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La Palabra

versión impresa ISSN 0121-8530

La Palabra  no.44 Tunja sept./dic. 2022  Epub 30-Mar-2023

https://doi.org/10.19053/01218530.n44.2022.14397 

Escritoras andaluzas. Medio siglo de aportaciones literarias (1900-1950)

La escritora Gertrudis Segovia Alvarez, entre su necesidad de escribir y su olvido*

Gertrudis Segovia Alvarez: Between her Writing Needs and her Oblivion

A escritora Gertrudis Segovia Álvarez, entre a sua necessidade de escrever e o seu esquecimento

a Docente en la Universidad de Murcia. Sus principales temas de investigación y docencia tienen que ver con lenguas extranjeras, literatura escrita por mujeres y filosofía. Pertenece a los siguientes Grupos de investigación: "Escritoras y personajes femeninos en la literatura" (Universidad de Salamanca); "Escritoras y escrituras" (Universidad de Sevilla); "Escrituras plurales: intertextualidad e interdisciplinariedad" (Universidad de Murcia). leonorsaez@um.es https://orcid.org/0000-0001-9866-6975


Resumen

Los estudios muestran que Gertrudis Segovia Álvarez forma parte de un grupo de autoras olvidadas. Sin embargo, la revisión de su obra y de la prensa de la época evidencia que la escritora gozó de cierto éxito hasta bien avanzado el siglo XX. Se realiza una investigación documental sobre su paso por las Islas Canarias y los efectos que este produjo en su vocación de escritora. El estudio muestra las dificultades que la literata encuentra con una identidad femenina privada de un estatuto intelectual o emocional propio. El hecho de ser una mujer abnegada, el vínculo con un padre y un marido socialmente influyentes, y la admiración de un público femenino que se debatía entre el recogimiento y el fervor de un catolicismo castrante, son algunos de los hallazgos del artículo. Estos trazan un camino literario, intelectual y emocional en la escritora, que pronto se vio cercenado, pese a su reconocimiento inicial.

Palabras clave: Gertrudis Segovia; popularidad; esfera doméstica; ideología; abnegación; olvido

Abstract

A literature review regarding Gertrudis Segovia Álvarez shows this author has been forgotten from the critics despite being recognized as a successful writer at the beginning of the twentieth century. This paper aims archival research related to her stay in the Canary Islands and the influence of this time in her work. The findings show the issues Gertrudis Segovia embodied with her feminine identity because of an intellectual and emotional exclusion. Also, it is discovered in this paper the features of being a self-sacrificing woman, the importance of the influence of the masculine role in her life -her father and her husband, and the importance of her recognition by a female audience in the middle of the strong influence of the Catholicism in the social life and the private life as well. All of these features frame her initial recognition as an important author but also the forgetfulness of herself and her work.

Keywords: Gertrudis Segovia; popularity; domestic sphere; ideology; abnegation; oblivion

Resumo

Gertrudis Segovia Álvarez é uma escritora esquecida embora tenha tido um certo grau de sucesso até bem no século XX. O estudo das suas obras e a análise das reportagens jornalísticas mostram que a escritora encontra dificuldades com uma identidade feminina para a qual não encontra nem lhe é atribuído um estatuto intelectual ou emocional próprio. Sendo uma mulher, sendo auto-sacrificial, as necessidades literárias e de reconhecimento de um pai socialmente influente, o seu casamento com um conhecido médico de Tenerife, a admiração de uma audiência de mulheres que foram rasgadas entre a reclusão e o fervor de um catolicismo castrador, são algumas das características que contribuíram para o seu esquecimento. A escritora de poesia, histórias e romances infantis traçou um caminho literário, intelectual e emocional que foi rapidamente encurtado, apesar do seu reconhecimento. Nesta contribuição, reflectimos sobre a vida desconhecida da autora nas ilhas e os efeitos sobre a sua vocação de escritora.

Palavras-chave: Gertrudis Segovia; popularidade; esfera doméstica; ideologia; auto-ne-gação; esquecimento

Introducción

Al entender la literatura como fuente de conocimiento, interpretación y experimentación traemos a la reflexión escritos de Gertrudis Segovia Álvarez con el objetivo de poner de manifiesto que no solo ha caído en el olvido, sino que también se ha visto limitada intelectual y sentimentalmente por la cultura de la burguesía y la aristocracia, y por una estructura patriarcal jerárquica. La forma en que socialmente se delimitó su sentimiento y su desarrollo intelectual es una muestra de ello. Rosa Mayreder, una contemporánea austriaca suya, se negó a ponerse el corsé y lo hizo público, entendiendo que este simbolizaba la opresión, no solo corporal, sino también sentimental e intelectual al que estaban sometidas las mujeres.

El objetivo de este trabajo es buscar en los escritos de Gertrudis Segovia Álvarez y en la prensa de la época esos sentimientos refrenados y esas aspiraciones intelectuales recortadas que se reflejan en su vida de escritora. Sus poemas manifiestan cómo se encorsetó la intimidad de este determinado grupo social burgués o aristócrata y cómo se redujeron las posibilidades de las mujeres intelectuales perteneciente a él. En su única novela, o de la única de la que se tiene conocimiento, se muestra el contraste entre mujeres ricas y frívolas e intelectuales sumisas y pobres, así como las huellas de los burgueses españoles de la época, más concretamente de aquellos que accedieron a la riqueza mediante el comercio de esclavos y de los negocios fraudulentos en Centroamérica y Sudamérica. Este sector dedicado en su mayoría a tareas secundarias (comerciantes mayoristas) se va adaptando a nuevas formas de sociabilidad y va aceptando reglas de la sociedad liberal del siglo XVIII, con lo que se deja translucir con mayor claridad las contradicciones y las necesidades de cambios sociales, principalmente, de las mujeres, tanto porque no todas las hijas de esa burguesía acomodada podrían mantener, mediante el matrimonio, el estatus social en el que habían sido educadas, como por el que otras, las menos, habían tenido la posibilidad de rebelarse por su proceso intelectual. La vida de Gertrudis Segovia Álvarez es un ejemplo del doble sesgo que hubo y al que hay que estar alerta, es decir, el olvido de una escritora y el encorsetamiento del avance intelectual y del sentimiento. Gertrudis Segovia Álvarez, como representante de las élites conservadoras culturales, velará con su literatura y sus acciones dentro de los colectivos de mujeres católicas y caritativas por mantener la armonía prestablecida.

