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Fronteras de la Historia

versión impresa ISSN 2027-4688

Front. hist. vol.23 no.1 Bogotá ene./jun. 2018

https://doi.org/10.22380/20274688.311 

Artículos

Lengua pijao como lengua franca en las gobernaciones de Popayán y Neiva, siglos XVI-XVII

Pijao Language as Lingua Franca in the Governorships of Popayán and Neiva, 16th-17th Centuries

SANTIAGO PAREDES CISNEROS1 

1 Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia santiagopc@yahoo.com


Resumen

A través del análisis cualitativo de fuentes de archivo sobre los indígenas pijaos y su lengua, así como de informaciones que sirven para contextualizar ese material, este artículo apunta a reconsiderar el rol del grupo en la conformación de la sociedad colonial y a trascender el carácter bélico que suele atribuírsele en documentos e historiografía. El estudio plantea que el análisis de palabras asociadas con el grupo, y del uso que otros indígenas y españoles les dieron, sugiere que su lengua fue empleada frecuentemente por sociedades asentadas en las gobernaciones de Popayán y Neiva durante la Colonia temprana, lo cual implica que los pijaos desempeñaron un importante papel político en el contexto de la guerra.

Palabras clave: indios pijaos; lengua pijao; Buga; indios paeces; siglo XVI; siglo XVII.

Abstract

Through the qualitative analysis of archival sources on the Pijao Indians and their language, and information that allows to contextualize those materials, this article aims to reconsider the group's role in the configuration of the Colonial society and to transcend the warlike character often attributed to them in archival documents and historiography. The study proposes that analyzing words related to the group, and how other Native communities as well as Spaniards used them, suggests that their language was frequently employed by societies living in the governorships of Popayán and Neiva in the early colonial period, which implies the Pijao assumed an important political role in the warfare context.

Keywords: Pijao Indians; Pijao language; Buga; Páez Indians; 16th Century; 17th Century

Introducción

El registro y la clasificación de las lenguas permitieron a los pobladores europeos y a sus descendientes ordenar y reconocer el panorama de sociedades que encontraron en América, en el marco de los complejos procesos de nominación y negociación a través de los cuales diferentes observadores catalogaron la realidad de los grupos indígenas (Greenblatt 86-118; Mignolo 259-314; Todorov 35-41). A grandes rasgos, para los observadores coloniales, la lengua remitía a las palabras y los modos de hablar que caracterizaban a un grupo indígena determinado, en consonancia con expresiones como el atuendo y las costumbres. Esa noción es similar a la que puede encontrarse en el Diccionario de la lengua castellana, de acuerdo con la cual la lengua es “el conjunto de voces y términos” a través de las cuales las personas de una “nación” expresan sus ideas (Real Academia de la Lengua Española 382).

Así, diversas crónicas e informes oficiales muestran a los grupos ordenados según las lenguas que hablaban o que, al menos, los autores de esos documentos creían entender. Prueba de ello es la elaboración de gramáticas, vocabularios y catecismos que permitían catalogar las lenguas, trasponerlas a códigos alfabéticos europeos o normalizar su uso, intereses indisociables del proyecto colonial (Cobo 118-142; Estenssoro 15-36; Mannheim 80-87, 125-152 ; Restall 239-267). Aceptada como una regla básica de ordenamiento y un marcador de identidad, la clasificación y agrupación de las sociedades indígenas a través de la lengua, pese a sus limitaciones, constituye una brújula para rastrear distinciones y relaciones entre diferentes grupos indígenas a lo largo del periodo colonial. En esa dirección, reacciones, actitudes y usos con respecto a lenguas diferentes a la propia permiten identificar rutas de interacción cultural.

La denominación pijao representa la relación colonial entre lengua y cultura antes descrita. Se trata de un nombre asignado por funcionarios, cronistas, religiosos y soldados a varios grupos indígenas que habitaron en la cuenca del río Magdalena, como se muestra en la figura 1, en jurisdicciones controladas por las audiencias de Quito y Santa Fe (AGI, PR 196, ramo 27, exp. 4, ff. 988 v.- 989 r.; Aguado 489-490; Simón 8: 175-176). Grosso modo, el nombre aludía al carácter guerrero de los indios que en esos territorios habían batallado contra las huestes castellanas durante la segunda mitad del siglo XVI y a comienzos del siglo XVII. Asimismo, hacía referencia a que esos indios, pese a algunas diferencias de palabras, hablaban la misma lengua (AGI, PR, 196, ramo 27, exp. 4 , ff. 989 r.- 989 v.; Simón 6: 31; 9: 104).

Tanto cronistas como otros autores coloniales detallaron el carácter rebelde de los indios (Aguado 489-491, 495; Castellanos 481-482, 488; Piedrahita 11-13; López de Velasco 427; Rodríguez 186 -188; Simón, t. 6, 8, 9). En la misma dirección, la historiografía sobre el grupo se ha centrado en estudiar la condición bélica de los pijaos (Bedoya 35-40, 149-152; Bernal 15-20; Cubillos 63-66; Lucena, “Datos” 376-378; Trimborn 88, 351, 377). Esa línea de análisis ha conducido a que poco se profundice en los intercambios que establecieron con otras comunidades. Además, son contados los cuestionamientos al carácter estrictamente bélico atribuido a grupos como los pijaos (Bolaños 15-19, 64-110, 185-226; Friede 98-102). En algunos casos, la tendencia se acentúa aún más cuando los autores consideran que el grupo quedó prácticamente extinto después de su derrota militar (Cuervo 10-11; Sendoya, Toribío 49).

Fuentes: la base cartográfica se tomó de Instituto Geográfico Agustín Codazzi (30). Los límites se basan en García (XXII-XXIII) y en Herrera (“Las bases” 57, figura 1, 62, figura 2).

Figura I Gobernaciones de Popayán y Neiva, ca. 1620. Territorios ocupados por los pijaos a finales del siglo XVI 

El análisis de expedientes relativos a los pijaos y sulengua permite reconsiderar la caracterización estrictamente bélica y la desaparición del grupo. Así, lo que aquí se plantea es que palabras, topónimos y antropónimos asociados con los pijaos, usados por sociedades con las cuales estos hicieron contacto, hacen posible sugerir que su lengua fue de uso común entre otros grupos, españoles e indígenas, en el escenario de confrontación militar de la Colonia temprana y, en esa dirección, evidenciar que, a raíz del intercambio bélico, entre el grupo rebelde hubo quienes actuaron como activos intermediarios culturales.

