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Perífrasis. Revista de Literatura, Teoría y Crítica

versión impresa ISSN 2145-8987

perifrasis. rev.lit.teor.crit. vol.7 no.14 Bogotá jul./dic. 2016

 

HACER GLOBALIZACIÓN DESDE ECUADOR. EL TERCER ESPACIO COMO UTOPÍA PARA EL ECUATORIANO EN TIMARÁN Y CUABÚ DE NELSON ESTUPIÑÁN BASS

MAKING GLOBALIZATION FROM ECUADOR: THE GLOBAL VILLAGE AS AN UTOPIA OF PROGRESS IN NELSON ESTUPIÑÁN BASS'S TIMARÁN Y CUABÚ

Wilfried Mvondo*

* Universidad de Yaundé I, Camerún. mvondowil@yahoo.es. Doctor en Literatura Hispanoamericana. Universidad de Yaundé I.


Resumen

Este ensayo estudia cómo Nelson Estupiñán Bass da cuenta de la dinámica de la creación del tercer espacio en Ecuador con relación a la utopía de progreso socioeconómico que esta arrastra. Contempla la articulación entre "tercer espacio" y "utopía". Este trabajo, que se apoya en el enfoque sociocrítico, analiza el espacio en Timarán y Cuabú y las inscripciones ideológicas que en ello afloran. Culmina en los siguientes resultados: 1) el tercer espacio es un lugar de intereses y resistencia para el ecuatoriano; y 2) este espacio suscita cierta utopía de desarrollo en el ecuatoriano.

Palabras clave: "tercer espacio", utopía, desarrollo, ecuatoriano, sociocrítica.


Abstract

This paper studies how Nelson Estupiñán Bass realizes the dynamics in the creation of the third space in Ecuador relative to the utopia of socio-economic progress dragged by the latter. The study focuses on the articulation of the "third space" and the "utopia". As this work is based on the sociocritical approach, it analyses the space from Timarán y Cuabú and the ideologies that it outcrops. The study deals with the following findings: 1) the third space is a space of interests and resistance for the Ecuadorian and 2) that space create a utopia of development in the Ecuadorian.

Keywords: "third space", utopia, development, Ecuadorian, sociocriticism.


INTRODUCCIÓN

Este trabajo es una reflexión sobre el "tercer espacio" y la "utopía" de progreso que ocasiona en el contexto poscolonial de Ecuador, y antes de abordar el tema sería idóneo esbozar una definición de los conceptos de "tercer espacio" y "utopía" por su relevancia en este estudio. La entrada léxica "tercer espacio", que usan Soja y Bhabha, se inscribe en la llamada geografía radical. Esta noción tiene un origen anglosajón ("space in-between" o "third space") y surge en la última década del siglo XX. Está encaminada a superar la configuración dual del espacio clásico (real e imaginario) y abarca la epistemología, la ontología y la historicidad. Por tanto, da paso a un movimiento de terciarización de la categoría espacial, elaborando una trialética que toma en consideración la posibilidad de convergencia de las diferencias entre las diversas comunidades de una esfera cultural determinada. La configuración nueva del espacio consta, entonces, de tres dimensiones: el espacio real ("first space", primer espacio), el imaginario (o "second space") y el tercer espacio (otros espacios diferentes del real y del imaginado) conocido como "third space" (Soja 11). Esta última superficie es una combinación, una extensión creativa que hunde sus raíces en el espacio real (primer espacio) y su interpretación a través de imaginarias representaciones (Soja 6). En esta perspectiva tal espacio incluye no solo la dimensión material del espacio, sino también su aspecto mental en un doble juego entre los espacios de representación social y la representación de los espacios sociales.

