Introducción
Son las 6:30 de la tarde y el sindicato de trabajadores del Acueducto Metropolitano de Bucaramanga (Sintraemsdes) abre sus puertas para recibir a las diferentes personas que llegarán a la reunión semanal del Comité para la Defensa del Agua y del Páramo de Santurbán. Los asistentes pertenecen a diferentes organizaciones sociales, grupos barriales, universidades, instituciones gubernamentales y partidos políticos. Algunas veces pueden llegar 15 personas y en otras ocasiones más de 30, pero cuando se necesita tomar “decisiones grandes”1 se convoca a una asamblea general a la que pueden acudir hasta 200 personas. Previamente, un miembro de la secretaría técnica envió un correo electrónico con la invitación a la reunión, al igual que el orden del día y los materiales de lectura necesarios. En el salón se cuenta con sillas suficientes y un espacio con pinturas de Marx, el “Che” Guevara y algunas figuras populares de la historia colombiana como Bolívar, María Cano y Policarpa Salavarrieta. No hay un gerente o un líder declarado. Cada cierto tiempo cambia la persona que toma la vocería para iniciar la reunión en la que se discuten desde temas como el estudio de las sentencias jurídicas, la preparación de marchas y adhesiones a otras luchas, hasta la rendición de cuentas sobre eventos, rifas y cenas benéficas que debe realizar el Comité para financiarse. Así llevan más de seis años, desde que una serie de acciones, procesos, intereses y personas fueron juntándose hasta constituir el Movimiento Social para la Defensa del Agua y del Páramo de Santurbán. Este movimiento representa la lucha de los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil para detener la actividad minera a gran escala en el Páramo de Santurbán en el departamento de Santander. El conflicto se origina debido a la pretensión de la empresa canadiense Greystar de realizar la explotación de oro y plata en algunos sitios de un ecosistema que se considera vital para la producción, retención y distribución de agua (Morales et al., 2007; Guerrero, 2009; Fierro M., 2011; Vásquez y Buitrago, 2011; Sarmiento y Ungar, 2014). Esta explotación implicaba la remoción de varias hectáreas de tierra, la utilización de dinamita, el uso intensivo del agua y de cianuro para lograr extraer 7.1 millones de onzas de oro. Esto generó un gran movimiento social de resistencia y defensa por el agua. Se realizaron movilizaciones, recolección de firmas, acciones legales y foros académicos para detener la minería a gran escala en el páramo. Una de las características de este caso es que logró que fuera negada la solicitud de licencia ambiental y que se discutiera públicamente la delimitación del ecosistema.
En este contexto nos interesa preguntarnos: ¿cómo el Comité se convierte en un movimiento que une voces de diferentes filiaciones, moviliza no solo a Santander sino al país entero, ejerce presión para que se niegue la licencia ambiental al proyecto de Angosturas y, finalmente, consigue poner en discusión elementos cerrados/naturalizados como el páramo y el agua?, ¿cuáles son los diferentes elementos que el Comité asocia para lograr un alcance como el que obtuvo? Para responder estas preguntas nos proponemos ensamblar2 el Comité. Es decir, rastrear los diferentes elementos humanos y no-humanos que debieron asociarse para constituir un movimiento social. Para ello, hacemos uso de la teoría de actor-red (TAR) propuesta por Bruno Latour, Michel Callon y John Law, entre otros.
