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Análisis Político

versión impresa ISSN 0121-4705

anal.polit. vol.35 no.104 Bogotá ene./jun. 2022  Epub 30-Nov-2022

https://doi.org/10.15446/anpol.v35n104.105165 

Dossier

CONGRUENCIA IDEOLÓGICA EN AMÉRICA LATINA. UNA PROPUESTA DE MEDICIÓN EN TRES NIVELES DE REPRESENTACIÓN POLÍTICA: ÉLITES, CIUDADANOS Y PROGRAMAS ELECTORALES

IDEOLOGICAL CONGRUENCE IN LATIN AMERICA. A PROPOSAL FOR MEASURING THREE LEVELS OF POLITICAL REPRESENTATION: ELITES, CITIZENS, AND ELECTORAL PROGRAMS

Aldo Adrián Martínez-Hernández1 
http://orcid.org/0000-0002-2130-6901

Nicolás Miranda Olivares2 

Mariana Sendra3 

Francisco Olucha Sánchez4 
http://orcid.org/0000-0003-3591-1851

1Posdoctoral Research Fellow, Centro de Investigación y Docencia Económicas A. C. (CIDE) Región Centro, México. Doctor y maestro en Ciencia Política, Universidad de Salamanca, España. Maestro en Asuntos Políticos y Políticas Públicas, Colegio de San Luis A. C., México. Lic. en Ciencias Políticas y Administración Pública, Universidad Autónoma de Aguascalientes, México. Correo electrónico: aldo.martinez@cide.edu

2Investigador posdoctoral “Margarita Salas” Universidad de Salamanca. Investigador adjunto Núcleo Milenio para el estudio de la política, opinión pública y medios en Chile. Doctor en Ciencia Política, Universidad de Salamanca, España. Máster en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Salamanca, España. Magíster en Ciencia Política, Universidad de Chile. Correo electrónico: nicolas.miranda@usal.es

3Candidata a doctora en Estado de Derecho y Gobernanza Global, Universidad de Salamanca, España. Contratada predoctoral de la Junta de Castilla y León y el Fondo Social Europeo. Máster en Ciencia Política, Universidad de Salamanca, España. Correo electrónico: msendra@usal.es

4Candidato a doctor en Estado de Derecho y Gobernanza Global, Universidad de Salamanca, España. Máster en Ciencia Política, Universidad de Salamanca, España. Licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración, Universitat de València, España. Correo electrónico: olucha@usal.es


RESUMEN

El estudio de la congruencia política permite determinar hasta qué punto las posturas de los gobernantes y partidos políticos reflejan las preferencias ciudadanas; es, por lo tanto la congruencia política, un indicativo de la representación política y del estado de la democracia. El objetivo del presente trabajo es determinar el grado de congruencia entre los posicionamientos ideológicos en América Latina, desde una visión integral —ciudadanos, legisladores y programas gubernamentales— implementando una estrategia multinivel que ubica a los partidos políticos como unidad de análisis. Los resultados arrojan, de forma holística y descriptiva, la observación de realidad ideológica de la región, donde destacan la variedad de vínculos y trayectorias ideológicas de los sistemas de partidos latinoamericanos, así como los bajos niveles de congruencia durante la última década.

Palabras clave: congruencia ideológica; élites; América Latina; programas electorales, partidos políticos; representación.

ABSTRACT

The study of political congruence makes it possible to determine to what extent the positions of representatives reflect citizen preferences; it is, therefore, an indication of political representation and the state of democracy. This work aims to determine the degree of ideological congruence in Latin America from an integral perspective: citizens, legislators, and government programs, by implementing a multilevel strategy that places political parties as the unit of analysis. The results provide a holistic and descriptive observation of the ideological reality of the region, highlighting the variety of ties and ideological trajectories of Latin American party systems, which demonstrate low levels of congruence during the last decade.

Keywords: Ideological congruence; Elites; Latin America; Party manifestos; Political parties; Representation.

INTRODUCCIÓN

En las democracias contemporáneas, la crisis de representación se ha posicionado, desde finales del siglo XX, como una de sus principales problemáticas (Ferreira da Silva et al., 2021; Trechsel & Mair, 2011). Una posible respuesta a cómo solucionar dicha crisis podría ser residir en el paradigma del modelo de partido de gobierno responsable (Dalton, 1985; Luna & Zechmeister, 2005). El modelo plantea que cuando las élites y los ciudadanos se hallan vinculados por compromisos ideológicos fuertes y estables, se crean ciclos de mayor receptividad y rendición de cuentas, lo cual mejora la calidad de la democracia y sus procesos de representación política (Kitschelt et al., 1999). En ese marco, la congruencia ideológica permite implementar medidas objetivas que evidencian dicho aspecto de la representación, en tanto esta examina el grado en que la ubicación de los representantes en el continuo izquierda-derecha refleja el posicionamiento de los ciudadanos en la misma escala.

Diversos trabajos han abordado la calidad de la representación política a través de la evaluación de los vínculos o la congruencia entre élites y ciudadanos (Buquet & Selios, 2017; España-Nájera & Martínez-Rosón, 2020; Ferreira da Silva et al., 2021; Luna & Zechmeister, 2005; Lupu & Warner, 2017; Otero-Felipe et al., 2020; Otero-Felipe & Rodríguez-Zepeda, 2014; Rodríguez-Zepeda 2017; Rodríguez-Zepeda & Otero-Felipe, 2021; Siavelis, 2009). La mayoría de esos trabajos miden el posicionamiento de los representantes a través de encuestas de élites o encuestas de expertos, para que estos ubiquen ideológicamente a determinado partido político; sin embargo, en América Latina hay una carencia empírica y teórica de estudios que incorporen como medida objetiva de la posición del partido o de las élites, como un conjunto, al contenido que se encuentra expresado en los programas o los manifiestos electorales, no obstante ser los programas electorales los que constituyen una de las fuentes primarias más exhaustivas a efectos de identificar los objetivos políticos de los partidos (Budge, 1987; Volkens, 2001), pues abarcan un variado rango de temas y posiciones políticas que pueden ser observados a lo largo del tiempo, y así permiten establecer marcos de referencia tanto a los representantes como a los ciudadanos.

En ese sentido, el presente trabajo tiene como objetivo rediseñar la medición de la congruencia ideológica —que tradicionalmente se ha enfocado en identificar la relación diádica entre la sociedad y los representantes, o entre la sociedad y los programas electorales—, y buscar la convergencia de las posturas en torno a un eje comparativo (Trechsel & Mair, 2011). Con tal fin, se construye un índice de congruencia ideológica multinivel, el cual identifica tres niveles de representación: representantes-programa-ciudadanos. La inclusión de esas tres perspectivas permite ubicar a los partidos políticos como punto objetivo (de referencia), en el cual los posicionamientos de los ciudadanos y de los representantes adquieren mayores atributos interpretativos en los procesos de representación político-ideológica. Así, se asume que un partido político es congruente, ideológicamente hablando, en tanto sus representantes (militantes, miembros, legisladores), los ciudadanos que simpatizan con este y el programa electoral coincidan en cuanto a sus posicionamientos políticos. La medida propuesta permitirá entender holísticamente los procesos de representación y los marcos de acción ideológica de representantes y partidos, así como el marco de referencia del votante-ciudadano, y con ello, permitirá una mirada más precisa de la representación política y del estado de la democracia en diferentes contextos (Ferreira da Silva et al., 2021).

