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Colombia Internacional

versión impresa ISSN 0121-5612

colomb.int.  no.85 Bogotá sep./dic. 2015

https://doi.org/10.7440/colombiaint85.2015.04 

El efecto de la experiencia escolar en el desarrollo de actitudes favorables hacia la democracia como mejor sistema político: el caso de estudiantes peruanos recién graduados del nivel secundario*

Lars Gunnar Stojnic Chávez**

** Magíster de Investigación en Ciencia Política por la Universidad Pompeu Fabra (España), licenciado en Sociología por la Pontificia Universidad Católica del Perú, y actualmente se desempeña como docente del Departamento de Ciencias Sociales y como jefe del Área de Formación e Investigación Académica de la Dirección Académica de Responsabilidad Social de la misma universidad. Sus líneas de investigación son ciudadanía y democracia, procesos de fortalecimiento de espacios de participación democrática y el efecto de la educación en el desarrollo de una cultura política democrática sostenible. Su última publicación es: "¿Avanzar en la educación superior peruana es suficiente para el desarrollo de actitudes democráticas?: el caso de una muestra de estudiantes en su primera etapa universitaria". Blanco & Negro: Revista sobre Docencia Universitaria5 (2): 13-19, 2014.Correo electrónico: stojnic.lg@pucp.pe

DOI: http://dx.doi.org/10.7440/colombiaint85.2015.04


RESUMEN

El "nivel educativo" se reconoce en la literatura como factor positivo en el desarrollo de actitudes democráticas; sin embargo, la evidencia indicaría que este no sería el caso en algunos países de Latinoamérica, como Perú. En el artículo propongo ampliar el tratamiento de la educación como dimensión de análisis, buscando evaluar cuantitativamente el efecto de la experiencia escolar en la socialización política. A través de tres modelos de regresión múltiple -partiendo de una encuesta de elaboración propia- se comprueba que la percepción de haber sido expuestos a mecanismos participativos democráticos durante su experiencia escolar tendría un impacto positivo y significativo en la disposición de estudiantes recién graduados de secundaria para considerar la democracia como mejor sistema político.

PALABRAS CLAVE

Actitudes políticas, democracia, experiencia escolar, participación estudiantil, Perú.


The Effect of School Experience in Developing Favorable Attitudes towards Democracy as the Best Political System: The Case of Recent High School Graduates in Peru

ABSTRACT

"Educational level" is recognized in the literature as a positive factor in developing democratic attitudes; however, the evidence seems to indicate that this is not the case in some countries of Latin America, such as Peru. In this article I propose to broaden the treatment of education as a dimension of analysis, seeking to evaluate quantitatively the effect of school experience on political socialization. Through three multiple regression models -starting from a survey of my own making- it is seen that the perception of having been exposed to participatory democratic mechanisms during school experience has a significant, positive impact on the readiness of recent secondary school graduates to consider democracy as the best political system.

KEYWORDS

Political attitudes, democracy, school experience, student participation, Peru.


O efeito da experiência escolar no desenvolvimento de atitudes favoráveis à democracia como melhor sistema político: o caso de estudantes peruanos recém-formados do Ensino Médio

RESUMO

O "nível educativo" é reconhecido na literatura como fator positivo no desenvolvimento de atitudes democráticas; contudo, a evidência indicaria que este não seria o caso em alguns países da América Latina, como o Peru. Neste artigo, proponho ampliar o tratamento da educação como dimensão de análise e busco avaliar quantitativamente o efeito da experiência escolar na socialização política. Por meio de três modelos de regressão múltipla -partindo de um questionário de elaboração própria-, comprova-se que a percepção de terem sido expostos a mecanismos participativos democráticos durante sua experiência escolar teria um impacto positivo e significativo na disposição de estudantes recém-formados do Ensino Médio para considerar a democracia como melhor sistema político.

PALAVRAS-CHAVE

Atitudes políticas, democracia, experiência escolar, participação estudantil, Peru.


Introducción1

La educación, tanto desde lo teórico como desde lo empírico, es señalada como una dimensión social importante de analizar al abordar aquellos factores que inciden en el desarrollo de actitudes políticas favorables para la democracia. Así, autores modernos y contemporáneos -tales como Rousseau, Mill, Tocqueville, Dewey, Durkheim, Rawls, Giroux, Apple y Gutmann- han reconocido en ella, independientemente de sus distintas posiciones teóricas y normativas sobre la democracia, un medio fundamental para el fortalecimiento de una cultura afín con la aspiración democrática.

Así, desde el trabajo clásico de Almond y Verba (de 1963), la educación ha sido reconocida recurrentemente en el campo de estudio de las actitudes políticas como un factor positivo en el desarrollo de actitudes democráticas; sin embargo, el principal énfasis de la investigación se ha puesto en medir el impacto que tendría el hecho de que un individuo avance en el sistema educativo formal. En tal sentido, el aporte de este texto sería analizar si, a nivel individual, más que avanzar de un nivel educativo al siguiente o de acumular años en el sistema educativo, la experiencia escolar de los estudiantes tendría un efecto positivo sobre sus disposiciones para considerar la democracia como el mejor sistema político posible. Esta actitud se reconoce en la literatura como fundamental para el fortalecimiento de los niveles de legitimidad del sistema democrático, y, por tanto, aportaría a su funcionamiento y sostenibilidad en el tiempo. En concreto, y con respecto a la experiencia escolar, el interés radicaría en identificar el efecto que tendrían la existencia y el funcionamiento de mecanismos de representación y participación estudiantil, concretamente en el nivel secundario, en el desarrollo de la actitud antes señalada.

Este trabajo se enfocó en el caso peruano, siendo la de este una de las muchas democracias consideradas de "tercera ola", que en las últimas tres décadas no ha dejado de enfrentar obstáculos en su búsqueda por fortalecerse. La elección de este caso se sustenta en el hecho de que hay una interesante evidencia cuantitativa -compilada por el proyecto LAPOP (Carrión y Zárate 2010, 77)- que plantea que, a pesar de que en la región de América Latina el nivel educativo de las personas sería un factor determinante con respecto a sus actitudes democráticas, en Perú avanzar dentro del sistema educativo formal aparentemente no tendría efecto sobre el desarrollo de tales actitudes (Carrión y Zárate 2010, 110-113). En este sentido, un análisis más cercano del caso peruano puede ser interesante para determinar si la educación escolar debe ser descartada como un factor explicativo o si debe ser abordada desde otra perspectiva.

La pregunta de investigación que se propone responder, entonces, es: ¿La exposición a mecanismos participativos en la escuela tiene un efecto significativo sobre las actitudes de los estudiantes peruanos hacia la democracia? El interrogante se abordó analizando datos de una encuesta de elaboración propia aplicada a estudiantes peruanos recién egresados del nivel secundario. Si bien no es posible generalizar los resultados de este estudio, debido al tamaño de la muestra y al hecho de que se basan en un solo estudio transversal, considero que sería interesante abordar los resultados como un paso inicial para investigaciones de mayor envergadura. Al controlar diferentes variables, el análisis de los datos evidencia para la población objetivo que su percepción de haber sido expuesta a mecanismos participativos como parte de su experiencia escolar tendría un impacto positivo sobre su nivel de apoyo a la idea general de democracia.

