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Papel Politico

versión impresa ISSN 0122-4409

Pap.polit. v.13 n.2 Bogotá jul./dic. 2008

 

Recensión del libro Nacimiento de la biopolítica*

Book Review The Birth of Biopolitics

Daniel Toscano López**

*Foucault, M. (2007). Nacimiento de la biopolítica. (1a ed. en español). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 401 pp.

**Licenciado en Filosofía, magíster en Estudios Políticos de la Pontificia Universidad Javeriana; magíster en Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana. Correo electrónico: dantoslopez@ hotmail.com.


Aunque Nacimiento de la biopolítica es el fruto de los cursos impartidos por Michel Foucault entre enero y abril de 1979, sus aportes son de capital importancia y están vigentes, de cara a descifrar lo que este autor denomina “crisis del dispositivo de gubernamentalidad”. A manera de visión de conjunto, la utilidad que reporta la lectura de dicho texto comporta cuatro aspectos: en primer lugar, la originalidad en el planteamiento del problema y en la tesis que esboza; en segundo lugar, el punto de vista del método de investigación que allí se propone y de la forma como afina los conceptos; en tercer lugar, el talante crítico de su investigación; finalmente, y en cuarto lugar, la riqueza en la caracterización, tanto de las notas que constituyen el arte liberal de gobernar, como de las formas histórico-políticas que adopta esa gubernamentalidad liberal: el ordoliberalismo alemán y el neoliberalismo norteamericano.

Este año se conmemoran los cuarenta años de mayo de 1968 y, precisamente, tal hito de la historia contemporánea obrará en las investigaciones de Michel Foucault, filósofo francés, un giro radical de perspectiva. Desde ese momento, particularmente, en 1971, cuando es elegido en el Collège de France como titular de la cátedra Historia de los Sistemas de Pensamiento, su periplo intelectual se desplaza de un campo marcadamente epistemológico, que interroga por el análisis de los discursos, a otro político, cuyo horizonte de reflexión es el ejercicio del poder.

En este orden de ideas, en Nacimiento de la biopolítica se continúa desarrollando esta veta de estudio, es decir, el poder sobre la vida (biopoder), como intensificación del programa de racionalización de la sociedad por parte del neoliberalismo (Vitalpolitik). Si bien es cierto que el asunto del poder sobre la vida está a la orden del día como problema contemporáneo, también lo es, como lo plantea François Ewald en un artículo publicado en el Critical Assessment, “la objetivación biológica del hombre y de su entorno como nota característica de la modernidad”.

Nacimiento de la biopolítica está estructurado en doce cursos. De igual forma, el autor presenta un resumen final en el que traza el itinerario que ha acometido, de tal manera que aclara, eslabón por eslabón, el entramado de su cadena argumentativa. El lector sabrá advertir que es mejor resistir a la tentación de comenzar por el final, evitando la precipitación en la que caen algunos apasionados de novelas detectivescas que, con deseo incontenible, saltan a la última página para desentrañar la verdad de la trama; sin embargo, el efecto es, a todas luces, contraproducente, porque al aferrarse a un resultado, prescindiendo del proceso que lo originó, nos encontramos frente a una cáscara vacía.

Por lo anterior, lo mejor es recorrer paso a paso el extenso contenido del libro, en donde se podrá asistir a un laboratorio de investigación, como consecuencia de un diálogo de erudición entre el mismo Foucault y otros autores. En este escenario, el utillaje o herramientas de trabajo lo constituirán los conceptos que, antes que arrojarlos sobre los fenómenos de los que se ocupa, los pasa por la criba de su pensamiento crítico para afinarlos con meticulosidad. En filigrana, el autor mostrará los desplazamientos y rectificaciones que el mismo neoliberalismo ha efectuado a la doctrina tradicional liberal con el fin de robustecer su ejercicio de gobierno sobre la población.

Hacia el final del primer curso, el problema que plantea el pensador francés consiste en estudiar las prácticas asociadas con el arte liberal de gobernar, que articuladas con un “régimen de verdad”, pudieron hacer que existiera lo que antes era impensable: el “liberalismo clásico”, que, después de su formación original, dará lugar al neoliberalismo norteamericano y al ordoliberalismo alemán. De estos dos, surgirá la proliferación del modelo empresa, que pretende marcar con sus ritmos los asuntos más sublimes y triviales de nuestra sociedad. De allí que la tesis del autor subraye que el liberalismo es “rejilla de inteligibilidad” de la biopolítica; es decir, que aquel, entendido como práctica o “principio y método de racionalización del ejercicio del gobierno”, es condición de posibilidad de esta.