Con base en lo anterior, se propone un análisis descriptivo que ofrece la trazabilidad de la ubicación ideológica de representantes, ciudadanos y programas electorales desde una perspectiva diacrónica, con el objetivo de identificar, en primera instancia, el papel que desempeñan los programas electorales con respecto a la relación tradicionalmente abordada por los estudios entre élites y ciudadanía en América Latina. Posteriormente, se pretende examinar y comparar las trayectorias y la variabilidad de la congruencia agregada entre el programa-representantes-ciudadanos, por sistemas y partidos políticos, e identificar, por ende, el comportamiento de las democracias en la región, a partir de una medida que absorba esta relación triádica de la representación política.

Para desarrollar lo planteado, la investigación se estructura en cuatro secciones. La primera establece las bases teóricas sobre las que se sustenta la medida de congruencia po­lítica; más específicamente, se enfoca en el análisis en la perspectiva ideológica, y puntualiza la función de los programas electorales en la representación política. En la segunda sección, se da paso al apartado metodológico, donde se define teóricamente la propuesta de medición, así como los lineamientos del método que va a desarrollarse en la investigación. Con base en lo anterior, en la tercera sección se describen los resultados. Finalmente, en la cuarta sección se presentan las principales conclusiones.

Congruencia: una medida de la representación política

La congruencia política es un indicador sobre la calidad de la representación en un sistema democrático. Mide el ajuste entre las preferencias de los ciudadanos y las posiciones políticas de sus representantes (Powell, 2011, p. 197). Es también un tema que se enmarca en un enfoque sustantivo de la teoría de la representación política, según el cual, y siguiendo a Pitkin (2014) implica concebir los temas políticos en un punto intermedio entre cuestiones políticas absolutamente arbitrarias y cuestiones de conocimiento con respecto a las cuales un experto puede facilitar respuestas correctas. Desde ese punto de vista, allí donde el interés de un grupo de actores políticos está en juego aparece la idea de representación, entendida como una actuación sustantiva por otros. Esta perspectiva supone la existencia de una cierta identificación o cierta conexión entre los ciudadanos y los representantes en torno a una serie de cuestiones políticas (Powell, 2004), y se complementa así con el “modelo de partido responsable” (en inglés, responsible party government), el cual, a su vez, postula que la calidad de una democracia debe juzgarse —al menos, en parte— por la medida en que las élites y los electores de los partidos se corresponden con las divisiones temáticas e ideológicas; en otras palabras, por el grado de representación que hay dentro del sistema (Dalton, 1985; Luna & Zechmeister, 2005).

En el marco descrito, el modelo de partido responsable es imprescindible para el análisis de la congruencia, en tanto parte de que los votantes (principales) eligen entre partidos (agentes) que ofrecen paquetes de políticas alternativas (Adams, 2001; Converse & Pierce, 1986; Dalton, 1985; Schmitt & Thomassen, 1999). Siguiendo esa lógica, los partidos deben tener en cuenta las preferencias de los votantes; para ello, deben ofrecer al electorado ciertas opciones programáticas, además de evidenciar una cohesión interna que les permita llevar a cabo las políticas que proponen (Aldrich, 1995; Martínez-Hernández & Miranda, 2019; Otero, 2011; Ruiz, 2007). Cuando la distribución de las preferencias públicas se corresponde con la distribución de los puntos de vista de la élite, la ciudadanía como colectivo se ve representada por esta (Dalton, 1985, p. 275). En tal sentido, Huber y Powell (1994) identifican una serie de elementos que provocan que la congruencia entre las preferencias de los ciudadanos y las de los partidos no sea el único motivo para apoyar a uno u otro; sin embargo, señalan que “la congruencia entre las preferencias de los ciudadanos y las acciones de los responsables políticos constituye un importante reclamo y objetivo de la democracia liberal” (Huber & Powell, 1994, p. 292). Desde esa perspectiva, altos niveles de congruencia o vinculación ideológica-programática entre élites y ciudadanos facilitan los procesos de rendición de cuentas y la receptividad de los gobiernos propios de las democracias de calidad (Kitschelt et al., 1999). El supuesto en torno al cual gira ese argumento es que, como los votantes ejercen accountability sobre los partidos —y estos saben que en caso de no cumplir su programa de gobierno corren el riesgo de perder la próxima elección—, los partidos, teóricamente, no tenderían a engañar a su propia base electoral (Morales Quiroga, 2014). Así, los gobiernos de partido responsable tienden a generar apoyos ciudadanos que los confirman en el poder (Adams, 2001; Kitschelt et al., 2010; Luna, 2007).

En suma, el vínculo programático entre partidos y electores es más fuerte en aquellos sistemas donde los votantes tienen opiniones similares a las de sus representantes. Al haber tal tipo de relación (diádica), los votantes apoyan o rechazan partidos de acuerdo con la capacidad de estos para cumplir con los programas de gobierno que ofrecen. Un indicador capaz de captar dicho fenómeno, pero aislado de sus posibles causas y sus consecuencias, es la congruencia política, la cual se define como el grado de correspondencia entre las preferencias políticas de los ciudadanos y las de sus representantes elegidos. Los estudiosos de la representación utilizan el concepto congruencia para examinar el grado en que las preferencias de los representantes reflejan las preferencias de los ciudadanos (España-Nájera & Martínez Rosón, 2020; Martínez-Hernández & Miranda, 2019; Rodríguez-Zepeda & Otero-Felipe, 2021).

De acuerdo con esta línea de investigación, pueden distinguirse dos enfoques diferentes en el estudio de la congruencia. Uno es de tipo colectivo, e implica el estudio de los niveles de correspondencia entre el conjunto de las instituciones representativas y los ciudadanos, o la congruencia entre los ciudadanos y el gobierno. El segundo aborda la conexión diádica, considerando a los legisladores o los partidos frente a sus votantes (Otero, 2014, p. 144; Rodríguez-Zepeda & Otero-Felipe, 2021). Aunque son complementarios, ambos enfoques tienen una contribución diferente al estudio de la representación. El primero presenta una perspectiva amplia y sistémica de la congruencia, y el segundo tiene una mayor conexión con los ámbitos partidista y electoral (Rodríguez-Zepeda, 2017; Rodríguez-Zepeda & Otero-Felipe, 2021).

En términos de contenido, la congruencia puede ser ideológica o programática. En el primer caso, la ideología suele ser la dimensión predominante que ha permitido encuadrar la realidad política en buena parte de los sistemas políticos. Las etiquetas “izquierda” y “derecha” reducen la complejidad del espacio político creando un discurso común para las élites y los ciudadanos, elemento crucial para la existencia de la representación política; sin embargo, en ciertos contextos, la ideología puede tener un menor peso en la estructuración de las preferencias ciudadanas; por tanto, se vuelve relevante la congruencia observada a partir de los temas principales del debate político, a través de lo que se denomina issue congruence, o congruencia programática, sin olvidar que los mencionados temas se asocian a la ideología. Los estudios diádicos de congruencia temática partidaria sugieren que la representación relativa de los temas (responsiveness, o receptividad) es mayor en las cuestiones vinculadas a la dimensión general de la competencia partidista (Powell, 2004).

