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Revista Ciudades, Estados y Política

versión impresa ISSN 2462-9103versión On-line ISSN 2389-8437

Rev. Ciudades Estados Política vol.8 no.2 Bogotá mayo/ago. 2021  Epub 13-Mayo-2022

 

Artículos de investigación

La gentrificación verde y el derecho a la naturaleza en la ciudad. Apropiación de la naturaleza en la producción capitalista del espacio urbano

Green Gentrification and the Right to Nature in the City. Appropriation of Nature in the Capitalist Production of Urban Space

Gentrificação verde e o direito à natureza na cidade. Apropriação da natureza na produção capitalista do espaço urbano

Wendel Henrique Baumgartner.1 
http://orcid.org/0000-0003-2270-639X

1Doctor en Geografía, profesor asociado del Departamento de Geografía de la Universidad Federal de Bahía (UFBA), Brasil, Salvador. ORCID: 0000-0003-2270-639X Correo electrónico: wendel_henrique@hotmail.com


Resumen

Las infraestructuras verdes y azules, los planes de renaturalización y otras acciones ambientales están en la agenda de varios proyectos urbanísticos motivados por la adaptación al cambio climático para construir una ciudad resiliente o un espacio urbano sostenible. Estos proyectos, lamentablemente, pueden generar problemas ambientales, sociales y territoriales en varias ciudades, como la gentrificación verde. Las comodidades naturales actúan como cebo para atraer a residentes de mayores ingresos a un barrio. El mercado inmobiliario se apropia de estas comodidades y contrario a diversos aspectos de la justicia espacial, observamos la constitución de un derecho desigual a la naturaleza en la ciudad. En São Paulo (la ciudad más grande de Brasil), los remanentes disputados de áreas verdes centrales, convertidos en parques públicos, ahora valoran los edificios residenciales, con el aumento de los precios de los alquileres y de los nuevos proyectos residenciales. Además, otras áreas verdes y parques públicos, en las áreas de contacto de barrios socioeconómicamente distintos están amurallados y cerrados. Debido a la falta de una construcción correcta que garantice la justicia social y espacialy la ausencia de la acción directa del Estado en el control de los precios de la renta y del suelo para garantizar la producción de vivienda popular, entre otros, estos proyectos de renovación urbana pueden, lamentablemente y (quizá) involuntariamente, acelerar y promover la gentrificación verde. Esto no es una oposición a los proyectos ambientales, sino la creación de un nivel adicional de complejidad, permitiendo la justicia espacial y el derecho universal a la naturaleza en la ciudad.

Palabras clave: geografía urbana; proyectos de renaturalización; medio ambiente urbano; justicia espacial; cambio climático

Abstract

Green and blue infrastructures, greening plans, and other environmental actions are in the agenda of several urban planning projects, motivated by adaptations due climate change to build a resilient city or a sustainable urban space. These projects, regrettably, can lead to environmental, social, and territorial problems in several cities, as the green gentrification. As natural amenities they act as bait to attract higher income residents to a neighborhood. Appropriated by the real estate market, and contradicting several aspects of spatial justice, we observe the constitution of an uneven right to nature in the city. In São Paulo (Brazil's largest city), disputed remaining of central green areas, converted into public parks, are now valorizing residential buildings, increasing rents and prices of new housing projects. As well, other green areas and public parks, in the contact zones of uneven neighborhoods, have been walled and gated. Without a right construction, ensuring the social and spatial justice, without the direct State action in rental and land prices control, production of affordable housing, among others, these renaturing urban projects can, unfortunately and (maybe) unintentionally, accelerate and promote green gentrification. This is not an opposition to greening projects, but the creation of an extra layer of complexity, tackling spatial justice and the universal right to nature in the city.

Keywords: urban geography; greening projects; urban environment; spatial justice; climate change

Resumo

Infraestruturas verdes e azuis, planos de renaturalização e outras ações ambientais estão na agenda de vários projetos de planejamento urbano, motivados pela adaptação às mudanças climáticas para construir uma cidade resiliente ou um espaço urbano sustentável. Esses projetos, lamentavelmente, podem gerar problemas ambientais, sociais e territoriais em diversas cidades, como a gentrificação verde. As comodidades naturais atuam como isca para atrair moradores de maior renda para um bairro. Apropriadas pelo mercado imobiliário, e contrariando vários aspectos da justiça espacial, observamos a constituição de um direito desigual à natureza na cidade. Em São Paulo (a maior cidade do Brasil), disputados remanescentes de áreas verdes centrais, convertidos em parques públicos, agora valorizam edifícios residenciais, aumentando aluguéis e preços de novos projetos residenciais. Além disso, outras áreas verdes e parques públicos, nas zonas de contato de bairros socioeconomicamente distintos, são murados e fechados. Sem uma construção correta, garantindo a justiça social e espacial, sem uma ação direta do Estado no controle do aluguel e dos preços dos terrenos, na garantização da produção de habitações populares, entre outros, esses projetos urbanísticos de renaturalização podem, infelizmente e (talvez) não intencionalmente, acelerar e promover a gentrificação verde. Isso não é uma oposição aos projetos ambientais, mas a criação de uma camada extra de complexidade, rumo à justiça espacial e o direito universal à natureza na cidade.

Palavras-chave: geografia urbana; projetos de renaturalização; meio ambiente urbano; justiça espacial; mudanças climáticas

Introducción

Mientras el cambio climático afecta a todos en el planeta, el acceso a la naturaleza en la ciudad, pese al enfoque de innumerables proyectos de resiliencia urbana y la restauración de las condiciones mínimas de sostenibilidad, es desigual y selectivo. Conjuntamente, en tiempos de la pandemia del covid-19, los espacios de naturaleza en la ciudad se resignificaron y valoraron. Se incrementó la demanda de inmuebles con jardín, cercanos a zonas verdes o en zonas rurales/periurbanas, como se indica en algunos portales especializados y de noticias del mercado inmobiliario1.

La mayoría de los habitantes de la ciudad desconoce el derecho a la ciudad (Lefebvre, 2008, p.105), el derecho a la naturaleza en la ciudad (Henrique, 2009, p.165) es aún más lejano, más incierto y, al mismo tiempo, más esencial e inmediato.

