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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

versão impressa ISSN 1692-715Xversão On-line ISSN 2027-7679

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.20 no.2 Manizales maio/ago. 2022  Epub 19-Set-2022

https://doi.org/10.11600/rlcsnj.20.2.4891 

Estudios e Investigaciones

Participación juvenil y formación en movimientos populares del conurbano bonaerense*

Youth participation and education in social movements in the Buenos Aires Metropolitan Area

Participação juvenil e formação em movimentos populares da Grande Buenos Aires

Ph.D. María Mercedes Palumbo1 

Mg. María Ana González2 

Lic. Victoria Tapia3 

1Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina. Licenciada y profesora en Ciencia Política, Universidad de Buenos Aires. Magíster en Educación: Pedagogías Críticas y Problemáticas Socioeducativas, Universidad de Buenos Aires. Doctora, Universidad de Buenos Aires. 0000-0002-9765-1293. H5: 7. Correo electrónico: mer.palumbo@gmail.com

2 Universidad Nacional de Luján y Universidad de Buenos Aires, Argentina. Licenciada en Ciencias de la Educación, Universidad de Buenos Aires. Magíster en Ciencias Sociales con Orientación en Educación, Flacso, Argentina. Doctoranda en Ciencias de la Educación, Universidad de Buenos Aires. 0000-0001-5566-8233. H5: 1. Correo electrónico: mariaanagonzalez04@gmail.com

3 Universidad de Buenos Aires, Argentina. Licenciada en Ciencias de la Educación, Universidad de Buenos Aires. Maestranda en Educación Popular para Adultos, Universidad de Luján. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. 0000-0002-4587-3054. H5: 0. Correo electrónico: victoriatapia01@gmail.com


Resumen (analítico)

La participación de jóvenes en movimientos populares resulta un aspecto de interés para analizar. Específicamente, se indaga sobre el aspecto formativo de la dinámica que denominamos «salir y volver a los barrios» de jóvenes del Movimiento Nacional Campesino Indígena de Buenos Aires en el conurbano bonaerense, Argentina. Recuperamos el espacio de la Olla Solidaria desarrollado con el objetivo de atender a la creciente demanda alimentaria. Se realizó una investigación cualitativa colaborativa a partir de entrevistas, observaciones y se participó en actividades de la organización. Los resultados muestran los distintos territorios que se entraman en la dinámica de salida y vuelta a los barrios en una perspectiva espacializada de la formación. Asimismo, dan cuenta de los saberes que se construyen y las implicancias del encuentro con la alteridad.

Palabras clave: Formación; jóvenes; conocimiento; Argentina. Tesauro Europeo de la Educación

Abstract (analytical)

Education as part of youth participation is the primary interest of this study. Specifically, the authors analyse the educational aspect of social movements emerging in neighbourhoods as part of young people’s participation in the National Indigenous Peasant Movement of Buenos Aires in Argentina. This research focuses on a community soup kitchen that has been established to meet the growing demand for food. A collaborative qualitative study was carried out that involved interviews, observations and participation in the social movement’s activities. The results show that different territories are involved in the movement, resulting in a spatialized perspective on education. Participants in the study demonstrated that they have acquired knowledge produced by the movements while the study highlights the implications of their encounters with otherness.

Keywords: Training; youth; knowledge; Argentina

Resumo (analítico)

A formação para a participação dos jovens nos movimentos populares é de nosso interesse. Especificamente, analisa-se o aspecto formativo da dinâmica que chamamos de saída e retorno aos bairros como parte da participação de jovens do Movimento Nacional Camponês Indígena de Buenos Aires na Grande Buenos Aires, Argentina. Recuperamos o espaço da Olla Solidaria desenvolvido com o objetivo de atender a crescente demanda por alimentos. Foi realizada uma pesquisa qualitativa colaborativa a partir de entrevistas, observações e participação nas atividades da organização. Os resultados mostram os diferentes territórios que estão envolvidos nas dinâmicas de saída e retorno aos bairros em uma perspectiva espacializada da formação. Da mesma forma, dão conta do conhecimento que se constrói e das implicações do encontro com a alteridade.

Palavras-chave: Educação; juventude; conhecimento; Argentina

Introducción

En este artículo nos proponemos analizar la Olla Solidaria como un espacio de participación de las y los jóvenes del Movimiento Nacional Campesino Indígena de Buenos Aires (en adelante, MNCI Buenos Aires) durante el periodo de 2018 hasta principios de 2020. El MNCI Buenos Aires es un movimiento popular que, si bien trabaja en las barriadas populares urbanas y periurbanas de la provincia de Buenos Aires, se constituye en una organización a partir de postulados políticos, pedagógicos y productivos en diálogo con movimientos rurales con los cuales converge en organizaciones nacionales e internacionales. Esta identidad se conjuga con otra de naturaleza urbana asociada a su integración al Movimiento Evita.1 En el partido de Esteban Echeverría, situado en la zona suroeste del conurbano bonaerense2 de Argentina, el MNCI Buenos Aires desarrolla 2 centros comunitarios que se conforman como referencias barriales. Allí se llevan adelante espacios de primera infancia, propuestas educativas formales orientadas a jóvenes y adultos/as, apoyo escolar, propuestas de recreación, talleres de formación política, economía popular y géneros, asambleas para la toma de decisiones, grupos de trabajo productivo, así como merenderos y comedores para responder a la demanda alimentaria.

En este marco de construcción organizativa, la Olla Solidaria fue el ámbito en el cual un grupo de jóvenes del MNCI Buenos Aires, pertenecientes a distintos centros comunitarios de Esteban Echeverría, se convocó semanalmente para la elaboración de viandas de alimentos que, al finalizar la jornada de trabajo, eran distribuidas a personas en situación de calle o trabajadoras y trabajadores de la vía pública. La Olla Solidaria se desarrolló en el centro de Monte Grande, ciudad cabecera del partido de Esteban Echeverría, donde funciona la sede administrativa de la organización. Esta sede es utilizada también para procesos de formación y otras actividades debido a su ubicación geográfica y a su accesibilidad desde los diversos centros comunitarios de la zona; constituye un lugar de confluencia de la militancia. Si bien el MNCI Buenos Aires comprende otros territorios dentro la provincia de Buenos Aires, por fuera del partido de Esteban Echeverría, la Olla Solidaria reunió específicamente a jóvenes de los centros comunitarios de la organización en dicho partido.3

La juventud del MNCI Buenos Aires se define como «trabajadora de la economía popular, rebelde y organizada» (MNCI Buenos Aires, 2019, p. 4). Entre las actividades en las que se encuentra involucrada activamente se destacan: la Casa Pueblo del centro comunitario Remolines, orientada a jóvenes que se encuentran con consumo problemático de drogas,4 los espacios productivos de serigrafía, encuadernación y elaboración de empanadas caseras, los espacios formativos para la niñez y la juventud como el apoyo escolar y las escuelitas de fútbol, las misiones Che Guevara, los grupos de jóvenes en cada uno de los barrios, la campaña contra la violencia institucional, el Campamento Nacional de Jóvenes para la formación política, el Proyecto Jóvenes y Memoria y la Olla Solidaria. Además de estas actividades, participan de las instancias más generales de decisión, formación, trabajo y acciones de lucha de la organización.

Nuestra mirada se sitúa en el ámbito de los movimientos populares. Para la literatura especializada, sus características definitorias residen en reunir y articular a las clases subalternas en plural, en las referencias al neoliberalismo como contexto de génesis, en la persistencia de la lucha de clases como uno de los ejes estructurantes y en la disputa política por las orientaciones del campo social a partir de la prefiguración de nuevas re-laciones sociales desde acciones autoafirmativas desarrolladas en los territorios (Baraldo, 2010; Michi, 2010; Michi et al., 2012; Ouviña, 2015; Svampa, 2005; Vilas, 1995).

