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Signo y Pensamiento

Print version ISSN 0120-4823

Signo pensam. vol.30 no.59 Bogotá Jul./Dec. 2011

 

Rutinas periodísticas y autopercepciones de los periodistas judiciales de los medios bogotanos

Journalistic Routines and Judicial Journalists' Self-Perception of Bogota's Media

MARIO MORALES, MARYLUZ VALLEJO *

* Mario Morales. Colombiano. Profesor investigador del Departamento de Comunicación, Facultad de Comunicación y Lenguaje, de la Pontificia Universidad Javeriana. Magíster en Estudios Literarios, con especialización en Medios y Opinión Pública. Actualmente dirige la Especialización en Televisión y coordina el campo de Periodismo. Ha sido periodista, cronista y columnista de diversos medios en los últimos 23 años. Es columnista de El Espectador y está adscrito a la línea de Estudios de Periodismo, con el observatorio de medios y en temas afines, como calidad periodística, televisión, periodismo digital y comunicación política. Correo electrónico: moralesm@javeriana.edu.co.

Maryluz Vallejo. Colombiana. Comunicadora social y periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana, de Medellín; especializada en Periodismo Cultural. Doctora en Ciencias de la Información, de la Universidad de Navarra, España, y profesora asociada del Departamento de Comunicación, Facultad de Comunicación y Lenguaje, de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá. Fundadora y directora de la revista Directo Bogotá; también es investigadora en las líneas de historia de la prensa en Colombia y en géneros periodísticos, y coordina la línea de Estudios de Periodismo, del grupo Comunicación, Medios y Cultura. Correo electrónico: maryluz.vallejo@javeriana.edu.co.

Recibido: Abril 29, 2011 Aceptado: Junio 2, 2011

Submission Date: April 29th, 2011 Acceptance Date: June 2nd, 2011


This article presents the analysis and the results of the second phase of the research "Quality standards of the information published in national and local media, regarding security in Bogotá". This research was developed by the Media Observatory of the Communication and Language School of the Pontificia Universidad Javeriana, with the sponsorship of the Chamber of Commerce of Bogota. After using the technique of content analysis over a corpus of more than a thousand news pieces (recovered in a period of time between May 20 and November 20, 2008) the results of the processed data were compared to the perceptions and the reports of 28 judicial reporters and editorialists of 10 local and national media. This analysis was made based on journalism sociology and the theories of news-making, agenda setting, and framing.

Keywords: journalism sociology, journalistic practices, judicial journalism, news-making, agenda setting, framing.

Search Tags: Sociology of the Media (LEMB), Journalistic practices (LEMB), Judicial journalism.


En este artículo presentamos el análisis de los resultados de la segunda fase de la investigación titulada "Estándares de calidad en la información sobre seguridad en Bogotá en medios nacionales y locales", realizada por el Observatorio de Medios de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana, con el auspicio de la Cámara de Comercio de Bogotá. Tras realizar el análisis de contenido de más de un millar de piezas (recogidas entre el 20 de mayo y el 20 de noviembre de 2008), cruzamos los resultados con las percepciones y relatos de 28 reporteros y editores del área judicial, de 10 medios de comunicación de los ámbitos local y nacional, teniendo como base la sociología del periodismo y teorías como el newsmakjng, agenda setting y framing.

Palabras clave: sociología del periodismo, prácticas periodísticas, periodismo judicial, newsmaking, agenda setting, framing.

Descriptores: Sociología del periodismo, Prácticas periodísticas, Periodismo judicial.


Origen del artículo

Este artículo forma parte del informe final del proyecto de investigación sobre estándares de calidad de la información relacionada con la seguridad en Bogotá en medios nacionales y locales, desarrollada en la línea de investigación de Estudios del Periodismo, del grupo Comunicación, Medios y Cultura, registrado en Colciencias, categoría Ai. El artículo adquiere relevancia para este número no solo por su afinidad temática, sino porque ha sido asunto de debate público reciente en medios, entidades gubernamentales y ciudadanos, por la honda implicación que tiene en la vida nacional.


Justificación

Esta investigación respondió a la preocupación general de ciudadanos, medios y empresas, que recogió la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB) -veedora, con otras instituciones privadas, de las políticas públicas en el distrito capital-, ante la creciente percepción de inseguridad en Bogotá, que pasó del 34% en 2007, al 39% en 2008, y en 2009 aumentó 20 puntos, hasta alcanzar el 59%.

Pese a los resultados de informes semestrales que viene presentando la CCB desde 1998, con base en entrevistas a millares de ciudadanos de los diferentes estratos y localidades, el gobierno distrital no se atribuye responsabilidades. Una y otra vez, las autoridades afirman que esas cifras se deben a hechos coyunturales, sin reconocer carencias en las políticas de seguridad para reducir las tasas de delincuencia.

En el 2009, la secretaria de Gobierno, Clara López1, afirmó que la percepción estaba asociada con el desempleo. El director del Centro de Estudios de Convivencia y Seguridad Ciudadana de la Secretaría de Gobierno, Rubén Darío Ramírez, dijo que la percepción de inseguridad se debía "a niveles mediáticos de comunicación"2, por la utilización que los adversarios de la administración del alcalde Samuel Moreno hacían del tema3 .Y para reforzar la tesis se presentó un estudio de la Fundación Sociedad y Democracia, presidida por Alfredo Rangel, según el cual Bogotá es una "de las ciudades más seguras de América" (El Espectador, 2008).

Ni los mismos funcionarios públicos de la ciudad y de la nación se ponen de acuerdo con las cifras sobre seguridad. Por ejemplo, el Sistema Unificado de Violencia y Delincuencia en Bogotá presentó en el 2008 cifras muy por debajo de las que divulgó el representante David Luna, fundamentado en Medicina Legal, el Consejo Superior de la Judicatura y la Veeduría Distrital.

Dada la mirada oficial sobre el fenómeno, este estudio partió de la siguiente pregunta: ¿la percepción de seguridad ciudadana que existe en Bogotá responde a una construcción mediática o es reflejo de la realidad ? También quiere zanjar un debate que renace cada vez que los temas de seguridad alcanzan la cresta de la opinión pública, cuando las autoridades y medios se responsabilizan mutuamente, por acción u omisión.

El debate se inscribe en la responsabilidad social del periodismo, entendida como valor agregado que el medio ofrece a las audiencias necesitadas de información en áreas sensibles de su entorno social. En el ámbito del periodismo judicial, la responsabilidad del periodista está en evitar la espectacularización de este tipo de información, no rendirle culto a la violencia al añadir drama al drama, particularmente en el género de la crónica. "El sensacionalismo desconoce dos valores esenciales del periodista: su compromiso con la verdad y su responsabilidad social", dice Javier Darío Restrepo (2004, p. 266).

El debate es urgente, en cuanto, en los últimos años, Colombia ha vivido el auge de la información judicial o de tribunales por cuenta de los escándalos políticos y por el desplazamiento del conflicto a las grandes ciudades. Esta agenda exige periodistas cada vez mejor preparados, preferiblemente con formación en ciencias jurídicas, para garantizar una información de calidad, particularmente 'blindada' contra posibles demandas penales.

El periodista judicial debe conocer cómo funciona el aparato de justicia y los distintos órganos judiciales, y saber identificar las etapas de un proceso penal. Para un manejo correcto del lenguaje, debe tener claridad sobre la presunción de inocencia, para no condenar a las personas antes de que haya una sentencia condenatoria. Así mismo, debe respetar el secreto del sumario, y en caso de filtraciones informativas, no sacrificar el debido proceso por una "chiva". Como dice Ronda Iglesias: "el periodista debe plantearse los posibles daños contra terceras personas [...] Por lo tanto, deben admitir y no vulnerar el secreto del sumario para no influir en la labor procesal, y de esta manera no dañará a los imputados o la investigación judicial" (1999, p. 128).

Ante todo, debe evitar los llamados "juicios paralelos", que se producen cuando el delito es juzgado, de forma simultánea, por un tribunal de justicia y por los medios de comunicación, con lo que inevitablemente se afecta la independencia de los jueces y la sentencia.

Pero, aparte del periodismo de tribunales, se encuentra el periodismo que cubre los hechos de orden público, como criminalidad y delincuencia. En este campo, la tentación permanente es hacia el amarillismo y la apología del delito, como lo advierte Javier Darío Restrepo, quien da una serie de recomendaciones en su consultorio de ética, para cualificar este tipo de información: no transmitir en directo incidentes terroristas o delictivos, porque esas emisiones terminan siendo coproducidas por los violentos; informar desde las víctimas de la violencia, no desde la perspectiva de los violentos; dosificar la información sobre violencia, porque el exceso o la intensidad de la información sobre la violencia pueden abotagar la sensibilidad de los ciudadanos (2004, pp. 254-256).

Antecedentes

En el estudio pionero de agendas informativas desarrollado en la Pontificia Universidad Javeriana, ¿Qué es noticia?, agendas, periodistas y ciudadanos (Bonilla y Cadavid, 2004, p. 49), se demostró que la información sobre el conflicto armado migró hacia los temas de seguridad (criminalidad y delincuencia), sobre todo en las grandes ciudades. Actualmente, es un tema de debate público de peso en las agendas informativas y determinante para la favorabilidad de la administración distrital.

En esa investigación también se encuestó a 500 personas en seis ciudades del país, para conocer sus expectativas en cuanto a las agendas temáticas y cuáles consideraban los problemas más graves. En la triangulación de estas agendas se concluyó que los temas de seguridad y conflicto armado son los más graves para la gente (53%), pero la demanda informativa de estos temas solo alcanza el 8%, mientras los medios les dan un significativo cubrimiento del 24% (2004, p. 103). La limitación de dicho estudio es que no se diferenció la información sobre el conflicto armado de la información sobre seguridad ciudadana, y por ello queremos reconfigurar este ámbito informativo con los subtemas que le corresponden.

La metodología de este nuevo estudio partió de la concepción de observatorio de medios, es decir, del seguimiento a piezas informativas en diferentes soportes, como base cuantitativa para dar el salto a la interpretación. La segunda fase cualitativa partió de la sociología del periodismo para entender las lógicas de producción informativa del área judicial, mediante entrevistas en profundidad a los periodistas encargados.

Fue inspirador un estudio realizado por el profesor Germán Rey, El cuerpo del delito. Representación y narrativas mediáticas de la (in)seguridad ciudadana. Allí se exploró el tema de seguridad desde la perspectiva cotidiana del delito en i4 periódicos, de 9 países latinoamericanos, con una muestra de 795 piezas periodísticas, recogidas en 15 días. De Colombia se tomaron los diarios El Tiempo y El Colombiano, que, contrario a lo esperado, presentaron de los más bajos registros informativos sobre seguridad ciudadana.

