Introducción
Hasta hace pocos años, el estudio de la participación política de las mujeres migrantes había ocupado un rol poco relevante en los estudios migratorios (Morrison, Schiff y Sjöblom 2008), al considerarse que las migraciones femeninas eran consecuencia de las masculinas, lo que llevaba a invisibilizar las formas de participación y de construcción de los tejidos organizativos generados por mujeres migrantes (Andrijasevic 2010; De Tona y Lentin 2011; Mügge 2013). Actualmente, esta concepción está cambiando gracias a la conceptualización de la capacidad política de las diásporas (Brubaker 2005; Grossman 2019) y al estudio de las prácticas políticas transnacionales ejercidas por personas migrantes (Bermúdez 2009; Guarnizo, Chaudhary y Sørensen 2019; Guarnizo, Portes y Haller 2003), ya sea en el lugar de residencia (inmigrant politics) o hacia el país de origen (homeland politics) (Ostergard 2003).
Estas nuevas comprensiones de la participación se relacionan con la creciente feminización de los flujos migratorios (Sassen 2003), la flexibilización del mercado laboral y el hecho de que una gran parte de los trabajos domésticos, sexuales y de cuidados sean ejercidos por mujeres empobrecidas y migrantes (Luzt 2018; Marroni 2007). De este modo, las mujeres migrantes se han convertido en figuras emblemáticas de los regímenes de acumulación capitalista global (Brah 2011), lo que conlleva el aumento de estudios sobre migraciones que adoptan un enfoque de género y feminista (Nawyn 2010), a la vez que se incorporan nuevas miradas que, partiendo de la interseccionalidad y de la decolonialidad, buscan visibilizar cómo operan las dinámicas de dominación y exclusión que el sistema capitalista impone a las mujeres migrantes y refugiadas (Farris y Marchetti 2017). En este contexto, las mujeres migrantes se articulan como sujetos políticos que no solo cuestionan, sino que también actúan frente a las políticas migratorias de los países del norte global, lo que permite romper con los estereotipos que las sitúan como víctimas sin agencia y como minorías racializadas (Miralles Crespo y Sudergintza Cooperativa 2021).
En el caso de la diáspora colombiana, se ha evidenciado cómo las dinámicas de trabajo y de participación política de las entidades y organizaciones migrantes, así como el nuevo entorno de residencia, han contribuido a que se produzca un cambio en los roles de género (McIlwaine y Bermúdez 2011, 1509-1510); las mujeres de clase trabajadora son las que más transformaciones han experimentado a partir de su implicación en dinámicas de participación política y la adopción de roles más abiertos (Boyd 2010).
Sin embargo, los estudios que abordan el papel político de las mujeres en la diáspora continúan siendo escasos (Fouron y Glick Schiller 2010; Godin 2018; Itzigsohn y Giorguli-Saucedo 2005; Mügge 2013) y la mayoría tienden a subrayar la hegemonía masculina relegando la participación de las mujeres al ámbito de las redes informales (Mügge 2013). En este sentido, la “cuestión de la mujer” queda subordinada a un marco político siempre bajo dominio masculino (Mügge 2013), en el que las organizaciones de mujeres carecen del reconocimiento, de los apoyos y de los recursos necesarios para su desarrollo efectivo (Werbner 2002); de esta manera, solo destacan en la política transnacional cuando los movimientos políticos en el país de origen están proscritos y muchos de los hombres son detenidos (Mügge 2013). En cambio, otros estudios reconocen el peso que pueden tener las mujeres en las organizaciones políticas, y sus liderazgos como constructoras de paz y defensoras de los derechos humanos (Budabin y Hudson 2022; Godin 2018). En este artículo queremos partir de esta segunda línea, con el objetivo de conocer la contribución de las mujeres colombianas residentes en Cataluña a la construcción de paz y a la denuncia de la vulneración de los derechos humanos en Colombia.1
1. La diáspora colombiana
Los inicios de la migración colombiana hacia Europa y su evolución permiten entender la configuración de una diáspora colombiana activa en términos de participación política. El último informe de Bermúdez (2021) sobre la diáspora colombiana en Europa y otros estudios publicados (Mejía Ochoa 2018; Polo Albis y Serrano López 2019) detallan las tres olas migratorias hacia Europa. La primera se produce durante los años ochenta y noventa, y coincide con el repunte del conflicto y de la violencia en Colombia. La segunda se ubica hacia finales de los años noventa, y es en esta cuando la migración se torna más diversa y compleja, del mismo modo que las crisis económicas y políticas (González 2009), mientras el recrudecimiento de las políticas migratorias y de asilo de países europeos como Francia y Reino Unido impiden distinguir las causas migratorias asociadas al conflicto político de las motivaciones puramente económicas. La última ola se asocia con la firma de los acuerdos de paz, su evolución y el aumento progresivo de la búsqueda de asilo desde 2015, cuyo punto más álgido se concentra en el 2019, con más de 30.000 solicitudes (Bermúdez 2021, 59).