A parte de las publicaciones de la autora hemos usado como primera literatura los fondos de la prensa regional de las Islas donde han aparecido la mayoría de las referencias a la autora. Se trata, en general, de diarios en los que, por los contenidos, se muestra una orientación clasista y conservadora.

Sobre la escritora y la mujer

Se tiene conocimiento de que en el siglo XVIII la educación se enfoca desde la perspectiva moral e intelectual como producto de la nueva concepción del ser humano. Se trata de educar a personas que tienen derecho a la felicidad terrenal y obligaciones ciudadanas. El sesgo de género se muestra en ambos aspectos, tanto en la exigencia intelectual como en la exigencia de una mal llamada ética, que no es otra cosa que la reproducción de esquemas sociales regidos por la cultura heredada. En este contexto las mujeres recibieron una educación que no tenía proyección laboral y que no las independizaba:

En la mayoría de los casos, los pensadores se limitan a enunciar algunas ideas generales que tienden a demostrar la necesidad de esa educación, por ser las mujeres unas madres potenciales, cuya tarea esencial es el cuidado de los hijos [...] la educación [...] viene estrechamente vinculada con su condición socioeconómica [...] La autoridad del padre sobre sus hijos era el reflejo de la autoridad del rey sobre sus súbditos […] La familia era, pues considerada como el lugar en el que cada uno, hombre o mujer, aprendía a vivir [...] Esa concepción de la familia como una sociedad [...] es casi general en España en la segunda mitad del siglo XVIII [...] Si la familia es armoniosa contribuye en el mejoramiento general de la sociedad […] Los pensadores, cuando aconsejan una educación en casa, no hacen sino seguir la voluntad de los gobernantes de cuidar [...] de las futuras élites (Imparato-Prieur, Familia y educación 149-151).

En síntesis, esta cita ilustra la vida de la familia de Gertrudis Segovia Álvarez. Ella pertenece al grupo de escritoras que conocemos como Andaluzas Ocultas, aunque entre los años 1911 y 1914 sus publicaciones recibieron un gran reconocimiento entre los intelectuales y en la prensa nacional y regional de la época. La cuestión que nos ocupa es qué llevó a la sazón a su ocultamiento. Se tiene noticia, al menos, de la publicación de cuatro obras. La primera de ellas, Poesías, publicada en 1911 con prólogo de Francisco Rodríguez Marín, director de la Biblioteca Nacional de España. A continuación, escribió dos compendios de cuentos infantiles: el primero, Cuentos de Hadas, según la dedicatoria, lo terminó en diciembre 1911 y se publicó en 1912; el segundo compendio, con la misma fecha de publicación, Cae La Nieve..., aunque este sí lo terminó de escribir, según la dedicatoria, en diciembre de 1912. Ambos libros infantiles cuentan con ilustraciones de Fernando Álvarez y Álvarez. Por último, contamos con una novela, Juan de Mendoza, publicada en 1914.

Ante esta fecunda y exitosa producción literaria para el corto periodo de 3 años, de 1911 y 1914, la pregunta es inevitable: ¿por qué deja de publicar Gertrudis Segovia Álvarez, en un momento donde empieza su consolidación como literata? Esta escritora novel empieza a ocultarse en 1915, pues deja de publicar en cualquiera de los tres géneros en los que había publicado hasta entonces. A partir de estas fechas hasta 1938 siguen apareciendo, esporádicamente, algunos poemas en periódicos regionales de Tenerife. Las dudas sobre la improcedencia de su desaparición aumentan cuando incluso en las contraportadas de dos de sus obras publicadas se puede leer una lista de nuevas contribuciones bajo el epígrafe de Obras en preparación.

De Gertrudis Segovia Álvarez se tienen pocos datos, incluso de su biografía. Se desconoce todavía la fecha exacta de su nacimiento, posterior a 1872, fecha en la que nace su hermano, del que, incluso a través de un poema dedicado a él, sabemos que es mayor. Hasta ahora la fuente más accesible sobre ella y la que ha despertado la curiosidad nuevamente sobre la autora es el Blog de la Biblioteca Nacional de España1, donde una afortunada e interesante aportación de Antonio García Jiménez hizo despertar el interés por ella y por su obra. De entre los datos que se nos ofrecen en dicho Blog reproducimos aquellos que han sido clave para esta investigación. Antonio García Jiménez apunta: "Apenas se sabe nada de esta autora salvo algunas noticias en la Prensa de la época, pese a haber publicado cuatro obras y ser elogiada por los escritos literarios y el premio Nobel Jacinto Benavente" (párr. 1). En dicho Blog aparecen las noticias recogidas en la prensa nacional, especialmente, entre los años 1880 y 1913, y dos aportaciones posteriores: la de 1918 con motivo de la traducción al inglés de sus Cuentos de Hadas y una reseña en la revista Blanco y Negro en 1938, donde se vuelve a alabar su escritura, de manera retrospectiva, sin embargo, no con motivo de una nueva publicación. En este contexto, ¿qué pudo suceder para que la escritora dejase de publicar? ¿Qué posible conflicto se dio entre su vocación de escritora y las obligaciones desprendidas de la educación de la época? En la prensa local de Tenerife (lugar donde se trasladó con su padre cuando este era Gobernador y será su lugar de residencia definitiva tras su matrimonio y hasta la fecha de su fallecimiento) se encuentran algunos datos que pueden dar información sobre los motivos del abandono de su profesión como escritora.