Con esta propuesta, enfocada en las representaciones de la seguridad ciudadana y los delitos de mayor impacto en los medios de comunicación con influencia en la capital colombiana, profundizamos en las temáticas que reciben más amplio despliegue, así como en las estructuras narrativas de los relatos, el tratamiento de las fuentes, los valores periodísticos, los rasgos estilísticos y la carga ideológica que subyace en este tipo de información.

Las prácticas periodísticas de los reporteros judiciales

La primera fase de la investigación consistió en un monitoreo de agendas sobre seguridad en Bogotá, en diez medios de comunicación de los ámbitos local y nacional. La muestra incluyó cuatro periódicos: El Tiempo, El Espectador, El Espacio y Hoy; dos noticieros de la noche: Canal Capital y Citytv; y emisiones del medio día en cuatro emisoras: Alerta Bogotá, RCN, Caracol y Radio Santa Fe. Se aplicó el método de muestreo de semana compuesta, en un periodo de seis meses, el cual arrojó 56 fechas de seguimiento.

Después de analizar un corpus de 1.276 piezas, entre informativas y de opinión -1.150 piezas informativas (500 de prensa, 375 de radio y 275 de televisión) y 126 de opinión- constatamos que esta agenda, cargada de intencionalidad, también está permeada por la sociología de los medios, en aspectos como relaciones laborales y periodísticas, entre fuentes, personajes y protagonistas de los sucesos.

Al término de esa fase encontramos que los medios tocan solo cierto tipo de delitos en correspondencia con unos indicadores, como impacto, novedad y afectación, que tienen que ver con la línea editorial, con los hábitos de los periodistas y también con lógicas comerciales asociadas con el rating y la participación de sus audiencias. Eso explica por qué los medios, particularmente los tabloides, prefieren el relato del homicidio, los atentados y los disturbios a aquellos que tienen una mayor incidencia en la ciudadanía, como el hurto callejero, el robo de celulares o las lesiones personales, según arrojan las encuestas de percepción de seguridad en la capital.

Los valores noticiosos son la hoja de ruta que contiene reglas prácticas originadas en la idoneidad profesional. Pero con frecuencia ese edificante propósito se ve desbordado por el curso inesperado de los hechos, por la avalancha de reportes de autoridades, de testimonios y de reacciones de la sociedad, como ocurrió con los casos más espectacularizantes de la muestra de estudio, donde se impusieron lógicas que iban desde la pornomiseria al infoentretenimiento: el bebé secuestrado al norte de Bogotá y recuperado en 24 horas; el expolicía que se tomó una sede bancaria para exigir pensión; la muerte del profesor universitario por una bala perdida; la arenga de estudiantes encapuchados en la Universidad Distrital; el crimen del niño de Chía por parte de su padre, que pasó de víctima a victimario; los actos vandálicos en El Campín, y el asesinato de hinchas del fútbol por intolerantes.

El estudio deja ver que los medios han trasladado los estrados judiciales a los sets, a los micrófonos y a las salas de redacción, en muchos casos sin garantías para las víctimas, los victimarios y hasta para las audiencias. Entronizan la justicia "paraperiodística", donde el comunicador desempeña el rol de justiciero social.

Queda claro que no se ha dado el suficiente debate sobre la conveniencia de difundir información bajo reserva del sumario, que usualmente llega filtrada. El uso extendido de la expresión presunto(a) o del condicional aparecen más como una estrategia del periodista o del medio para eludir eventuales acciones judiciales contrarias, que como el acatamiento de un imperativo legal. En cuanto a la protección de la propia imagen, sobre todo de los menores de edad, los tabloides populares todavía no se ciñen a los estándares éticos.

Muchos hechos de la muestra de estudio alcanzaron el estatus de noticiables, pero otros quedaron reducidos a una breve de 50 palabras o a una noticia de 30 segundos, porque no cumplieron con los criterios de novedad, impacto, espectacularidad y proximidad exigidos por el rating y analizados por teorías como la Agenda Setting, que estudia los procesos de selección y jerarquización de las noticias en la tematización realizada por los medios cada día y que tienen influencia en los modos de pensar, de sentir y de decir de las audiencias. Dicha selección está intervenida por los procesos y rutinas de producción de cada medio en relación con su ámbito social, laboral, económico, político y editorial, como lo han estudiado el News-making, el framing o encuadre y el gatekeeping o filtro de cada medio, en relación con los roles y las responsabilidades que tienen los periodistas frente a cada información.

Los imaginarios de partida

En esos procesos y luego de la necesaria interacción con las audiencias afloran imaginarios colectivos que permiten analizar si las percepciones de inseguridad y victimización de los capitalinos son más fuertes que los índices del crimen que arrojan los informes institucionales, si corresponden a construcciones mediáticas o a la realidad pura y dura.

Si bien los medios presentan diariamente elementos objetivos de la inseguridad en la ciudad, al mismo tiempo proyectan, según su encuadre, imágenes negativas de zonas con mayor índice delictivo (Martín-Barbero, 2000, 33). En la configuración de esos mapas de la inseguridad también interviene el gobierno distrital cuando diseña programas de control y prevención en zonas de alto riesgo4. La inseguridad, el delito y el riesgo, en la medida en que son cuantificados, marcan territorios y delinean agendas informativas, por ello se puede hablar de localidades con "estrella negra".

Pero según algunos analistas, como Juan Carlos Ruiz (2006, p. 127), para dimensionar la inseguridad en Bogotá habría que saber lo que ocurre en cada localidad, barrio por barrio, calle por calle. Con mayor razón si las estadísticas oficiales no contemplan el subregistro o bajo nivel de denuncia de los hechos delincuenciales.

Los medios no son la única fuente que tienen las audiencias para la construcción de sus imaginarios; la complementan con la información y percepción de su núcleo cercano y con las experiencias cotidianas, sumadas a las imágenes que se forman de los sucesos y al grado de afectación, directa o indirecta, de los hechos, que las llevan a tomar una posición. Y no hablemos solo de medios tradicionales: en Internet se forman grupos de prevención del delito, "cadenas informativas" para alertar sobre nuevas modalidades de robo, que suelen tener un sesgo alarmista, y se propagan con más rapidez que en los canales tradicionales. Cada vez adquiere más protagonismo la figura del reportero ciudadano, que El Tiempo ha posicionado en algunos medios de la convergencia, como tabloides zonales y Citytv.

Por otra parte, en distintos estudios ha tomado fuerza la tesis de que: "las informaciones sobre el delito tienen una influencia significativa cuando ya existe una extendida sensación de inseguridad, cuando las personas se muestran particularmente sensibles y receptivas a creer determinados mensajes; entonces los discursos mediáticos refuerzan las creencias ciudadanas", como afirma Francesc Barata (2007, p. 29).

Para encuadrar el estudio, partimos de siete imaginarios de seguridad en Bogotá que emergieron en los textos analizados de información y de opinión:

  1. El conflicto llegó a la capital: según las autoridades militares y policiales, el conflicto armado se desplazó a la capital. Así, mientras el gobierno nacional reconocía acciones subversivas en Bogotá, repelidas en el marco de la 'Seguridad Democrática', el gobierno distrital negaba la existencia de grupos paramilitares en el sur de la ciudad, y los catalogaba de "leyendas urbanas". Algo similar pasó con las denominadas Bacrim.
  2. Conciencia sucia de la "limpieza social": el eufemismo de "limpieza social" emerge en agendas noticiosas con aterradora frecuencia. En uno de sus editoriales, "Las ollas, más allá de la suciedad urbana", El Espectador cita al general Palomino, comandante de la Policía Metropolitana, quien dice que las ollas amenazan "la tranquilidad ciudadana". El diario, en cambio, define las "ollas" como "reflejo de los miedos y censuras de la sociedad; fronteras físicas en las que se mezclan lo legal y lo ilegal; rincones de la ciudad en los que los individuos con problemas de adicción, marginales, terminan convertidos en 'criminales'".
  3. El delito paga: ante la impunidad y la laxitud de la justicia colombiana, varios líderes de opinión sostienen la tesis de que "el delito paga", arraigada en el imaginario colectivo. Quizá para contrarrestarlo, los medios han dado amplio despliegue a leyes, acuerdos y medidas que tienen que ver con la sanción punitiva del delito, como ocurrió con el referendo por la cadena perpetua para los abusadores de niños.
  4. La Policía, entre la confianza y la sospecha: pese a intentos por capacitar a la Policía en derechos humanos y encomendar a la Policía Comunitaria la relación con los habitantes de la ciudad, persiste el imaginario de sospecha ciudadana frente a las autoridades policiales.
  5. No dar papaya y optar por la seguridad privada: la percepción ciudadana sobre inseguridad asociada con la impunidad del delito, con la existencia de bandas y grupos delincuenciales organizados, con la escasez de fuerza policial, con la laxitud en la aplicación de penas y con la inexequibilidad de leyes, como la de pequeñas causas, explica el auge de la seguridad privada, un negocio rentable en la capital.
  6. La intolerancia como detonante del delito: el aumento de los homicidios comunes guarda estrecha relación con fenómenos de intolerancia en la ciudad, como el de las "barras bravas", según estudios realizados en la capital. Con el agravante de que un número significativo de crímenes, víctimas y victimarios son familiares o conocidos entre sí.
  7. La politización de la seguridad en Bogotá: tanto el gobierno distrital como algunos columnistas consideran que el tema de la seguridad fue politizado por la oposición (el uribismo) para sacar al Polo Democrático de la Alcaldía. La tesis se origina en el enfrentamiento que tuvo el alcalde distrital con el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos5, por el manejo de la seguridad en Bogotá, que, más allá de la discusión sobre un modelo de seguridad, mostró el juego de los protagonismos políticos.

Diseño metodológico: entrevistas en profundidad

Después del análisis cuantitativo se cumplió la segunda fase del estudio para contrastar resultados cuantitativos con cualitativos: relatos testimoniales y opiniones de los periodistas del área judicial, entrevistados en las salas de redacción, para conocer sus percepciones sobre el oficio y los valores periodísticos en tan complejo ámbito informativo. La estructura de las entrevistas se dividió en seis partes, con indicadores correspondientes a los del Observatorio de Seguridad Ciudadana de la CCB: de selección informativa, de creación y producción informativa, de emisión y recepción, de independencia, de ética informativa y de formación profesional.

Tres años después de haber sostenido estos diálogos, el panorama ha cambiado: el tabloide Hoy, de la Casa Editorial El Tiempo, fue cerrado en febrero de 2010, y muchos de los periodistas han rotado de sección, migrado a otros medios o están por fuera del sistema informativo, pero sus opiniones siguen vigentes, más cuando la agenda de (in)seguridad sobrecoge a los habitantes de Bogotá.

Tres profesores del equipo6 entrevistaron a 28 periodistas, entre directores, jefes de redacción, editores y reporteros de las secciones: Bogotá, Judicial, Nación y Economía, para observar y analizar las prácticas y rutinas periodísticas puestas en tensión, la observancia de manuales de redacción y códigos de ética periodística, y los compromisos políticos y económicos de la empresa, que pueden incidir en las lógicas informativas.

Las entrevistas, realizadas a directores, jefes de redacción, editores y reporteros, ayudaron a construir un perfil sociológico de los periodistas, para conocer sus niveles de formación, sus condiciones laborales y su interés en el cubrimiento de los temas de seguridad en Bogotá. Igualmente, arrojaron las representaciones o imaginarios a los que acude cada medio para establecer sus criterios de noticiabilidad, y, por supuesto, ayudan a entender los hallazgos del análisis de contenido efectuado en la primera fase.

Las dinámicas de los soportes, la especificidad de los lenguajes, el manejo de los tiempos, las estructuras empresariales y la tradición determinan no solo la producción periodística, sino, también, las formas de pensar y de ver el ejercicio profesional. Si bien los estándares se cruzan en todas las instancias del proceso periodístico, planteamos aquí una forma de "leer" los diálogos que sostuvimos con los responsables de la información judicial, con el ánimo de establecer tendencias y descubrir rutinas en la fase de preproducción, en el trabajo de campo y en la publicación o emisión.

Indicadores desde la selección informativa

¿Qué es una noticia de seguridad para el medio? ¿ Cómo inciden los indicadores de impacto, proximidad, relevancia, coherencia y novedad?
Mientras los dos tabloides populares tienen clara su especialización en sucesos -con énfasis en el crimen y en la delincuencia común-, los dos diarios tradicionales saben que la noticia de seguridad es prioritaria, pero también temen "judicializar" sus medios y saturar a las audiencias. Ante la instantaneidad de los medios electrónicos y digitales, los impresos tradicionales han reenfocado su selección informativa, de manera que los temas no respondan al suceso del día, sino a fenómenos de cierta permanencia, que abordan desde una perspectiva más interpretativa; a menos que irrumpan hechos de alto impacto.

En el sistema de convergencia de medios de la Casa Editorial El Tiempo (CEET), la decisión de qué es noticia se toma en el consejo editorial. Allí se define el gran informe de seguridad, mientras los hechos diarios de delincuencia y criminalidad se destinan al tabloide popular o al zonal. Y todo se sube ampliado al punto.com. "Nuestro enfoque es no cubrir hechos aislados sino procesos. El muerto diario lo cubre el tabloide Hoy; nosotros nos ocupamos de explicar el origen de esos hechos, de establecer conexiones, de diagnosticar el tema", explica el redactor Yesid Lancheros. Los géneros elegidos son el reportaje y el informe especial.

En El Espectador, la historia del muerto también ha sido desplazada por los grandes temas de seguridad. Según el editor de Bogotá, Fernando Araújo: "Una historia macro, mata la historiecita. A veces nos toca hacer tres y cuatro ediciones al día, porque surgen cosas más grandes, y muchas ni siquiera salen. A mí me interesan los casos que tienen carga dramática, como historias para novelar, pero todo depende de lo que ocurra durante el día". En tal sentido, domina el género de la crónica. El subdirector del diario, Jorge Cardona, explica que por su formato, el estilo del periódico es más contextual y analítico, y muchas de las informaciones de sucesos quedan reducidas a breves.

En El Espacio, la noticia principal son los muertos: "Todos los días voy a Paloquemao, busco las audiencias en la cartelera y selecciono los casos más interesantes. Si la audiencia oral es espectacular, la cuento de manera atractiva para los lectores", dice óscar Vela. La noticia está en la violencia doméstica, el crimen cotidiano de la calle, los suicidios y los actos vandálicos.

En Hoy, la noticia responde a la historia impactante, preferiblemente algún crimen. Eso sí, nunca sobre niños violados, salvo casos sonados. En cuanto a temas "duros", los reporteros dicen que Hoy fue el primer periódico que les puso la cara a los "falsos positivos": "Nosotros trajimos a las madres de esos muchachos y les dimos rostro a las víctimas".

Según Juan Manuel Ruiz, exsubdirector del sistema informativo de RCN, una emisión abre con noticia de seguridad ciudadana o noticia judicial cuando tiene relevancia e impacto entre los ciudadanos. En otros medios informativos radiales, como Alerta Bogotá (del sistema informativo de la cadena básica RCN), los criterios de selección están dados por la proximidad, ya que prima la perspectiva de lo local. En esta emisora de corte popular, que tiene tres noticieros diarios al aire, "se tratan temas de la ciudad en un 98%; el otro 2% es para información nacional", asegura Francisco Romero, director de la emisora. "Hoy los tabloides capitalinos registran nuestras noticias, y las cadenas básicas arrancan con noticias que nosotros generamos y luego las enriquecen", agrega.

Citytv y Canal Capital no solo presentan enormes diferencias en su ejercicio periodístico con los otros medios, sino con los canales restantes. No hay preocupación por la "chiva", y más bien buscan diferenciarse de los medios masivos nacionales, con otras narrativas y otras audiencias. En Canal Capital no hay una inclinación por los asuntos de seguridad en razón de su línea editorial oficialista. Mientras para Julio de la Rue, director de los informativos de Canal Capital, la selección informativa se hace en relación con los intereses de la gente, la exdefensora del televidente, María Teresa Herrán, dice que noticia en el canal es lo que dicen las secretarías, particularmente la de Gobierno.

La línea editorial de Citytv -según su director, Darío Restrepo- está marcada por los intereses ciudadanos y por la proximidad afectiva y geográfica a los acontecimientos; de ahí su marcado interés en contar historias desde las localidades. Citytv, dice su editor, Carlos Mario Díaz, busca en su emisión nocturna contar una "historia central", que a veces es coyuntural, pero también obedece a la planeación.

Origen de la información. ¿Espropuesta del medio? ¿Formapartede una agenda mimética?¿Respondea un seguimiento informativo? ¿Se trabaja en equipo? ¿ Cómo ven a la competencia ?
Aunque todos los entrevistados sostienen que la información se origina principalmente en el trabajo de reportería y en los consejos de redacción, están muy atentos a las fuentes institucionales: Policía Metropolitana, Alcaldía y secretarías, Concejo, Personería, Medicina Legal, etc.

En los tabloides acostumbran hacer rondas diarias por los juzgados, pero cada reportero hace su propia selección de casos. El Espacio es el único medio impreso donde no se realiza consejo de redacción; los reporteros, que salen todos los días a las siete de la mañana y llegan al medio día con historias, ponen la agenda de seguridad.

El Espectador propone una agenda más diversificada, por la calidad de sus fuentes, que aportan otras lecturas de la realidad. En El Tiempo, la capacidad propositiva de los periodistas judiciales está mediada por las fuentes, afirma el editor jefe Ernesto Cortés: "Seguimos dependiendo del fallo, de la providencia, o del caso que irrumpe. Pero la capacidad de propuesta de temas es escasa en la salas de redacción. Hay iniciativa propia cuando se trata de grandes temas, por ejemplo, un especial sobre el DAS, pero no hay una agenda propia que surja de la inquietud de los periodistas porque les falta conectarse más con la calle".

El Tiempo hace muy poco seguimiento informativo, admite Ernesto Cortés: "Tiene que ser un tema escandaloso; además, es un seguimiento que parece dictar la agenda de los medios". Esta falencia la atribuye "a un problema de editor, quien tiene que jerarquizar esos temas y decidir cuál merece seguimiento. Creo que los periódicos deberíamos dedicarnos a hacer buenos seguimientos, buenas historias para que no se mueran, y que el punto.com se ocupara de la noticia". Pero el editor jefe también reconoce que la convergencia de medios de la CEET está fortaleciendo el trabajo de equipo: "Las audiencias ya no se conforman con el quién, dónde, cuándo, por qué.; entonces es casi imposible que un periodista pueda llegar solo a la complejidad de un hecho. Tiene que hacer alianzas con los colegas de otras fuentes para construir la historia".

El Espectador les da algún despliegue a los casos relevantes de sucesos, pero es muy efímero, admite Jorge Cardona. "En una metrópoli como Bogotá ocurren muchos hechos, y sólo tenemos tres o cuatro páginas para informar. Ya no hay seguimiento pormenorizado del crimen".

En el ámbito radial, los relatos se ciñen al género noticioso. Los periodistas se quejaron de la falta de tiempo para hacer seguimiento. "Con contadas excepciones, hay temas a los que les hemos seguido el hilo, por ejemplo, casos de desaparición que han llegado al medio, pero son pocos. El día a día no lo permite", es la percepción de Germán Hernández, jefe de redacción de Radio Santa Fe.

Otro factor que incide en la falta de seguimiento a la información es la avalancha de noticias diarias que se producen en el país. "Son tanta, que unas desplazan a otras: lo que a las ocho de la mañana parecía extraordinario, a las nueve ya no lo es. El seguimiento informativo debería ser una actitud periodística permanente. ¿Qué pasa con las investigaciones? Cuando 'vuelan' un supermercado en Bogotá o cuando atracan a una señora dentro de un bus ¿qué se hace para incrementar la seguridad en ambos casos? Algo tenemos que aprender de eso: el registro taquigráfico de los hechos no es periodismo, es información", afirma Juan Gossaín, director de RCN7.

Para entender la selección informativa del tabloide Hoy, hay que conocer el modelo de convergencia de medios que funciona en la CEET donde los reporteros producen material para varios medios y, por lo tanto, deben tener competencias comunicativas para los formatos impresos y audiovisuales. La alianza más fuerte de Hoy es con Citytv, canal con el que mantiene una constante retroalimentación.

Volviendo al origen de la información, Juan Manuel Ruiz, de RCN, afirma: "Entre todos construimos la agenda informativa porque hacemos dos consejos de redacción. A pesar de ser una emisora de radio que está 24 horas al aire, hacemos un consejo de 10:00 a 10:45 a. m., y otro de 5:45 a 6:30 p. m.; en esos consejos se elabora una bitácora de temas planteados por los jefes y por los periodistas".

En Canal Capital, la información se discute en los consejos de redacción con base en la coyuntura, pero como canal público debe defender valores y principios constitucionales. Herrán considera que la figura "presidencialista" del alcalde toca todas las esferas y jalona la agenda informativa.

