SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.13 número2Una crítica al discurso político en la obra de Borges índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Revista Lasallista de Investigación

versión impresa ISSN 1794-4449

Rev. Lasallista Investig. vol.13 no.2 Caldas jul./dic. 2016

 

Investigando con sentido

Este año 2016, en las jornadas del Mes de la Investigación, se tuvieron los sentidos puestos en lo que hacemos y reconocemos como Corporación Universitaria Lasallista, en nuestra importante función misional, de la investigación; por eso se denominó este mes con la frase "Investigando Con-Sentido". En este sentido cabe mencionar lo que algunos filósofos han reflexionado sobre el tema de los sentidos, y su relación con el conocimiento, el entendimiento y la investigación; es el caso de Xavier Zubirí1 quien afirma que:

"...la educación de los sentidos se resume en "mirar" para "ver bien"; así la educación intelectual ha de cifrar sus esfuerzos en enseñar a contemplar los objetos para "intuir" sus propiedades intelegibles".

Es así que la cuestión a cerca de la sensibilidad ha cobrado en nuestro tiempo un énfasis importante, con resonancia en diversas esferas como son: lo social, lo cultural, lo educativo, lo epistemológico, entre otros. En todo caso, se trata de una sensibilidad entendida e interpretada como una simple aprehensión de cualidades sensibles: texturas, colores, formas, aromas, temperaturas, fisionomías y muchas más. Asimismo, Aristóteles nos dice que el ser humano a través del tiempo va adquiriendo experiencia al respecto de lo que hace y con ello, adquiere conocimiento, como proceso continuo en el que están involucrados: la sensibilidad, la memoria y la imaginación.

Es así que los sentidos es todo conocimiento que comienza con la percepción sensible. Sin representaciones sensibles, el alma no puede pensar. Si carecemos de un sentido, careceremos también, de los conocimientos correspondientes. Es así como los sentidos brindan una multiplicidad de sensaciones particulares.

En palabras de Aristóteles2, la sensación y la imaginación son fuentes de conocimiento; es más, la sensación será considerada como el origen del conocimiento. Este mundo que vemos, percibimos y experimentamos es apartemente, el único existente.

El conocimiento sensible es, pues, el punto de partida de todo conocimiento, que culmina en el saber. Para que haya sensación, es necesario que se dé la presencia del objeto sensible percibido. De la percepción surge el recuerdo (memoria), de los recuerdos repetidos surge la experiencia y de la experiencia proviene el principio de la técnica y de la ciencia, como esa condición de saber hacer en contexto, con conocimiento de lo que se hace.

Se puede decir entonces, que el conocimiento comienza por los sentidos y culmina en un tipo de conocimiento intelectual capaz de captar la esencia (o forma). El objeto sensible es captado por cualquiera de los cinco sentidos externos que todos conocemos y nos han enseñado, que son la vista, el oído, el olfato, el tacto y el gusto; estos aportan los sensibles propios (color, sonido, olor, frío, dulce...): roja, esferoide, vegetal, olorosa, templada. Al respecto, Zubirí nos dice que sentir e intelegir son los dos momentos de la impresión de la realidad; la estructura de la impresión de la realidad no es sino la estructura de la inteligencia sentiente; por eso al referirnos a la impresión de la realidad, de lo que estamos hablando es de la inteligencia sentiente. El hombre, en virtud de su sentir intelectivo y de su intelección sentiente, siente la realidad misma, siente lo real.

Justamente Zubirí en su libro "Estructura dinámica de la realidad", afirmaba que "efectivamente" el sentir humano es sentir intelectivo. Que el hombre no siente solamente verde, azul, rojo, punzante, caliente; sino que, siente realmente lo caliente, realmente lo punzante y realmente lo rojo. Precisamente Zubirí también dice que hay diversos modos de sentir y por tanto, diversos modos de intelegir; en su libro el hombre y la verdad describe que

El hombre siente la realidad. Y lo sentido en lo sentido es, justamente, realidad. Pues bien, esta unidad puede tomarse, para hacerla más patente y más intelegible, por dos lados. Por un lado, cada una de las cosas que sentimos con los sentidos es un modo distinto de sentir la realidad. Sentimos la realidad en sus diversos modos. O bien desde la otra vertiente: la manera como la inteligencia está vertida a las cosas, hacia la realidad, lo está a través de muchos sentidos: intelegimos la realidad en modos distintos de sentirla. Por el primer concepto diremos que el sentir humano es un sentir intelectivo, puesto que aprehende la realidad en todos sus modos. Por el segundo, que la intelección es sentiente. Ambas fórmulas dicen lo mismo, pero tomadas desde puntos de vista diferentes3.

En esta misma línea de pensamiento, se puede afirmar que hay diversidad de sentires porque hay diversidad de cualidades sensibles; es decir, "existe el ojo porque existe la luz"; "existe el oído porque existe el sonido" y así con los otros sentidos; hay diversidad de sentires en relación con la rica diversidad de cualidades sensibles que nos ofrece la realidad. La diversidad de sentires se encuentra en relación con los distintos órganos receptores y no son cinco como nos lo han enseñado, hasta el momento se habla de que son once o doce en total: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto; pero también existen otros sentidos que han sido estudiados en la modernidad como son la Kinestesia, que abarca el sentido muscular, tendinoso y articular; el calor que es donde tenemos la presentación primaria de la realidad como temperante; el frío que al igual que el calor, la realidad se nos presenta de manera temperante; el dolor y el placer donde aprehendemos la realidad como afectante; la sensibilidad laberíntica y vestibular donde aprehendemos la realidad como posición, como algo centrado, es el denominado sentido del equilibrio que con el sentido de la kinestesia procuran la llamada orientación o el sentido de orientación; la cenestesia que es la sensibilidad interna o visceral que es lo que se llama intimidad o "realidad mía", es mi sentido de la realidad, este sentido me permite aprehender mi propia corporeidad y la manera de sentirme realmente afectado. Sentir es permitirse resignificar cualquier dinámica de búsqueda, sentir es dejarse afectar por lo sucedido, sentir es reinventarse como sujeto que habita en sociedad, sentir es un instrumento de autoconocimiento, el sentir, tiene sentimientos y sensaciones que se establecen por medio de los sentidos. Investigar con sentido da equilibrio entre el conocimiento y lo sentido que va más allá de la emoción y la razón.

Finalmente, es importante enfatizar que el verdadero educador de la inteligencia es el que enseña a sus discípulos a ver el "sentido" de los hechos, la "esencia" de todo acontecimiento. La intuición se tiene o no se tiene, no cabe refutarla ni forzarla. En estas condiciones la misión del maestro es colocar al discípulo en el "punto de vista" adecuado, para que vea el objeto".

PhD. J. Eduardo Murillo Bocanegra Rector
PhD. Luis Fernando Garcés Giraldo Vicerrector de Investigación
Corporación Universitaria Lasallista


Notas

1 Zubirí, X. (2012). Cinco lecciones de filosofía. Madrid: Alianza Editorial.
2 Aristóteles (Trad. 2010). Acerca del alma. Madrid. Gredos.
3 Zubirí, X. (1989). Estructura dinámica de la realidad. Madrid: Alianza Editorial. ISBN: 84-206-9045-7.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons