Introducción
Los cambios generados en la estructura de las sociedades por cuenta de las relaciones cada vez más interdependientes y los avances tecnológicos han generado un interés de los individuos por el acceso a comunidades de conocimiento; por esta razón, la oferta de servicios educativos y la formación avanzada juegan un papel fundamental en la actualidad (Acosta, 2013; Gerstenblüth, Melgar & Rossi, 2013; Castells, 2004).
De esta manera, la educación se ha consolidado como estrategia que promueve el desarrollo del conocimiento y la formación de las comunidades, y la formación avanzada, como el medio para incrementar el capital intelectual de las sociedades, lo que estimula la competitividad de las naciones en el actual escenario de una colectividad fundada en el conocimiento (Silas, 2012).
Esta dinámica adquiere una mayor importancia en contextos de naciones cuyos procesos de crecimiento económico y desarrollo humano no han sido tan acelerados respecto a otras. Diversos estudios han desvelado que las desigualdades sociales permean el funcionamiento de los sistemas educativos, y variables como el origen socioeconómico de los individuos determinan su acceso y permanencia en el sistema (De Vries, Vásquez & Ríos, 2013). Aun así, la globalización ha llevado a que las personas busquen permanentemente alternativas para acceder al conocimiento y hacer frente a las exigencias del mercado, en este sentido, la revolución tecnológica, sin dudas, ha desempeñado un papel crucial (Rivera, Guitert & Alonso, 2013).
Por lo anterior, describir cuáles son las motivaciones que tienen las personas para llevar a cabo estudios de ciclo profesional y pos-gradual son cada vez más relevantes. Para hacerlo, se analizará el caso de la ciudad de Medellín (Colombia), considerada en 2013 como la ciudad más innovadora del mundo según New York Times, Citi y el Urban Institute, por sus procesos de transformación social y urbana, y que además ha hecho una apuesta importante por consolidarse como cluster de innovación y conocimiento en América Latina.
Revisión de literatura
En la actualidad se conocen dos tipos de formación avanzada: la educación continua, o superación profesional; y la educación formal o académica. La primera se fundamenta en un sistema de aprendizaje y consolidación como expresión de la creación. Para estos fines las Instituciones de Educación Superior - IES - ofertan cursos, talleres, diplomados, seminarios, conferencias y debates. La segunda exige un grado de aprendizaje mayor, regulado en el ámbito nacional (Decreto 1295 de 2010), y enfocado en la creación o producción de conocimientos intelectuales. En este ámbito se consideran las especializaciones, las maestrías y los doctorados (Manzo-Rodríguez et al., 2006). Según el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES), en Colombia se ofertan 8596 programas de posgrados (especializaciones, 6770; maestrías, 1554, y doctorados 272 (Jaramillo, 2015).
Este nivel de formación se constituye en un instrumento importante en el desarrollo de un país, por lo que es tarea de los gobiernos preocuparse por desarrollar políticas que ayuden al crecimiento de la correcta estructuración de sistemas educativos para el fortalecimiento de competencias y habilidades en el saber crítico, técnico y humanístico (Manzo-Rodríguez et al., 2006; Arabaci & Ersözlü, 2010). Adicionalmente, se considera vital para lograr el desarrollo de estas habilidades la inclusión de procesos de investigación formativa (Valencia, Macías & Valencia, 2015) y mecanismos para fomentar la autonomía en el aprendizaje, entre las que se encuentran el e-learning (Valencia, Benjumea & Rodríguez-Lora, 2014), y el aprendizaje por medio de dispositivos móviles (Valencia, González & Castañeda, 2016; Echavarría, Valencia & Bermúdez, 2017).
En este orden de ideas, es relevante delimitar los factores motivacionales que llevan a un individuo a cursar un programa de este nivel educativo. Al respecto, la calidad es, sin lugar a dudas, uno de los motores de dichas motivaciones. En el contexto colombiano los estudiantes buscan una formación que pretenda prepararlos técnicamente para el mundo laboral. Quieren que en el proceso se involucren conocimiento, infraestructura, política educativa, formación ciudadana, responsabilidad del Estado y oportunidades de desarrollo individual (Linares & Rojas, 2001). Adicionalmente, buscan programas que les permitan generar capacidades y habilidades para crear sus propias empresas (Valencia, Montoya & Montoya, 2016), lo cual se convierte en un reto para las universidades, que deben responder a estos deseos con iniciativas que promuevan la intención emprendedora (Montoya, Valencia & Montoya, 2016) y brinden herramientas útiles para quienes quieran generar ideas innovadoras de negocio que pueden surgir a partir de sus proyectos de investigación de posgrado, y convertirse en posibles spin-off (Cadavid, Diez-Echavarría & Valencia, 2017).