Tematización. Jerarquización

Para los tabloides populares, la muerte es el tema predominante; en cambio, para los impresos tradicionales, la criminalidad es parte de una agenda diversa de seguridad, que tiene un componente significativo de información sobre las políticas públicas y programas de seguridad.

Además de muertes, en El Espacio tienen despliegue los hechos de violencia y delincuencia en los barrios, y publican "todo lo que pasa de la calle 13 hacia Soacha", particularmente en Ciudad Bolívar, "porque hay muertos a diario; a menudo chiviamos a la Policía", se jactan los reporteros. Para ellos, el tema más complejo de la seguridad en Bogotá sigue siendo la alta tasa de homicidios. "Nosotros solo publicamos dos o tres casos de muerte, pero son muchísimos a diario. Cuando vamos a barrios 'calientes', la gente dice que hace meses no ven un policía".

En cuanto a la posible "criminalización de los pobres" en El Espacio, donde los actores de la información son las clases populares, los reporteros admiten que entre ellos debaten el tema, porque les preocupa estigmatizar a esta población, pero rara vez acceden a las fuentes de estratos medios y altos. "A un cronista de El Espacio no lo dejan pasar de la portería de una urbanización de esas fortificadas del norte; además, la Policía y la Fiscalía protegen más a estas fuentes. En cambio, cuando vamos a los barrios populares, todo el mundo colabora". Agrega Rondón que cuando el protagonista del hecho es de clase alta, se registra como una noticia, pero sin mayor despliegue. Este mismo riesgo le preocupa a Ernesto Cortés, quien reconoce que al destinar las historias de carga humana a los zonales y al tabloide están criminalizando a la clase popular, "estamos creyendo que la clase popular lo único que consume es crimen".

Germán Hernández, de Radio Santa Fe, dice que parte de la agenda la construyen los periodistas: "Hacemos un consejo de redacción, revisamos las ruedas de prensa, el hecho grande, y ellos proponen. Son los que están en la calle y tienen mayor contacto con la fuente. Esporádicamente el jefe sugiere algún tema".

Acceso a las fuentes directas y de calidad. Pluralismo y número de fuentes. Tipo de fuentes. Indicadores de equilibrio y de equidad
Según sus respuestas, los periodistas de prensa son conscientes de la necesidad de contrastar las versiones, más cuando se trata de procesos penales y judiciales que ponen en juego la vida y la imagen de las personas. Para los periodistas de los tabloides, la cercanía con las fuentes no plantea mayores dilemas éticos, pero los de la prensa "seria" sí tratan de mantener cierta distancia.

Llama la atención que la mayoría de periodistas de prensa dice que rara vez utiliza fuentes off the record; y si lo hacen, las identifican parcialmente, porque opinan que esos testimonios afectan la calidad informativa.

Ernesto Cortés admite que en El Tiempo se privilegia la fuente de la Policía Metropolitana y los organismos de control. Pero dice que la contrastación es rigurosa: "Aunque no perdemos el temor de que al contrastar las fuentes, se dañen las chivas, porque nos ha ocurrido muchas veces que tenemos una denuncia fuerte, llamamos a consultar al personaje y a la media hora nos ha organizando una rueda de prensa. Nos pasó con Juan Manuel Santos. En la sección 'Bogotá' teníamos una noticia 'gorda' sobre los falsos positivos, cuando no había estallado el escándalo. Llamamos a las cinco de la tarde al Ministerio de Defensa a pedir la opinión del ministro. Y, ¡oh, sorpresa! a la media hora nos llamaron a decir que el ministro había convocado una rueda de prensa. Entonces nos tocó colgar la noticia en el punto.com".

Los expertos también son pieza clave del engranaje informativo de los diarios. Cuenta Yesid Lancheros, de El Tiempo, que en su sección consultan desde hace unos cinco años a un pool de siete expertos en temas de seguridad, que "dan línea". Incluso, uno de esos especialistas, Hugo Acero Velásquez, se volvió columnista del diario. En cambio, Cortés opina que eso habla bien y mal del periodista. "Bien porque son especialistas, pero mal porque a los periodistas les falta rigurosidad, a veces nos vamos por la vía fácil y pedimos a un experto que haga el trabajo de interpretación que nos corresponde. Creo que uno consulta a un experto para que le dé luces en un análisis, le ponga perspectiva, le cuadre las cifras, pero no debemos perder el control ni la posibilidad de interpretar".

En El Espacio, según el jefe de redacción, la fuente principal es la Policía Metropolitana; de hecho, los reporteros son amigos de comandantes de los CAI, y "les llevan tinto y botellita de algo para consentirlos" (una vieja práctica de 'fidelización' de fuentes que el jefe de redacción ve sin reparo). Para los reporteros, la mejor fuente es la ciudadanía, vecinos y familiares de las víctimas. En las historias de crímenes pocas veces contrastan, porque no ven la necesidad: "Está la víctima y el presunto o confeso victimario y lo que hay que narrar son las circunstancias y los detalles". Parten del boletín de la Policía, que se complementa con reportería propia.

En Hoy, donde sacan un promedio de io a 15 noticias judiciales diarias, dicen que contrastan fuentes siempre que la noticia lo exija. Aclaran que nunca escuchan emisoras de la Policía, "donde predominan los 'positivos'; nunca nos nutrimos de televisión o radio, incluso a menudo los chiviamos. Por experiencia en el área judicial, tenemos muchas fuentes, personas que confían más en nosotros que en la Policía".

En relación con el tema de las filtraciones, origen de buena parte del periodismo investigativo en Colombia, Ernesto Cortés afirma que esta práctica ha sido: "como una enfermedad necesaria en las redacciones, sobre todo en el área judicial. Las filtraciones suelen provenir de las propias entidades públicas o de los contactos que tienen los periodistas, pero a la hora de obtener una filtración de alguna noticia, los editores no hacemos revisiones; queremos ser los primeros [...] Ahí está el peligro".

El editor judicial de El Espectador, Juan David Laverde, admite que para conseguir información reservada se vuelve muy cercano a las fuentes, y niega que sea una estrategia peligrosa, "siempre que uno tenga unos principios claros. Esa es una discusión que no encuentra puntos de equilibrio en la academia y en el medio profesional; pero no hay otra forma de acceder a documentos. Lo importante es no mentirles a las fuentes, llegar a acuerdos y aclararles que se va a publicar".

Fernando Araújo dice que en la sección 'Bogotá' de El Espectador no tienen "una fuente cercana y oscura, una 'garganta profunda'", porque además de lo judicial cubren muchas otras fuentes.

Dice que "la Policía y el Ejército se cuidan cada vez más para dar la información". Añade que en temas de seguridad siempre consultan al subsecretario de Seguridad, Andrés Restrepo, y a Clara López, la secretaria de Gobierno, "dos funcionarios que intentan hacer lo mejor y que son creíbles".

Respecto al tema de equilibrio y equidad, Juan Manuel Ruiz, de RCN, afirma: "Para nosotros el equilibrio no significa darle el mismo valor a la verdad que a la mentira, en eso ha habido una deformación en el periodismo colombiano. En el cubrimiento del proceso de paz del Caguán se creyó que había que darle 30 minutos a Pastrana y 3o minutos a Raúl Reyes, eso no es equilibrio, eso es una depravación. No se le puede dar el mismo valor a la legalidad que a la ilegalidad". Agrega que la historia se ha repetido con el manejo de los paramilitares: los medios los han convertido en protagonistas cuando son delincuentes. "En el periodismo judicial, que tiene un contacto permanente con el delito y con la delincuencia, nosotros somos muy cuidadosos a la hora de entrevistar delincuentes", puntualiza Ruiz.

En los canales locales, el manejo de fuentes difiere de los anteriores medios. En Citytv, las fuentes permanentes tienen que ver con la ciudadanía, con la respectiva contraparte del ejecutivo local; para Canal Capital, según la defensora, las fuentes más consultadas son los funcionarios, que acuden reiteradamente a explicar, proponer o sentar posición en los espacios informativos del canal. El reportero Edwin González, de Citytv, dice que trabajan con "dos fuentes, una son los taxistas, que nos llaman mucho, y otras son oficiales, fuentes de confianza, no de altos rangos de la Policía, sino medios y bajos, a los que llamamos y consultamos".

En ambos canales entienden el equilibrio como la inclusión del protagonista y el antagonista (un concepto bastante primario para María Teresa Herrán); no tienen en cuenta mediciones cuantitativas de tiempo en pantalla, pero consideran como referente la dicotomía gobierno-ciudadanía. Los dos espacios televisivos utilizan la figura de invitados del gobierno para que respondan a la ciudadanía. De la Rue dice, ejemplificando su concepto de equidad: "todos los concejales pasaron por Canal Capital, así como los representantes de organismos de control fueron entrevistados".

Indicadores desde la creación y producción informativa

Indicadores de estilo, estructura narrativa, uso de calificativos, uso del lenguaje de acuerdo con la ley colombiana
Así como El Espacio se precia de tener un sello inconfundible logrado en más de 45 años, los otros medios están en un proceso de ajuste y de cambio. El Espectador, durante el periodo de estudio, acababa de dar el salto de semanario a diario, y estaba definiendo su vocación narrativa, más inclinada a la crónica y a la interpretación. Hoy intentó adaptar el modelo más amarillista de El Espacio, pero pronto lo replanteó y se decantó por la noticia corta; mientras que El Tiempo se definió por el informe especial y las historias de factor humano para casos impactantes.

En El Espacio, los reporteros solo utilizan los géneros de noticia y crónica. No manejan muchas cifras, porque consideran que sus lectores no las entienden. La crónica típica de El Espacio tiene fuerte carga dramática, pero los reporteros dicen que también les gusta meterle datos, testimonios y detalles de color. Afirman que cuidan mucho el lenguaje, que aunque en las audiencias públicas las declaraciones son bastante crudas, ellos intentan "suavizarlas", sobre todo cuando se trata de menores. Los titulares, "marca de estilo" de El Espacio, son creación del subdirector y del jefe de redacción, y responden al tono sensacionalista: siempre van acompañados de signos de admiración, no importa si pertenecen a una crónica o a una noticia.

En contraste, en Hoy se cultiva poco la crónica, por limitaciones de espacio; el fuerte de este tabloide es la noticia. La titulación, desde la salida del director, Edgar Torres, es un proceso de creación colectiva. Y los redactores sostienen que cuidan mucho el lenguaje, por ejemplo, "el uso de un verbo cambia la manera de narrar: en lugar de decir 'niño violado', decimos 'niño abusado'".

