Más allá de las historias nacionales de la prensa
Si algún denominador común tiene las historias nacionales del periodismo en los distintos estados iberoamericanos, por encima de sus lógicos matices diferenciales, es el de reducir sus discursos a las respectivas capitales y los núcleos urbanos más desarrollados, mientras las restantes regiones, provincias y ciudades reciben un tratamiento muy inferior, en función del desarrollo socioeconómico, hasta dejar a las más rezagadas en el anonimato, como si no existieran. Paralelamente, sus discursos suelen estar volcados hacia dentro del país, sin apenas conectar a éste con el exterior, al que tratan como si fuera un todo aislado, homogéneo y autosuficiente, cuando, muchas veces, las afinidades culturales entre las regiones y, más aún, las fronterizas de los países limítrofes son mucho más acusadas que las existentes entre estos espacios periféricos y la capital oportuna.1 Bajo tales premisas, la excesiva desproporción que estas síntesis históricas dedican a las distintas partes que conforman su objeto de estudio, el territorio estatal en su conjunto, conlleva la superficialidad con la que tratan amplios espacios al presuponer, sin base científica alguna, que a estos llega un eco, tardío y atenuado, de las tendencias atisbadas en el reducido fragmento central, el único en el que sus autores operan con fuentes primarias. El fruto de tal proceder ha sido la visión uniforme y homogénea que, con las especificidades existentes en los enclaves más desarrollados, ofrecen estas obras, como dijimos, al extrapolar la realidad atisbada en la cúspide hacia todo el andamiaje del sistema informativo correspondiente. Este tratamiento reduccionista de la macro-realidad investigada que, en su día, tenía mucho predicamento entre la comunidad científica, deriva de la construcción del conocimiento científico «desde arriba hacia abajo», lo que, tras la irrupción de las corrientes posmodernas en el último cuarto del siglo XX2 y la crisis de los grandes paradigmas historiográficos,3 demanda una profunda revisión que, en el caso que nos ocupa, todavía está por acometer.4
En el presente dossier nos hemos propuesto ofrecer los resultados de la aplicación de una serie de propuestas metodológicas concebidas para abrir los contenidos de las síntesis históricas citadas a la pluralidad de realidades existentes, tanto dentro como entre, los países iberoamericanos, al objeto de hacer visibles la diversidad geográfica, sociológica y cultural reinantes en todos ellos. A tal fin, en primer lugar, hemos sometido el estado de la cuestión del «objeto de estudio» a una profunda reflexión con la finalidad de detectar, con la mayor riqueza posible de detalles, todas las vertientes tributarias del reduccionismo de las metodologías tradicionales que, a la vista del actual estatuto epistemológico de la Historia, han quedado obsoletas. Luego, una vez acotado y diseccionado el terreno a desbrozar, en el siguiente epígrafe, titulado «La propuesta metodológica», hemos recopilado una serie de alternativas metodológicas actualmente vigentes en el mundo académico, a modo de punto de partida de los trabajos de investigación, para dar la mayor coherencia posible al dossier. En el proceso, particular interés hemos puesto en diversificar en la mayor medida posible los países y las universidades de los investigadores involucrados, lo que nos ha permitido reunir una pléyade de especialistas de países tan diversos como (por orden alfabético) Argentina, Brasil, Costa Rica, España y Francia, y en dar la mayor pluralidad posible a los enfoques de los trabajos.
El objeto de estudio
Las historias de los periodismos nacionales, ceñidas a los principales diarios del país oportuno, los editados en la capital y en los enclaves urbanos más desarrollados, pecan de reduccionistas al desdeñar, como si no existiera, la realidad provincial y, en general, el grueso del territorio estatal. Por lo tanto, sus contenidos no hacen referencia a la diversidad de realidades sociales que contiene el país. Por el contrario, tienen a extender una mirada unívoca y uniformadora sobre su propia realidad territorial y sociocultural «en gran medida falsa», como bien apuntaba Celso Almuiña en la conferencia inaugural del IV Congreso Internacional Historia del Periodismo Canario (septiembre, 2020).