El artículo se divide en cuatro secciones. En primer lugar, se presentan la revisión de la literatura y el marco teórico utilizado; en segundo y tercer lugar, respectivamente, el diseño de la investigación y los principales resultados del estudio; finalmente, las conclusiones y reflexiones producto del trabajo.

1. Apoyo político a la democracia y a la educación: revisión de la literatura y marco teórico

a. Apoyo político y democracia

Al analizar el desarrollo y la consolidación de cualquier sistema democrático se suele hacer referencia a los niveles de legitimidad otorgados por la ciudadanía al sistema como una de las dimensiones fundamentales de análisis.2 Autores como Diamond (1993 y 1999), Norris (2011a y 2011b), Dalton (2004), Stolle y Hooghe (2005) y Carrión, Zárate y Selingson (2008) han defendido la noción de que la democracia requiere un conjunto particular de orientaciones de sus ciudadanos, debido al efecto que estas tendrían en su fortalecimiento. Como han demostrado Dalton (2004, 162) y Norris (2011a, 120), este sería el caso tanto de las democracias industrializadas como de democracias de la "tercera ola" en todo el mundo.

Partiendo de dicha premisa fundamental, para el desarrollo del presente trabajo he decidido basarme en el marco teórico desarrollado por David Easton, denominado "Apoyo Político". Easton (1975, 436) propuso un marco teórico de tres niveles, que definió como "la manera en que una persona se orienta evaluativamente a algún objeto [político] mediante sus actitudes o su comportamiento". Así, Easton distinguió entre las actitudes evaluativas de las personas hacia tres objetos políticos: la comunidad política (apoyo a la nación); el régimen político (el cual dividió en los principios, normas y procedimientos y las instituciones del sistema político), y las autoridades políticas (elegidas en un momento particular). Easton entendió que el apoyo de las personas al régimen democrático no podía ser analizado o entendido mediante una concepción monodimensional de las actitudes políticas, y, debido a esto, propuso un marco multidimensional a fin de poder captar mejor la complejidad del apoyo ciudadano a los distintos objetos democráticos.

Asimismo, reconoció que las actitudes de los ciudadanos debían ser analizadas desde distintos niveles (1975, 444), y, por tal razón, diferenció entre la clase de apoyo que podía ser afectado por experiencias y evaluaciones de corto plazo (apoyo específico), y el nivel de "apoyo difuso", el cual consistía en las evaluaciones de los ciudadanos de lo que un objeto significaba o representaba desde el campo de las valoraciones y/o adhesiones subjetivas.3

Optar por lo planteado por Easton como marco de referencia se sustenta en tres razones. En primer lugar, identifica claramente y separa los niveles y subniveles de apoyo político (comunidad, régimen y autoridades); al hacerlo, el autor y los autores que se han valido de dicho marco han demostrado claramente que el apoyo a los distintos niveles tiene efectos diferentes sobre el régimen democrático en cuanto a legitimidad y estabilidad (Dalton 2004). En segundo lugar, el marco permite una diferenciación analítica entre las actitudes que serían reflejos de una evaluación del desempeño y aquellas actitudes que podrían representar sentimientos políticos más arraigados y que, como Easton propone, "pueden proveer una potencial reserva de apoyo en tiempos de tensión política" (Dalton 2004, 8). Finalmente, el marco no solo reconoce la importancia de preguntar por las percepciones hacia una idea general de democracia, sino que busca complementar esto con percepciones ciudadanas acerca de ciertos valores y principios que son fundamentalmente intrínsecos a la noción de la misma.

Siguiendo este marco de referencia, autores diversos como Diamond (1999, 65) y Schedler y Sarsfield (2007, 637) brindan evidencia clara acerca de cómo el compromiso popular con la democracia, con sus valores y principios y con la creencia de que es el mejor régimen para su propia sociedad sería el principal indicador de legitimación democrática, y, por consiguiente, se convertiría en la condición necesaria para lograr su consolidación. Así, asegurar un fuerte apoyo difuso ("afectivo") sería fundamental para que un régimen democrático sea más estable y duradero, debido a que las actitudes de este tipo estarían fuertemente enraizadas en el ser individual, y, así, los individuos serían más resilientes ante un revés de corto plazo o una crisis democrática (Almond y Verba 1989, 354; Easton 1975, 447).

En el desarrollo del presente artículo, la atención se pone en el análisis de una de las dimensiones en el nivel difuso: principios del régimen. Este nivel es considerado fundamental, en el sentido de que ilustraría aquellas actitudes democráticas que pudieran ser vistas como la reserva de apoyo que un régimen democrático necesita para su legitimación, y, por lo tanto, de su sostenibilidad en el tiempo. Un nivel importante de abordar en esa línea sería el de las actitudes de la ciudadanía en cuanto a la idea general de democracia. Así, aprovecho la misma aproximación desarrollada por Easton (1975) y luego trabajada por diferentes autores, como Dalton (2004), que en concreto buscan identificar el apoyo de las personas a la idea de la democracia como la mejor forma de gobierno o el mejor sistema político.

Como se señaló anteriormente, el principal propósito de este artículo es analizar si la experiencia individual en relación con los procesos educativos sería un factor explicativo respecto al desarrollo de actitudes favorables hacia la democracia. En tal sentido, la intención del trabajo es contribuir al debate académico, al indagar acerca de un nuevo factor explicativo, además de los que ya han sido enfatizados por la literatura principal. Por ejemplo, Inglehart (citado por Dalton 2004) argumenta que los cambios en las orientaciones de los ciudadanos respecto a sus expectativas sobre la vida y el proceso político -particularmente, en transitar de valores "materialistas" a valores "posmaterialistas"- tienen un efecto positivo sobre los niveles de apoyo a la democracia y sus principales valores o principios. Asimismo, siguiendo las ideas de Tocqueville acerca de la importancia del asociacionismo para la estabilidad y la sostenibilidad democrática, muchos autores han afirmado la importancia del papel de tales organizaciones en el proceso de socialización política de los ciudadanos. Autores como Putnam (1993, 87), Diamond, Linz y Lipset (1989, 35) y Stolle y Hooge (2005, 282) han defendido esto al mostrar que niveles más altos de involucramiento cívico influirían en el éxito de gobiernos democráticos, así como en el reforzamiento de principios y prácticas democráticos. Por su parte, los estudios del LAPOP (Carrión y Zárate 2010, 76), Camacho y Sanborn (2008) y Norris (2011b, 135) enfatizan la importancia de las evaluaciones de los ciudadanos acerca del desempeño económico del gobierno, el desarrollo econrate, 2010; Dalton, 2004) sensaciulado a un nivel mal de democracia. Asimismo, el estatus socio-econHooge (2005: 282) han defendiómico y un sentimiento subjetivo de bienestar como dimensiones explicativas de la satisfacción con la democracia y el apoyo a la idea general de democracia. Asimismo, el estatus socioeconómico individual -el cual es vinculado a una sensación más alta de acomodo (Carrión y Zárate 2010; Dalton 2004)- y un mayor interés en la política (Carrión y Zárate 2010) son vistos como factores explicativos de la actitud antes señalada.

