1. INTRODUCCIÓN
A partir de la descripción de la lengua ocaina, planteamos la identificación y definición de la categoría léxica adjetival, basada en la necesaria jerarquización de las propiedades específicas del adjetivo como clase léxica primaria. Desde esa óptica, describimos, en primer lugar, las propiedades sintácticas y morfológicas, y en último las semánticas. Este ordenamiento permite diferenciar las propiedades definitorias de esta clase léxica de otros fenómenos relacionados con ella, pero más bien abarcados por un concepto conocido como «adjetividad». La exposición aquí planteada aporta a la reflexión sobre la no universalidad o, como en ocaina, la marginalidad de la categoría del adjetivo, y cuestiona el uso demasiado extendido o infundado de los rótulos «adjetivo, adjetival».
En lo que sigue, ofrecemos primero una contextualización de los hablantes y su lengua en §2. La sección §3, de acuerdo con nuestra propuesta de jerarquización de los niveles, se centra en las propiedades sintácticas del adjetivo, del nombre y de una subclase adverbial predicativa, todas ellas clases léxicas que pueden exhibir propiedades adjetivales; de estas últimas nos interesa identificar cuáles son primarias y cuáles derivadas. La sección §4 expone las propiedades morfológicas y algunas consideraciones históricas que nos acercan al posible origen diacrónico del único adjetivo de la lengua. Por fin, el nivel semántico es expuesto en §5, donde aparecen los diferentes recursos con los que la lengua ocaina expresa los conceptos de propiedad, a saber: un adjetivo, nombres, sufijos clasificatorios de discretización y la subclase adverbial predicativa. Las propiedades sintácticas de esta última son abordadas en la sección §6, ya que, a pesar de su espectro semántico, esta subclase léxica no podría ser considerada como adjetival. Este recorrido nos llevará, en §7, a la identificación de las propiedades específicas del adjetivo y el lugar que, según él, ocupan las otras propiedades llamadas (sin sustento) «adjetivales».
2. LOS OCAINA Y SU LENGUA
En esta sección, introducimos brevemente a los Ocaina, el espacio que ocupan, su relación con otras agrupaciones etnolingüísticas, las relaciones genéticas, el grado de amenaza de su lengua, así como los rasgos tipológicos que la caracterizan.
2.1. Situación geográfica, sociolingüística y genealógica
Los Ocaina y otros seis pueblos que hablan lenguas mutuamente ininteligibles, a saber: andoque (lengua aislada), murui-muina, nonuya (witoto1), resígaro (arawak), muinane y bora-miraña (bora), conforman una gran comunidad de prácticas socioculturales denominada Gente de centro (Echeverri, 1997) o autodenominada Hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce (Fagua Rincón, 2015)2.
Dispersos en los dos lados de la frontera colombo-peruana, los Ocaina habitan desde tiempos remotos la Amazonia noroccidental. Hoy están asentados cerca a su territorio ancestral en el río Igaraparaná (Colombia), que es tributario del Putumayo, en donde también se encuentran en la banda peruana; así como en la cuenca del Ampiyacu, afluente del Amazonas. Como muchas otras lenguas de la región, el ocaina ha sido desplazado por el español, que lo ha relevado en casi todas sus funciones, contextos y ámbitos de uso, excepto el ritual-ceremonial. Los Ocaina constituyen una población aproximada de 300 individuos, entre los que se cuentan unos cuarenta hablantes fluidos mayores de 50 años y una cincuentena de hablantes con competencia pasiva para la expresión en ocaina, es decir que, a pesar de comprender, no hablan su lengua ancestral.
En estas condiciones, este grupo ya no transmite su lengua a las jóvenes generaciones y se encuentra hoy mayoritariamente en cabeceras municipales y centros urbanos: Pebas, Iquitos y Lima en Perú; así como La Chorrera, Leticia y Bogotá en Colombia. Esta lengua es considerada por el Atlas de la Unesco (Moseley, 2010) como seriamente en peligro en Colombia y en situación crítica en Perú.