Entre la mujer hija-esposa y la mujer escritora

Se sabe que era hija de una familia aristocrática y monárquica. Su abuelo, Gonzalo Segovia, fue político y banquero, tuvo negocios en Argentina los cuales se mantuvieron al menos durante tres generaciones y cuya continuidad, por parte de algunos miembros de su familia en Argentina, se corrobora con datos actuales. Antonio García reseña que Gonzalo fue diputado y alcalde de Sevilla y recibió el título de Conde de Casa Segovia de manos de Alfonso XII por su ayuda al restablecimiento de la monarquía. Su padre, Gonzalo Segovia, II Conde de Casa Segovia, (1837 Cádiz 1925 La Laguna, Tenerife) heredó los negocios de Argentina (donde la familia se trasladó a vivir durante unos años), estudió derecho, fue un hombre culto y erudito que se relacionó con los círculos culturales de su época. Fue miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, ocupó cargos en la administración, fue gobernador en Santa Cruz de Tenerife hasta 1913, cuando fue nombrado gobernador de Gerona.

También, se encuentran datos que refrendan su ocupación en la formación de sus hijos. Una corroboración de ello la encontramos en el poemario que Gertrudis Segovia Álvarez dedica a su padre, concretamente, en su primera poesía. En ella le agradece el acompañamiento en su vida intelectual desde niña. Asimismo, encontramos testimonios de la relación intelectual que existía entre ellos en la prensa tinerfeña entre los años 1914 y 1925. En el archivo de la Fundación Juan March se encuentra una carta de la escritora dirigida a Guillermo Fernández Shaw, con fecha de 5 de octubre de 1925, agradeciéndole el pésame por la muerte de su padre. Esta carta también es muy ilustrativa por la manera como se refiere a la pérdida: "¡Ya calculará cómo estoy! V. [Usted] sabe muy bien la unión tan grande que hubo siempre entre mi padre y yo ¡No puedo consolarme!" (2).

Gertrudis Segovia Álvarez empezó con la escritura desde muy joven, como veremos en algunos poemas que reproduciremos más adelante. Entre los testimonios nos consta su participación en un recital de poesías el 18 de junio de 1897. En esta fecha se celebró una fiesta con motivo del cumpleaños de Alfonso XIII en la embajada española en Buenos Aires, en la que ella recitó poesías: "La Srta. Gertrudis Segovia recitó un monólogo que conmovió á los circunstantes" ("La palabra" 2).

Esta noticia pone de manifiesto que Gertrudis Segovia Álvarez, desde muy joven, al menos, escribía poesías. Otro dato biográfico, del que la prensa da copiosa cuenta, es de la fecha de su matrimonio en 19152 con Diego Guigou y Costa -médico, padre de seis hijos, residente en Santa Cruz de Tenerife, que había enviudado en 19123, como informa el periódico La Opinión el 19 de enero de 1912-. Él fue un hombre carismático, por lo que muestra la prensa, un investigador conocido y un hombre público, debido también a sus iniciativas sociales y culturales. Diego Guigou y Costa (1861-1936) fundó en 1901 el Hospitalito de Niños de Santa Cruz de Tenerife para niños pobres. Este hospital era, en esa época, junto a los de Madrid y Barcelona, los únicos hospitales infantiles en España. Su financiación se realizaba a través de subvenciones con donativos y aportaciones de las instituciones. Este centro tenía un marcado carácter caritativo como indica el nombre de la asociación que lo patrocinaba: Asociación Caritativa de la Infancia. Diego Guigou fue presidente del Ateneo de Tenerife, miembro de la Comisión creada con motivo del pleito provincial que acabó con la creación de los cabildos insulares y presidente de la Real Academia de Tenerife entre 1918 y 1935. Entre 1900 y 1936, fecha de su muerte, son frecuentes y afectuosos los artículos que aparecen sobre él en la prensa tinerfeña. Todas las reseñas periodísticas se refieren a su personalidad carismática. El 20 de julio de 1900 la revista semanal Gente Nueva lo describe así:

Bastante Joven aún ha realizado la labor de un viejo. Diego Guigou es de los que trabajan sin descanso, con ese impulso casi instintivo de los hombres que han ido descubriendo paso á paso los secretos de la muerte para emplearlos como armas poderosas en defensa de la vida [...] Guigou tocaba el violín con bastante perfección [...] Como Médico bien lo conocemos todos y orador de sanas ideas y persuasiva lógica ha dado no pocas muestras desde las tribunas del Gabinete Instructivo. Sus trabajos sobre la construcción de un barrio obrero llevaron mucha gente á los salones de aquel Centro, como la hubiese llevado -de ser públicas las sesiones de la Academia Médica- su disertación notable sobre El Alcoholismo, que es la obra más reciente de Guigou [...] Tal es Diego Guigou como Médico, como hombre de Letras y como artista ("Diego Guigou y Costa" 2).

Por una parte, como apuntábamos anteriormente, a las hijas de la aristocracia y de la burguesía no se les educaba para una profesión. La familia de Gertrudis Segovia Álvarez siguió este sesgo de género. Ella accedió a la formación intelectual, se le procuró también una formación en idiomas y musical, pero no se le ofreció una formación profesional, es más, en todo caso se le dificultó con los compromisos familiares para los que se le requirió. El apoyo que Gonzalo Segovia dio a su hija permaneció en el reconocimiento intelectual, pero no fue acompañado de una formación universitaria que le procurase una salida profesional con autonomía económica, tampoco se manifestaron en los escritos de la autora las fuerzas necesarias de una decisión inquebrantable para ejercer la profesión de escritora.