Uno de los aportes de la TAR es articular una teoría no-dicotómica3 para analizar la acción colectiva (Jasper, 2012). Esto se logra al incorporar la materialidad heterogénea y el carácter relacional de los movimientos sociales (Rodríguez-Giralt, 2011). Se refiere, entonces, a la compleja red de actantes, entidades, intereses, objetos, diferentes seres humanos y/o materiales que están relacionados e involucrados en y para la acción social (Latour, 1999, 2005; Rodríguez-Giralt, 2011). Propone Rodríguez-Giralt que en lugar de ver el “movimiento social” como un “centro de cálculo” (Latour, 1992), que coordina y gestiona una serie de organizaciones en red, los recursos y materiales, sería mejor conceptualizarla como una serie de operadores (tanto humanos como no humanos) que crean una red y se relacionan entre sí, y que, a través de su interacción, de su estabilización y asociación es que emerge el movimiento social. Es solo cuando tienen éxito estas asociaciones de elementos heterogéneos que se produce la acción colectiva.4 En este sentido, metodológicamente se abre un potencial de análisis de los movimientos sociales, si en lugar de enfocarse en el “actor” o la “red” se parte del entramado de experiencias, las prácticas y operaciones implicadas en la producción del “actor-red” para entender, en contextos complejos, los diferentes elementos que se asocian para explicar el éxito o no de una acción colectiva (Mendiola, 2003; Rodríguez-Giralt, 2011; Berger, 2014). En palabras de Latour: “las redes son al mismo tiempo reales como la naturaleza, narradas como el discurso, colectivas como la sociedad” (Latour, 1994, p. 12). Las implicaciones de esta afirmación para el estudio de los movimientos sociales se relacionan con entenderlos como una red compleja que involucra diferentes materiales de la naturaleza como la montaña, el suelo, el río, etc. Así mismo, prácticas culturales y modos de relacionarse, en este caso de las comunidades afectadas, con el territorio, y las prácticas nuevas o las estrategias que surgen de la asociación de diferentes actores para la atención de sus demandas.
Si partimos de la idea de que el movimiento es el resultado de una agregación de recursos heterogéneos y que la acción es lo que surge de las asociaciones que se realizan para atender ciertas demandas, entonces, podríamos partir de las controversias y de las características de los conflictos para rastrear cómo se configura el movimiento, a qué otras controversias se adhieren, con quiénes se asocian, cómo construyen tales asociaciones, cuál es el esfuerzo de los grupos para mantenerse unidos, para darse una identidad, definirse y aliarse a cosmovisiones similares (Venturini, 2010, 2012; Latour, Venturini y Jensen, 2015). Por lo tanto, a partir de la experiencia del Comité queremos reflexionar sobre cómo la teoría del actor-red puede aportar elementos conceptuales y metodológicos para el análisis de los movimientos sociales relacionados a los conflictos socioambientales. Específicamente, retomamos de la teoría de actor-red elementos como seguir a los actores, no formar categorías a priori, seguir los rastros que dejan los grupos, traer tantas voces como sea posible, seguir las controversias generadas y tratar de entender cómo se resuelven o por lo menos cómo se estabilizan temporalmente (Latour, 1983, 1992, 2004, 2005; Law, 1992, 1999; Callon, 1995). La recolección de información se basó en un análisis de fuentes documentales recopiladas en bases de datos5 e Internet6 entre el 2015 y el 2016, así como en seis entrevistas semiestructuradas a personas del Comité y a un funcionario de la empresa Eco Oro realizadas todas en mayo de 2016. Al igual que la participación de reuniones del Comité y la revisión de la documentación asentada en la Corporación Compromiso en la ciudad de Bucaramanga.7
En la primera parte del artículo presentamos algunos de los hechos que conllevaron a la formación y estabilización del Comité como un movimiento social. En la segunda, nos aproximamos al análisis de otros elementos que el Comité fue asociando a sus intereses para lograr constituir un actor-red que una vez estabilizado pasará a llamarse Movimiento Social para la Defensa del Agua y del Páramo de Santurbán.
El conflicto
El 23 de diciembre de 2009, después de 15 años de trabajos de exploración en los municipios de Vetas y California en el páramo de Santurbán, la empresa de origen canadiense Greystar Resources LTDA8 radica ante el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial la solicitud de licencia ambiental y el estudio de impacto ambiental (EIA) para empezar la explotación a cielo abierto de oro y plata (Título minero 3452 en Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, 2011). El proyecto de explotación, denominado Angosturas,9 se constituiría como una mina a cielo abierto que tendría una vida útil de 20 años. Periodo que incluía las actividades de construcción, montaje y puesta en marcha hasta el cierre de las pilas de lixiviación. Para ello, el proyecto intervendría 1.104 hectáreas en una altura comprendida entre los 2.600 a 4.100 m.s.n.m. El área de excavación sería un tajo de 220 hectáreas con una profundidad de 200 metros. Se removerían 1.075 millones de toneladas de roca, de las cuales 775 millones de toneladas serían de materiales estériles de excavación, y 300 millones de toneladas irían a las pilas de lixiviados para la separación del oro y plata de la roca. Se harían dos pilas de lixiviados: una cerca a la quebrada Angosturas con un área de 148,16 hectáreas, y la otra, cerca de la quebrada Páez con 108,98 hectáreas. Finalmente, se utilizarían diariamente 230 toneladas de explosivos ANFO y 40 toneladas de cianuro para la explotación de los minerales y el beneficio de los mismos (Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, 2011; Flórez, 2012; CINEP/Programa para la Paz, 2015).
