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Tabula Rasa

versión impresa ISSN 1794-2489

Tabula Rasa  no.40 Bogotá oct./dic. 2021  Epub 11-Abr-2022

https://doi.org/10.25058/20112742.n40.13 

Artículo de investigación

QIMMEQ, EL PERRO SIN ALMA ENTRE LOS INUIT

Qimmeq,The Inuit Soulless Dog

Qimmeq, o cachorro sem alma entre os inuit

francesc bailón Trueba1 

David Pacheco filip2 

1 . Licenciado en Antropología Cultural por la Universitat de Barcelona (España). Arqueonet, España nanukfb@gmail.com

2. Psicólogo canino.davidhuskynen@hotmail.com


Resumen:

Sin duda, la relación entre los perros y los seres humanos en el Ártico ha evolucionado o se ha adaptado a medida que las poblaciones han pasado de un nomadismo estacionario a un sedentarismo parcial, de una economía de subsistencia tradicional a una economía dependiente del mundo industrial. En este documento analizamos esos cambios evolutivos entre los inuit, una sociedad de cazadores y pescadores, centrándonos sobre todo en el caso de Kalaallit Nunaat (Groenlandia), donde los cánidos siguen siendo genuinos y pertenecientes a una de las razas más antiguas del mundo y reconocida como tal desde 1990. Igualmente, explicamos la especial relación simbiótica entre los perros y los cazadores inuit, haciendo hincapié en su conceptualización desde una comunidad tradicional a una sociedad moderna que se resiste a perder su identidad cultural, pese a verse afectada por el proceso de globalización, la contaminación medioambiental y el calentamiento global del planeta.

Palabras clave: Ártico; cazadores; Groenlandia; inuit; perros

Abstract:

Undoubtedly the relations between dogs and human beings in the Artc has evolved or adapted as populations went from a seasonal nomadism to a partial sedentarism, from a traditional subsistence economy to have their economy depend on the industrialized world. In this article, we analyze those evolutionary changes among Inuit people, a hunting and fishing society, by focusing on the case of the Kalaallit Nunaat people (Greenland), where dogs continue to be genuine, descended from one of the world’s oldest races, and acknowledged as that from 1990. Similarly, we explain the special symbiotic relation between dogs and Inuit hunters, underlining this concept from a traditional community embedded in a modern society that opposes the loss of their cultural identity, despite suffering the consequences of the globalization process, environmental pollution, and global warming.

Keywords: Artic; hunters; Greenland; Inuit people; dogs.

Resumo:

Sem dúvida, a relação entre os cachorros e os seres humanos no Ártico tem evolucionado ou se tem adaptado conforme as populações têm passado de um nomadismo estacionário a um sedentarismo parcial, de uma economia de subsistência tradicional a uma economia dependente do mundo industrial. Nesse artigo analisamos esses câmbios evolutivos entre os inuit, uma sociedade de caçadores e pescadores, focalizando principalmente o caso de Kalaallit Nunaat (Groenlândia), onde os caninos continuam sendo genuínos e pertencem a uma das raças mais antigas do mundo, assim reconhecida desde 1990. Igualmente, explicamos a relação simbiótica especial entre os cachorros e os caçadores inuit, salientando na sua conceptualização desde uma comunidade tradicional a uma sociedade moderna, que se resiste a perder sua identidade cultural, embora seja afetada pelo processo de globalização, a contaminação meio ambiental e o aquecimento global do planeta.

Palavras-chave: Ártico; caçadores; Groenlândia; inuit; cachorros

Prehistoria de la relación ser humano - perro (lobo) en las regiones Árticas

Acercamiento y primeros contactos entre las dos especies

Los primeros acercamientos entre el ser humano y el lobo, datan de hace 30.000 años aproximadamente. Según los datos que se tienen actualmente, los primeros contactos se dieron en Asia, y con posterioridad se fueron dando en otras zonas como Europa y Oriente Medio. Todo apunta que el primer contacto se dio a través de los cachorros de lobo, que por algún motivo debieron caer en manos del hombre. Es bien sabido que las crías de otras especies, crean en el ser humano un sentimiento de protección, que nos lleva a pretender protegerlas y cuidarlas. Es posible que se le despertasen estos sentimientos al hombre primitivo, al encontrarse con estos cachorros (Savolainen, 2002).

Estos primeros contactos marcaron un hito en la humanidad, donde dos especies de depredadores permitían un acercamiento mutuo. Para el hombre, el lobo adulto, era un competidor directo por los recursos alimenticios y la obtención de presas para la supervivencia; de estar a su alcance, lo eliminaría y aprovecharía su piel para vestirse.

El cambio de lobo a perro

El momento del cambio de denominación del lobo al perro, viene dado por el grado de interacción y carga emocional entre las dos especies. El grado de relación sentimental no podemos medirlo, pero sí hay un indicio que nos marca un alto grado de confianza y de relación. Esto surge en el momento en que el cánido es enterrado por el ser humano. La posición determinada del cuerpo en el enterramiento, marca un alto grado de relación. Los primeros enterramientos caninos encontrados son de hace 14.200 años. En las últimas décadas se han ido encontrando enterramientos funerarios de cánidos solos y cánidos y humanos en conjunto, lo que denota ya una relación estrecha entre las dos especies. La región del Ártico siberiano alberga un alto número de estos yacimientos arqueológicos, marcando estas primeras relaciones entre ambas especies, como prácticas relativamente comunes en ese momento de la historia (Grimm, 2015 , p.277 ).

Una relación de colaboración beneficiosa para ambos

El cánido encontró en el hombre un aliado con una gran capacidad visual y un compañero para preparar emboscadas hacia presas mayores que él y en grandes cantidades, cuando las circunstancias así lo permitían en la batida, proporcionando al grupo una preciada cantidad de alimento para ambas especies. La unión del hombre y el perro (lobo), les hacía más efectivos y las posibilidades de éxito en los lances era muy superior al de ambas especies por separado.

El hombre ganó una gran capacidad de rastrear presas, gracias al olfato del cánido y a una mayor protección del grupo. El hombre junto a su nuevo aliado era capaz de perseguir durante largas horas de cacería y acabar acorralando y dando captura a un mayor número de presas. La mejora en los recursos como grupo, les permitía poder vivir más relajados dado que estaban mejor preparados para su defensa. Unían la capacidad física del lobo (perro), con la capacidad cognitiva y estratega del ser humano, ante cualquier posible ataque de otros animales o grupos rivales.

Evolución en la relación entre humano-perro

La relación fue adaptándose entre ambas especies, evolucionando según factores como el clima; la orografía que les rodeaba; las necesidades alimenticias; la cultura; hábitos grupales; la disponibilidad de recursos y presas; el tamaño de las capturas, etcétera. La mayor capacidad para conseguir presas en situaciones más extremas y con menor esfuerzo, les permitía abarcar territorios más grandes y eso aumentaba la competencia entre grupos vecinos, viéndose obligados a desplazarse cada vez más a zonas lejanas e inaccesibles del planeta. De esta manera el hombre y el perro fueron conquistando territorios anteriormente inaccesibles, como los desiertos, las selvas o la tundra.

