régimen". El Bateo, Enero 10, Editorial, p. 3.

19. [s.a.]. 1930c. "El primer zarpazo". El Bateo, Agosto 28, Editorial, p. 3.

20. Algunas caricaturas en las que se expresa esta postura son: Posada. 1927. "El Tío Sam y sus fantoches". El Bateo, Enero 22, p. 3; [s.a.]. 1927. "Los empréstitos antioqueños". El Bateo, Abril 9, p. 11; Rin-Ran. 1927. "La pesca milagrosa". El Bateo, Diciembre 10, p. 9; [s.a.]. 1928. "Las angustias de Colombia". El Bateo Ilustrado, Octubre 31, p. 11.

21. Del Río, Miguel Ángel (Mar). 1930c. "El nacimiento de Quique". El Bateo, Marzo 18, p. 5.

22. Del Río, Miguel Ángel (Mar). 1930d. "Haciendo un buen trazo". El Bateo, Marzo 20, p. 5.

23. Del Río, Miguel Ángel (Mar). 1930e. "La llegada de Olaya a Nueva York". El Bateo, Abril 24, p. 5.

24. Celebrando sus 33 años de existencia, El Bateo apuntaba en el editorial: "[…] la misión que 'El Bateo' ha cumplido en el campo social es tan meritoria como la desarrollada por la prensa seria, y aún más, porque la crítica jocosa hace más mella que la otra en la conciencia pública, ya que abultando los hechos en el sentido de ridiculizarlos, sin ofender naturalmente la dignidad de las corporaciones ni de las personas, se relievan [sic.] con mayor nitidez los errores y las injusticias sociales." Del Mar, Luis. 1940. "Un lindo par de treses". El Bateo, Agosto 7, Editorial, p. 4.

25. [s.a.]. 1930. "Trascripción telegráfica completa del magnífico discurso pronunciado ayer en la capital por el doctor Olaya Herrera". El Heraldo de Antioquia, Enero 27, p. 1.

26. [s.a.]. 1930. "Las relaciones entre Abadía y Olaya han sido siempre cordiales". La Defensa, Abril 5, Editorial, p. 1.


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