En los últimos años, sobre todo a partir del 2001, y con nueva fuerza desde el 2008 con la recomposición de la política institucionalizada en torno al Estado, distintos estudios en Argentina se han enfocado en las juventudes que participan de experiencias políticas en movimientos populares, partidos políticos y el Estado. En este sentido, rescatan la dimensión política de la revitalización de los espacios juveniles (Alvarado et al., 2021). De esta producción, se observa un importante corpus que recupera la reemergencia y relegitimación de formas clásicas de participación en partidos políticos, sindicatos y en las estructuras del Estado (Campusano, 2019; Galimberti, 2016; Mutuverría, 2011; Rocca, 2016; Vázquez, 2015; Vázquez & Cozachcow, 2017; Vázquez & Vommaro, 2012; Vázquez et al., 2018; Wolanski, 2016). Aquí nos interesan especialmente aquellos estudios que abordan a las juventudes de sectores populares organizados como Bonvillani (2012, 2017), Vázquez (2007, 2009a, 2009b, 2009c, 2010), Vázquez y Vommaro (2009), Vázquez et al. (2012) y Vommaro (2015), entre otros. Para la realidad brasileña, destacamos a Martins y Santos (2012), quienes han estudiado la experiencia de formación política en el caso específico de la participación de jóvenes militantes en el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra en Brasil.

La Olla Solidaria de las y los jóvenes del MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría nos resultó un espacio relevante para observar la participación de las juventudes de sectores populares en experiencias políticas en organizaciones y movimientos populares por distintas razones: 1) constituyó una experiencia que se sostuvo en el tiempo con una frecuencia semanal, siendo interrumpida en el año 2020 por las restricciones a la circulación producto de la pandemia de covid-19; 2) se encontraba integrada por jóvenes de los distintos centros comunitarios, funcionando como un ámbito de encuentro interbarrial de la juventud, más allá de las actividades organizadas por el sector en cada uno de los barrios; 3) se desarrolló en torno a ella una interesante articulación entre el hacer y la reflexión sobre ese hacer que incluyó aspectos vinculados a la coyuntura de crisis socioeconómica, la cuestión de género y la construcción de memoria, entre otros; y 4) aportó a los procesos de transformación subjetiva, de socialización y de apropiación de saberes que se tradujeron en el cotidiano de los centros comunitarios de pertenencia de las y los jóvenes.

Sostenemos la conjetura de que las prácticas cotidianas que se forjaron en la participación en la Olla Solidaria de la juventud del MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría resultaron una instancia de formación política. Ese aspecto formativo se despliega en relación con la dinámica que denominamos «salir y volver a los barrios», a partir de las tareas de cocina y reparto de alimentos en la sede del centro de la ciudad de Monte Grande, como parte de la experiencia de las y los jóvenes de la organización. Esta mirada espacializada de la formación es tributaria de estudios como los de Vommaro (2015), los cuales recuperan la relevancia del territorio como elemento material que expresa construcciones simbólicas. En este salir y volver a los barrios se socializan saberes y saberes-hacer que, siguiendo a autoras y autores como Gluz (2013), Matonti y Poupeau (2007) y Palumbo (2018), son parte de la construcción de un capital militante disponible para acciones colectivas en la Olla Solidaria, así como también más allá de este espacio, en el marco de los procesos organizativos que alientan los movimientos populares. Esta dinámica no solo comprende a las y los jóvenes involucradas/os en la iniciativa, sino también una apertura a la alteridad (Cabaluz, 2015) que, encarnada en una serie de otras y otros, interpelan la propuesta y su puesta en práctica. En esta perspectiva, pensamos en la formación en un sentido amplio, abarcando aquellos procesos gestados en diversas instancias de la vida del movimiento en las que se producen aprendizajes significativos, sin reducirla a ámbitos escolares o intencionalmente formativos (Caldart, 2000; Michi et al., 2012).

Entonces, este artículo se propone analizar la dinámica formativa de la Olla Solidaria en dos aspectos: por un lado, la situamos en el entramado de los distintos territorios más cercanos o más lejanos de la cotidianidad de los barrios donde las y los jóvenes habitan, asumiendo una perspectiva espacializada de la formación. Por otro lado, la Olla Solidaria se presenta como un espacio de formación política en el cual se construyen saberes y se generan aprendizajes relevantes para la conformación de un capital militante. El encuentro de las y los jóvenes con la alteridad que se encarna en una serie de otras y otros, pero, principalmente, aquellas y aquellos a quienes se les entregan las viandas; ello resulta clave en procesos de conformación del colectivo, de identificación con situaciones de la realidad y de construcción de saberes.

Nuestro caso de estudio: la Olla Solidaria

La Olla Solidaria es un espacio de participación del grupo de jóvenes del MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría, en la sede que el movimiento tiene a unas ocho cuadras del centro y de la estación de tren de Monte Grande, municipio de Esteban Echeverría, provincia de Buenos Aires. La ubicación céntrica de esta sede hace que sea accesible en transporte público desde los distintos barrios del partido. Monte Grande es la ciudad cabecera del municipio y concentra comercios y oficinas municipales alrededor de la estación ferroviaria. Esa zona céntrica es un barrio residencial de sectores medios y medios altos donde predominan las amplias casonas.

La Olla Solidaria tiene sus orígenes en 2018, y su actividad se interrumpió a principios de 2020 a raíz del aislamiento social, preventivo y obligatorio que se estableció en Argentina debido a la pandemia de covid-19.

Jóvenes de diferentes barrios se reunían los días martes para cocinar y armar viandas a ser repartidas a las personas en situación de calle o trabajadoras/es de la vía pública en la zona céntrica de Monte Grande. Esta actividad colectiva se ponía en marcha desde el mediodía, cuando las y los jóvenes iban llegando a la sede para compartir el almuerzo y luego disponerse a cocinar en gran cantidad y armar las viandas. El recorrido para distribuir la comida comenzaba alrededor de las 18 horas. De esta manera, a lo largo de la tarde en la que se realizaban tareas en conjunto, se generaban instancias de conversación, intercambio de problemáticas cotidianas de las y los jóvenes, así como lecturas y debates de coyuntura.

Es así que se fue gestando un «núcleo duro» de participación, tal como lo denominan las y los jóvenes entrevistadas/os, refiriéndose a quienes han construido lazos afectivos, de familiaridad y participación activa y regular al interior de este espacio. Es interesante señalar que la mayoría se conocía previamente por pertenecer al movimiento desde la infancia, ya sea porque participaban en actividades en sus barrios o espacios conjuntos de los distintos barrios, o bien porque son hijas/os, nietas/os y sobrinas/os de militantes.

Por otro lado, también se buscaba convocar especialmente a otras jóvenes y otros jóvenes que estaban en difícil situación de consumo problemático, a fin de integrarlas/os a una actividad sistemática de manera semanal y, así, acompañarlas/os. Esta idea fue tomada de un encuentro con otras organizaciones en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires. Las y los jóvenes del MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría, al conocer esa otra experiencia, deciden organizar la Olla Solidaria con el doble fin de incluir y trabajar con aquellas personas con consumo problemático, a la vez que dar una mano a quien más necesita un plato de comida por estar en la calle.

Asimismo, si bien la Olla Solidaria fue un espacio de jóvenes, cabe destacar que ellas y ellos se reconocen como parte del movimiento y participan de todos los otros espacios de la organización, más allá de este rasgo específico generacional. Como sus propias y propios protagonistas reconocen, la integración de la juventud al movimiento se da de manera orgánica, siendo partícipes de actividades, proyectos y formaciones del mismo modo que el resto de las y los integrantes. De este modo, se combina la especificidad juvenil con la integralidad de la pertenencia a un movimiento que contiene y alienta la participación de la juventud.

Método

Nos interesa compartir aquí algunos aspectos metodológicos que hacen al proceso de investigación en el que se enmarcan las reflexiones que desarrollamos en esta presentación.

Desde 2012 trabajamos con el MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría en sucesivos proyectos de investigación5 desde la lógica cualitativa, con un fuerte compromiso en la co-construcción de conocimiento en un proceso de diálogo e interacción constante. La producción resultante se plasmó en diferentes publicaciones científicas, cartillas y talleres, así como otras experiencias de formación y acciones al interior de la organización.6 Nos detendremos en describir con mayor profundidad el camino recorrido que surgió a partir de la demanda específica de la organización a principios de 2019. En ese contexto se venía llevando adelante un proceso gradual de reconfiguración del sentido de la política social por parte del gobierno de la Alianza Cambiemos que se materializó fuertemente en el 2018 con el Programa Hacemos Futuro motorizado, en parte, por las partidas presupuestarias de la Ley de Emergencia Social (2016; Guelman et al., 2019). De esta manera, en el contexto de crisis económica (contracción de actividad económica, inflación, aumento de tarifas de servicios básicos, caída del empleo, entre otros aspectos), se amplía la cantidad de beneficiarias y beneficiarios, ubicando a las organizaciones como espacios de formación para la contraprestación. (Guelman et al., 2021).