Otro aspecto que determina la selección de un programa de posgrado es el ambiente socioeconómico, definido por medio de variables como estilos de vida, seguridad, cultura, transporte, clima, discriminación racial, presencia de amigos o la familia, variables fundamentales a la hora de seleccionar el lugar en el cual se continuará con los estudios (Arambewela & Hall, 2008). Adicionalmente, quienes tienen la oportunidad de realizar teletrabajo se pueden sentir más motivados a cursar estudios de posgrado, dada la flexibilidad horaria que implica esta modalidad laboral (Benjumea-Arias, Villa-Enciso & Valencia, 2016).
Investigaciones previas revelaron que la mejora de las perspectivas del pregrado, la adquisición de habilidades para conseguir un mejor empleo, el fortalecimiento de las habilidades analíticas, la profundización en el conocimiento, la posibilidad de lograr mejores oportunidades laborales y la reputación de las instituciones que ofertan formación avanzada son fundamentales para continuar con la formación académica y tomar una decisión (Herrera et al., 2009). Adicionalmente, se destaca la necesidad de contar con laboratorios que motiven y promuevan la gestión tecnológica y la innovación (Vélez, Gutiérrez & Valencia, 2015). También cuenta la posibilidad de cursar un posgrado en el exterior, dada la percepción de mayor valor agregado que se creará en el perfil profesional (Naidoo, 2006; citado en Arambewela & Hall, 2008).
Del mismo modo, para la realización de estudios de Especialización, Maestría o Doctorado, otro agente motivacional está relacionado con la organización del tiempo para cursar el posgrado (Batlle & Kligman, 2012). Sobre este apartado, se afirma que la virtualidad se constituye en variable importante a la hora de tomar la decisión, ya que el aprendizaje puede mejorarse a través de comunidades virtuales de aprendizaje (Bermúdez, Chalela, Valencia & Valencia, 2017), lo que muestra la necesidad de intensificar el uso de TIC de forma transversal a los contenidos del currículo (Gaviria, Arango & Valencia, 2015).
Metodología
Se consideró una investigación cuantitativa de tipo exploratorio, ya que el tema se ha estudiado poco en las instituciones y universidades que ofrecen estudios de posgrado en Colombia, y en Medellín de manera específica. Adicionalmente, este tipo de investigación permite familiarizarse con la temática al reconocer las variables que describen las motivaciones de las personas para tomar la decisión de continuar su proceso de formación y generar modelos relacionales y predictivos para estudiar el fenómeno.
Para el 2015, se reportó un número aproximado de 315.411 estudiantes de carreras profesionales, matriculados en los últimos semestres, en el Departamento de Antioquia (Ministerio de Educación, 2015). Por lo anterior, la aplicación de 728 cuestionarios auto-administrados a estudiantes actualmente matriculados en semestres mayores o iguales al séptimo, de diferentes universidades de la ciudad, excede el tamaño de muestra mínimo requerido de 384 personas. De esos 728 cuestionaros se descartó un 8.4 %, por no estar diligenciados correctamente; en consecuencia, el tamaño de la muestra de 667 personas.
El cuestionario contó inicialmente con un total de 11 ítems que indagaron por la caracterización de la muestra, posteriormente, se incluyó una serie de preguntas, en escala tipo Likert, orientadas hacia la medición de los constructos "Competitividad laboral y formativa", "Exigencia académica percibida", "Aspecto económico" y "Promoción y apoyo institucional" (tabla 1).
Antes de analizar los resultados se verificó la confiabilidad de las escalas para cada uno de los constructos, para lo cual se utilizó el coeficiente de Alfa de Conbrach. Se utilizaron los niveles de validación propuestos por Hair et al. (2010), quienes afirman que valores por encima de 0.6 son aceptables, en una escala de 0 a1. La tabla 2 indica que todos los factores cumplen con el punto de corte de 0.6.