Entre las dimensiones destacadas, el nivel educativo de las personas ha sido contemplado como un factor explicativo clave. En la siguiente sección discuto más detalladamente la literatura teórica y empírica sobre los efectos de la educación, y justifico por qué es importante aproximarse a esta dimensión de análisis desde una perspectiva distinta.

b. La educación y el apoyo a la democracia

Uno de los principales pensadores políticos que vinculó la educación con la consolidación del sistema democrático fue J. S. Mill, quien argüía que "la naturaleza de la democracia debe ser congruente con la educación escolar que los ciudadanos han recibido" (citado por Parry 1994, 54). John Dewey, por su parte, también defendió el rol de la educación institucionalizada y creyó firmemente en el fortalecimiento de las escuelas como arenas para la promoción de actitudes y disposiciones congruentes con un orden democrático (Gutmann 2001, 124). Autores contemporáneos como Rawls, Gutmann, Apple y Callan también han defendido desde distintas perspectivas teóricas e ideológicas el rol de la educación como un factor importante para motivar a los estudiantes a aproximarse a las virtudes políticas democráticas que los harían querer comprometerse con los términos políticos y sociales de una vida colectiva (Rawls, citado por Gutmann 1995, 243). Estos autores han argumentado que la educación es indispensable en el proceso de garantizar "la fidelidad de los ciudadanos hacia sus instituciones y valores [democráticos]" (Callan 1997, 8-9), y que las escuelas serían arenas de reproducción explícitas o implícitas de los valores, instituciones y prácticas propios de la democracia, sin lo cual sería imposible alimentar "el espíritu democrático de los ciudadanos" (Gutmann 2001, 351). Como concluye Parry, sin importar la orientación política, "lo que une todos los enfoques sobre la educación democrática es que [su] contenido y [su] modo [...] debe [n] ser congruente [s] con las instituciones y prácticas de la democracia" (Parry 1994, 59).

Asimismo, dentro del campo de las actitudes políticas, y desde una perspectiva teórica, la educación ha sido considerada como un factor importante al analizar el desarrollo del apoyo a la democracia, concretamente como medio de socialización política. Sin embargo, esta conceptualización sobre la educación no necesariamente ha tenido un reflejo empírico, y, desde el clásico estudio de Almond y Verba (1989), el nivel educacional -como una dimensión de la modernización socioeconómica- ha sido la principal aproximación a la educación como variable de análisis con respecto al desarrollo del apoyo político a la democracia (Diamond, Linz y Lipset 1989; Diamond 1993 y 1999; Putnam 1993; Parry y Moyser 1994; Hadenius 1994 y 2001; Dalton 2004; Carrión y Zárate 2010). En tal sentido, consideramos que desde el estudio de las actitudes políticas se ha dejado un vacío en cuanto al problema de analizar de manera más profunda el efecto que la educación puede tener en relación con su dimensión de socialización política.

En su estudio, Almond y Verba (1989, 368) hacen referencia a la importancia de las experiencias políticas y la socialización temprana, y más recientemente, Stolle y Hooge (2005,158) han afirmado que "la experiencia temprana tiene un rol importante en formar el comportamiento [y las actitudes] político[s] [de los adultos]". Bajo esta línea, algunos autores han cuestionado el efecto de las asociaciones cívicas como el único mecanismo explicativo del desarrollo de una cultura política que apoye a la democracia, y han propuesto prestar atención a otro tipo de instituciones sociales. Beetham (1994, 30), por ejemplo, propuso analizar, entre otros, el efecto que el sistema educativo puede tener sobre el carácter particular de la cultura democrática; mientras que Van der Meer y Van Ingen (2009, 303) sugirieron que podría ser importante enfocarse en el efecto que las familias y las escuelas pueden tener como "escuelas para la democracia". Este asunto ha sido abordado desde el campo de la educación cívica y ciudadana, el cual, desde una perspectiva principalmente cualitativa, ha intentado entender los posibles efectos de las experiencias escolares sobre las actitudes democráticas.

Por otra parte, la revisión bibliográfica de Hann (2010, 9) demuestra cómo en diferentes regiones del mundo (América del Norte, Europa, América Latina y Medio Oriente) la exposición de estudiantes a programas de educación cívica y ciudadana tendría un efecto positivo sobre sus orientaciones y comportamientos democráticos. Estudios de caso como los conducidos por Finkel y Ernst (2005), en Sudáfrica; Finkel y Smith (2011), en Kenia; Wing y Wai (2009), en Hong Kong, y Reid y Gill (2009), en Australia, corroboran esta hipótesis. El Informe Latinoamericano del ICCS (2009)4 -desde una perspectiva cuantitativa- presentó también suficiente evidencia de que mayores niveles de conocimiento cívico y ciudadano entre estudiantes estaban correlacionados con un apoyo más fuerte a la democracia.5 Aunque muchas variables fueron incluidas en las regresiones de su modelo, la exposición de estudiantes a mecanismos participativos no lo fue, y en ese sentido fue más difícil establecer su posible efecto (2009, 73-74). Sin embargo, estudios como los de Wing y Wai (2009) y Reid y Gill (2009) brindan evidencia, al aprovechar estudios de caso, sobre el efecto que tendría en el desarrollo de sus actitudes democráticas la inclusión de mecanismos democráticos de representación estudiantil dentro de las escuelas, así como la participación de los estudiantes en problemas relevantes de la organización escolar. En el mismo sentido, el estudio de Hann (2010) destaca también, para el caso de América Latina, que algunos estudios cualitativos habrían demostrado que la confianza de los estudiantes en los mecanismos participativos dentro de sus escuelas podría ser un factor de influencia en el fortalecimiento de sus actitudes democráticas. En esa línea, con respecto al caso peruano, en un estudio previo de corte cualitativo (Stojnic 2009, 155-158) se evidenció que si se limitaban o facilitaban en la cotidianeidad escolar las posibilidades de que los estudiantes asumieran responsabilidad y participaran activamente en procesos relevantes para la institución, esto influía de manera diferenciada en su valoración con respecto a la democracia como sistema político, así como en el papel que la ciudadanía debía tener en la misma.