El ocaina es una lengua witoto, pequeña familia local (Ardila, 2012, pp. 435-436; Landaburu, 2004-2005, pp. 6-7), cuyo lugar de origen es el interfluvio Caquetá-Putumayo. A ella pertenecen el continuo uitoto, conformado, entre otros, por los dialectos bue o murui, mnka, mka, npode, y por la lengua nonuya. La gran proximidad entre esta última y el ocaina fue señalada por Rivet y de Wavrin (1953), quienes igualmente propusieron su relación con el uitoto. La reconstrucción del protowitoto de Ashmann (1993) confirma esa clasificación y, además, plantea la existencia de un ancestro protobora-witoto. La revisión de esta última propuesta, con datos de primera mano y de descripciones recientes por Seifart y Echeverri (2015), y Echeverri y Seifart (en prensa) han confirmado y afinado sus resultados y, aunque no la ratifican contundentemente, sí dejan abierta la posibilidad de pensar en la existencia de tal ancestro.
Dos dialectos del ocaina perviven hoy: uvoohsa, variedad descrita aquí (Fagua Rincón, 2013), y dyohxááyah, cuyos dos únicos hablantes viven en el río Ampiyacu; esta variedad no ha sido suficientemente descrita, solo se han hecho menciones aisladas (Fagua Rincón, 2013, pp. 41, 76, 219, 311; Leach, 1969).
2.2. Rasgos tipológicos sobresalientes del ocaina
Exponemos ahora algunos rasgos que contribuirán a comprender el funcionamiento general de la lengua, así como la presentación que sigue sobre la clase gramatical adjetival y la adjetividad.
El ocaina tiene tendencia aglutinante y sufijadora; su alineamiento sintáctico es de tipo nominativo-acusativo, que no es marcado con casos directos en las expresiones nominales, sino por el orden de los constituyentes (s) o v (ver ejemplo 1), y por los paradigmas de persona expresados como pronombres libres e índices personales sincréticos (persona, número y función sintáctica): (o-)(s-)v (ver ejemplos 2, 5, 16, 21). En la predicación no verbal, el orden es predicado-actante (ver ejemplos 4, 8, 18). La función de núcleo predicativo es desempeñada alternativamente por verbos (ver ejemplos 1, 2, 16), nombres (ver ejemplos 4, 8), ideófonos o adverbios de una subclase que expresa conceptos de propiedad (ver ejemplos 18, 19, 20). Dentro del sintagma nominal, los elementos siguen el orden determinante-determinado (o modificador-núcleo, ver ejemplos 1 a 5). Aparte de las clases léxicas antes mencionadas, solo se ha identificado un único adjetivo.
2.3. Identificación y definición del adjetivo y la adjetividad por niveles de lengua
La propuesta que desarrollaremos en esta presentación es la explicitación del procedimiento para la definición del adjetivo en cuanto categoría gramatical o léxica primaria, es decir, la identificación de las funciones y propiedades específicas del adjetivo, que lo demarcan de otras categorías, y por ende aquello que no entraría dentro de su escopo.
A pesar de que parezca evidente tal procedimiento, consideramos necesario hacerlo explícito puesto que, de un lado, al definir el adjetivo, demasiado a menudo las descripciones parten de criterios supuestamente implícitos y sobreentendidos, aunque no necesariamente unánimes. De otro lado, la falta de claridad sobre los criterios definitorios de la categoría adjetival es responsable por lo menos en parte de una confusión de niveles de análisis que conlleva un uso abusivo de la calificación «adjetival» o de formulaciones contrafactuales que suponen considerar que el adjetivo es una categoría universal.
Comencemos por jerarquizar los niveles de análisis: en primer lugar, se presentan las funciones y la codificación en el nivel sintáctico; después, las propiedades de codificación morfológica; y, por último, el nivel semántico. Una vez identificadas las funciones y propiedades específicas del adjetivo, como categoría léxica primaria, se identifican las clases léxicas con otras vocaciones que pueden desempeñar de forma derivada o no primaria las funciones y propiedades específicas del adjetivo; estas podrán ser descritas como «usos adjetivales» (Salles, 2004), «adjetividad»3 o procesos derivativos (Bally, 1965, pp. 232, 254, 297, 308; Kerleroux, 1999; «translación», Tesnière, 1959, pp. 438-451; entre otros). Así, se abre espacio a la noción de adjetividad, que podemos definir como la posibilidad que tienen categorías léxicas o gramaticales (nombres, verbos, marcas de clasificación...) con otras vocaciones sintácticas de adquirir las propiedades definitorias del adjetivo primario. Dicho de otra manera, se trata de las propiedades definitorias del adjetivo, en cuanto clase léxica primaria, que pueden ser desempeñadas tanto por el adjetivo primario mismo como por otras categorías, con vocaciones sintácticas primarias diferentes.
3. NIVEL SINTÁCTICO: FUNCIONES DEL ADJETIVO, DEL NOMBRE Y DEL SINTAGMA NOMINAL
Partiendo del nivel sintáctico, identificamos de manera explícita las funciones definitorias de las clases léxicas a las que atañe la cuestión de la adjetividad: adjetivo y nombre. También incluimos aquí el sintagma nominal.
3.1. Adjetivo «hã́ã́tfo», «hã́ã́tsi»: función modificadora del núcleo nominal (epíteto)
De acuerdo con la jerarquización de las propiedades (no solo según los niveles de análisis, sino sobre todo por el hecho de ser específicas de una categoría léxica), se define el adjetivo como la clase léxica primaria (no derivada) cuya vocación específica es la modificación del núcleo al interior del sintagma nominal; nos referimos, en otros términos, a su función de epíteto. Esta podría ser adoptada como la definición general, translingüística, que eventualmente puede ser completada con propiedades de los demás niveles, compartidas o no con otras categorías.
Siguiendo la definición anterior encontramos que en ocaina esta clase léxica es marginal: su inventario consta de un solo miembro (Fagua Rincón, 2013, pp. 130-136).
Este único adjetivo varía en número: «hã́ã́t∫o» (SG), «hã́ã́tsi» (PL) (propiedades morfológicas, ver §3.4; su espectro semántico es relativamente amplio: 'verdadero, legítimo, auténtico', entre otros). Recordemos que, en esta lengua, el orden de los constituyentes del sintagma nominal (SN) es modificador-núcleo o determinante-determinado: en los ejemplos 1, 2 y 34 las formas «hã́ã́t∫o» (SG), «hã́ã́tsi» ( PL) preceden el núcleo nominal que están modificando; observamos, pues, la función modificadora, específica y definitoria de la clase léxica primaria del adjetivo.
Veremos en el siguiente apartado otro tipo de modificación nominal al interior del SN, en ocaina.5
3.2. Nombre como núcleo y SN como modificador o actante
Veamos ahora las funciones nominales. Un nombre tiene por única función instaurar en calidad de núcleo un SN. Por su parte, el SN instaurado puede cumplir funciones de actante (cf. argumento), modificador de un núcleo nominal, predicado o complemento u objeto de una preposición. Aquí ilustraremos las tres primeras funciones que cumple un SN en ocaina.
Propongamos una descripción preliminar del siguiente ejemplo. En el enunciado en 4a observamos un SN, en donde el nombre «mõõ» ('padre de'), ubicado a la derecha, cumple la función de núcleo nominal; este núcleo está modificado por el nombre propio femenino: «jioʔbiko», que lo precede y traduciríamos el SN como 'padre de Nohbico'.
Teniendo en cuenta la única función definitoria del nombre presentada arriba (instaurar como núcleo un SN), debemos afinar la descripción anterior precisando que el nombre propio «jioʔbiko» instaura igualmente un SN y que, entonces, ese sintagma (y no el nombre) cumple la función modificadora de «mõõ» ('padre de'), que sería, pues, el núcleo de un SN mayor, tal como aparece en el ejemplo 4b, representación que da mejor cuenta de las relaciones y funciones de los sintagmas en cuestión. Veamos ahora la estructura de la oración en el ejemplo 4b, cuyo núcleo predicativo es nominal. En la predicación nominal, el orden de los constituyentes es predicado-actante. Por tanto, el primer SN cumple la función predicativa, mientras que 'curaca' corresponde al actante único.
Siguiendo el análisis propuesto arriba, si quisiéramos restringir aun más la referencia del primer SN del ejemplo 2, diciendo, por ejemplo: 'Vamos a extraer la masa de umarí del padre de Ñohbico', tendríamos la constitución del SN que aparece en el ejemplo 5. Allí el núcleo 'masa' es modificado por el SN que lo precede, que tiene como núcleo 'umarí'. Este SN proyectado o extendido, es a su vez, modificado por el SN 'padre de Ñohbico', cuyo núcleo es 'padre de', modificado por el SN cuyo núcleo es 'Ñohbico'. En todos los casos, hallamos que no es el nombre, sino el SN (instaurado por un nombre) el que cumple la función de epíteto o modificador de núcleo nominal.