Para sustentar lo anterior, se esbozarán en la primera sección algunas características de la lengua pijao, con el fin de identificar la perspectiva de los observadores coloniales sobre esta y la composición de algunas palabras. En la segunda sección, por su parte, se estudiará la capacidad de vecinos de la ciudad de Buga (gobernación de Popayán) para expresarse en la lengua de los indios a finales del siglo XVI y comienzos del XVII. Se explicará que algunos españoles fueron fluidos en la lengua pijao debido a que Buga fue una importante base de ataques contra indios rebeldes, quienes se relacionaron estrechamente con los vecinos de esa ciudad. Finalmente, en la tercera sección se abordará la importancia de ciertos nombres pijao para los indios paeces (nasas)1, especialmente aquellos que en el siglo XVII se asentaron en el suroriente de Tierradentro (gobernación de Popayán) y en la jurisdicción de la ciudad de La Plata (gobernación de Neiva). Se propondrá que las acciones de algunos caciques pijao y las alianzas militares de los dos grupos condicionaron la adopción de nombres pijao entre los paeces.

Las situaciones que se analizarán permiten pensar la lengua pijao como lengua franca: hablada por fuera de su comunidad de origen; adquirida conscientemente y empleada como lengua secundaria por interlocutores dispersos que hablaban otras lenguas; usada por conveniencia y con relativa amplitud geográfica; relegada de la sistematización gramatical pero articulada con el proyecto colonial2. Además, la lengua será concebida en términos de lo propuesto por Roseberry, quien en sus reflexiones acerca de la hegemonía llama la atención sobre la configuración de marcos discursivos que condensan la realidad social y el lenguaje. Esos marcos se convierten en lenguajes de referencia para el pensamiento y la acción, establecen los términos en los cuales se dan las disputas, al tiempo que permiten a los grupos subalternos desafiar y redefinir los discursos dominantes. La lengua pijao, desde esa óptica, constituyó un marco de referencia o un campo de acción compartido por diferentes grupos y, sobre todo, una forma de controvertir las lógicas de conquista.

Por otra parte, más que señalar de forma general un intercambio cultural, se sugerirá que varios pijaos estuvieron en la misma posición de otras personas que en distintas jurisdicciones administrativas bajo control de la Corona se desenvolvieron con relativa fluidez en diferentes contextos culturales y estimularon su conexión, al tiempo que incidieron activamente en su transformaciónen medio de contingencias, confusiones, pactos y ajustes. Se trató de hábiles mediadores que mitigaron o adaptaron el impacto de sociedades en choque constante y se movieron de forma estratégica en su propio beneficio o en el de sus comunidades (Karttunen XI-XIV, 1-83; Ramos y Yannakakis 1-17; Yannakakis 1-30, 107-116).

A diferencia de lo que ocurrió con otros grupos indígenas, la lengua de los pijaos no fue sistematizada en vocabularios o gramáticas. Tampoco legislaron las autoridades con respecto a regularizar su uso. Aun así, como ocurrió con otras lenguas que no fueron objeto de esos procesos de normalización, fue usada en contextos indígenas y españoles. En su conjunto, los temas tratados remiten a analizar rutas disímiles de inserción y reelaboración del lenguaje hablado que difícilmente podrían articularse en torno a una sola categoría de análisis. En parte, esto se debe a que, durante la Colonia, la oralidad y las formas de inscripción indígenas se insertaron en diferentes registros y generaron relaciones y prácticas variadas (Hill Boone y Mignolo; Rappaport y Cummins 118-151, 153-170; Yannakakis 99-130). Por lo tanto, las anotaciones que se harán son de carácter general y tienen como objetivo llamar la atención de lingüistas, antropólogos e historiadores sobre la necesidad de llevar a cabo estudios pormenorizados.

Contornos de la lengua pijao

Según crónicas y otros papeles relativos a la guerra contra los indios a comienzos del siglo XVII, los pijaos se asentaron principalmente en las vertientes de la cordillera Central que caen al río Magdalena, a espaldas de las ciudades de Cartago, Buga y Caloto, y colindaron con la ciudad de Ibagué. Sus territorios más meridionales estaban cerca de las ciudades de Neiva y La Plata (AGI, PR, 196, ramo 27, exp. 4, ff. 988 v.-989 r.; Aguado 489-490; Simón 8: 175-176). En esos territorios, pijaos y ejércitos castellanos se enfrentaron en constantes refriegas durante la segunda mitad del siglo XVI y la primera década del siglo XVII (Simón 8: 177-180).

Según algunos oficiales que reportaron los ataques de los pijaos en el periodo colonial, los indios pertenecían a varios grupos que, no obstante, compartían costumbres, rituales, prácticas militares y lengua (AGI, PR, 196, ramo 27, exp. 4, ff. 989 r.-989 v.; Simón 6: 31; 9: 104). Como señaló Lucena, la etiqueta pijao solía ser usada por los españoles para encuadrar a los indios rebeldes de los diferentes grupos que hablaban la lengua (“Mitos” 1 45). La etiqueta, sin embargo, solía evitarse en los informes cuando se trataba de indígenas que ya habían sido incorporados al control colonial. Era el caso, por ejemplo, de indios cautivos durante incursiones militares que se convertían en informantes de los españoles (Ortega 258-260, 281).

Sobre la lengua pueden puntualizarse algunas ideas. A través del estudio de palabras pijao, la lengua ha sido considerada por algunos lingüistas una posible rama de la familia caribe (Adelaar y Muysken 114-115; Constenla, “Chibchan” 419; Constenla, Las lenguas 62-63; Loukotka 24-25; Rivet 80-85). Es decir, estaría emparentada con lenguas de grupos que han habitado en el norte de América del Sur. Aun así, se trata de un debate abierto debido al carácter fragmentario de la información sobre las lenguas de grupos como los pijaos, los colimas y los muzos, que habitaron en la cuenca del río Magdalena, y a la falta de estudios sistemáticos sobre estas. Su filiación lingüística está aún por precisarse (Constenla, Las lenguas 62-63; Durbin y Seijas 47-51; Lucena, “Datos” 367-368).