Ante la solicitud de licencia ambiental, el gerente del Acueducto Metropolitano de Bucaramanga, Germán Augusto Figueroa Galvis, advierte a diferentes organizaciones y a la comunidad bumangue- sa del riesgo que representaría la aprobación de la licencia y la posterior ejecución del proyecto minero. Luego, el sindicato del acueducto de Bucaramanga (Simtraemsdes) se encarga de comunicar la situación a organizaciones como la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Corporación Compromiso, la Corporación Corambiente, Cordesco, Fundaexpresión, la Asociación Defensora de los Animales y de la Naturaleza (ADAN) y la Central Ecológica de Santander (Flórez, 2012). Este grupo inicial, conformado por diferentes organizaciones sociales, sindicales y gremiales de la ciudad de Bucaramanga, realiza un arduo trabajo para atraer aliados: visitas a colegios y organizaciones sociales, denuncias en medios de comunicación, visitas a la zona de exploración, manifestaciones públicas, al igual que solicitudes legales y jurídicas. Surge, entonces, el Comité para la Defensa del Agua y del Páramo de Santurbán con el propósito de impulsar el movimiento social en torno a la protección del páramo Santurbán como fuente generadora de agua y de biodiversidad.
El 5 de junio de 2010 se realizó la primera manifestación pública en contra del proyecto de minería de Angosturas, que contó con cerca de 4.000 participantes. Nuevas manifestaciones se realizaron el 5 de octubre y el 18 de noviembre de 2010, hasta llegar a realizar una gran marcha con cerca de 50.000 personas el 25 de febrero de 2011, que tuvo gran alcance mediático a nivel nacional. Paralelamente, el Comité10 solicita al Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial la realización de una Audiencia Pública11 para discutir el estudio de impacto ambiental del proyecto. La audiencia se realizó el 21 de noviembre de 2010 en el municipio de California, sin embargo, a la misma no pudieron llegar los opositores del proyecto y solicitantes directos de la reunión debido a que un derrumbe en la vía impidió el paso. Por lo tanto, el Gobernador de Santander y diferentes organizaciones interpusieron mecanismos legales para la realización de una nueva audiencia. El Ministerio de Ambiente accedió y la audiencia fue realizada el 5 de marzo de 2011 en el centro de ferias CENFER de Bucaramanga. Se contó con una asistencia de más de 4.000 personas, de las cuales 480 habían inscrito sus ponencias para ser presentadas durante el evento (CINEP/Programa para la Paz, 2015).
Antes de las audiencias públicas, se realizaron diferentes foros y seminarios en la ciudad de Bucaramanga, con la intención de formar una opinión pública a partir de la experticia científica sobre los potenciales impactos negativos de la minería de oro. Los más importantes fueron el foro en la Asamblea Departamental de Santander, donde se escucharon a las partes en disputa; un foro sobre los impactos ambientales de la minería, organizado por la Sociedad de mejoras públicas de Bucaramanga, y el foro internacional sobre minería y páramos organizado por la Sociedad de Ingenieros de Santander. Sin embargo, las comunidades de los municipios de California y Vetas siempre se manifestaron a favor del proyecto, de la Greystar y en general de la actividad minera como una fuente legítima de progreso social y económico.12 Esta situación generó enfrentamientos en las audiencias púbicas y ocasionó un estado de tensión entre los pobladores del páramo y los habitantes de la ciudad de Bucaramanga. En general, existe un gran recelo por parte de los pobladores de los municipios dedicados a la minería en relación a las luchas por el agua y el medio ambiente, específicamente hacia aquellos discursos conservacionistas que, para ellos, los amenazan tanto como la degradación y la contaminación por las actividades mineras.13
En abril de 2011 se realizó un encuentro entre las entidades ambientales de Santander (CDMB)14 y Norte de Santander (Corponor), las Asambleas Departamentales (sector político) y los gobernadores de los dos Departamentos. Como resultado, se obtuvo una alianza institucional para la protección del ecosistema. De forma paralela, diferentes conceptos y comunicaciones fueron enviados -por la Procuraduría General de la Nación y la Defensoría del Pueblo- al Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial para solicitar que se negara la licencia ambiental. Comunicaciones de los gremios, como Fenalco en Santander y la Cámara de Comercio de Cúcuta, fueron enviadas directamente al Presidente de la República para advertir sobre los daños de la minería en páramos y solicitar la negativa a la licencia ambiental del proyecto de Angosturas.