En otro sentido, estas historias suelen estar volcadas en el estudio de los principales diarios nacionales, desdeñando las necesarias perspectivas internacionales para, así, poder entender e interpretar el correspondiente sistema informativo o comunicativo del periodismo universal donde se ubicaría el estudio del diario nacional. Se hace, por tanto, necesario situar las historias de los medios y del periodismo en su conexión con otros medios y modalidades periodísticas regionales e internacionales coetáneos, de tal modo que contribuyan a visibilizar las redes de colaboración, si las hubiera, entre tales medios en una determinada época.
El conocimiento de los grandes diarios nacionales no se agota en el estudio específico de cada uno de ellos, ni con sus influencias recíprocas entre sí, sino que es preciso abordar el impacto de cada uno de ellos en el resto del territorio estatal, donde cada modelo generó un cúmulo de versiones cuyo discernimiento enriquece, al incorporar el grado de extrapolación de su fórmula, el conocimiento de la cabecera matriz.
Si bien es verdad que en las provincias los periódicos son mucho más modestos que en las capitales nacionales por las mayores limitaciones contextuales (lectores, publicidad, etc.), no es menos cierto que en ellas, al calor de la estrecha relación de las cabeceras con sus zonas de difusión (reducidas geográficamente y muy homogéneas culturalmente) y la diversidad cultural (el caso de España es paradigmático), hay una riqueza de matices diferenciales entre unas y otras que no se pueden atisbar en las obras elaboradas «desde arriba», a partir de los diarios nacionales. Además, en estos espacios en los que tanto el mercado lector como el publicitario son mucho más reducidos y, por lo tanto, hay menos margen de actuación para consolidar las ediciones, ha habido periódicos y periodistas cuyas trayectorias, sobreponiéndose a todas las dificultades, en nada tienen que envidiar por sus méritos a las protagonizadas por muchos de sus colegas en las capitales nacionales.
En los espacios fronterizos de los distintos estados puede haber una pluralidad aún más rica que en las provincias interiores, toda vez que, a las especificidades culturales propias de cada lugar, se suman las influencias de los países limítrofes.
Los espacios periféricos y/o marginados, al margen de su ubicación geográfica (interior o fronteriza), son los más proclives a la heterodoxia, incluso en los regímenes dictatoriales, por mayores que sean sus limitaciones contextuales, al calor de la lejanía de los centros de decisión. Interesante sería estudiar si, por tales razones, aquí se empezaron a cocer innovaciones que, luego, saltaron a los enclaves más urbanizados y desarrollados (el centro) para convertirse, con el paso del tiempo, en dominantes. De modo que cualquier intento por reconstruir y valorar las posibles innovaciones periodísticas que se gestaron en las periferias o zonas fronterizas obliga los/as investigadores a «derribar ciertos apriorismos como aquel que prescribe que la prensa nace burguesa e ilustrada a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, identificándose así con la prensa nacional con la seriedad, la calidad y la cultura digna de preservar»5.
Sin embargo, como indicamos en otro lugar, «antes y después del nacimiento de la prensa «seria» encontramos productos periodísticos rentables, consumidos de forma masiva y no necesariamente dirigidas a una población alfabetizada. Son los productos periodísticos -o la prensa-tildados de «popular»». Efectivamente, esta evidencia «nos obliga a no considerar las modalidades periodísticas como categorías estancas, sino más bien como fórmulas híbridas donde perviven lo viejo y lo nuevo y se van transformando en su relación con la modalidad considerada como dominante en cada periodo histórico»6.
Una vertiente fundamental del estudio del periodismo a lo largo y ancho de los diversos territorios estatales es la de detectar singularidades, paralelismos y disimilitudes entre las diversas demarcaciones territoriales (regiones, provincias, comarcas, localidades, islas, etc.), con sus correspondientes explicaciones, para, así, superar los tópicos reduccionistas con los que se caracterizan las historias nacionales que están elaboradas desde el «centro» del objeto de estudio (la capital del país oportuno y las otras urbes más desarrolladas).