Es así que los referentes históricos del MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría identifican esta problemática y proponen trabajar conjuntamente en la elaboración de un material que sistematizara la historia y la actualidad de la organización para poder trabajarlo en los barrios y en cada centro, con la gran cantidad de personas que se acercaban a la organización producto de la crisis económica y las políticas sociales.

De este modo, decidimos realizar una serie de encuentros en los cuales pudiéramos profundizar en el propósito de dicha propuesta de trabajo conjunto. En ellos la voz colectiva del movimiento planteaba: «Generar un material, pequeño, bastante sintético y didáctico, del proceso organizativo y eso lo podemos construir conjuntamente para transmitir cómo nos organizamos, por qué luchamos, cuántos barrios somos, qué hacemos acá en Esteban Echeverría». «Un material que le permita a toda la comunidad decir "esta es mi organización"». Para llevarlo a la familia y contar «esta es mi organización. Acá estamos nosotras haciendo el tallercito de fotos…» (reuniones de trabajo entre el equipo de investigación y el MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría los días 20-07-2019 y 14-09-2019).

De esta manera, y en un proceso de integración de la investigación, la docencia y la extensión, avanzamos con estudiantes de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras en un proceso de sistematización de la organización, su historia, la militancia,7 los centros comunitarios en los distintos barrios, la participación de las y los jóvenes, el frente de mujeres, etc. (Jara, 1998). Dicho proceso, que llevó alrededor de cuatro meses de trabajo conjunto entre el equipo de investigación, la organización y las y los estudiantes, consistió en largas jornadas en los centros comunitarios, entrevistas y observaciones, participación en actividades y marchas de la organización, así como encuentros de debate y ajuste del material que progresivamente se sistematizaba. Durante la obtención empírica de datos, utilizamos registros manuales, grabaciones de audios y registro fotográfico que fuimos analizando en profundidad semana a semana (Strauss & Corbin, 2002).

El análisis cualitativo de los datos obtenidos consistió en una serie de procedimientos de los que nos valimos para organizarlos e interpretarlos. Entre ellos, podemos mencionar las lecturas y relecturas en profundidad de registros a fin de encontrar en los datos empíricos núcleos de sentido y, al compararlos y distinguirlos, elaborar categorías en términos de sus propiedades y dimensiones, reduciendo los datos y así realizar una codificación más compleja.8 Del mismo modo, nos valimos de la escritura de memorandos (Glasser & Strauss, 1967).

En los encuentros de debate y ajuste del material sistematizado se fue construyendo colectivamente el contenido, el formato de la sistematización y se vio la utilidad de georreferenciar los centros comunitarios, las acciones y los vínculos con otras organizaciones e instituciones. Como producto de este proceso colectivo, se elaboró una cartilla de difusión popular.

Como equipo de investigación continuamos el análisis minucioso de los diferentes registros e identificamos la necesidad de indagar en algunos aspectos empíricos específicos, a fin de profundizar la comprensión de la experiencia y poner en diálogo las categorías del análisis preliminar con la organización. Cabe señalar que esto último forma parte de uno de los procesos de validación propios de la investigación participativa (Schuster, 1992). Seguidamente, y de acuerdo con los aportes del muestreo teórico, llevamos adelante una nueva serie de entrevistas hasta observar analíticamente la saturación teórica de las categorías construidas (Glasser & Strauss, 1967; Sirvent, 2007).

En este proceso de investigación participativa se abrieron distintas líneas de análisis entre las que podemos mencionar: los trabajos de cuidado, la formación como contraprestación en las políticas sociales, etc. En este artículo nos detenemos a analizar en profundidad la participación de las y los jóvenes, específicamente el espacio de la Olla Solidaria, dada su relevancia dentro de la organización y los significados que las y los jóvenes construyen en torno a ella.

Resultados

Al analizar la participación juvenil en la Olla Solidaria, nos encontramos con una dinámica de formación que invita a pensar en un recorrido espacializado (Vommaro, 2015), en el que las y los jóvenes ponen en juego sus experiencias, saberes y militancias en distintas escalas de lo territorial. Miramos las experiencias en los barrios y en el centro de Monte Grande desde esta perspectiva, en la que el mundo se experimenta como una red de intensidades espaciales que articula puntos y se entrama (Foucault, 1984; Soja, 2011).

Así, el territorio toma relevancia en tanto elemento material que expresa construcciones simbólicas con fuerte incidencia social (Vommaro, 2015).

Este marco nos permite pensar que la dinámica de formación de la Olla Solidaria fluye entre distintas dimensiones espaciales, mediadas por diferentes configuraciones materiales y simbólicas que se despliegan en cada una de ellas. Cuando hablamos de las dimensiones de lo espacial, no solo nos referimos a las escalas de alcance geográfico, sino que las definimos en función de su construcción como espacios de participación; por tanto, como territorios en el sentido que lo plantea Vommaro, considerando que «el espacio socialmente producido, concebido como un entramado de relaciones sociales, deviene territorio» (2015, p. 15). Concebimos cada una de estas dimensiones como espacios que marcan experiencias y prácticas diferentes, recorriendo desde las realidades más cercanas hasta las más abarcativas; desde los aspectos, realidades y saberes de la cotidianidad hasta los de la coyuntura más amplia.

Entendemos, entonces, como una primera dimensión espacial a cada uno de los barrios de pertenencia de las y los jóvenes en el partido de Esteban Echeverría, que conforma aquel espacio cotidiano en el que transcurren sus vidas en la actualidad y, en muchos casos, también sus infancias, así como donde funcionan los distintos centros comunitarios del MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría con los cuales se vinculan. Y una segunda, configurada como el «más allá del barrio» (C., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 22/10/2019), que implica, en primera instancia, una movilidad hacia el centro de la ciudad de Monte Grande (significa que se aleja de lo más conocido en la fisonomía, sus sujetos y reglas de funcionamiento), aunque sigue siendo un espacio con algunos puntos de coincidencia con los propios barrios que se van descubriendo en la participación en la Olla Solidaria. Además, posee un punto de referencia común que es la sede del MNCI Buenos Aires, ubicada en cercanías de la estación de Monte Grande. Por último, una tercera dimensión vinculada a viajes a otros territorios del MNCI Buenos Aires fuera de Esteban Echeverría o a otras provincias a las que acuden con fines formativos o para participar en instancias organizativas y de acciones de lucha como, por ejemplo, en el marco del encuadre nacional del Movimiento Nacional Campesino Indígena, donde se comparten experiencias y vivencias con otras y otros compañeras/os de la organización de distintos lugares del país. En estos viajes encontramos una ampliación de las realidades con las que se entra en contacto y diálogo. Algunos de los otros espacios que componen esta tercera dimensión en lo que refiere a la juventud del movimiento son los Encuentros Nacionales de Jóvenes impulsados por el MNCI nacional que se realizan todos los años y van rotando por las distintas provincias, o en los viajes vinculados a la participación en el Programa Jóvenes y Memoria. Lo desarrollado hasta ahora nos permite sostener que la participación en la Olla Solidaria propone redimensionar las fronteras del territorio para las y los jóvenes, en tanto las amplía, pero, al mismo tiempo, permite repensar el territorio más cercano.

En esta clave espacial de lectura nos interesa abordar la construcción de una dinámica de formación en torno a la Olla Solidaria con tres momentos en retroalimentación: salida de los barrios, la Olla y la vuelta a los barrios. Estos momentos se encuentran imbricados con las dimensiones espaciales ya presentadas. Pensamos estos momentos como parte de un proceso de encuentro e interacción del que las y los jóvenes participan, no en un sentido lineal ni progresivo, sino como parte de un movimiento dialéctico. Nos sirven como analizadores para acercarnos: 1) a los procesos de subjetivación individual y colectiva que implican vínculos con una serie de otras y otros con la que se van encontrando; 2) a la socialización y apropiación de saberes; 3) a la construcción de prácticas políticas y pedagógicas y, en definitiva, 4) a las instancias de transformación social que allí se producen.