Por práctica ha de entenderse no solo lo que hacen las personas, de lo cual no siempre son conscientes, porque pocas veces se las conceptualiza, sino lo que Habermas subraya en Discurso filosófico de la Modernidad, al referirse a Foucault: “regulaciones de las formas de acción, y costumbres consolidadas institucionalmente, condensadas ritualmente, y a menudo materializadas en formas arquitectónicas”. El autor de esta reflexión, lejos de acometer una historia de la ideología liberal o de estudiar el liberalismo asociado a una teoría, lo investiga en términos de una práctica o “manera de actuar”, así como las condiciones que hicieron posible la aparición del mercado, en el siglo XVIII, como lugar de “veridicción” o lugar de verdad.

La investigación emprendida, no solo está salpicada de nociones fundamentales a la filosofía política, como por ejemplo, el Estado, la razón de Estado, la gubernamentalidad, la soberanía, la sociedad civil y el neoliberalismo, entre otras, sino que también entraña la fuerte crítica asestada por Foucault a la manera como tradicionalmente se han abordado esos conceptos; esto es, decir al modo de esencias o universales, cuando se trata, más bien, de fetiches abstractos. Es por esto que el autor irá lanza en ristre contra el historicismo, al que antepondrá un nominalismo histórico, adoptado del historiador Paul Veyne. Con esta opción metodológica, Foucault evoca la antigua discusión medieval acerca del estatuto ontológico de los universales, de la que Guillermo de Ockham saldrá victorioso.

El pensamiento crítico desplegado por el filósofo francés en el curso de 1979 queda expresado en lo que Salma Tanus Muchail, en su libro Foucault, Simplemente, puso de relieve: “pensar diferente de lo que se piensa y percibir diferente de lo que se ve”. En esta frase existen unas implicaciones de su modo de investigación, por cuanto ya no se trata de pensar los grandes relatos, el Estado, el progreso, el mercado, la naturaleza humana, el liberalismo, entre otros, como esencias a las que se les rinda culto, sino dentro de un cálculo de tácticas y estrategias de poder que devienen y se construyen a posteriori. Cuando aborda el estudio de la biopolítica, elabora un modo de hacer filosofía vinculado al campo político, en el que propone el ejercicio del martillo, con el fin de romper con lo dado.

En este orden de ideas, lo dado es la solidificación o cristalización de objetos de estudio como el mercado, la razón de Estado, la gubernamentalidad, la sociedad civil o el neoliberalismo que, bajo una mirada totalizante (macro conciencia) e histórica, dota a estos elementos de sentido propio. Parece, entonces, que estos fenómenos fueran datos históricos y naturales como si se trataran de realidades autoconsistentes, con vida propia; sin embargo, el camino seguido por Foucault es el de dejar a un lado estos universales antropológicos para referirse a la práctica gubernamental que los engendra. Dichas prácticas son el neoliberalismo norteamericano y el ordoliberalismo.

En sentido general, el estudio del arte liberal de gobernar es realmente una continuación de su investigación del año anterior, recogida bajo el título del libro Seguridad, territorio, población. Lo que pretendía en esa obra era el análisis histórico de una gubernamentalidad política ligada a la razón de Estado que, al desplazar a las viejas instituciones monárquicas, procura afirmar y aumentar el poder del Estado teniendo por objeto la población, por saber estratégico la economía política y por herramienta técnica los dispositivos de seguridad. En sentido estricto, y por esto no se puede afirmar redondamente que la lectura de Nacimiento de la biopolítica exija de lecturas para su comprensión, como la de la obra mencionada, la investigación de la gubernamentalidad liberal conlleva al estudio de los desplazamientos en la doctrina liberal tradicional que resonarán en las versiones contemporáneas del liberalismo, a saber el ordoliberalismo alemán y el neoliberalismo norteamericano, cuyas prácticas gubernamentales llevarán a la formulación del problema de la biopolítica.

En Nacimiento de la biopolítica existe una clara preocupación por parte de Foucault, nunca antes vista en su obra, por el estudio de estas dos corrientes neoliberales del siglo XX, el ordoliberalismo alemán y el neoliberalismo de la Escuela de Chicago. Tal es la riqueza descriptiva y analítica con la que encara estas corrientes, que a estas dedica cinco y tres clases respectivamente.