Por fin, el SN proyectado 'la masa [de] umarí [del] padre de Ñohbico' funciona como actante o argumento que satura la posición objeto del núcleo predicativo 'extraer'. La posición sujeto es saturada por el prefijo personal de primera persona plural.
3.3. Nombres deverbales y deadverbiales con «-tjo» y «-tsi» como núcleos de SN
En esta sección, ilustraremos la función de núcleo de SN cumplida por nombres deverbales y deadverbiales, obtenidos mediante los sufijos «-tjo» (singular) y «-tsi» (plural)6, que dan lugar a nombres de agente; ver algunos casos en el ejemplo 6.
Los ejemplos 7 y 8 ilustran nombres deverbales; y el ejemplo 9, un nombre deadverbial, en contextos oracionales. En el ejemplo 7, los nombres deverbales son núcleos nominales modificados por el SN que los precede; los SN extendidos o proyectados 'los que han mambeado coca' y 'los que han lamido ambil7', por su parte, corresponden al actante único del verbo 'acabarse'. En el ejemplo 8, en cambio, el nombre derivado 'el que viene', funciona como núcleo de un SN con función predicativa.
En el ejemplo 9, el nombre deadverbial «moxosóʔtjo», 'azuleador, que azulea', es el núcleo de un SN que modifica «toara» ('río'), núcleo del SN así proyectado. Llamamos la atención sobre el hecho de que el lexema «moxóóso» es un adverbio primario (ver §5.4) que remite a una noción de color, que traducimos como 'azulmente/verdemente'. Por ser un adverbio, este no está en capacidad de modificar directamente el núcleo nominal 'río'; por ello, debe ser nominalizado, aquí mediante el sufijo «-ʔtjo ». Ya en calidad de nombre, puede instaurar un SN, que sí puede modificar, como vimos, un núcleo nominal.8
En la sección 5.3., veremos que en ocaina los colores y otras nociones que expresan cualidades o propiedades físicas y abstractas, entre otras, son expresadas mediante adverbios y no por adjetivos.
3.4. Adjetivo «hã́ã́-t∫o», «hã́ã́-tsi»: imposibilidad de funcionar como núcleo de un SN
En esta sección, solo queremos aclarar que a pesar de que el único adjetivo de la lengua, según acabamos de ver, tiene una apariencia nominal, que se explicaría siguiendo consideraciones diacrónicas, no se trata, en este caso, de un núcleo de SN que estaría cumpliendo la función modificadora.
Aunque los sufijos adjetivales «-t∫o» y «-tsi» presentes en las formas adjetivales «hã́ã́t∫o» (SG) y «hã́ã́tsi» (PL) ('verdadero(s), auténtico(s)...') tienen proximidad formal y semántica con los sufijos nominalizadores de agente «-tjo» y «-tsi» (introducidos en la sección anterior, ejemplos 6 a 9), no cumplen la misma función (ver sección anterior). Como lo muestra el ejemplo 10a, las formas adjetivales «hã́ã́∫fo» y «hã́ã́tsi» no pueden instaurar un SN por sí mismas, que es la función definitoria de los nombres. No se podrá pues decir en ocaina 'lo(s) verdadero(s)/auténtico(s)' ni 'el que es/los que son verdadero(s)/auténtico(s)' como cabeza de un núcleo nominal.
Tales formas adjetivales solo podrán ser usadas como modificadores de un nombre en función de núcleo de SN, como lo ilustra el ejemplo 10b. Por ende, aparte de la función modificadora del núcleo nominal, estas formas no pueden desempeñar ninguna otra de las funciones del SN evocadas arriba (§3.2 y 3.3).