El 31 de mayo de 2011 el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, mediante la Resolución 1015 de 2011, niega la licencia ambiental para el proyecto de Angosturas y, a la vez, niega la petición de Greystar de retirar la solicitud para modificar la forma de extracción del oro y la plata. En agosto del mismo año, la empresa Greystar anuncia el cambio de nombre a Eco Oro, una reestructuración en la junta directiva y la gerencia, así como la posibilidad de enviar una nueva solicitud de licencia ambiental para minería de socavón.
Un aliado inesperado
El Comité para la defensa del agua y del Páramo de Santurbán logró aliar a diferentes instituciones gubernamentales de carácter regional, a líderes políticos de orden nacional y a diferentes organizaciones sociales, al igual que sensibilizar a la opinión pública del país acerca de la importancia del agua, los páramos y la defensa de los ecosistemas que permiten la producción, distribución y almacenamiento del agua de gran parte de los colombianos.15 Sin embargo, la red que formó el Comité tuvo un escenario favorable gracias a la forma en que Greystar intentó generar aliados y su respuesta errática desde lo jurídico en el tema de la licencia ambiental.
El 20 de abril de 2010 el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial emite el Auto administrativo 1241 en el cual se ordena la devolución del estudio de impacto ambiental. En varios de sus apartados se reconoce que tanto la empresa como el Ministerio tenían conocimiento de que gran parte del proyecto se encontraba en zona de páramo y que los páramos eran ecosistemas protegidos por la legislación colombiana. El inconveniente, de acuerdo con la resolución, es que el estudio de impacto ambiental presentado por la Greystar no es adecuado para una zona de alta fragilidad ecosistémica como lo es el páramo y el bosque alto andino (Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, 2010a). En este sentido, un argumento reiterado de la Greystar fue que el desarrollo de su actividad no iba a causar impactos negativos en el páramo. De acuerdo con un exfuncionario16 de la Secretaría de Planeación de Bucaramanga, cuando la Greystar buscó apoyo de la Gobernación de Santander para el proyecto, usaron argumentos con poco soporte técnico desde el punto de vista ambiental17 y centraron su presentación en las bondades económicas de la extracción del oro. Esa posición de negar la afectación que se podría causar en la zona, generó que la Gobernación no apoyara el proyecto, porque en la planta de funcionarios se contaba con personas que habían trabajado en entidades ambientales y que conocían claramente los impactos de la actividad minera.
Con el Auto administrativo 1241, el Ministerio de Medio Ambiente ofrece a Greystar la oportunidad de retirar el proyecto y de presentar un nuevo estudio que corrija las falencias, que considere el páramo como un ecosistema frágil y presente acciones adecuadas para la mitigación del impacto ambiental. Como respuesta, la Greystar presenta un recurso de reposición basado en el siguiente argumento: “La devolución del estudio de impacto ambiental no se encuentra prevista en el ordenamiento legal colombiano, lo cual hace que la decisión adoptada en el auto No. 1241 de 20 de abril de 2010 contravenga el postulado constitucional al debido proceso e incurra en falsa motivación, además de constituir una extralimitación de las facultades administrativas conferidas por la ley a este ministerio” (Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, 2010b, p. 4).