La salida de los barrios

La participación de las y los jóvenes en la Olla Solidaria implica un primer momento que llamamos «de salida», de movimiento por fuera del espacio donde se desarrolla su cotidianidad. El barrio se constituye, en algunos momentos, en un ámbito de exposición a situaciones violentas, de vínculos con la policía («trabajar para la policía») o momentos en los cuales el «callejear»9 forma parte del día a día. En este sentido, el salir del barrio hacia 9 el centro de Monte Grande implica encontrar un propósito, una tarea «solidaria» que se materializa en la Olla Solidaria. Así lo describe L., un joven que participa del espacio:

Está muy piola lo que hacemos. Nos ayuda una banda a nosotros más que nada para tener nuestra mente ocupada en otra cosa y no estar todo el día en el barrio mirando que allá hay un allanamiento, que allá se están drogando, que vienen y te dicen esto, que alguno se mató o que alguno está laburando para la gorra10(…). Todo eso a nosotros nos ayuda un 10 montón eso; más los fin de semana porque los fin de semana más para los pibes como nosotros nos gusta salir de joda11 y terminamos, anda a saber cómo terminamos. Por eso a 11 veces decidimos, muchas veces, salir del barrio y (sic), ir para otro lado, a un lugar donde no nos conozca nadie y gente que, humilde digamos, son los dueños de la casa. Gente humilde que te dan la contención, que a veces mucho en las casas no te dan. (Entrevista realizada el 22/10/2019)

En esta instancia el «ir para otro lado» implica abrir las fronteras del territorio más cotidiano. La participación en el espacio de la Olla Solidaria desde el centro de Monte Grande les permite reencontrarse con muchas de las realidades que también viven en sus barrios, pero en otro territorio y en otro marco de acción. Allí las otras y los otros con quienes se vinculan en el reparto de las viandas irrumpen como lo distinto, lo no-habitual, lo no-cotidiano, lo extra-sistémico que interpela desde su realidad (Dussel, 2011; Dussel & Guillot, 1975). Las y los jóvenes identifican situaciones de pobreza, violencias, opresión y exclusión en una doble vía: en las realidades de las otras y otros del centro de Monte Grande, pero también, como mencionaremos más adelante, en una visibilización de la situación de sus propios barrios. Es mediante el vínculo con otras y otros en territorios distintos a sus barrios que desnaturalizan su cotidianidad y la inscriben en un marco contextual más amplio.

Nos resulta interesante analizar los objetivos que impulsaron la creación del espacio de la Olla Solidaria fuera de los barrios en torno al par necesidad-política. La literatura especializada sobre juventudes de sectores populares en Argentina ha abordado esta cuestión. Cabe citar el trabajo de Quirós (2011), quien indaga, desde una perspectiva etnográfica, los procesos de participación política en organizaciones del movimiento piquetero que comprende a jóvenes, pero no se circunscribe a ellas y ellos. Allí lo reivindicativo y lo político, así como la necesidad y el compromiso, se articulan de un modo no excluyente y hasta imbricado. La autora cuestiona dos imágenes morales construidas sobre la participación de sectores populares en la Argentina de la poscrisis del 2001: aquella que establece que se participa por un compromiso con la causa, y la que, por el contrario, entiende que existen razones vinculadas al interés, al instrumentalismo y a la necesidad. Bonvillani (2017), por su parte, afirma que la politicidad de las juventudes populares requiere ser puesta en diálogo con lo que denomina una «gramática de la necesidad» para acceder a recursos materiales y simbólicos que garanticen la supervivencia cotidiana. En las dos investigaciones se presenta con fuerza el anclaje territorial como espacio de despliegue, no contradictorio, de la gramática de la necesidad tanto como de la participación política de las y los jóvenes.

En línea con los antecedentes citados, en la génesis de la Olla Solidaria encontramos, por un lado, una intencionalidad vinculada a las necesidades de las y los jóvenes de los barrios del partido de Esteban Echeverría tanto como de las y los trabajadores/as de la vía pública y la gente en situación de calle en el centro de Monte Grande. En el primer caso, como señalábamos arriba, se busca «tener la mente ocupada en otra cosa y no estar todo el día en el barrio» (L., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 22/10/2019), mientras que en el segundo se atiende una necesidad alimentaria inscripta en una coyuntura de crisis socioeconómica. Más aún, ambos aspectos de este primer objetivo ligado a la necesidad operan de modo entrelazado, dado que es la salida del barrio para sacar a las y los jóvenes de ciertas realidades barriales la que, a su vez, sostiene la asistencia alimentaria en el centro de Monte Grande. En esta acción solidaria, las y los jóvenes transitan procesos de identificación con las necesidades de las y los sujetos a quienes les reparten las viandas. De este modo lo plantea M., joven integrante de la Olla Solidaria:

La actividad de la Olla Solidaria, la Olla Popular, que se realizaba con la juventud de Esteban Echeverría surge a partir de, por un lado, [de] la necesidad de los jóvenes de encontrarse en un punto en común, ya que venían de distintos barrios y de distintos centros comunitarios y de llevar adelante una actividad solidaria para con alguien más (...). Los jóvenes identificaron que había necesidades también cada vez más crecientes en lo que es el centro de Monte Grande, donde empezó a aumentar la pobreza, donde empezó a aumentar la situación de calle. También se identificaban con los compañeros trabajadores que trabajaban como trapitos o vendedores ambulantes. Sale esta inquietud y se empieza a llevar adelante. (Entrevista realizada el 4/11/2020)

Por otro lado, la Olla Solidaria surge con un objetivo político vinculado a apuntalar la conformación de referentes juveniles de base en los centros comunitarios. Para ello, este espacio aporta un acercamiento reflexivo a la realidad social, en el marco del cual se potencia la construcción de una mirada y un modo de vinculación con las y los otros (empático, solidario, que se ponga en el lugar del otro y la otra). Este segundo objetivo se explica por la pertenencia de la Olla Solidaria al MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría desde el cual se motoriza este espacio y donde se acumulan los procesos y tránsitos subjetivos y colectivos. Si el objetivo vinculado a las necesidades se presenta con fuerza en la salida del barrio, en el marco de la dinámica de formación que aquí buscamos reconstruir y analizar, el objetivo político se observa con claridad en la vuelta al barrio, al plasmarse en proyectos para los centros comunitarios y en los roles que las y los jóvenes van asumiendo en los mismos, tal como se describe en el apartado sobre la vuelta a los barrios.

Por lo tanto, la génesis de la Olla Solidaria se asocia a la mencionada gramática de la necesidad entendida como «la procuración cotidiana de recursos -materiales y simbólicos- que permiten el mantenimiento de la propia vida» (Bonvillani, 2017, p. 3). Para la autora, dicha gramática atraviesa la politicidad de las y los jóvenes de sectores populares al provocar su acercamiento a organizaciones con anclaje barrial donde transcurre su cotidianidad. Esta característica de la participación juvenil de sectores populares ha sido destacada por la literatura especializada en clave de «territorialización de la política» (Vommaro, 2015). En nuestro caso, la territorialización opera en su vinculación con el MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría que se emplaza en distintos barrios del partido, aun cuando la nota distintiva de la Olla Solidaria sea la salida de ellos. Ahora bien, la gramática de la necesidad no la comprendemos escindida de la política; más bien, ambos objetivos se entrelazan en un proceso de politicidad en el cual, a raíz de la respuesta a una serie de necesidades, se politizan temáticas, relaciones, contextos de significación y territorios.

A modo de hipótesis interpretativa, consideramos que el doble objetivo de la Olla Solidaria -y los procesos concretos en los que se fue plasmando- reviste una particularidad que la distingue de otros ámbitos del MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría, también dispuestos a responder demandas alimentarias en contextos de crisis como merenderos y comedores. En estos casos, el objetivo principal que estructura la cotidianidad de su funcionamiento se centra en la atención a las necesidades en las cuales lo político, si bien presente, se encuentra más desdibujado.