En los últimos años la colaboración de científicos de diferentes equipos internacionales de diversos rincones del mundo, ha podido aportar sus conocimientos en conjunto, estudiando los primeros contactos entre ambas especies y aportando su experiencia anterior de manera individual. Se ha podido comprobar cómo hace 15.000 años el perro se podía diferenciar en su morfología ósea, habiendo cambios en la forma del cráneo y en algunos otros huesos. En este momento de la historia las muestras genéticas aportadas por el grupo internacional de estudios paleontológicos y genetistas han podido comprobar como el perro evolucionaba y se desplazaba junto al ser humano, viéndose una evolución genética parecida entre ambas especies.

El hombre aprendió a seleccionar entre sus amigos caninos, a los miembros mejor capacitados para la vida en grupo. Esta práctica llevó a algo muy importante para la especie humana, poder seleccionar o mejorar una especie según sus necesidades, controlando los factores de apareamiento, crianza y favoreciendo la supervivencia de unos individuos respecto a otros. Esta práctica ha llegado hasta el siglo XXI y posiblemente sea el mayor avance en la historia de la humanidad: el sistema de aprender a seleccionar y favorecer unos individuos sobre otros adquiriendo la capacidad de selección de especies tanto animales como vegetales que permitiera el paso de la vida nómada a la vida sedentaria en varias regiones del planeta.

El avance en el control de la reproducción del cánido, otorgó herramientas para una mejor adaptación a diferentes regiones y sería el inicio de la cría selectiva. En zonas con climas más favorables, les permitió aprender que tenían en sus manos la posibilidad de seleccionar al igual que al perro, otros animales que pudieran capturar vivos. Esta selección, por parte del hombre, llevó a una evolución también del can según sus necesidades, propiciando y evolucionando en un amplio abanico de tareas, que les permitió en cada momento de la historia una vida más cómoda o menos difícil.

El hombre fue capaz de seleccionar ejemplares basándose en su conducta innata como depredador súper adaptado y adaptable para ir creando perros en funciones tan dispares como la caza, el pastoreo o la protección del grupo. En las zonas más frías del planeta, era una cría basada más en favorecer la relación del grupo, seleccionando ejemplares que tuvieran un carácter y una mejor capacidad para la caza. La selección para la adaptación morfológica al medio, la marcaba el implacable entorno natural donde vivían, pues éste era tan riguroso, que los ejemplares peor adaptados se verían indiscutiblemente en inferiores posibilidades de supervivencia, siendo ejemplares más débiles y más difícilmente elegibles por parte del ser humano para una reproducción natural, donde el factor selectivo del medio tenía tanta importancia como la decisión del ser humano en qué ejemplares acabarían reproduciéndose y en cuáles no.

El trineo de perros como aportación al desarrollo de las culturas árticas

Según cuentan algunas leyendas del lejano este siberiano, un niño ató un perro a algún utensilio. Al moverse el animal, el objeto hizo ruido y se asustó, saliendo corriendo despavorido. Algún adulto debió verlo y pensó que el perro tenía una gran capacidad de arrastre. Y de esta manera surgiría el más antiguo medio de transporte y mejor adaptado al clima y a la nieve de las regiones polares del planeta.

El uso de trineo en el extremo noreste de Siberia, desde Chukotka al norte, pasando por Kamchatka y hasta la región del río Amur, en la frontera entre Rusia y China, ha sido un elemento común desde hace unos 9.500-10.000 años. Ha sido el medio de transporte preferido de diferentes pueblos que criaban canes y que en invierno se desplazaban con trineos de perros; cada uno con sus diferentes tipos de trineos, sistemas de enganches, arneses y números de cánidos usados en el tiro. Los koriakos y los chukchis, llegaron a tener una técnica tan depurada y un control y manejo de los perros tan asombroso, que no era de extrañar que condujeran trineos con más de 20 perros enganchados al tiro.

Desde aquellas remotas tierras del este de Siberia, se fue transmitiendo a otros pueblos, tanto a través del estrecho de bering hacia América con el flujo migratorio, como hacia zonas más al este de la actual Rusia. Al oeste, los pueblos principalmente del centro norte de Siberia, asentados a lo largo de la costa del océano Ártico, añadieron este uso del trineo de perros para traslados cortos o salidas de caza al mar helado. Habitualmente en los desplazamientos nómadas junto al ganado, usaban renos para llevar cargas pesadas, pero para los desplazamientos rápidos y ligeros, preferían el uso del perro, más ágil y rápido que el reno.

Los primeros pobladores de América, llegaron también con sus perros. Estos usaban al can para arrastrar junto al ser humano los pesados trineos cargados de enseres. Estas tribus paleoesquimales, no usaban de forma habitual ni generalizada al perro como animal de tiro de trineo como lo conocemos hoy en día. Aprovechaban la fuerza de empuje del animal, para ayudarse entre ellos a arrastrar los trineos de forma conjunta, formando un equipo de arrastre entre los perros y los seres humanos.

Hubo periodos de tiempo, en el Ártico norteamericano, donde el uso del perro, era algo anecdótico o incluso nulo. Pues según algunos estudios un can puede necesitar un promedio de unos 400 kg de carne al año para sobrevivir, lo cual entra en directa competencia por la subsistencia con el propio ser humano y esto explicaría el poco uso y escasos ejemplares del perro como compañero entre los pueblos paleoesquimales.

No sería hasta la llegada de la cultura Thule1 cuando se establecería el uso genérico del trineo de perros, y en la que cada familia llegaría a tener entre 3-5 perros. Escogían cachorros grandes y fuertes, capaces de sobrevivir a las duras condiciones climáticas y de vida en las regiones polares.

Los cachorros, eran socializados con los niños de la familia. Los niños jugaban con los cachorros, los acariciaban, los cogían en brazos y de esta manera el cachorro desde una edad muy temprana aprendía a dejarse tocar y coger. Esto les sería muy útil en la edad adulta, donde el dejarse tocar, es muy necesario para poder ponerles y quitarles el arnés, revisar articulaciones, patas o cualquier otra parte del cuerpo que pueda requerir de una exploración, con la finalidad de tener al animal en plenitud de condiciones. Éstos deberían llevar a sus espaldas alforjas cargadas en los desplazamientos de verano y arrastrar trineos cargados con todo el material del campamento durante el invierno. Los perros arrastraban del trineo, compartiendo empuje con los hombres de la familia, que se desplazaban a pie delante del trineo. Las mujeres se disponían tras el trineo para empujarlo si era necesario mientras cargaban con los bebés y acompañando a los niños que podían desplazarse a pie. El trineo estaba reservado para los ancianos, enfermos o niños pequeños que la fatiga les pudiera impedir desplazarse a pie.

El uso del trineo de perros para los pueblos thule, supuso un adelanto significativo frente a la cultura Dorset2 anterior a éstos: poder desplazarse más rápido y más lejos por la tundra. Eso les daba la oportunidad de abarcar más territorio en busca de presas más grandes y perseguirlas durante más tiempo hasta dar con ellas. El trineo de perros, de esta manera favorecería la supervivencia del ser humano cada vez en zonas más septentrionales y remotas del planeta.

El uso del equipo de perros, les facilitaba la posibilidad de caza de grandes mamíferos como el oso polar, el lobo ártico, el buey almizclero, la morsa o la foca, y les aportaban pieles con los que poder vestirse y huesos con los que elaborar utensilios cotidianos que les facilitaban la vida en las duras condiciones árticas (Cummins, 2002).