A pesar de sus ventajas analíticas, el análisis programático presenta un problema: la elección social parece demostrar que las preferencias de los ciudadanos son, en la mayoría de los casos, ininterpretables si estas forman más de una dimensión; así lo mencionan Huber y Powell 1994, p. 292): “regardless of the distribution of preferences or the relative weight citizens assign to the different dimensions, there is no single position that a majority prefers to all other positions”. Por tanto, cuando los electores votan a un partido, lo hacen por la totalidad del programa electoral; sin embargo, ello no necesariamente significa que todos los votantes apoyen todas las posiciones que este contenga. Solo cuando los programas políticos de los partidos y las actitudes de los votantes se basan en una observación ideológica unidimensional, una mayoría electoral puede interpretarse de manera inequívoca. En ese sentido, la efectividad del modelo del partido responsable depende del grado en que las opiniones políticas de la ciudadanía y las élites están limitadas por una dimensión de conflicto; más específicamente, una dimensión ideológica expresada en un marco general: izquierda-derecha (Thomassen, 1999, p. 34). Si bien se asume que la dimensionalidad y la composición de los conceptos izquierda y derecha pueden variar contextualmente, esta sigue siendo la dimensión predominante y el atajo cognitivo más utilizado tanto por los ciudadanos como por los partidos políticos (Rodríguez-Zepeda, 2017; Rodríguez-Zepeda & Otero-Felipe, 2021).

ESTUDIOS DE CONGRUENCIA EN AMÉRICA LATINA: LA INCORPORACIÓN DE LOS PROGRAMAS ELECTORALES

Los sistemas de partidos se estructuran en ejes programáticos que determinan la competencia, lo cual indica que los partidos tienen (en mayor o menor grado) una identidad ideológica, expresada en los programas electorales (Ares & Volkens 2017, p. 124). Por su parte, la literatura sobre estructuración de la competencia en torno a las teorías del voto ideológico y programático ha asumido desde hace décadas que los ciudadanos eligen a los representantes cuyas plataformas son las más cercanas a sus propias preferencias (Downs, 1957). Asimismo, el modelo de partido responsable establece la relevancia de los programas electorales de los partidos políticos en la estructuración de la competencia, y resalta la importancia del cumplimiento de las directrices ofertadas por los partidos al llegar al poder, para garantizar una representación cimentada en vínculos ideológico-programáticos entre representantes y representados (Martínez Hernández & Miranda, 2019). La existencia de vínculos programáticos permite, además, que el tipo de accountability que hace la ciudadanía en las elecciones se base en la capacidad de los partidos para cumplir con sus programas electorales evaluando la gestión realizada por los representantes en ejercicio (Morales, 2014, p. 66).

Otro de los principios de la teoría de partido responsable es la existencia de cohesión intrapartidista (en inglés, internal cohesion) que les permita implementar su programa electoral. Los estudios sobre la coherencia partidista analizan el grado de acuerdo que hay en las preferencias y las actitudes de los miembros de un partido hacia determinados objetos políticos (Ruiz & García 2003; Ruiz & Otero 2013). Como señala Ruiz (2006), el grado de acuerdo en las posiciones de los miembros frente a diversos temas revelará “si el partido está programáticamente preocupado y orientado hacia ellas” (Ruiz, 2006, p. 90).

La mayor parte de las investigaciones sobre congruencia política en América Latina ha centrado su atención en la congruencia ideológica o programática que se establece entre los partidos o los legisladores elegidos y los ciudadanos en el ámbito del país o comparado (Buquet & Selios, 2017; España-Nájera & Martínez Rosón, 2020; Luna & Zechmeister, 2005; Lupu & Warner, 2017; Otero-Felipe & Rodríguez-Zepeda, 2014; Rodríguez-Zepeda, 2017; Rodríguez-Zepeda & Otero-Felipe, 2021; Siavelis, 2009). Otros estudios también han abordado la congruencia entre los presidentes y su vinculación con sus partidarios o con sus propios partidos (Otero-Felipe et al., 2020); sin embargo, son escasos los trabajos que han incorporado como nivel de análisis de la congruencia a los programas electorales en América Latina, aunque cabe destacar entre ellos el trabajo de Martínez-Hernández y Miranda (2019), quienes examinan el grado en que los miembros de los partidos son coherentes ideológicamente respecto a los programas electorales presentados por sus partidos políticos y sus coaliciones.

De acuerdo con lo anterior, los textos programáticos, electorales y de gobierno son la fuente de evidencia empírica más objetiva y disponible sobre las pretensiones políticas. El análisis de textos tiene la ventaja de que están relacionados con las declaraciones de política hechas en un sitio y un momento en particular por una persona o una organización específicas (Budge, 2001, p. 50). Al respecto, Klingemann et al. (2006) señalan que

[… ] prácticamente todo lo que se hace en política se registra en protocolos o actas, se emiten como directivas o leyes, o se informan como procedimientos de comités u órganos legislativos. Las causas políticas se defienden en discursos y entrevistas grabadas, folletos, carteles y, por supuesto, plataformas y manifiestos del partido. (p. xvi)

Al menos dos de las funciones que se atribuyen a los partidos son la agregación de intereses, así como la configuración de un proyecto de sociedad acorde a los principios que ellos defienden. Son la fuerza organizadora de los gobiernos democráticos que dan coherencia y dirección a sus políticas y las relacionan con las preferencias populares (Budge et al., 1987). Las propuestas que generan los partidos encierran en sí mismas un diagnóstico de los problemas existentes —las preocupaciones de la ciudadanía y los compromisos o las demandas políticas históricas— y ofrecen un conjunto de soluciones a estos. Los programas electorales son cruciales para dicha función, pues proporcionan a los electores una idea de las políticas por las que votan, y los partidos tienen en estos un punto de partida para su actividad en el gobierno (Budge et al., 1987; Froio et al., 2013; Ruiz, 2006, pp. 281-82).

Hay diversas ventajas en usar los programas electorales como fuente para identificar las definiciones políticas de los partidos (Budge, 1987; Volkens, 2001; Benoit & Laver, 2007). Estos programas abarcan un amplio repertorio de temas y posiciones políticas que pueden ser vistos como “un conjunto de planteamientos clave de las posiciones partidistas a través de los cuales se pueden mapear los movimientos de los partidos a través del tiempo” (Budge et al., 1987, p. 18). Los programas son usualmente ratificados por las convenciones del partido, constituyen declaraciones autorizadas de sus políticas y representan a la totalidad del partido, por lo que representan el equilibrio (programático) alcanzado por las fuerzas en conflicto dentro del partido (Budge, 1987, pp. 25-26; Klingemann et al., 2006, xvi-xvii). Además, los programas electorales son publicados antes de cada elección. De esa manera, los movimientos ideológicos de los partidos pueden ser estudiados a lo largo del tiempo (Volkens, 2001, p. 34; Alonso et al., 2012, p. 49; Ecker et al., 2021). Según esa idea, los partidos son producto histórico y social, de manera que las plataformas contienen “identidades históricas que presentan una interpretación de la realidad, una filosofía social, una valoración ética y política sobre el statu quo de la sociedad a la que se refieren” (D’Alessandro, 2013, p. 110). Por último, los temas tratados dentro de los programas son múltiples, lo cual posibilita que las posiciones de los partidos “puedan ser medidas y comparadas con las posiciones de sus competidores dentro del sistema de partidos y con las de sus partidos homólogos en otros sistemas políticos” (Alonso et al., 2012, p. 49).