La Olla Solidaria

La experiencia de participación en la Olla Solidaria se constituye en sí misma como una parte de esta dinámica de formación que nos interesa analizar. Consideramos que en este espacio tienen lugar distintos procesos que permiten, por un lado, posicionarse en la materialidad de las otras y los otros (Cabaluz, 2015) y, por otro, la posibilidad de apropiarse y construir en conjunto una serie de saberes que se entraman en la cocina.

Los jóvenes varones que sostienen la Olla Solidaria se van definiendo como colectivo a través de sus vinculaciones con una serie de otras y otros: 1) las personas a las que les distribuyen las viandas que son parte de la motivación de conformación del espacio y con las que se generan procesos de identificación; 2) un grupo de jóvenes con consumos problemáticos12 que se encontraban impulsando una metodología de trabajo con ollas, 12 cuya experiencia visitan y deciden replicar las y los jóvenes del MNCI Buenos Aires, y que implicó también la convocatoria a participar de la elaboración y distribución de alimentos a dichos jóvenes con consumos problemáticos de los centros comunitarios de la organización; 3) las y los vecinas/os del centro de Monte Grande que valoran el trabajo realizado, felicitan a las y los jóvenes y les donan alimentos para el sostenimiento del espacio; 4) las jóvenes mujeres de la organización a las que cuesta convocar y que no logran permanecer (como se verá luego); 5) otras jóvenes y otros jóvenes del MNCI con las y los que se relacionan en los viajes a otras provincias.

De esta serie de otras y otros nos interesa aquí detenernos en las personas que reciben las viandas en las calles, a quienes los discursos de los jóvenes que entrevistamos colocan como motor del espacio, de su creación y de volverse contentos a sus casas luego de «dar una mano». Retomamos la noción de alteridad, tal como es desarrollada desde la filosofía de la liberación dusseliana, para comprender la dinámica formativa de la Olla Solidaria. Al abrirse y exponerse al otro/a, a lo exterior -en este movimiento de salir y volver a los barrios- observamos que se construye un «proyecto que nace de lo periférico y se reconoce desde lo oprimido y lo explotado» (Cabaluz, 2015, p. 71). En la lógica de la alteridad, la relación con las otras y otros es de libertad, dado que irrumpe lo habitual y cotidiano, interpelando desde su realidad (Dussel, 2011; Dussel & Guillot, 1975). La apertura a la alteridad, en esta vinculación que se establece entre las juventudes de barrios populares y quienes habitan las calles del centro de Monte Grande, es de entrega en el respeto, el reconocimiento y la afirmación del pueblo pobre oprimido para la construcción de una nueva sociedad fruto de la praxis cotidiana.

Para las y los jóvenes de la Olla Solidaria, las personas que «paran» en el centro de Monte Grande resultan otras y otros cercanos/as. En muchos casos las y los conocen de los barrios y atraviesan situaciones que las y los jóvenes también pasaron (falta de trabajo, de un plato de comida). De algún modo, estas otras y otros generan procesos de identificación en los integrantes de la Olla Solidaria en tanto no hay ajenidad con las situaciones que viven. Al mismo tiempo, les devuelven una imagen extrema de las consecuencias de la crisis socioeconómica dado que, al decir de las y los jóvenes, «están tirados»o «peor13 o «peor que ellos». Frente a esas otras y otros, las jóvenes y los jóvenes se reconocen organizadas/os y con capacidad de construir iniciativas que contribuyan a paliar parcialmente la crisis. Los fragmentos que transcribimos a continuación muestran la relación cercana y de identificación que tiene lugar en la apertura a la alteridad:

Como dice Nico, esto es bueno, en esto de dar una mano a otros y a otras. Cuando salíamos a repartir, la realidad es que muchos de nuestros jóvenes y nuestras jóvenes conocían a quienes le dábamos la comida. Te decían: «No, este pibito es de tal barrio, está retirado» o «Esta familia también está al fondo y se viene hasta acá a buscar cartón». Que también lo sentía muy propio desde ese lado. Y al que no conocían después de dos martes, tres martes, era un amigo más. (M., joven integrante de la Olla, entrevista realizada el 4/11/2020)

O sea, esa intervención de los pibes en la cocina yo creo que me parece que también salía muy fácil porque el objetivo que tenía cocinar ahí era poder dar la mano a otro. Entonces en eso de dar una mano a otro, a otras personas que estaban peor que ellos. (N., militante del MNCI-Buenos Aires, entrevista realizada el 4/11/2020)

Este «dar una mano» requiere, como venimos describiendo, de una serie de tareas como la preparación de la comida y su posterior distribución. Pero también, según sus integrantes nos comentan en las entrevistas, el hacer de la Olla Solidaria está hilvanado con otras tareas que se van dando en su desarrollo, y a partir de las cuales se intercambian y construyen saberes político-organizativos. Así, la Olla Solidaria pone en juego la socialización y apropiación por parte de las y los jóvenes de un conjunto de saberes que van de la cocina a la militancia. Identificamos, en primer lugar, los saberes vinculados a la cocina donde se prepara la comida; estos comprometen, no solo a los ingredientes y los modos de preparación, sino también al cálculo de las cantidades según el número de porciones y la compra de los insumos alimenticios y de los materiales descartables en los que se sirven las preparaciones. Estos saberes fueron circulando a partir de la experiencia de uno de los integrantes, como así lo relatan sus compañeros:

-Y en esa cuestión [de la comida] tenemos un…, hay un compañero que sabe mucho; le gusta cocinar y era quien nos enseñaba a cocinar aparte en esas cantidades. Hacíamos eso, distintos platos.

Entrevistador: -¿Uno de los jóvenes?

-Sí, uno de los jóvenes, L., que viene de uno de los centros comunitarios, de «Los Gurises », que le gusta mucho cocinar (...). Y era un poco el que, el que nos enseñaba y nos enseñaba bueno, cómo pelar la papa, y cómo cortar el pollo y cómo desgrasar el pollo; hasta los tiempos, las cantidades todo. Él siempre era el que tenía más en la cabeza y en eso nos íbamos repartiendo la tarea entre todos y todas. (M., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 4/11/2020)

En el relato de sus protagonistas aparece una valoración de los sujetos que portan saberes propios y los socializan sobre la manera en que estos circulan y se convierten en parte de la práctica colectiva. La modalidad de organización que encontramos en sus relatos implica esta mirada, en la cual todas y todos van aprendiendo de este saber-hacer en la cocina. De allí la existencia de una rotación de las tareas que se iban asumiendo martes tras martes y, en una misma jornada, se realizaban distintas tareas en la medida en que se iban terminando las anteriores a las que se habían comprometido: «No es siempre el que tiene que hacer la misma tarea de siempre. Uno dice «che, mirá, falta hacer pan», bueno se hace pan; el otro, hacé esto, hacé lo otro» (L., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 22/10/2019). Estos saberes, poco a poco, se fueron transformando a partir de la práctica realizada en el espacio de la Olla Solidaria y de la toma de decisiones como colectivo, los cuales permitieron repensar la manera de realizar las tareas, planificar, calcular las porciones, entre otras. En palabras de M.:

Después de un tiempo donde se regularizó esa actividad, se empezó a planificar mejor esa misma actividad. Después ya teníamos distintos menús que se hacían y qué cantidades de alimentos llevaban cada uno y en eso ya dejábamos encargado que para el martes haya eso. (Joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 4/11/2020)

En la participación en la Olla Solidaria, los saberes también se disponen y se apropian en el espacio de la calle, en el encuentro con las otras y los otros. Implica un encuentro primigenio en la relación cara a cara en el que se reconoce sus rostros, sus voces, su pobreza, sus gritos. En palabras de Dussel y Guillot: «La apertura al otro como otro es la posibilidad de escuchar su voz» (1975, p. 26). Se hace necesario, entonces, la construcción de saberes ligados al saber hablar y sobre todo a un saber escuchar en el marco de la interacción que se propicia en los momentos de entrega de viandas. Para las jóvenes y los jóvenes implica, a menudo, «romper» la desconfianza inicial, ir hilvanando en el discurso los sentidos de la participación que la actividad de la Olla Solidaria se propone y, también, convocar a que se acerquen a los centros comunitarios de la organización en los barrios. Tal como refieren L. y C.:

Ellos pensaban, primero, cuando nosotros íbamos con las ollas con las viandas, pensaban que lo hacíamos por política nomás, ¿viste?, para pedirle un voto. Pero nosotros varias veces estuvimos ahí, nos sentamos a charlar con ellos y les contábamos qué hacemos nosotros; que somos pibes que también en su momento sufrimos la necesidad de no tener un plato de comida; y nos sentamos con ellos y les explicamos. Y bueno, ellos tienen ganas de venir y también poner su granito de arena (L., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 22/10/2019).