La cultura Thule dio paso a los inuit históricos, coincidiendo además con la llegada de los primeros europeos al Ártico norteamericano y el papel del perro en el seno de esta nueva cultura ártica tomó mayor relevancia si cabe.

El perro en la cultura tradicional inuit

El concepto y uso del perro

Tradicionalmente, los perros3 tenían un papel muy importante y destacado en el mundo espiritual de los inuit. Antiguamente este pueblo, en sus creencias animistas, pensaba que de todos los animales solo los perros no tenían alma o que poseían un alma animal especial que se diferenciaba de las otras almas de los animales (Larramendi, 1995, p.98 ; Spencer, 1959, pp.266, 289, 456- 466 ; Gubser, 1965, p.239 ). En el pasado, las almas de los animales cazados debían ser respetadas y tratadas adecuadamente. Incluso se realizaban fiestas y ceremonias donde se manifestaba el ciclo de la vida y la relación del hombre con la naturaleza. De esta manera agradecían a los animales que les cedieran sus pieles para protegerse del frío y su carne para alimentarse. En el caso del perro, los inuit no celebraron ninguna ceremonia de muerte o ritual de respeto. Por norma general, los cuerpos eran dejados en el lugar donde murieron y aparentemente los cazadores se mostraban indiferentes a la muerte de sus perros.

Asimismo, los perros fueron el único animal domesticado por los inuit y solo los canes y los seres humanos tenían nombres propios.4 Como los inuit necesitaban distinguir a sus perros les pusieron nombres individuales que, en la mayoría de los casos, hacían referencia a los colores, a su aspecto físico, a la textura de su piel e incluso en algunas ocasiones les ponían nombres de seres humanos vivos o de perros muertos (Rasmussen, 1931, p.150 ). Y como era el único animal que tenía un nombre en la sociedad tradicional inuit, esto separaba claramente al perro del resto de animales.

Por otra parte, el perro es uno de los animales que toma mayor protagonismo en los mitos y leyendas de este pueblo. A veces era mostrado como una especie de demonio. En algunas ocasiones se presentaba como un híbrido de morsa-perro.5 Incluso se les relacionaba directamente con el ser humano, como sucedía en el caso de los itqilit,6 una legendaria raza de hombres-perro, que fue exterminada en una épica lucha contra los inuit. Igualmente, en algunas de las versiones inuit sobre la leyenda de Sedna, el espíritu del mar, el perro es presentado como su marido, y los hijos engendrados de esta unión se convirtieron en los antepasados de los «hombres blancos», de los nativos norteamericanos y de otras personas (Rasmussen, 1931, pp.227-228 ).

De cualquier forma, todos estos ejemplos expresan una especial relación simbiótica entre los perros y los seres humanos. Los inuit siempre han confiado en sus canes como compañeros para cazar y viajar. En el pasado, ayudaron al cazador a rastrear los orificios de respiración que hacían las focas en la banquisa. fueron útiles para cazar osos polares, bueyes almizcleros y también caribúes. Permitieron a los inuit viajar a grandes distancias en sus trineos y a orientarse en circunstancias difíciles como el mal tiempo. Avisaban a la gente en caso de peligro.7 En verano, llevaban cargas pesadas, como tiendas de pieles y diferentes enseres domésticos y de caza sobre sus lomos. Además, a veces, la piel de los perros se utilizaba para confeccionar, entre otras cosas, los pantalones, el forro interior de los kamiit (botas de piel) e incluso los látigos.

La relación entre el perro y el cazador inuit

Los perros ayudaron a los inuit a vivir, pero sin sus amos humanos, los perros mismos no hubieran podido sobrevivir. Los inuit alimentaban a sus perros y, a menudo, la alimentación de los perros tenía prioridad sobre la alimentación de las personas, ya que los perros eran indispensables para la caza.8 Solo en tiempos de necesidad y escasez, y como último recurso, fueron alimento para los humanos. Y en este sentido, comerse a los perros y la amistad con los cánidos no son de ninguna manera incompatibles en la cultura inuit. El cariño que se siente por estos animales no excluye que se coman perros si la necesidad así lo requiere. Aquí no hay ninguna contradicción. Solo refuerza el vínculo entre los seres humanos y los perros en una simbiosis real9 que se manifiesta en fuertes lazos afectivos entre ambos (Laugrand & Oosten, 2002, p.90 ). Así pues, mientras que los inuit eran los miembros humanos de la sociedad, los perros eran los miembros animales de la comunidad.

Un claro ejemplo de la importancia que tenían para los inuit sus canes se podía observar cuando un cazador pedía prestados el trineo y algunos perros. Cuando los devolvía, debía recompensar a su dueño con un pequeño obsequio.

A los perros se les ponían amuletos como a las personas, como hacían los inuit del Cobre, y de esta manera se darían cuenta de inmediato cuando se acercaba el mal tiempo; se pondrían inquietos y advertirían a su amo (Rasmussen, 1932, p.49 ). También entre los inuit de la costa oeste de Groenlandia era común poner un amuleto a una perra en celo para que tuviera numerosos cachorros sanos (Jensen, 1961, p.50 ). Igualmente, un procedimiento generalizado entre los inuit para mejorar la calidad de los perros era cortarles la cola, especialmente cuando aún eran cachorros (freuchen, 1935, p.184 ).

De igual modo, esta importancia también se manifestaba en el papel ambiguo que tenía el perro. Por una parte, al tener un nombre poseía una identidad cultural y además era el único animal domesticado y mandado por los seres humanos. Por lo tanto, el perro podría mediar en la transición de la naturaleza a la cultura, de los animales a las personas, y su existencia intermedia se relacionaba con ambos mundos. Además, en el ritual funerario, al hombre se lo enterraba con su arpón, cuchillo, trineo, perros favoritos y arreos (bailón, 2015a, p.222).

Con la llegada del cristianismo y los avances tecnológicos este concepto y uso del perro cambió en algunos aspectos en el seno de la cultura tradicional inuit en tiempos recientes.

Modernización en el estilo de vida ancestral. Consecuencias en la relación ser humano-perro, entre el mundo tradicional y el mundo moderno

La afectación del colonialismo y proceso de aculturación en el pueblo inuit y sus perros groenlandeses

El contacto con los primeros occidentales, balleneros y pescadores, más tarde exploradores con afán de descubrir, cartografiar nuevas tierras o alcanzar nuevas metas geográficas por donde nunca antes nadie había estado, provocó un cambio paulatino en sus formas de vida ancestrales. Los primeros exploradores, se sorprendían de la adaptación que tenía aquella gente al medio donde vivían. Así que no es de extrañar, que desde el primer momento intentasen que aquellas gentes del norte, les guiaran y les acompañaran en sus viajes por aquellas inhóspitas tierras polares.

Pronto aquellos primeros visitantes, quisieron aprender de las técnicas de supervivencia para poder sobrevivir en aquel gélido lugar, y tener mayores posibilidades de éxito en sus viajes. Una de estas aportaciones fue el uso del trineo de perros en sus desplazamientos de invierno. El «hombre blanco» llegaba en barco a aquellas latitudes cada vez de manera más asidua y con mayor cantidad de nuevos viajeros que se veían obligados a pasar largos meses varados en el mar helado en invierno. Mientras que, a los inuit, el ritmo de vida no les cambiaba pese a la cantidad de nieve o frío que pudiera hacer. De esta manera empezó una relación de comercialización donde el pueblo inuit vio en los recién llegados una posibilidad de comercializar con pieles y conseguir a cambio otros productos venidos de fuera como pudiera ser la madera, muy escasa en Groenlandia.

