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Psychologia. Avances de la Disciplina

versión On-line ISSN 1900-2386

Psychol. av. discip. vol.13 no.1 Bogotá ene./jun. 2019  Epub 29-Dic-2020

https://doi.org/10.21500/19002386.3966 

Artículos de investigación

Relación entre la exposición a la violencia de pareja y los malos tratos en el noviazgo

Relation between exposure to intimate partner violence and dating violence

Enrique Bonilla-Algovia1  * 

Esther Rivas-Rivero1 

1Universidad de Alcalá; Alcalá de Henares; España.


Resumen

El objetivo de la investigación es analizar la relación entre la exposición a la violencia de pareja y la victimización y perpetración de malos tratos en el noviazgo. La información se obtuvo mediante un cuestionario autoaplicado y la metodología fue de corte transversal. La muestra está compuesta por 443 estudiantes (317 mujeres y 126 hombres) de diferentes universidades colombianas. Los resultados muestran que el 60% fue testigo de agresiones físicas y psicológicas entre alguna pareja del entorno; la mayoría de estas se ejercieron contra mujeres. La exposición a la violencia está relacionada tanto con la perpetración como con la victimización de maltrato en el noviazgo. En consecuencia, la identificación de los factores de riesgo de este tipo de violencia permite realizar programas de intervención específicos, prevenir su aparición y reducir su prevalencia.

Palabras clave: exposición a la violencia; violencia en el noviazgo; transmisión intergeneracional; predictores; factores de riesgo

Abstract

The main aim of this research is to analyze the relation between exposure to intimate partner violence and victimization and perpetration of dating violence. The information was obtained through a self-applied questionnaire and the research method was cross-sectional. The study sample is composed of 443 students (317 women and 126 men) of different Colombian universities. The results show that 60% of participants witnessed physical and psychological aggressions in the near context; most of them were exerted against women. Exposure to intimate partner violence is related to both perpetration and victimization of dating violence. Consequently, the identification of the risk factors of dating violence allows for specific intervention programs, preventing their occurrence and reducing their prevalence.

Keywords: exposure to violence; dating violence; intergenerational transmission; predictors; risk factors

Introducción

La violencia que tiene lugar en el noviazgo, particularmente en la juventud y en la adolescencia, es un problema generalizado a nivel mundial (García-Díaz et al., 2017; Valdivia & González, 2014) que tradicionalmente ha sido menos estudiado que la violencia en la adultez (Rubio-Garay, Carrasco, Amor & López-González, 2015). La violencia en el noviazgo suele adoptar diferentes manifestaciones, entre las que destacan la violencia física, la violencia psicológica y la violencia sexual (González-Ortega, Echeburúa & de Corral, 2008). Son varias las investigaciones que han hallado que la violencia en sus diferentes variantes está presente en un alto porcentaje de relaciones de pareja en la juventud y en la adolescencia. Según González-Ortega et al. (2008), la prevalencia de la violencia en las parejas jóvenes se encuentra entre el 9% y el 38%. Los estudios suelen coincidir en que el maltrato psicológico es el más habitual (Cortés-Ayala et al., 2015; Cáceres & Cáceres, 2006; Muñoz-Rivas, Andreu, Graña, O’Leary & González, 2007). No obstante, las tasas de prevalencia varían en función del tipo de investigación y de la metodología empleada. Las consecuencias de esta violencia son muy variadas tanto a corto como a largo plazo y tienen un alto impacto en la salud física y psicológica de las víctimas (Banyard & Cross, 2008; Borrajo & Gámez-Guadix, 2016; Taylor, Calkins, Xia, & Dalla, 2017), si bien, estos efectos y consecuencias son diferentes en función del género (Cáceres & Cáceres, 2006). Las mujeres jóvenes y adultas son las principales víctimas de la violencia de pareja, sobre todo de las manifestaciones más severas y con consecuencias más graves (Sanhueza, 2016), y tienen un riesgo mucho mayor de ser asesinadas en el ámbito de la pareja (González et al., 2018; López-Ossorio et al., 2018).