Algunas palabras pijao fueron consignadas en crónicas y documentos coloniales (Ordóñez de Ceballos 182; Simón 9: 50, 106). En parte, esa información ha sido recopilada por lingüistas e historiadores, quienes, además, han analizado la toponimia de los lugares que habitaron los indios (Durbin y Seijas 50-51; Loukotka 24-25; Ramírez XXXII-XXXVII, 221-225, 261; Reichel-Dolmatoff 109-111; Rivet 80-85). De acuerdo con Constenla, la lengua se hablaba aún en la década de 1940, pero desde entonces no se han recogido datos (Las lenguas 62). Si bien existen estudios detallados para lenguas caribe de otras regiones, se carece de información acerca de la estructura de la lengua pijao o, al menos, esos trabajos no la mencionan3.

Con respecto a la toponimia de la región ocupada por los indios durante el periodo colonial, llama la atención la recurrencia con la que aparecen algunas terminaciones, como han sugerido algunos investigadores. Así, terminaciones como ima, ema, ma y me, que aparecen en nombres como Coyaima, Natagaima y Ambeima, son bastante frecuentes. Asimismo, arco y co, como ocurre con Navarco y Tumbarco, figuran de forma repetitiva (Ramírez 222-225, 281; Reichel-Dolmatoff 109-113; Rivet 82-84).Adicionalmente, al revisar los topónimos propuestos por los autores y otros que figuran en documentación colonial, la terminación ira aparece también de modo recurrente, como pasa con los topónimos Bulira y Lucira y con antropónimos como Yatira e Yquira (AGI, PR, 196, ramo 28, f. 1047 r.; Rivet 76). En la misma vía, palabras iniciadas con cal conforman otra parte del repertorio. Por ejemplo, Calarcá, Calarma y Caloto (Reichel-Dolmatoff 116-117). Conviene tener en cuenta que los investigadores han establecido asociaciones entre algunas de esas palabras y posibles orígenes caribe (Ramírez XXXIII-XXXV, 224; Reichel- Dolmatoff 106; Rivet 81-85). Si bien esa relación debe tomarse con reserva, es central llamar la atención sobre la incidencia de los pijaos, o grupos afines, en la toponimia del territorio que habitaron.

Además de las terminaciones, es poco lo que puede colegirse de la estructuración de las palabras o cómo se articulaban. Alrededor de 1611, después de los enfrentamientos con las huestes castellanas, los pijaos terminaron derrotados por un conjunto de campañas militares desplegadas desde poblaciones del Nuevo Reino de Granada y la gobernación de Popayán (Simón 9: 107). En la misma línea que apunta al extermino de los pijaos, algunos investigadores han indicado que la lengua desapareció (Sendoya, Toribío 6; Tascón 13). De forma excepcional, Lucena (“Mitos” 146-147) y Bedoya (155-159) han propuesto que los pijaos no se extinguieron y, al contrario, que se fusionaron con otros grupos. Como se explicará a continuación, esas sugerencias parecen tener sentido al analizar la interacción de los pijaos con otros indígenas y con españoles.

Lengua pijao entre vecinos de la ciudad de Buga

Los españoles estuvieron estrechamente relacionados con la lengua de los pijaos durante las incursiones militares que buscaban la derrota de ese grupo y de otros indios rebeldes. Algunos registros develan que hablar la lengua fue habitual entre autoridades y capitanes de conquista, como se explicará más adelante. Si bien el material al respecto es escaso, los datos conducen a pensar que la lengua pijao fue una preocupación permanente para las huestes y que, por esa vía, terminó siendo fundamental para la comunicación entre vecinos e indios y, posiblemente, entre los vecinos mismos.

En la obra de Simón se encuentran referencias acerca de la habilidad para hablar la lengua pijao que caracterizaba a algunos capitanes y a los religiosos que los acompañaban (9: 49-51). Fue el caso de Diego de Bocanegra, vecino de la ciudad de Buga, quien figura en varias secciones de la crónica de Simón dialogando con indios pijaos. Si bien las conversaciones quedaron registradas en castellano, las situaciones en que aparece dan cuenta de la fluidez de Bocanegra en la lengua de los indios (8: 211-212).

Al respecto, resulta pertinente aludir a la obra de Ordóñez de Ceballos, un funcionario de la Corona que afirmó haberse entrevistado con líderes pijaos mientras residió en la ciudad de Popayán a finales del siglo XVI. El oficial dedicó algunas líneas al temor que los vecinos de Buga producían entre los indios. Así, Diego de Bocanegra y otro capitán, Hernando Arias de Saavedra, eran los más temidos por los pijaos (169-173). Entre otros señalamientos, Ordóñez de Ceballos afirmó que un cacique pijao le dijo que “en todos los españoles no hay otros dos soles como esos”, refiriéndose a la valentía de los capitanes (170).

Si Bocanegra se movía como lenguaraz entre los pijaos, Hernando Arias de Saavedra contaba con capacidades similares. Su conocimiento de la lengua quedó demostrado en 1601, en una diligencia a través de la cual las autoridades de la gobernación de Popayán, donde estaba la ciudad de Buga, averiguaron sobre las actividades del capitán, quien estaba siendo procesado judicialmente por haber ejercido un oficio sin tener poder para ello (AGI, EC, 646 A, f. 281 r.). Varios testigos rindieron declaración a favor del carácter aguerrido de Arias de Saavedra frente a indios rebeldes. Uno de ellos, vecino de Buga, donde tuvo lugar el procedimiento, informó que en un ataque de los pijaos a la ciudad, alrededor de 1582, el capitán había ahuyentado a los indios. Según el expediente, Arias de Saavedra

Les dio voces y dijo en su lengua de pijaos. O taimas. cacattaimas amoyaymas. aguayamba. guaquirabia que quiere decir indios de las tres provincias que he nombrado aguarda y pelearé más y con decirles esto y correr tras ellos muy fuertemente no los pudo alcanzar por tener cerca el monte. (f. 283 r. Énfasis añadido).