La propuesta metodológica
El hecho de que toda investigación sobre periodismo y, en general la comunicación social, deba estar contextualizada a escala internacional (en graduación mayor conforme el marco cronológico del objeto de estudio se acerque a la actual globalización), no está reñido con la conveniencia de acotar un objeto de estudio muy concreto y muy bien delimitado geográfica y culturalmente («microhistoria»), dada la diversidad cultural existente, incluso dentro de unos mismos países, y dado que de esta variable (la cultural) depende la construcción de los significados por los oyentes y/o lectores y, con ello, el impacto del mensaje en la sociedad (unos mismos significantes pueden generar unos significados muy diversos entre los receptores).
La historia de los periodismos nacionales demanda una profunda revisión a través del método de la «Historia desde abajo», en este caso, desde el punto de vista geográfico, para conocer el desarrollo del sector en las distintas demarcaciones territoriales e ir incorporando todas las sensibilidades existentes a lo largo y ancho del territorio indicado y, así, poder construir «desde abajo hacia arriba», y no a la inversa como hasta ahora se ha ido haciendo, una nueva visión de esas historias de los periodismos nacionales.
El hecho de que reivindiquemos objetos de estudios regionales, provinciales e, incluso, locales, no significa que, metodológicamente, aboguemos por la historia local, sino por la «microhistoria», esto es, por el estudio minucioso, intenso y exhaustivo de fragmentos de realidad aprehensibles desde perspectivas que rebasen ampliamente las estatales, esto es, a partir del estado de la cuestión del periodismo universal. El objetivo a largo plazo de la línea de investigación es el de concatenar los resultados de los sucesivos trabajos para, a la luz de todos ellos, construir («desde abajo hacia arriba») una auténtica Historia del Periodismo de cualquier país.
La historia comparada nos puede permitir comprobar qué fenómenos locales, de diversificación del centro con la periferia, se repiten en regiones de un mismo país (Canarias/Andalucía) o de varios países (quizás, hasta en aquellos con unas distancias tan gigantescas como Argentina y Brasil ocurran fenómenos paralelos). Otro tanto cabe decir de la historia conectada, «entendida en el sentido de una historia social, así como cultural de las «situaciones de contacto» entre sociedades distantes».7
La propuesta de diversas metodologías unidas o entrelazadas (historia social, historia política, estructura mediática, etc.) podría conllevar un nuevo intento de que la Historia total, que ya preconizó la escuela historiográfica francesa de Annales, ofrezca unos resultados enriquecedores de la Historia del periodismo con alcances innovadores.
Artículos que integran el dossier
Entre las aportaciones presentadas en el presente monográfico, dos giran en torno al método de investigación de las historias conectadas. De un lado, Marialva Barbosa y Rosana Borges8, de la Universidade Federal do Rio de Janeiro y de la Universidade Federal de Goiás (Brasil), presentan una propuesta metodológica desde perspectivas multirregionales con la que elaborar unas historias conectadas a partir de la formación de redes nacionales de investigación. De otro, Celia de Palacio9, de la Universidad Veracruzana de México, tras analizar 252 trabajos históricos dedicados a la prensa latinoamericana, y comprobar la escasa reflexión sobre el quehacer metodológico y teórico de sus autores, propone las historias conectadas como alternativa para trascender los límites geográficos de las investigaciones y, así, detectar cómo circularon las ideas y se conectaron los diversos aspectos, con el consiguiente análisis de la naturaleza de tales conexiones.