Por tanto, el primer desacierto de la Greystar fue desconocer los impactos de afectación ambiental,21 * contratar estudios poco rigurosos y subestimar la respuesta de las instituciones de control, el movimiento social y la sociedad bumanguesa. El segundo, fue asumir una posición defensiva frente a la devolución del estudio de impacto ambiental. Al interponer el recurso de reposición y acusar al Ministerio de Ambiente de falsa motivación, perdió la oportunidad de realizar cambios al estudio antes de que el Ministerio emitiera un fallo definitivo frente a la solicitud de licencia ambiental. Cuando la Greystar intenta retirar el proyecto es demasiado tarde. Con la Resolución 1015 de 2011, el Ministerio niega a la compañía desistir de la solicitud y, al mismo tiempo, niega la licencia ambiental para el proyecto de Angosturas.
En este sentido, la estrategia de Greystar no logra aliados como resultado de su idea de sociedad: sin conocimiento, sin institucionalidad, sin valores por la conservación y por el agua y fácilmente moldeada por las ganancias generadas por la explotación del oro. Al contrario, esta situación creó un ambiente propicio para que las voces en defensa del agua y del Páramo de Santurbán fueran escuchadas y acompañadas por actores de muy diferentes filiaciones políticas, por instituciones gubernamentales, organizaciones sociales, colegios, estudiantes y una buena parte de la comunidad bumanguesa.18
La delimitación
Una vez que el Ministerio de Ambiente niega la solicitud de licencia ambiental para el proyecto de Angosturas, una nueva controversia surge en el caso de Santurbán. Todo el proceso de la movilización ciudadana, el alcance mediático del tema y la “inestabilidad” jurídica respecto a la realización de actividades mineras en los páramos, conllevó a que se estableciera y reclamara por parte de las empresas y del Gobierno una delimitación geográfica de las zonas de páramo. Eco Oro reclamó, entonces, una delimitación geográfica oficial del páramo. Aunque ya existía una delimitación realizada por el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt, la empresa y las asociaciones mineras argumentaron que esta delimitación era insuficiente, puesto que su escala de 1:100.000 hacía muy difícil establecer en el terreno cuál era la línea que dividía una zona permitida de otra protegida. De esta forma, el Gobierno Nacional, mediante el artículo 202 de la Ley 1450 de 2011, ordena al Ministerio de Ambiente acoger la delimitación a escala 1:25.000 de los ecosistemas de páramos y humedales del país con base en estudios técnicos, económicos, sociales y ambientales (Congreso de Colombia, 2011). El Ministerio emite la Resolución 2090 del 2014 en la que delimita el páramo con base en criterios técnicos y científicos. Las comunidades denuncian que de parte del Gobierno, y de las entidades a su cargo, hubo una intencional postergación para publicar la delimitación y que la decisión final sigue favoreciendo a las empresas mineras.19 Por ello han instaurado algunos recursos jurídicos para que se revise la delimitación, sustentados en la violación del derecho a la participación en conexidad con el derecho a un medio ambiente sano y el acceso al agua potable.20
El Comité como actor-red
Constituir un movimiento social que impidiera la licencia de explotación para el proyecto de Angosturas y consiguiera instaurar el debate a nivel nacional sobre la pertinencia de la minería a gran escala en los páramos, requirió, por parte del Comité, asociar diversos elementos y transportar un mensaje que lograra aliar a diferentes actores a su causa. Para Latour, los grupos no son algo estático, ni deben ser determinados a priori por los investigadores. En este sentido, la tarea del investigador es empezar por las “controversias respecto de a qué agrupamiento pertenece cada uno” (Latour, 2005, p. 50). Así, el Comité intenta estabilizarse a partir de una serie de acciones de miembros de diferentes organizaciones que se unen por la defensa del agua y del Páramo de Santurbán y en contra de la minería en estos ecosistemas. En este sentido, el Comité es un grupo que se ha ido transformando a lo largo del tiempo en que ha estado en funcionamiento. Algunas organizaciones han dejado de frecuentar el Comité. No obstante, aún siguen alineadas con la defensa del páramo, aunque de forma operativa quieran mantener una autonomía frente a los procesos en que esta defensa se puede dar y su aporte para ello. Es el Comité el que empieza a atraer aliados, pero en ningún momento es un elemento acabado y estabilizado. En cambio, están los lugares de reunión, la secretaría técnica, las personas que financian anónimamente, los políticos que defienden temas ambientales, la renuencia a inscribirse a un solo partido político, la defensa del agua y del páramo como su bandera, la preocupación de los jóvenes y la esperanza de los activistas más experimentados. Pero no solo el movimiento, operacionalizado en el Comité, requiere de una ardua tarea de estabilización a través de lograr alianzas con organizaciones, partidos y personas. En el camino requiere también construir una narrativa que traiga otros elementos a la red que le permitan tener una acción colectiva y una agencia,21 que una vez que ha rendido sus frutos pasará a llamarse el Movimiento Social para la Defensa del Agua y del Páramo de Santurbán. Este arduo trabajo será invisible en la medida en que se tenga éxito. Todos los artefactos, técnicas, personas, redes y demás dispositivos que requieren enlazar entre sí serán reemplazados por una versión estabilizada de movimiento social (Latour, 1991, 1999).