MÉTODO: CONGRUENCIA IDEOLÓGICA MULTINIVEL

La presente investigación busca ir un poco más allá de los estudios clásicos de la congruencia diádica, con base en incorporar los programas electorales como un tercer nivel de representación. El objetivo es determinar la congruencia ideológica de los partidos triangulando tres niveles de representación: ciudadanos, legisladores y programas de gobierno, y partiendo de que los vínculos programáticos funcionarán mejor en la medida en que haya congruencia entre las posiciones ideológicas reflejadas por los programas electorales de los partidos políticos, los representantes de esos partidos y sus votantes (Dalton 1985; Powell, 2009). En tal sentido, este trabajo propone una evaluación del nivel de congruencia ideológica, desde un enfoque de partidos políticos (programas-miembros) y votantes, que valore la coincidencia o la distancia entre los programas electorales de los partidos y las preferencias de los electores que se identifican con esas propuestas, a la vez que identifica las preferencias de los representantes electos que, teóricamente, deberían coincidir, en algún grado, no solo con quienes votaron por ellos para hacer cumplir una serie de directrices, sino también, con las posiciones programáticas del partido del cual son miembros (Ferreira da Silva et al., 2021).

La investigación se basa en identificar evidencia empírica respecto al estado de la democracia en la región, a partir de la observación de las instituciones de representación política. Para ello, la congruencia ideológica permite establecer medidas objetivas que evidencian un aspecto de la representación política, específicamente, en la realidad latinoamericana (Buquet & Selios, 2017; España-Nájera & Martínez-Rosón, 2020; Luna & Zechmeister, 2005; Lupu & Warner, 2017; Morales, 2014; Otero & Rodríguez, 2010; Rodríguez, 2017; Rodríguez-Zepeda & Otero-Felipe, 2021; Siavelis, 2009).

A fin de capturar esta aproximación a la representación política, la investigación insiste en definir un indicador que absorba la congruencia ideológica bajo criterios objetivos. Por ello se propone construir un índice de congruencia ideológica multinivel. El índice propuesto rediseña la congruencia ideológica, que tradicionalmente se ha enfocado en identificar dos actores —la sociedad y sus representantes, o bien, la sociedad y los programas electorales—, y busca la convergencia de las posturas con referencia a un eje comparativo. Por ello, la investigación apuesta a la inclusión de los programas electorales de los partidos políticos como el eje ideológico que permite identificar un punto objetivo o un marco interpretativo en el cual los posicionamientos de los ciudadanos y de los representantes adquieren una mayor capacidad explicativa en los procesos de representación político-ideológica. La importancia de los programas viene dada por cuanto son un texto que es oficial y representa las posiciones de los actores políticos (partidos y representantes) (Alcántara & Cabezas, 2013; Alonso et al., 2012; D’Alessandro, 2013). Se entiende con ello que el programa electoral asume un marco de referencia en el cual tanto los partidos, como los representantes y los ciudadanos establecen su conocimiento de la realidad política. En este sentido, la congruencia ideológica observada por el grado de coincidencia entre las posiciones ideológicas entre ciudadanos y representantes se hace más relevante dentro de un marco ideológico importado del partido al que apoyan o pertenecen, y el cual es expresado en su programa electoral (Ferreira da Silva et al., 2021; Trechsel & Mair, 2011).

En este contexto, la investigación define a la congruencia como el grado de convergencia entre el programa, los representantes y los representados respecto a un issue político dentro de un marco de referencia que aglutina las percepciones políticas de preferencias de sus actores integrantes. Operativamente hablando, la congruencia indica el grado de similitud entre las posiciones del programa, del ciudadano y del representante respecto a temas, o issues, centrales en la vida política. De acuerdo con ello, la congruencia observada desde la visión clásica asume una perspectiva espacial que define la cercanía o la distancia respecto a dos puntos (A-B) que, teóricamente, tenderían a converger. La congruencia cuestiona que los posicionamientos de un punto A en una recta X sean similares al punto B en la misma recta; con ello se asume que, a mayor distancia entre estos dos puntos en una recta, menor es la congruencia, como se expresa en la figura 1 (partido B, C, D, E), en sentido inverso; por lo tanto, se asume que a menor distancia entre el punto A y el punto B, mayor es la congruencia, como también se ve en la figura 1(partido A).

Fuente: Elaboración propia.

Figura 1 Matriz teórica de la congruencia ideológica multinivel 

Con la lógica planteada, la investigación agrega un nivel donde se identifica un punto (C) de referencia, que permita entender y redefinir dicha convergencia o distancia entre el punto A y el B. En ese entendido, la investigación busca identificar el grado de congruencia en términos ideológicos de los representantes (A), los ciudadanos (B) y los programas electorales (C); este último, a su vez, entendido como el punto de referencia y que define a los partidos políticos como las instituciones hegemónicas de la representación política.

Con lo anterior, se asume que un partido político es congruente ideológicamente en tanto sus representantes (militantes, miembros, legisladores), los ciudadanos que simpatizan con este y el programa electoral coincidan en sus posicionamientos políticos (partido A de la figura 1). En términos teóricos, un partido que es congruente tendría mayores elementos ideológicos para la creación de vínculos más estables con sus miembros (representantes) y sus representados (ciudadanos) (Martínez-Hernández & Miranda, 2019; Torcal, 2015; Werner, 2020). En este sentido, los partidos políticos congruentes ideológicamente son los que tienen una claridad objetiva y compartida del programa político dentro de la organización, y esta repercute en una representación política de mayor calidad. Con ello, se asume que las posiciones ideológicas que los partidos ofrecen en los programas electorales deberían ir en sintonía con las posiciones de los representantes y sus votantes, como se muestra en la figura 1 (Ferreira da Silva et al., 2021; Martínez-Hernández & Miranda, 2019; Trechsel & Mair, 2011).

Esta perspectiva complementa los enfoques clásicos para el estudio de la congruencia enunciados por Otero (2014), quien señala que han predominado dos tipos de enfoques: el análisis colectivo, el cual centra su observación en el grado de congruencia de las actitudes, así como el posicionamiento ideológico o programático entre los órganos representativos y la ciudadanía, y el análisis diádico, que “examina la conexión ideológica o programática entre legisladores y sus representados” (Otero, 2014, p. 144). Por lo anterior, el supuesto general de la investigación indica que a mayor institucionalización del sistema de partidos, mayor congruencia ideológica. Eso tiene que ver con la estabilidad de la competencia y la propia tradición y la consolidación democrática de los países (Ferreira da Silva et al., 2021; Mainwaring & Scully, 1995; Trechsel & Mair, 2011).