Es fundamental pensar en formas de justicia espacial (Harvey, 1993, p. 116; Soja, 2009, p.1; Papadopoulos, 2019, p. 8) para la población excluida de derechos básicos, servicios e infraestructuras en la planificación de proyectos que involucren la naturaleza en las ciudades, ya que estos no pueden convertirse en simplemente otra mercancía, un commodity urbano de lujo.

No se niega la importancia o la necesidad de la expansión de proyectos de renaturalización (Ballester, 2019, p.19), lo que queremos hacer es incluir un nivel de complejidad en la discusión. El objetivo y utopíade este texto es contribuir a la efectiva inclusión de la justicia espacial en los proyectos de soluciones basados en la naturaleza, en las ideas de renaturalización, en la expansión de infraestructuras orientadas a ofrecer servicios medioambientales y proyectos de construcción de la sustentabilidad urbana. Se busca construir un pensamiento espacial crítico sobre la incorporación y acceso a la naturaleza en la ciudad, dentro de un proceso de emancipación colectiva.

En tiempos de cambio climático, es imperativo expandir rápidamente las infraestructuras verdes y azules (Kozak et al., 2020, p. 2), que son los espacios verdes y masas de agua construidos o revitalizados para producir una mejora en la calidad ambiental de las ciudades y mitigar los diversos efectos directos del cambio climático en el espacio urbano, como inundaciones, aumento de temperaturas, disminución de la biodiversidad, problemas de salud, entre otros.

Además de los intereses encaminados a ampliar las áreas verdes o los sistemas constructivos para incrementar la permeabilidad del suelo urbano, entre otros, no podemos olvidar los atributos de la producción capitalista del espacio urbano en el mundo contemporáneo (Lefebvre, 1991, p. 84). Las intenciones de los agentes productores del espacio, sin el debido cuidado y análisis crítico, pueden traslaparse con el legado de acciones ambientales, especialmente en áreas de interés para el mercado inmobiliario o en aquellas sin la debida regularización territorial (Reis y Oliveira, 2017, p. 44).

La vivienda es una prioridad en muchas ciudades, una necesidad más inmediata que la planificación dirigida a mitigar los efectos del cambio climático, este imperativo de nuevas unidades de vivienda, combinado con el deseo del individuo de mejorar y acceder a viviendas más modernas/inteligentes/ecológicas es la puerta de entrada a un posible proceso de gen-trificación verde (Pearsall, 2010, p. 880; Gould y Lewis, 2017, p.12; Haase et al., 2017, p. 43; Anguelovski y Connolly, 2019, p. 102). Debido a las características capitalistas de la producción del espacio, el valor de cambio se vuelve decisivo y se evidencia la mercantilización de la naturaleza (Henrique, 2011, p. 64).

La idea de gentrificación verde, así como otros tipos de gentrificación (Marcuse, 1985, p. 196), es el resultado del reemplazo de la población original de una localidad, por otras con ingresos mayores, teniendo como elemento impulsor la ejecución de obras para el incremento de áreas verdes urbanas, la creación de parques lineales, jardines y bosques urbanos, la creación de lagos, lagunas y la renaturalización/ ambientalización de zonas ribereñas y costeras, la mejora de infraestructuras de los espacios verdes o naturales y de servicios ambientales2, entre otros.

Es destacable que esta investigación fue de carácter cualitativo y buscó producir una lectura espacial crítica y dialéctica sobre justicia espacial en proyectos de renaturalización urbana, construcción de infraestructuras verdes y azules y adopción/implementación de soluciones basadas en la naturaleza en varias propuestas urbanísticas, más comunes en Europa, pero que comienzo a difundirse en varias ciudades latinoamericanas. En Perú, Chile, Brasil (del Pino, 2019, p. 1) o Argentina, Colombia, Costa Rica, México (Inter-American Development Bank-IDB 2019, p. 7) existen varias iniciativas gubernamentales (en diferentes escalas de gobierno, desde municipal a nacional) y estímulo de organizaciones no gubernamentales para incorporar soluciones basadas en la naturaleza en proyectos de resiliencia urbana al cambio climático.

Dependiendo de la ubicación o caso, las inversiones para mejorar la cantidad y calidad de los espacios naturales en las ciudades pueden inducir la gentrificación, con el reemplazo de la población en estas zonas más valoradas desde el punto de vista ambiental. En los espacios gentrificados, debido la influencia política y económico de sus residentes, se construyen mejores espacios verdes. Es posible también, que la gentrificación verde se genere por la apropiación y especulación de la plusvalía creada por la implementación de las comodidades ambientales por medios de los agentes del mercado inmobiliario, que puede ser inducida e influenciada por el Estado, a través de la zonificación o puede acontecer sin la intervención directa de este en los precios de los inmuebles3.

Para evitar la gentrificación, que puede ser un resultado inesperado y no evaluado, es necesario producir y utilizar las herramientas e instrumentos de control y regulación del uso del espacio urbano, como el control de los procesos especulativos inmobiliarios y apropiación de las plusvalías, para garantizar así la permanencia de las poblaciones más vulnerables y excluidas de los alrededores a proyectos de mejora ambiental, permitiendo pleno acceso al derecho a la naturaleza en la ciudad.

Metodología

En primer lugar, es necesario resaltar que la discusión sobre gentrificación verde que presentamos es parte de un proyecto más amplio, de construcción de una mirada espacial crítica y dialéctica sobre diversos proyectos para la renaturalización de la ciudad, vinculados a los objetivos de desarrollo sostenible, mitigación y aumento de la resiliencia urbana (Weichselgartner y Kelman, 2015, p. 249) frente al cambio climático y la producción capitalista del espacio urbano, con énfasis en las especificidades y singularidades de América Latina. En cuanto a la producción de espacio urbano, nuestro enfoque se fundamentó en la apropiación de la naturaleza en la ciudad por parte de agentes del mercado inmobiliario y el objetivo fue contribuir a la universalización del derecho a la naturaleza en la ciudad, con una perspectiva de justicia espacial.