Este aumento progresivo de la migración colombiana hacia Europa ha suscitado el interés por estudiar este colectivo a través de su configuración como agente político y su participación en la esfera pública transnacional. En el caso de Francia, Olga González (2007a, 2007b, 2008) ha constatado que las personas migrantes de origen colombiano tendían a manifestar un desinterés por la vida pública y el bien colectivo, y priorizaban los intereses y necesidades inmediatas e individuales a partir de la estrategia del “rebusque” a causa de la desconfianza que sentían hacia las instituciones. Más adelante, otros estudios han señalado que, sobre todo, el recorrido político previo del exilio colombiano ha contribuido a la creación de organizaciones e iniciativas trasnacionales a favor de la paz, de la defensa de los derechos humanos y de las minorías exiliadas o inmigrantes (Bermúdez 2014 y 2021; Gamlen 2009; González 2010), lo que ha facilitado la creación de entornos de participación local que despiertan el interés, incluso entre los colectivos con más desafección política (Bermúdez 2016; Escobar 2005; Guarnizo 2006). Así, bajo el liderazgo de las mujeres del exilio colombiano, la participación e incidencia social y política se han materializado a través de prácticas asociativas y supraasociativas. En España, este asociacionismo se ha caracterizado por tener una composición social heterogénea, con una predominancia de ideologías de izquierda y un pluralismo de acciones y estrategias para la incidencia política en torno a los derechos humanos ( Mut Moltalvá 2017, 806).
Asimismo, la promulgación de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (Ley 1448/2011), los diálogos de paz en La Habana, Cuba (2012) y la firma del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto Armado y la Construcción de una Paz Estable y Duradera (2016) constituyen tres hitos políticos que han permitido visibilizar y poner en la agenda política el trabajo transnacional y las demandas de las personas refugiadas, exiliadas y víctimas del conflicto que residen en el extranjero (Ortiz, Salamanca y Torras 2020, 90), a la vez que han servido de incentivo para que quienes habían optado por un exilio “privado”2 volvieran a implicarse en la acción política, posibilitando la apertura de relaciones entre diferentes actores políticos y la creación de canales de diálogo para unir fuerzas en los nuevos escenarios abiertos con la firma de la paz (Martínez-Leguízamo 2016y 2022b; Restrepo 2006; Rincón Suárez 2016).
Finalmente, la elección de Cataluña para nuestro caso de estudio se justifica porque España es el segundo país del mundo, después de Estados Unidos, en acoger población colombiana, y Cataluña, después de Madrid, es la segunda comunidad autónoma que recibe más población nacida en Colombia (97.499). Del mismo modo, Cataluña dispone de una larga tradición de apoyo y solidaridad con los movimientos de América Latina, existen numerosos proyectos de cooperación para el desarrollo dirigidos a Colombia, y tanto el Gobierno catalán como el Parlamento autonómico han expresado su apoyo al acuerdo de paz en Colombia.
2. Metodología
Este artículo es fruto de un proceso de investigación de carácter cualitativo que tiene por objetivo conocer la contribución de las mujeres colombianas residentes en Cataluña a la construcción trasnacional de la paz y la denuncia de la vulneración de derechos humanos en Colombia. Para alcanzar este propósito general, se han establecido los siguientes objetivos específicos: identificar los principales actores y espacios de organización de las mujeres colombianas en Cataluña; y reconocer los rasgos distintivos de estos espacios de organización y sus repertorios de acción colectiva. Los resultados de este análisis nos deben permitir, a la vez, profundizar en el debate teórico sobre las migraciones y exilios, así como sobre el papel político de las mujeres y su agencia en el mundo transnacional y global.
El desarrollo de nuestra investigación se sitúa en diálogo con la epistemología de los conocimientos parciales y situados de Haraway (1988) y la metodología de la investigación acción feminista (Biglia y Bonet-Marti 2017). En este sentido, asumimos un posicionamiento situado, reflexivo y dialógico. Destacamos la participación de una investigadora en formación implicada con la acción colectiva de la diáspora colombiana y personas investigadoras senior con un recorrido en los procesos políticos y movimientos de solidaridad con América Latina. Por tanto, nuestros vínculos con el objeto de estudio son distintos en función del género, del origen y de la vinculación con la diáspora colombiana u otros liderazgos; y, a la vez, con relación al contexto, al grupo al que se investiga, así como a la propia academia, asumiendo que “el investigador consecuente puede ser al mismo tiempo sujeto y objeto de su propia investigación y experimentar directamente el efecto de sus trabajos” (Fals Borda 2015, 273).
Para el desarrollo de nuestra investigación, partimos de una aproximación metodológica cualitativa y participativa que tiene en cuenta la perspectiva del interaccionismo simbólico. Concretamente, los postulados interaccionistas de la acción social y los grupos humanos que formula Blumer (1969), para quien la acción social está mediada por procesos dinámicos. Así mismo, la perspectiva de Turner y Killian (1987), quienes se distancian de las visiones estructuralistas al considerar que las personas no tienen una única forma de expresar su agencia, sino diversos modos de acción que dependen de la interpretación del momento y del mundo específico que se trate, considerando que construyen y comparten su realidad a partir de estructuras que no son estáticas; estas surgen en el marco de procesos cambiantes en los que se desarrollan acciones como el activismo político, o propiamente el transnacionalismo político, que ejercen las diásporas. Además, teniendo en cuenta el proceso de transformación de los métodos cualitativos desde la denominada “crisis de representación” y la incorporación de elementos como la raza, el género y los grupos minoritarios (Denzin y Lincoln 2008), nos adherimos a una perspectiva de investigación-acción (Savoie y Descamps 2007; Solari, Franco y Jutkowitz 1976), que se incluye bajo el enfoque posdesarrollista, dando visibilidad a las nuevas narrativas y acciones que desarrollan globalmente las comunidades locales, los movimientos por los derechos humanos y de las mujeres, los pueblos indígenas y grupos minoritarios (Demaria et al. 2020). También, se ha prestado especial atención a la definición de los criterios éticos (Gohier 2004), por lo que se ha usado el consentimiento informado y la anonimización de las personas informantes como un modo de tratamiento cuidadoso de toda la información sensible que pueda comprometer a las entidades y personas participantes.