La exposición a la violencia se refiere a la victimización directa a través de agresiones o amenazas, o a la victimización indirecta a través del conocimiento de la situación de una persona conocida (Zimmerman & Posick, 2016). Es decir, alude tanto a la violencia sufrida en primera persona (exposición directa) como a la violencia contra alguien del entorno, de la que se tiene constancia por haber sido testigo o conocedor de la situación (exposición indirecta). Las investigaciones realizadas en las últimas décadas han venido mostrando que las personas expuestas a diferentes formas de violencia tienen altas probabilidades de presentar en su desarrollo daños severos, trastornos de conducta, depresión, ansiedad, baja autoestima, miedos, pobres habilidades sociales (Atenciano, 2009), alteraciones psicológicas, desequilibrio emocional, problemas en el ámbito escolar (Frías & Graxiola, 2008), conductas agresivas e intimidantes contra los padres (Calvete, Orue, & Sampedro, 2011; Gámez-Guadix & Calvete, 2012) y conductas violentas contra la pareja (Ehrensaft et al., 2003; Fiestas, Rojas, Gushiken, & Gozzer, 2012; Martínez, Vargas, & Novoa, 2016).

El reconocimiento de las consecuencias de la exposición a la violencia ha impulsado diferentes investigaciones (Zimmerman & Posick, 2016) y la transmisión intergeneracional de la violencia ha venido siendo un tema de estudio de la comunidad científica en las últimas décadas (Lohman, Neppl, Senia, & Schofield, 2013). Para Roberts, Gilman, Fitzmaurice, Decker y Koenen (2010), la relación entre la exposición a la violencia en la infancia y la perpetración en posteriores etapas se apoya en la coherencia de la teoría al respecto y en los resultados hallados en estudios con diferentes muestras poblacionales. La exposición a la violencia en diferentes contextos se ha relacionado con la conducta agresiva y con la justificación de la misma (Orue & Calvete, 2010). Las experiencias de violencia durante la infancia han sido identificadas como un factor de riesgo en la aparición de maltrato en las relaciones de noviazgo (Alonso & Castellanos, 2006; Sanhueza, 2016) y en las relaciones adultas (Rivas, Bonilla, & Vázquez, 2018). Por lo tanto, si se quiere reducir la victimización en el noviazgo y evitar que estas conductas se repitan en posteriores relaciones de pareja, se hace necesario profundizar en su estudio con muestras de población joven (Reed, Silverman, Raj, Decker, & Miller, 2011).

Ante esto, la hipótesis del presente trabajo fue que la exposición a la agresión física y a la agresión psicológica en el contexto de una relación de pareja podría estar relacionada con los malos tratos en el noviazgo. El objetivo fue analizar la asociación entre la exposición a diferentes formas de violencia de pareja (amenazas, intimidaciones, empujones y golpes) y la victimización y perpetración de malos tratos en el noviazgo.

Método

Participantes

Se realizó un estudio de enfoque cuantitativo y de corte trasversal. En la investigación participaron 443 estudiantes de diferentes universidades de Bogotá (Colombia). La selección de la muestra se llevó a cabo mediante un muestreo intencional (no probabilístico) y la participación fue voluntaria. Los criterios de inclusión fueron los siguientes: encontrarse viviendo en Colombia y cursar una titulación universitaria. Los y las participantes tenían una edad media de 20.64 años (DT = 3.91). En cuanto a la situación sentimental, más de la mitad tenía pareja en el momento de realización de la entrevista (57.7% mujeres, 46% hombres, χ2 = 4.973, p = .026). Tuvieron su primera relación de noviazgo a una edad media de 15.48 años (DT = 2.17) y han tenido una media de 3.08 parejas (DT = 2.39). La Tabla 1 recoge las principales características de la muestra.