Dentro de este marco metodológico, y con la intención de determinar la variable dependiente de la presente investigación, se crea el índice de congruencia ideológica multinivel (en inglés, Multilevel Ideological Congruence Index (MICI)). Dicho índice identifica esos tres niveles de representación cuyo eje son las instituciones partidistas: programa-representantes-ciudadanos. Comparativamente hablando, el MICI observa la interacción de tres posiciones ideológicas de los partidos políticos como unidad base. En principio, esta aproximación metodológica analiza la representación normativa determinada por el documento programático que los partidos presentan durante los procesos electorales. En segundo lugar, analiza la representación subjetiva de los miembros partidistas; en consecuencia, manifiesta la ubicación ideológica que estos le otorgan a su formación política. Finalmente, el tercer nivel atiende a la ubicación ideológica del ciudadano que apoya al partido político. El indicador calcula la diferencia entre el programa electoral, las posiciones ideológicas de los partidos políticos según los representantes miembros de estos y la ubicación ideológica de los ciudadanos que apoyan a cada partido analizado. El índice mide en una escala de 0-9, de más a menos congruencia, y se entiende con ello que los partidos que muestren valores cercanos a cero son partidos más congruentes ideológi­camente, asumiendo que los representantes tenderían a consolidar una postura ideológica similar a su posicionamiento normativo y al posicionamiento de los ciudadanos que los apoyan. La referencia algebraica del MICI se señala a continuación.

Multilevel Ideological Congruence Index (MICI)

PELALRL-R (PELA): Promedio del partido según la autoubicación de sus miembros, en escala 1-10.

MARPORLRL-R (MARPOR): Posiciones ideológicas del partido según el programa electoral, en escala 1-10.

CsLR L-R (Cs): Posiciones ideológicas del partido según la media de la ubicación ideológica del ciudadano que lo apoya, en escala 1-10.

Posición media de los tres niveles. Escala 1-10.

Nota: A mayor distancia del 0, mayor incongruencia ideológica.

Subíndice de Congruencia Representantes-Ciudadanos

LRRp: Promedio del partido según la autoubicación de sus miembros, en escala 1-10.

LRCs: Posiciones ideológicas del partido según la ubicación ideológica del ciudadano que lo apoya, en escala 1-10.

Nota: A mayor distancia del 0, mayor incongruencia ideológica.

Subíndice de Congruencia Ciudadanos-Programas Electorales

LRPp: Posiciones ideológicas del partido según el programa electoral en escala 1-10.

LRCs: Posiciones ideológicas del partido según la ubicación ideológica del ciudadano que lo apoya en escala 1-10.

Nota: A mayor distancia del 0, mayor incongruencia ideológica.

Subíndice de Congruencia Representantes-Programas Electorales

LRPp: Promedio del partido según la autoubicación de sus miembros, en escala 1-10.

LRPp: Posiciones ideológicas del partido según el programa electoral, en escala 1-10.

Nota: A mayor distancia del 0, mayor incongruencia ideológica.

Con la identificación de los tres niveles programa-representantes-ciudadanos, la investigación desarrolla una base de datos comparativa que contiene información de tres proyectos de investigación: Party Manifesto Project (Manifesto Research on Political Representation: MARPOR), la Base de Datos de Élites Latinoamericanas-Universidad de Salamanca (PELA-USAL) y la Base de datos del Latinobarómetro: Opinión Pública Latinoamericana (Latinobarómetro, 1998-2018). Los tres proyectos enfocan su estudio en el estado de la representación política en cada uno de los tres niveles analíticos: programas electorales, legisladores y ciudadanos; las dos últimas, con un enfoque explícito en la realidad latinoamericana.

La primera base de datos es MARPOR, la cual ofrece medidas estandarizadas sobre los programas electorales de los partidos políticos. El análisis de contenido en quasi-frases de los programas electorales elaborado por MARPOR proporciona la posibilidad de medir la ideología en dos binomios: izquierda y derecha. De este binomio se obtiene la escala izquierda-derecha o índice RILE (Laver & Budge, 1992) y Budge & Laver, 1993; Budge et al., 2001; Klingemann et al., 2006; Volkens et al., 2013, 2019). El RILE considera 26 categorías según las características asociadas a los posicionamientos ideológicos tanto de izquierda como de derecha, obteniendo una medida global que permite definir el espectro ideológico de los programas electorales, así lo refieren Laver y Budge (1992) y Krause et al., (2019). Además, esta medida ha sido adaptada para el contexto latinoamericano por Ares y Volkens 2017, p. 126) y Martínez-Hernández y Miranda (2019). Estas categorías se muestran a continuación de acuerdo con los códigos y el binomio de referencia elaborado por MARPOR:

Dimensión Derecha-Izquierda (RILE-MARPOR)

RILE = Derecha (per104 Military: Positive + per201 Freedom and Human Rights + per203 Constitutionalism: Positive + per305 Political Authority + per401 Free Market Economy + per402 Economic Incentives + per407 Protectionism: Negative + per414 Economic Orthodoxy + per505 Welfare State Limitation + per601 National Way of Life: Positive + per603 Traditional Morality: Positive + per605 Law and Order + per606 Civic Mindedness: Positive) - Izquierda (per103 Anti-imperialism + per105 Military: Negative + per106 Peace + per107 Internationalism: Positive + per202 Democracy + per403 Market Regulation + per404 Economic Planning + per406 Protectionism: Positive + per412 Controlled Economy + per413 Nationalization + per504 Welfare State Expansion + per506 Education Expansion + per701 Labour Groups: Positive).1

Para homologar medidas del RILE-MARPOR, se utiliza la aplicación realizada por Martínez-Hernández y Miranda (2019). En esta se modifica la escala original, que va de −100 a 100 (donde −100 es extrema izquierda, y 100, extrema derecha), y proporcionada por el MARPOR, pues se la transforma a la escala de 1-10, donde 1 es izquierda y 10 es derecha. Lo anterior se hace con el fin de comparar las escalas RILE MARPOR, LR PELA y Latinobarómetro.

La segunda fuente es la Base de Datos de Élites Latinoamericanas-Universidad de Salamanca (PELA-USAL), que obtiene información sobre los legisladores y los partidos políticos latinoamericanos (2000-2018). Para la investigación, se utiliza la variable ideológica de los partidos políticos asignada por los legisladores, y la cual es observada a partir de la ubicación ideológica media otorgada por sus representantes en la escala izquierda-derecha, representada con los valores de 1-10, donde 1 es izquierda, y 10, derecha (Alcántara,1995-2018; Alcántara, 2004, p. 88, y 2006; Kitschelt et al., 2010; Martínez-Hernández & Miranda, 2019).

Dimensión Izquierda-Derecha (LR-PELA)

Autoubicación ideológica de partido = izquierda 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 derecha.

Media de las ubicaciones ideológicas asignadas al partido por cada miembro.

Ubicación ideológica del partido según cada miembro.

Número miembros entrevistados.

La tercera fuente es la Base de datos del Latinobarómetro: Opinión Pública Latinoa­mericana. Esta obtiene información sobre las percepciones de los ciudadanos lati­noamericanos (2000-2018). Para la investigación se utilizan dos variables: en principio, la variable autoubicación ideológica de los ciudadanos, la cual es observada a partir de la ubicación ideológica media en la escala izquierda-derecha, que, a su vez, mide de 1 al 10, y donde 1 es izquierda, y 10, derecha (P22ST Escala Izquierda-Derecha). La variable se controla según el partido por el cual se siente más próximo como proxi a la simpatía y la identificación partidistas (P21STGBS.A: Partido por el que votaría si este domingo hubiera elecciones).