Análisis de resultados y discusión
Para conocer las motivaciones que conducen a que un estudiante de pregrado de la ciudad de Medellín continúe estudios de posgrado, el análisis se llevó a cabo desde siete dimensiones:
La primera de ellas alude a la facilidad para acceder a Educación Superior en nivel avanzado. Al respecto la investigación revela que la mayoría de los estudiantes están de acuerdo y muy de acuerdo -71,75 %- con que no es difícil encontrar un programa de posgrado que complemente su formación universitaria de pregrado; por consiguiente, un 62,08 % de estos manifiestan también estar de acuerdo y muy de acuerdo con la facilidad que han tenido en buscar y obtener información con relación a la oferta de planes de estudio de este ciclo de formación académica (tabla 3).
Este hallazgo se soporta no solo en el crecimiento de la oferta de estudios de posgrado -particularmente en el contexto colombiano en una ciudad como Medellín-, sino también con las manifestaciones de diversos actores en la región latinoamericana, como lo expone Mendoza (2015) en su estudio, de extender las oportunidades de formación en niveles superiores a la Educación Básica, como una estrategia de mitigación de las desigualdades y de inclusión social.
La segunda dimensión hace referencia a la utilidad percibida para realizar un posgrado (tabla 4). En este sentido aproximadamente el 88,52 % sostiene que la realización de estudios posteriores al pregrado impactaría de forma significativa su futura situación laboral; no obstante, solo el 50,15 % de los universitarios encuestados encuentra con facilidad ofertas de empleo para personas con posgrado, ya que la muy escasa demanda de las empresas por recursos humanos con alta formación académica ha dejado a Colombia rezagada en la formación de este nivel (Jaramillo, 2009).
La tercera dimension se refiere a la promoción y apoyo institucional. A este respecto, alrededor del 36 % de los estudiantes encuestados considera que la publicidad que utilizan las instituciones de Educación Superior para promocionar sus cursos de posgrado es adecuada, por lo que se evidencia que los recursos institucionales, utilizados para este fin, no son suficientes por sí mismos para la promoción del conocimiento, la investigación y el desarrollo que ofertan las instituciones. A su vez, solo el 38,82 % menciona que la institución motiva a sus estudiantes a que realicen sus estudios de formación avanzada en la misma, lo cual implicaría un aceptable compromiso por parte de la institución para adentrar en procesos de formación avanzada a sus graduados de pregrado (tabla 5).
Tabla 5 Promoción y apoyo institucional como motivadores para cursar un posgrado
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Fuente: Elaboración propia
En consonancia con el anterior argumento, estudios como el de Sánchez (2002) desvelan la importancia que adquiere también el prestigio institucional como un factor motivacional de un individuo en el momento de elegir la universidad para continuar estudios de posgrado, por lo que a la luz de esta investigación canalizar las inconformidades y sugerencias de mejora de los egresados de las IES es un aspecto clave.
La cuarta dimension evaluada es la exigencia académica percibida. Esta revela que un 71,45 % de los participantes se encuentran de acuerdo y muy de acuerdo en que la motivación para elegir un programa de posgrado estaría ligada a la exigencia académica, mientras que solo 15,25 % verían en esta un factor asociable a su desmotivación para continuar con estudios de formación avanzada. Asimismo, se resalta el hecho de que un 71,9 % esté de acuerdo y muy de acuerdo en que los estudios presenciales tienen mejor calidad que los virtuales (tabla 6).
Tabla 6 Exigencia académica percibida con respecto a los programas de posgrado.
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Fuente: Elaboración propia.
Con respecto a variables como la exigencia académica, otros estudios validan los hallazgos de esta investigación, como es el caso del realizado por Montoya, Montoya & Rojas (2013) quienes toman como referente los principales factores motivacionales que llevan a los estudiantes de la ciudad de Bogotá D. C. (Colombia) a elegir estudiar en la Universidad Nacional, donde el nivel académico de esta institución y la calidad de sus docentes ocupa las dos primeras posiciones; lo cual, por consiguiente, cobra mayor fuerza en estudiantes de ciclo de posgrado.
Con relación a la educación presencial y virtual, estudios como el de Castaño, Jenaro & Flores (2017) demuestran que el auge que han tenido las Tecnologías de la Información y la Comunicación -TIC- ha llevado a que se presente una serie de transformaciones en los actuales modelos pedagógicos y didácticos, y, aunque estas tecnologías han evidenciado ser eficaces, a la fecha todavía persisten limitaciones, como el carente contacto humano, por lo cual las creencias entre beneficios y limitaciones entre un tipo de estudio y otro continúan acentuando una disyuntiva al respecto. En el caso de Medellín, un estudio realizado sobre las percepciones de los estudiantes sobre el uso de TIC en instituciones de Educación Superior en Medellín pone en evidencia la necesidad de fortalecer la implementación de nuevas tecnologías como estrategias de mediación del proceso enseñanza aprendizaje mediado por las TIC (Chalela, Valencia, Bermúdez & Ortega, 2016).