Por otro lado, observamos que la poesía de la escritora, aunque principalmente su prosa, no siguieron discursos académicos baldíos, como fue el caso de algunos de sus colegas. No hay discursos elocuentes y grotescos en su producción literaria, lo que apunta a cierto espíritu crítico. Ella habla de los sentimientos cotidianos elaborados mediante la reflexión que reflejan una estética y una cierta moral que se confunde con los imperativos de la costumbre. La escritura en ella parece formar parte del ornamento de una "señorita", aunque en sus escritos se detecta también la necesidad intelectual de comunicar y de que estos sigan su pretensión pedagógica. Tanto en su poesía, como en los cuentos de hadas y en su novela podemos ver en Gertrudis Segovia Álvarez una ideología y una genealogía conservadora, tradicional y aristocrática, rígida, muy influenciada por el credo religioso y principios patrióticos excluyentes, pero con necesidades intelectuales de cierta complejidad reflexiva y de una exigencia ética, aunque a veces la confunda con unas posiciones anacrónicas y vetustas de roles atribuidos culturalmente a la mujer.

A pesar de su transmisión de estereotipos femeninos de mujeres bondadosas, piadosas y virtuosas, donde la abnegación es la virtud cultural, que no ética, que más valora la escritora, Gertrudis Segovia Álvarez es una intelectual de su tiempo en un momento en que la mayoría de sus conciudadanas no tenían acceso a la cultura, ni siquiera a la lectura. Es una mujer con contradicciones y con cierta seguridad, se puede decir que le afectó el sufrimiento por haber hecho suyo el mandato de género y por no haber podido saber salir del determinismo con el que se educaban y educan a las mujeres, especialmente, en épocas anteriores. En su creación poética vemos un intimismo costumbrista, en los poemas dedicados a los paisajes de los lugares en los que vivió o en los de corte religioso. Desde la temática religiosa son varios los poemas dedicados a la figura de Cristo, donde la autora transmite cómo el valor de la "discreción" debe acompañar el sufrimiento de una mujer.

Otra propuesta para educar el sentimiento de las mujeres es unir la empatía con la consternación, así se intenta transmitir ese espíritu de mujer sacrificada por todos que es capaz de entregar su vida para salvar al otro, situado como desvalido. Ese fervor religioso es el correlato de entrega, como vemos en los versos de parte del poema que reproducimos a continuación. En la poesía son varios los versos que estructuran este comportamiento exigible a la mujer abnegada. Ya el propio título del poema "Al pie del crucifijo" anuncia este celo de una virtud que encorseta:

el alma vuela con impulso ardiente,

hacia tus brazos con amor se lanza,

y encuentro con la fuerza la esperanza

cuando te miro de la Cruz pendiente.

Al contemplar tus llagas conmovida,

anhelo de ese leño desclavarte;

á tus plantas, Señor, quedo rendida,

mas nada puedo hacer: sólo sé amarte.

¡Si por mi amor, Jesús, diste la vida,

quisiera con mi amor la vida darte! (1).

La popularidad y acogida de su obra se coteja, como mencionábamos antes, en la prensa nacional y regional de la época, al igual que en el prólogo de sus libros. Sus recitales, no solo los dedicados a la poesía religiosa, sino también los que trataron otras temáticas, son muy frecuentes (especialmente entre los años 1911 a 1914) y tuvieron buena acogida. El 10 de febrero de 1914, es decir al día siguiente de que apareciese la poesía "Al pie del crucifijo" en prensa, sale un artículo en La Gaceta de Tenerife donde se recoge la lectura de la poesía en el ateneo con el título: "En el Ateneo de la Laguna, un triunfo más de Gertrudis Segovia" en el que se alaba la capacidad creativa de la poeta, además, se remarca la compañía de su padre en el lugar.

La vecina ciudad escribió antes ayer una página de su historia literaria. La velada del Ateneo celebrada el domingo fue, como anunciamos oportunamente, un verdadero acontecimiento [... ] La culta y cristiana escritora, autora de tan bellísimas composiciones poéticas [...] la que alegra y canta á los niños con sus Cuentos de Hadas, la que llena y conforta el espíritu mientras la nieve cae Gertrudis Segovia, la primera entre las eruditas, esa privilegiada inteligencia y ese gran corazón desbordándose el domingo en la vecina ciudad con un arte todo armonía y dulzura al Cristo de La Laguna. La concurrencia distinguida y selecta ovacionó á la Srta. de Segovia, interrumpiendo la lectura de los versos con nutridos aplausos. La ilustre poetisa leyó con gran sentimiento su composición que consiste en una tradición del venerado Cristo. Terminada la lectura de la poesía las autoridades y el público, en pié, tributaron á la gentil señorita un espontáneo, merecido y cariñoso homenaje de admiración y simpatía [...] el discurso del Excmo. Sr. Conde de Casa Segovia [...] Recibió una ovación prolongada y sincera. Entre el público se hacían grandes comentarios acerca de la oratoria [...] (1).

Retomando la entrega al ser amado sin condiciones, observamos que, en prosa, el correlato de esta forma de amar, sancionada por ella como sublime, la recoge la "virtud" de la abnegación. Elena, el personaje femenino de su única novela, es el arquetipo. La palabra abnegación es la más elegida por la autora para definir a su protagonista femenina. Esta aptitud de abandono de las necesidades propias en favor de las necesidades de los otros, aunque femenina por antonomasia, no es solo potestativa de la mujer en su obra, sino que también se puede reconocer en un hombre, tal es el caso del reconocimiento al comportamiento de Guillermo Fernández Shaw4 en la citada carta del 5 de octubre de 1925:

Ya sé que es V. [usted] muy feliz y que tiene una mujer encantadora y unos niños preciosos. Todo esto, lo mismo que sus triunfos literarios se lo merece el hijo modelo que consagró a sus padres su primera juventud con la abnegación más amante que haya jamás existido y que en los días finales fue el consuelo de su santa madre (3).