Dimensión Izquierda-Derecha (LR)

Autoubicación ideológica del ciudadano = izquierda 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 derecha.

Media de las ubicaciones ideológicas del ciudadano que apoyan a un partido político X.

Ubicación ideológica de cada ciudadano que apoya a un partido político X.

Número de ciudadanos entrevistados que apoyan a un partido político X.

Para seleccionar los casos analizados en la presente investigación, al ser esta exploratoria respecto a la aplicación de la medida, se identifican dos criterios. El primer criterio se refiere al número efectivo de partidos relativo a cada país. El segundo criterio, de tipo técnico, es la existencia de datos para cada partido, longitudinalmente en las tres bases de datos, para así hacer comparable la propuesta de medición. De acuerdo con lo anterior, los proyectos de PELA-USAL y de Latinobarómetro estudian la realidad latinoamericana desde la década de 1990, y el proyecto MARPOR mantiene en su versión aplicada a los partidos en América Latina desde 1945, para el caso mexicano; para el chileno, desde finales de la década de 1990; para los casos brasileño y argentino, desde la década de 2000, y para los casos de Bolivia y Uruguay, desde mediados de la segunda década del siglo XXI. Con base en lo anterior, y tomando en cuenta los casos latinoamericanos estudiados por MARPOR, se observan seis países: Argentina (2003-2015; partidos: 3); Bolivia (2009-2018; partidos: 4); Brasil (2000-2018; partidos: 8); Chile (1999-2017; partidos: 6); México (2000-2018: partidos 8); Uruguay (2014-2018; partidos: 3). Como resultado, se obtuvo un análisis de 32 partidos durante dos décadas (2000-2018) —seis sistemas de partidos; 18 años; 32 partidos; n= 404 observaciones—, como se muestra en la tabla 1. La investigación se circunscribe a los estudios empírico-descriptivos y comparativos con el uso de herramientas cuantitativas. Se hace un análisis que ofrece identificar la ubicación ideológica de representantes, ciudadanos y programas electorales desde una perspectiva longitudinal, con el objetivo de identificar, en primera instancia, el papel que desempeñan los programas electores con respecto a la relación tradicionalmente abordada por los estudios entre élites y ciudadanía. Posteriormente, se pretende examinar y comparar las trayectorias y la variabilidad de la congruencia agregada entre el programa-representantes-ciudadanos, por sistemas y partidos políticos.

Tabla 1 Casos países y partidos 

*Argentina (2003-2015: partidos 3); Bolivia (2009-2018: partidos 4); Brasil (2000-2018: partidos 8); Chile (1999-2017; partidos 6); México (2000-2018: partidos 8); Uruguay (2014-2018: partidos 3), resultando un análisis de 32 partidos durante dos décadas (6 países; 18 años: 32 partidos; n= 404 observaciones).

Fuente: Elaboración propia.

ANÁLISIS Y DATOS

Con base en el apartado metodológico, en un primer momento se observan los valores relativos del MICI aplicados a la realidad latinoamericana. Según ello, se manifiesta el posicionamiento espacial en el eje ideológico de referencia. La figura 2 permite identificar diferentes situaciones del programa electoral en relación con el vínculo representativo entre las élites y los ciudadanos. En términos generales, se aprecia que los programas tienen un papel relevante a la hora de analizar los niveles de congruencia en la representación política de América Latina. En ese sentido, en primer lugar, se observa que trece de los partidos analizados tienen un nivel de congruencia alto —como es el caso de: PNA (mx), MC (mx), PPD (chi), PRSD (chi), MAS (bol) y MNR (bol)— o con sus representantes —tal es el caso del PC (uru), MC (mx), PRI (mx), PPD (chi), PRSD (chi), PSDB (br), PSB (br), PDT (br), PJ (arg) y UCR (arg)—. De este grupo, tres partidos políticos son los que presentan la mayor cercanía entre los tres niveles de representación: se trata del partido mexicano MC (Movimiento Ciudadano) y de los partidos chilenos PPD (Partido por la Democracia) y PRSD (Partido Radical Social Demócrata), como se muestra en las figuras 2a 4.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 2 Evolución de la congruencia ideológica en los partidos latinoamericanos (2000-2018) 

Fuente: Elaboración propia

Figura 3 Evolución de la congruencia ideológica multinivel en los sistemas de partidos latinoamericanos (2000-2018) 

Fuente: Elaboración propia

Figura 4 Evolución de la congruencia ideológica multinivel de los partidos latinoamericanos (2000-2018) 

En segundo lugar, seis de los partidos se ubican en una posición de congruencia intermedia entre los programas, los ciudadanos y los legisladores. Se trata de: PDT (br), PT (br), PRSD (chi), PES (mx), PRD (mx) y PT (mx). Por último, en quince partidos, la congruencia de los programas tanto con representantes como con ciudadanos es más baja. Este conjunto de partidos puede dividirse en un grupo de ocho casos cuyos niveles de congruencia entre los ciudadanos y los representantes es más alto —PVEM (mx), UDI (chi), RN (chi), PTB (br), PMDB (br), PP (br), UD (bol) y UNIÓN PRO (arg)—. En estos casos, los programas se encuentran más alejados, lo que puede indicar un rol menos relevante en el vínculo ideológico de dichos partidos. Por otro lado, un segundo grupo es el conformado por los partidos políticos menos congruentes de todo el universo analizado: FA (uru), PN (uru), PAN (mx), MORENA (mx), PS (chi), DEM (br) y UN (bol). Aquí no se observa coincidencia entre los programas y los ciudadanos-representantes, ni congruencia en el vínculo de representación diádica que se espera que exista entre representante y representado, como se muestra en las figuras 2a 4.

En cuanto al patrón de posición ideológica observado en los sistemas de partidos analizados en la presente investigación, en la mayoría de los casos se observa que los programas tienden a estar ubicados hacia la izquierda, en comparación con las posiciones de los representantes y los electores. Los únicos partidos exentos de dicha tendencia son: MAS (bol), PPD (chi), PS (chi), MC (mx), MORENA (mx) y FA (uru), donde el programa está ubicado más a la derecha que sus miembros y sus electores.

Asimismo, como ya se mencionó, hay un grupo de partidos donde el programa electoral parece constituir un punto de equilibrio entre las posiciones de los ciudadanos y los representantes, y donde los primeros tienden a estar más a la derecha del continuo ideológico, y los segundos, más a la izquierda. Entre ellos se encuentran: PDT (br), PT (br), PRSD (chi), PRD (mx) y PT (mx). Solo en el caso del partido mexicano PES (Partido Encuentro Social) la ubicación es inversa; es decir, los ciudadanos se encuentran más a la izquierda, mientras los representantes se ubican a la derecha de la escala, como se expresa en las figuras 2a 4.

En el sistema chileno, particularmente, los programas tienden a estar cercanos a las preferencias de los ciudadanos y los representantes, pero la brecha aumenta en la medida en que transcurren los procesos electorales. Al analizar los partidos, se observa una tendencia entre los que han pertenecido a la histórica coalición de centro-izquierda (Democracia Cristiana, Partido Socialista, Partido por la Democracia y Partido Radical Social Demócrata), donde los niveles de congruencia son más cercanos, mientras que en los partidos de la coalición de derecha (Renovación Nacional y Unión Demócrata Independiente) los programas se alejan de la congruencia que se observa entre electores y representantes. En ese sentido, los programas se posicionan mucho más al centro que las posiciones de representantes y electores que se ubican a la derecha del espectro ideológico, como lo muestra las figuras 2a 4.