La quinta dimensión, aspectos económicos, da cuenta de que el 70,25 % de los encuestados está muy de acuerdo y de acuerdo en que la mayor limitante para cursar un programa de posgrado está asociada a la capacidad financiera del aspirante. Esto coincide con el hecho que el 48,04 % de los mismos expresan que solo considerarían realizar estudios de formación avanzada si lograran acceder a fuentes de financiación.
De otro lado se encuentra el factor relacional entre la formación avanzada y las aspiraciones de mejoramiento salarial. En este sentido, la mayoría de quienes están de acuerdo y muy de acuerdo consideran que el poder obtener un aumento salarial es el principal motivante para continuar con un posgrado -59,06 % de los participantes- y en esta misma vía el 89,58 % considera que este tipo de formación les permitiría contar con un mayor nivel de ingresos (tabla 7).
Tabla 7 Aspectos económicos que inciden en la motivación para realizar estudios de posgrado
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Fuente: Elaboración propia
Respecto a estos hallazgos, el estudio de Enciso (2013) revela la importancia que tiene la Educación Superior, no solo como una alternativa para acceder a mejores empleos y niveles de ingreso, sino también como un distribuidor de las posiciones sociales. De igual manera, Espinoza & González (2012) evidencian el rol que ha ejercido la educación como herramienta garante de la productividad, el desarrollo y la movilización social, particularmente, en regiones como América Latina.
Además, como se expone en los resultados de un estudio realizado por Silas (2012), quien abordó las percepciones de un grupo de estudiantes respecto a los beneficios percibidos de cursar una Licenciatura, un 28 % de los participantes expresan que encuentran importancia en efectuar estudios de formación superior puesto que les permitirá conseguir un mejor empleo, lo cual reafirma los hallazgos presentados en esta investigación.
Este último planteamiento se articula con la sexta dimensión evaluada en este estudio, sobre la competitividad laboral y formativa. El 84,44 % de los estudiantes manifiesta estar de acuerdo y muy de acuerdo con que la formación de posgrado les brindará competencias laborales no adquiridas durante el pregrado, y un 93,05 % considera que la formación avanzada les permitiría ser más competitivos en entornos profesionales y laborales (tabla 8). Desde una perspectiva macro, se debe considerar que un aumento en la formación posgradual en Colombia debe ir acompañado de nuevos recursos que fortalezcan el sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación en la región y el país (Becerra-Arévalo, 2015).
Tabla 8 Competitividad laboral y formativa de continuar un estudio de posgrado
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Fuente: Elaboración propia
Finalmente, se explora la intención de los estudiantes de llevar a cabo un programa de posgrado. En esta dimensión, se encuentra que los participantes están de acuerdo y muy de acuerdo -un 92,9 % de ellos- con invertir tiempo para llevar a cabo un estudio de formación avanzada. Además, un 55,29 % de los estudiantes expresan preferencia por llevar a cabo este tipo de formación en el exterior. A pesar de esto, el 79,76 % cursarían algún posgrado en la ciudad, lo que constituye un aspecto positivo para esta institución, pues se erige como un indicador del posicionamiento de la misma ante el estudiantado. Igualmente se destaca en este componente el hecho de que solamente 32,93 % estén de acuerdo y muy de acuerdo con llevar a cabo un programa de este nivel en modalidad virtual, lo que guarda relación con lo expresado previamente en esta sección de resultados, con respecto a las opiniones encontradas que se dan en relación con la educación presencial versus la virtual (tabla 9).
Respecto a los resultados expuestos, en el estudio de Sittenfeld & Muñoz (2012) se evidencia la relevancia que han adquirido, en el marco de la internacionalización académica, la movilidad de docentes y estudiantes, como una oportunidad para fortalecer alianzas, pero también de mejoramiento en el aprendizaje de las dinámicas universitarias; de allí que cada vez sea mayor el interés de los estudiantes por formarse en otros escenarios. Adicionalmente, Kiley & Austin (2008a) desvelan la frecuencia con que estudiantes de ciclos de pregrado deciden continuar sus estudios de posgrado en la misma institución donde se forman, por lazos emocionales, pues usualmente estos desarrollan un vínculo afectivo muy fuerte con las universidades de las cuales egresan, por lo que prefieren continuar su ciclo de vida académico en las mismas; este aspecto permite ver la importancia que tiene para las IES no solo proveer educación de calidad, sino también crear, mantener y fortalecer el relacionamiento con los estudiantes, de modo que conduzca a elevar su sentido de pertenencia.