4. NIVEL MORFOLÓGICO: NÚMERO SINGULAR Y PLURAL
Ahora veremos que las marcas morfológicas adjetivales «-t∫o» y «-tsi» son específicas del adjetivo, pese a su proximidad formal y semántica con los sufijos nominalizadores de agente «-tjo» y «-tsi» (§3.2 y 3.3). Señalamos arriba que el lexema adjetival varía en número con los sufijos «-t∫o» para el singular y «-tsi» para el plural (ver ejemplos 1 a 3, supra). Los ejemplos 6 a 9 ilustraron los sufijos sincréticos que marcan nominalización de agente y número «-tjo» para el singular y «-tsi» para el plural. Enseguida pondremos en evidencia la relación de alomorfía entre las formas «-Jo» y «-tjo», en el dominio nominal. La segmentación morfológica de nombre «bóót∫o» ('caguana') pone en evidencia la raíz «boo», común con aquella de la forma verbal «boora» ('mezclar sustancias espesas'), y un sufijo «-t∫o».
De un lado, este sufijo «-t∫o» podría interpretarse como la forma nominalizadora que estudiamos arriba (§3.3), desprovista de su valor de agente, como se observa en el ejemplo 11:
También podría tratarse de un sufijo clasificatorio de discretización, ya que por su posición conmutaría con los elementos de ese paradigma, ilustrados en los ejemplos 12a y 12b.
Preferimos, sin embargo, considerar que el nombre en 12c corresponde a un compuesto, en el que «_tjo» es la forma breve y ligada del nombre independiente «bóót∫o». En ocaina, existe un número limitado de esta subclase de nombres que presenta una forma libre y otra ligada, generalmente más breve. Esta subclase de nombres recuerda el origen nominal de los sufijos clasificatorios: formas breves o erosionadas de un nombre que representaría un prototipo poseedor de ciertas propiedades físicas o abstractas (Fagua Rincón, 2013, pp. 158-162). Volviendo a la relación alomórfica entre las dos obstruyentes oclusiva (palatalizada «tj») y africada (palatal «t∫»), nos apoyamos en la prueba que las versiones larga, libre « bóót∫o » y breve, ligada «_tjo» de este nombre nos proporcionan.
Lo anterior nos permite fundar una hipótesis sobre un origen nominal de las formas adjetivas «hã́ã́t∫o» y «hã́ã́tsi» ('verdadero, real, auténtico, etc.'). Asumimos, a partir de estos datos, que el único adjetivo del ocaina sería diacrónicamente una forma doblemente derivada o transferida (Tesnière, 1959) de categoría: la forma adjetival actual provendría de una clase léxica primaria, probablemente la palabra-oración afirmativa «hã́ã́» ('sí')9, que mediante el nominalizador («-tjo ~ -t∫o,-tsi») habría dado lugar a un nombre que, sin duda, en razón de su semántica, se habría especializado en la función exclusiva de modificador de núcleos nominales, originando así el adjetivo.
Podemos recapitular lo concerniente a la morfología, así: aunque los sufijos «-tjo», «tsi», nominalizadores, y «-t∫o», «-tsi», adjetivales, coinciden en el valor de la categoría gramatical de número (SG vs. PL) y en la forma, parcialmente para el singular y totalmente para el plural, funcionalmente difieren, ya que son marcas flexivas para el adjetivo y derivativas o traslativas para los verbos y adverbios predicativos. Por lo tanto, se trata de dos morfemas parcialmente homófonos y no de una marca transcategorial. Volviendo a nuestro adjetivo, de lo anterior podemos concluir que, en el nivel morfológico, el adjetivo posee una marca flexional específica de número.
5. NIVEL SEMÁNTICO: CONCEPTOS DESCRIPTIVOS O DE PROPIEDAD
Una definición semántica del adjetivo nos remite a conceptos de propiedad o descriptivos. A menudo, es sobre este valor semántico que se funda el concepto de adjetividad y un uso extensivo (¿excesivo?) de la denominación «adjetivo».
5.1. Un adjetivo que expresa las nociones de propiedad
Basándonos en una descripción semántica, encontramos en ocaina el adjetivo «hã́ã́t∫o», «hã́ã́tsi» con un alcance amplio: 'verdadero, legítimo, auténtico, genuino, propio, justo, puro, grande, original...' (ver ejemplos 1 a 3, supra).
Siguiendo estrictamente una definición sintáctica, en ocaina solo identificamos un adjetivo. Por tanto, un gran número de conceptos de propiedad o de estados físicos o psicológicos (forma, tamaño, consistencia, propensión humana, etc.) deben ser expresados por otros medios. Veremos efectivamente, en lo que sigue, que otras clases léxicas y morfemas gramaticales cumplen esa tarea: en el dominio nominal, algunos sustantivos y sufijos clasificatorios de discretización (marcas flexivas singulativas que indican la forma y la función de los referentes; Fagua Rincón, 2016 y 2014); y, en particular, una subclase de adverbios predicativos (Fagua Rincón, 2013, pp. 146-150).