Cada vez fueron llegando más colonos europeos al norte, provocando un cambio de vida en el pueblo inuit que con anterioridad se desplazaba constantemente tras las presas y ahora se les abría la posibilidad de establecerse en pequeños asentamientos donde vivir y comercializar sus pieles y otros enseres fabricados por ellos mismos. Con el paso del tiempo y la alta demanda de pieles, los equipos de perros se vieron también afectados. Cada vez necesitaban pasar más horas y más días fuera de casa cazando y abarcando territorios más extensos y para eso necesitaban disponer de equipos de perros más grandes. Ya no les valían aquellos pequeños equipos de 3-5 perros y el número aumentó hasta los 10-12 perros o más por trineo.

Hasta principios del siglo XX era normal ver perros sueltos en verano por los campamentos. De esta manera se ejercitaban, se cruzaban y se socializaban en grandes grupos. Y no serían reclutados de nuevo por sus propietarios, hasta llegado el otoño con sus primeras nieves. Estas prácticas llevaron al «hombre blanco» a regular el control de los perros, obligando poco a poco a delimitar los espacios por donde los perros podían estar o haciendo que los inuit mantuvieran sus jaurías atadas tanto en verano como en invierno.

Entre el mundo tradicional y los avances tecnológicos

El proceso de aculturación, entre los inuit, se agudizó y se extendió en líneas generales durante los años 50 del siglo XX, cuando los gobiernos de los Estados Unidos de América, Canadá y Dinamarca (en el caso groenlandés) decidieron reagruparlos en ciudades con el objetivo de mejorar la sanidad y la educación de la población nativa. En muy poco tiempo los inuit tuvieron que pasar de la Edad de Piedra a la Era Espacial.

A partir de los años 70, se comenzaron a crear los nuevos territorios nativos inuit gracias a los logros en materia de derechos indígenas y a un intento de recuperar y revitalizar una tradición, en muchos casos perdida. Se trataba de un sentimiento generalizado por la autodeterminación y la revalorización de la cultura inuit. En los últimos 40 años los inuit han conseguido una serie de mejoras políticas, sociales y económicas que les han llevado a crear territorios autónomos como Nunavut (1999) y autogobiernos como Kalaallit Nunaat (2009)10 y Nunatsiavut (2005). Aparte crearon su propia organización no gubernamental en 1977 denominada Inuit Circumpolar Council (ICC). Si bien, todos estos cambios han hecho que las mujeres inuit cambiaran su rol social y ahora se dedican a ocupar cargos políticos, trabajan también en el ámbito educativo, en la administración pública y en sectores crecientes como el turismo o la pesca industrial, no ha sucedido lo mismo con el hombre; también participa en todas estas tareas pero en líneas generales siguen con sus actividades económicas tradicionales como la caza y la pesca, y en este sentido, la relación entre el hombre y el perro poco o nada ha cambiado (bailón, 2018, pp.14-16).

Cuando los primeros groenlandeses llegaron a Dinamarca en los años treinta, del siglo XX, quedaron estupefactos al ver que los occidentales tenían perros en sus casas. Una de las primeras cosas que escribieron a sus familiares es que los daneses eran unos cerdos, ya que tenían perros en el interior de sus viviendas (Høeg, 1995, p. 16 ).

Durante los años 50, por ejemplo, en el noroeste de Groenlandia (Mapa 1), un joven que todavía no tuviera tiro de perros no estaba autorizado a participar en los debates comunitarios (Malaurie, 1981, p.170 ).Tabla 1.

Mapa de Kalaallit Nunaat 

© Alicia Pou, 2014.

El perro groenlandés raza desde 1990. Características

El perro groenlandés o qimmeq es uno de los más antiguos del planeta. Se estima en una antigüedad de 4.000 años aproximadamente sin sufrir cambios significativos. Los últimos estudios determinan que son el mismo perro que su versión canadiense, genéticamente idénticos, pero con variedades morfológicas marcadas por el ambiente donde han evolucionado. Las características que mejor describen a estos imponentes animales son la adaptación a cualquier tipo de terreno, ya sea sobre colinas nevadas o en la banquisa ártica, donde una grieta puede alejarte a mar abierto haciéndote peligrar la vida (fotografía1).

Fotografía 1 Peter Uitsatikitseq en su trineo de perros (costa este de Kalaallit Nunaat, 2013).  

El perro groenlandés es un incansable trabajador, incluso en situación de escasez de alimento, puede trabajar durante días únicamente hidratándose con la nieve. Siempre en el exterior sin más protección que su espeso pelaje con doble capa de tupido pelo y sub-pelo, que le hace el mejor abrigo para el clima ártico. Para dormir se enrosca escondiendo su trufa bajo la cola y dejando que el viento y la nieve caigan sobre él como si el mal tiempo no fuera consigo (fotografía 2).

Fotografía 2 Perro groenlandés de la isla de Kulusuk (costa este de Kalaallit Nunaat, 2013).  

Las extremidades son fuertes y compactas, permitiéndole tirar del trineo durante horas sin descanso. Las angulaciones de su cuerpo le hacen desplazarse sobre la nieve blanda como si caminara sobre terreno firme. Sus pies son redondeados y con dedos bastante apretados, de manera que no es normal que se le hagan agujas de hielo entre los dedos. En ocasiones se pueden llegar a hacer cortes en las almohadillas por el roce del hielo (fotografía 3). En este caso el conductor del trineo le proporcionará unos botines que le protegerán de las heridas. Sus orejas colocadas en posición algo separadas y de dimensiones pequeñas, le permite no perder temperatura a través del abundante riego sanguíneo que fluye por ellas, al igual que otros animales árticos como el oso polar o el zorro ártico. Su semblante es serio y tienen un carácter mucho más maduro que razas más modernas, proporcionándoles esa clara actitud y predisposición al trabajo duro.

Fotografía 3 Qulutiana Kristiansen curando a uno de sus perros (costa noroeste de Kalaallit Nunaat, 2004).  

El equipo de perros, está estructurado de forma semejante a la de los lobos, como consecuencia de su origen ancestral y por haber evolucionado muy poco sus funciones de trabajo, su adaptación al clima y a la convivencia en grupo. Están liderados por un macho «alfa» o jefe capaz de evitar peleas entre otros miembros del grupo y así perder efectivos por lesión o muerte en peleas graves. Este perro con la simple mirada detendrá escaramuzas entre otros miembros más jóvenes o indisciplinados. En el momento en que el macho «alfa» entre en una edad avanzada, otros machos jóvenes lo desafiarán, hasta que alguno más joven acabe con la vida del viejo y así avanzar en un proceso de cambio generacional y volviendo a la estabilidad al grupo.

El estándar de la raza según la federación Canina Internacional, ha de cumplir las siguientes características:11

Grønlandshund / Qimmeq - Qimuttoq (perro de Groenlandia)

Origen: Kalaallit Nunaat.

Raza: reconocida desde 1990.

Fecha de publicación del estándar oficial válido: 03-11-2014.

Utilización: perro de trineo.

Clasificación FCI: Grupo 5 - Perros tipo Spitz y tipo primitivo. Sección 1- Perros nórdicos de trineo. Sin prueba de trabajo.