Con esta breve presentación, el lector puede darse cuenta de la relevancia de los resultados encontrados en esta investigación, los que se articulan con la literatura existente que, sin duda, ha sido ampliamente abordada, pero que aún deja cuestionamientos significativos que precisan la atención de la comunidad científica, el Estado y la sociedad civil.
Conclusiones
Las dinámicas globales en que están inmersas las sociedades actuales han llevado a una revolución que ha permeado las diferentes dimensiones de las colectividades, sentido en el cual se han modificado las formas de relacionarse los individuos con su entorno y de realizar diversas tareas que solían hacerse de un modo determinado, como es el caso de la educación. Estos cambios han sido más evidentes en el contexto latinoamericano, con estrategias de masificación del acceso al sistema educativo para mitigar la brecha entre ricos y pobres, por lo que la Educación Superior se ha consolidado como una apuesta de transformación social para contribuir al crecimiento económico y al desarrollo humano.
Por lo tanto, el estudio de fenómenos relacionados con la educación cada día involucra con mayor fuerza a la comunidad científica y académica, especialmente en contextos como el colombiano, donde los retos en este campo aún son significativos; más aún, en ciudades como Medellín, la cual se ha caracterizado en las últimas décadas por su impulso transformador para capitalizar los recursos intelectuales de que dispone una sociedad y especializarlos, para lograr una mayor competitividad.
Bajo estas premisas, los factores motivacionales que llevan a que una persona decida iniciar estudios de formación avanzada se vinculan con una diversidad de elementos, entre estos, la exigencia académica, que motiva a continuar con un proceso de formación avanzada, lo que impone un alto compromiso a las instituciones que ofertan este tipo de programas con la excelencia y la calidad académica.
Otro elemento que se destaca está relacionado con la disyuntiva existente entre la formación presencial y la virtual, dado que los resultados arrojan que existen un mayor grado de aceptación y percepción de calidad por la formación presencial que por la virtual, lo que abre la reflexión acerca de la aceptación tecnológica de las personas en Colombia para desarrollar procesos de formación a distancia, aunque la literatura existente que ha explorado existe resistencia al cambio por parte de los docentes (Sánchez, Olmos & García-Peñalvo, 2017). Por ello, es recomendable que en futuras investigaciones se pueda explorar este campo desde la formación en el ciclo de posgrado, más en una sociedad donde las universidades virtuales cobran cada vez mayor fuerza -especialmente con formación avanzada de bajos costos-.
En cuanto a variables atribuibles a las dinámicas de las universidades, se puede inferir que la calidad y prestigio de las Instituciones de Educación Superior -IES- y su vínculo con el estudiantado se erigen también como factores clave para comprender las motivaciones de los estudiantes para iniciar su formación en ciclo de posgrado, por lo que las redes sociales y las nuevas formas de comunicación y mercadeo se convierten en herramientas fundamentales para generar una mayor confianza en las personas que estén interesadas en desarrollar un proceso de formación avanzada.
Se identifica que la capacidad financiera y la posibilidad de obtener mejores empleos en el mercado laboral son factores motivacionales que seguirán teniendo mucha fuerza en el contexto nacional, dados los altos costos de las matrículas académicas de este tipo de programas, tanto en universidades públicas como en las privadas.
Entre las limitaciones del estudio que pueden ser abordadas como insumos para estudios futuros, se plantea la necesidad de tomar una muestra probabilística en el territorio colombiano que permita tener resultados concluyentes sobre las percepciones y motivaciones de los estudiantes universitarios para cursar un posgrado en el país. Adicionalmente, un componente que puede enriquecer una futura investigación puede ser el contraste entre estudiantes de instituciones de Educación Superior públicas y privadas, para tener claridad sobre las motivaciones que son recurrentes entre ambas poblaciones.
Para culminar, es fundamental hacer un llamado a la comunidad científica, los gobiernos y la sociedad civil para que consideren la relevancia que adquiere actualmente la Educación Superior en las comunidades, particularmente en las regiones cuyos procesos de desarrollo humano y crecimiento económico han sido más pausados con relación a otras, pues, como se evidencia en el estudio, la Educación Superior es clave en dichos procesos, pues la actual dinámica globalizante demanda sociedades competitivas, lo cual requiere personal cada vez más capacitado y especializado.