El espacio cobra, entonces, una dimensión social que conviene valorar, ya que es el lugar de intereses y de esperanza del cuerpo social al llamarlo Harvey "a space of hope". En consideración de ello se visualiza el espacio desde el punto de vista ontológicohistórico, de ahí que sea definido en este trabajo como "lugar para el cambio social", espacio de intercambio que da paso a la posibilidad de "negociar y reinterpretar las identidades y las significaciones, al tiempo que se dejan de reproducir las identidades históricas y nacionales" (García 284). Dicho con otras palabras, es un espacio de confluencia, hibridación y generación de movimientos e ideas, un "lugar donde las diferencias y las hibridaciones se manifiestan y se expresan en el lenguaje" (Hernando 112). En este contexto ya no constan las divisiones raciales, provinciales, nacionales, regionales, continentales, pues está surgiendo una comunidad humana única en su dimensión táctil, auditiva y física. Entra la noción de "tercer espacio" en la concepción historiográficoliteraria (Henríquez) y viene a relacionarse con la armonía entre lo particular y lo general (Gutiérrez Girardot XXV), Ecuador y el mundo entero.

Otro concepto clave de la presente investigación es "utopía", entrada léxica que tiene particular connotación en los ámbitos sociocultural y económico de Hispanoamérica.
Había sido asunto del "centro" (Occidente) en tiempos del "descubrimiento", la conquista y la colonización del Nuevo Mundo. Pero con la emancipación de estas poblaciones viene recuperada por la periferia (América hispánica en general y Ecuador en particular) y valorada como fuerza capaz de fomentar y dinamizar el desarrollo socioeconómico. En esta perspectiva, es la "determinación histórica y antropológica del ser humano y de la sociedad que se evidencia exclusivamente en momentos de crisis y desorientación" (Gutiérrez Girardot XXV). Al relacionarla con el tercer espacio, la utopía, en la perspectiva del ecuatoriano, es aquella fuerza que le lleva a luchar por conseguir el bienestar con que venía soñando desde el advenimiento de la independencia, esperanza fortalecida por la aldea global, concepto que merece ser aclarado en este trabajo.

La voz "aldea global", que es una construcción de la política de globalización, es usada por el sociólogo canadiense Marshall McLuhan para poner en evidencia la efervescencia ideológica, cultural y política que llevan encima los medios modernos de comunicación. Se define como el "intervalo resonante, 'el lugar donde está la acción' en todas las estructuras, ya sean químicas, psíquicas o sociales" (McLuhan y Powers 30). En este trabajo se consideran sinónimos "tercer espacio" y "frontera" por su carga semántico-cultural, y "aldea global" o "planetaria", noción afín que remite a la materialidad del tercer  espacio. Por la cercanía entre aldea global y globalización, urge aclarar también este último término. Para Bhikhu (248) y Bhagwati, el origen de la globalización está en Europa. Este último explica que dicho  fenómeno se ha desarrollado en dos etapas (30-
31, 63). La primera, que transcurre desde finales del siglo xix hasta principios del XX, es interrumpida por el estallido de la Primera Guerra Mundial, y la segunda se abre con el fin de la Segunda Guerra Mundial y corre hasta la actualidad. La globalización se define como "proceso de desterritorialización de sectores muy importantes de las relaciones sociales a escala mundial" (Samour 5). Es, entonces, una estrategia para reorganizar la geografía macrosocial, un reordenamiento del espacio y del tiempo en la vida social. La vertiente económica de la globalización se asimila al capitalismo y se caracteriza por el desarrollo tecnológico en el transporte, las comunicaciones, la intervención de los gobiernos para reducir los obstáculos al desarrollo del comercio y las inversiones internacionales. Otras características de la globalización son la competitividad y su corolario, la sensación de inseguridad económica y la aceleración del ritmo del cambio social.

El presente análisis asienta sus bases en el microcosmos de Timarán y Cuabú, poemario de índole narrativa publicado por Nelson Estupiñán Bass en 1956 y reeditado en 1998 cuyas estructuras profundas posibilitan el estudio del siguiente interrogante, clave de este estudio: ¿En qué medida es el tercer espacio la utopía del ecuatoriano en Timarán y Cuabú? Para llevar a cabo esta investigación, encajan las elaboraciones teóricas de la escuela sociocrítica de Montpellier III, que aducen que  el texto literario es un producto social que, por ello, irradia las transformaciones y preocupaciones de la sociedad que lo ha producido (Cros 82-83). Desde luego, Timarán y Cuabú es un texto cultural cuyo análisis se articula en dos niveles: el estudio de la mediación discursiva y el de las inscripciones ideológicas. Siendo el tercer espacio, un lugar aunque no siempre físico, parece lógico asentar su indagación en la categoría narratológica del espacio. En concreto, este ensayo versa sobre dos constituyentes de relevancia en la formulación discursiva del tercer espacio en Timarán y Cuabú: por una parte, su configuración diegética y, por otra, la utopía que apela en el Ecuador de Nelson Estupiñán Bass.