Apariencia general: un spitz polar sumamente fuerte, construido para resistir y para el duro trabajo como perro de trineo bajo las condiciones árticas. Alguna variación en la talla es permitida, asumiendo que la habilidad para trabajar y la armonía no se vean afectadas.

Proporciones importantes: el cuerpo es corto y rectangular con una relación de la altura a la cruz con el largo del cuerpo de 10 a 11. En las hembras se permite el cuerpo ligeramente más largo.

Comportamiento/temperamento: las cualidades temperamentales predominantes en el perro de Groenlandia son energía, fortaleza mental y gran coraje. Es un perro de trineo apasionado e incansable. Con las personas -incluso con los extraños- es amigable; debido a su trabajo como perro de trineo, no está estrechamente vinculado con una persona en específico y por lo tanto no es adecuado como perro de guardia. En la cacería de focas y osos polares demuestra un gran instinto de caza.

Cabeza región craneal: cráneo: es ancho y ligeramente arqueado, más ancho entre las orejas. Depresión naso-frontal (Stop): definida, pero no fuertemente marcada.

Región facial y de la cabeza: trufa: grande y oscura, correspondiendo al color del pelaje, siempre de color marrón (hígado) en perros con manto de color rojo o marrón y siempre oscuro en perros con manto color sable. Se puede tornar rosa durante el invierno («nariz de nieve»). Hocico: en forma de cuña, ancho en su base y adelgazándose hacia la trufa, pero sin ser puntiagudo. La caña nasal es recta y ancha desde la depresión naso-frontal hasta la trufa. Labios: delgados y apretados, muy cerca de la dentadura muy fuerte. Mandíbulas/Dientes: mandíbulas poderosas con dientes regulares, sanos y fuertes. Mordida de tijera. Ojos: se prefieren los ojos oscuros, pero el color de acuerdo con el pelaje está permitido. Están implantados en una posición ligeramente oblicua, pero nunca hundidos o saltones. La expresión es franca y mostrando coraje. Los párpados son apretados. Orejas: más bien pequeñas y triangulares, con las puntas redondeadas, llevadas firmemente erectas. Las orejas son muy móviles y expresivas respecto a su posición. Cuello: muy poderoso y más bien corto.

Cuerpo: fuerte y más bien compacto, ligeramente más largo que la altura a la cruz. Línea superior: horizontal o cayendo muy ligeramente. Espalda: recta. Lomo: ancho. Grupa: ligeramente caída. Pecho: profundo y ancho, pero las costillas no deben ser abarriladas. Vientre: siguiendo la línea del pecho. Está permitido que sea ligeramente retraído.

Cola: de implantación alta, gruesa y tupida. Llevada en una curva o en ligero rizo sobre la espalda.

Extremidades miembros anteriores: apariencia general: vistos de frente los miembros anteriores son perfectamente rectos, con músculos poderosos y huesos pesados. Hombros: moderadamente echados hacia atrás. brazo: recto y fuerte, un poco más largo que las escápulas. Codo: pegado al cuerpo, pero permitiendo un movimiento libre. Antebrazo: recto y fuerte. Articulación del carpo: fuerte y flexible. Metacarpo: fuerte y elástico, solo ligeramente oblicuo. Pies anteriores: más bien grandes, poderosos y redondeados, con uñas y almohadillas fuertes.

Miembros posteriores: apariencia general: vistos por detrás son perfectamente rectos, muy musculosos, con huesos poderosos y angulaciones moderadas. Muslos: poderosos y muy musculosos. Corvejón: ancho y fuerte, moderadamente angulado. Pies posteriores: iguales a los pies anteriores.

Movimiento: un trote eficiente, armonioso, fluente e incansable es lo más esencial para un perro de trineo. En la pista el perro debe ser presentado con la correa libre en un trote moderado para demostrar buen alcance al frente y buen empuje posterior. Visto de frente cuando camina, el perro de Groenlandia no se mueve en una sola pista, pero conforme la velocidad aumenta, los miembros gradualmente convergen hacia adentro hasta que los pies siguen la línea central.

Manto: pelo: capa doble: lanilla interna suave y densa y capa externa recta y áspera, sin rizos u ondulaciones. En la cabeza y los miembros el pelo es más bien corto, en el cuerpo es más largo y generoso. El pelaje es largo en la parte inferior de la cola, dándole una apariencia tupida. Color: cualquier color -sólido o particolor- es permitido, excepto el albinismo y perros con marcas merle que deberá ser descalificado.

Tamaño: altura a la cruz: en machos: 60 cm o más; en hembras: 55 cm o más.

El espacio sociocultural y económico del perro groenlandés en la actualidad

En mi trabajo de campo, como antropólogo, he podido constatar que el vínculo existente, entre los seres humanos y los perros, continúa siendo una simbiosis real, como ya sucedía en el pasado, aunque con ciertos matices.

El perro sigue siendo el compañero de caza de los inuit (fotografía 4). Por ejemplo, está terminantemente prohibido en la costa este de Kalaallit Nunaat (Groenlandia) salir a cazar con una moto de nieve y solo puede hacerse mediante trineo de perros, para no faltar al respeto del animal cazado y para mantener la tradición ancestral. En este sentido, en el año 2004, en una expedición a la región de Qaanaaq (noroeste de Kalaallit Nunaat), Jens Danielsen, cazador inughuit, me comentó que a sus perros les gustaba comer como a él y que eran vientres con patas que se sentían felices cuando viajaban (bailón, 2015b, p.293). Además, los inuit verdaderamente siguen tratando a sus perros (fotografía5) como se tratan a ellos mismos (Malaurie, 1981, p.230 ).

Fotografía 4 Justus Utuaq preparado para cazar una foca y observado por uno de sus perros (costa este de Kalaallit Nunaat, 2013).  

Fotografía 5 Qulutiana Kristiansen dando de comer a los perros tras una dura jornada (costa noroeste de Kalaallit Nunaat, 2004).  

Por norma general, en la costa occidental groenlandesa el trineo de perros siempre ha sido usado solo en las áreas al norte de Sisimiut,12 debido a la escasez de nieve y hielo marino en las zonas más meridionales, y constituye el mejor medio para trasladarse a través de la irregular costa groenlandesa. En la costa oriental de la isla, este medio de transporte, está extendido y generalizado en todos los asentamientos sean tanto tradicionales como modernos (fotografía 6). Cabe señalar que en las poblaciones donde todavía se utiliza el trineo, suele haber más perros que personas ya que sigue siendo el medio de transporte por excelencia más importante durante los meses de invierno y primavera. Verano y parte de otoño son las peores épocas para estos perros groenlandeses, debido a que no pueden ejercer la función para la que son cuidados y alimentados; es decir, para arrastrar un trineo o ayudar en la caza. Ligados a postes o estacas clavadas en el suelo (fotografía 7), esperan durante meses a que llegue el frío y con éste, la anhelada nieve (bailón, 2015b, p. 138). En las grandes poblaciones podemos encontrar cercas para evitar que estos animales se escapen. Además, durante el período de inactividad de los perros groenlandeses, los inuit no suelen alimentarlos mucho, y en este caso, resultan peligrosos ya que pueden atacar y comerse a los seres humanos, cuando tienen hambre. Por este motivo, los perros están siempre alejados de las viviendas, en lugares específicos y seguros, y normalmente hasta los tres /seis meses los perros andan sueltos (fotografía 8). Pasado este tiempo, y cuando ya pueden acompañar al cazador en su trineo, son atados con el resto del grupo.