A lo largo de casi veinte años de investigación sobre este tema4, la metodología de investigación consistió, básicamente, en leer y analizar diversas referencias bibliográficas, recopilar datos estadísticos, cartográficos e imágenes, analizar proyectos inmobiliarios y planes urbanísticos, analizar material publicitario producido por el mercado inmobiliario y hacer trabajos de campo para observación del paisaje, registrando lo cotidiano de los lugares y encuestando los moradores o usuarios de las áreas estudiadas.

La investigación bibliográfica en archivos físicos y virtuales se dividió en dos grupos, el primero consistió en una búsqueda de documentos producidos por organismos multilaterales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (Ocde), el Foro Económico Mundial (WEF), entre otros) y organizaciones no gubernamentales como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y centros/laboratorios de investigación como Urban Nature Labs (Unalab), financiado por la Unión Europea (EU), por ejemplo, y gobiernos municipales, estatales, nacionales y supranacionales. El segundo grupo estaba compuesto por la investigación de la producción académica de libros, capítulos y artículos publicados en eventos científicos y revistas sobre la temática estudiada. Aunque con un perfil muy diferente, también se recogieron materiales sobre el mercado inmobiliario, publicados en periódicos nacionales (en Brasil) y en varios sitios internacionales en Europa y las Américas y, además, se realizaron encuestas cualitativas sobre el precio del metro cuadrado medio de inmueble en venta, en periódicos y webs inmobiliarias.

La correlación entre los precios de los inmuebles en el entorno de los elementos naturales fue comparada con los precios medianos de otras propiedades en el mismo barrio donde se localiza el parque u otra atracción natural. Estos precios fueron utilizados como indicadores para la de gentrificación por desplazamiento de exclusión (Marcuse, 1985, p.199). Para este tipo de estudio, se buscó comprender cómo la estructura física del área (calidad/arquitectura de los edificios) y el patrón de comercio y servicios infieren en la ocurrencia del proceso.

También se llevaron a cabo varios trabajos de campo para la observación in situ de transformaciones espaciales. La lectura topológica y morfológica del paisaje indicó que, directa e indirectamente, varios objetos ayudan a fundamentar la constatación empírica del proceso de gentrificación. Entre las tipologías de edificios nuevos y renovaciones de los antiguos se deben considerar otros elementos de la economía urbana, como restaurantes, cafeterías, tiendas, pet shops y otros servicios que indican la elevación de los patrones de ingresos de los residentes locales. La observación de la vida cotidiana, como lo indicó Lefebvre (1973, p.151), ayuda a componer un cuaderno de campo con detalles sobre residentes y usuarios que permite inferir la clase de ingresos y el perfil económico de estos.

La lectura crítica de materiales publicitarios de los desarrollos inmobiliarios es una fuente muy rica para comprender el proceso de apropiación de la naturaleza por parte del mercado capitalista de inmuebles. Desde el punto de vista ideológico, como la romantización de la naturaleza, hasta las frases menos sutiles y muy directas acerca de la privatización e incorporación de áreas verdes públicas y otros elementos de la naturaleza en la ciudad, el material publicitario5 fue una de las mayores fuentes de información para nuestra investigación. El tamaño del anuncio, la calidad del material utilizado para la impresión, el uso de celebridades (y su color de piel) y la construcción de sitios web exclusivos para algunos proyectos indican el poder económico invertido en el desarrollo del proyecto y, consecuentemente, el tipo de público al que está destinado6. Así, también es posible inferir acerca de un proceso de gentrificación en su área.

En cuanto a los datos estadísticos, especialmente aquellos que tienen impacto en la investigación, es importante hacer un comentario respecto a su actualización y exactitud. En general, los datos censales, que capturan cambios en el perfil de ingresos de una localidad o barrio, se producen cada diez años. Esto dificulta la precisión en relación con los procesos de gentrificación más recientes y el uso de datos socioeconómicos para ratificar el perfil de poblaciones expulsadas o introducidas. Para Brasil, los datos del censo son de 2010, con algunas proyecciones y otros datos generales, pero estos no permiten la caracterización precisa de un barrio y su población.

La gentrificación verde

Varios reportajes sobre el cambio climático en periódicos y revistas de circulación local, regional, nacional o internacional, en general, tratan sobre eventos climáticos extremos. Títulos acerca de periodos de sequía prolongada, registros históricos de temperaturas superiores a 40° C, grandes precipitaciones y los efectos de inundaciones, deslizamientos o inundaciones ayudan a crear una alerta generalizada en la población, que comienza a presionar a los gobiernos para que promuevan acciones que, al menos, mitiguen o preparen a las ciudades para estos eventos.

Entre las diversas posibilidades del urbanismo, con miras al cambio climático, se encuentran los proyectos de renaturalización de las ciudades, como el aumento de áreas verdes urbanas, más las infraestructuras ambientales azules (lagos, ríos, esteros, bahías). Considerando la denominada infraestructura verde, los nuevos conceptos, como las soluciones que incorporan naturaleza (Iwaszuk et al., 2019, p. 7; IUCN, 2020, p.14), estas incluyen no solo parques, vegetación de carreteras o jardines, sino también la agricultura urbana, riberas de ríos, patios, etc. Las infraestructuras verdes formarían un sistema natural para mejorar la calidad de vida y aumentar la resiliencia de las ciudades (Ballester, 2019, p.18). Beatley (2019, p.24) analizó la necesidad psicológica y medicinal del contacto diario con la naturaleza, a través de techos y muros verdes, jardines comunitarios, flora de las carreteras o parques.

Anguelovski y Connolly (2019, p.100) concordaron con la siguiente premisa:el contacto con la naturaleza en las ciudades mejora las condiciones de salud física y mental de la población. Sin embargo, este impacto positivo en la salud, combinado con otras apelaciones de marketing, aumenta el atractivo económico de las áreas directamente conectadas con áreas verdes y otros elementos naturales. El deseo de disfrutar de los beneficios de la naturaleza acaba incrementando el valor de estas áreas en el mercado inmobiliario, como señalan los autores, a través de un caso de estudio de Barcelona (España), dando lugar a un proceso de gentrificación verde.