El trabajo de campo realizado es de base etnográfica. Su desarrollo tuvo lugar desde abril de 2021 hasta julio de 2022, y se basó en veintiuna entrevistas cualitativas a mujeres que participan en la diáspora colombiana organizada en Cataluña (y, de forma excepcional, alguna de Valencia). Son mujeres diversas, la mayoría con estudios universitarios, y en menor medida con estudios secundarios. En la condición de migración y exilio, la profesión u ocupación no siempre se relaciona con el nivel de estudios. Se destaca la combinación del activismo y la defensa de derechos humanos con trabajos de servicios y de cuidado, muchas veces ajenos a la trayectoria profesional desarrollada en Colombia (ver tabla 1).
Tabla 1. Perfiles de las mujeres de la diáspora colombiana en Cataluña.
Edad | Profesión/ocupación | Organización de pertenencia | Año de llegada |
32 | Educadora social y mediadora cultural | Compañía de danza Sentimiento Cimarrón | 2016 |
61 | Abogada y defensora de derechos humanos | Mujer Diáspora | 2008 |
60 | Psicóloga social, defensora de derechos humanos y activista | Colectiva de Mujeres Refugiadas, Exiliadas y Migradas | 2008 |
32 | Abogada y defensora de derechos humanos | Mesa Catalana por la Paz y los Derechos Humanos en Colombia - CICrA Cooperativa | 1999 |
26 | Periodista | International Action for Peace | 2016 |
32 | Investigadora predoctoral | Indeterminado | 2016 |
51 | Abogada, empresaria y escritora | Indeterminado | 2016 |
19 | Estudiante de derecho | Colectiva de Mujeres Refugiadas, Exiliadas y Migradas | 2015 |
51 | Coordinadora de la organización a la que pertenece | Mesa Catalana por la Paz y los Derechos Humanos en Colombia | No aplica |
66 | Técnica de proyectos de paz y justicia global | Colectiva de Mujeres Refugiadas, Exiliadas y Migradas | 2007 |
76 | Trabajadora familiar | Colectiva de Mujeres Refugiadas, Exiliadas y Migradas | 2012 |
38 | Técnica en eventos culturales | Encuentro Pazífico Barcelona | 2016 |
43 | Periodista y escritora | Plataforma 0 | 2013 |
33 | Diputada del Parlamento de Cataluña | Compañía de danza Sentimiento Cimarrón | 2006 |
NC | Trabajadora social | Mujer Diáspora | 2002 |
45 | Presidenta de la asociación a la que pertenece | Asocolgi | 2010 |
64 | Cofundadora de la entidad a la que pertenece | Mujeres Pa’lante | 1995 |
58 | Payasa política y activista | Indeterminado | 1996 |
41 | Artista | Indeterminado | 2008 |
34 | Artista textil y trabajadora sexual | Grupos antisistema, antipunitivos y anticarcelarios | 2008 |
70 | Defensora de derechos humanos | Indeterminado | 2018 |
Fuente: elaboración propia.
Los motivos para salir de Colombia son tan diversos como ellas. Quienes lo hicieron por amenazas como consecuencia del conflicto colombiano, mayoritariamente son mujeres entre sesenta y más de setenta años. Dentro de las entrevistadas entre los veinte y los cuarenta años, se destacan dos casos de exilio por amenazas a sus madres o parientes directos, y se identifica un caso ligado a la búsqueda de seguridad por una experiencia previa de violencia indirecta. También se han identificado migraciones motivadas por reagrupación familiar, por estudios o mejora profesional o económica. Se relacionan dos periodos de migración a Cataluña. El primero, entre finales del siglo XX y la primera década del XXI; y el segundo, entre 2011 y 2018. En ambos intervalos (1999-2010 y 2011-2018) se han constatado migraciones por exilio, que coinciden con la segunda y tercera ola de las migraciones de Colombia (Bermúdez 2021; González 2009), y pueden responder a la diversidad de causas y perfiles de exilio y migración encontrados en esta investigación. Las entrevistas tuvieron un formato semiestucturado, con una duración entre una hora y media y dos horas, y se ordenaron a partir de los siguientes temas: el proceso migratorio, los motivos de la participación política, los relatos y las reivindicaciones en relación con el conflicto político en Colombia, las formas de acción política, el papel de las mujeres en el movimiento político organizado y los impactos de la acción política femenina.
También se llevó a cabo un trabajo de observación participante, asistiendo a algunas de las acciones colectivas que realizó la diáspora colombiana en Barcelona (ver tabla 2).