La revisión presentada ilustra la coincidencia en la literatura sobre la importancia de incluir programas de educación cívica y ciudadana como un mecanismo para promover el apoyo democrático entre estudiantes. Asimismo, habría evidencia inicial sobre cómo la promoción de mecanismos democráticos relevantes dentro de la organización escolar podría ser un vehículo importante para el desarrollo de actitudes democráticas. Partiendo de ambas ideas, en este artículo proponemos ahondar en el análisis de los posibles efectos que podría tener la exposición de estudiantes a mecanismos participativos dentro de la escuela para explicar las actitudes y los comportamientos democráticos.

Así, se propone prestarle atención a la inclusión de mecanismos participativos estudiantiles en las escuelas, por un lado, debido a la evidencia cualitativa que hay sobre su posible efecto sobre las actitudes democráticas, así como a la vasta literatura teórica que clasifica los procesos escolares como un factor de socialización política determinante. Por otro lado, consideramos que sería posible contribuir al debate sobre cuáles serían los procesos escolares más importantes para el cultivo de actitudes democráticas entre los estudiantes. La investigación dentro del campo de la cívica y ciudadanía se ha enfocado en la importancia y el impacto de los programas cívicos y ciudadanos, principalmente promovidos como cursos o actividades extracurriculares. Sin desestimar estos últimos, mi intención es analizar la importancia de los recursos explícitamente introducidos dentro de la organización escolar para promover la participación estudiantil como una forma de suscitar su experiencia democrática.

En ese sentido, y también siguiendo otras investigaciones cualitativas previas (Carbajo y Serna 1999; Carbajo y Espino 2001; Finkel y Ernst 2005; Wing y Wai 2009; Reid y Gill 2009; Stojnic 2009) que han argumentado a favor de la existencia de tales mecanismos en la organización escolar, se plantea analizar el impacto que tendría el funcionamiento de ese tipo de mecanismos con un carácter democrático e influyente. En tal sentido, en el artículo no solo se plantea evaluar el impacto de la existencia de mecanismos de participación estudiantil dentro de la cotidianeidad escolar sino además medir si las características de dichos mecanismos con respecto a su forma de organización y funcionamiento, así como su influencia en el espacio escolar, tendrían una efecto diferenciador con respecto al desarrollo de actitudes favorables hacia la democracia.

En ese sentido, la hipótesis que se pondrá a prueba es:

    H1: Mayores niveles de exposición a mecanismos participativos democráticos e influyentes dentro de la escuela tienen un efecto positivo y sustancial sobre el apoyo de los estudiantes a la idea general de democracia.

2. Diseño de la investigación

a. El caso peruano

Carrión y Zárate (2010, 78-80) y Carrión, Zárate y Selingson (2012, 120) demostraron que el apoyo peruano a la democracia es uno los más bajos en América Latina, con un promedio de apoyo aproximado menor de 65% en los últimos ocho años. Asimismo, el apoyo a uno de los principales componentes de la democracia es uno de los más bajos en la región: el apoyo a la tolerancia política y el sistema político no ha sobrepasado la barrera del 47,5%6 en los últimos seis años, y el apoyo a regímenes autocráticos sitúa a Perú como el tercer país con el apoyo más alto, con un 47,5%. Estos resultados llevan a cuestionarse si es posible que la democracia peruana se sostenga en el tiempo, aun sin una ciudadanía comprometida con los principios, prácticas, procedimientos e instituciones democráticos.

Asimismo, en el caso del Perú, el estudio del LAPOP demuestra que el nivel educativo no tiene efecto sobre la mayoría de actitudes democráticas analizadas, a pesar de su evidente efecto en el análisis de actitudes democráticas para la región de América Latina (Carrión y Zárate 2010, 81, 110-113 y 153). Por ejemplo, Orcés (2008, 199 y 212) y el estudio LAPOP de 2012 (Carrión, Zárate y Seligson 2012, 114) demostraron que, en el caso del Perú, el nivel de educación no tendría efecto sobre el nivel de tolerancia política de las personas.7 Además, aunque la evidencia del estudio LAPOP 2012 -a diferencia de lo demostrado por los mismos estudios en años anteriores- mostró que avanzar en el sistema educativo formal sí tenía un impacto positivo (65-66), al revisar la información se puede notar que aparentemente el impacto se produciría en el nivel terciario y que, por el contrario, avanzar por la educación básica (el paso del nivel primario al secundario) no tendría un impacto tan claro en el desarrollo de actitudes favorables hacia la democracia. Así, como plantea Orcés en la conclusión de su estudio, en algunos contextos, en lugar de enfocarse en el nivel educativo sería importante enfocarse en la "calidad" de la educación como un posible mecanismo explicativo del apoyo a la democracia.

Al analizar estudios sobre la institucionalidad escolar peruana desde dicha perspectiva encontramos evidencia de cómo la experiencia escolar considerada como "tradicional" se caracterizaría, entre otras cosas, por la aproximación a la democracia más como un contenido dentro de un curso particular y por la fuerte restricción de la participación de los estudiantes en asuntos relevantes para la organización y gestión institucional de las escuelas. Así, estudios diversos (Stojnic 2009; Carbajo y Espino 2001; Carbajo y Serna 1999; Iguiñiz y Dueñas 1998; León y Staeheli 2001) evidencian que el espacio central que la organización escolar les brindaría a los estudiantes sería el aula, siendo su "función" principal la "adquisición de conocimientos" y de ciertos modos de comportarse, como el "silencio". Esto se reflejaría en la casi inexistencia de espacios de participación para los estudiantes que les brinden la oportunidad de opinar y tomar decisiones sobre temas relevantes. Al respecto, Guillermo Nuggent (2010) plantea que el tutelaje y el paternalismo que enmarcan nuestra sociedad se habrían enraizado en las escuelas peruanas incidiendo en que estas se organicen de tal manera que formen sujetos temerosos y desinteresados por cualquier tema público o institucional. Estas investigaciones también demuestran que la participación de los estudiantes mediante los diversos cargos o instancias reconocidos formalmente por las escuelas (brigadieres, representantes de consejos educativos, representantes de municipios, policías escolares, etcétera), en la mayoría de casos se caracteriza por su dependencia de la autoridad y por su distancia de los procesos de toma de decisiones relevantes para la vida escolar y poco representativas de las expectativas y demandas de los propios estudiantes.