5.2. Nombres que expresan conceptos de propiedad
En ocaina, algunos conceptos que describen nociones como la edad o el uso son expresados mediante formas nominales (Fagua Rincón, 2013, p. 367). En los ejemplos 14a, b y c, se muestran radicales descriptivos, sufijados con marcas de clasificación discretizadora. En el ejemplo 14d, se ejemplifica un nombre compuesto por un radical que introduce una noción de cualidad física y un nombre ligado.
5.3. Sufijos clasificatorios de discretización que expresan conceptos de propiedad
Los ejemplos en 15 ilustran formas léxicas en las cuales los conceptos de propiedad (forma, dimensión, tamaño, disposición, entre otros) son expresados por las marcas clasificatorias de discretización: sufijos nominales que permiten discretizar nombres genéricos o densos (opuestos a los nombres individuales), cuyo inventario asciende aproximadamente a un centenar de marcas (ver Fagua Rincón, 2014, 2016).
5.4. Adverbios predicativos que expresan conceptos de propiedad
Detengámonos ahora en los adverbios predicativos: con un inventario de aproximadamente 80 entradas, expresan mayoritariamente conceptos descriptivos o de propiedad. La siguiente tabla ilustra algunos campos que cubre esta categoría, ordenados según la clasificación semántica de Dixon (2006), enriquecida con la propuesta de Meira y Gildea (2009)10. Puesto que se trata de adverbios, y a fin de evitar la confusión con la categoría adjetival, las traducciones proporcionadas corresponden, en su mayoría, a adverbios de manera.
6. NIVEL SINTÁCTICO: FUNCIONES DE LOS ADVERBIOS DESCRIPTIVOS
Nos detendremos ahora en las funciones sintácticas desempeñadas por la subclase de adverbios predicativos que expresan conceptos descriptivos o de propiedad.
6.1. Adverbios descriptivos como modificadores de predicado
La vocación específica de esta clase léxica es la modificación del predicado, de ahí su denominación como adverbio. Los ejemplos 16 y 17 ilustran la función modificadora que «ɯ́ɯ́ ɾa» ('mal') y«tóó o» ('difícilmente') cumplen respecto al predicado que preceden.
6.2. Adverbios descriptivos en su función atributiva o predicativa
Este tipo de adverbios también puede constituir, al igual que verbos, nombres e ideófonos, el núcleo de un predicado11, como se observa en los ejemplos 18 a 20. Contrariamente al predicado verbal que tiene el orden actante(s)-predicado, los predicados no verbales que aquí se presentan siguen el orden: predicado-actante. El adverbio constituye el núcleo predicativo; y la expresión nominal a la derecha, su argumento único.
Al comparar los ejemplos 21 y 22, se puede ver que los predicados no verbales, entre ellos los adverbiales, no llevan prefijadas las marcas de persona, como sí ocurre con los predicados verbales (ejemplo 21). En los predicados no verbales, la cópula es el soporte de las marcas de finitud; en el ejemplo 22, la cópula porta las marcas pronominal y de tiempo.
6.3. Adverbios predicativos nominalizados en función modificadora del nombre
Pese a remitir en el nivel semántico a conceptos de propiedad y a cumplir con la función de atributo, los adverbios predicativos no cumplen directamente la función de epíteto; para hacerlo, deben nominalizarse. Como lo ilustra el ejemplo 9, que retomamos aquí, el adverbio que expresa color se nominaliza a fin de constituir un núcleo de SN que cumple la función modificadora de núcleo nominal: «moxóóso» - «moxósotjo».
7. ADJETIVO, NOMBRE, ADVERBIO... ¿ADJETIVIDAD?
El recorrido anterior por las propiedades de las clases léxicas candidatas a ser consideradas como «adjetivales» ha intentado mostrar la pertinencia de discriminar y jerarquizar los niveles de análisis a la hora de identificar las propiedades específicas (luego definitorias) de la clase léxica del adjetivo. De esta manera, se pueden diferenciar, por un lado, sus propiedades definitorias de aquellas que comparte con otras clases léxicas; y, por otro lado, los usos adjetivales de clases léxicas con vocaciones diferentes a la modificación nominal.