LA CONFIGURACIÓN DEL TERCER ESPACIO EN TIMARÁN Y CUABÚ

La meta de este apartado es revelar la configuración del tercer espacio, partiendo de la dimensión espacial de Timarán y Cuabú. Siendo ante todo un lugar, el tercer espacio puede asirse desde el espacio textual que viene estructurado por las determinaciones locales y el campo objetual. Para tal efecto, sería apropiado decir previamente qué se entiende por espacio en este trabajo, por las mutaciones que va sufriendo esta coordenada de la narración a nivel teórico. El espacio se define como "lugar y distancia donde está y se mueve el personaje y donde los objetos crean un ambiente que puede condicionar o reflejar el modo de ser de los personajes estableciendo una relación de tipo metonímico o metafórico" (Bobes 175). Desde luego, en este estudio, el espacio son el escenario y los objetos que lo pueblan y que tienen gran capacidad reveladora; de ahí la siguiente pregunta: ¿Cómo se construye el tercer espacio en Timarán y Cuabú? Tal interrogación lleva a focalizar la atención en la configuración del tercer espacio en tanto que es un lugar de expresión cultural, alternativa entre lo material y lo mental, lo local (lo ecuatoriano) y lo global.

Antes de adentrarse en el tema del tercer espacio como lugar en Timarán y Cuabú, se debe tener en cuenta que entran en juego las representaciones mentales de los personajes Timarán y Cuabú. En opinión del primero, el humano es natural de alguna parte del mundo y es esta su tierra. Él mismo se presenta como "el gran gallo de Tachina" (13), espacio distinto de Esmeraldas (25, 26, 42, 51, 52), Quito (51, 52) y Guayaquil (52). Asimismo, el diseño de tal espacio viene reforzado por las ocurrencias del vocablo "Ecuador" (15, 25, 42) y de "República ecuatoriana" (26). En efecto, el duelo de Timarán y Cuabú tiene lugar en Ecuador, referente intra y extratextual del deíctico "aquí" (14) y lugar de las fracturas  afro/criollo/amerindio/cruce, espacio de las identidades múltiples, de la unidad estatal en la diversidad comunitaria (¿racial?). En esta lógica de los particularismos, cuando uno es natural de alguna parte del mundo, tiene que sentirse integrante de ella. Tal lógica podría fundamentarse en la diversidad de naciones y de gentilicios, pero viene rebatida por Cuabú, quien está al tanto de los cambios que vienen sucediendo por el planeta a nivel humano y que hacen posible el salto de un lugar a otro, de una nacionalidad a otra.

En esta alternativa radica la doble articulación de la relación entre Cuabú y el espacio. La primera versa sobre la pareja Cuabú-Ecuador y culmina en su consideración como ecuatoriano. En este ángulo de percepción, Quito y Esmeraldas -que son determinaciones locales de Ecuador- desempeñan un papel decisivo. La primera localidad revela la inscripción de Ecuador en la moderna organización político-administrativa de inspiración europea que es la república. De este modo, Ecuador, que era parte del imperio inca hasta el derrumbamiento provocado por Europa, había estado bajo el mando de un emperador llamado el Inti (Sol en quechua). Pero en Timarán y Cuabú, la máxima autoridad de Ecuador es el presidente de la República (27) y las ideologías políticas, el conservadurismo, el liberalismo y el comunismo. Estos ingredientes son muestras de la europeización de América. En este contexto, los partidos políticos y la fuerza pública de que se sirve el presidente de la República ecuatoriana en el espacio diegético de Timarán y Cuabú funcionan como aparatos ideológico y represivo de Estado1, respectivamente. Lamentablemente, las luchas políticas desembocan en la violencia como testifican estos versos de Timarán:

me tildó, en gesto inaudito,
de instrumento comunista,
y, como allá en la conquista,
vinieron tropas de Quito
con violencia incontrolable. (51)