Para Pearsall (2010, p. 873), los beneficios y las cargas de las condiciones ambientales se distribuyen de manera desigual. El autor criticó fuertemente las obras/proyectos de sostenibilidad urbana precisamente por la incomprensión, descuido o superficialidad con que se presentan los temas de justicia social (marginación o exclusión de parte de la población influenciada por ingresos, etnia, origen, clase social) y la negación de justicia ambiental (acceso a servicios y beneficios ambientales).Nuestra hipótesis, que buscamos revelar, demostrar y comprobar es que, al no considerar los componentes sociales del entorno, el resultado alcanzado por la implementación de proyectos de desarrollo urbano sostenible es la transferencia de parte de la población o su exclusión, por una valorización de las propiedades, que se configura como un proceso de gentrificación, en este caso verde.

Al analizar algunos proyectos para aumentar las áreas verdes y construir amenidades ambientales desarrollados en Brooklyn (Nueva York/Estados Unidos de América), Gould y Lewis (2017, p. 5) concluyeron que la composición de la población que vive alrededor de las nuevas infraestructuras ha cambiado, ya que los proyectos no consideran temas de justicia social y vivienda accesible. La sustitución de una población de menores ingresos por otra de clase alta (que es atraída por los recursos y servicios ambientales) y la idea de sustentabilidad (de acuerdo con los trabajos de campo y por la búsqueda sobre los precios de los inmuebles) están en consonancia con las estrategias definidas en la sección acerca de la metodología y ratificando que la gentrificación verde es el resultado de una acción directa del mercado inmobiliario en la reproducción de las desigualdades.

Como se trata de un producto raro y exclusivo, Henrique (2006, p.119) ya había señalado que, para la realidad de algunas ciudades brasileñas, especialmente São Paulo, la situación es la misma. La naturaleza en la ciudad se siente, vive y disfruta de una manera completamente diferente por la sociedad, según su ubicación en la ciudad (centro, periferia, condominio cerrado, conjunto habitacional) e ingresos. Para los grupos de mayores ingresos, la naturaleza es positiva, enaltecida y con un valor a pagar. Los más pobres y periféricos, cuyos hogares están en riesgo, sin saneamiento básico e infraestructura adecuada, sienten hostilidad, peligros y problemas naturales (mosquitos, enfermedades, ratones, serpientes, deslizamientos de tierra, inundaciones). Mientras unos sueñan con la naturaleza, otros conviven con la maleza, las plagas y la inseguridad7.

La gentrificación verde termina negando los beneficios de la sustentabilidad a una parte de los ciudadanos, generalmente la más pobre y excluida socialmente de la población, dando lugar a una mercantilización de los resultados positivos de los proyectos para desarrollar las áreas verdes, con la creación de parques, renaturalización de lagos o áreas ribereñas.

La apropiación de la naturaleza en São Paulo

En la ciudad sitiada por el consumo (satisfacción individual), el lugar de encuentro (emancipación colectiva) e intercambio (experiencias) se reduce, según Lefebvre (2008, p. 69), al mercado. Los caracteres de la naturaleza y la ciudad se convierten en signos de satisfacción y estatus. Según Santos (2006, p. 221), hay una glorificación del consumo en la misma proporción que una glorificación del individualismo, la estandarización del consumo y la pérdida de la diversidad.

En la asociación entre especulación inmobiliaria y naturaleza, los desarrolladores inmobiliarios incorporan desde los lugares encantadores y hermosos hasta aquellas donde la naturaleza es apenas una virtualidad, una idea y una representación de Photoshop. Para los excluidos de este mercado, la naturaleza no es más que un grupo de árboles, arbustos y flores que se disfrutan a través de rejas.

Esta venta de un estilo de vida en armonía con la naturaleza comienza con el mismo nombre de los proyectos inmobiliarios: "Greenfield", "Green City", "El Jardín", "Green Park", "El Bosque", "The Park", "The Gardens Reserva", "Atmósfera", entre muchos, que por su carácter fijo se convierten en verdaderos símbolos de estatus que comercializan la naturaleza en la ciudad.

Esto se puede ver en São Paulo, en áreas densamente ocupadas, donde los agentes inmobiliarios, muchos de capital extranjero, venden casas como un producto ligado a una naturaleza primitiva. La ciudad se presenta, estéticamente, como una negación de la idea de naturaleza; los vestigios de una idea de naturaleza romántica, pero estandarizada globalmente, son recogidas en su espacio por agentes inmobiliarios y grandes promotores de ventas, que han dado a la naturaleza una nueva perspectiva de valor financiero, representado por la plusvalía de la venta de sus servicios ambientales y del paisaje.

En São Paulo, los objetos asociados a una idea de la naturaleza se transfiguran en sinónimo de calidad de vida y tienen un valor económico, aumentando los precios de pisos, casas y edificios (Henrique, 2004, p.146). Este proceso se puede observar en varias zonas de la ciudad, especialmente, en las cercanías de parques urbanos y en barrios nobles como: Vila Andrade, Moema, Morumbi, Brooklin Novo, Campo Belo, Granja Julieta, entre otros. En los materiales de marketing para la venta de inmuebles, casi todos los anuncios de ubicación de nuevos proyectos, notablemente condominios, están impresos en el color verde y están cerca de las áreas verdes públicas de parques y plazas. Además, junto a la publicidad con la proximidad del 'verde', siempre se destaca la presencia de centros comerciales en los alrededores.

En estos condominios, la población se vuelve prácticamente homogénea, en lo económico, cultural, social, político, etc. El condominio termina creando una territorialidad ocupada por un grupo específico que se diferencia por sus formas de vivir y sus ingresos. Cada condominio se transforma em um microcosmos ou bolha, espacios específicos, ocupados por un determinado grupo (o tribu urbana), definidos básicamente por características estéticas, económicas y de género. Territorios urbanos de grupos de ecologistas, hipsters, rockeros, LGBTOI+ (comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, pansexuales, transgénero, género queer, intersexuales, agénero, asexuales y aliados), solteros, grupos de izquierda, derecha, artistas, empresarios, extranjeros y otras tendencias (los "Santa Ceciliers" o "Cecibusos"' están entre los "modernos" habitantes del barrio Santa Cecilia en el centro de São Paulo). La diversidad y la inclusión operan a microescala, pero a escala de ciudad, a pesar de su aparente diversidad, los grupos no dialogan entre sí y no incluyen ni se acercan a los grupos más pobres.