Tabla 2. Eventos de la diáspora colombiana en Cataluña
Observación participante | Evento | Lugar de realización | Fecha |
Eventos relacionados con el paro nacional de 2021 | 1. Movilización en protesta 1: Colombia, Estamos Contigo (ver imagen 1) | Arc de Trionf, Barcelona | 09/05/2021 |
2. Movilización en protesta 2: Colombia Despierta, Nos Están Matando | Plaza Dr. Robert, Sabadell | 21/06/2021 | |
3. Evento artístico: Resonarte Picnic Solidario | Parque de la Ciudadela, Barcelona | 08/08/2021 | |
4. Evento artístico: Un Canto por la Paz | Plaza Cataluña, Barcelona | 16/05/2021 | |
Eventos transnacionales de la diáspora y el exilio | 5. IV Seminario Internacional de Pensamiento Crítico, “Aportes desde el exilio y la migración a la transformación de Colombia” | Universitat de Barcelona, Barcelona | 29/10/2022 |
6. Presentación del informe final de la Comisión de la Verdad en Barcelona | Parlamento de Cataluña, Barcelona | 12/06/2022 | |
Eventos relacionados con el momento electoral de Colombia | 7. Charlemos sobre Elecciones Colombianas | Neo Coffee House, Barcelona | 04/03/2022 |
8. Encuentro en femenino, Pañuelazo Internacional | Playa de la Barceloneta, Barcelona | 11/06/2022 |
Fuente: elaboración propia.
El criterio de selección de los eventos se determinó a partir de la agenda sociopolítica que hubo en el país durante el periodo de la investigación y que fue seguida en el espacio transnacional. En relación al paro nacional del 2021, se asistió a dos movilizaciones de protesta y a dos eventos artísticos para mostrar, desde el exterior, el rechazo a las cargas policiales que se estaban produciendo durante el paro en Colombia contra los jóvenes manifestantes. Dentro de los eventos de congregación transnacional, se asistió al VI Seminario Internacional de Pensamiento Crítico, “Aportes desde el exilio y la migración a la transformación de Colombia”,3 y a la presentación del informe final de la Comisión de la Verdad en Barcelona. En ambos eventos participaron personas de la diáspora y el exilio colombiano residentes en diferentes países. Por último, en línea con el momento electoral de aquel periodo, se acudió a una charla y un encuentro en femenino. Todos estos eventos, en mayor o menor medida, estuvieron articulados por organizaciones de la diáspora y el exilio colombiano, activistas, artistas y colectivos que se proclaman como feministas, antirracistas y anticolonialistas. Los resultados recogidos en las entrevistas y observaciones participantes se examinaron a partir de la transcripción y el análisis de contenido.
3. Resultados
Para facilitar la exposición de resultados, la hemos estructurado en dos apartados alineados con los objetivos específicos de la investigación. Primero, se presentan los actores y los espacios de participación de la diáspora colombiana. En el segundo apartado, nos centramos en las formas de articulación política, identificando los rasgos propios y los distintos repertorios de acción colectiva ejercidos por las mujeres de la diáspora colombiana.
a. Actores y espacios de organización
Nuestra investigación ha identificado dos perfiles de mujeres políticamente activas en la diáspora, en ambos casos, asociadas a la segunda y la tercera ola de la migración colombiana: las mayores de cuarenta años, cuya salida del país se originó a causa del exilio, y las menores de cuarenta años, cuya movilidad ha sido motivada, en gran parte de los casos, por razón de estudios, mejora profesional, o porque son hijas de las primeras generaciones migrantes o exiliadas.
El primer perfil corresponde a líderes o militantes cuya implicación política en Colombia, o la de sus familiares, las obligó a salir del país, ya que sus vidas o las de sus familias fueron amenazadas. Se puede considerar que la politización de estas mujeres surgió en la mayoría de los casos con anterioridad al proceso migratorio y generalmente fue la causa directa de verse forzadas a migrar en medio de una situación de violencia.
En las entrevistas realizadas se evidencia el rol de pioneras y líderes ejercido por estas mujeres, no solo en la construcción y consolidación de los espacios organizativos formales de la diáspora colombiana en Cataluña, sino también en las redes de cooperación internacional, que se vienen gestando desde hace más de una década y que han sido un soporte para su asentamiento y permanencia en las dinámicas de incidencia política.
A través de su trayectoria, estas mujeres se han convertido en un referente para las nuevas migraciones y para las nuevas generaciones de personas colombianas residentes en Cataluña, lo que permite que sus organizaciones y entidades se hayan convertido en espacios de encuentro y de construcción de identidad: desde lo individual, como mujeres migradas y exiliadas, y desde lo colectivo, como sujetos políticos.
El segundo perfil corresponde a las mujeres provenientes de la nueva diáspora. Su politización se ha gestado entre el lugar de origen y el país de acogida, a través de un proceso de “desnormalización” de la violencia merced a dos factores: la distancia generada por la migración y la asunción de la identidad migrante, lo que permite conectar y comprender, desde otra condición, las situaciones de violación de derechos humanos que se viven en el país de origen.