En cuanto a los géneros narrativos, El Espectador se inclina por la crónica. Lo cierto es que muchas noticias de seguridad a las que El Tiempo dedica solo una breve, El Espectador las desarrolla ampliamente. El editor judicial de este diario sostiene que "la crónica es un género muy agradecido, y que hay que promover en el periodismo diario, porque no envejece". En cambio, al subdirector le preocupan los excesos literarios, sobre todo por parte de los jóvenes "tan engolosinados con el género, que dejan la noticia en el párrafo 14; por 'pintar' la nota se olvidan del contexto, de los datos, de los testimonios. Y eso está deformando la información". En la edición diaria de 'Bogotá', este diario se distingue por la forma de escribir y de presentar la noticia, con recuadros de contexto histórico y cronologías. "Nosotros no somos la noticia escueta, y el propio Fidel Cano nos anima a interpretar, a opinar. Es un modelo muy riesgoso, pero es el indicado para distinguirnos de la competencia", confirma Araújo.

En televisión prima el relato de registro, sin que sea posible distinguir autores (como no sea por la voz en off o el crédito de la nota informativa). La sección 'Historia central' es la excepción que confirma la regla. Si bien está estructurada sobre la composición de géneros yuxtapuestos, esto es, notas acompañadas de entrevistas, análisis e incluso opinión en torno a un solo tema, y mediadas por un conductor en estudio que mantiene la perspectiva fragmentada, al final, como anota el editor Díaz, las audiencias arman la totalidad de la historia.

El uso del directo televisivo ha sido cuestionado por sus sesgos sensacionalistas, pero sin duda ofrece la narrativa de la inmediatez propia del medio. El director de Citytv afirma que no se debe desechar, pero que hay que ser cuidadosos y responsables. En esa y otras narrativas dice que "cada día deberíamos exigir mayor respeto por el dolor ajeno en la forma y en el fondo de las noticias". Díaz refuerza la idea al afirmar que le apuntan incluso al reportaje en vivo. Para ambos, lo formal está cruzado por la inserción de los lenguajes multimedia, que es un empeño de la CEET. No obstante, Restrepo reconoce que "estamos enviando mensajes negativos que afectan la percepción de seguridad y que no representan la realidad, pero que son impactantes".

Precisamente fue Citytv el canal que transmitió en directo el caso del exsuboficial que se tomó una sede bancaria del centro de Bogotá, y los reporteros ingresaron al sitio cuando el desesperado hombre solicitó la presencia de los medios. City mantuvo el directo incluso cuando agentes secretos se mezclaron con el grupo de periodistas, redujeron al exmilitar y liberaron a los rehenes. Para Restrepo, el hecho hay que juzgarlo con base en el resultado, que no dejó heridos ni víctimas, ni dio mucho tiempo para pensar. Para Díaz, en cambio, el cubrimiento despertó reacciones encontradas y suscitó un debate en la redacción. Por eso el editor no vio apropiado que el cubrimiento se hiciera en directo y que el control de la situación (en medio de su descontrol emocional) estuviera en manos del exsargento y no de los periodistas, lo que hubiera podido terminar en tragedia.

En el medio radial, el lenguaje se adapta como en ningún otro medio al perfil sociocultural de la audiencia. En palabras del director de Alerta Bogotá: "La crónica roja es el contenido principal de este espacio radial; en un 50% hacemos ese estilo de periodismo con una jerga netamente popular, lo que decimos siempre es la verdad, pero transmitido en el lenguaje del estrato socioeconómico uno y dos".

Enfoque y énfasis informativos (elprimero es encuadre, el segundo es toma de posición en relación con la línea editorial)

Los diarios impresos, perfilados hacia el análisis y la interpretación en el mercado mediático, tratan de cumplir esta función sin arriesgar el mercado; por eso están en constante revisión y reenfoque: El Tiempo refleja cierta neutralidad en el manejo de la información, y El Espectador intenta subrayar sus diferencias.

En El Espectador, los directivos manifiestan que el tema de la seguridad en Bogotá está politizado, porque hay muchos intereses en juego. Como el diario ha mantenido una línea de oposición al gobierno y una postura crítica frente a la política de 'Seguridad Democrática', el tema prioritario de seguridad en Bogotá fue el de los "falsos positivos", "pero no se encuadró como un asunto de orden público, sino como un reflejo de la complejidad de la guerra", afirma el subdirector, Jorge Cardona. Han publicado informes de la penetración de las bandas emergentes y de la guerrilla en Bogotá, así como de otros grupos delincuenciales, y han sostenido una "postura editorial vertical" sobre la legalización de las drogas. Sin embargo, los temas no se enfocan a la denuncia directa, porque "no es el tono del periódico. El Espectador no ha sido de un tono fiscalizador, acusador y moralista, sino de defensa de la sociedad. Es un diario muy escéptico en el manejo de la información, desconfía de todo, en particular de las autoridades judiciales. Hace investigación, pero no denuncias públicas", añade Cardona.

El Espacio refleja una línea editorial de corte oficialista cuando difunde las políticas y los programas de seguridad, casi siempre con tono positivo, más crítico si se relacionan con el gobierno distrital. Por política editorial, no se cubre el conflicto armado: nada de justicia, ni de paramilitarismo, ni grupos al margen de la ley, ni "falsos positivos"; son temas vedados. Como el dueño del periódico, Jaime Ardila, fue secuestrado durante varios meses por las Farc, evitan todo lo relacionado con el conflicto armado8.

Aunque Hoy maneja un tono más neutro, y no tiene ni editorial ni columnas de opinión -como sí las tiene El Espacio-, los redactores dicen que muchas notas llevan carga de denuncia y se constituyen en primicia. En general, los medios de la CEET tienen cercanía con el ministro de Defensa Juan Manuel Santos, y aunque los editores lo nieguen, alguna influencia ejerce, al menos en prácticas de autorregulación al momento de la selección temática o de la construcción informativa.

En los dos canales locales de televisión, los directores insisten en que no hay temas vedados y que pueden hablar abiertamente de todas las problemáticas. No obstante, De la Rue, de Canal Capital, hace énfasis en que al lado de las quejas hay que hablar de los aciertos de la administración. El editor de City, en cambio, señala que sí hay temas vedados, "si tocan a la Casa Editorial o si le son adversos a sus intereses". En cuanto al énfasis, Darío Restrepo afirma: "Tenemos una mirada crítica, pero no de oposición, que va en busca del necesario análisis". De la Rue señala que en Canal Capital también miran lo positivo, hasta el punto de "defender una tarea". Para Herrán, este canal es abiertamente oficialista e incurre en lo propagandístico.

Indicadores de verificación, precisión e investigación periodísticas
Por las entrevistas realizadas en prensa, se puede inferir que de estos estándares de calidad se ocupan básicamente los jefes de redacción y los editores. Son ellos los gatekeeper que cotejan la información y le dan el aval antes de salir publicada, sobre todo en El Espectador, donde la mayoría de redactores son muy jóvenes. En los tabloides estos procesos quedan en manos de los reporteros.

En El Tiempo sí se verifica, afirma Cortés, "Sobre todo porque los periodistas están cada vez más expuestos a los jueces que los bandidos o los criminales. Entonces, como editor, cada vez que me traen una historia de ese tipo, tengo que chequear, y muchas veces le consulto a un abogado del periódico, y en el 8o% de los casos los abogados terminan diciendo que eso no se puede contar así. Entonces, el editor, apoyado por el consejo de redacción, debe tomar la decisión y jugársela toda, advertido de los riesgos".

En lo que coinciden varios entrevistados es en que no existe un modelo confiable de cifras de seguridad en la ciudad, no hay una metodología seria, y cada institución las presenta según su conveniencia. A los periodistas les corresponde recabar esas cifras y en lo posible contrastarlas, con ayuda de expertos, como lo hace El Tiempo. Aclara Yesid Lancheros que siempre revisan metodología y margen de error de las encuestas, "Y nos da más confianza una encuesta, como la de la CCB, que entrevista a 8.ooo personas en 20 localidades, que encuestas como la de Alfredo Rangel, con 28o personas en 4 localidades, y con un margen de error del 8%, para concluir que la seguridad ha mejorado en Bogotá".

En Hoy hay mayor verificación y rigor que en El Espacio, según afirman los periodistas que se formaron en esa escuela. En este último tabloide se dejan las cifras de seguridad para la sección de información distrital, "porque a nuestros lectores no les interesa. De todas formas, le creemos más a Medicina Legal, que no puede mentir, y a la Fiscalía, que lleva la investigación por cada homicidio".

En la radio, dicen los entrevistados que dejan las cifras para medios más reposados y analíticos, como periódicos y revistas semanales; de hecho, algunos periodistas asumen este factor de precisión como el valor diferenciador entre la prensa escrita y la radio.

La confianza en los periodistas aparece como una constante en las rutinas periodísticas de los dos canales televisivos. Si bien en Citytv tienen un editor con funciones específicas, no siempre hay tiempo para corregir las informaciones que se emiten, "Pero se cree en los periodistas, en su responsabilidad y en su olfato". Díaz dice que "Todo el equipo conoce el Manual de la CEET" y con base en él asumen sus compromisos profesionales. Reconoce que ha habido equivocaciones, pero que el grupo -donde se mezclan reporteros jóvenes y veteranos- está en permanente proceso de formación. "Somos un canal escuela -dice Restrepo- donde los capacitamos en las partes técnica, jurídica y leyes vigentes en relación con el manual y un decálogo ético". En City buscan dar contexto o antecedentes: "Especialmente cuando trabajamos la historia central", asegura Díaz. En City tienen por principio la sospecha frente a las cifras, porque ha habido errores cuando se confían demasiado en las fuentes.

Para sorpresa de todos, Jairo Jácome, de Canal Capital, dice que aun tratándose de cifras oficiales: "Uno tiene que confiar en esas cifras y el canal no puede decir que son mentiras porque sería un escándalo muy grande" (1).

Indicadores desde la emisión y recepción

Impacto de la información y de la agenda propia
Curiosamente, según las entrevistas, los periodistas que crean agenda propia son los de El Espacio, porque a falta de consejo de redacción, ponen los temas del día. Y en segundo lugar El Espectador, que sigue aplicando las lógicas de producción de su época de semanario, cuando trataba de desmarcarse de las agendas estandarizadas de los medios. El Espectador sabe que sus historias de Bogotá tienen mucha acogida. Sin embargo, comenta el subdirector que por estudios con focus group que ha realizado el periódico, se ha detectado una especie de agotamiento en los lectores por el tema judicial. De ahí que le hayan bajado un poco el perfil a esta información, para no "judicializar" la agenda. En El Tiempo, los editores sí están convencidos de que el tema judicial vende y tiene mucha lecturabilidad, porque lo que más interesa es el drama humano detrás de las historias.