Tabla 1 Características de la muestra 

n % Media (DT)
Género
Femenino 317 71.6%
Masculino 126 28.4%
Edad media 20.64 (3.911)
Situación sentimental
Con pareja 241 54.4%
Sin pareja 202 45.6%
Edad a la que se tuvo pareja por 1ª vez 15.48 (2.173)
Estilo educativo de la familia
Democrático 174 39.3%
Autoritario 169 38.1%
Permisivo 100 22.6%
Situación económica de la familia
Trabaja uno de los progenitores 166 37.5%
Trabajan ambos 246 55.5%
Trabajan otros familiares 16 3.6%
No trabaja nadie en la unidad familia 15 3.4%

Instrumento

El cuestionario autoaplicado estuvo compuesto por los siguientes instrumentos:

1) Características demográficas. Se incluyeron variables relativas al género, la edad, la situación socioeconómica de la familia, la situación sentimental, el estilo educativo familiar, etc.

2) Versión modificada de la Conflicts Tactics Scale (M-CTS), en la versión validada en español (Muñoz-Rivas et al., 2007). La escala cuenta con 36 ítems que miden conductas de perpetración y de victimización en las relaciones de pareja. El tipo de respuesta es tipo Likert de 5 puntos (1, nunca, a 5, muy a menudo). En este trabajo se han utilizado las subescalas de agresión psicológica, agresión física media y agresión física grave. La consistencia interna ha sido evaluada mediante el alfa de Cronbach. Los resultados muestran que la fiabilidad es adecuada tanto en la subescala de víctimas como en la de agresores (véase Tabla 2).

Tabla 2 Alfa de Cronbach para las subescalas utilizadas del M-CTS 

α α
Perpetración: Victimización:
Violencia psicológica .635 Violencia psicológica .707
Violencia física media .885 Violencia física media .906
Violencia física grave .900 Violencia física grave .832
Total perpetración .805 Total victimización .864

Nota: α = alfa de Cronbach.

3) Exposición a la violencia de pareja. Para evaluar la exposición a la violencia, se utilizaron cuatro preguntas que hacían referencia tanto a agresiones físicas como a agresiones psicológicas: “¿has presenciado amenazas entre alguna pareja?, ¿has presenciado intimidaciones entre alguna pareja?, ¿has presenciado empujones entre alguna pareja?, ¿has presenciado golpes entre alguna pareja?”. Estas preguntas fueron creadas por el equipo de investigación (ad hoc) y tuvieron un formato de respuesta dicotómico (Sí/No).

4) Víctimas de la violencia presenciada. Para conocer qué personas habían sufrido las agresiones (amenazas, intimidaciones, empujones y golpes), se realizó la siguiente pregunta: “Si has presenciado alguna de las conductas anteriores, indica quién las ha sufrido”. Tras la pregunta, se facilitaron las siguientes opciones, a las que había que contestar sí o no: madre, amiga, vecina, padre, amigo, vecino.

Procedimiento

En primer lugar, el equipo de investigación se puso en contacto con las universidades y les hizo entrega de un informe en el que se especificaban los contenidos y los objetivos de la investigación. Las universidades, una vez recibido el informe, facilitaron el acceso al alumnado universitario. En segundo lugar, se informó a los y las estudiantes sobre la finalidad del estudio y las características del cuestionario. La participación en el estudio fue voluntaria, anónima y contó con el consentimiento informado. Únicamente contestaron al cuestionario las personas que, habiendo sido informadas de las características de la investigación, decidieron participar voluntariamente, teniendo la opción de retirarse en cualquier momento. En tercer lugar, los datos recabados fueron procesados estadísticamente asegurando la confidencialidad de las personas participantes.