Por otra parte, los hallazgos de investigaciones que han indagado sobre algunas propuestas educativas que explícitamente proponen diferenciarse del sistema educativo tradicional (Stojnic 2009; Benavides, Villarán y Cueto 1999; Kalinowski, Ruiz y Dueñas 1996) señalan que estos estudiantes demostrarían mayor adhesión a principios democráticos, en comparación con estudiantes provenientes de escuelas de corte tradicional. Estas investigaciones destacan particularmente que la decisión explícita de fomentar institucionalmente prácticas de autogobierno de los estudiantes por medio de diversas instancias de participación estudiantil (como podrían ser los consejos de aula y las asambleas escolares) tendría un efecto clave en dicha diferencia. Estas investigaciones muestran cómo en el escenario escolar tradicional, las aulas serían el principal espacio en el cual los estudiantes encontrarían reconocimiento como agentes valiosos -y solo en la dimensión académica-, y que la inexistencia de mecanismos participativos o la existencia de mecanismos que serían percibidos por los estudiantes como irrelevantes o no democráticos serían un factor influyente en su desinterés con respecto a asuntos públicos escolares o de interés común. Sin embargo, los autores destacan que la introducción explícita en la cotidianeidad escolar de estrategias en favor del desarrollo de actitudes favorables hacia la democracia tendría un impacto positivo en actitudes democráticas, como la participación y el compromiso con lo público.

Todo esto refuerza, desde la perspectiva del caso peruano, la relevancia de comprobar si es importante ampliar la perspectiva al abordar el efecto de la educación, específicamente, de la variable "nivel educativo" en otras dimensiones más enfocadas en la experiencia escolar y los procesos educativos. En el presente artículo, como se explicó líneas arriba, y partiendo de dicha evidencia, se propone analizar el efecto de la cotidianeidad escolar, concretamente de la experiencia de los estudiantes con instancias de representación y participación en la escuela, en el desarrollo de actitudes democráticas.

b. Métodos y data

El enfoque metodológico de este estudio es cuantitativo, y se estiman la relación y los efectos entre las variables con base en modelos de regresión múltiple.8 Como afirma Norris (2011a, 125), el uso de este tipo de análisis permite demostrar si un modelo particular es relevante para explicar una relación, así como para "descubrir si es que variables independientes tienen un efecto genuino sobre las variables dependientes [...] o alternativamente, si es que las aparentes diferencias de cero [en cuanto al coeficiente de las variables independientes] son aleatorias". He incluido en el análisis doce variables, que presento a continuación.

La variable dependiente "apoyo a la idea general de democracia" capta el apoyo de los estudiantes a la idea más abstracta de la democracia, particularmente al añadir dos indicadores de escala, "La democracia como el mejor sistema de gobierno a pesar de sus problemas" y "La democracia como un mejor sistema que la opción autoritaria". Esta variable busca captar el apoyo difuso de los estudiantes al régimen democrático.

La principal variable independiente es "Exposición escolar a mecanismos participativos". Esta variable capta las respuestas de los estudiantes sobre cuatro mecanismos en particular: "Consejos estudiantiles" (un órgano representativo de los estudiantes en asuntos escolares), "Asambleas de aula" (reuniones entre todos los estudiantes que pertenecen a la misma clase para discutir cualquier tema de interés común), "Delegados de aula" (representantes de cada clase de la escuela) y "Asambleas escolares" (reuniones entre estudiantes que pertenecen a diferentes clases y grados, a fin de discutir cualquier tema de interés común). Esta variable analiza no solo la existencia de tales mecanismos, sino las percepciones de los estudiantes acerca de su carácter democrático e influencia dentro de la organización de la escuela. En este sentido, la variable fue construida sobre indicadores categóricos y de escala que captaban la percepción de los estudiantes sobre el carácter de dichos mecanismos.

La variable independiente secundaria, formada por dos indicadores de escala, es "Exposición escolar a contenidos democráticos", como un índice que capta las percepciones de los estudiantes sobre su propia exposición a este tipo de contenidos dentro de la escuela y la regularidad bajo la cual los estudiantes fueron expuestos a tales contenidos (mediante actividades extracurriculares, cursos específicos, áreas del currículo o como un contenido transversal). Se incluyó esta variable dentro del análisis, en primer lugar, debido al deseo de examinar el efecto comparado de los mecanismos participativos mientras se controla tal dimensión, y, en segundo lugar, porque ambos recursos pueden ser considerados complementarios en el proceso de promoción de actitudes democráticas dentro de la experiencia escolar.

Las variables de control que incluí tras la revisión bibliográfica son nueve, y todas estuvieron basadas en indicadores de escala -salvo sexo, que es una variable dicotómica, donde 0 representa masculino y 1 femenino- y pueden agruparse en tres categorías. El primer grupo es sociodemográfico e incluye tres variables: sexo, estatus económico y tipo de escuela a la que los estudiantes asistieron. El segundo grupo mide la influencia familiar por medio de tres variables: el grado de instrucción de los padres, el involucramiento de los padres en organizaciones sociales o políticas y la discusión de asuntos políticos dentro del ambiente familiar. El tercer grupo incluye tres variables referidas a orientaciones políticas de los estudiantes: la primera es interés político (construido sobre dos indicadores: cuán importante los estudiantes consideraban que era la política en sus vidas, y la frecuencia con la que se informan sobre la misma); la segunda es eficacia interna9 (construida sobre dos indicadores: la percepción de las personas sobre su posible participación futura en asuntos políticos, y si consideran que son ciudadanos influyentes sobre su propio sistema de gobierno), y la tercera ilustra el apoyo a un principio fundamental de la democracia (Carrión, Zárate y Seligson 2010): tolerancia política; esta señala el apoyo al ideal de igualdad en cuanto a derechos políticos; esta variable está formada por un indicador de escala, "actitudes hacia el derecho de todos a la protesta", y por un indicador categórico, "derecho de todos de participar en procesos electorales". Incluí esta variable dadas las evidencias con respecto al efecto que esta actitud tendría sobre las percepciones con respecto a la noción general de la democracia. Es importante mencionar que la mayoría de variables fueron transformadas a fin de ser variables de escala codificadas desde 0, como el mínimo valor posible (por ejemplo, nulo apoyo a la idea general de la democracia), hasta 1, como el máximo valor posible (por ejemplo, apoyo total a la idea general de democracia). Asimismo, aunque cada una de las variables independientes y dependientes fue concebida desde una perspectiva teórica, antes de incluirlas en el análisis se comprobó (mediante correlaciones y análisis factorial) si la decisión de consolidar los indicadores dentro de cada variable era consistente estadísticamente.

La recolección de la data fue realizada mediante una encuesta de elaboración propia. Para la elaboración de la misma, por un lado, se aprovecharon algunos indicadores recurrentemente utilizados en investigaciones cuantitativas sobre actitudes políticas y sobre educación cívica y ciudadana,10 los cuales adapté según el contexto de estudio. Por otro lado, se usaron indicadores de elaboración propia, concretamente para captar la experiencia escolar desde la percepción de los encuestados. Se eligió formular indicadores propios, al considerar que el efecto de los mecanismos participativos dentro de la escuela sobre las actitudes democráticas no ha sido analizado de la manera propuesta desde un enfoque cuantitativo.