Desde una perspectiva translingüística, el adjetivo cumple la función primaria (no derivada) de epíteto o modificador del núcleo nominal y, en el plano semántico, remite a nociones o conceptos descriptivos o de propiedad. Esta categoría léxica puede o no llevar marcas morfológicas específicas. Al adjetivo suele asociarse una función atributiva o predicativa; sin embargo, esa función no le es específica, ya que es compartida con el verbo y en ocasiones con el nombre. Por tal razón, no se toma como una función definitoria; además, las lenguas pueden presentar restricciones a este respecto.
Teniendo en cuenta lo anterior, en ocaina hemos identificado un único adjetivo, que además de la función epíteto y el contenido semántico: 'verdadero, auténtico, legítimo…', lleva una marca particular de número «hã́ã́tfo» (so), «hã́ã́tsi» (PL). Para esta identificación, hemos partido del nivel sintáctico como determinante de la vocación de las clases léxicas. Así, la función sintáctica definitoria del adjetivo es la modificación del núcleo nominal (epíteto), distinta de la modificación de un núcleo nominal por un SN, lo que consideramos como un uso adjetival del SN. En el plano semántico, se debe recordar que la expresión de los conceptos de propiedad concierne varias clases léxicas (adjetivo, nombre, adverbio) y procesos morfológicos distintos a los del dominio del adjetivo (sufijos clasificatorios). Entonces, en la línea de cuenta para la identificación del adjetivo como clase léxica, se le debería restar importancia a lo semántico, que a menudo es el punto de referencia y partida, esto sin duda por influencia de la tradición descriptiva de lenguas europeas. En ocasiones, la salvedad se hace diciendo «semánticamente adjetival».
Además, el ocaina nos enseña que la función atributiva tampoco debería ser considerada como un criterio definitorio para la identificación de la clase léxica adjetival, ya que en esta lengua su único adjetivo ni siquiera desempeña esa función y, en cambio, es una subclase adverbial, que semánticamente expresa conceptos descriptivos o de propiedades, la que se ha especializado en la función predicativa o de atributo «adjetival». Junto con el nombre y el ideófono, esta subclase léxica cumple una función predicativa no verbal.
Por fin, desde una óptica universal, es posible constatar que el término «adjetividad» puede ser pertinente como una alternativa al abordar tanto las funciones (epíteto y atributo) como propiedades semánticas (conceptos de propiedad) y morfológicas (flexión y concordancia, por ejemplo) que la tradición descriptiva ha asociado al adjetivo, pero que pueden igualmente ser desempeñadas por otras clases léxicas.
Por otra parte, en vista de que existen lenguas en las que no existe tal categoría, como el ye'kuana (Cáceres, 2011) y otras lenguas de la familia caribe (Meira & Gildea, 2009) o que su presencia es marginal como en el ocaina y el witoto (Echeverri, Fagua Rincón y Wojtylak, en prensa), tal vez antes de asignar un rótulo categorial, que podría confundirnos u opacar la descripción, sería más acertado partir de una descripción de las funciones directa o indirectamente desempeñadas por las clases léxicas, tales como: epíteto, atributo, modificador, núcleo, predicado, actante o argumento, etc. Una vez identificada la vocación de la clase léxica y las funciones derivadas, se puede proceder a dar la etiqueta a la categoría en cuestión.
Para terminar, debemos decir que en ocaina el concepto de adjetividad tendría razón de ser, pues existe un adjetivo que funciona como epíteto y hay un uso adjetival del SN, es decir un SN que modifica directamente el núcleo nominal (§3.2). En lenguas en las que las clases léxicas que expresan conceptos de propiedad no cumplen la función epíteto, sería preferible evitar tanto el concepto de adjetividad como el calificativo adjetival. En efecto, constatamos que, al recurrir a priori a expresiones como «empleos adjetivales» o «conceptos adjetivales» cuando describimos las lenguas del mundo, es posible incurrir en dos errores: primero, presumir la existencia de adjetivos como categoría léxica universal; y, segundo, considerar que este tipo de contenido semántico es expresado de manera privilegiada por la clase léxica adjetival, lo que nos circunscribe a una tradición descriptiva centrada en lenguas europeas, de origen grecolatino.