Ricardo Rondón piensa que lo que ha vendido tradicionalmente a El Espacio y le ha dado un sello propio es la foto grande, y el título en rojo, destacado. "En este tipo de periodismo la foto es la vendedora; El Espacio es gráfico; y el titular tiene que ser certero y producir el efecto movilizador en el lector, que lo compre. Y así lo ha hecho por cerca de 45 años".

Feedback y modalidades de participación de las audiencias
La CEET introdujo la figura del reportero ciudadano, básicamente en los "zonales" y en Citytv. El experimento funciona exitosamente, según Ernesto Cortés, el impulsor del proyecto copiado del Brasil. Se reúnen una vez al mes y analizan las cuatro ediciones semanales, junto con la editora del zonal. Durante una hora discuten los temas, las primeras páginas, y definen temas para otras ediciones. En estos tabloides predomina el tema de seguridad.

La figura del reportero ciudadano es cuestionada porque no es fácil verificar lo que escribe; pero Cortés dice que los editores están vigilantes. Y cuando hay investigaciones complicadas, las asignan a periodistas de la redacción. Sin embargo, la figura del reportero ciudadano tiene detractores entre los entrevistados de otros medios, que consideran que el periodismo ciudadano se presta para estigmatizaciones y sindicaciones gratuitas.

En los canales locales de televisión, el contacto con la gente aparece durante la preproducción informativa. Ambos canales buscan que haya participación ciudadana durante la emisión. Díaz dice que cada vez les dan más importancia a los reporteros ciudadanos y mantienen "línea abierta" con sus televidentes, en las dinámicas de la alarma temprana y como fuentes y narradores de sus propios hechos, en secciones como "Bárbaros". En los noticieros participan con fotos, videos o informaciones elaboradas. La condición es "nunca comprar material o pagar por su consecución".

En cambio en la radio, donde también ha emergido esta figura del reportero ciudadano, algunos medios reconocen que dan un estímulo económico a estos colaboradores espontáneos; otros medios más conservadores no aceptan esta figura. Juan Gossaín está en total desacuerdo: "Esa es una tendencia de la televisión, un poco pintoresca, incluso trivial. He visto casos en que se le dice a la gente: 'Sea usted el reportero', y frente a eso hay muchas venganzas de barrio, de simples enconos, donde una persona denuncia a otra ante el inspector de policía del barrio simplemente por venganza, porque no tiene el sentido periodístico de la información. Una cosa es que el ciudadano le informe al periodista, sea fuente, y otra es convertirlo en reportero de la noche a la mañana".

Juan Manuel Ruiz le da un valor distinto al ciudadano reportero, aunque no lo pone en práctica en RCN. "Creo que tarde o temprano el ciudadano se ganará ese espacio sobre la premisa fundamental del civil journalism, que dice que la información es un bien público. Antes se tienen que romper algunos esquemas del periodismo tradicional. Tal vez es riesgoso, pero el periodista profesional está para constatar los hechos".

En El Tiempo están institucionalizados los paneles de lectores. Y según cuenta el editor jefe, la falta de seguimiento informativo a ciertos hechos es la queja reiterada de la gente. "Dicen que divulgamos algo y luego cae en el olvido total. Y cuando hay casos alarmantes, como las bombas o el profesor víctima de la bala perdida, las audiencias esperan resultados, desenlaces, que no dan ni las autoridades ni los medios. Todavía no sabemos siquiera qué pasó con la bomba que pusieron en la estación de policía en Suba, que fue hace un año". Pero sin duda la interacción más eficaz con los lectores se obtiene a través de Internet; al menos para los periodistas de la CEET se ha convertido en un sensor de lo que está demandando la gente en materia informativa.

El Espectador tiene menos canales de interacción con los lectores. El editor de 'Bogotá' dice que en la sección de 'El Mono de la Pila' dan cabida a las quejas de los lectores, y aunque no es fija, es muy importante, por ser la voz del ciudadano.

Percepción y construcción social de la información sobre seguridad
La mayoría de los periodistas de prensa entrevistados califica con menos de 3 la seguridad en Bogotá (en una escala de 1 a 5). Y no es cuestión de esta Alcaldía, sino que viene de tiempo atrás. Cuestionan que una ciudad con tantos problemas sociales solo tenga 2.00o policías, y con frecuencia se denuncien casos de agentes corruptos e involucrados en delitos. Para todos los entrevistados, la inseguridad en Bogotá es asunto real, no de percepción ciudadana o de construcción social de los medios. Varios de ellos piensan que el alcalde Samuel Moreno no ha sabido gobernar ni "coger el toro por los cachos" en materia de inseguridad.

Para el editor jefe de El Tiempo, los temas más graves en la ciudad son: las pandillas, el hurto de residencias, los desplazados, el consumo de drogas, que en Bogotá es dramático... : "La gente siente impotencia y rabia, sobre todo porque ve que los medios no están contando eso que está pasando en la calle; ahí tenemos una deuda con los lectores. Por eso terminan quejándose en Facebook y ponen a circular correos en internet que uno nunca sabe si son historias reales o de mentiras. Leyendas urbanas que surgen de la impotencia [.] Uno, como editor de un tema local, ve todos los días que los medios son una esponja de los dramas que la gente le cuenta. Eso no es percepción, eso está pasando: la victimización es cada vez más alta. Pero la percepción de inseguridad es producto también de la falta de respuestas de las autoridades a los hechos delictivos más impactantes y frecuentes", explica Cortés.

Para los reporteros judiciales de El Tiempo, los temas más complejos, que merecen mayor cubrimiento, son narcotráfico y sicariato. Para los de Hoy es la inseguridad en las calles. Por eso, cuando la CCB saca su estudio de percepción de seguridad, para ellos no es nuevo. Añaden que las autoridades distritales deberían comenzar a revaluar la formación en pedagogía ciudadana de la Policía, que todavía usa métodos represivos de control, y generan así más violencia e inseguridad.

Para Rondón, con 20 años de inmersión en la Bogotá profunda, "Esta es una ciudad que se ha ensanchado de manera monstruosa, con problemas estructurales graves, como los desplazados, la corrupción política, el desempleo y el crimen doméstico, cuya causa principal es la ignorancia, la falta de valores".

Los periodistas de El Espectador opinan que el tema más aberrante de los últimos años ha sido el de los "falsos positivos". Esa denuncia -de la que se atribuyen la primicia junto con Hoy- obliga a un seguimiento estrecho.

Más que en otros medios, las audiencias radiales tienen amplia posibilidad de participación, especialmente cuando informan sobre sus problemas locales. En este sentido, hay reciprocidad por parte de los periodistas: "Tratamos de estar en sintonía con la ciudadanía; la gente se comunica con nosotros, nos cuenta sus problemas y en la medida de lo posible intentamos resolver los que estén a nuestro alcance", asegura Juan Manuel Ruiz, de RCN.

Respecto al estado de seguridad en la capital, el director de City tiene la idea de que no se ha desbordado, a pesar de tanta pobreza. Díaz, por su parte, califica la seguridad en Bogotá con 2,5; dice que el fenómeno es real y no de percepción. Señala que faltan lugares por visibilizar y que traducen inseguridad, especialmente en los estratos más altos, y que hay que trabajar más con la exposición del "fleteo" (el seguimiento a personas que retiraron dinero del banco para luego asaltarlas), e incrementar las acciones de control y prevención.

De la Rue, de Canal Capital, recomienda que los otros medios no procesen de forma tan negativa información sobre la ciudad, porque no reflejan la realidad y, de manera prejuiciosa, toman partido. Le parece que no es tan grave la inseguridad, y que las cifras no siempre se manejan de forma transparente.

Indicadores de independencia

Presiones propias o externas, amenazas, tutelas, rectificaciones, demandas, vetos, autocensura, acoso judicial, estigmatización, garantías laborales y profesionales

Contrario a lo que podría pensarse, los periodistas judiciales no son ni los más amenazados ni los más demandados, aunque sí reciben presiones; al parecer, tienen mecanismos de autorregulación establecidos por cada casa editorial que les evitan problemas. Esta tranquilidad también se las da el proceso de verificación y contraste de la información que antes aseguraron cumplir.

Para Ernesto Cortés, la mayoría de las presiones que reciben proviene de las entidades a cargo de las cifras de seguridad, y también "de adentro, cuando nos advierten: 'cuidado con el tema'. Hoy los jefes dudan más que antes. También llega mucha presión de mandos medios de ministerios, Policía o Ejército". Agrega que en 15 años en el periódico nunca ha sido censurado ni le han vetado temas. "Incluso, una vez me dijo Enrique Santos: cada vez que venga Juan Manuel Santos a pedir algo, me cuenta. Una vez llamó, le avisamos, y el ministro no volvió a llamar". Para Lancheros: "Molestan mucho el gobierno nacional y la Alcaldía, preocupada por la mala imagen; pero la Policía no". Las rectificaciones y aclaraciones no son frecuentes en el diario El Tiempo; a veces quedan consignadas en las secciones del 'Defensor del Lector' o en el foro de los lectores, pero los casos más graves los estudian los abogados, quienes deciden si van para rectificación o para aclaración.

Llama la atención que los reporteros de los dos diarios populares afirman tener fluidas relaciones con la Policía y con las fuentes distritales de seguridad. Los de Hoy dicen que los funcionarios del Distrito no ejercen presión, porque "les gusta que uno cuente la realidad". Una prueba más de la cercanía de los tabloides -cuyo objetivo primordial no es denunciar ni confrontar los poderes- a las fuentes oficiales.

En El Espectador se cuidan de firmar las notas de la sección judicial, y las demandas las afronta el director del periódico. Pero no tienen ningún proceso abierto. Araújo dice que con quien más problemas ha tenido es con las Fuerzas Militares y de Policía. "Ellos tienen como una orden de mejorar la percepción de la seguridad ciudadana, pero no de mejorar los resultados". últimamente, las mayores presiones han llegado por cuenta de los "falsos positivos" de las Fuerzas Armadas, pero no hay ninguna demanda en curso.

En radio, la veterana periodista judicial Grace Vanegas opina que todas las fuentes presionan a los periodistas: "Aunque, las Fuerzas Militares presionan mucho más porque manejan un interés estratégico en la información [.] Hay fuentes que reclaman por lo que se dijo al aire; fuentes que piden con mayor intensidad que saquemos 'X o Y' información. Pero en ese tema la empresa es totalmente independiente".

Darío Restrepo, de Citytv, enfatiza en la independencia de su trabajo ante las fuentes que representan poder, y dice que siempre tienen oportunidad de expresarse. Agrega que las fuentes oficiales no están contentas y que se molestan con su perspectiva crítica, pero que cuando se quejan, las invitan a que expliquen sus actuaciones en espacios de entrevistas.