Específicamente, se monitora el desarrollo de dos proyectos de áreas verdes en São Paulo. El primero es la creación del Parque Augusta después de una intensa disputa entre los movimientos sociales monitoreados, el ayuntamiento municipal y las empresas constructoras. El área verde restante con varios ejemplares de vegetación típica de Mata Atlántica8, el centro de la ciudad tiene aproximadamente 23000 metros. Posteriormente, dos empresas constructoras la adquirieron y se desarrolló un proyecto inmobiliario, con la creación de torres residenciales y de oficinas.

Una primera ola de protestas organizadas por movimientos sociales urbanos, formados por vecinos, artistas y académicos, logró la revisión del proyecto con la reducción de la superficie construida y la apertura de un parque (mantenido por las empresas constructoras). Sin embargo, la solución deforestaría prácticamente toda la vegetación nativa, creaba grandes áreas impermeables y restringía otras, para uso particular de los futuros residentes de las torres. Con la continuación y fuerte presión de las protestas, el ayuntamiento ofreció un acuerdo con las empresas constructoras, con la transferencia de cuatro áreas, equivalente a la en disputa, en otras localidades de la ciudad, a cambio de la asunción de derechos sobre el área privada de este terreno para la creación del Parque Augusta.

Aparentemente hay una victoria para los movimientos sociales, ya que se mantendrá la zona verde y el acceso al parque será público.

Sin embargo, como demuestran Anguelovski y Connolly (2019, p. 104) y Gould y Lewis (2017, p. 63), en estudios de caso en Barcelona y Nueva York, respectivamente, es necesario ser muy cauteloso, ya que el mercado inmobiliario ya se está apropiando de la nueva comodidad ambiental, a través de estrategias de marketing que asocian el futuro parque a los lanzamientos de nuevos edificios. Con la creación del parque, el precio del metro cuadrado en su entorno inmediato ya ha aumentado, así como la demanda por nuevos proyectos inmobiliarios.

Según información publicada en el diario Folha de São Paulo (Amâncio, 2018, párr. 3), el valor del metro cuadrado en el área donde se ubica el terreno del Parque Augusta fue de R$ 5522.00. En noviembre de 2020, según datos del sitio web Proprietário Direto (www.proprietariodireto.com.br), el valor del metro cuadrado era R$ 9412.00.

Con el aumento de la demanda, los precios de alquiler tienden a subir. Las propiedades que están más valoradas en el mercado inmobiliario terminan por no ser accesibles para una parte de la población que ya habitaba esta zona, que además de la zona verde, ya estaba dotada de toda la infraestructura urbana básica.

Fuente. Imagen de satélite 3D de Google Earth (12 de noviembre de 2020).

Figura 1 Esquema de la ubicación y los alrededores del Parque Augusta 

Otro proyecto relacionado con la constitución de nuevas áreas verdes en São Paulo se ubica en la zona de contacto de dos barrios ocupados por poblaciones de ingresos muy diferentes. A un lado del parque está la Vila Vitória Régia, un área de expansión de Morumbi, un bastión tradicional de la élite paulista, donde se encuentra la sede del gobierno estatal y grandes áreas verdes. Por el otro está Paraisópolis, un barrio/favela/comunidad con más de 100 000 habitantes, con todos los problemas de infraestructura urbana que afectan a las favelas y barrios pobres brasileños, que prácticamente no cuentan con áreas verdes ni con otras comodidades ambientales.

En este caso, la disputa se fundamenta en el cierre de un remanente de vegetación nativa y exótica (aproximadamente 70 000 metros cuadrados), con la construcción de muros, casetas de vigilancia y portones, que controlaban el acceso al parque. La asociación de vecinos de Morumbi exigió el cierre total del acceso al parque por su lado, manteniendo una sola entrada ubicada en Paraisópolis, además de un horario de apertura restringido, prohibición de actividades de ocio (pícnics), prohibición de ingreso a animales domésticos y usuarios con "moral y costumbres cuestionables". Lo que sería una contradicción, negar el acceso al parque es en realidad una estrategia de segregación verde y racismo ambiental, donde el nuevo parque constituiría una barrera verde, negando a los vecinos de Paraisópolis el acceso al barrio y su infraestructura. La acción de los movimientos sociales garantizó los varios accesos y revocó las demandas elitistas, racistas y segregacionis-tas de la asociación de vecinos del barrio rico.

Fuente. Imagen de satélite 2D de Google Earth (12 de noviembre de 2020).

Figura 2 Esquema de la ubicación y los alrededores del Parque Paraisópolis 

A pesar de la urgencia en la construcción de infraestructuras verdes, en la constitución de una ciudad sostenible, como lo definió la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2015, p.7), estos dos ejemplos de proyectos de parques urbanos son objetos implantados en la dinámica de la producción capitalista del espacio urbano, que fueron apropiados por el mercado inmobiliario y por poblaciones de mayores ingresos, produciendo un acceso desigual a la naturaleza en la ciudad, negando lo que se delimita como el derecho a la naturaleza en la ciudad (Henrique, 2009, p.167).

El derecho a la naturaleza en la ciudad

Al mismo tiempo que la ciudad es la aparente negación de la naturaleza, el espacio urbano por sus características, recursos sociales y educativos, diversidad y densidad, podría ser la plataforma de lanzamiento para un proceso de (re)valoración de una concepción emancipadora colectiva en la producción y uso de la naturaleza en la ciudad, para garantizar un destino mejor a toda la humanidad. En las ciudades, según Lefebvre (2008, p.108), se consigue construir un humanismo urbano, considerando, por supuesto, el derecho a la naturaleza en la ciudad (Henrique, 2009, p.169).