En Gertrudis Segovia Álvarez encontramos también cierta demanda de dignidad y de libertad de los personajes femeninos, especialmente en la novela Juan de Mendoza. El personaje femenino protagonista de su novela, Elena, goza de una cierta determinación para elegir sobre su vida, al mismo tiempo que describe una igualdad intelectual y ética con los personajes masculinos. La protagonista, Elena, vive la satisfacción de haber sido capaz de desarrollar una necesidad intelectual que tenía desde la infancia, la de escribir (al igual que hemos visto en Gertrudis Segovia Álvarez), siempre manteniendo la dignidad. Elena llega a ganar, con un seudónimo masculino, un premio literario, a pesar de que ella se presenta reiteradamente en la novela como una incipiente escritora novel, con humildad intelectual. Además, dicho premio tiene la ventaja para la protagonista de la novela de contar con una importante dotación económica.

En este contexto, el personaje de Elena aclara que la importancia del premio es doble: el reconocimiento social de su insospechada calidad literaria y la de la independencia económica que da el ganar un dinero. El libro de Juan de Mendoza acaba con el anuncio de la boda de Elena con el rico ingeniero Roberto Sandoval, si bien no parece que la boda vaya a alejar a Elena de la escritura. En esta misma línea de independencia de la mujer está la perplejidad reflexiva que hace la protagonista sobre Matilde, una viuda, a la cual otros personajes -especialmente femeninos- le atribuyen artimañas para volver a casarse, como si esta fuese la única y mejor alternativa para una mujer. Elena concluye: "Casándose, nada gana, todos sabemos que su marido era muy rico, y, al morir, según me ha confiado ella, la dejó por única heredera de su fortuna. En cambio, pierde su libertad, y sólo el amor puede compensar de este sacrificio a una mujer independiente como Matilde" (282).

Se puede evidenciar como la autora reflexiona sobre el matrimonio, poniendo en boca de la protagonista que el premio de tener la libertad asegurada mediante la independencia económica y la posibilidad de estar sola es preferible a cualquier matrimonio. De este modo, según Elena -la protagonista- considera que el matrimonio no aportaría ningún tipo de beneficio a Matilde, quien cuenta con su independencia económica.

Manteniéndonos en este tibio concepto de libertad encontramos otros matices al referirse al concepto de costumbre, que aunque ella no lo refiera solo a las limitaciones de la educación de las mujeres, sino, también lo aplica a la falta de reflexión crítica de hombres y mujeres. Su interés de traerlo aquí no es tanto por la crítica feminista, sino porque su posición nos ayuda a entender las posibles contradicciones de la autora. La demanda de una libertad que ella no ejercitó, al menos públicamente, es tema de la poesía siguiente. En su poema a la costumbre la autora critica a quienes actúan siguiéndola, es decir, siguiendo patrones culturales y desatendiendo el cultivo de la razón crítica. La reflexión a no dejarse llevar por el automatismo de la tradición cultural abre la posibilidad que tiene el ser para llegar a ser humano. Sin la elección del raciocinio el ser humano se cosifica:

Es la costumbre una anciana

tan osada y tan ladina,

que sí nuestro albergue allana

al raciocinio domina.

Humilde, fiel y discreta,

familiar de los rincones,

nuestros caprichos respetan

tranquila, sin objeciones.

Siempre a nuestro lado vuelve,

destruye nuestra energía

y en sus mallas nos envuelve

con más fuerza cada día.

Conduce los pies del hombre

por el sendero escogido;

sabe sin que se le nombre

donde vá y donde ha ido.

Con firme y segura calma

infiltra letal beleño.

En adueñarse del alma

cifra su tenaz empeño.

Esta vetusta matrona

que trabaja sin ruido,

nunca jamás abandona

al que en su yugo ha caído.

Triste del que le hace caso

y su consejo obedece

con su monótono paso

la libertad adormece.

Y los que su fuerza oscura

ganó sin descreimiento,

son hombres por la figura,

cosas por el movimiento ("Costumbre" 1)

Observamos también en este poema que aparte del cierto inconformismo de seguir la tradición, parece que se alienta a la búsqueda de nuevas perspectivas, orientando a los seres humanos a que la costumbre no guíe sus pasos, que las personas sigan, por el contrario, "el sendero escogido", es decir, su raciocinio. La costumbre nos quita la energía de buscar algo nuevo, pues una vez que este veneno ha adormecido la libertad de las personas, estas se transforman en una "cosa en movimiento". Escuchando estos versos parece que la escritora nos alienta a coger nuevos caminos, pero lo cierto es que en la mayoría de sus escritos predomina cierto conformismo, y en su vida personal pública la escritora cede su protagonismo de escritora y mujer a la de hija y esposa.

La necesidad de llegar a escritora y la buena acogida de su obra

Gertrudis Segovia Álvarez comienza su actividad intelectual, al igual que otras intelectuales de la época, con sus familiares varones. Su libro Poesías dedicado a su padre se inicia con un poema que se titula "A mi padre". Ella reconoce, como exponíamos antes, que él fue quien la inició en el amor a este arte. Reproducimos aquí unos versos al respecto:

[...] No busques en mis trovas, padre amado,

galana forma, ni potente idea:

ecos son de mi alma, ritmo alado

Que de su fondo surge y aletea.

á pensar me enseñaste

y con tus besos

desde niña dejaste

dentro del corazón, muy hondo impresos, el sentir de la ardiente poesía [...] (Poesías 1).