Análisis de Datos

El procesamiento estadístico se realizó con el programa SPSS (IBM SPSS Statistics 22.0). Se utilizó el estadístico Chi Cuadrado para analizar las diferencias entre mujeres y hombres respecto a la exposición a las diferentes formas de agresión física y psicológica. La frecuencia de la violencia psicológica, violencia física media y violencia física grave se midió mediante el cálculo de la media y la desviación típica. Para analizar las diferencias con respecto a la violencia en el noviazgo entre las personas que habían estado expuestas a violencia de pareja y las personas que no, se utilizó la prueba T de Student para muestras independientes. Los criterios para considerar un resultado estadísticamente significativo fueron los reseñados a continuación: *p ≤ .05; **p ≤ .01; ***p ≤ .001.

Resultados

Los resultados reportan altos porcentajes de exposición indirecta a diferentes formas de violencia de pareja, de manera que la agresión parece ser un mecanismo habitual en el entorno de los y las participantes. El 48.8% ha presenciado golpes, el 54.9% amenazas, el 59.8% empujones y el 60% intimidaciones entre alguna pareja de su entorno. En la Figura 1 se muestra quiénes fueron las víctimas de las agresiones físicas y/o psicológicas presenciadas (amenazas, intimidaciones, empujones y golpes). Cabe destacar el alto porcentaje de estudiantes que fueron testigos de violencia contra la madre (41.3%), contra amigas (49%) y contra vecinas (49.9%). Tal y como se puede ver, la mayoría de la violencia de pareja a la que estuvieron expuestos se ejerció contra mujeres y, en menor proporción, contra hombres.

Figura 1 Personas que han sufrido las agresiones presenciadas 

En las Tablas 3 y 4, se muestran las diferencias con respecto a la perpetración y a la victimización de violencia en el noviazgo entre quienes han presenciado amenazas e intimidaciones y quienes no. Por un lado, los resultados reportan que las personas que han estado expuestas a dichas formas de agresión, en comparación con las que no, ejercen más violencia psicológica y violencia en general contra sus parejas, no encontrándose diferencias estadísticamente significativas en la violencia física perpetrada. Por otro lado, en cuanto a la victimización de violencia en el noviazgo, las personas que han estado expuestas a intimidaciones y amenazas sufren más violencia psicológica, violencia física media y violencia en general. Así pues, de forma general se puede decir que, en la muestra de estudiantes colombianos, haber sido testigo de agresiones psicológicas de pareja está relacionado, sobre todo, con ser víctima de violencia en el noviazgo.

Tabla 3 Perpetración y victimización de violencia de pareja según exposición a amenazas 

Total M (DT) Exposición a amenazas t
Sí (n = 232) No (n = 185)
Perpetración:
Violencia psicológica 2.35 (.68) 2.44 (.69) 2.24 (.66) 2.868**
Violencia física media 1.22 (.46) 1.26 (.47) 1.17 (.45) 1.837
Violencia física grave 1.03 (.27) 1.03 (.31) 1.02 (.21) .416
Perpetración total 1.56 (.39) 1.61 (.40) 1.50 (.38) 2.647**
Victimización:
Violencia psicológica 2.28 (.74) 2.41 (.74) 2.11 (.70) 4.094***
Violencia física media 1.26 (.55) 1.34 (.63) 1.15 (.41) 3.631***
Violencia física grave 1.04 (.26) 1.05 (.28) 1.03 (.25) .913
Victimización total 1.55 (.47) 1.64 (.50) 1.45 (.40) 4.253***

Nota: *p ≤ .05; **p ≤ .01; ***p ≤ .001

Tabla 4 Perpetración y victimización de violencia de pareja según exposición a intimidaciones 

Total M (DT) Exposición a intimidaciones t
Sí (n = 252) No (n = 165)
Perpetración:
Violencia psicológica 2.35 (.68) 2.41 (.68) 2.26 (.68) 2.214*
Violencia física media 1.22 (.46) 1.24 (.47) 1.18 (.44) 1.373
Violencia física grave 1.03 (.27) 1.04 (.32) 1.01 (.16) .948
Perpetración total 1.56 (.39) 1.59 (.39) 1.51 (.38) 2.067*
Victimización:
Violencia psicológica 2.28 (.74) 2.40 (.77) 2.08 (.65) 4.559***
Violencia física media 1.26 (.55) 1.33 (.64) 1.14 (.34) 3.968***
Violencia física grave 1.04 (.26) 1.06 (.32) 1.01 (.16) 1.874
Victimización total 1.55 (.47) 1.64 (.52) 1.43 (.33) 4.823***