De la Rue dice que nunca recibió presiones desde ningún sector. Entiende que las audiencias vean el canal casi como una vocería de la administración. Herrán, por su parte, opina que debido al soporte financiero, el margen de independencia del canal es bastante estrecho. El periodista Jácome, de Canal Capital, dice que para evitar presiones maneja la cordialidad, la diplomacia, hasta "llegar a un acuerdo con la información". Cuenta que fue amenazado verbalmente dos veces por dos oficiales del Ejército debido a una información, el caso llegó al ministro de Defensa y los oficiales salieron de sus cargos.

Indicadores de ética periodística

Adecuación social de los contenidos (en relación con el target del medio)

En este punto, las emisoras radiales dicen conocer los gustos de sus audiencias y aseguran que sus contenidos responden a sus inquietudes o demandas de información. "Hacemos noticias sobre esas localidades, esos barrios. Noticias que de un momento a otro adquieren importancia para el resto de medios, al punto de que muchos medios capitalinos registran nuestras noticias de igual manera", afirma el director de Alerta Bogotá.

En RCN, Juan Gossaín hace una diferenciación conceptual importante para el tratamiento de la información de seguridad: "Hay una línea, a veces borrosa, que separa la seguridad de la criminalidad. En los medios hay una tendencia a confundir terrorismo con inseguridad, haciendo de ambas una sola cosa. Es entonces cuando la gente tiene la impresión de que si no volaron un supermercado con una bomba, no hay inseguridad; lo que realmente le preocupa es la inseguridad que afecta su vida diaria, que no tiene qué ver con la excepcionalidad del terrorismo. Entonces los que están fallando son los medios en su manera de informar".

Proporcionalidad de las informaciones. Sensacionalismo, amarillismo

Los periodistas de El Espacio afirman que ellos mismos tratan de autorregularse, porque el subdirector no se cuida en el uso de los términos, a menudo prejuiciosos, ni de las imágenes, y es quien titula casi todo el periódico, con sus habituales excesos. En cambio, los reporteros de Hoy niegan el carácter sensacionalista del tabloide.

"En City Tv hay un principio que se respeta desde los tiempos de Juan Lozano: no mostrar drama", afirma Cortés. "No mostramos imágenes en primer plano, ni sangre ni mujeres o niños en estado de indefensión, llorando". Añade que en El Tiempo, los lectores hacen cantidad de críticas por amarillismo cada vez que publican en primera página una imagen cruda, como la de Raúl Reyes acribillado. "Pero, como la red aguanta todo, entonces lo que tú no publiques en El Tiempo o en el punto.com, lo encuentras fácilmente en Youtube o en Facebook [...] Aquí tuvimos una polémica muy fuerte porque el diario popular publicó las fotos del niño Luis Santiago muerto, que filtró una fuente de la Policía, y eso empezó a rodar por internet. En Hoy no tenemos ningún problema en sacar esas fotos, pero aquí en El Tiempo hay un permanente debate ético". Para Cortés, los lectores son los principales sensores del amarillismo: "Cuando sacamos la foto del guerrillero que le quitó la mano al otro, eso armó polémica, y los lectores rechazaron el manejo que dio el periódico, por traspasar unos límites éticos".

En Citytv, Darío Restrepo dice: "Por principio no mostramos sangre, ni cadáveres, ni imágenes escabrosas o que llamen al morbo, y cuando son necesarias, las tomamos a una prudente distancia".

El subdirector de El Espectador dice que los temas escandalosos: "Son arrastre de la televisión; toca pegarse, pero no le damos tanto despliegue. En lo particular, yo aboliría todo eso, porque es un periodismo judicial mal hecho, morboso, escandaloso, descontextualizado, maniqueo, moralista". En cuanto al manejo de la fotografía, afirma Cardona: "En los periódicos tradicionales en Colombia, salvo los amarillistas, son demasiado 'semiológicos' para mostrar la violencia, y eso le está haciendo tremendo daño al periodismo. A los medios impresos les da pavor mostrar la guerra como es; aquí muestran unos pies. Mientras las publicaciones europeas ilustran las guerras con fotografías de primeras páginas del horror de la guerra, nosotros escondemos la realidad. Somos políticamente correctos. En lugar de mostrar la tragedia, mostramos fragmentos de las víctimas, presentamos imágenes que desinforman".

En la radio, algunos directores aceptaron haber incurrido en sensacionalismo y amarillismo. "Nos ha ocurrido, pero nos queda la tranquilidad de que lo hemos percibido y lo hemos combatido a tiempo. Desde el punto de vista humano ese tratamiento es morboso y desde el punto de vista de las víctimas es terrible: ventilar en público sus lágrimas y su dolor. Eso es de lo más infame", dice el director del sistema informativo de RCN.

Alerta Bogotá, el medio más atacado por este tratamiento, se defiende: "Alerta maneja una jerga popular y ese es nuestro argumento para enfrentar a quienes nos han atacado de sensacionalistas. Lo que hacemos es hablar como habla la gente; plasmar en las cuartillas la manera como la gente relata los hechos. Por fortuna, tenemos la defensa del mismo pueblo, porque el pueblo habla así, con palabras fáciles de digerir", asegura Francisco Romero.

La mayoría de periodistas radiales admite haber sido sensacionalistas con el caso del niño asesinado por su padre. "No solamente Radio Santa Fe, sino todos los medios respecto al desenlace de la noticia", dice Juan Pablo Latorre. Frente a este tema, el maestro Gossaín hace una exhortación: "La inseguridad no puede conducirnos al sensacionalismo. Una cosa son las cifras de robos, atracos, secuestros, y otra cosa distinta es la explotación morbosa de la inseguridad, es decir, del crimen o de la muerte".

Respeto por la intimidad, leyes protectoras y seguridad de las fuentes. Juicios paralelos. Manejo de la imagen

También en este aspecto, la autopercepción de los periodistas es alta; pero responde más a temor por posibles demandas que a un conocimiento profundo de la ley y de los códigos periodísticos. El Espacio es el medio que recibe más demandas, tutelas y quejas, sobre todo por la crudeza de las fotos, que lesiona el derecho a la propia imagen. En el caso del niño de Chía, se publicó el cadáver del niño, porque el jefe de prensa del Gaula mandó las fotos a todos los medios (ahora enfrenta cargos disciplinarios).

Rondón admite que antes El Espacio salía muy descarnado, pero hoy se cuida mucho. "Buscamos que el muerto salga lo más limpio posible; incluso a veces limpiamos la sangre de la calle con photoshop [...]". En Hoy: "Los reporteros gráficos saben que no pueden hacer un primer plano de una persona herida; solo del sitio, pero no del muerto", dice Jairo Barón.

Los reporteros de Hoy afirman que siempre respetan la presunción de inocencia, "y no utilizamos las expresiones condicionales, ni el 'presunto' ni el 'supuesto'. Siempre decimos sospechoso, señalado, inculpado. Nunca el 'presunto', porque le quita peso a la información. En el caso de los detenidos, nunca usamos 'retenidos' ni 'reo'. Cuando ya hay medida cautelar, y si hay méritos para investigar, decimos que la persona está presa". Los cronistas de El Espacio también aseguran que respetan la presunción de inocencia, "y siempre utilizamos el presunto". En El Espectador, el vigilante obsesivo de la presunción de inocencia es Jorge Cardona: aunque todas las evidencias apunten a un victimario, nunca se le señala como tal.

A lo que más teme Jorge Cardona es a los juicios paralelos mediáticos. "Soy enemigo de esos formatos donde los periodistas posan como jueces para acabar condenando al funcionario. Y después la justicia, movida por todo ese espectáculo mediático tiene que entrar a condenar. Odio esos juicios jacobinos, esos linchamientos, esos periodistas inquisidores que quieren meter a todo el mundo a la cárcel, y en esas vainas hay muchas injusticias".

Con el Código del Menor sí han tenido más problemas los periodistas, en general, que terminan inhibidos para trabajar estos temas, debido a tantas restricciones. Bienestar Familiar ha dictado talleres en los distintos medios para dar a conocer esta reglamentación, que impide la divulgación de fotos o imágenes de menores involucrados en hechos criminales, aunque estén autorizadas por los padres. En consecuencia, hay información sobre menores que no se puede publicar, sobre todo la relacionada con menores delincuentes.

En Caracol Radio, la reserva de la fuente es uno de los valores periodísticos que más se defienden, según los periodistas entrevistados. Ante todo buscan proteger el buen nombre de cualquier persona. Francisco Romero, director de Alerta Bogotá, afirma: "En días pasados, Juan Gossaín hizo un editorial donde manifestaba que a él tendrían que esculcarle el cajón, ya muerto, para poderle encontrar las fuentes, porque nunca las revelaría. Nosotros no revelaríamos la fuente ni porque nos lo exija un tribunal, ni por presión política ni por presión ciudadana. Ese es el valor que como periodistas nos enseñaron".

Según Carlos Mario Díaz, en City respetan la reserva de la fuente dentro de los parámetros legales, cuidando de que "no nos manipulen echando mano del olfato". Agrega que tratan de no mostrar la identidad de los capturados hasta que haya acciones legales en firme. De la Rue, de Canal Capital, hace énfasis en que se respeta la presunción de inocencia, el manejo equitativo de fuentes; que preferiría salir 'chiviado' a trabajar con filtraciones o procesos escondidos y a mostrar imágenes crueles.

Entre los temas éticos más delicados está la reivindicación de un acusado que resulta absuelto. Los periodistas reconocen que les suscita dilemas éticos, porque tiene que ver con deformaciones profesionales del proceso investigativo, y una vez que se pone en la picota pública a alguien, es difícil revertir el daño moral infringido.Y aunque la mayoría de los periodistas afirma que no son frecuentes casos de victimarios inocentes, que salen libres de la cárcel, El Espectador sí reivindicó la imagen del supuesto violador de Bosa, a quien casi linchan los vecinos. Salió en portada con un título polémico: "Violado por el Estado".

Coherencia con los códigos, manuales y decálogos éticos de periodismo

Debido a que últimamente los periodistas están en la mira de los jueces, se han extremado los controles de calidad en los medios y se les están dictando talleres a los periodistas sobre los riesgos a la hora de informar. En la CEET dicen estar muy familiarizados con el manual de estilo y seguirlo a pie juntillas.

De los cuatro medios radiales consultados, RCN y Caracol tienen un manual o criterios establecidos para producción de piezas periodísticas. De acuerdo con el subdirector de RCN, el sistema informativo de la cadena básica cuenta con su propio manual, que sirve de guía a las 14 emisoras.