La encuesta fue aplicada a un grupo de estudiantes que cursaban su primer semestre en una universidad ubicada en la capital, Lima. Dicha opción respondió a dos razones concretas. La primera es que la universidad seleccionada es reconocida por su opción institucional para promover la apertura de la experiencia universitaria de calidad a estudiantes provenientes de diversos contextos socioeconómicos. Así, a pesar de que el grupo seleccionado no cubre todas las posibles escisiones de tipo social, cultural, étnico, de residencia geográfica, etcétera, que caracterizan la realidad social peruana, como demuestran los datos descriptivos del grupo -que se presentan líneas abajo-, al menos se tendría la posibilidad de aproximarnos, desde una perspectiva cuantitativa, a recoger las opiniones de un grupo proveniente de experiencias escolares y contextos socioeconómicos distintos. Así, ante la dificultad de acceder a estudiantes de diversos contextos en el cierre de su etapa escolar, al aproximarme a estudiantes en su primer semestre de estudios universitarios se pudo acceder a una muestra con cierto grado de diversidad y, a la vez, controlada por el posible efecto de socialización política que la educación terciaria pudiese tener.

En segundo lugar, escogí una muestra de estudiantes de dicha universidad por haber sido categorizada en 2011 como una de las tres universidades peruanas más importantes, según un ranking internacional,11 y como la universidad peruana más importante12 en 2010 y 2011. Optar por dicho criterio de selección respondió al reconocimiento de la importancia de identificar las orientaciones políticas hacia la democracia de un grupo que tiene una oportunidad muy importante de acceder a posiciones social y políticamente influyentes en el futuro.13 Diversas investigaciones destacan el rol preponderante de las clases dirigentes de un país en el proceso de consolidación de la democracia como sistema político. Además de subrayar la importancia de que la ciudadanía se apropie de actitudes afines a la democracia, se realza que en democracias en proceso de consolidación sería fundamental que los grupos con mayor poder de incidencia pública dejen atrás rasgos autoritarios y se comprometan con los principios, instituciones y prácticas democráticos, ya que lo contrario sería un factor influyente en los retrocesos democráticos (Diamond 1999; Rose, Mishler y Haerpfer 1998; Hagopian, Mainwaring 2001).

La muestra en la que se enfocó el estudio surgió de los aproximadamente 1300 estudiantes que empezaron su primer ciclo universitario en marzo de 2012 en la universidad seleccionada. La muestra fue delimitada asegurando que hubiese una gran diversidad de tipos de escuelas dentro de la misma, a fin de garantizar una distribución equitativa acorde a sexo y tener una distribución congruente de estudiantes en cuanto a nivel económico. Utilizando estos criterios, se eligió una materia cursada por aproximadamente 900 del total de nuevos estudiantes, y de dicho grupo se seleccionaron seis clases a las cuales aplicar la encuesta.

La muestra final fue de 362 estudiantes, y de ese grupo, 304 (aproximadamente 84%) completaron la encuesta. Dicho grupo presenta las siguientes características sociodemográficas: 90% nació entre 1994 y 1996; 59% era de sexo femenino; 33% provenía de familias de ingresos bajos a medio-bajos; 31% de familias de ingreso medio y 36% de familias de ingreso medio-alto a alto; 11% provenían de escuelas públicas, 42% de escuelas privadas laicas y 46% de privadas religiosas14, y 75% señaló que ambos padres contaban con educación superior concluida; 17%, con educación superior inconclusa, y 5%, con educación secundaria completa.

Que el estudio se haya enfocado en una población particular que no cubre todo el espectro de escisiones sociales, económicas y culturales -por ejemplo, es una muestra principalmente urbana- hace imposible trazar conclusiones generales para toda la población peruana que se ha graduado recientemente de la escuela secundaria; aun menos si se consideran los altos niveles de desigualdad en Perú, que hacen que solo sea posible que un porcentaje muy bajo de tal población acceda a una educación universitaria. Sin embargo, considero que los hallazgos que puedan surgir de la recolección de data con dicho grupo pueden otorgar cierto nivel de comprensión acerca de un grupo particular de la población peruana que probablemente en años venideros asuma roles y ocupe cargos de relevancia en asuntos sociales, políticos, económicos y culturales.

3. Resultados

Antes de presentar los principales hallazgos en cuanto al efecto de la experiencia escolar sobre ambas variables dependientes, se presentan algunas medidas descriptivas acerca de las dos variables dependientes utilizadas. La data muestra que la población indica un apoyo significativamente menor en promedio a la tolerancia política (0,45), como principio básico de la democracia, que a la idea general de la democracia (0,69), lo cual es consistente con la data recopilada en los últimos años por el LAPOP. Asimismo, al diferenciar la disposición de los encuestados hacia la actitud analizada, usando algunas de las variables sociodemográficas seleccionadas, se evidencian algunas diferencias significativas, como lo demuestra la tabla 1.

a. El efecto de la experiencia escolar sobre el apoyo a la idea general de democracia

A continuación se presentan los resultados de los tres modelos de regresión a través de los cuales analicé el efecto de las variables independientes seleccionadas sobre el apoyo a la democracia como mejor sistema político. El primer modelo incluye las variables independientes (exposición a contenidos democráticos y exposición a mecanismos participativos), todas las variables de control pertenecientes a los grupos sociodemográficos y familiares, y las variables de interés político y de eficacia interna. Decidí no incluir la variable sobre el apoyo al principio de tolerancia política por el interés de analizar si habría un cambio en el efecto de ambas variables independientes cuando esta fuese incluida. En el segundo modelo se analiza el apoyo a la idea general de democracia controlando todas las variables incluidas en el primer modelo, y adicionalmente controlando el apoyo al principio de tolerancia política. El tercer modelo analiza el efecto de la existencia de los mecanismos de participación estudiantil pero sin tomar en consideración sus características en cuanto a organización, funcionamiento e influencia, a fin de probar si la mera existencia de dichos mecanismos podría afectar el apoyo de los estudiantes a la democracia.

Los resultados de los tres modelos son presentados en la tabla 2, donde se da particular importancia a los coeficientes que "representan los efectos de cada variable explicativa, al controlar todas las variables explicativas en el modelo" (Rabe-Hesketh y Everitt 2003, 57).

El primer modelo demuestra que hay cuatro variables que tienen un efecto estadísticamente significativo sobre el apoyo de los estudiantes a la idea general de democracia. Tres de ellas tienen un efecto positivo claro, y una tiene un efecto negativo. Pertenecer a un nivel económico más alto, tener una exposición regular a contenidos democráticos y ser expuesto a mecanismos participativos democráticos e influyentes tienen un efecto positivo sobre el apoyo de los estudiantes a la democracia como mejor sistema político. Asimismo, haber asistido a una escuela privada y no religiosa tiene un efecto negativo un poco menor. Sin embargo, entre las cuatro variables, la que tiene el efecto más importante (b = 0,25), y la única que es significativa a un nivel de 95%, al controlar el resto de variables, es la percepción de los estudiantes de haber sido expuestos a mecanismos participativos democráticos e influyentes en la cotidianeidad escolar. Esto confirma la intuición inicial acerca de la función de la experiencia escolar en el apoyo democrático, y así, los resultados demuestran que esta dimensión tiene un efecto más fuerte que las dos variables que han sido vistas por la literatura como bastante influyentes: nivel económico y exposición a contenidos democráticos.