Nosotros igual le contamos [a quienes les reparten la vianda] que tenemos centros comunitarios. Algunos viven cerca. Un par ya se acercaron a los centros y dan una mano. (C., joven integrante de la Olla, entrevista realizada el 22/10/2019)

Esta formación en el hacer de la cocina, que es también formación política, se entrama con la reflexión sobre dicho hacer que igualmente tiene lugar en la Olla Solidaria. Además de las apropiaciones singulares que cada joven pudiera hacer de su participación en la Olla Solidaria, cabe destacar la existencia de una instancia específica abocada a la reflexión sobre el hacer que se sucedía martes tras martes cuando las y los jóvenes compartían el almuerzo y esperaban a que se cumplieran los tiempos de cocción de la comida para repartir en las viandas. Al decir de M., la Olla Solidaria articulaba la formación en el hacer con la discusión sobre ese hacer para volver a la práctica:

Es una reflexión innata nuestra del movimiento que siempre creemos en los tres pasos: hacer, discutir sobre lo que hacemos y pensar, y después volver a hacer. Es parte de nuestro ADN como movimiento, de la praxis, del estar en el momento y en función que vamos haciendo, discutiendo. Y en eso se entendía la olla como el cocinar era un momento de formación desde la cocina misma para muchos compañeros y compañeras, aprender a cocinar. Y después, bueno, también en los momentos iban saliendo temáticas, ya sea por un chiste que hacía alguno de los compañeros, compañeras o a partir de una situación que había sucedido en alguno de los barrios. Y bueno, si se partía sobre eso, cuándo se abordaba, cómo había que abordarlo. Y después, bueno, se ponía en práctica; después se volvía a rediscutir. O había momentos que no salía nada y teníamos ahí siempre preparado alguna temática para charlar o algo. En los momentos esos que esperábamos que hierva el agua o que dejábamos levar el pan. (M., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 4/11/2020)

Luego de un primer intento de organizar esta instancia intencional y sistemática de formación a través de la preparación grupal rotativa de un tema para compartir con las y los otros integrantes, se decidió basarla en la lectura y análisis de materiales elaborados por la organización en otros distritos o en formaciones de otros sectores como el Frente de Mujeres, tanto como en cuestiones que surgieran espontáneamente vinculadas al hacer en la Olla Solidaria.

Interesa destacar dos tópicos sobre los cuales la Olla Solidaria permitió reflexionar al grupo de jóvenes, y en los que insistieron en las entrevistas realizadas. Por un lado, el análisis sobre la dinámica de la coyuntura (en términos de los efectos de las políticas gubernamentales) se tornaba concreto y visible en el rápido y exponencial aumento de la demanda de viandas que las y los jóvenes observaron en sus salidas semanales. En este sentido, el contexto las y los interpelaba de tal modo que se fue convirtiendo en temática de reflexión, no solo en su faz de crítica al gobierno de turno, sino también en la relevancia de generar respuestas colectivas a la crisis. Como nos comentaron L. y M., el número de viandas a preparar y a repartir funcionaba como un termómetro del aumento de la pobreza y de las familias en situación de calle:

Empezamos el año pasado [por el 2018] y, también con compañeros de distintos barrios que éramos todo el grupo de jóvenes, y nos empezamos a juntar entre todos, y eran 40, 35, alrededor de 40. Y ahora con la situación del país se visibilizó un poco más la problemática, gracias a que salimos y todos sabemos más los números, ¿entendés? Y sabemos que subió una banda la pobreza, la gente en situación de calle, familias que están hace poco parando en la calle. (L., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 22/10/2019)

Al principio se repartían 40 platos y, después de seis meses, ya iban 80 y nos quedamos cortos.14 Muchos de los jóvenes dejan de comer ellos, para poder aportar un plato de comida a quienes lo necesitaban. Porque también en esa olla se contaba que, terminada la actividad, comíamos nosotros. Bueno, hay veces que volvíamos rascando el fondo de la olla y nos quedaba gente sin entregarle. Y los compañeros que se sentían bastante angustiados. Pero sigue siendo una manera de no haber podido llegar a todos y todas, a quien lo necesite. (M., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 4/11/2020)

Un segundo tópico de reflexión se refiere a la cuestión de género, también surgida del propio hacer en el espacio. Como investigadoras, nos llamó la atención la composición fuertemente masculina de la Olla Solidaria considerando su característica de cuidado, ya que son ámbitos que suelen estar feminizados (Esquivel, 2011; Rodríguez-Enríquez, 2015) dentro de una economía popular que comparte dicha condición (Frega, 2020; Gago et al., 2018). M. nos relató que la impronta masculina había sido objeto de reflexión recurrente, debido a las dificultades que iban identificando para convocar a compañeras y para que sostuvieran su participación:

Y…, por distintas cuestiones, el núcleo duro que se ha formado son casi todos varones y los varones también medio que se mueven entre ellos, por decirlo de alguna manera, y cuando convocaban, convocaban a sus amigos varones. Siempre que se intentó convocar a más compañeras y demás costó bastante; incluso fue gran parte de las reflexiones que se tenían los martes: «¿por qué somos casi siempre todos varones y nos está costando que las compañeras se sumen al área de juventud?». Es una discusión que fuimos dando y estamos tratando de desarmar y desandar también. (M., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 4/11/2020)

De estas reflexiones surgió que las compañeras «se sentían fuera de situación» por ciertas lógicas y formas de interacción (dentro de las que se mencionan los chistes)15 que ya se encontraban establecidas en un «núcleo duro» masculino que era preexistente a la Olla Solidaria. Adicionalmente, se mencionaron las tareas de cuidado en las casas y los estudios secundarios como otros factores que impedían a las jóvenes de los barrios disponer del extenso lapso de tiempo implicado en la participación en la Olla Solidaria. Otras discusiones acerca de este tópico eran fomentadas con intencionalidad formativa, a partir de la selección de textos del Frente de Mujeres del MNCI Buenos Aires.

En este sentido, la articulación entre hacer y reflexión en la Olla Solidaria generaba una doble condición, considerando los grados de formalización, desde la tipología de espacios-momentos formativos elaborada por Michi et al. (2012). Cuando las y los jóvenes cocinaban y salían a la calle a repartir, funcionaba como un «espacio-momento que también es formativo», esto es, la formación se despliega en la cotidianidad de la tarea realizada en colectivo; mientras que en otros momentos de la Olla Solidaria, específicamente durante los almuerzos de los martes, se erigió en un «espacio-momento intencionalmente formativo» en el cual existía una búsqueda sistemática de reflexión mediada, en algunas ocasiones, por la preparación de temas y el estudio de materiales escritos. Por lo tanto, la reflexión sobre el hacer comprende la actividad específica de la Olla Solidaria tanto como a la realidad y los procesos organizativos de los centros comunitarios y del MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría que reenviaban, a su vez, a cuestiones más generales como la tónica de las políticas gubernamentales imperantes y a la operatoria de las relaciones de género.

La vuelta a los barrios

La vuelta a los barrios de las jóvenes y los jóvenes puede ser interpretada en clave de la transformación subjetiva alentada por la Olla Solidaria como un espacio de formación política motorizado por un movimiento popular. Si el objetivo vinculado a la respuesta solidaria frente a las necesidades de las otras y otros se lleva adelante fuera del barrio, el objetivo más propiamente político se condensa en el regreso a los centros comunitarios donde las y los jóvenes llevan adelante iniciativas y asumen nuevos roles. La Olla Solidaria expresa así una experiencia de politización para las y los jóvenes.