Fotografía 6 Cazador ammassalimiut en trineo de perros y con su kayak (costa este de Kalaallit Nunaat, 2013).  

Fotografía 7 Perros groenlandeses de Qaanaaq aullando (costa noroeste de Kalaallit Nunaat, 2004).  

Fotografía 8 Perros cachorros groenlandeses de Kulusuk (costa este de Kalaallit Nunaat, 2018).  

En líneas generales, los groenlandeses creen ahora que los perros sí tienen alma y eso básicamente es debido a que en las últimas décadas se han ido produciendo una serie de cambios históricos en la relación entre los inuit y sus perros, posiblemente causados por la sedentarización, por el uso de motos de nieve, el avión o el helicóptero y por la aceptación general de las ideas cristianas.

Aunque se ha extendido el uso del pienso, como alimento para los perros en Kalaallit Nunaat (fotografía 9), cuando salen de viaje también pueden alimentarlos con tiburón, foca, morsa o la ballena beluga, según las áreas.13 Además, el alimento a veces está congelado para que pueda digerirlo poco a poco el perro mientras arrastra el trineo. Asimismo, para los inuit, los perros, para poder trabajar, deben estar hambrientos como los hombres, que salen a cazar con ellos cuando tienen hambre (bailón, 2015b, p.280). Por este motivo, los cánidos no deben sobrealimentarse (de lo contrario, serían menos eficaces como perros de trineo).

Fotografía 9 Marius Sanimuinaq Madsen dando de comer pienso a sus perros (costa nordeste de Kalaallit Nunaat, 2012).  

Habitualmente, los canes no suelen llegar a una edad muy avanzada, pues esto supone un coste añadido a la supervivencia del grupo, y a la edad de 6-8 años, muchos propietarios de perros deciden apartarlos del grupo debido a su vejez o por inactividad. En su mayor parte, estos perros suelen ser sacrificados con el dolor y la gratitud por estos animales que han dado todo por su familia. Los perros muertos no se entierran, sino que son dejados en el hielo. En algunas de las grandes poblaciones groenlandesas, como es el caso de Ilulissat (costa oeste de Kalaallit Nunaat), por lo general, cada miércoles una patrulla se dedica a recorrer las calles y mata aquellos perros que estén sueltos. Esto lo hacen como medida para controlar la natalidad. Se debe tener en cuenta que los perros en Kalaallit Nunaat son símbolo de poder e identidad cultural, dan un servicio y proporcionan el respeto de sus amos. Por eso, cuando un perro se hace mayor, deja de ser útil; así que lo abandonan, sabiendo en este caso que una patrulla los recogerá para sacrificarlos. Con esta medida, el propietario evita sacrificar él mismo al animal.

Otro aspecto importante a destacar es que los cazadores inuit siguen poniendo nombre a sus perros, pero solo a aquellos que tienen un papel destacado cuando arrastran los trineos, como, por ejemplo, el perro guía/líder, el más fuerte, el más joven o el más viejo. Estos nombres pueden tener relación con: colores (rojo- aappalaartoq); animales (lobo - amaroq); personas (Aqqaluk) e incluso con futbolistas famosos como Cristiano (Ronaldo) o Messi (Lionel).

Igualmente es de destacar que los cazadores inuit groenlandeses aprenden a conducir el trineo de perros y también dan de comer a los canes a una edad muy temprana (entre cuatro y cinco años). Este punto es sumamente importante porque permite a los niños groenlandeses conocer y aprender de esa simbiosis tradicional con los perros desde bien pequeños, y refuerza esa relación que tendrá en un futuro cuando el cazador tenga sus propios canes (fotografía 10).

Fotografía 10 Niño ammassalimiut participando en una carrera de trineo de perros en Tasiilaq (costa este de Kalaallit Nunaat, 2012).  

El perro inuit y el estilo tradicional como elemento de identidad generacional. Simbología y reivindicación de una cultura milenaria

La pareja que forma el esquimal con «sus», perros es una realidad. El tiro es una persona con la que uno se desposa y que se desposa con uno, con el líder del tiro, que es la cabeza, y con los demás perros que son, literalmente, los miembros, el cuerpo. Sin sus perros, el esquimal no es él mismo. Es un viudo que ha perdido sus fuerzas, su capacidad de acción, su alegría de vivir. (Malaurie, 1981, pp.215-215 )

A lo largo de mis más de treinta expediciones al Ártico he podido establecer un sólido vínculo de amistad no solo con los inuit sino también con sus perros groenlandeses (fotografía 11). Esta estrecha relación ha hecho que, en ocasiones, y cuando los acompaño a cazar y a pescar, los cazadores me dejen conducir sus trineos de perros (fotografía 12) para que pueda colaborar con ambos en sus tareas cotidianas; como también darles de comer y ponerles y quitarles los arneses. Incluso he tenido el honor que a uno de estos perros groenlandeses le pusieran mi nombre, pero no el auténtico, ya que entre los inuit soy más conocido como «palante» (fotografía 13), pues mi nombre original en catalán es difícil de pronunciar para ellos.

Fotografía 11 Peter Uitsatikitseq desenredando el tiro de sus perros (costa este de Kalaallit Nunaat, 2013).  

Fotografía 12 Francesc Bailón conduciendo un trineo de perros groenlandeses (costa este de Kalaallit Nunaat, 2019).  

Fotografía 13 Francesc Bailón con un perro groenlandés llamado «palante» (costa este de Kalaallit Nunaat, 2016).  

También me gustaría añadir que gracias a esta relación profunda que tengo con estas gentes, un amigo mío inuit de Tunu (costa este de Kalaallit Nunaat), me pidió que le acompañara, ya que debía sacrificar a su mejor perro que estaba enfermo y no tenía cura. fue duro para el cazador y también lo fue para mí, pero gracias a este suceso entendí mejor esa simbiosis vinculante que existe entre los inuit y sus perros, un símbolo de identidad cultural que les une al pasado y a sus ancestros.

El trineo de perros como competición recreativa. Evolución de la relación en el nuevo uso del perro

Las competiciones entre los pueblos del norte, son actos generalizados en todo el Ártico con la llegada de la primavera (fotografía 14). La gente se congrega procedente de asentamientos lejanos para encontrarse durante estos días festivos con familiares y amigos. Estas competiciones consisten en exhibiciones para ver quién es el mejor en diferentes aspectos cotidianos, como el lanzamiento de arpón, manejo del kayak, juegos de agilidad y fuerza o carreras de trineos con perros. Ver quien posee los canes más rápidos y tiene el mejor manejo de ellos, suele ser la competición más esperada y congrega a gran número de seguidores en el lugar de llegada, donde entre vítores y aplausos reciben al ganador de la prueba levantando el trineo y su conductor por encima de la cabeza de la gente. Estos juegos y competiciones otorgan un reconocimiento dentro de la sociedad en la que convive.

Fotografía 14 Competición de trineo de perros en la población de Kulusuk (costa este de Kalaallit Nunaat, 2019).  