En consecuencia, hemos identificado tres momentos con los cuales se produce un comité que como actor-red agencia la presión social, política y jurídica para evitar que se haga minería a gran escala en los páramos (Latour, 2005, 2014). A los diferentes elementos humanos y no-humanos que se ensamblan para estabilizar al Movimiento Social en Defensa del Páramo de Santurbán los denominamos: Conocer, Informar y Anclar (ver figura 1). Estos momentos no necesariamente son lineales, sino que corresponden a una espiral, donde para diferentes situaciones o problemas el Comité puede incluso realizar actividades paralelas a estos procesos.
Conocer
La primera etapa para realizar cualquier acción es, como Comité, hacer explícito cuáles son las informaciones y el conocimiento que se tiene sobre el páramo y sobre la presencia de empresas mineras en la zona. Comprender con qué información se cuenta, discutir lo que se sabe, quiénes lo saben y cómo acceder de forma ágil a información clave del proceso de licenciamiento. También se hace necesario determinar cómo se lograrían aliados22 para la defensa en los ámbitos social, político y de exigibilidad jurídica. Es decir, asociar a las organizaciones sociales, los estamentos gubernamentales y usar los instrumentos de derecho.23
Acceder a la información que permita avanzar en la comprensión sobre el fenómeno de la minería en los páramos, su impacto en el ecosistema y en el agua, incluye la lectura, discusión e interpretación de investigaciones e informes de carácter científico; pero también, conocer experiencias previas de resistencia y de defensa del agua, así como el testimonio de otras comunidades que debieron convivir con minas a cielo abierto como la que se proponía para el proyecto de Angosturas.
Por otro lado, entender el proceso de licénciamiento ambiental y obtener información clave requirió de acciones en la red jurídica como los derechos de petición y la solicitud de terceros intervinientes en el proceso que llevó el Ministerio de Ambiente para el otorgamiento de la licencia ambiental del proyecto de Angosturas. Así, a través de la figura de terceros intervinientes, se obtuvo toda la información por parte del Ministerio y se hizo seguimiento a la solicitud de licencia. Por medio de los derechos de petición se accedió a información sobre el estado de títulos mineros, empresas con títulos en la zona y atribuciones de organizaciones gubernamentales.
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Fuente: Elaboración propia.
Figura 1 Actor-red Comité para la defensa del Agua y del Páramo de Santurbán.
Otras asociaciones que el Comité debió establecer, se relacionan con la cualificación de la opinión y la movilización del conocimiento experto. En este punto, a través de foros y seminarios se logra que los aliados, diferentes grupos de interés y la ciudad puedan conocer, entender y acceder a la intricada red que permite que el agua sea producida en el páramo por un increíble ciclo que relaciona frailejones, acuíferos, turberas, lagunas, almacenamiento y la fragilidad del sistema. Agua que luego es distribuida a través de tuberías hasta el acueducto que debe potabilizarla empleando diversos tratamientos químicos de acuerdo con la contaminación del agua de origen, para después llevarla a los hogares de los bumangueses. Es preciso acceder a la materialidad que conecta a Santurbán con Bucaramanga (Arboleda, 2015). Pero también a los significados del agua, a los riesgos por contaminación, a la relación del oro con los habitantes de Vetas y California, a la gestión del páramo como territorio, como recurso natural y como sujeto de protección (Roa, 2011; Duarte-Abadía y Boelens, 2016).