En Timarán y Cuabú la dimensión material del tercer espacio es reveladora de la complejidad del tema. Dicho espacio, en palabras de Cuabú, es el llamado mundo (14), a la vez real e imaginario, crisol de contactos interculturales cada vez más crecientes y fecundos. En esta perspectiva, tercer espacio y mundo son dos caras de la misma moneda. Cuando este es material ("hardware"), aquel es inmaterial ("software"), lo cual implica que ambos elementos son interdependientes. Con base en estas puntualizaciones, Ecuador, que es el escenario del duelo en Timarán y Cuabú, aparece como un microcosmos del mundo (aldea global o planetaria). En este enunciado, Alberto Cuabú pone de manifiesto la inserción del humano actual en la aldea global, un mundo sin límites de separación: "Soy de aquí y de todas partes, / yo marcho de tumbo en tumbo, / y he renunciado a mi patria, / porque mi patria es el mundo" (14).

En esta perspectiva, todo viene revisado. La misma noción de "estar en casa" ha pasado a cobrar una significación nueva; de ahí que para el sujeto global encarnado por Cuabú, el local (Timarán) sea anticuado (14). Este contexto nuevo suscita una esperanza de progreso socioeconómico de parte de Cuabú, por ser una especie de "entre dos", el lugar de articulación del intercambio que lleva a soñar con la igualdad entre las comunidades que entran en contacto (hispanoamericanos, europeos, norteamericanos, oceánicos, asiáticos, africanos, etc.). En su opinión, el espacio global sería una especie de paraíso en tierra, un lugar donde todos los humanos estarían "en casa" donde se encontraran. Por tanto, el tercer espacio promovería la justicia y la igualdad social porque desaparecerían los particularismos idiosincráticos para dar paso a una cultura nueva, especie de armonización del universo. Estos versos explican por qué se tiene que adoptar esta actitud: "Yo lucho contra los fuertes / y aborrezco las fronteras, / porque con sangre de pobres / se alzaron esas barreras" (16).

El cantante pone de realce la explotación de que son víctimas las masas populares por parte de los ricos. En el ámbito nacional, los potentados, la abogacía, las fuerzas vivas y armadas, la Iglesia y la picardía ecuatoriana son parte de los explotadores de sus paisanos (79). Desde luego, la economía ecuatoriana, después de la colonización, depende principalmente del mercado internacional; el poder económico se encuentra en manos de una minoría, y la gran mayoría popular sufre las consecuencias de las desigualdades socioeconómicas y pone en evidencia el subdesarrollo en todos los órdenes (12). Estas consecuencias del neocolonialismo estarán a punto de desaparecer, según los partidarios de la globalización. De hecho, el espacio global induce la integración internacional por medio del comercio exterior, las inversiones extranjeras directas de las multinacionales, la difusión de la tecnología, las migraciones; al fin y al cabo, la expansión de los mercados financieros mundiales (Bhagwati 19-20) con la intervención del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio.

Si bien el espacio ecuatoriano diseñado en Timarán y Cuabú inserta esta obra en la socialidad, esta vinculación entre el mundo ficticio y el real también pone de relieve la cuestión de la explotación económica del ecuatoriano por manos extranjeras. Los ecuatorianos se dedican al cultivo de la banana, el jebe y la explotación de la balsa y de la tagua. Pero estos productos echan luces sobre la situación de Esmeraldas y de Ecuador en el panorama global, pues son agrícolas y forestales. Timarán explica que su adopción en Ecuador es involuntaria, ya que se hace por imposición, por orden de los mandatarios globales. Es la quintaesencia de las siguientes palabras del mismo:

¡Caucho! -gritaron primero,
y fuimos a las entrañas
de las más viejas montañas,
para dar al extranjero
por miserable dinero
el jebe que nos pedía. (49)

En efecto, Timarán, que forma parte de la clase obrera ecuatoriana, confiesa en público que las consecuencias de la actividad económica de su país son desastrosas. Para las masas campesinas ecuatorianas, la explotación agrícola y forestal no favorece el crecimiento económico de Ecuador. Es más, la situación económica del país va empeorando a pesar de sus abundantes recursos naturales. La explotación de Ecuador y demás países de América hispánica se transparenta en los siguientes versos de Timarán:

y al fin de la cauchería,
que a tanto caimán infló,
vi que mi mano quedó
sangrada, enferma y vacía...
mas volvimos al profundo
abismo de la pobreza. (49-50)