En la actualidad, el uso del perro está evolucionando rápidamente. Las necesidades básicas de caza y pesca para alimentar la población van en claro declive como consecuencia de la caza y pesca a niveles más profesionalizados, donde los aparejos y los sistemas de caza son más sofisticados y la captura de presas menos difícil y peligrosa. Como toda sociedad, buscan evolucionar hacia un sistema de vida más cómodo y menos arriesgado. De esta manera a los equipos de perros cada vez se les exige menos capacitación de supervivencia, dejando de lado aspectos menos importantes para la vida actual, como rastrear respiraderos de focas, enfrentarse al gran nanoq (oso polar) o detectar grietas en el mar durante las salidas al hielo marino, quedando estás aptitudes de forma exclusiva para los cazadores profesionales.

En la actualidad, los jóvenes influenciados por la mentalidad occidental y moderna y en gran medida con las necesidades de supervivencia aseguradas, buscan diversiones como todos los jóvenes del planeta. Una de las más llamativas y de moda en Kalaallit Nunaat actualmente, son las carreras de trineos de perros. basándose en sus juegos y competiciones ancestrales, pero con un punto de vista más competitivo y deportivo, los jóvenes de hoy en día disfrutan cuidando y seleccionando los perros más rápidos para competir en carreras cada vez más multitudinarias y mediáticas.

La selección de perros cada vez más rápidos y con mayor capacidad atlética hace que la morfología de los canes también se vea afectada, viéndose en la actualidad perros de extremidades más largas y cuerpos más ligeros: perros perfectos para correr a gran velocidad y dar esa popularidad mediática tan codiciada hoy en día.

De esta manera, mientras vemos el incremento de la popularidad de las carreras de trineos de perros, observamos también como el cánido va perdiendo aquella dureza y robustez que había permitido al hombre y perro la supervivencia en el Ártico durante milenios. Como en cualquier otra parte del mundo, Kalaallit Nunaat y el perro inuit evolucionan rápidamente en un mundo cambiante.

El perro groenlandés, una alternativa turística y viajera

A partir de 1979, cuando Kalaallit Nunaat se convirtió en un gobierno autónomo, se empezó a pensar en convertir la isla en un destino atrayente para el turismo. En 1990, el Parlamento groenlandés (Inatsisartut) aprobó el primer plan para el desarrollo turístico. Durante el período comprendido entre 1991 y 2005 se llevó a cabo un análisis exhaustivo de los recursos y de las posibles atracciones turísticas en Kalaallit Nunaat. El plan era básicamente compensar las ganancias y los empleos perdidos en la industria de la pesca, rentabilizar la inversión turística y renunciar a las ayudas públicas. El objetivo era conseguir que llegaran a la isla 61.000 turistas y que dejaran unos ingresos de 500 millones DKK, coronas danesas (bailón, 2014, pp.2066-2068).

De 1993 al 2016, el número de turistas que visitaban Groenlandia creció exponencialmente, pasando de menos de 5.000 a 75.553 personas y cada año el número de visitantes ha ido incrementándose de una forma paulatina (fiocca, 2018, pp.113-114 ).

Además, en los últimos años, las vulnerabilidades de la región ártica se han convertido en el impulsor de un nuevo tipo de turismo: el llamado turismo de última oportunidad, que es una tendencia definida como el deseo de que los turistas visiten los sitios en peligro antes de que desaparezcan o se transformen radicalmente (Lemelin et al., 2010).

En aquellas poblaciones groenlandesas donde todavía es común el uso del trineo de perros, el turismo es una gran oportunidad para ganar algo de dinero, y para sostener también los gastos relacionados con el mantenimiento de los perros. Además, también les permite a los cazadores disfrutar de un viaje en trineo con sus canes. Y aunque no todos los inuit estén de acuerdo, se podría decir que una amplia mayoría ven positiva este tipo de actividad de cara al turismo.

En la primavera del 2013, llevé a cabo un proyecto internacional, junto con la agencia X-Plore, Servicios de Expediciones, en el que se pretendía que los viajeros conocieran, de primera mano y en primera persona, las técnicas de supervivencia de los ammassalimiut (inuit de la costa este de Kalaallit Nunaat) en su entorno natural, mientras se adentraban en su cultura, historia y vida actual y viajaban en trineo de perros. Esta expedición se proyectaba en una participación directa de los cazadores inuit en los procesos de planificación y desarrollo del viaje, y una implicación mayor de la comunidad local. El objetivo no era otro que aumentar los ingresos de los propios cazadores, crear empleos alternativos y mejorar la calidad de vida de las comunidades visitadas, en una de las zonas más desfavorecidas de todo el Ártico. Además, este proyecto planteaba un nuevo desafío para la antropología: idear un turismo sostenible y respetuoso con el entorno, más accesible, más directo con la población nativa, más participativo y solidario y mucho menos agresivo culturalmente hablando. En este sentido, el antropólogo debía convertirse en un intermediario, entre el viajero o turista y el nativo: gestionando sus relaciones, interactuando culturalmente y permitiendo una mayor participación en la dinámica de ambos.

El resultado de este proyecto inicial fue muy positivo. Los cazadores recibieron sus honorarios por los servicios prestados sin pasar por ningún intermediario, y los viajeros se marcharon satisfechos a sus respectivos países teniendo la sensación de haber experimentado y realizado el mejor viaje de sus vidas (bailón, 2014, pp.2078-2083).

Cada año realizamos este tipo de viaje y si la caza a tiempo completo ya no puede proporcionar unos ingresos estables a la población nativa, este tipo de turismo ofrece un enfoque innovador para el uso del trineo y el mantenimiento de los perros en las poblaciones groenlandesas más tradicionales.

Blindaje del perro inuit ante las amenazas de los perros venidos del exterior de Groenlandia

El perro ártico evolucionó a partir de perros tipo spitz en el este de Siberia, desde donde colonizaron junto a sus diferentes grupos ancestrales, gran parte del Ártico ruso y el norte americano. A pesar de ser perros tan antiguos, no fueron reconocidos como raza hasta 1967 por la federación Canina Internacional (fCI).

Por su parte, desde Groenlandia se formularon varias leyes y normativas para proteger de esta manera a su perro insignia. Tras varias pandemias dentro de la población canina por contactos y cruces con perros procedentes de fuera de la isla, se declararon restricciones de acceso de perros de otras razas en la isla y de forma más estricta en zonas donde el uso del perro de trineo es una cultura viva aún en nuestros días. A su vez, se han publicado una relación de recomendaciones que debieran ayudar a la supervivencia del qimmeq en su estado más puro. Estas recomendaciones son:

Nivel internacional

  1. Consideramos que el perro de trineo es una parte importante de nuestra cultura común.

  2. Incorporamos el perro de trineo como patrimonio cultural de la Unesco.

  3. Vacunamos a todos los perros de trineo y no mezclamos el perro de trineo con otras razas de perros. Recopilamos palabras y términos entre los inuit que se relacionan con los trineos tirados por perros.

  4. Creamos películas, libros, nuevas historias y revivimos viejos mitos con los trineos tirados por perros como punto focal.

  5. formamos redes de cooperación nacional e internacional entre las asociaciones de trineos tirados por perros.

Nivel nacional

  1. Publicamos manuales de instrucciones sobre el cuidado y mantenimiento de perros de trineo y creamos centros de asesoramiento para dueños de perros de trineo.

  2. formamos auxiliares veterinarios y reforzamos la supervisión de perros de trineo.

  3. Desarrollamos material didáctico sobre el perro de trineo para escuelas primarias.

  4. Creamos mejores condiciones para la obtención de licencias para la conducción turística con trineos tirados por perros, y damos más salario a los conductores de trineos por viajar con turistas.