Así, de acuerdo con la declaración, el capitán se expresó usando palabras pijao. Lo que puede colegirse, según la traducción al castellano que proporciona el mismo documento, es que las palabras o taimas, cacattaimas y amoyaymas equivaldrían a las provincias que protagonizaron la incursión. Cabe recordar que esos nombres figuran en otros documentos y están asociados con provincias pijao4. Además, los términos aguayamba y guaquirabia significarían “aguarda y pelearé más”. Cabe anotar que estos términos no figuran en la documentación como provincias de indios pijaos. Aparte de lo descrito se desconoce la estructuración de la breve frase.

La noticia es singular en el expediente, por lo cual es difícil contrastarla. Debe señalarse, además, que fue poco usual que la lengua pijao fuera traducida y escrita en castellano. No obstante las dificultades, pueden puntualizarse algunas observaciones. Así, las palabras pronunciadas por Arias de Saavedra detuvieron el ataque de los indios. Por otro lado, además de que el capitán hablaba la lengua, llama la atención que el testigo entregara la información veinte años después del acontecimiento. Ello quiere decir que la lengua estaba siendo usada por un vecino de la ciudad que conocía expresiones pijao empleadas años atrás por otra persona.

Además, no debe pasar desapercibido que el escribano anotó y explicó la información proporcionada en la diligencia. Al respecto, es importante aclarar que, durante el periodo colonial, los escribanos tenían como función principal acompañar, escribir y dar fe sobre diligencias civiles, judiciales, fiscales y religiosas. Con frecuencia, su actividad los llevó a generar documentación de carácter intercultural, dada la variedad de personas, situaciones y lenguas involucradas. En esos escenarios, con frecuencia, los escribanos se vieron enfrentados a traducir, interpretar y escribir información en lengua indígena, para lo cual podían estar o no capacitados.

En el caso específico del documento citado, es llamativo que el escribano que registró los testimonios se mostrara fluido en la transcripción de la lengua pijao. Por ejemplo, no indicó confusión o sorpresa por la información que recibía y que debía poner en el papel. De tal manera, pese a que la lengua pijao seguramente estaba siendo interpretada y transcrita a través de los marcos fonéticos y alfabéticos que estaban al alcance de los vecinos, existía conocimiento de ella entre algunos de los habitantes de Buga.

Lo anterior hace necesario tratar de entender por qué algunos vecinos estaban en capacidad de hablar con los indios y de expresar palabras en lengua pijao. Para comenzar, es importante indicar que los pijaos habitaron cerca de la ciudad de Buga. El asentamiento fue fundado en 1559, en la vertiente occidental de la cordillera Central, y trasladado al valle del río Cauca, a orillas del río de Las Piedras, en 1569 (Salcedo 193; Tascón 40-61). Buga, como ocurrió con otros asentamientos, fue una población fronteriza con los indios rebeldes de la cordillera Central y frecuentemente atacada por ellos (Ortega 292; Simón 8: 180). Así, fue un importante puesto de avanzada para enfrentarlos.

En ese contexto, la lengua pijao pudo haber sido un marco de referencia que permitía a los españoles interrogar o amenazar a los indios. Al respecto, debe tenerse en cuenta que Bocanegra y Arias de Saavedra habían participado en varias campañas en contra de indios rebeldes (Ortega 101, 106; Simón 8: 177-180; 9: 10 -11; Tascón 103, 188-196). Es posible que se hubieran familiarizado con la lengua, interesados en un conocimiento mínimo que facilitara sus actividades, una regla básica sugerida por Estenssoro en procesos de aprendizaje de las lenguas indígenas (20). Además, conviene indicar que las guerras implican un intenso intercambio cultural. A propósito, Herrera afirma que los grupos enfrentados terminan por conocer e incluso dominar el sistema de significados del contrincante, lo cual conduce a adoptar nuevos parámetros culturales o a modificar los propios (“Cultura”; El conquistador 161-218). De tal forma, el intercambio propiciado por la guerra pudo incidir en que los españoles usaran la lengua pijao y, posiblemente, fue un fenómeno generalizado5.

Las relaciones con los pijaos trascendieron el contacto estrictamente estimulado por el combate. De acuerdo con ordenanzas emitidas por las autoridades, los españoles tenían derecho a esclavizar por largos periodos a los indios pijaos que capturaban en la guerra. Lo anterior se explica porque, en general, los indios considerados antropófagos, como ocurría con los pijaos, quedaban convertidos en esclavos, según la legislación emitida en el siglo XVI6. En esa línea, de acuerdo con la obra de Tascón, algunos vecinos de Buga tuvieron indias pijao esclavizadas. Así, por ejemplo, a comienzos de la década de 1610las indias Siquia y Quitomba fueron vendidas en la ciudad por vecinos que las tenían cautivas (140-141)7.

En la misma vía, según Simón, alrededor del año 1600 una hueste encontró a la india Anica, la cual declaró en lengua pijao ser cristiana y natural de la ciudad de Buga, donde fue raptada por indios pijaos. La india, de aproximadamente cincuenta años, fue a buscar refugio y a interceder por dos parientes capturados por los españoles, entre quienes estuvo durante varios días. De acuerdo con el relato de Simón, el comportamiento de la india fue ambivalente con respecto a su alianza con la hueste y el apoyo a los de su propio grupo (9: 49-80).

La situación evidencia que algunas pijao residieron en Buga, que estaban siendo adoctrinadas en el catolicismo y que, posiblemente, hablaban el castellano. Se trata de herramientas que deben alertar sobre la gran capacidad de mediación de esas personas frente a los españoles, así como sobre el hecho de que hubo indios pijaos que actuaron como informantes y aliados de las huestes. Es preciso considerar sobre este punto que, según la información recopilada por Tascón, Arias de Saavedra tuvo en Buga una hija ilegítima, Gregoria de Saavedra, con una india llamada Juliana (139, 188). Si bien el origen de Juliana quedó sin especificar, el hecho es significativo sobre las relaciones de mestizaje que los españoles de Buga establecieron con los naturales y los intercambios que ello pudo haber estimulado. Además, existe evidencia arqueológica de asentamientos pijao de tiempos de la invasión europea, hallada en territorio del actual municipio de Buga (Forero 201-224). Esos hallazgos deben conducir a profundizar más en las relaciones entre vecinos de Buga e indios pijaos.