Sin embargo, como ya se mencionó, se buscó controlar el efecto del apoyo a la tolerancia política, a fin de poder observar si el efecto previamente observado se mantiene. El modelo 2 demuestra claramente que mayores niveles de "tolerancia política" por parte de los estudiantes tienen un efecto positivo sobre el nivel de apoyo de los estudiantes a la idea general de democracia (b = 0,14). El resultado demuestra que al intentar explicar el apoyo democrático es muy importante tomar en consideración las actitudes de los estudiantes hacia los valores y las normas subyacentes al sistema democrático. Sin embargo, los resultados del modelo también confirman de modo claro el efecto de una de nuestras principales variables independientes. Aun al controlar el apoyo de los estudiantes con respecto a dicha actitud, la exposición de los estudiantes a mecanismos participativos dentro de la escuela se mantiene como el efecto más fuerte y estadísticamente significativo (b = 0,25). Sin embargo, en cuanto a la segunda variable independiente, el segundo modelo nos demuestra que la exposición de los estudiantes a contenidos democráticos disminuye su efecto estadística y sustantivamente.

Por último, el tercer modelo brinda suficientes evidencias para sostener la hipótesis de que promover mecanismos participativos que tienen un carácter democrático e influyente tiene un efecto más fuerte sobre el apoyo de los estudiantes a la idea general de democracia. Cuando ya no se hace referencia a su carácter democrático y se pasa a analizar su mera existencia, los mecanismos participativos dentro de la escuela dejan de ser influyentes sobre el apoyo a la idea general de democracia, mientras que la exposición de los estudiantes a contenidos democráticos en cualquier formato como parte de su experiencia escolar se convierte en el otro único factor estadísticamente influyente, además del apoyo de los estudiantes al principio de tolerancia política (con un coeficiente de 0,15).

Discusión y Comentarios finales

La literatura previamente revisada destaca que la socialización política temprana puede ser vista como una dimensión formativa clave para las actitudes democráticas. Partiendo de dicha noción teórica, se planteó el análisis del rol de las escuelas en dicho proceso, no solo evaluando la inclusión de contenidos democráticos en el currículo escolar, sino enfocándose en la consideración de los estudiantes con respecto a la existencia y el carácter democrático e influyente de los mecanismos participativos en sus escuelas.

En 1963, Almond y Verba (1989, 365-366) demostraron empíricamente que la promoción de una cultura democrática necesitaba ser considerada como igual de importante que otras medidas de desarrollo democrático, tales como "la creación de una serie formal de instituciones gubernamentales democráticas y la redacción de una constitución". Los autores desarrollaron dicho argumento a través de la tesis que se ha sostenido de manera constante en las últimas cinco décadas, tanto normativa como empíricamente, que "a menos que la cultura política logre sostener el sistema democrático, las posibilidades de dicho sistema para sostenerse en el tiempo son escasas". Lo que sucedió en Perú en 1992 -la instalación de un régimen autoritario con más de 75% de apoyo popular- fue un claro ejemplo práctico de la amenaza que cualquier democracia, pero particularmente las "nuevas", enfrenta cuando no ha logrado garantizar entre la ciudadanía la expansión de una cultura política congruente con los principios e ideales de la democracia.

En ese sentido, es muy importante, tanto desde el ámbito académico como para los creadores de políticas públicas, entender qué factores podrían ejercer mayor influencia sobre la promoción de actitudes políticas democráticas. Muchos investigadores han enfatizado múltiples factores explicativos, entre los cuales el nivel de educación alcanzado de manera individual ha sido resaltado como un factor crucial que permite predecir niveles más altos de apoyo a la democracia. A pesar de la importancia de dicha variable -así como de otras que provienen de perspectivas modernistas e institucionales-, en este artículo se ha intentado demostrar el efecto que podrían tener las experiencias escolares de las personas, en cuanto a su exposición a mecanismos participativos democráticos, sobre sus actitudes hacia la idea general de democracia.

Se eligió el caso peruano tanto por su historia posterior de lucha constante en busca de consolidar su sistema democrático como por ser uno de los pocos casos en la región de América Latina en los que no se ha probado que el nivel educativo influya sobre los niveles de apoyo a la democracia como sistema político. A partir de la recolección de información con una muestra de estudiantes que terminaron la escuela secundaria poco antes del desarrollo del estudio, se buscó validar la hipótesis que se planteaba: verse más expuesto a una experiencia escolar democrática y, particularmente, a mecanismos de participación estudiantil democráticos e influyentes en la gestión escolar tiene un efecto sobre las actitudes democráticas.

Un aspecto importante por señalar es que el grupo seleccionado al que se le aplicó la encuesta, si bien demostró cierto grado de diversidad con respecto a su situación económica, experiencia familiar y ciertos aspectos de su experiencia escolar, no es necesariamente representativo de otro tipo de escisiones que, en interacción con la acción de la escuela, podrían ejercer efectos importantes en el desarrollo de actitudes políticas. Así, por ejemplo, estudios como los conducidos por Epstein (1971 y 2006) evidencian que las escuelas pueden convertirse en vehículos de desplazamiento de culturas no hegemónicas -encubiertos en procesos de "cohesión" nacional- y podrían terminar provocando resentimiento y rechazo hacia el sistema político. En tal sentido, es importante reconocer que los hallazgos presentados no abarcan de ninguna manera el efecto de la experiencia escolar en el desarrollo de actitudes políticas, y que sería interesante considerar la interacción de dicha dimensión con otro tipo de factores contextuales. Ahora bien, pese a esta aclaración y a que solo se ha puesto atención a un aspecto de la organización escolar, consideramos que los resultados pueden ser vistos como indicios interesantes que señalan un posible patrón explicativo del efecto de la experiencia escolar en el desarrollo de actitudes favorables hacia la democracia.

Los resultados demostraron que la percepción de los estudiantes sobre la existencia de mecanismos participativos como recursos regulares dentro de la organización escolar, como consejos estudiantiles o asambleas escolares, sería un factor explicativo importante de su apoyo a la noción de que la democracia sería la mejor forma de gobierno o sistema político. Más aún, los resultados evidenciaron que la simple existencia de tales mecanismos no tendría un efecto sobre el desarrollo de dichas actitudes y que, por el contrario, como lo indican los hallazgos de Finkel y Ernst (2005, 352) y Stojnic (2009, 157), el hecho de que se considere que estos mecanismos pudieran tener un carácter democrático e influyente fue un factor explicativo aun más fuerte. En ese sentido, este artículo aporta evidencia que podría sustentar esfuerzos posteriores para ampliar la investigación cuantitativa en el campo de las actitudes políticas, más allá del efecto de la variable "nivel educativo", y la aproximación a contenidos sobre democracia en el aula, al poner énfasis particular en cómo la organización escolar podría convertirse en un factor explicativo del apoyo a la democracia en sus diferentes dimensiones.