Nota: *p ≤ .05; **p ≤ .01; ***p ≤ .001

La exposición a agresiones físicas de pareja, al igual que ocurría con la exposición a agresiones psicológicas, parece estar relacionada tanto con la victimización como con la perpetración de violencia en el noviazgo (véase Tabla 5 y Tabla 6). Las personas que han presenciado golpes y empujones, en comparación con las que no, sufren más violencia psicológica, violencia física media y violencia en general en sus relaciones de noviazgo. Por otra parte, en lo relativo a la perpetración de violencia en el noviazgo, quienes han estado expuestos a estas formas de agresión física (golpes y empujones) ejercen significativamente más violencia psicológica y violencia en general y, en el caso de la exposición a empujones, también más violencia física media.

Tabla 5 Perpetración y victimización de violencia de pareja según exposición a golpes 

Total M (DT) Exposición a golpes t
Sí (n = 208) No (n = 209)
Perpetración:
Violencia psicológica 2.35 (.68) 2.43 (.69) 2.28 (.67) 2.229*
Violencia física media 1.22 (.46) 1.25 (.50) 1.19 (.42) 1.501
Violencia física grave 1.03 (.27) 1.04 (.33) 1.02 (.20) .685
Perpetración total 1.56 (.39) 1.61 (.40) 1.52 (.37) 2.329*
Victimización:
Violencia psicológica 2.28 (.74) 2.38 (.76) 2.17 (.71) 2.876**
Violencia física media 1.26 (.55) 1.34 (.65) 1.18 (.42) 2.918**
Violencia física grave 1.04 (.26) 1.05 (.31) 1.02 (.20) 1.139
Victimización total 1.55 (.47) 1.63 (.52) 1.48 (.40) 3.304***

Nota: *p ≤ .05; **p ≤ .01; ***p ≤ .001

Tabla 6 Perpetración y victimización de violencia de pareja según exposición a empujones 

Total M (DT) Exposición a empujones t
Sí (n = 255) No (n = 162)
Perpetración:
Violencia psicológica 2.35 (.68) 2.46 (.69) 2.18 (.63) 4.136***
Violencia física media 1.22 (.46) 1.26 (.53) 1.16 (.33) 2.205*
Violencia física grave 1.03 (.27) 1.04 (.32) 1.01 (.16) .928
Perpetración total 1.56 (.39) 1.62 (.42) 1.47 (.32) 3.726***
Victimización:
Violencia psicológica 2.28 (.74) 2.39 (.75) 2.09 (.69) 4.117***
Violencia física media 1.26 (.55) 1.31 (.60) 1.18 (.45) 2.512*
Violencia física grave 1.04 (.26) 1.05 (.29) 1.02 (.22) .860
Victimización total 1.55 (.47) 1.62 (.49) 1.45 (.41) 3.762***

Nota: *p ≤ .05; **p ≤ .01; ***p ≤ .001

Discusión

Los resultados del estudio muestran altos porcentajes de exposición a diferentes formas de violencia de pareja; aproximadamente el 50% de la muestra ha presenciado golpes y amenazas y el 60%, empujones e intimidaciones. Estos datos son superiores a los hallados en otros contextos (Roberts et al., 2010) y son un ejemplo de la alta prevalencia que este tipo de violencia tiene en Colombia (Salas, 2005). Las manifestaciones violentas que presenciaron las personas de la muestra se ejercieron en mayor proporción contra mujeres, lo que viene a demostrar que la violencia que tiene lugar en el ámbito de la pareja es ejercida mayoritariamente por los hombres y padecida por las mujeres (Amor, Echeburúa, & Lonaiz, 2009; Organización Mundial de la Salud, 2002). En este sentido, más del 41% manifestó que las agresiones presenciadas se ejercieron contra la madre y en torno al 50%, contra amigas y/o vecinas. Las mujeres tendrían, por lo tanto, más probabilidades de sufrir malos tratos por parte de sus parejas.