Debido a los cambios climáticos, la expansión de los espacios naturales es necesaria y urgente para implementar servicios ambientales, aumentar la resiliencia de las ciudades y mitigar los efectos de las altas temperaturas y otros fenómenos climáticos extremos. En un proyecto de ampliación de áreas verdes también es fundamental comprender la producción del espacio local, las relaciones laborales, las condiciones de la vivienda, el acceso a la recreación y sus posibles usos colectivos. Las comunidades, especialmente las que viven en el entorno de las áreas naturales urbanas, necesitan incorporarlas a su vida diaria. La vida cotidiana en y con estas áreas, para el ocio, para prácticas de agricultura urbana, entre otros, es un importante instrumento para sustentar sus cualidades ambientales y por eso es necesario mantener una población local que se identifica y utiliza estos espacios, personas que actuarán en el cuidado de conservar y preservar la naturaleza.

Por ello, es fundamental pensar en estrategias para garantizar el derecho a la naturaleza en las ciudades para todos, independientemente de la clase social, ingresos y lugar de residencia y, principalmente, se debe permitir la permanencia de las comunidades locales en áreas que sufren procesos de renaturalización/ ambientalización o ampliación de infraestructuras verdes y azules.

Es necesario revertir la situación en la que, por ejemplo, algunos proyectos inmobiliarios mantienen grandes espacios verdes privados en sus áreas, restringidos a sus residentes. Mientras tanto, en las zonas más pobres de las ciudades se observa la negación y el destierro de la naturaleza, convirtiéndola incluso en un elemento negativo. La naturaleza en la ciudad no puede ser un privilegio exclusivopara quienes tienen el poder adquisitivo para comprarla, conservarla o producirla, es decir, no se puede configurar como un producto escaso para ser consumido solo por los habitantes de las ciudades con patrimonio suficiente para comprar un inmueble de lujo.

La naturaleza en la ciudad es un derecho de todos que no está plenamente incluido en diversos planes urbanísticos de los barrios populares9 y en los proyectos de vivienda para los más pobres, a pesar de que varias leyes prevén c reservas de áreas verdes, las contradicciones de la producción capitalista del espacio urbano no se compaginan adecuadamente con el diagnóstico de acciones de renaturalización/ ambientalización, en proyectos de resiliencia y mitigación del cambio climático de las ciudades. Lamentablemente, en muchos estudios sobre soluciones basadas en la naturaleza (EU, 2015, p.5) y el desarrollo urbano sostenible (ONU, 2015, p.2), se pasa por alto la visión crítica y dialéctica sobre el acceso desigual a la naturaleza, la vivienda y la ciudad, por la búsqueda rápida de soluciones. Hay una simplificación de la realidad, evitando la complejidad y contradicciones, que también funciona como un atractivo a los fondos privados y al mercado para incorporar estas soluciones y propuestas, que siempre operan en busca de un acelerado retorno de sus inversiones.

El derecho a la naturaleza en la ciudad no es solo tener acceso a las áreas verdes, sino un derecho ampliado, a todos los elementos, infraestructuras y servicios que componen la naturaleza, desde el aire hasta el agua, pasando por la diversidad ecológica, valores paisajísticos y estéticos, suelo, etc. Estos espacios naturales tampoco deben colocarse en una cúpula, separados de la sociedad, refugio o enclave de una naturaleza que ya no existe. La naturaleza en proyectos de infraestructura verde y azules evidentemente es una naturaleza producida socialmente (Smith, 1988, p. 49) e incorporada al espacio social.

Precisamente, para entender la dinámica territorial, se debe incluir formas de garantizar el acceso a la naturaleza para los excluidos, los más pobres, promoviendo un uso justo y una distribución equitativa de los servicios ambientales, ampliando espacios sustentables.

La primera acción es incluir, en estos proyectos de resiliencia urbana y sostenibilidad, la idea de la función social de la propiedad urbana. Su comprensión presupone el mantenimiento de la condición de propiedad privada del suelo urbano, pero su uso está subordinado a los intereses colectivos. El concepto de función social (Rolnik y Saule Júnior, 2002, p. 41) no es reciente y su inclusión en varios planes urbanísticos es el resultado de una intensa lucha de los movimientos de reforma urbana. La novedad sería su incorporación a proyectos de sostenibilidad ambiental urbana, definidos por la legislación pertinente en cada localidad y por la acción de los movimientos sociales.

Para el futuro, es imperativo pensar en formas de mantener los montos cobrados en las rentas y asegurar la preservación de los contratos de arrendamiento a largo plazo, permitiendo a los inquilinos actuales permanecer en las cercanías de áreas renaturalizadas. En este punto, el gran desafío sería combatir la apreciación de las unidades habitacionales en el mercado inmobiliario, los intereses de los inversores privados en proyectos de naturaleza en la ciudad y las aspiraciones neoliberales en muchas propuestas de gobernanza urbana. La acción directa del Estado en el control del mercado de alquiler va en contra de muchas propuestas actuales de retirada del sector estatal, privatizando los servicios ambientales y pasando el mantenimiento de la infraestructura verde y azul al sector privado. Pero la presencia del Estado es necesaria para evitar la gentrificación verde, garantizar el derecho equitativo a la naturaleza en la ciudad y promover la justicia social y espacial en soluciones basadas en la naturaleza y la mediación en los conflictos.

El mismo tipo de actuación debe incorporarse a la dinámica de compraventa de suelo urbano y de inmuebles ya construidos, con los instrumentos presentes en el Estatuto de las ciudades (Rolnik y Saule, 2002, p.19). La influencia en la valoración, la congelación del precio del terreno/inmueble y el derecho de preferencia de los actuales inquilinos en la adquisición de la propiedad son posibles ideas por incluir en los planos ambientales. Así como la transformación, a través de sus propias leyes de zonificación, de los bloques/manzanas del entorno inmediato al área de los proyectos de sostenibilidad en áreas de interés social. Estas zonas garantizarían, entre otros derechos, el acceso a la regularización territorial. La irregularidad de inmensas extensiones de suelo urbano ocupadas en ciudades latinoamericanas, por ejemplo, es un gran obstáculo para el derecho a la ciudad y al acceso equitativo a los bienes y servicios urbanos, incluidos los servicios ambientales y la naturaleza en la ciudad.