En los partidos brasileños se observa un nivel de congruencia más alto entre los progra­mas y los representantes, con estos últimos ocupando una posición intermedia entre los programas y la ciudadanía. También se observa una variación en el po­si­cionamiento de los ciudadanos, que en determinadas elecciones se aleja o se acerca a las preferencias de los representantes y de los programas de gobierno. En el Partido de los Trabajadores, los programas se ubican en un punto medio entre las preferencias de los representantes y los electores. En el PSDB, el PSB y el PDT, los programas muestran niveles de congruencia más altos con los representantes que con los electores; mientras, en PTB, PMDB, PP y DEM los programas se alejan de ambas preferencias, y se ubican así en el centro del continuo ideológico, mientras que los niveles de congruencia son más elevados entre representantes y electores, posicionados a la derecha de la escala, como se ve en las figuras 2a 4.

El caso de Uruguay, los datos para la única observación del sistema de partidos muestran que hay un nivel de congruencia más cercano entre los electores y los programas que con los representantes mucho más alejados hacia el centro-derecha. En el caso del Frente Amplio, las tres posiciones están alejadas entre sí: los representantes, con posiciones a la izquierda; luego, los electores, y hacia el centro, los programas. Por su parte, el Partido Nacional y el Partido Colorado presentan niveles de congruencia más cercanos entre los programas y los electores —ubicados en el centro izquierda— que con las posiciones de los representantes, quienes se ubican más a la derecha de la escala, según lo muestra las figuras 2a 4.

En el caso mexicano, los partidos presentan niveles de congruencia más altos entre los programas y los representantes, mientras que la ciudadanía se encuentra más alejada. Esa distancia comienza a disminuir respecto a los representantes, pero se mantiene con los programas. En las últimas elecciones analizadas, se observa un cambio en las posiciones, al aumentar los niveles de congruencia entre los tres niveles. El PRI manifestó mayor congruencia entre los programas y los representantes, mientras que el PNA y MC lo hacen entre programas y electores. En el caso del PES, el PRD y el PT, los programas se ubican en una posición intermedia en relación con electores y representantes, si bien cabe destacar que en el caso del PRD y el PT, los niveles de congruencia entre las tres dimensiones son mucho mayores, al haber poca distancia entre los tres. Finalmente, en el caso del PAN, el PVEM y el MORENA, los programas se ubicaron al centro del eje ideológico; en el caso de los dos primeros partidos, las posiciones de los representantes y los electores se encuentran más a la derecha, mientras que para MORENA, dichas posiciones se ubican más a la izquierda, según las figuras 2a 4.

Argentina, por su parte, presentó niveles más bajos de congruencia. Hasta 2011, la mayor distancia se presentaba entre los ciudadanos y los programas, de acuerdo con las figuras 3 y 4. A partir de ese momento, la brecha entre ambos disminuyó, pero aumentó entre ciudadanos y representantes. En términos generales, tanto el Partido Justicialista-Frente para la Victoria como el Partido Unión Cívica Radical manifestaron mayores niveles de congruencia entre los programas y los representantes, mientras que las posiciones de los electores se ubican más a la derecha. Por su parte, el Partido Progresista presentó una mayor congruencia entre representantes y electores que con el programa, el cual se ubicó en el centro ideológico.

Finalmente, Bolivia, en términos comparados evidenció el nivel más bajo de congruencia de su sistema de partidos; manifestó mayor congruencia entre los ciudadanos y los programas, mientras que empeoró en relación con los representantes; en especial, durante la última elección. Tanto el MAS-IPSP como el MNR presentan la misma tendencia. En el caso del primero, destaca la baja congruencia respecto a los representantes, quienes se ubican mucho más a la izquierda que los programas y los electores; mientras, con el MNR los representantes se encuentran más a la derecha. El partido UN presenta una mayor congruencia entre representantes y electorado —ambos, ubicados en la derecha, pero baja en relación con el programa, que se ubica hacia el centro de la escala ideológica—, según las figuras 2 a 4.

Los resultados de la evolución temporal del índice de congruencia ideológica muestran que la mayoría de los sistemas de partidos analizados tiene una trayectoria volátil durante la temporalidad estudiada, tal como se observa en figuras 3 y 4. A grandes rasgos, Argentina presentó niveles relativamente altos de congruencia durante el periodo, con la excepción de dos momentos: 2007 y 2011, cuando la congruencia disminuyó. En Bolivia, el índice de congruencia se observa alto para los primeros años de los que se tienen datos, pero a partir de 2013 la congruencia empezó a disminuir, aunque en la última elección mostró una mejora con respecto a la elección anterior, y que evidenció los niveles más bajos de congruencia, en comparación con los demás sistemas analizados. Durante la década de 2000-2010 Chile y México pasaron por los mayores niveles de congruencia; sin embargo, esta disminuyó a lo largo de la década siguiente. Por el contrario, Brasil presentó una curva ascendente (valores de congruencia más bajos) hasta finales de 2010, para luego evidenciar valores disímiles de congruencia. Por último, resulta apresurado describir una tendencia para el caso de Uruguay, pues solo se cuenta con datos al respecto desde el 2014; sin embargo, cabe observar que, al menos en el periodo 2014-2018, la congruencia ideológica fue baja, por cuanto presentó en el índice de congruencia valores más altos que cero.

Finalmente, la figura 4 traza la trayectoria temporal del MICI de todos los partidos políticos analizados durante el periodo 1999-2018. Aquí se advierten tres grupos de partidos. Por un lado, aquellos que permanecen con un nivel de congruencia alto y estable en el tiempo, dado que se mantienen predominantemente por debajo de valores cercanos a uno durante la mayor parte del periodo objeto de estudio. Es el caso de: MNR (bol), PDC (chi), PDT (br), PJ-FPV (arg), PMDB (br), PPD (chi), PRD (mx), PRI (mx), PRSD (chi), PS (chi), PSDB (br), PT (mx), UCR (arg) y UN (bol).

Por su parte, en otro grupo de partidos, el índice se encuentra predominantemente por encima de uno en la serie temporal; por lo tanto, dicho grupo presenta una trayectoria estable y de baja congruencia ideológica. Se trata de: DEM (br), MAS (bol), PC (uru), PES (mx), PN (uru), PP (br), PTB (br), RN (chi) y UDI (chi).

Un tercer grupo de partidos muestra niveles de congruencia más fluctuantes a lo largo del tiempo, y donde pueden identificarse partidos que han aumentado su congruencia ideológica a lo largo de los últimos años, como es el caso de: UNIÓN-PRO (arg), UD (bol), PSB (br) y MC (mx); y partidos que han bajado sus niveles de congruencia; principalmente, a lo largo del último lustro: el PVEM y el PAN, de México. Cabe resaltar el caso del Partido Radical Social Demócrata, de Chile, pues si bien ha mantenido históricamente una alta congruencia ideológica, en la última elección, en 2017, se observa una caída en el índice, que pasó a estar casi por encima de la media regional.