Informar
Informar implica comunicar de forma masiva un mensaje. Al interior del Comité implica la preparación del mensaje, los medios más efectivos y los aliados que permitan llevar a cabo la labor de informar. Cada actividad debe ayudar en la propagación del conocimiento sobre el agua, el páramo como su productor y la minería como la amenaza. Para ello se realizaron reuniones en la Asamblea Departamental y en el Concejo Municipal. También se buscaron aliados a nivel nacional informando sobre la situación a congresistas afines al tema de la defensa de los derechos humanos.24 Se hicieron visitas a los colegios, a las juntas de acción comunal y a las organizaciones barriales. Posteriormente, se espera que cada una de estas visitas aporte un colectivo de personas, lo suficientemente grande, para que se realicen marchas que pasarán el mensaje de forma masiva al país a través de los medios de comunicación. Cada manifestación se convierte en el escenario para asociar más aliados a través de una puesta en escena que extiende el salón del Comité y sus intereses a las calles de la ciudad (Latour, 1983; Callon, 1986; Law, 2006)
Todas las actividades de sensibilización, de conocimiento y de información tienen como objetivo la defensa del agua y del Páramo de Santurbán. En el camino para su defensa, todas estas actividades hacen visible la compleja relación entre la montaña, el suelo, el ciclo del agua, la minería, los instrumentos de exploración y explotación, la medición de la contaminación por mercurio y cianuro, los índices de calidad de agua y la escasez futura. Transportan la producción y el almacenamiento del agua, así como la posibilidad futura de suministro. El mensaje se inscribe en diferentes dispositivos: un performance donde se ve la figura de la muerte con una retroexcavadora amenazando el medio ambiente, una pancarta que inscribe el mensaje “el Agua es Vida” o “Agua sí, Oro no”, documentos que analizan el ciclo del agua, la flora y fauna endémica y la importancia de los frailejones, o las tutelas que se sustentan en el derecho fundamental al medio ambiente sano y el acceso al agua potable. De esta forma el Comité logra enrolar actores de diversas filiaciones y traducir sus intereses en metas afines a la defensa del agua y del páramo (Lockie, 2004). Para el Acueducto Metropolitano de Bucaramanga potabilizar agua con altos niveles de contaminación se traduce en un problema de costo y de tecnología. Para las organizaciones en defensa de los derechos humanos y del territorio es fundamental defender que las comunidades puedan acceder de forma integral a sus derechos, como el agua y el medio ambiente sano, en sus territorios. Para la ciudad de Bucaramanga y la comunidad urbana es importante mantener un suministro de agua de calidad y cantidad suficiente. Algunas empresas que se surten de las aguas de los ríos nacientes en el páramo también se unieron a las voces de protesta. Finalmente, para los partidos políticos se configuró un escenario de disyuntiva ante el costo político de un desastre ecológico y una eventual escasez de agua.
Anclar
Las actividades de resistencia y de consolidación de acciones que permitan al Comité tener éxito, están estrechamente ligadas a que sus intereses encuentren aliados para materializarlos. Una parte de este trabajo se inició en el proceso de conocer sobre el problema, cualificar la opinión, informar a una parte de la población objetivo y traer los recursos necesarios dentro del Comité para lograr, no solo realizar los procesos de conocer e informar, sino también avanzar en la estabilización del Comité como un grupo que tiene la vocería en la defensa del agua. Pero ser portavoz del agua no es una tarea fácil. Para ello se requiere movilizar todo un arsenal de pruebas25 y conocimiento. Por tanto, para que el Comité pueda institucionalizar su conocimiento, anclarlo socialmente y producir cuestiones de interés (en el sentido que propone Latour)26 una parte importante de su actuación se relaciona con el uso de la red jurídica y la red de regulación ambiental como caminos estandarizados y estabilizados para transportar un elemento como el agua, dotarla de características científicas y políticas, hasta convertirla en una cuestión de interés social (Horowitz, 2012).