El ecuatoriano, quien se ha contentado con quedarse en su país, se ha convertido en una especie de "esclavo de los tiempos modernos", a diferencia del europeo y del norteamericano quienes han salido a buscar cierta personalidad socioeconómica e incluso política. En efecto, al entrar en contacto con otros pueblos las grandes entablan relaciones económicas con ellos y eso les permite invertir por medio de multinacionales en dichos territorios. Con este poderío financiero, los dominadores pueden entrometerse en temas políticos de diversas formas. Por ello, Ecuador se plantee librarse de este yugo. Esta situación es una de las mayores preocupaciones de Estupiñán Bass. En Senderos brillantes saca a las claras este anhelo de autonomía de parte de los naturales de Girasol de cara a la dominación de los Estados Asociados, posible figuración de los Estados Unidos (potencia extranjera).

Desde el punto de vista cultural Ecuador viene caracterizado por la hibridación. Los objetos con que cuenta proceden efectivamente de tres áreas culturales distintas: la cultura amerindia auténtica (indianidad), la africana (africanía) y la europea (europeidad). Como huellas de la indianidad en Timarán y Cuabú hay la hamaca y el aguardiente, entre otros. La hamaca es un objeto cultural de que se servía el Amerindio para descansar. Estas explicaciones de Las Casas a la Corona española sobre el modo de vida de los amerindios vienen a corroborar tales alegaciones: "Sus camas son encima de una estera, y cuando mucho duermen en unas como redes colgadas, que en lengua de la isla Española llamaban hamacas" (76). Desde luego, el uso de este objeto por otras comunidades es, sin lugar a dudas, una señal de su adopción por estas últimas. Sobre el particular, Miranda afirma que la hamaca es un elemento aborigen tropical americano del que se apropian comunidades como los afrodescendientes para hacerlo parte de su vida (51). En lo que a la africanía o tercera raíz2 se refiere, tiene como huellas el "guasá" y la marimba. El "guasá" es un instrumento, y la marimba, el baile que se ejecuta cuando se toca esta música (Estupiñán Bass 61). Por último, la europeidad viene conformada por ingredientes, a ejemplo de la luz eléctrica (20, 23), cuya historia se hace principalmente en Occidente con figuras como Thales de Miletus, Theophrastus, William Gilbert, Benjamín Franklin, Charles Agustín de Coulomb, Alejandro Volta, Luigi Galvani, Sir Humphry Davy, Hans Christian Oersted, André-Marie Ampère, Georg Simon Ohm, James Prescott Joule, Gustav Robert Kirchhoff, William Thomson, James Clerk Maxwell, Thomas Alva Edison, etc.

El uso de estos objetos culturales por el ecuatoriano, independientemente de su raza, es buena señal de su hibridismo. Refiriéndose a su amada esmeraldeña, Timarán revela que es una síntesis de África, América y España (32). Pero algunos ecuatorianos quedan enganchados en la plurinacionalidad ecuatoriana, considerada herencia cultural tradicional que les particulariza y otros (los jóvenes) se abren al exterior. Timarán figura representativa de los ancianos en Timarán y Cuabú, se vale de la siguiente imagen para expresar el desarraigo que provoca la globalización: "Si un hijo niega a su madre / en verdad que es un desgraciado; / y si tú niegas tu patria/debes ser un despatriado" (14). Pero tal actitud es cuestionada por Cuabú, defensor de la globalización, para quien compartir casa es una ganancia inmensa y no debe infundir miedo a nada ni a nadie. En esta perspectiva, el encuentro (contacto) intercultural fertilizaría un componente cultural híbrido, más vigoroso y portador de "progreso".