Por ejemplo, las mujeres más jóvenes, al estar fuera del país y en un contexto sociocultural diferente, adquieren una visión panorámica que les permite hacer un análisis distinto de las dinámicas que envuelven los conflictos sociopolíticos de Colombia. En este sentido, puede considerarse que la propia historia migratoria, las transformaciones identitarias y el desarrollo de marcos de interpretación transnacionales conducen a las mujeres migradas y exiliadas a interesarse en la coyuntura política colombiana:
La migración también es eso, sales de tu zona de confort y al final, en estos procesos de ruptura identitaria, de ver que tu ser está construido mucho más allá de tu familia, de tu entorno sociocultural, pues te empiezas a hacer como otro tipo de preguntas […] yo creo que una de las cosas que me pasó aquí fue que no me imaginé que la realidad colombiana iba mucho más allá de Colombia como tal, y que tenía que ver con un contexto internacional mucho más complejo y, en parte, desconocido en el territorio, y que la cosa era mucho más compleja que acabar con un conflicto armado, firmar un acuerdo de paz, y que hay muchos intereses de tipo económico. (Entrevista 1)
La identificación de los perfiles de la diáspora colombiana nos permitió adentrarnos también en el estudio de la organización de la diáspora en Cataluña y de su liderazgo femenino.
Por ponerte un ejemplo, la Taula4 está formada por organizaciones de muchos ámbitos, pero también por organizaciones de la diáspora. Hasta el momento todas las personas que representan a las organizaciones en la diáspora son mujeres, son las motoras y las que tienen una constancia a través del tiempo de mantener las estructuras, de dotarle de contenido a las reivindicaciones del día a día, de salir a la calle, de hacer propuestas. No quiere decir que no haya hombres, sí que los hay, pero quien representa a las organizaciones de la Taula son mujeres. Han hecho un puente importante para generar vínculos entre las organizaciones sociales de aquí, las de Colombia y el movimiento feminista, colombiano y de este lado; han sido facilitadoras de estos vínculos de manera natural. (Entrevista 9)
Asimismo, en las entrevistas realizadas se destaca el carácter híbrido de la diáspora organizada5 y el rol de dirección que las mujeres ejercen en esta. En este sentido, se evidencia una hibridación entre las entidades prestadoras de servicios a la comunidad migrante y las organizaciones, asambleas y colectivos comprometidos en la defensa de los derechos humanos en Colombia. En relación con la implicación de las nuevas generaciones de inmigrantes, en las entrevistas se expresa cómo el malestar individual que tiene cada una con la situación del país se transforma en un descontento colectivo cuando se entra en conexión con fuentes de información y análisis alternativos que se conocen estando lejos del país.
Desde la subjetividad del individuo es complicado. Cuando estamos allá sabemos qué pasa, pero aquí es como tenerlo en frente. Allá se normalizan violencias, maltratos, desigualdades. Aquí no se tiene la percepción de que solo pasa ahí, sino que está pasando todo el tiempo, se tiene una dimensión más amplia. Estando aquí, me he dado cuenta de todo ese panorama que sí sabía que pasa, pero, aquí, no puedo echar la vista atrás, de que es lo que pasa y ya. (Entrevista 12)
Comúnmente, las iniciativas impulsadas por ambos perfiles se han gestado conjuntamente y han servido de base para la articulación de colectivos y espacios de diálogo en torno a la construcción de paz, promoviendo su implicación en los procesos y transformaciones sociopolíticas que acontecen en Colombia. Pese a que ambos perfiles no abarcan la diversidad que conforman las migraciones y exilios de origen colombiano, se evidencian como claves para entender los mecanismos a través de los cuales se ha producido un aumento de la participación de la migración colombiana en iniciativas de construcción de paz a partir del estallido social de 2019-2021.
De hecho, en la observación participante de eventos relacionadas con el paro nacional,6 se pudo evidenciar cómo personas de origen colombiano que previamente no habían mostrado interés por la realidad sociopolítica colombiana comenzaron a involucrarse en las iniciativas de protesta. Estos nuevos grupos, sumados a la militancia tradicional de la diáspora, fueron protagonistas de la divulgación de iniciativas de apoyo al paro en diferentes poblaciones catalanas como Barcelona, Lleida y Girona.
El segundo momento movilizador que hemos identificado en nuestro trabajo de campo fueron las elecciones al Congreso y presidenciales de 2022, durante las que se desarrollaron distintos eventos formales e informales,7 liderados por personas miembros de entidades y colectivos de la diáspora. En la observación participante realizada se evidenció, en torno a la cita electoral, actividades de encuentro y de reflexión en femenino, articulando el movimiento Soy porque Somos, que tenía por objetivo incentivar el voto a las formaciones de izquierdas. En distintos eventos se mencionó que el apoyo electoral a las opciones de izquierdas estaba asociado con el respaldo al proceso de paz y los procesos de cambios que atraviesa el país, a la vez que se valoraron positivamente los liderazgos de Gustavo Petro y de Francia Márquez, destacando el compromiso del primero con la paz total y el origen social de la segunda como representante de las clases populares en la arena gubernamental:
Creo también que estas nuevas figuras de gente, como Petro, como Francia y de los nuevos nombramientos de gente muy potente en el nuevo Gobierno, creo que genera de nuevo una esperanza en el país, escribimos una nueva narrativa y nosotras respondemos a esa nueva narrativa. Entonces, ahora la gente está creyendo en la propuesta de Francia y de Petro, está creyendo en la paz total […] Por ejemplo, Francia, que es una mujer de la mina, que tuvo que lucharse mucho, como todas nosotras, poderse formar, poder ser, todo esto. Creo profundamente que Francia engrandece a Petro, creo que todo ese movimiento popular, todos esos nadies nos vemos representados en Francia. Y esa es una oportunidad muy grande para nosotras, con que se hagan realidad cinco cosas de las que hemos propuesto yo me doy por bien servida. Eso sería tener una nueva oportunidad en este mundo. (Entrevista 3)
b. Repertorios de acción de las mujeres colombianas desde la migración y el exilio

Fuente: elaboración propia.