CONCLUSIONES

Como ya se dijo, el objetivo de la investigación era determinar el grado de congruencia ideológica en América Latina, desde una perspectiva multinivel: ciudadanos, legisladores y programas. Fue lo que se desarrolló a partir de un diseño teórico y metodológico, cuyo interés ubica a los partidos políticos como unidad de análisis. Para ello, se estructuró una propuesta metodológica sobre la medición de la congruencia ideológica en tres niveles. Como conclusiones relevantes, se encuentran dos elementos. El primero de ellos es que los programas electorales parecen ejercer un papel relevante en el vínculo representativo en al menos casi la mitad de los partidos políticos analizados; sin embargo, la cercanía ideológica es mayor con respecto a las élites parlamentarias que a los ciudadanos. La congruencia entre élites y programas da cuenta del nivel de coherencia interna partidaria; es decir, el grado de acuerdo en las posiciones de los miembros de un partido en diferentes temas en relación con lo expresado en su plataforma electoral. Eso, teóricamente, debería expresar una serie de declaraciones que sus miembros, en caso de ser elegidos representantes, deben cumplir en ejercicio de su labor representativa. En suma, la congruencia ideológica entre programas electorales y representantes es un indicador del nivel de coordinación (Kitschelt et al., 2010) que hay en los sistemas de partidos. En tal sentido, no resulta llamativo que algunos de los partidos más coordinados ideológicamente entre programas y élites sean partidos con una antigüedad y una trayectoria más extensas, como, por ejemplo, la Unión Cívica Radical (UCR) y el Partido Justicialista (PJ), de Argentina; la Social Democracia Brasileña (PSDB), o el Partido Revolucionario Institucional (PRI), de México. Por otro lado, son más escasos los partidos cuyos programas electorales son cercanos ideológicamente a las posiciones de sus electores. Este hallazgo representa un aporte, en términos de la incorporación del programa como otro nivel analítico para medir congruencia. Lo anterior se corrobora con los trabajos de Otero-Felipe y Rodríguez-Zepeda (2014), España-Nájera y Martínez-Rosón (2020) y Rodríguez-Zepeda y Otero-Felipe (2021), quienes, a través de datos de élites y opinión pública, también encuentran que son pocos los casos donde la proximidad ideológica desempeña un papel relevante en la estructuración de los electorados latinoamericanos.

El segundo elemento se refiere a la principal contribución de este trabajo al estudio de la congruencia política, la cual reside en la construcción del MICI. En ese sentido, los resultados deben leerse en términos de una congruencia integral entre representantes, electores y programas. Desde una lectura sincrónica, la evidencia apunta a que en países como Argentina, Chile y Uruguay, las fuerzas políticas de izquierda o de centro-izquierda serían más congruentes que las de derecha. En Argentina, el caso más congruente es el PJ-FPV entre 2008 y 2013, y el menos congruente, el de UNIÓN-PRO en 2009. En Uruguay, el índice puntúa más alto para el FA en 2016 y 2018, y más bajo, para el PC en 2014 y 2015. La izquierda chilena es también la más congruente (en específico, el PRSD en 2002 y el PPD en 2017), mientras que la derecha —en particular, el UDI en 2002— es el partido menos congruente. Los hallazgos para el caso chileno son respaldados por trabajos anteriores, y los cuales también señalan que en ese país los partidos y las coaliciones de derecha son menos congruentes que los partidos de izquierda (Martínez-Hernández & Miranda, 2019; Morales, 2014).

Asimismo, Luna y Zechmeister (2005) señalaron que la mayoría de los partidos de izquierda actúan eficazmente como vehículos de representación de las agendas políticas socialdemócratas (haciendo hincapié en la intervención activa del Estado en la economía y la provisión gubernamental de bienes sociales) y de las ideologías seculares; no obstante, dicha tendencia no es tan clara para el resto de los países. Si bien en Brasil y México los casos de menor congruencia de toda la oferta partidaria constituyen fuerzas de derecha, como el DEM y el PES, respectivamente, los partidos de izquierda no son los que presentan mayor congruencia, sino que, más bien, los partidos más congruentes son más cercanos al centro: se trata del PSDB, en Brasil, y del PVEM, en México. Por su parte, en Bolivia, el MAS es el partido menos congruente, y el MNR, el más congruente.

Por último, el análisis diacrónico del índice arroja que la distribución de la congruencia ideológica multinivel es volátil a lo largo del tiempo. Se observan algunas tendencias a la congruencia alta —como, por ejemplo, el Partido Socialista y el Partido por la Democracia, de Chile, o los casos nacionales de Chile y México durante el periodo 1999-2010— y de congruencia baja —como en Bolivia y Uruguay, desde 2013 a la fecha—; sin embargo, el patrón predominante es que los niveles de congruencia se alteran de elección en elección.

La variabilidad hallada en los niveles de congruencia ideológica en una comparación entre países podría tener su explicación en factores sistémicos más estructurales, como el nivel de institucionalización del sistema de partidos, la fragmentación partidaria, la polarización, y la consolidación de la democracia. Por ejemplo, la literatura, en general, atribuye un papel especialmente importante a la institucionalización partidaria en lo que concierne a la conexión ideológico-programática entre partidos y electorado (Mainwaring & Torcal, 2006); sin embargo, las conclusiones de Otero-Felipe y Rodríguez-Zepeda (2014) muestran que el grado de institucionalización per se no parece estar relacionado con una mejor vinculación de tipo ideológico. Un caso empíricamente consistente en tal sentido es el de Uruguay, calificado, por lo general, con una alta identificación con partidos, baja volatilidad, alta institucionalización y alta calidad de la democracia (Levine & Molina, 2007). No obstante, los resultados de este trabajo arrojan que dicha nación suramericana tiene, en general, los niveles de congruencia ideológica más bajos de todo el universo analizado. Ello puede deberse, quizá, a la incorporación del programa electoral como un nivel más de representación, lo que, en el caso uruguayo, hace disminuir su nivel de vinculación ideológica.

Las posibles explicaciones a la variabilidad de los niveles de congruencia dan lugar a preguntas, que van más allá de los objetivos de esta investigación; sin embargo, los factores mencionados dejan entrever posibles hipótesis que pueden ser abordadas en futuras investigaciones.

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1Para las observaciones individuales en caso de las coaliciones que presentan una misma plataforma electoral, se asume el mismo valor por cada partido integrante. Con ello, se obtiene una medida individualizada por cada partido miembro de la coalición. Lo anterior asume que los partidos integrantes manifiestan la misma postura ideológica, resumida en la variable RILE-MARPOR. En tal sentido, se realiza lo que plantean Martínez-Hernández y Miranda (2019) homologando observaciones por cada coalición a sus partidos que la conforman.

Fuente: Elaboración propia.

Anexo 1 Evolución de la ubicación ideológica en América Latina por país: ciudadanos-representantes-programas (2000-2018) 

Fuente: Elaboración propia.

Anexo 2 Evolución de la ubicación ideológica en América Latina por partido político: ciudadanos-representantes-programas (2000-2018) 

Fuente: Elaboración propia

Anexo 3 Estadísticos descriptivos 

Recibido: 09 de Noviembre de 2021; Aprobado: 12 de Mayo de 2022

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