En resumen, Timarán y Cuabú es una poetización del entorno sociocultural y económico de Ecuador. Handelsman, que es buen conocedor de la obra literaria de Estupiñán Bass, menciona que este "dedicó gran parte de su narrativa y poesía a la recreación de Esmeraldas a partir de su condición de afrodescendiente" (7). El estudio de este espacio da cuenta del malestar del ecuatoriano en su tierra, hasta tal punto que se plantea entrar en contacto con realidades exteriores que le puedan permitir estar a sus anchas. El espacio de la obra poética referida es, entonces, una representación del espacio natural. Esto confiere cierto carácter realista al texto. En la perspectiva espacial, el "aquí" entra en contacto sin precedentes con el "allá" y ambos configuran un lugar de sueños. Desde luego, tiende a desaparecer el paradigma dicotómico localidad/globalidad que constituye el telón de fondo del funcionamiento del mundo en el viejo paradigma (de Timarán). En este sentido, el ecuatoriano pasa a ser un "ciudadano del mundo", un ser que, en cualquier lugar y circunstancia, tiene que estar "en casa", beneficiarse de los mismos privilegios que los demás seres humanos. Pero por encima de esto, el proceso de edificación de la aldea global incluye lo ideológico.

LA INSCRIPCIÓN DE LA UTOPÍA EN EL TERCER ESPACIO

La mayor preocupación al analizar el tema tratado aquí es la de saber cómo puede ser el tercer espacio una utopía para el ecuatoriano en Timarán y Cuabú. Para alcanzar este objetivo, es necesario analizar el trasfondo ideológico de tal concepto, pero antes de ir al grano convendría definir previamente el concepto de "ideología", que constituye la clave del apartado. La ideología es una doctrina coherente, una visión del mundo, un sistema axiológico que tematiza lo social (Angenot y Robin IV). En la poesía de Estupiñán Bass, la ideología en debate es la utopía, doctrina que está por detrás del tercer espacio y donde la economía cobra más fuerza que los demás aspectos de la vida. La escritura de la utopía experimentada por el ecuatoriano en el tercer espacio descansa en las esperanzas de conseguir el progreso social y económico (desarrollo científico, tecnológico, incremento de la calidad de vida). Siendo Ecuador un país en vía de desarrollo y multinacional, se les aparece a estas diferentes comunidades el tercer espacio como un lugar de ensoñación capaz de fomentar su liberación y arranque económico.

El malestar del ecuatoriano se patentiza en la explotación de sus recursos naturales y humanos. La situación de la mujer evidencia los abusos que sufre el ecuatoriano en el ámbito económico en general y, singularmente, en la explotación forestal y la agricultura. Los siguientes versos de Cuabú arrojan luz sobre ello:

¡Ah, mujeres campesinas
de las selvas de Esmeraldas,
que bregan igual a un hombre
sacando trozos de balsa,
cargando tagua en canastos,
o racimos de bananos! (42)

Tal situación viene referida por el mismo personaje en El desempate, otra poesía de Estupiñán Bass. Desde luego se le ofrece la literatura a Estupiñán Bass como una tribuna en la que toma palabra para revelar el infortunio de su país de cara a las grandes potencias occidentales. En Timarán y Cuabú los siguientes versos de Cuabú son reveladores del peso de las potencias extranjeras en la calidad de vida de los ecuatorianos: "Todo hoy día está más caro / que cuando aún no vendíamos / petróleo, pero comíamos / mejor..." (76).

Los ecuatorianos anhelan conseguir progreso, pero las multinacionales quieren ahorrar cada vez más a expensas de ellos. Es, sin lugar a dudas, la ley fundacional de políticas como la globalización. Sobre ella, Sanz Cabrerizo dice que es "la imposición de unos productos culturales y de racionalidad científico-técnica unificadora por parte de un comercio transnacional" (18). Esta postura la comparte Oleza cuando afirma que la globalización es el deseo de las grandes potencias de hacerse con el mundo, occidentalizándolo o americanizándolo (40). Desde la perspectiva del ecuatoriano, la globalización es una sustitución de las preocupaciones de progreso del ecuatoriano por intereses de enriquecimiento a ultranza de la oligarquía global en el mercado mundial. En este contexto, faltan ideales humanitarios y se vigorizan más bien las disparidades entre ricos y pobres. Cohen estudia la extensión del fenómeno por el mundo y explica, a este respecto, que el poder de los Estados ha menguado y queda sustituido por una "hiperclase", esto es, el estamento de la sociedad integrado por empresarios abrumadoramente enriquecidos al coste de los empleados o de los obreros (59). La última década del siglo XX y los principios del XXI ofrecen datos bastante llamativos sobre el particular. Entre  1996 y 2006, según él, el sueldo de la "hiperclase" ha ido aumentando hasta multiplicarse por nueve. Por tanto, su poder adquisitivo le permite ir invirtiendo y, del mismo modo, vigorizar cada vez más su poderío y su preeminencia (60). Se ahondan, entonces, las desigualdades sociales entre las masas laborales ecuatorianas y los "hiperricos" locales y extranjeros. En consecuencia, solo estos pueden encarar los retos de la aldea global.