Pero no fue solo su padre quien la llevó a la poesía, sino que también su hermano influyó. En su poesía "Cómo hice mis primeros versos. A mi hermano", la autora da cuenta de cómo se inicia en la escritura. En este poema, Gertrudis y su hermano aprovecharon para ejercitar y aprender la escritura de poemas durante las vacaciones estivales. En principio, ella se refiere a esta actividad como un juego y resalta los encuentros en los que él le leía cuentos mientras ella cosía, pero también recuerda que ella soltaba rápidamente sus muñecas para jugar a la guerra. De nuevo, podemos observar un cierto cambio del estereotipo masculino y femenino. En este poema llama la atención, pensando en la Gertrudis abnegada de la madurez, el juego a la guerra con su hermano, la claridad con que expone su proceso y cómo se inicia en la escritura y el interés de aprender a ser escritora:

[…] Si, cogiendo mis muñecas,

Intentaba hacerles trajes,

Cosiendo faldas muy huecas,

Con lazos y con encajes,

á mi lado te sentabas,

siempre á complacerme atento,

y entre tus libros buscabas,

para leerme, algún cuento.

[...] - te gusta- Me han encantado.

- también los puedes tú hacer.

- ¡Si no me lo han enseñado!

- Pues ahora vas á aprender

De muñecos desistimos,

De soldados y labores,

Y ser tan solo quisimos

poetas y trovadores

Y aquel verano, dichosos,

Tuvimos como recreos

Escribir dramas famosos,

fingir justas y torneos

¡Qué versos! ... ¿Tú no te acuerdas? ...

Aún los conservo guardados

[...] (Poesías 17-18).

En ambos poemas se reconoce en la escritora Gertrudis Segovia Álvarez una necesidad intelectual que va más allá del rol social asignado. Los poemas muestran la necesidad de escribir y de cultivarse intelectualmente. En su poema "Poesía" expresa más detalladamente lo que para ella significa la poesía y el escribirla. En este poema encontramos tres categorías que definen qué es la poesía: la primera, distingue los sentimientos sensibleros de los sentimientos poéticos. Esta negación de lo que no es poesía abre otra categoría, donde describe qué es para ella la poesía. Esta tiene características de un sentimiento profundo, tiene que ver con la libertad de la imaginación y con un sentimiento de esperanza. La tercera categoría, es entender a la poesía como reparadora de alegrías y consoladora de penas:

Es algo que vive, que nace muy hondo,

que llevamos muy dentro del alma.

[...] Ilusión que, surcando el espacio,

a las aves les roba las alas,

y con ellas remonta el espíritu

por cimas doradas.

Las tristes miserias que forman la vida

encubre impalpable cual nube diáfana;

¡se lleva negruras,

y deja esperanzas!...

Con ella nacemos, y a todos los seres

invisible y sutil acompaña.

¡Mil veces dichoso

quien sabe encontrarla!...

La hermosa Poesía

que el hogar bendecido engalana,

dulcifica trabajos y penas,

tristezas amargas,

pesares y angustias

que son ley humana.

[…] maridaje de ensueños y de amores,

Que ennoblece y remoza el alma (Poesías 82).

La vinculación entre escritura y vida cotidiana se muestra no solo en las temáticas de sus escritos, sino por la relación que establece entre su escritura y sus relaciones familiares, como se pone de manifiesto en las dedicatorias de sus libros, el de Poesías -dedicado a su padre-, su novela -dedicada a su hermano Fernando Segovia Álvarez (1872 Sevilla 1954 Buenos Aires)- y los dos libros de cuentos dedicados a sus sobrinos. Curiosamente, llama la atención que no haya un escrito dedicado a su madre; quizás este habría sido su quinto libro, pues sí hay una breve poesía describiendo el vacío que la muerte de esta le dejó.

Si hasta aquí hemos seguido esa necesidad y voluntad para cultivar la escritura que muestra desde la infancia, vemos que su abandono en publicar no se corresponde tampoco a que se le hubiese olvidado o no se alabaran públicamente sus libros. Se observa que ya en 1911, como mencionamos anteriormente, escribe el prólogo de su libro de poesía el entonces director de la Biblioteca Nacional de España, Francisco Rodríguez Marín, un "medio erudito y medio poeta" según el mismo se define. En dicho prólogo él ensalza las condiciones intelectuales y literarias que ya poseía Gertrudis en 1906:

Por poco lince que yo fuese, no podía dejar de percatarme del fino talento y la amplia cultura de mi nueva amiga; pues, aunque su natural modestia y su habitual discreción le vedaban que hablase sino lo sucintamente necesario [...] por aquellas pocas palabras bien se colegia lo demás […] la Srta. Gertrudis Segovia estaba tan bien enterada en todo lo tocante a nuestro Parnaso como el profesional más docto [...] ¡Y con todo, yo no he sabido que mi culta amiga escribiera versos, hasta que en 1909 leí una composición suya -quizás la primera publicada- en cierto periódico toledano [...] ¿No es esto colmo de la discreción y de la modestia? ¡Versos de mujer, y no publicados en mucho tiempo, ni aún leídos a los mejores amigos de casa! (Poesías prólogo).

Durante largo tiempo, la prensa siguió reconociendo su potencial literario. No cesan las alabanzas y los reconocimientos en los periódicos. Sí es significativo apuntar que las noticias están unidas a la presencia de su padre. Destacamos por significativa y minuciosa una de las que se encuentra entre los periódicos locales de la época poco antes de su matrimonio, concretamente el 1 de enero de 1915 con motivo de la aparición de su libro Juan de Mendoza, y cuyo título del artículo también lleva el mismo nombre: "Juan de Mendoza".