En términos más prácticos, estamos de acuerdo con Finkel y Smith y con Wing y Wai cuando afirman que, en los casos de transición democrática o de sistemas democráticos no tan consolidados que se enfrentan a obstáculos constantemente -como sería el caso peruano-, la educación y, particularmente, los procesos educativos dentro de la escuela pueden convertirse en "el medio directo más prometedor para promover las orientaciones democráticas" (Finkel y Smith 2011, 418), al proveer y promover "oportunidades políticamente empoderadoras para los estudiantes, a fin de cultivarlos como ciudadanos activamente partícipes del ‘aquí y el ahora’ dentro de la comunidad escolar" (Wing y Wai 2009, 31). Para hacerlo, es importante que las escuelas, por un lado, sean entendidas como comunidades políticas que promueven conscientemente (en los términos de Amy Gutmann) la aspiración democrática, y, por otro, como comunidades donde los estudiantes puedan encontrar el espacio y los incentivos para participar y desarrollar su lealtad y compromiso con la democracia, sus principios, ideales y prácticas.

Las escuelas son el primer escenario en el cual las personas se relacionan con un marco de acción e interacción de corte público, el cual, más allá del efecto de los contenidos curriculares, ejercería influencia en la socialización política de los estudiantes a través de las estructuras de organización y cotidianeidad institucional que estos afrontan regularmente (Stojnic 2009). En este sentido, analizar la cotidianeidad escolar podría ayudar a confrontar -en casos como el peruano- la paradoja de fomentar un discurso favorable a la educación democrática en contextos escolares en donde todavía, en la práctica, se acercarían más a formas de corte autoritario (Palacios 1998, 121).

Considero que los hallazgos presentados brindan pistas que pueden aportar para seguir indagando sobre los efectos de la experiencia escolar en el desarrollo de actitudes políticas favorables, o no, hacia la democracia. En tal sentido, propongo tres aspectos que a futuro podría ser interesante abordar. En primer lugar, aprovechar el uso de datos longitudinales que permitan medir la influencia de la experiencia escolar a lo largo del tiempo. En segundo lugar, incorporar en el análisis otras actitudes políticas -como las percepciones sobre el desempeño del gobierno- consideradas en la literatura como importantes. Por último, reconociendo que el marco propuesto por Easton entiende la disposición de los ciudadanos hacia la democracia desde una perspectiva amplia y multidimensional, sería importante investigar el efecto que tendría la experiencia escolar con respecto al desarrollo de actitudes favorables hacia principios fundamentalmente intrínsecos a la noción. Debido al peso relativo que estas tienen con respecto a la valoración de la democracia como mejor sistema político -como sucede con la tolerancia política-, indagar sobre las mismas permitiría analizar de modo más exhaustivo el nivel de apoyo y legitimidad ofrecido por los estudiantes al sistema político en su conjunto.


Comentarios

* Este artículo fue elaborado con base en el trabajo de investigación para la tesis "School Experience Effect on Democratic Attitudes: The Peruvian Case", aprobada en junio de 2012 para optar al título de magíster en Investigación en Ciencia Política por la Universidad Pompeu Fabra (España). El artículo no contó con ninguna financiación.

1 Dedico este artículo a Clau por su confianza, su apoyo y sus sonrisas incondicionales y agradezco al profesor Romain Lachat, de la UPF, por su confianza y guía en el proceso de investigación.

2 Autores clásicos tales como Tocqueville, Montesquieu y Rousseau (Hadenius 2001, 4) han argumentado que la democracia depende fuertemente de la calidad de las "personas como ciudadanas". Asimismo, autores contemporáneos tales como Callan (1997, 3) y Mouffe (1999, 16-17) han defendido la importancia de desarrollar una serie particular de actitudes y compromisos respecto a los "principios de la democracia moderna", a fin de poder desarrollar una fuerte noción de ciudadanía.

3 Es posible identificar elementos de encuentro entre los planteamientos de Easton y la propuesta de "cultura política" desarrollada por Almond y Verba para analizar el comportamiento político. Dicha noción es definida por los autores como "específicamente, orientaciones políticas, actitudes hacia el sistema político y sus diversos componentes" (1989, 12), e identifican particularmente tres categorías de orientación ciudadana: la orientación cognitiva (conocimiento y creencias acerca del sistema político), la orientación afectiva (sentimientos acerca del sistema político) y la orientación evaluativa (el juicio y las opiniones sobre distintos objetos políticos).

4 International Civic and Citizenship Education Study (ICCS). El estudio se enfoca en seis países: Chile, Colombia, República Dominicana, Guatemala, México y Paraguay.

5Así mismo, el informe plantea que otros factores de influencia serían un mayor estatus socioeconómico y un mayor interés de los padres por la política.

6 El estudio LAPOP 2012 incluso evidenció que este porcentaje se había reducido a 43,8% (2012, 112).

7 Actitud considerada fundamental para la sostenibilidad democrática, en la medida que ilustra el reconocimiento de las personas de que todos sin distinción deberíamos contar con los mismos derechos políticos.

8 Ordinary Least Squares (OLS) regressions.

9 Esta variable es entendida como la imagen propia que las personas tienen sobre el ser un actor influyente en su entorno, y ha sido principalmente abordada por cuanto afecta los niveles de participación política (ver Norris 2011b).

10 Usé indicadores utilizados y propuestos en diferentes estudios, tales como World Value Survey, LAPOP (2008 y 2010), Diamond (1999), Dalton (2004), Sarris (2012), Schulz, Ainley, Friedman y Lietz (2009) y Norris (2011).

11 Ver http://www.scimagoir.com/pdf/ranking_iberoamericano_2011.pdf

12 Ver http://rankings.americaeconomia.com/2011/mejores-universidades-peru/ranking.php

13 En Perú, aproximadamente 1,9% de la población tiene la oportunidad de acceder a una educación terciaria de calidad. Este porcentaje se calculó contrastando los datos recopilados por Gustavo Yamada (2007) con la información del censo nacional peruano de 2007.

14 En Perú, aproximadamente 30% de la población estudia en escuelas privadas; sin embargo, los números se invierten con respecto al acceso a la educación universitaria, a la que acceden mayoritariamente estudiantes provenientes de escuelas privadas. Además, a diferencia de lo que puede suceder en otras latitudes, el acceso a la escuela privada en el Perú urbano no está restringido a la población de más altos ingresos, sino que existe una oferta de escuelas privadas accesibles a población de distintos niveles de ingreso.


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RECIBIDO: 27 de mayo 2014 APROBADO: 10 de febrero de 2015 MODIFICADO: 8 de mayo de 2015