En general, las situaciones relacionadas con Buga a finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII ponen en evidencia que algunos capitanes se expresaban frecuentemente en la lengua de los indios y que esa información, en ocasiones, podía llegar a quedar escrita en caracteres alfabéticos del castellano. El marco general en el que los vecinos usaron la lengua fue el de la guerra y, además de los capitanes que por las urgencias del combate se convirtieron en hablantes de la lengua pijao, las indias pijao cautivas y cristianizadas, así como las indias que tuvieron descendencia con los vecinos, pudieron haber sido importantes intermediarios culturales que propiciaron la familiaridad de los vecinos con la lengua del grupo rebelde8.

Lengua pijao entre indios páez

Con base en la constatación de que vecinos de Buga se comunicaban en lengua pijao, se optó por analizar si esta había sido absorbida por un grupo aliado de los pijaos: los paeces. Se trata de un grupo rebelde, como los pijaos, que habitó el macizo conocido como Tierradentro (provincia de Páez), localizado en la vertiente occidental de la cordillera Central. Los paeces gozaron de una libertad relativa con respecto al orden colonial, y su sujeción a la Corona, desde comienzos del siglo XVII, fue bastante tenue, pues consolidaron un territorio en el que la intervención de las autoridades fue esporádica. En parte, esto se debió a que los españoles quedaron al margen de establecer asentamientos o estancias en Tierradentro, donde habitó la mayor parte del grupo indígena (Paredes 36-40).

Las alianzas entre pijaos y paeces han sido ampliamente señaladas en la historiografía y en estudios etnográficos sobre este último grupo (Friede 79, 100; Rappaport, The Politics 40-41; Sendoya, Caloto 1: 39; Toribío 6; Trimborn 88, 284)9. Quizás, uno de los aspectos que más resalta al considerarlas es el hecho de que los paeces hablaran en nasayuwe, una lengua diferente a la de los pijaos y asociada con otra familia lingüística10. Con base en el estudio de documentación sobre una expedición militar en un territorio ocupado por ambas comunidades, se ha podido identificar el posible uso de palabras pijao por parte de indios paeces.

Si bien esas palabras operaron de modo diferente a lo que evidencia la documentación sobre Buga, expresan una incidencia de los pijaos y su lengua en otro grupo indígena, lo cual dejó evidencia en el uso de topónimos y antropónimos.

El material analizado corresponde a la incursión militar que llevó a Sancho García del Espinar, gobernador de Popayán, a fundar la ciudad de Segovia La Nueva en Tierradentro, en 1579. El gobernador intentaba a través de la fundación, que fue finalmente abandonada, aumentar la incidencia de su jurisdicción sobre el Alto Magdalena, en territorios que estaban en la órbita de la ciudad de Santafé y pasaron a convertirse en la gobernación de Neiva a comienzos del siglo XVII. Dadas las condiciones de guerra y la necesidad de proporcionar referentes geográficos sobre la nueva población, el expediente aporta detalles acerca del territorio que compartían paeces y pijaos en Tierradentro (AGI, Q, 16, ramo 8, núm. 24, exp. 2, ff. 1 r.-97 r.).

Por ejemplo, algunos testigos refirieron asientos, sitios de residencia de varios caciques y sus sujetos. Entre los sitios mencionados están “la tierra y poblazón del cacique Yaquiva”, el sitio de Esmita, al parecer otro cacique, y las tierras del cacique Anabeyma. El expediente relata, también, que la hueste recorrió los valles de La Zimbala y las sierras de Abirama y Toboyma (ff. 4 4 v., 63 r., 73 r., 76 v.). En general, se trata de territorios al suroriente de Tierradentro. Además, el documento indica que las batallas se libraron también en el sitio del cacique pijao Mana y en Las Carnicerías, considerada la mayor población de indios pijaos, ubicada por fuera de Tierradentro (ff. 46 r., 49 v., 73 r.).

Un elemento relevante para los testigos fue la alianza entre indios paeces y pijaos. Varios testimonios señalan que los dos grupos se habían confederado para derrotar a los españoles, y hasta entonces habían logrado contrarrestar su intento de establecerse en Tierradentro (ff. 23 r.-23 v.). Por ejemplo, Diego de Bocanegra, el mismo vecino de Buga mencionado en la sección anterior, indicó que, para hacer guerra a los españoles, los pijaos y los paeces se sustentaban de un mismo conjunto de rozas y sementeras que se encontraban en Las Carnicerías11. Además, manifestó que todos los indios obedecían “como a dios suyo” al cacique pijao Mana (ff. 50 r., 51 v.).

Asimismo, una declaración repetitiva fue que los paeces estaban sujetos al cacique Yuqmal y a los pijaos (ff. 63 v., 64 v., 65 v., 66 v.). Los vecinos se abstuvieron de señalar la nación a la que pertenecía Yuqmal, pero información adicional sobre otro cacique de nombre similar indica que se trataba de un pijao. Así, en 1608 las autoridades indagaron sobre los servicios que Andrés del Campo Salazar, vecino de la villa de Timaná, había prestado a la Corona. En particular, averiguaron sobre combates contra indios paeces y pijaos, y una incursión que había tenido lugar en Las Carnicerías a finales del siglo XVI. Sobre esta, un testigo afirmó que Campo Salazar “había sacado de paz a un cacique pijao llamado Yucunbal” (AGI, Q, 49, núm. 17, exp. 2 , f. 19 v.). Es de anotar que la incursión tuvo lugar durante el tiempo en que Juan de Tuesta Salazar fue gobernador de Popayán, alrededor de 1587, ocho años después de la correría de García del Espinar, antes mencionada.

Existe similitud fonética entre las palabras Yuqmal y Yucunbal, no obstante la variación en la escritura de los nombres, habitual en el periodo colonial, incluso en un mismo documento (Herrera, El conquistador 255-257). La relación de ambos caciques con los pijaos y Las Carnicerías deja abierta la posibilidad de que se tratara del mismo líder12. Por otro lado, el término sujetos es diciente sobre la manera en que se dio la alianza, pues expresa que algunos paeces figuran en esa documentación específica como un grupo subyugado por otro y que entre ambos existía una estrecha relación. La evidencia sobre la obediencia de los paeces a los pijaos ha conducido a contrastar algunos de los antropónimos y topónimos del expediente de 1579 con las palabras pijao sugeridas en la primera sección.

Pese a la dificultad derivada de la trasposición de palabras indígenas a convenciones fonéticas y caracteres alfabéticos del castellano y a que, en ocasiones, los funcionarios se encontraban poco familiarizados con las lenguas indígenas, saltan a la vista algunas coincidencias. En especial, si se consideran topónimos del suroriente de Tierradentro y la jurisdicción de la ciudad de La Plata (gobernación de Neiva), donde algunos indios paeces se asentaron durante la primera mitad del siglo XVII. Allí residieron en los pueblos de Yquira, Nátaga, El Paso, El Hobo y El Retiro, como aparece en la figura 2 13. El traslado llevó alos paeces a ocupar tierras que habían sido de los pijaos (Friede 32, figura 2, 44). Es de resaltar que tuvieron por tradición afirmar, durante los siglos XVII y XVIII, ser originarios de la provincia de Toboyma, ubicada en Tierradentro (AGI, Q, 56 A, núm. 14, ff. 3 r.-3 v.; AGI, Q, 174, exp. 1, f. 76 v.; AGN, E, 32, doc. 21, f. 579 v.).

Fuentes: la ubicación de los pueblos procede de Rappaport (The Politics 5, mapa 3) y la información sobre el área controlada por paeces y pijaos fue tomada de AGI, Q, 16, ramo 8, núm. 24, exp. 2, ff. 1 r.-97 r.

Figura 2 Pueblos paeces, 1680 

Lo primero que viene a la mente cuando se miran nombres de pueblos o lugares como Toboyma, Anabeyma, Yquira y Nátaga, asociados con los paeces, es su similitud con palabras pijao. Además de que tiene la terminación ira, Yquira fue el nombre de un cacique, anotado con la misma grafía, Yquira, en un conteo de población de indios pijao coyaimas y natagaimas efectuado en 1613 a orillas del río Saldaña por autoridades de la Audiencia de Santafé (AGI, PR, 196, ramo 28, ff. 1047 r., 1049 v.). En el caso de Toboyma y Anabeyma, se trata de nombres que tienen la terminación yma, habitual en nombres pijao. En cuanto a Nátaga, el nombre se asemeja a natagaima, un grupo identificado como pijao (Simón 9: 104 , 107-108).

Adicionalmente, los nombres de algunas autoridades indígenas que durante los siglos XVII y XVIIi controlaron el territorio páez en La Plata parecen remitir a referentes pijao o, al menos, a los líderes que mandaron en territorio páez mientras este se encontraba bajo control de los pijaos. Así, las palabras Yocomal o Yucumal, similares a los nombres Yuqmal y Yucunbal, aparecen de forma recurrente como apellidos de los caciques del pueblo de Nátaga. Un elemento llamativo es el hecho de que, en ocasiones, los indios del pueblo dijeron que los caciques usaban esos apelativos para conmemorar nombres de caciques anteriores.

Por ejemplo, en 1653, en un expediente relativo a los paeces del pueblo de Nátaga, que descendían de Juan Itaybe, cacique de Toboyma, los indios manifestaron que su cacique, Yocumal, tenía el nombre de un cacique antiguo (AGI, Q, 56 A, núm. 14, f. 22 v.). Otro ejemplo es el de Thomasina Yucumal, quien mandó sobre el mismo pueblo. En 1724, las autoridades anotaron que en su nombre “se perpetúa este apellido a imitación de su abuelo d[o]n Ambrosio Yucumal” (AGI, Q, 174, exp. 3, f. 292 v.). Un nombre similar, además, fue usado por Pedro Yucumá, quien mandó en Nátaga alrededor de 1799 (AGN, CI, 9, doc. 1, f. 2 r.). Si bien algunas familias de caciques paeces acostumbraban a usar nombres a modo de título que transmitían a los descendientes en el cacicazgo, como ha evidenciado Rappaport (The Politics 72- 77), el posible uso de un nombre pijao llama la atención sobre las alianzas establecidas entre las dos comunidades en el siglo XVI.

La similitud de las palabras analizadas con aquellas relacionadas con los pijaos, sin embargo, es insuficiente para determinar que los paeces hubieran usado habitualmente la lengua de sus aliados. Es decir, a diferencia de la información relativa a los vecinos de Buga, se desconoce si los paeces se expresaron en lengua pijao. No obstante, algunos elementos apuntan a que esto pudo haber sucedido.

Así, en la crónica de Aguado (552) puede leerse que los panches que hicieron parte de una expedición militar a Tierradentro pudieron entender y comunicar a los españoles la información que un indio páez espía estaba transmitiendo a su grupo. Es de recordar que los panches hablaban una lengua considerada por algunos autores afín a la de los pijaos (Del Castillo 413-414; Rivet 56-57). Esfactible que los paeces, de forma equivalente, entendieran la lengua de los pijaos y de grupos que se expresaban en lenguas diferentes al nasayuwe. Según Pittier (341), quien estudió esa lengua a comienzos del siglo XX, es probable que los paeces absorbieran términos de otras lenguas indígenas. Es decir, son relativamente altas las posibilidades de que hablaran la lengua pijao y de que esta hubiera constituido un punto de contacto fundamental para el desarrollo de las alianzas.

Debe tenerse en cuenta asimismo que las alianzas militares implicaron un intenso intercambio relativo a las prácticas culturales. Así, de acuerdo con un testigo que había participado en la incursión de 1579, en el poblado del cacique Yaquiva había “junta y borrachera y congregación” de indios de guerra paeces y pijaos (AGI, Q, 16, ramo 8, núm. 24, exp. 2, f. 44 v.). Este detalle abre varios interrogantes en relación con la lengua que habrían usado las dos comunidades para acordar los términos de sus alianzas y establecer las estrategias de guerra. Asimismo, acerca de la información y los códigos que intercambiaban en el marco de una importante práctica cultural como fue la borrachera (Cummins 39-58, 221-269; Herrera, “Muiscas”; Muñoz 103-133).