Gertrudis Segovia, tan conocida y apreciada en Canarias por haber residido [...] entre nosotros, tomando parte activa en nuestras fiestas literarias [...] acaba de publicar un nuevo libro, Juan de Mendoza, que [...] no ha pasado inadvertido para la crítica. La lectura del libro confirma lo merecido de este éxito. En sus Poesías [...] se reveló como un verdadero temperamento artístico, descubriendo, á la vez que su brillante inspiración, una cultura, social y literaria, nada comunes. Poco tiempo después publicó Cuentos de hadas y Mientras cae la nieve... (nuevos cuentos de hadas), en los que aparece ya la escritora de talento equilibrado, de espíritu sagaz y de pluma galana. Es de advertir que el cuento es cosa más difícil de lo que parece a primera vista, hasta el punto de que no serían muchos los buenos cuentistas contemporáneos que pudiéramos citar en España fuera de la señora condesa de Pardo Bazán [...] En esas breves narraciones, Gertrudis Segovia cumple á maravilla el fin del arte didáctico, enseñar deleitando, y, como Zeda de la eximia escritora gallega, puede decirse también de la gentil poetisa sevillana, que sus cuentos [... ] archivo de psicología, muchísimo más abundante en enseñanzas que el que puede formar un gran magister alemán en sus experiencias de clínica y laboratorio. [...], Gertrudis Segovia ha entrado en la ciudad del arte, por la puerta grande [... ] el estado de las intimidades complejas del alma, el desarrollo de los caracteres, la delicada pintura de los afectos más íntimos del corazón humano, va anulando la acción externa. El tono elevado que en todas las páginas del libro resplandece, ha llevado á su autora, quizá sin proponérselo, al campo de la novela psicológica, en la que descollaron Goethe y Tolstoi, en la que es modelo, entre nosotros, la espiritual de D Juan Valera Pepita Jiménez en la que llegará á citarse también con aprecio la de Gertrudis Segovia.

Leed, repito, á Juan de Mendoza, que no siempre se presenta ocasión de leer un libro bueno en la doble acepción de la palabra: literaria y moralmente (2).

El 1 de junio de 1937 aparece en la Nueva España, quizás sea esta la última vez, una poesía de la autora: "A la vista de Tenerife", donde Gertrudis Segovia Álvarez expresa la belleza de los paisajes de la isla y las emociones que le produjeron.

El 13 de enero de 1928 hay una noticia, "Novelistas canarios", en la Gaceta de Tenerife que hace referencia a la intención de publicar regularmente los días 1 y 16 de cada mes obras de escritores de las Islas. Entre los nombres citados está el de ella, pero no hay huella de esto. Lo que hace sospechar que esta intención se quedó en un proyecto.

Es preciso reconocer, en descargo de los escritores del país, a quienes frecuentemente se ha tachado de perezosos, que nunca han tenido campo propicio donde desarrollar sus actividades.

A los periódicos locales y a las veladas literarias, sólo les es dado recoger trabajos de cortas dimensiones; en cuanto a editar un libro, es empresa arriesgada y expuesta a quebrantos económicos que podrían traer consigo lastimoso y tardío arrepentimiento. Pero este mal va a tener eficaz remedio. Se está organizando una publicación que se llamará novelistas canarios; saldrá en los días 1 y 16 de cada mes y cada número llevará una interesante narración, primorosamente ilustrada por expertos dibujantes. Irán apareciendo novelitas de Gertrudis Segovia, Pérez Armas, Gil Roldan, [... ] (4).

El olvido y su abandono

La conclusión a la que llegamos es que en esta escritora el indeseado olvido va unido a un posible abandono de la escritura o de su publicación. No se sabe si siguió escribiendo y los manuscritos desaparecieron, lo que sí hemos podido cotejar es que su nombre se ha ido borrando de la esfera pública hasta prácticamente desaparecer. Los periódicos de la época que más se hacen eco de su actividad intelectual y social son: la Gaceta de Tenerife (cuyo subtítulo reza: diario católico de información), La Opinión, La Región, El Diario de Tenerife, Amanecer y la revista La defensa social. Son periódicos de tendencia conservadora, pero en todos ellos se alaba su escritura y talento, así como su modestia, su humildad y discreción, es decir, la interiorización del mandato de género. De la autora se sabe poco de lo que sentía y mucho de lo que debía sentir para no hacer dejación de la abnegación atribuida al rol de la hija y esposa en las clases de la alta burguesía y de la aristocracia.

Respecto a la frecuencia con que aparece su nombre en los citados periódicos de la prensa local observamos una gran oscilación y un punto de inflexión muy revelador que corresponde a su matrimonio. De este modo, hemos contabilizado veintiocho noticias en 1914 donde aparecen datos sobre sus actividades literarias, generalmente mencionando a su padre, tanto en su periodo de gobernador, como cuando regresa a la isla a visitarla, ya casada. El abandono en publicar hace que en 1915 las noticias donde aparece su nombre se reduzcan a once, y a partir de 1918 bajan ya a cinco para ser, a partir de 1929, prácticamente una o dos hasta el 8 de enero de 1939 que es la última mención encontrada hasta el momento. Respecto al perfil público que construye de ella la prensa y que transmite en este periodo se pueden agrupar en cinco roles: 1) como escritora, 2) como acompañante de marido o padre en actividades sociales, 3) como anfitriona, 4) como mujer caritativa y abnegada, 5) y por último, como doliente y albacea de la memoria de su padre y de su marido.

Es indudable que Gertrudis Segovia Álvarez no pudo desprenderse emancipadoramente de las convenciones sociales. La prensa describe o promueve a una mujer desde la pertenencia a una órbita limitativa patriarcal que como diría Carmen Martín Gaite la presentan como el ángel del hogar, pero también, se le da espacio como escritora. Los periódicos dan cuenta de una mujer sometida a un código de valores que le marcan un papel. Se autoalimenta la construcción del estereotipo de mujer burguesa, mediante las noticias de esta biografía de escritora truncada. Observamos que las cinco categorías que se usan para dar cuenta de su vivir, configuran una forma de estar en el mundo que reproduce esquemas castrantes de identidad como mujer y como escritora. Es interesante analizar y reflexionar cómo se pretende construir una identidad de escritora exitosa, al mismo tiempo que se le cercenan sus posibilidades de serlo y seguir siendo, un dilema que la prensa no denuncia ni reconoce, sino que, es más, lo normaliza. No sabemos las tristezas profundas que viviría esta mujer al no poder seguir su profesión de escritora. La prensa que la encumbró no hizo eco de las dificultades de una mujer para encajar una identidad de mujer con un estatuto intelectual o emocional propio, y se refirió a ella solo como "la acompañante de" y no como escritora.