La violencia en el noviazgo es un problema que tiene lugar en todo el mundo (García-Díaz et al., 2017; Valdivia & González, 2014) y su aparición estaría condicionada por la presencia de ciertos factores de riesgo (Rubio-Garay et al., 2015). Ante esto, esta investigación ha analizado la relación entre la exposición a diferentes formas de agresión en el contexto de una relación de pareja (amenazas, intimidaciones, empujones y golpes) y la victimización y perpetración de violencia en el noviazgo. En una revisión sistemática de los principales precursores de la violencia de pareja, en la que se analizaron 228 estudios (170 de ellos con muestras de población adulta y 58 con muestras de población adolescente), se encontró que existe una relación significativa entre la exposición a la violencia en la familia de origen y la posterior victimización o perpetración de maltrato (Capaldi, Knoble, Shortt, & Kim, 2012). Los resultados de la presente investigación coinciden con los estudios previos y reportan diferencias estadísticamente significativas en la violencia en el noviazgo entre quienes han sido testigos de agresiones físicas y psicológicas y quienes no lo han sido.

Por un lado, en cuanto a la perpetración de violencia en el noviazgo, las personas que han estado expuestas a amenazas, intimidaciones, empujones y golpes en el contexto de una relación de pareja, en comparación con las que no, ejercen más violencia psicológica y violencia en general contra sus parejas. Estos hallazgos están en sintonía con los de investigaciones hechas en diferentes países. Por ejemplo, un estudio realizado con 14.564 hombres estadounidenses encontró que presenciar violencia de pareja en la infancia aumenta el riesgo de perpetrarla en el futuro (Roberts et al., 2010). Un estudio realizado en Perú, con una muestra de 1.585 hombres y 2.325 mujeres de entre 15 y 70 años, halló que la probabilidad de sufrir o ejercer maltrato físico era mayor entre quienes habían estado expuestos a violencia en la niñez (Fiestas et al., 2012). En Colombia, haber sido testigo de violencia en la familia de origen también se ha relacionado con la perpetración de violencia en el noviazgo (Martínez et al., 2016).

Por otro lado, en cuanto a la victimización de violencia en el noviazgo, los resultados del estudio también muestran diferencias estadísticamente significativas entre quienes han presenciado violencia de pareja y quienes no. Parece confirmarse la relación entre la exposición a la violencia y la posterior victimización o perpetración de la misma (Capaldi et al., 2012). Las personas que han estado expuestas a agresiones psicológicas (intimidaciones y amenazas) y a agresiones físicas (golpes y empujones) sufren más violencia psicológica y física en sus relaciones de noviazgo. Estos resultados son semejantes a los encontrados en otros estudios realizados en Latinoamérica. Una investigación realizada con mujeres nicaragüenses determinó que la socialización en un entorno violento influye en la victimización de malos tratos en el futuro (Rivas et al, 2018). En varias investigaciones llevadas a cabo en Colombia con población joven y adolescente, se ha encontrado que la violencia en la familia de origen incrementa el riesgo de sufrir maltrato por parte de la pareja (Martínez et al., 2016; Rey-Anacona, 2011). Igualmente en Colombia, un estudio reportó que la violencia se suele transmitir de una generación a la siguiente (Salas, 2005). Por lo tanto, la exposición a diferentes formas de agresión física y psicológica en el contexto de una relación de pareja estaría relacionada tanto con la perpetración como con la victimización de violencia en el noviazgo.