De Andalucía, una de las regiones más prolíficas y pioneras de la prensa española, aunque también de las más olvidadas en las síntesis históricas
estatales, ofrecemos cuatro trabajos de cinco profesores de la Universidad de Sevilla. María Eugenia Gutiérrez10 analiza, a partir de El Cencerro (Córdoba, 1869) y El Alabardero (Sevilla, 1879), la contribución de la prensa satírica andaluza, con caricaturas, al desarrollo de la prensa industrial en España, dejando en evidencia que ambas cabeceras participaron en la creación de un periodismo popular divergente del modelo hegemónico internacional. Por su parte, Concha Langa Nuño y Daniel Moya López11 examinan la propiedad de las principales empresas periodísticas andaluzas desde los inicios de la Transición Española, en 1975, en adelante, con el propósito de detectar las relaciones de poder existentes entre el sistema mediático y las estructuras políticas y económicas de la región.
Los otros tres profesores de la universidad hispalense hacen uso de sendos marcos teóricos, el Enfoque Estructural Simple (EES) y la Economía Política de la Comunicación (EPC), en sus novedosas propuestas metodológicas. Así, Rosalba Mancinas-Chávez y Ramón Reig12 proponen el Enfoque Estructural Simple (EES) como método para investigar la prensa local, planteando como caso de estudio al diario sevillano El Correo de Andalucía (1899), a partir de unas pautas generalizables a todo el sector, sin perder de vista dos factores tan decisivos como la perspectiva histórica y el contexto. Por otra parte, Julieti Oliveira13 se vale de la Economía Política de la Comunicación (EPC) para examinar la representación mediática de la cultura en la prensa local al objeto de observar si sigue cánones comerciales, si se pliega a las estructuras de poder y, en definitiva, para comprender la concepción de cultura propuesta por tales publicaciones.
Dos autores de la Universidad de Costa Rica, Patricia Vega14 y Eugenio Quesada Rivera15, hacen uso en sus trabajos del marco teórico diseñado por Robert Darnton sobre el circuito de la comunicación con fines muy diversos. Así, mientras la primera plantea dicha propuesta metodológica para estudiar la historia de la prensa en el Caribe costarricense en base al análisis del mecanismo comunicativo experimentado por dichas publicaciones: diseño de la oferta informativa, producción, distribución y, finalmente, consumo por el público lector; el segundo hace lo propio para comparar dos revistas editadas por los frailes capuchinos en ambos lados del Atlántico, El Adalid Seráfico (Sevilla, España) y El Heraldo Seráfico (Cartago, Costa Rica), con el propósito de ponderar la incidencia de las personas que intervinieron en los procesos de producción, distribución y consumo.
Otro trabajo indaga espacios periféricos en la Argentina. Julio Eduardo Moyano Falconier16, de la Universidad de Buenos Aires y Nacional de Lanús (Argentina), explora las causas del estancamiento del periodismo en la provincia argentina de Entre Ríos a partir de mediados del siglo XIX, tras haber sido ésta un actor fundamental en el proceso que conformó el Estado Nación, quedando en un estado subalterno con relación a la provincia de Buenos Aires, así como las dificultades de método y archivo para explicar el proceso.
Finalmente, en el marco singular de las Islas Canarias dentro de España, por su tardía incorporación a la Corona de Castilla, su histórica desconexión socioeconómica de la península Ibérica y sus tradicionales lazos con los países occidentales más desarrollados, dos trabajos abordan el reduccionismo que sobrellevan las historias del periodismo español al estar ceñidas al «centro». De un lado, Nathalie Le Brun17, de la Universidad de Estrasburgo (Francia), se ocupa del trasiego de informaciones que, sin pasar por Madrid, intercambiaba el Diario de Tenerife (1886-1917) con París al calor de tales relaciones, con su consiguiente incidencia en los patrones identitarios isleños. De otro, Julio Yanes18, de la Universidad de La Laguna (España), tras profundizar en el hecho diferencial canario, recrea el enriquecimiento que al estado de la cuestión supondría la incorporación de la realidad insular, lo que le da pie para reivindicar las aportaciones que deben subyacer en las regiones periféricas y marginales de la península hasta ahora también ignoradas.