Los topónimos y antropónimos analizados hacen pensar que la lengua pijao fue primordial en el intercambio entre ambos grupos. Asimismo, que los caciques pijao Mana y Yuqmal, así como varios de los indios que participaron en sus campañas militares a finales del siglo XVI, actuaron como eficaces mediadores al establecer contactos entre sus respectivos grupos. Además, la posible identificación simultánea de Yocumal como autoridad pijao y páez es indicativa sobre la capacidad de adaptación de los indígenas frente a los españoles y las identidades ambivalentes de los pijaos en el marco de la guerra.

Es preciso resaltar la posibilidad de que, pese a la escasez de evidencia documental, los grupos se hayan emparentado, como han sugerido varios autores (Cuervo 11; González 54-55; Pittier 313; Rodríguez 186). Así, no sería extraño que ambos grupos hubieran terminado por establecer contactos permanentes que trascendieron la estrategia militar, si bien se trata de una perspectiva que debe ser explorada con más profundidad. Lo anterior contrasta con la tendencia, registrada en la historiografía y en trabajos etnográficos, de los nasas a rechazar el material arqueológico, al que asocian con rastros de indios pijaos, a quienes consideran sus enemigos (Gnecco y Hernández 439-466). En contraste, la evidencia sugiere que las alianzas militares terminaron por incidir en prácticas y significados de los paeces, relacionados con las formas de nominación.

De tal manera, los nombres usados por los paeces asentados en el suroriente de Tierradentro y en la jurisdicción de la ciudad de La Plata parecen haber seguido una lógica estrechamente relacionada con las guerras que paeces y pijaos libraron contra los españoles a finales del siglo XVI. Entre ambos grupos existió una relación que involucró prácticas culturales asociadas con la celebración y la guerra, lo cual sugiere que la lengua pijao fue un marco de referencia fundamental en la campaña indígena contra las huestes de la Corona. Por último, la identificación de los paeces de La Plata con Toboyma, los nombres de los poblados paeces en la jurisdicción de esa ciudad, así como los nombres que posiblemente se derivaron del cacique Yuqmal, usados como títulos de autoridad, quizá preservaron la memoria de la alianza a lo largo del periodo colonial. En futuras investigaciones, el estudio sobre ambos grupos debe profundizar en la similitud de sus estrategias militares, así como en la semejanza de sus prácticas nominativas14.

Conclusiones

Los documentos de archivo dan cuenta de una lengua asociada con los grupos clasificados como pijaos por los funcionarios y las huestes castellanas durante el periodo colonial. Si bien documentos y crónicas omiten información sobre la adopción de variantes específicas de la lengua, las expresiones y palabras analizadas indican que produjo reacciones, prácticas y actitudes diversas, lo cual remite a la compleja reelaboración de las lenguas indígenas en el contexto colonial y a las diferentes rutas de negociación de los pijaos con los grupos con los que establecieron contacto durante la Colonia temprana. Aunque esas dinámicas fueron comunes a varias lenguas indígenas, el uso de la lengua pijao tiene una connotación especial, pues permite mirar al grupo en un conjunto de relaciones que, si bien son un producto de la confrontación militar, la trascienden.

El contacto de los pijaos con los vecinos de Buga, en especial con quienes estuvieron involucrados en actividades militares en contra de indios rebeldes dela cordillera Central, condujo a que varios españoles estuvieran en capacidad de comunicarse en la lengua de los indígenas. Esto fue lo que ocurrió con Diego de Bocanegra y Hernando Arias de Saavedra. Ambos fueron capitanes de conquista, conocidos por el temor que inspiraban en los pijaos y por expresarse con fluidez en su lengua.

Desde tal perspectiva, no es de extrañar que los funcionarios de dicha ciudad supieran repetir y redactar frases en lengua pijao, como ocurrió con el expediente relativo al juicio contra Arias de Saavedra en 1601. Debe anotarse que, aun cuando fue frecuente que los españoles hablaran en las lenguas de los naturales, uno de los testigos del caso recordó palabras usadas por el capitán para ahuyentar a los pijaos veinte años después del hecho relatado. Es decir, la lengua parece haber trascendido el uso instrumental asociado con la guerra y estaba en la memoria de los vecinos de Buga.

La relación de los pijaos con los paeces permite esbozar un escenario igualmente rico en términos de los complejos procesos que pudieron conducir a la asimilación de palabras pijao entre otro grupo indígena. La documentación sobre las incursiones militares de huestes de Popayán en el suroriente de Tierradentro a finales del siglo XVI, donde residían mayoritariamente los paeces, es reveladora en ese sentido. En ese contexto, los españoles detectaron una estrecha relación entre ambos grupos indígenas que, si bien no era extraña, estaba enmarcada por el control de los pijaos sobre los paeces.

Todo un panorama se abre al contrastar toponimia y nombres de autoridades indígenas páez de Tierradentro y de la jurisdicción de la ciudad de La Plata con la composición de palabras pijao. El análisis sugiere que ciertos nombres fueron marcadores de la intensa relación entre ambos grupos. Así, los nombres tal vez fueron empleados por los paeces para rememorar las alianzas que establecieron con los pijaos. En el caso de los paeces, no obstante la falta de datos explícitos sobre la comunicación de los indios a través de la lengua pijao, su influencia parece haber sobrevivido más tiempo que entre los vecinos de Buga al ser usada para reconocer el territorio y las autoridades durante el periodo colonial.

En general, la información analizada da cuenta del uso de la lengua pijao como una lengua secundaria para españoles e indios paeces. Es decir, se trató de una lengua interétnica cuyos hablantes, ubicados en territorios bajo influencia de los pijaos, la usaban de modo estratégico en el contexto bélico. Así, pudo haber sido una lengua puente fundamental para la guerra, en la medida en que los integrantes de las huestes contra indios pijaos y paeces solían coincidir en ataques dirigidos a esos grupos. Es el caso de los vecinos de Buga estudiados. Tal vez el uso de una misma lengua, la pijao, facilitaba las acciones de guerra para combatientes, espías, informantes y aliados asociados con los distintos bandos involucrados, pues resultaba habitual que los mismos actores, indígenas y españoles, se encontraran en territorios dominados por los pijaos, por lo menos desde 1570 hasta 1611, cuando el grupo fue derrotado. El uso común de la lengua pudo declinar con el cese de las relaciones que estimularon su uso, como ocurre con otras lenguas francas.