Lo que era en una nutrida y pormenorizada explicación de las variantes contemporáneas del liberalismo clásico, termina por ser una introducción a la biopolítica. No obstante, ese carácter discontinuo y difuso de su pensamiento, lejos de ser un defecto o desventaja hace parte del derrotero metodológico emprendido por Foucault, toda vez que evita la tentación de caer en la trampa de un discurso monolítico, continuo, universal y unitario. Por esto, la imagen que mejor retrata la particularidad de su investigación, y que subraya en estos cursos de 1979, es paradójica: “soy como el cangrejo, me muevo lateralmente”.

Ahora bien, a paso de cangrejo, el autor pasará por el estudio del liberalismo clásico, de las continuas revisiones de sus prácticas, hasta el análisis de las prácticas gubernamentales liberales que ponen de relieve la actual crisis del “dispositivo de gubernamentalidad”. En último término, Foucault investiga el desarrollo de una razón gubernamental-neoliberal, cuyo propósito es el de una Vitalpolitik o política sobre la vida, que tiene por correlato la generalización del modelo empresa, lo que hace de la multiplicación del modelo económico al individuo, su propiedad privada y familia el modelo por excelencia de las relaciones sociales.

Lo que hoy en día se inscribe dentro de la realidad como “racionalización del ejercicio de gobierno” es el neoliberalismo, el cual se ha erigido desde sus dos versiones contemporáneas: el ordoneoliberalismo alemán y el neoliberalismo norteamericano. En el primer caso, entre sus abanderados se cuentan Walter Eucken, Franz Böhm, Müller- Armack, Wilhelm Röpke, Rüstow y Von Hayek, quien se adhiere a Mises, inspirador del neoliberalismo norteamericano. Estos autores configurarán la denominada Escuela de Friburgo, cuyo objetivo fundamental no es la de proponer una nueva racionalidad social, a la manera en que la Escuela de Francfort aborda el problema de la lógica contradictoria del capitalismo, sino, precisamente, redefiniendo la racionalidad económica.

El ordoneoliberalismo es, en último término, una práctica gubernamental que se plantea el problema de dar existencia a un Estado a partir de la libertad económica, pues, como antecedente importante, lo que los ordoliberales extraerán para generar desplazamientos en la “doctrina liberal tradicional” es la oposición al nazismo, porque este, en virtud de “la tecnificación de la gestión estatal”, ocasiona la decadencia del Estado Alemán. Para Los ordoliberales no se trata de poner límite a los efectos funestos del Estado, sino de “proponer la libertad de mercado como principio organizador y regulador del Estado”. Con esto, lo que se plantea es que la economía de mercado reforma al Estado, pero no situándose en la formula del siglo XVIII del laissez-faire, sino la de una vigilancia e intervención permanente; intervenciones que según Eucken se dividen en acciones reguladoras y ordenadoras.

Para los ordoliberales, la intervención ha de hacerse sobre la sociedad misma, no sobre los efectos del mercado. Con ello, pretenden desactivar la crítica y el reproche al liberalismo clásico de abandono de lo social o de atención a este asunto mediante políticas asistenciales. Un segundo desplazamiento es que el arte neoliberal de gobernar generará un homo oeconomicus, entendido este, no como el hombre del intercambio ni consumidor, sino como el hombre de empresa, que produce. En consecuencia, el ideario ordoliberal ya no es el de modelar una sociedad de masas, que marche al compás de la lógica mercantil, sino el de“multiplicar la forma empresa”.

Acto seguido, Foucault, después de explayarse en el ordoliberalismo da curso a la explicación de la difusión del modelo neoliberal tanto en Francia como en Estados Unidos. Poniendo de relieve que en el caso del primero, el clima en que se hizo entrañó dificultades, tales como el que los actores de su difusión fueron los administradores del Estado, de tal suerte que esta difusión fue mucho más lenta. Con respecto al segundo, los protagonistas no son las autoridades oficiales, sino que su irrupción es por un “movimiento de oposición política de masas”. Dentro de las notas características de ese neoliberalismo norteamericano se cuentan: la teoría del capital humano y el problema del análisis de la criminalidad y la delincuencia. Ahora bien, para Foucault existen diferencias “macizas” entre el neoliberalismo europeo y el norteamericano, en donde mientras para el primero el liberalismo es una técnica de la acción gubernamental, para el caso del segundo es una “forma de ser y pensar”.

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