En el caso de Caracol, Grace Vanegas afirma: "Sí tenemos unos parámetros sobre el manejo de la información. Por ser radio, siempre tratamos de usar un lenguaje muy sencillo y de tener la mejor calidad de sonido al aire; que las grabaciones salgan perfectas, muy nítidas". Dice que no hay decálogos éticos como tal, aunque "en Caracol el valor más defendido es la ética periodística; se hace énfasis en la rectitud que debe caracterizar a todos los periodistas, en no tener ningún tipo de relación o compromiso político con las fuentes, en ser imparciales y veraces con la información".

Germán Hernández, jefe de redacción de Radio Santa Fe, verifica personalmente los parámetros mínimos de una noticia: "A veces, por el volumen de trabajo, no es fácil estar encima de todos, pero por lo menos se les exige dos fuentes por nota. No publicamos lo que tenga una sola fuente, salvo que sea una rueda de prensa porque es difícil contrastar esa información, pero cuando son trabajos exclusivos, cuando se trata de investigaciones propias, sí exigimos dos o tres fuentes", explica Hernández. La emisora Alerta Bogotá tampoco tiene en cuenta el manual para adecuar sus contenidos, y prefiere mantener su propio estilo, el cual mantiene hace más de 40 años.

En cuanto a la figura de un defensor de los oyentes, Juan Gossaín destaca la ausencia de este personaje en la radio colombiana: "No tenemos esa figura en RCN. Cuando Consuelo Cepeda fue nombrada como defensora del televidente en RCN, también trabajaba con nosotros en RCN Radio y yo formulé la pregunta: ¿por qué hay ombudsman, defensores de los lectores, y defensores de los televidentes y no los hay en la radio ? No he tenido respuesta todavía".

Indicadores de formación e idoneidad profesionales

Nivel de educación, actualización, pertinencia de estudios, trayectoria profesional, coherencia con el perfil y cualificación

En general, el perfil de los periodistas judiciales de prensa se ajusta a las mismas características: son reporteros de calle; no de escritorio. Recorren las cortes, las fiscalías, los juzgados y las escenas del crimen. De los doce entrevistados, solo uno no es profesional. De este grupo de periodistas, los más autocríticos en sus percepciones sobre el manejo de la información judicial tienen los cargos de mayor responsabilidad. Ejercen un magisterio que se revela en sus respuestas. Por su parte, los reporteros manifiestan una elevada percepción de su oficio, como tomada del deber ser aprendido en la universidad, aunque sus textos revelen prácticas y rutinas menos reflexivas y rigurosas.

Llama la atención que dos de los reporteros de la CEET hicieron su escuela en El Espacio, lo que demuestra que a los grandes medios les interesa explorar la fórmula del éxito del más antiguo tabloide popular del país.

Se advierte que El Espectador ofrece los mejores salarios a los editores y jefes de redacción, aunque el equipo de redactores de la sección Bogotá está integrado por jóvenes practicantes y recién egresados (periodistas "emergentes, practicantes y juniors", pero no hay "seniors", o sea, profesionales). En El Espacio varía sustancialmente el perfil del jefe de redacción, Ricardo Rondón: empírico, con más de 20 años en el periódico, maestro de la crónica judicial de las nuevas generaciones. Valga aclarar que no fue posible entrevistar al subdirector, Alberto Uribe, quien lleva más de 40 años en el cargo y nunca concede entrevistas.

Según las impresiones de los entrevistados, en el periodismo radial las carencias son visibles, frecuentes e imperdonables. Frente a esto, Juan Manuel Ruiz, de RCN, dice que la empresa está comprometida con la capacitación: "Nosotros buscamos actualizarnos a través de cursos. A diferencia de la prensa y la televisión, el producto radial se mantiene vivo las 24 horas, entonces nuestro tiempo de capacitación es limitado. Yo, como subdirector, invito a un fiscal o un exfiscal, a un ministro o exministro para estos fines. En la certificación ISO 2001 que se le entregó a RCN a propósito de sus 60 años, quedó consignado el compromiso de actualizar con más rigor".

Sobre estos indicadores, Francisco Cifuentes, periodista desde hace diez años de las fuentes judiciales en RCN, señala: "Normalmente, a los periodistas más jóvenes se les hace una capacitación porque entran 'tambaleando' debido a que no conocen el terreno. Aquí evitamos que el medio tenga que salir a rectificar porque no se contó la noticia como era". Juan Gossaín les pide a los periodistas: "Primero confirmen la información, no tenemos afán de protagonismo, hay que verificarla y luego emitirla". Otros medios como Alerta Bogotá y Santa Fe aprovechan invitaciones de entidades como Medicina Legal, la Policía, la Fiscalía, Ministerio de Justicia, entre otras, para actualizarse, por ejemplo, en las normas del nuevo Código de Policía de Bogotá.

Según Juan Manuel Ruiz (RCN), el periodista judicial debe ser, preferiblemente, comunicador social-periodista y tener conocimiento del derecho. Admite que todavía no tienen un periodista con esas competencias, pero ese es el perfil al que le apuntan. Grace Vanegas, de Caracol Radio, considera que "el reportero judicial debería tener un perfil más social, orientado hacia la prevención en el tema de la seguridad".

De los salarios, los periodistas radiales prefirieron no hablar. Sin embargo, se sabe que hay diferencias en ingresos, incluso entre periodistas que trabajan en la misma fuente y medio, según el tiempo de vinculación con la empresa. En los dos canales de televisión la planta judicial es escasa y trabaja con reporteros jóvenes, con formación académica. En Citytv han contratado recientemente periodistas de mediana experiencia para ejercer como editores, pero a la mayoría de reporteros les falta experiencia.

Para María Teresa Herrán, los salarios de los periodistas en Canal Capital son muy bajos y tienen jornadas laborales agotadoras. En Citytv hay mejores salarios y condiciones laborales más aceptables, aunque los constantes recortes crean incertidumbre en el equipo. No hay profesionales con posgrados.

Conclusiones

  • Como lo señaló un periodista argentino de la sección judicial, "la realidad es más 'amarilla' que la noticia misma" (Martini y Luchessi, 2004). Este estudio sobre las prácticas de los periodistas judiciales permite llegar a una conclusión similar: los 28 entrevistados dan prueba de que la baja y reiterativa percepción que tiene la ciudadanía sobre la inseguridad en Bogotá se ajusta a la realidad; no es inducida por los medios.
  • La creciente percepción de inseguridad en Bogotá se debe, según varios de los entrevistados, a la falta de resultados de las autoridades. Análogamente, los medios se dedican a hacer periodismo de irrupción y de registro, y olvidan el seguimiento informativo, con lo que la ciudadanía tampoco se entera del proceso y desenlace de los delitos de mayor resonancia.
  • Al contrastar las autopercepciones de los periodistas con los estándares de calidad que manejan en la información judicial, llegamos a la conclusión de que los reporteros judiciales no se caracterizan por la autocrítica. En el análisis de las piezas se constataron prácticas periodísticas deficitarias, que llevan a la creciente dependencia de las fuentes institucionales y oficiales, y al abuso de las fuentes personales (para subrayar los efectos dramáticos de la información). Los periodistas suelen recurrir al testimonio como prueba irrefutable; a la contraposición de protagonista del acontecimiento y antagonista, con sus variaciones emocionales; al exceso de cifras sin contexto ni expertos que las avalen.
  • Sin embargo, los directores, jefes de redacción y editores de la mayoría de los medios se muestran más autocríticos de su trabajo y son conscientes de su función como maestros y orientadores en las redacciones.
  • Quedó establecido que algunos medios, en una actitud de independencia frente a las fuentes militares y policiales, validaron las denuncias de la comunidad en el caso de los jóvenes desaparecidos de Soacha y así destaparon el escándalo de los mal llamados "falsos positivos" (cuya primicia se atribuyen Hoy y El Espectador).
  • En los medios de la CEET la multimedia ha impactado las prácticas periodísticas, y en el caso de la fuente judicial, se arma equipo entre periodistas de distintas secciones para abordar un tema desde distintos enfoques.
  • La prensa es el medio que cuenta con más periodistas especializados en el área judicial, que como jefes de redacción o editores aportan criterio informativo y enriquecen las miradas al hecho delictivo. Sin embargo, la presencia de periodistas cada vez más jóvenes en las redacciones los obliga a extremar los procesos de verificación y revisión del material en tiempos muy limitados, con lo que se afecta la calidad informativa.
  • Es notoria la profesionalización de los periodistas, la mayoría formados en facultades de comunicación, quienes se precian de estar actualizados en la legislación judicial que les compete. No se explica por qué si hay tan elevada conciencia del oficio, subsisten los problemas en el encuadre y en el tratamiento de la información. El periodista parece más preocupado por el rol de "transcriptor" de un suceso, que de un mediador que construye sentido con su trabajo informativo.
  • Por apuntarle a escenarios donde siempre encuentran noticia, los reporteros y medios convalidan los imaginarios de percepción de zonas victimizadas y construidas como escenarios del miedo: el eje Ciudad Kennedy, Ciudad Bolívar y Bosa. Es entonces cuando existe el sur.

Pie de Página

1.Alcaldesa encargada de Bogotá D. C. desde junio de 2011, ante la suspensión del alcalde Samuel Moreno, por estar incurso en las investigaciones sobre el cartel de las contrataciones en la capital.
2.Véase http://www.ceacsc.gov.co/index.php?option=com-content&task=view&id=184, recuperado: 5 de julio de 2011.
3.Lo cierto es que, pasados dos años, los índices de percepción de inseguridad siguen aumentando. Según la última encuesta de 'Percepción y victimización' realizada por la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), y aplicada a cerca de 9.000 ciudadanos, cuyos resultados se dieron a conocer el 31 de marzo de 2011, la victimización aumentó en Bogotá en el último año, al pasar de 37% en el segundo semestre de 2009 al 49% en el mismo periodo de 2010.
4.Así lo hizo en julio del 2008 el gobierno distrital, cuando anunció acciones especiales en los 31 puntos de más altos índices de violencia en la capital, donde se concentra el 30% de los homicidios, lesiones comunes y hurto a personas, y que coinciden con los escenarios más citados en las agendas judiciales.
5.Presidente de Colombia desde agosto de 2010.
6.Las entrevistas de radio estuvieron a cargo de la profesora Claudia Fontalvo; las de televisión, de Mario Morales, y las de prensa, de Maryluz Vallejo.
7.En uso de buen retiro desde el 2010.
8.También manejan con bajo perfil temas que puedan despertar suspicacias, dado que Pablo Ardila, exgobernador de Cundinamarca y heredero de la empresa periodística, pagó cárcel por enriquecimiento ilícito desde el 2007 hasta comienzos del 2011.


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