Además de la influencia del Estado en el mercado inmobiliario, la formación de una población activa y la constitución y apoyo de movimientos sociales locales tienen un impacto positivo en la permanencia de la población local en áreas que serán valoradas. Esta participación no debe verse solo como su presencia en las reuniones, sino como una propuesta para ampliar sus atribuciones, responsabilidades y poder de decisión.

Varios proyectos (Iwaszuk et al., 2019, p. 49-92; UICN, 2020, p. 6-21; EU, 2015, p. 8-20) de soluciones basadas en la naturaleza ya traen el concepto de un diseño colectivo, con la coparticipación en la definición y caracterización de sus acciones y planes. Sin embargo, los ejemplos más exitosos se encuentran en áreas de población con mayor poder económico y educación. Cabe mencionar que la pandemia covid-19 tiene un impacto en estos procesos participativos, hubo menor participación debido a restricciones con relación al aislamiento/ distanciamiento social y la sustitución de reuniones presenciales por reuniones en ambientes virtuales, también faltaron computadoras y hubo dificultades para acceder a la red de datos e Internet con la capacidad adecuada.

En zonas más desfavorecidas es aún más complicado atraer a la población a esta discusión por razones obvias y justificadas, ya que los adultos trabajan dos o más turnos y tienen demandas más urgentes, como garantizar el sustento y alimentación del día, por ejemplo, lo cual dificulta que tengan disposición y disponibilidad para el proceso de participación. Por ello, es necesario insertar, desde el principio, servicios focalizados en esta población, junto con la idea de ampliar los servicios o los recursos naturales. La inclusión de centros de cuidados de niños y personas de edad, unidades escolares, espacios para actividades deportivas y de ocio (usando la definición la idea de ocio y las prácticas deportivas, sociales y culturales, que las personas reconocen localmente), espacios de interacción comunitaria con infraestructuras relacionadas con elementos que se valoran culturalmente en la vida cotidiana de esa comunidad (parrillas, cocinas colectivas, huertas para cultivo de alimentos y usos medicinales o rituales, entre otros), estos pueden funcionar como atractivo, tanto para la participación en el proceso de diseño del proyecto como en su mantenimiento una vez finalizado. En otras palabras, las comunidades necesitan reconocerse en ese lugar de la naturaleza.

Repensar la naturaleza en la ciudad

A través de la producción, las técnicas, las industrias e incluso la cultura, vemos que la naturaleza se incorpora a la vida social de las ciudades. Las ciudades enfatizan el papel de la acción humana en la definición de los límites de la naturaleza, su valoración, así como el aprecio, la conservación y nuestro grado de dependencia. El periodo actual muestra claramente cómo nuestras concepciones de la naturaleza en la ciudad están estrechamente ligadas a nuestra vida diaria. También se observa cómo, en varias ciudades, la incorporación de modelos específicos de la naturaleza, promoviendo así una estandarización material y simbólica de la producción de la naturaleza en la ciudad, que comienza a producirse y venderse de acuerdo con las leyes y deseos del modo de producción capitalista.

A partir de la necesidad de repensar la naturaleza en las ciudades y, en esta dirección, a continuación, se formulan diez acciones que deberían incorporarse en los planos ambientales, a fin de impedir la gentrificación y segregación verde, promoviendo así el derecho a la naturaleza:

  • 1) Crear un derecho a la naturaleza en la ciudad, como un derecho universal.

  • 2) Contener la ideología del consumo.

  • 3) Hacer que la naturaleza en la ciudad sea para y por todos, independientemente del poder adquisitivo.

  • 4) Incorporar la naturaleza en nuestras prácticas cotidianas para mejorar la salud física y mental de los ciudadanos.

  • 5) Recuperar la idea de la totalidad de la naturaleza en la ciudad.

  • 6) Entender la naturaleza en la ciudad dialécticamente, como obra socialmente incorporada en el espacio. Así como concebir el espacio urbano en su naturaleza física.

  • 7) Educar/sensibilizar a los urbanistas para tratar la naturaleza en las ciudades, convirtiéndolas en ciudades verdes. De la misma forma, los ambientalistas deben incluir a las personas pobres, excluidas y vulnerables en sus acciones políticas.

  • 8) Establecer la producción de la naturaleza en la ciudad bajo la lógica del concepto de valor de uso y no de valor de cambio.

  • 9) Frenar la privatización de la naturaleza y construir metodologías para monitorear el valor del suelo urbano y metro cuadrado en los entornos de las áreas verdes. También es central desarrollar instrumentos urbanísticos para convertir la plusvalía en inversiones a favor de la construcción de comodidades ambientales en los barrios y comunidades más vulnerables.

  • 10) Producir una naturaleza en la ciudad, entendiéndola como una naturaleza humanizada, cuya totalidad hace obsoleta la tradicional dicotomía entre entorno construido y entorno natural, entre un espacio urbano y otro espacio natural.

Consideraciones finales

El enfoque puramente ambiental, en detrimento de una visión amplia, que incluye la inmensa diversidad social de las ciudades, está directamente relacionado con la preocupación hacia la inminente destrucción de la naturaleza por parte de la sociedad contemporánea. Sin embargo, es necesario pensar la naturaleza dentro de su construcción histórica, entendiendo que la sociedad ha incorporado la naturaleza y no es posible idealizarla o romantizarla, una vez que en la producción del espacio geográfico el modo de producción capitalista es un agente material e inmaterialmente activo.

El derecho a la naturaleza en la ciudad se entiende como un derecho colectivo y una reafirmación de la ciudad, el lugar de residencia de una gran parte de la población. Tampoco es una forma de volver a la primera naturaleza sin presencia o existencia humana y sin conflictos sociales y de clase.

Así como no es inteligente descuidar el cambio climático, tampoco se pueden borrar las limitaciones capitalistas en la producción de espacio. Excluirlos de la ecuación puede dar una respuesta inmediata, que calma o impacta, a uno u otro grupo, pero la superficialidad de estas respuestas incompletas no ayuda a pensar el espacio de vida de la sociedad junto con la naturaleza en el futuro.