Imagen 3. Mujeres de la diáspora colombiana, repertorios de acción colectiva
Algunos de los motivos que explican el protagonismo de las mujeres en la diáspora colombiana se relacionan con la necesidad que ellas tienen de organizarse desde su autonomía, por el interés individual de entender, desde la migración o el exilio, quiénes son y qué estructuras preceden a sus situaciones o vivencias en el nuevo lugar de residencia; y también, de conservar y cultivar su espíritu como sujetas políticas activas, más allá de su lugar de origen. Pero, sobre todo, su participación se explica por un proceso emancipatorio que busca desarrollar nuevas prácticas políticas, que se alejan de las formas masculinizadas y jerarquizadas de la organización política tradicional. Así, el liderazgo y la presencia de las mujeres en distintos espacios está facilitando la incorporación de prácticas políticas y organizacionales alternativas que pasen por el cuidado. Una de nuestras entrevistadas relata:
En ese construir paz, desde el plebiscito y más allá, nace una necesidad de diálogo y una pedagogía amorosa, una pedagogía más cotidiana […] Hay otro mecanismo de ayuda, y eso lo entendí aquí, por como vi que funcionaban Mujeres Pa’lante, cuando uno se acerca a ellas son muy bellas en eso, en decirle a uno “¿Y cómo esta?, ¿cómo se ha sentido aquí?”. Que a uno nadie le pregunta eso, ese es el cuidado real, ese es un proyecto de cuidado, el conectar a la gente con la humanidad, el poder preguntarnos cómo nos sentimos y venga cooperemos. (Entrevista 6)
A estas expresiones se suma la incorporación de manifestaciones corpodiscursivas (Martínez-Leguízamo y Wirz-Suárez 2022) que están permitiendo la inclusión de lenguajes artísticos dentro de los repertorios de movilización (Martínez-Leguízamo 2022a), dando paso a nuevas formas de reinterpretación. No obstante, pese a que la atribución de responsabilidades en el conflicto colombiano genera discrepancias internas que, en ocasiones, limitan la confluencia y el éxito de la acción política transnacional, en común o fragmentada, la diáspora visibiliza los estragos causados por el conflicto en Colombia y la posibilidad de sanar los dolores asociados a la propia vivencia como mujer colombiana y migrante. Así, esta coincidencia intergeneracional de la migración y del exilio permite la construcción de una nueva realidad política transgeneracional:
y eso también se ve en las generaciones más jóvenes que hay en la diáspora colombiana […] se quiere hacer las cosas como más desde lo propositivo, desde la alegría, y creo que a las mujeres de generaciones más mayores les cuesta un poco más, están aprendiendo de las más jóvenes, pero las más adultas son mucho más de la denuncia -porque también viene de su bagaje-, del dolor. (Entrevista 4)
Asimismo, el establecimiento de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (en adelante, CEV), a nivel internacional, y del Instituto Catalán Internacional por la Paz (ICIP), como secretaría técnica para Europa, favoreció la implicación de las organizaciones de la diáspora colombiana en Cataluña. Este accionar conjunto ha permitido el impulso de procesos de trabajo colectivos para el esclarecimiento de la verdad y el reconocimiento de las víctimas del conflicto en el exterior. En este sentido, se destaca la aplicación de la metodología psicosocial memoria activa de la organización Mujer Diáspora para la toma de testimonios, y la obra de teatro Mujer eres, el teatro como arte sanador, de la Colectiva de Mujeres Exiliadas, Migradas y Refugiadas, a favor de la visibilización y sensibilización en torno a la realidad de las mujeres exiliadas y refugiadas por el conflicto de Colombia, que seguía la línea desarrollada por la CEV en el exterior. Estas y otras iniciativas han posibilitado construir relatos de reconocimiento de la violencia y de los derechos violados, y han facilitado la reconstrucción de la confianza y la reconexión o el retorno simbólico a Colombia. A la vez, han propiciado la generación de procesos de saneamiento intergeneracional, de reparación y de reconciliación, de las hijas del exilio con sus propias madres y con los motivos de su migración, y de las mujeres exiliadas y refugiadas consigo mismas y con su proceso migratorio.