La construcción de figuras de referencia es parte de la intencionalidad formativa de la Olla Solidaria. En los términos de Vázquez et al. (2012) para dar cuenta del Campamento Latinoamericano de Jóvenes del MNCI, la Olla Solidaria apuesta a constituirse como un «semillero de jóvenes militantes». En los relatos de entrevista, se destaca el proceso transitado por algunos jóvenes que ocuparon lugares de mayor referencia en sus centros comunitarios, mientras otras y otros se (re)vincularon con los centros comunitarios participando en actividades específicas:

También hay algunos compañeros que, digamos, pasaron a ser también como referente del centro comunitario y otros capaz que siguen, digamos, desvinculados al centro comunitario o hacen aportes muy concretos. (N., militante del MNCI-Buenos Aires, entrevista realizada el 4/11/2020)

Sí, es un espacio de encuentro de hacer, de discutir por qué hacíamos y discutir otras cosas. También el hecho de bueno, por qué la Olla traía consigo una discusión y la importancia de: «sí, bueno, estamos saliendo todos los martes a repartir al centro Monte Grande, también tenemos que hacer lo mismo en nuestros barrios». Y ahí fue que muchos jóvenes volvieron a insertarse en los centros comunitarios. Como decía Nico, algunos y algunas a hacer actividades puntuales en los centros y, bueno, otros tomando más referencia. (M., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 4/11/2020)

Adicionalmente, las jóvenes y los jóvenes de la Olla Solidaria impulsan proyectos en sus barrios enfocados especialmente a las niñeces y juventudes. Entre ellos, mencionaron la escuelita de fútbol, la banda de percusión y murga, así como el proyecto desarrollado en el marco del programa Jóvenes y Memoria. No es casual que estas propuestas se enfoquen en estas franjas etarias. Para explicar su participación en la Olla Solidaria en el más allá de los barrios tanto como en la proyección militante en sus barrios, las jóvenes y los jóvenes rescatan sus vivencias como niñas y niños en los centros comunitarios. Allí se acercaban a comedores y merenderos, así como participaban de actividades recreativas desarrolladas por el MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría. En los fragmentos de entrevista que se transcriben a continuación, se observa esta intención de hacer lo que otras y otros del MNCI Buenos Aires hicieron por ellas y ellos en su infancia:

Yo milito desde chiquito. También por la necesidad iba a merendar y en el espacio ese de merienda había tiempos que eran después de la merienda que te enseñaban a hacer pulseritas, tocar la guitarra. Y gente que milita así de otros lados se toman el tiempo también de ir a otros lugares y estar con las personas que lo necesitan. Van, dan una mano a la merienda. Esto lo que estamos haciendo ahora ponele (…), es como la tarea que me toca a mí, que yo estoy hace bastante, desde que empezó más o menos, por la necesidad y ahora estoy haciendo lo mismo. Era que venían a mí, me ayudaban, me despejaban un rato y ahora estamos haciendo eso, en mi centro comunitario estamos haciendo taller de hip hop. (C., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 22/10/2019)

A partir de los encuentros de los martes con la Olla salió qué proyecto se quería hacer con Jóvenes y Memoria. Se propuso hacer una escuelita de fútbol en un centro comunitario y se llevó adelante. Fue desde ahí donde se propuso: «bueno, para mantener la olla tenemos que tener un ingreso». Bueno, los viernes de empanadas y vamos girando por todos los centros comunitarios haciendo el productivo de empanadas (…). Bueno, ahora por pandemia de hecho no se pudo seguir y hubo algunos jóvenes y jóvenas (sic) que lo aplicaron en menor medida en sus centros comunitarios. Diciendo: «está la necesidad de seguir manteniendo la olla de alguna manera». Bueno eso era, era el día de encuentro seguro y a partir de ahí se discutían qué políticas de actividades se van a llevar a cabo, se pensaban plenarios, la formación, actividades. (M., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 4/11/2020)

Los saberes asociados al saber hablar y saber escuchar, desarrollados en el apartado anterior, aportan a la construcción del capital militante. Esto implica el espacio de encuentro, debate y formación al interior del grupo interbarrial de jóvenes, así como también la vinculación con quienes recibían las viandas para explicarles su visión del mundo y la oportunidad de convocarlos a participar de la organización (Gluz, 2013; Matonti & Poupeau, 2007; Palumbo, 2018). Este capital militante alude a una serie de saberes y saber-hacer posibles de ser puestos en juego durante las acciones colectivas y las prácticas militantes, en espacios y organizaciones distintos de los de la política partidaria tradicional.

Como sostiene Gluz, «expresa esta nueva capacidad de orientarse a partir del compromiso, que permite a los sectores más desposeídos de todas las especies de capital, acceder al mundo político» (2013, p. 28). Por lo tanto, la Olla Solidaria fomenta la adquisición y potenciación de saberes y un saber-hacer que orienten a las jóvenes y los jóvenes en el campo militante, adquiriendo un tipo particular de compromiso con lo colectivo. En esta clave, deben leerse las referencias a expresiones del tipo «te vas despertando» (C., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 22/10/2019), «es más como una conciencia diferente» (C., joven integrante de la Olla Solidaria, entrevista realizada el 22/10/2019), «milito para que el día de mañana puedan cambiar las cosas para mejor, como aportando un granito de arena» (P., militante de la JP Evita de Esteban Echeverría, entrevista realizada el 22/10/2019). Estas expresiones van acompañadas por la asunción de las y los jóvenes como «militantes».

En contexto de pandemia durante el aislamiento preventivo obligatorio, las actividades de la Olla Solidaria se suspendieron, pero no así la intención de las y los jóvenes en los barrios de sostener a futuro el espacio ganado, de seguir poniendo en juego los saberes construidos en el marco de las realidades de cada uno de los espacios cotidianos que hoy transitan.

Conclusiones

Al analizar la participación de las y los jóvenes en la Olla Solidaria en el centro de Monte Grande fuimos reconociendo que en ella se hilvanan una serie de experiencias, saberes y prácticas de participación y compromiso.

Por un lado, el abordaje espacializado nos permitió pensar el aspecto formativo de la participación en la Olla Solidaria mediante el cual se busca aportar a la conformación de un capital militante. En esos movimientos que contemplamos -de salida y vuelta a los barrios- también se transforman los sentidos que las jóvenes y los jóvenes van otorgando a cada territorio. Se parte de la búsqueda de un espacio específico para jóvenes, de la necesidad de esquivar el «callejeo» de la cotidianidad en los barrios. Del mismo modo, a esta motivación inicial se le superpone otra con igual fuerza: la identificación de otras necesidades, las de aquellas y aquellos a quienes buscan ayudar con la Olla Solidaria. Aparece así el reconocimiento de los contextos de pobreza y desigualdad que forman parte de la realidad que las/os rodea. Es mediante el trabajo solidario y comprometido en territorios distintos a sus barrios que desnaturalizan su cotidianidad y la inscriben en un marco contextual más amplio. La politicidad atraviesa todo el proceso y se entrama con la búsqueda de mayor grado de claridad, intencionalidad y asunción de lo político. A partir de la experiencia de la Olla Solidaria, podemos pensar que las jóvenes y los jóvenes consolidan formas de participación que van desde lo barrial a lo interbarrial, desde los centros comunitarios de la periferia del partido de Esteban Echeverría al centro de Monte Grande, en tareas en principio vinculadas con la entrega de viandas y el encuentro con otras y otros, para luego fortalecer la participación en la organización en general.

Por otro lado, en la Olla Solidaria se construyen saberes que van desde los propios de la cocina hasta aquellos necesarios para escuchar y hablar con las personas que encuentran en las recorridas de entrega de alimentos. En los momentos de reflexión e intercambio se observa además una intencionalidad de apuntalar la conformación de referentes juveniles de base. Estos aspectos formativos otorgan fuerza a la pertenencia a un colectivo, al cual se constituye como un «semillero» que, en la vuelta a los barrios, posibilita la integración como figuras de referencia en los centros comunitarios. La convocatoria de salida de los barrios para integrar la Olla Solidaria parte de la condición juvenil y, desde ese lugar generacional, se sostiene el espacio semanal, se construyen saberes y se politizan. Asimismo, la vuelta a los territorios las y los sitúa en la integralidad del movimiento sumándose -en algunos casos con marcado protagonismo- al cotidiano de los centros, a las acciones de lucha y a las actividades de formación que comprenden al movimiento en su conjunto.