Utópicamente, la propuesta es ampliar el derecho a la naturaleza para todos. Sin embargo, a pesar del potencial de la idea, existen varias restricciones, de carácter conceptual, metodológico, económico (financiamiento, mantenimiento, políticas neoliberales, alianzas público-privadas, privatizaciones), político, administrativo y normativo (varios sectores de la estructura de gobierno no dialogan internamente; los proyectos habitacionales no tienen interlocución con proyectos de parques y jardines, por ejemplo) y territorial. El espacio geográfico, con sus externalidades positivas o negativas (bienes, servicios e infraestructuras ambientales), es condición y condicionante para estos proyectos y acciones, en la mayoría de las ciudades ya están densamente pobladas. Así, es necesario obtener espacio para la construcción de infraestructuras verdes o azules y la expansión de recursos ambientales y servicios relacionados con soluciones basadas en la naturaleza, en detrimento de la construcción de viviendas y de los intereses del mercado inmobiliario.

En muchas grandes ciudades, las poblaciones marginadas y de bajos recursos se ubican en áreas de riesgo o en asentamientos sin tenencia de la tierra, al margen de cualquier tipo de protección, ley y normas legales, no cuentan con las infraestructuras urbanas más básicas (redes de abastecimiento de agua, saneamiento, electricidad, escuelas, etc.). Además, de las infraestructuras básicas, a esta población no se le puede negar la expansión de los espacios naturales en la ciudad, los servicios ambientales y obras de resiliencia o sostenibilidad urbana. Ya que esta población también se verá afectada, quizás en mayor medida, por los efectos del cambio climático y por falta de estudios sobre la evaluación, medición, mitigación del riesgo ambiental.

Las soluciones basadas en la naturaleza son un camino hacia la universalidad del derecho a la naturaleza en la ciudad, pero aún existe la necesidad de expandirlas para que puedan llegar a personas que consiguen o no pagar por ellas. En estos proyectos, también es necesario considerar las particularidades y las singularidades de cada caso en su contexto territorial. La incorporación de la idea de la función social de las propiedades urbanas es la garantía de una justicia espacial, congelando las posibilidades de valoración/especulación inmobiliaria, en las leyes locales y permitiendo que las poblaciones originarias permanezcan en las áreas circundantes a los futuros proyectos de producción de la naturaleza en las ciudades.

Es fundamental que al resolver o mitigar el problema del impacto del cambio climático en las ciudades no se creen otros, como la gentrificación verde, la segregación verde, la injusticia espacial y el acceso desigual a la naturaleza en la ciudad.

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1Desde los primeros anuncios sobre cuarentenas y restricciones relacionadas con covid-19, algunos portales de internet especializados en compra y venta de inmuebles y noticias sobre el mercado inmobiliario destacan el incremento de la búsqueda de inmuebles cercanos a la naturaleza. Entre ellos: El Economista (www.eleconomista.es), Estadão Imóveis (imoveis.estadao.com.br), Idealista (www.idealista.com), Seu Dinheiro (www.seudinheiro.com), Dinero (www.dinero.com) y British Broadcasting Corporation (www.bbc.com/worklife), entre otros.

2La definición de servicios ambientales se basa en los beneficios que los recursos de los ecosistemas aportan a la humanidad, es una forma de monetización o financiarización de las funciones ecológicas de los elementos naturales, según Birkhofer et al. (2015, p. 1).

3En nuestro estudio de caso, en São Paulo, Brasil, los documentos, los datos y las salidas de campo, muestran que la implementación de áreas verdes tiene una conexión directa con el perfil de las zonas de la ciudad y su población. Las poblaciones de mayores ingresos, con mejores accesos a los canales legales y mediáticos poseen una imagen clara de sus estrategias de reclamo y conocen la importancia del área verde para su barrio. La acción del Estado es directa en la implantación de las infraestructuras verdes e inducción de la ocupación, por otro lado, hay su completa omisión en la regulación de los precios en el mercado inmobiliario y en la posible reubicación de la población. Los entornos inmediatos de algunos parques tienen varios lotes potenciales para nuevos desarrollos de alta densidad, indicado por la zonificación urbana actual de São Paulo, producida en 2016, y por el establecimiento de precios superiores a la media, sin la intervención directa o regulación del Estado. Esas dinámicas pueden ser vistas en el paisaje urbano, revelando indicios del desplazamiento excluyente (Marcuse, 1985, p.13) que se está produciendo y promoviendo, lo que podría caracterizarse como gentrificación verde.

4Los estudios sobre este tema se iniciaron en 2001, con el ingreso al curso de Doctorado en Geografía de la UNESP (Río Claro), como resultado se escribió una tesis defendida en 2004 (Henrique, 2004). Posteriormente, se desarrollaron otras investigaciones publicadas por Henrique (2006; 2009 y 2011).

5Las propiedades estudiadas se ubican en el entorno inmediato del área natural o tienen vista a la naturaleza. También recogimos materiales de lanzamiento de inmuebles en otros puntos del barrio que utilizan, explícitamente, el área verde como punto de ubicación y referencia para la propiedad. Así, también es posible hacer comparaciones con inmuebles más distantes y los que presentamos en este artículo.

6Debido a las limitaciones de acceso a los servicios públicos, impuestas por las medidas sanitarias vigentes en São Paulo, no se levantaron las licencias de los emprendimientos.

7También hay una diferenciación en el aporte tecnológico de la construcción de las poblaciones más ricas y seguras en las zonas de riesgo respecto a las poblaciones más pobres. Las desventajas también incluirán el acceso a servicios hospitalarios, medicamentos, en el caso de contaminación o enfermedades causadas por la proliferación de plagas, por ejemplo.

8Bosque ombrófilo mixto, típico del litoral brasileño, que se desarrolla en áreas con alta precipitación. Tiene una amplia biodiversidad.

9Los mapas de zonificación vigentes en la ciudad de São Paulo permiten visualizar la distribución de áreas verdes en el espacio urbano. Los mapas están disponibles en https://gestaourbana.prefeitura.sp.gov.br/marco-regulatorio/zoneamento/arquivos/

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Recibido: 15 de Noviembre de 2020; Aprobado: 16 de Marzo de 2021; Aprobado: 31 de Mayo de 2021

Conflicto de intereses:

el autor ha declarado que no existe conflicto de intereses.

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