El haberla reconocido, sin referencias filiares o maritales, solo como mujer-escritora le hubiera dado a Gertrudis la posibilidad de conciliar a la escritora y a la mujer sin ningún tipo de conflicto identitario, lo que podría haberle facilitado su continuidad en la escritura. Independientemente de ideologías y calidad literaria, hablamos de una profesional que, si los roles sociales no la hubieran limitado, o ella hubiera podido cuestionar dichos roles (como hicieron otras contemporáneas) en vez de hacerlos suyos, hubiera podido seguir desarrollando un proyecto, que imaginativamente era el deseado, un proyecto similar al que construye para su protagonista en la novela Juan de Mendoza. Un proyecto unido a la satisfacción que sospechaba e imaginaba disfrutar su personaje central.

En las noticias de la prensa, incluida la tinerfeña, se presenta a Gertrudis Segovia Álvarez no como escritora, sino como escritora hija del gobernador Conde de Casa Segovia y a partir de 1915 también como esposa del Doctor Don Diego de Guigou. La prensa haciéndose eco de los patrones sociales no le reconoce identidad propia, ni siquiera en algo tan personal como era la celebración de su onomástica. En este sentido llama la atención cómo la Gaceta de Tenerife del 16 de noviembre de 1918 trata la noticia de ello: "Ayer día de Santa Gertrudis, celebró su santo la distinguida dama, Excma. Sra. D. a Gertrudis Segovia de Guigou, esposa del reputado doctor Diego Guigou, e hija del Excelentísimo señor Conde de Casa-Segovia" ("Día" 2). La escritora se difumina en favor del arquetipo de esposa e hija. Esto no es un hecho aislado, ya que solo en dos ocasiones aparece su nombre sin la vinculación paterno filial o marital.

Otro símbolo ensalzado es el de mujer caritativa. Su nombre aflora también con otras damas burguesas que realizan actos de apoyo al Hospital Infantil fundado por su marido.

En nuestra visita de anteayer tarde al Hospitalito pudimos apreciar cuan enlazadas marchan la Poesía y la Caridad, ejemplo elocuentísimo de ello fue para nosotros el que nos ofrecieron las Sras. de la Asociación Caritativa, entre las que figura la inspirada por la poetisa doña Gertrudis Segovia de Guigou. Esta distinguida dama, a quien, durante nuestra estancia en el Hospitalico tantas finuras y atenciones tenemos que agradecerle al unirse espiritualmente con el Dr. Guigou, también lo hizo con su santa obra del Hospitalico ("Hospital de Niños" 1).

No solo los periodistas construyen el personaje, sino que la propia Gertrudis Segovia Álvarez interioriza el mandato de género, pues además de ser una escritora y una profesional, siente, se emociona, piensa y sigue modelos conductuales que defienden y se alimentan de un orden social castrante para la mujer. Desde 1915, aparece la autora como persona adscrita a la Acción Católica, una organización que daba charlas y organizaba eventos para promover a la mujer abnegada, para poner el valor de la mujer como el ángel de la casa. Aun así, Gertrudis Segovia Álvarez fue una mujer que ayudó a ejercer la reflexión y a demandar cierta autonomía intelectual a otras mujeres.

Referencias

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"Desde la palabra". La Época, 18 de junio de 1897. Web. 20 de marzo de 2022. https://hemerotecadigital.bne.es/hd/viewer?oid=0000624496&page=2Links ]

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*Artículo de reflexión. Este artículo se ha realizado en el marco del Proyecto "Andaluzas ocultas. Medio siglo de mujeres intelectuales (1900-1950)", dirigido por Mercedes Arriaga Flórez y Daniele Cerrato desde la Universidad de Sevilla. El proyecto I+D+i FEDER Andalucía 2014-2020 (convocatoria 2018) tiene una duración de un año, desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre de 2022).

1En la Biblioteca Nacional de España se encuentra un Blog en el que se pueden cotejar algunas referencias biográficas mediante los datos que aparecen en periódicos nacionales hasta 1915, fecha en la que contrajo matrimonio https://blog.bne.es/blog/los-cuentos-de-hadas-de-gertrudis-segovia-una-escritora-olvidada/.

2La Gaceta, El Diario de Tenerife, El Progreso y La Opinión dan cuenta de la boda. "El sábado se embarcó para la Península el Dr. don Diego Guigou y Costa, para contraer matrimonio con la señorita Gertrudis Segovia" ("Crónica" 2). Según la prensa, fue un acontecimiento de gran importancia, de la que se cuenta que durante la ceremonia se recibió la bendición del Papa a la pareja. También, es curioso que la madrina de la boda fue la primera presidenta de la organización que sostenía el Hospital. (Apartado "De Sociedad", enlace: https://jable.ulpgc.es/viewer.vm?id=79678).

3A causa del fallecimiento de la distinguida Sra. esposa del ilustrado doctor Guigou, el entusiasta Centro ‘Liceo de la Juventud´, ha suspendido la velada que tenía anunciada para el 20 del corriente” (“Noticias” 2).

Citar: Sáez Méndez, Leonor. “La escritora Gertrudis Segovia Álvarez, entre su necesidad de escribir y su olvido”. La Palabra, núm. 4, 2022, e14397 https://doi.org/10.19053/01218530.n44.2022.14397

Recibido: 31 de Mayo de 2022; Aprobado: 06 de Agosto de 2022

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