Y, por otro lado, también han contribuido a sanar muchas cosas de mi proceso migratorio y me han enseñado maneras de cuidarme y de encontrar la manera de cómo quiero vivir en estos mundos (Cataluña-Colombia), porque una cosa es lo político, desde afuera, lo que aportas, y otra cosa es cómo eso te atraviesa a ti, como mujer, en tu día a día, en tus relaciones, en tu pareja, en los proyectos vitales que tienes, en estar lejos de la familia. (Entrevista 4)
Asimismo, estas formas de trabajo sirvieron para impulsar las actividades de dialogo social8 desarrolladas por la CEV, incorporando metodologías alternativas y expresiones artísticas que fueron lideradas por organizaciones de mujeres de la diáspora colombiana en Cataluña, lo que permitió incluir principios feministas y de cuidado en su forma de proceder:
De hecho, a mí me gustó muchísimo que en Cataluña se llamara nido, no nodo, que tenía una razón de experiencia política previa, pero el hecho de que fuéramos nido me gustó muchísimo porque es acoger. No es un proceso de juzgar, de: “Ven das tu testimonio y te vas, y te vas como te vas”, porque cuando uno da su testimonio uno queda bastante choqueado. El hecho de que fuera un proceso acompañado emocionalmente fue lo que lo ha hecho tan valioso, y eso es lo que hace una buena mamá, va, recuerda la historia, lo consiente, le da galleta, y en mi caso colombiano, un chocolate con queso. (Entrevista 7)
La participación de las mujeres colombianas en la diáspora organizada también ha sido clave para abrir otros marcos de referencia para la construcción de paz en Colombia. Mientras que anteriormente se había privilegiado una visión homogénea del conflicto basado en las desigualdades socioeconómicas y en la violencia armada, la nueva diáspora ha hecho una apuesta por desarrollar una lectura más compleja y diversa, incorporando en el debate nuevos ejes de opresión (el género, la raza o la orientación sexual), reconociendo la existencia de otras formas de violencia (sexual, racista, estructural, simbólica…). Asimismo, estos ejes se conectan con los procesos de afirmación de las propias identidades (mujer, afrodescendiente, indígena, migrante) de las mujeres migrantes que, en su reconocimiento como identidades subalternas, encuadran sus procesos de politización. En este sentido, han sido sobre todo las mujeres de la diáspora colombiana quienes han impulsado un relato construido en diálogo con las interpretaciones feministas, antirracistas y decoloniales, generando nuevas maneras de percibir el país y las violencias que lo atraviesan. Así, el clima político de la sociedad de acogida, Cataluña, ha favorecido la politización de estas mujeres, asociada al reconocimiento de las situaciones de racismo y discriminación relacionadas con la condición de migrantes, y a las actuales leyes de extranjería; y, por otra parte, la politización asociada a la conexión con los movimientos sociales locales, y sobre todo con los ciclos de protesta colectivos que se vivieron en Cataluña en conexión con el movimiento de los indignados (2011-2014) y la emergencia de la fuerza del movimiento feminista (2015 hasta hoy).
De igual forma, es importante destacar la contribución de estas mujeres a la creación de nuevos repertorios de acción y metodologías políticas alternativas para la construcción de paz y denuncia de la vulneración de derechos humanos. Estos repertorios van desde aquellos más convencionales orientados a la incidencia política en el Gobierno y los ayuntamientos de diversas ciudades de Cataluña, pero también dirigidos a las instituciones internacionales y el propio Gobierno colombiano, hasta aquellos repertorios más innovadores y artísticos cuyo propósito es sensibilizar al resto de la población en torno a las situaciones de violación de derechos humanos que se viven en Colombia. La combinación de ambos repertorios ha generado un doble impacto. Primero, ha servido para presionar al Gobierno colombiano haciendo visibles las luchas permanentes de colectivos marginalizados (mujeres, campesinos, afrodescendientes e indígenas), así como las situaciones de riesgo y vulnerabilidad que atraviesan sus comunidades y territorios. En segundo lugar, estas iniciativas han impactado en la diáspora colombiana, en tanto sus actuaciones han permitido el surgimiento de espacios y encuentros para la participación de personas migradas y exiliadas, especialmente mujeres, que han posibilitado la reconstrucción de la memoria colectiva y de espacios de reconciliación con las experiencias de violencia que se viven y han vivido en Colombia. En este proceso se han incorporado prácticas de cuidado basadas en la posibilidad de transformar desde lo colectivo lo individual, a través del arte, la historia de vida y los momentos de construcción colectiva. De hecho, en la gran mayoría de los eventos analizados se ha evidenciado el uso del arte y el cuidado como mecanismos de reivindicación y de sanación. Por ejemplo, en el ámbito artístico, puede destacarse el contenido crítico y reivindicativo de artistas como La Abuela Verde o My Sex que han elaborado nuevos repertorios de acción política, las cuales incluyen performances cómicas y musicales para entender y reconciliarse con Colombia desde el exterior. Asimismo, desde sus afectos y cuidados, las mujeres de la diáspora colombiana han utilizado los espacios colectivos y las organizaciones para tejer paz con arte, en un trabajo vivo y dinámico de apropiación para ellas y para las nuevas generaciones, a través de una apuesta en común por la transformación individual y colectiva desde dinámicas feministas, y, en algunos casos, antirracistas y decoloniales.
Discusión y conclusiones
El análisis de la contribución a la construcción de una paz transnacional y la defensa de los derechos humanos que hacen las mujeres de la diáspora colombiana nos permite dar cuenta de su acción colectiva como transnacional. Los espacios políticos creados por las mujeres de la diáspora colombiana, el contenido emergente y creativo de sus acciones y la capacidad de incidencia política que vienen forjando a lo largo de los años, debido a sus procesos de migración o de exilio compartido entre ellas y otros colectivos afines, hacen posible referirse a una acción política colectiva que tiene carácter transnacional.