La observación de las conductas agresivas en el contexto de desarrollo puede influir en el aprendizaje de niños y niñas (Gámez-Guadix & Calvete, 2012) y des empeñar un factor de riesgo de la violencia de pareja en etapas posteriores (Alonso & Castellanos, 2006; Sanhueza, 2016). En este sentido, la familia puede convertirse en un espacio de socialización de conductas violentas (Amor, Echeburúa, de Corral, Zubizarreta, & Sarasua, 2002; Ehrensaft et al., 2003). Esta transmisión intergeneracional de la violencia se explica mediante la teoría del aprendizaje social, la cual manifiesta que los niños y niñas adquieren las conductas que han observado en el entorno en el que han sido socializados, incrementando las posibilidades de imitar o tolerar las conductas violentas de las que han sido testigos (Stith et al., 2000). No obstante, no solo la violencia que tiene lugar en la familia influye en el aprendizaje de estas conductas, sino también, como muestran los resultados de la presente investigación, la que tiene lugar en el entorno cercano. Los episodios de violencia que tienen lugar en la familia, en la comunidad o en el círculo de iguales son factores situacionales que pueden influir en la violencia perpetrada y sufrida en el noviazgo (Rubio-Garay et al., 2015).

La identificación de los factores de riesgo de la violencia en el noviazgo permite realizar programas de prevención y reducir su prevalencia (Ramírez & Núñez, 2010; Rubio-Garay et al., 2015; Zimmerman & Posick, 2016). Es decir, a pesar de la relación entre la exposición a la violencia de pareja y su reproducción en posteriores relaciones, existen varios mecanismos que pueden servir para romper el círculo de la violencia (Salas, 2005). Prevenir la violencia en una generación significa también reducir su ocurrencia en la siguiente, por lo que no deben escatimarse recursos y esfuerzos. A su vez, atendiendo a los resultados obtenidos, en las intervenciones educativas es necesario tener en cuenta el contexto de socialización patriarcal y trabajar en la erradicación de las actitudes sexistas y en la deconstrucción de los mandatos de género tradicionales. Las acciones educativas han obtenido resultados positivos que se mantienen en el tiempo, como el rechazo de la violencia y el aumento de los conocimientos sobre el tema (Póo & Vizcarra, 2011), de manera que es necesario ponerlas en marcha desde las edades tempranas en los diferentes espacios de la educación formal y no formal (Rubio-Garay, López-González, Carrasco & Amor, 2017).

La investigación cuenta con varias limitaciones que cabe mencionar. Es un estudio de corte transversal que evalúa la frecuencia de la violencia de pareja en un momento determinado y no permite analizar la continuidad a lo largo del tiempo. De cara a futuros estudios sería recomendable intercalar técnicas cuantitativas y cualitativas, profundizando en el análisis de los factores de riesgo de la violencia en el noviazgo. El instrumento utilizado no está validado en población colombiana, lo cual puede limitar los hallazgos del estudio. La muestra es amplia pero no es representativa a nivel nacional, por lo que los resultados no pueden generalizarse. Resultaría interesante ampliar la muestra con participantes de diferentes países, de manera que se pueda evaluar si los resultados se repiten en otros contextos culturales. A pesar de estas limitaciones, los resultados arrojan información sobre un tema poco estudiado en la región y evidencian la asociación entre la exposición a la agresión de pareja y la perpetración y victimización de violencia en el noviazgo.

Referencias

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Para citar este artículo: Bonilla-Algovia, E., & Rivas-Rivero, E. (2019). Relación entre la exposición a la violencia de pareja y los malos tratos en el noviazgo. Psychologia, 13(1), 89-99. doi: 10.21500/19002386.3966

Recibido: 30 de Noviembre de 2018; Aprobado: 05 de Enero de 2019

*Correspondencia: Enrique Bonilla Algovia. Calle San Cirilo s/n, 28801, Alcalá de Henares (Madrid, España). E-mail: enrique.bonilla@uah.es

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