Se observa en todas las tutelas, demandas, derechos de petición, audiencias públicas y demás instrumentos jurídicos de participación social, que el Comité incorpora como argumentos las informaciones recopiladas de otras experiencias de resistencia, al igual que los datos y la experticia científica movilizada en los foros. Cada documento jurídico se convierte en un campo para enrolar aliados, traer voces y pruebas y blindarlos a través de otros documentos jurídicos como las sentencias de la Corte, autos administrativos, resoluciones y leyes (Latour, 1992). Por ejemplo, para las tutelas y las demandas que se realizan como litigio estratégico, apoyan sus argumentos no solo en cuestiones jurídicas, sino que referencian otros trabajos científicos, de investigación y de divulgación sobre el páramo, la contaminación y el agua. Esta producción de conocimiento ha sido a su vez incentivada por el esfuerzo que hace el Comité por enrolar intereses académicos en los temas que le atañen.
En este sentido, los textos jurídicos y demás escritos producidos por el Comité, actúan como instrumentos de inscripción que transportan determinados mensajes, como la importancia del agua, la fragilidad del ecosistema paramuno y la defensa del territorio. Como artefactos técnicos, los textos jurídicos movilizan discursos y asocian grupos de interés, ya que, mediante sus codificaciones, se convierten en un eslabón importante en la red legal que conecta otros actores, discursos y artefactos por medio de dichos textos (Maldonado, 2014).27 Es decir, en la medida que estos argumentos circulan por la red jurídica y de regulación ambiental coproducen el páramo y su protección, viajando a través de cadenas metrológicas y estandarizadas para intentar convertir ideas como que “el páramo es una fábrica de agua” o “el agua vale más que el oro” en lo que Latour denomina “frases recolectoras”28 (Latour, 2005, pp. 325-326).
Consideraciones finales
En este trabajo utilizamos la teoría de actor-red para explorar la emergencia y estabilización del movimiento social para la Defensa del Agua y del Páramo de Santurbán. A partir de ensamblar el actor-red, mostramos cómo en su camino para buscar aliados el Comité construyó una narrativa alrededor del agua y logró la unión de diferentes grupos de naturaleza diversa. El actor-red es un foco de convergencia de muchas otras entidades que influencian su accionar (Latour, 1992, 2005). De esta forma, el movimiento social emerge de la asociación e interacción de diversos elementos cuyos intereses son traducidos en un objetivo común.
Resaltamos cómo el Comité hace uso de otras redes estandarizadas y estabilizadas como los instrumentos de derecho y la red de reglamentación ambiental para extender su agencia. El uso de la red jurídica, en asocio con otros recursos como las marchas, la producción de videos, las denuncias en redes sociales, la movilización de información en redes amigas, se ensamblan para que el Comité pueda agenciar, no solo su lucha, sino instalar en el debate público el derecho de las comunidades a defender el agua y exigir del Estado un mayor control a las actividades extractivas (Zagallo, 2015). Así, la agencia social se encuentra, entonces, distribuida a través del ensamblaje (Davies, 2012). Cada marcha fue la expresión y el resultado de las diferentes conexiones, y otras redes que se iban sumando al movimiento. Al lograr nuevos aliados, traían consigo parte de la red del nuevo socio. Simpatizantes, relaciones con otras organizaciones, recursos económicos, contactos, redes sociales y nuevos puntos de difusión de la información.
Pero todos estos actores logran unirse a partir de un elemento central al que todos se conectan. Es el centro de la red a través de la cual la acción colectiva fructifica. El agua natural (compuesto químico) baja de la montaña y se convierte en un híbrido. Del páramo viaja a través de dispositivos y se convierte en índices de calidad de agua, valores de contaminación, estadísticas de distribución e índices de escasez, para volverse una narrativa en la que es un derecho fundamental y un aglutinador de intereses. Esta nueva agua, este híbrido, deja de ser un elemento pasivo y sin voz, para convertirse en un actor activo que logra traducir las metas individuales de políticos, organizaciones, empresas y agremiaciones en una meta común: la defensa del páramo ante la minería a gran escala.