El fenómeno indica, además, que algunos pijaos se desenvolvieron con fluidez en contextos ajenos al de su cultura. Indios en diferentes situaciones -esclavos, guerreros, espías, intérpretes o caciquesfueron intermediarios culturales activos y fomentaron la articulación de su grupo con otras sociedades. Además de las indias pijao cristianizadas de Buga y de los caciques pijao en Tierradentro, otros sujetos, españoles e indios paeces se convirtieron en mediadores que canalizaron la relación con los pijaos y pudieron haber fomentado en diferentes niveles la integración de la cultura de ese grupo rebelde en sus propios marcos culturales, si bien ese escenario es de difícil rastreo. En esa medida, el grupo desempeñó un rol importante en los procesos de ajuste y negociación asociados con la incorporación a la Corona de territorios en disputa en las gobernaciones de Popayán y Neiva.

Por último, es necesario destacar que la lengua pijao fue un marco de referencia que modeló y produjo diferentes significados y prácticas para los grupos que interactuaron con ella. Si bien su uso quedó al margen de un proyecto político deliberado de los indios para relativizar la hegemonía de las huestes, resultó fundamental para crear puntos de contacto entre diferentes actores de la guerra. También, para controvertir en alguna medida el predominio de los españoles y de sus referentes culturales, pues los nombres pijao entre los paeces y las frases expresadas por los vecinos de Buga dieron continuidad a la lengua de un grupo al que los españoles consideraban derrotado.

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1La palabra páez, de la que se deriva el plural paeces, era el nombre de uno de los caciques encontrados inicialmente por las huestes y fue usada para identi ficar al grupo (Aguado 510). La comunidad actual ha optado por reconocerse como nasa, “ser viviente” en lengua indígena, en consonancia con la recuperación de su especificidad cultural (Rappaport, Intercultural 64-65, 286, n. 7). En este artículo se privilegiarán las denominaciones páez y paeces, pues predominan en los documentos coloniales.

2Esta definición ha sido construida con base en los trabajos de Estenssoro, Mannheim y Ostler.

3Puede consultarse el completo balance sobre las lenguas caribe que ha elaborado Gildea.

4Otaima y Cacataima fueron nombres de provincias, es decir, territorios y grupos de indios pijaos. Por su parte, la palabra amoyaymas está por fuera de los registros coloniales consultados. En un barrido por la obra de Simón pudo encontrarse solamente el nombre Amoyá. Es probable que se tratara de una provincia, si se considera que ima o yma fue una terminación habitualmente pospuesta a nombres pijao. En algunos apartados del mismo autor, Otaima, Cacataima y Amoyá figuran como importantes bastiones y grupos (Simón 9: 52, 61).

5En la ciudad de Ibagué existieron vecinos que hablaban la lengua a comienzos del siglo XVII (Ortega 258-261, 281-283; Simón 9: 16).

6Véanse, por ejemplo, varios autos y provisiones de la Audiencia de Santafé y la gobernación de Popayán contenidos en AGI, Q , 16, ramo 8, núm. 24, exp. 2, ff. 68 r.-72 r., ff. 93.-96 v.

7Algunos indios pijaos, además, fueron encomendados, como ocurrió con los coyaimas y natagaimas (AGI, PR, 196, ramo 28, ff. 1047 r., 1049 v.).

8Puede encontrarse información sobre indios pijaos esclavizados en las ciudades Popayán, Quito y Santafé, respectivamente, en Lane (71, 86, 110-111), Marzahl (150, 158) y Rappaport (The Disappearing 173-175).

9Es importante señalar que, en ocasiones, ambos grupos entraron en guerra o los paeces se aliaron con los españoles en contra de los pijaos (AGI, PR, 196, ramo 27, exp. 4, f. 989 r.; Aguado 517; Lucena, “Datos” 362-363).

10El nasayuwe ha sido asociado con las lenguas guambiano-totoró y moguex (Curnow 347-348). También ha sido considerado una lengua “única” (Rojas 42). Según puede deducirse del trabajo de Constenla, los estudios sobre esa lengua no permiten sugerir todavía una familia lingüística (Las lenguas 73-74, 78-80).

11Fue habitual que diferentes capitanes coincidieran en incursiones contra grupos paeces y pijaos (Aguado; Simón, t. 6, 8).

12En otro documento, un indio de nombre Yocomal aparece asociado con una figura de autoridad páez de la provincia de Toboyma (Tierradentro). Se trata de un listado de indios encomendados en 1582 a vecinos de la ciudad de Segovia La Nueva. Esta es la referencia: “Item apunto y señalo a Miguel de Sarria ciento, y veinte yndios de visitazion de la provinsia de Toboyma con el casique Yocomal” (ANE, P, caja 31, exp. 7, f. 49 r.).

13Algunos datos sugieren que las autoridades de la gobernación de Neiva estimularon el traslado (AGI, Q, 56 A, núm. 14, f. 16 v.; AGN, CI, 62, doc. 11, f. 136 v.; AGN, M, 39, 73, doc. 21, ff. 182 r.-182 v.). Sin embargo, otros indican que se trató de una reorganización dirigida por los indígenas (AGI, Q, 56 A, núm. 14 , ff. 19 v., 20 v.-26 r., 28 r.-28 v., 34 r., 37 r.-37 v., 40 r.-41 v.).

14En ambos grupos, los nombres personales eran asignados en el momento del nacimiento. Su composición se basaba en animales o plantas, o en la imaginación. Los nombres, además, cambiaban de acuerdo con la edad, las hazañas de guerra o el matrimonio (AGI, PR, 196, ramo 27, exp. 4, f. 991 r.; Herrera, Muñoz y Paredes 98-105; Lucena, “Mitos” 150; Simón 9: 65).

Recibido: 30 de Junio de 2017; Aprobado: 06 de Octubre de 2017

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