La potencia económica de los inversores extranjeros introduce un elemento de indecisión sobre el deseo del ecuatoriano de progresar en el ámbito socioeconómico. Pero en la siguiente canción de Cuabú queda establecida la responsabilidad de algunos naturales de Ecuador: "... sé que algunos presidentes / cobran sueldos y prebendas, / y ellos mismos se derrocan / cuando ya tienen haciendas" (27). La venalidad de algunas autoridades centrales ecuatorianas aflora también en el siguiente enunciado del parque central, personaje antropomórfico de Estupiñán Bass (1981), sobre la fortuna de un tal Hernando de Iturralde: "... se debe al contrabando, a sus amarres con los habilitados de la policía y de las guarniciones militares, a las que provee de víveres en forma exclusiva" (69). El ecuatoriano resulta ser un peligro para sí mismo. Si bien Timarán y Cuabú es una representación de Ecuador, dicha pintura está vinculada con un periodo determinado, ya que se han verificado cambios sustanciales. Varios países americanos van adoptando medidas para hacer frente a la violencia global. En esta óptica, Venezuela, Bolivia y Ecuador se han acercado para configurar el "bloque radical" con el objetivo de conquistar su soberanía internacional.

En su literatura, Estupiñán Bass se compromete a poner en evidencia las dificultades de los ecuatorianos. Por ello Handelsman sostiene que "asumió el desafío de posicionarse como afroesmeraldeño ante un mundo cambiante que se debatía entre las tradiciones del pasado y las incertidumbres del futuro" (8).  Por esta capacidad, Estupiñán Bass -quien, cabe recordarlo, publica su texto por vez primera en 1956- aparece como un hombre atento a las realidades sociales no solo de Ecuador y de América, sino también del mundo entero.

El sistema educativo, que puede ser una medida de empoderamiento del ecuatoriano, tiene fallos que imposibilitan el arranque del Ecuador. El sistema escolar no les permite a los aprendientes recibir la preparación que les potencie para encarar los desafíos del entorno ecuatoriano. Las deficiencias del sistema escolar, en Timarán y Cuabú, quedan manifiestas en dos niveles. En primer lugar, hay una escasez de centros educativos, sobre todo de formación técnico-profesional, aspecto en el que Estupiñán Bass pone énfasis en su producción literaria. La salida de varios personajes suyos a Guayaquil con el propósito de recibir una formación de contador es reveladora del déficit de la oferta e incluso su carencia total en algunas provincias ecuatorianas. Para el caso, se puede aludir a Ana Mercedes Lazo y José Antonio Pastrana, otros personajes de Estupiñán Bass (1966) que se ven obligados a salir a Guayaquil para estudiar contaduría. En segundo lugar, el sistema educativo ecuatoriano peca por sus currículos. El nivel de conocimiento de los pupilos no alcanza lo esperado. Timarán, en sus versos, relata su entrevista con un alumno: "Pregunté qué es sustantivo / a un muchacho, el otro día, / y el retobado me dijo: / ¡Aún no estudio Geometría!" (22). Esta situación pone en evidencia lo difícil que es la lucha que al ecuatoriano le toca llevar a cabo para "progresar". De este modo, el autor de Timarán y Cuabú establece, de forma sutil, una relación entre escuela, aldea global y progreso. En tanto que es un sujeto tachado de "subalterno", para conseguir el progreso el ecuatoriano tiene que librarse del yugo de la explotación y eso requiere de cierta preparación intelectual y psicológica.