  5. Proporcionamos subvenciones para la alimentación de perros a los propietarios de perros de trineo.

Nivel local

  1. Retiramos a los perros de trineo de las áreas aisladas para perros y los trasladamos de regreso a las ciudades cercanas a sus dueños, y proporcionamos buena infraestructura y fácil acceso a las áreas para perros.

  2. Damos a las personas mayores la oportunidad de transmitir conocimientos sobre los trineos tirados por perros a nuestros niños y jóvenes.

  3. formamos a nuestros hijos en viejos métodos de caza y trampas desde los trineos tirados por perros.

  4. Realizamos escuelas de verano para niños, donde aprenden a cuidar perros de trineo.

  5. Estamos abiertos a mediar y tomar medidas ante el maltrato a perros o daños que pudieran ocasionar los perros a personas.

Otros aspectos a tener en cuenta

  1. Creamos pedigrí sobre nuestros perros de trineo.

  2. Utilizamos perros de trineo de forma pedagógica: por ejemplo, a los niños discapacitados un perro de trineo como amigo.

  3. ¡No tiramos la comida! Restaurantes, supermercados e instituciones donan comida sobrante a asociaciones de perros de trineo.

  4. Hacemos mercadería y suvenires de perros de trineo para que el perro de trineo sea visible para los turistas.

  5. Usamos la piel del perro de trineo y creamos prendas y accesorios a partir de ella.

  6. Presentamos a los guarda-parques profesionales que trabajan con perros de trineo, que pueden obtener un pasaporte especial para cruzar a través de las fronteras nacionales (Egevang, 2020).

El futuro del perro inuit en la Groenlandia moderna: proceso de globalización y el cambio climático

El cambio climático se puede notar en todas las regiones del planeta, en especial en las regiones polares. El Ártico está viendo como grandes zonas de hielo que permanecían intactas durante siglos, en pocas décadas se han visto afectadas hasta el punto de descongelarse casi por completo. La población inuit no está al margen de este cambio que afecta a todo el planeta. El estilo de vida tradicional, cada vez más influenciado por la modernización que constantemente llega, ahora también se ve afectado por un cambio climático cada vez más evidente. El hielo marino permanece congelado menos meses durante el año y eso conlleva que los inuit solo puedan salir a cazar y pescar únicamente durante periodos anuales cada vez más cortos, la cual cosa hace que cada vez sea más común el uso de embarcaciones con las que poder realizar estas actividades tradicionales. De esta manera numerosas familias se ven obligadas a plantearse el dejar de criar perros, o cuando menos reducir considerablemente el número de ejemplares. A principios de este siglo XXI se estimaba un número de perros inuit en Groenlandia de alrededor de 25.000 ejemplares. Casi dos décadas más tarde, el número estimado de perros es de 15.000 ejemplares.

Multitud de organizaciones lanzan proyectos de preservación del estilo de vida tradicional, incluyendo el manejo del arte de la conducción del trineo y la cría de perros. Las generaciones futuras se ven atrapadas entre lo que ven y les llega desde fuera y sus tradiciones ancestrales. Una vida cómoda, basada en el estilo de vida occidental del «hombre blanco», les es muy llamativa. De otra manera, su cultura tradicional, es una muestra de identidad propia, que muchos no desean perder.

Conclusiones

Si los perros de trineo fueron compañeros de caza importantes en el pasado, hoy simbolizan algunos de los desafíos de esta cultura cazadora amenazada por el proceso de globalización, el calentamiento global del planeta y la contaminación medioambiental. Igualmente, la futura independencia de Groenlandia marcará un punto de inflexión en esta cultura tradicional de cazadores y pescadores.

Desde hace ya unos años, los inuit groenlandeses han empezado a sacrificar algunos perros, ya que los viajes en trineo son cada vez menos numerosos y más peligrosos y porque resulta muy costoso para los cazadores, en estas circunstancias, alimentar a sus perros.

Para una cultura como la inuit, tan ligada a su entorno con el que vive en perfecta simbiosis, el respeto por los animales y por las fuerzas de la naturaleza, han sido fundamentales para conseguir este equilibrio, entre el mundo natural y el mundo espiritual, que han heredado de sus antepasados. Si desaparece un elemento vital para la subsistencia de este pueblo, como pueden ser los perros groenlandeses, a continuación, irá todo lo demás. A pesar de ello, todavía queda un halo de esperanza, sobre todo en aquellos bastiones más ancestrales, donde tanto los perros como los seres humanos siguen aferrados a esa relación simbiótica heredada del pasado, mientras observan cómo su mundo tradicional se está deshaciendo como el hielo que necesita.

Referencias

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1 La cultura Thule (1000 - 1800 d. C.) tuvo sus orígenes en la región del estrecho de Bering y fue producto de la evolución de varias culturas aparecidas en Alaska y Siberia (N. del A.).

2La cultura Dorset (800 a. C. - 1400 d. C.) se desarrolló básicamente en el Ártico central canadiense (cuenca de Foxe, península de Melville, estrecho de Hudson e isla de Baffin) y Groenlandia. Los trineos Dorset eran arrastrados por las propias personas (N. del A.).

3En kalaalissut (idioma groenlandés), perro se traduce por «qimmiq» o «qimmeq» y su plural es «qimmiit» (N. del A.).

4Los inuit creían que los nombres personales tenían alma y que estaban asociados con la personalidad, el carácter, las habilidades y otras cualidades humanas (Kishigami, 1993, p.18 ; Rasmussen, 1931, pp.219-223).

5Por ejemplo, entre los inuit del estrecho de Bering (N. del A.).

6Este término se usaba para referirse a los nativos norteamericanos con quienes los inuit, tradicionalmente, tuvieron numerosos conflictos bélicos (N. del A.).

7Incluso los inuit creían que los perros eran capaces de ver cosas que solo éstos y los angakut (chamanes) podían verlas, y de esta manera podían advertir de los posibles peligros a sus amos (N. del A.).

8«El orden de la distribución de la comida al regresar de la caza es significativo: los perros, los niños, los cazadores y las mujeres» (Malaurie, 1981, p.170).

9Esta relación se ve también en algunos términos empleados en inuktitut. Qimuksiit se refiere a la acción colectiva de perros y humanos cuando están tirando del trineo todos juntos. Muchas palabras también se aplican tanto a los perros como a las personas: iqiannguruittuq se refiere a una persona / perro valiente; angajuqqausiqpuq a una persona / perro que intenta abusar de su poder o posición de liderazgo; itapuq a una persona / perro que roba, etcétera (Laugrand & Oosten, 2002, p.90).

10Desde el 1 de mayo de 1979, fecha en la que Groenlandia se convirtió en gobierno autónomo, el nombre correcto del país es el de Kalaallit Nunaat, «La Tierra de los Groenlandeses» (N. del A.).

11Extracto del Estándar Oficial de la Federación Canina Internacional.

12Se cree que hace más de cinco siglos, en el área del sur, los groenlandeses dejaron de utilizar el trineo de perros y perfeccionaron las técnicas del kayak (N. del A.)

13He podido observar en alguna ocasión que los cazadores inuit dan sus propios excrementos como alimento para sus perros cuando no tienen nada para darles de comer (N. del A.).

Recibido: 04 de Mayo de 2021; Aprobado: 18 de Octubre de 2021

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