De igual modo, en las recorridas por el centro de Monte Grande se hace posible el encuentro, la recuperación de las voces oprimidas, el reconocimiento de las situaciones de exclusión y marginalidad. En ese cara a cara, las jóvenes y los jóvenes reconocen, a su vez, su propia organización y su capacidad de construir iniciativas para sostener y acompañar(se) frente a la crisis socioeconómica. Es en este sentido que, en la dinámica de salir y volver, se configura un espacio de participación juvenil que, mediado por el encuentro con otras y otros, evoca su potencial transformador al redimensionar las fronteras del territorio y del marco de acción de lo posible.

En otro plano analítico, consideramos que el modo de hacer investigación que venimos construyendo desde el 2012 en diálogo, interacción y aprendizajes permanentes con el MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría, implica, tal como describimos en el apartado metodológico, un fuerte compromiso en la co-construcción de conocimiento; allí integramos la investigación, la docencia y la extensión. Esta particular manera de investigar nos ha permitido profundizar la comprensión de los procesos en estudio desde un vínculo sujeto-sujeto de la investigación. Esto implica posicionarnos en un mismo plano crítico, de aprendizaje y de transformación que los sujetos con los que nos vinculamos para comprender en profundidad la realidad investigada. En el caso de este artículo, la formación juvenil y la participación en la Olla Solidaria de la juventud del MNCI Buenos Aires de Esteban Echeverría.

Cabe señalar que nuestra dinámica investigativa ha tenido que buscar nuevas estrategias y dispositivos en el contexto de aislamiento, producto del contexto de pandemia de covid-19; sin embargo, su desarrollo excede la temática de esta presentación. De todos modos, nos resulta importante señalar el cambio sustantivo del contexto actual, con aquel que describimos en este artículo.

Finalmente, nos interesa presentar reflexiones que han sido fruto de los análisis aquí desarrollados y que han de quedar para futuras líneas de investigación. Entre ellas, la necesidad de abordar con mayor detenimiento la interseccionalidad de las opresiones que atraviesan a estas jóvenes y estos jóvenes de sectores populares (clase, raza, género y generación), su participación en el movimiento más allá del espacio específico de la Olla Solidaria, las problemáticas de género en las vinculaciones entre juventudes y las singularidades en la dinámica de formación de la Olla Solidaria en relación con otras instancias formativas de la organización.

Agradecimientos

A las compañeras y compañeros del Movimiento Nacional Campesino Indígena Buenos Aires en Esteban Echeverría. A las colegas del UbacyT «Formación en el trabajo de la economía popular: aportes a una pedagogía descolonizadora de los movimientos populares». Al Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

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*La investigación se inició en abril 2019 y finalizó en noviembre 2020. Se desarrolló con apoyo del proyecto de investigación UbacyT (2018-2021) «Formación en el trabajo de la economía popular: aportes a una pedagogía descolonizadora de los movimientos populares», con lugar de trabajo en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Área: ciencias de la educación. Subárea: sociología de la educación.

1El Movimiento Evita es un movimiento social y político de Argentina, cuyo nombre homenajea a Eva Perón. Se define por su ideología nacional-popular y revolucionaria. Es una de las organizaciones más grandes del país, con presencia nacional y ha desarrollado un importante rol en la construcción de una gremialidad propia del sector de la economía popular.

2Se denomina «conurbano bonaerense» a la franja de territorio compuesta por la ciudad de Buenos Aires y los 24 partidos de la provincia de Buenos Aires que la rodean.

3Cabe señalar que cuando se dio origen a la Olla Solidaria la organización contaba con 12 centros comunitarios. Este número fue ampliándose desde el 2019 hasta la actualidad. Lo anterior se debió a la crisis socioeconómica previa a la pandemia de la covid-19 y el fuerte impacto de esta en las condiciones de vida de los sectores populares.

4La expresión consumo problemático hace referencia a lo establecido por la Ley argentina 26 934 (Congreso de la 4 Nación Argentina, 2014). De igual modo, como se señalará más adelante, es la manera utilizada por las y los jóvenes para nombrar los vínculos con la droga.

5El artículo se inscribe en una investigación mayor desarrollada en el marco del proyecto de investigación UbacyT (2018-2021) Formación en el trabajo de la economía popular: aportes a una pedagogía descolonizadora de los movimientos populares con lugar de trabajo en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Dicho proyecto está dirigido por la Dra. Anahí Guelman. Esta investigación se plantea como objetivos indagar en los procesos de formación vinculados a la intensificación del trabajo de cuidados en la economía popular, en los escenarios de prepandemia y pandemia en Argentina, así como analizar el potencial decolonizador de la construcción de saberes y vínculos en la comunitarización que asume la provisión de cuidados en dichos escenarios. El trabajo de campo lo desarrollamos en dos movimientos populares situados en el área metropolitana de la provincia de Buenos Aires: aquel sobre el cual versa el presente artículo y la organización Barrios de Pie. Valiéndonos de la literatura especializada en diálogo con la indagación empírica, adoptamos una aproximación al trabajo de cuidados como productivo y no meramente reproductivo.

6Cabe mencionar las siguientes producciones principales: a) talleres con mujeres trabajadoras de la economía popular integrantes de los ámbitos de trabajo de la Interbarrial de Esteban Echeverría del Movimiento Nacional Campesino Indígena en Buenos Aires (2016 y 2017); b) cartilla que recoge las experiencias productivas en el espacio Interbarrial de Esteban Echeverría del Movimiento Nacional Campesino Indígena en Buenos Aires (2015); c) libro Pedagogías descolonizadoras (Guelman & Palumbo, 2018).

7El término militancia se utiliza en la bibliografía académica y en el vocabulario de los movimientos y organizaciones populares para dar cuenta de la pertenencia a dichos espacios y la adhesión a sus principios a través de procesos de socialización política. Este uso difiere de aquel empleado en otros países con una impronta militarista. Aun así, es interesante continuar indagando en los sentidos atribuidos por las juventudes a la expresión militancia dado que, en el marco de la investigación mayor de la cual se desprende el artículo (Guelman & Palumbo, 2018), observamos distintos tipos e intensidades en la apropiación de la pertenencia a los movimientos.

8Utilizamos el concepto de codificación tal como lo describen Strauss y Corbin (2002): «Proceso analítico por medio del cual se fragmentan, conceptualizan e integran los datos para formar una teoría» (p. 18).

9El término callejear se utiliza en Argentina para expresar el estar en la calle sin ocupación.

10Jerga utilizada por los y las jóvenes para referirse a realizar tareas ilegales obligados/as o coaccionados/as por 10 la policía.

11Expresión utilizada para referir a salir para ir a fiestas o a divertirse.

12La expresión «jóvenes con consumos problemáticos» es retomada de las entrevistas, mostrando el modo en que las y los jóvenes entrevistadas/os de la organización nombran la cuestión de las adicciones en las juventudes.

13Entiéndase como estar sin ocupación, sin rumbo o sin sostén.

14«Nos quedamos cortos» es una expresión que hace referencia a un error de cálculo; en este caso, a no haber preparado la cantidad suficiente de viandas para repartir acorde a la demanda alimentaria del momento.

15Aquí encontramos un aspecto interesante para continuar indagando, especialmente a partir de la recuperación de las voces de las jóvenes que integraban el espacio sobre esas interacciones. La inclusión de la perspectiva de género para el análisis del campo popular viene siendo desarrollada por el equipo de investigación en el cual se inscribe el trabajo de campo que dio origen a este artículo: véase Guelman y Palumbo (2018), Guelman et al. (2021) y Palumbo et al. (2017).

Para citar este artículo: Palumbo, M. M., González, A. M., & Tapia, V. (2022). Participación juvenil y formación en movimientos populares del conurbano bonaerense. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 20(2), 1-30. https://dx.doi.org/10.11600/rlcsnj.20.2.4891

Recibido: 25 de Mayo de 2021; Aprobado: 12 de Enero de 2022

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