De lo que antecede, en Timarán y Cuabú, al ecuatoriano le afectan dificultades de índole social y, sobre todo, económica. Tiene, sin embargo, abundantes riquezas naturales, pero su explotación está al cargo de grupos no ecuatorianos. En consecuencia, el sistema económico de Ecuador resulta ser extravertido, de ahí que se plantea el joven ecuatoriano moverse con más soltura en otro espacio simbólico: el tercer espacio, lugar situado a medio camino entre el deseo de los ecuatorianos de conseguir cierto desarrollo socioeconómico y la búsqueda irrefrenable de beneficios de parte de los inversores extranjeros. Consiguientemente, el tercer espacio es un espacio de apertura de Ecuador a la globalización. En vez de ensimismarse por los estragos del sistema de explotación de sus recursos humanos y naturales, Ecuador tiene que incorporarse al nuevo sistema mundial y, sobre todo, sacar el mayor provecho de ello ya que se le aparece a la juventud ecuatoriana como lugar de acuerdos económicos, políticos, sociales, etc. El tercer espacio es, entonces, para ellos el lugar de negociaciones entre la política de desarrollo de Ecuador y la disponibilidad de los recursos financieros necesarios para implementarla. En esta perspectiva, el tercer espacio es un lugar de equidad, respeto y enriquecimiento mutuo, un espacio ideal donde carecen de sentido los prejuicios y los perjuicios.

CONCLUSIONES

"Hacer globalización desde Ecuador. El tercer espacio como utopía para el ecuatoriano en Timarán y Cuabú de Nelson Estupiñán Bass" es una reflexión que permite visualizar el ideario de globalización de la juventud ecuatoriana. Las dos articulaciones del trabajo revelan que la dinámica socioeconómica vigente en el Ecuador de Timarán y Cuabú no le parece bien al joven ecuatoriano por dos motivos. El primero es la lógica antropófaga de los inversores extranjeros y la segunda, la colaboración de las propias autoridades político-administrativas ecuatorianas en esta espoliación del país. Tales actitudes vienen a dificultar e incluso  imposibilitar el progreso con que ha venido soñando el ecuatoriano. Por tanto, la aldea global aparece, desde el joven ecuatoriano en Timarán y Cuabú, como una opción saludable que puede sustentar su utopía de progreso. En este espacio ideal, desaparecen las diferencias raciales y de clase, pues la plurinacionalidad ecuatoriana da otro paso adelante. El afro, el criollo, el indio y el mestizo, que valen por igual, tienen que desaparecer y conformar una comunidad única, capaz de estimular el progreso socioeconómico de su nación. Se puede sostener, entonces, que la utopía referida es una fuerza movilizadora del sujeto de tal forma que este se pueda atrever a echarse a la búsqueda del progreso socioeconómico teniendo en cuenta el nuevo contexto mundial. En Timarán y Cuabú, Estupiñán Bass diseña el tercer espacio como un sendero que le permite al ecuatoriano emprender un camino novedoso y prometedor. En definitiva, para el ecuatoriano hacer globalización, es tramitar e incluso gestionar cooperaciones socioeconómicas y, por consiguiente, el desarrollo de Ecuador.


NOTAS

1. Para Althusser, los aparatos ideológicos de Estado son aquellas realidades que le aparezcan al observador inmediato bajo forma de instituciones especializadas en transmitir la ideología dominante: iglesias, escuelas, familias, justicia, política, sindicatos, prensa y cultura (97). En cambio, los aparatos represivos de Estado son aquellas instituciones públicas encargadas de hacer respetar la línea de conducta establecida por el sistema. Incluye, entre otras, la policía, la guardia civil, las fuerzas armadas. Los aparatos de Estado tienen como cometido permitirle a un Gobierno asentar su hegemonía sobre las clases obreras (90).

2. Según la historia "oficial", esta clasificación obedece a la lógica del poblamiento del Nuevo Mundo, pues se admite comúnmente que el negro llega a América, por vez primera, en el siglo XVI, como consecuencia del inicio de la esclavitud comercial (trata negrera), que comienza en 1544. Dicha forma de esclavización del negro se abre con el primer cargamento de esclavos capturados al norte del estuario de Senegal (Davidson 108). Pero esta tesis queda rebatida por  estudiosos como Zapata Olivella (2002), Savoia y otros (2002).


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Fecha de recepción: 25 de enero de 2016
Fecha de aceptación: 11 de abril de 2016
Fecha de modificación: 29 de abril de 2016