Las diásporas pueden llegar a ser actores extraestatales que aprovechan las oportunidades del contexto global para crear relaciones transnacionales (Faist 2010), abriéndose espacio en la arena política mundial, y haciendo visibles sus demandas y reivindicaciones más allá del Estado nación (Sassen 2007). Por este motivo, es importante interpretar los espacios y acciones de las mujeres de la diáspora colombiana como parte de las dinámicas de contestación que emergen de actuaciones políticas contenciosas (Tilly 2022) que se convierten en transnacionales. Desde sus liderazgos o estructuras organizacionales, ellas construyen puentes, en ocasiones endebles frente a las diferencias ideológicas, cuya finalidad se asienta en la incidencia transnacional y la ejecución de acciones colectivas, en colectivo y en paralelo, a lo largo y ancho del planeta.
De este modo, con nuestro artículo colaboramos al explicar que una serie de oportunidades políticas (internacionales, locales e internas de la propia diáspora) han permitido obtener recursos, construir redes y dar un significado político más amplio (Tarrow 2005) a la contestación de la diáspora colombiana a los conflictos sociopolíticos y a los acuerdos de paz de la Colombia actual.
En primer lugar, debemos afirmar que las demandas y reivindicaciones de las mujeres de la diáspora colombiana han conectado con los feminismos globales que han emergido en estas últimas décadas. Además, en este contexto, a partir del 2018, se pusieron en contacto las propuestas del movimiento feminista de la huelga de cuidados del 8 de marzo de algunos países latinoamericanos con el Estado español. Además, y de forma más concreta, los planteamientos de las mujeres de la diáspora colombiana surgen de una posición crítica que, en la mayoría de los casos, se relacionan con los preceptos del feminismo decolonial.
En segundo lugar, debemos hacer referencia al contexto político colombiano. La firma y evolución de los acuerdos de paz, que en el exterior se materializaron con el trabajo de la Comisión de la Verdad, el estallido social del 2021 y las pasadas elecciones presidenciales del 2022 son fenómenos catalizadores de nuevos liderazgos y estructuras organizativas de la diáspora colombiana que, a la vez, aprovechan el contexto histórico de Cataluña como territorio afín a los movimientos sociales de solidaridad con América Latina para establecer lazos de cooperación, organización e incidencia política.
En tercer lugar, debemos considerar que los espacios y acciones que gestan las organizaciones de la diáspora colombiana, a través de la incorporación de miradas y metodologías feministas de cuidado y de manifestaciones corpodiscursivas, ayudan a poner en tela de juicio la aceptación de los ejes de opresión y violencias implícitas que se instauran directa e indirectamente en la condición de mujer migrante, refugiada o exiliada. Esto abre paso al reconocimiento y a la afirmación de identidades subalternas que, desde lo individual, asientan las bases para la construcción colectiva, con nuevas reinterpretaciones y prismas políticos alternativos. Asimismo, los espacios y redes de movilización feminista y antirracista de Cataluña permiten a las mujeres de la diáspora colombiana situarse y reconocerse como parte de los procesos históricos y coloniales de las sociedades latinoamericanas y que explican, hoy en día, parte del conflicto sociopolítico actual de Colombia
En cuarto lugar, el estudio también evidencia que el dinamismo y el pluralismo de la diáspora colombiana se convierten en oportunidad política. Las diferentes olas migratorias determinan la aparición de nuevos liderazgos y acciones que pasan por la confluencia intergeneracional entre las mujeres que asentaron sus liderazgos y forjaron lazos y organizaciones en Cataluña, y las nuevas migraciones y exilios en cuya figura política se asientan los liderazgos y espacios fortalecidos por sus antecesoras. Esta confluencia intergeneracional permite la permanencia y persistencia, en el espacio transnacional, de la acción colectiva, cuya razón de ser va más allá del contexto político y se edifica en los relatos compartidos que construyen una memoria colectiva (Werbner 2002). Esto posibilita hacer importantes aportaciones en relación con la paz y los derechos humanos en Colombia.
Así, con esta investigación hemos contribuido al debate sobre la construcción del sujeto político desde la condición de personas migrantes, refugiadas o exiliadas. Esto nos ha permitido complejizar la migración y el exilio otorgando valor a los espacios y organizaciones que permiten la construcción de las diásporas como sujetos políticos. Con nuestra aportación traspasamos la idea de diáspora como una comunidad fija o estática y pasamos a considerarla como un espacio (Brah 2011) o un proyecto que permite movilizar energías políticas y apelar a lealtades (Brubaker 2005 y 2017) donde existen, además, subjetividades influenciadas por procesos de multilocalización (Brubaker 2017). Además, contribuimos a explicar que sus acciones se insertan en una estructura de oportunidades políticas, internacionales, locales e internas de la propia diáspora, que acaban influyendo en sus capacidades de incidencia política en la realidad de Colombia. Así, consideramos a las mujeres de la diáspora colombiana en Cataluña como agentes de cambio y transformación social, cuyas acciones a favor de la paz y la defensa de los derechos humanos traspasan la dinámica bidimensional entre el lugar de residencia y el país de origen, convirtiendo su incidencia y reivindicación política en un acto transnacional que trastoca los preceptos teóricos de la teoría de la asimilación y de la concepción de la diáspora como estática y homogénea.