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Perspectiva Geográfica

Print version ISSN 0123-3769

Perspectiva Geográfica vol.29 no.1 Tunja Jan./June 2024  Epub July 01, 2024

https://doi.org/10.19053/01233769.16368 

Artículos

Fútbol e interseccionalidad: la trayectoria de Monarcas Colima

Football and intersectionality: the trajectory of Monarcas Colima

Futebol e interseccionalidade: a trajetória de Monarcas Colima

Ciria Margarita Salazar C1 
http://orcid.org/0000-0001-8863-2309

Emilio Gerzaín Manzq Lozano2 
http://orcid.org/0000-0003-2087-2378

1 Doctora en Educación Física y Artística, Universidad de Extremadura, PTC de la Universidad de Colima. Cuerpo académico UCOL85 Educación y Movimiento, México. ciria6@ucol.m_x https://orcid.org/0000-0001-8863-2309

2 Doctor en Letras Modernas, Universidad Iberoamericana, PTC de la Universidad de Colima. Cuerpo académico UCOL85 Educación y Movimiento, México. manzolozano@ucol.m_x https://orcid.org/0000-0003-2087-2378


Resumen

El deporte, especialmente el futbol desde su génesis, ha sido un territorio hipermasculinizado, caracterizado por la fuerza, el vigor y la rudeza. Esto no solo dejó durante mucho tiempo a las mujeres fuera de su práctica, sino que también aquellos hombres que no encajaban en la masculinidad hegemônica fueron excluidos por décadas de una práctica oficialista. En términos de la interseccionalidad, el vocablo alude a los hombres de la comunidad LGBTIQ+ que, por no cumplir con el estereotipo físico y actitudinal, fueron estigmatizados y orillados a buscar prácticas deportivas estereotipadas, o donde los estándares no marcaran una diferencia o confrontación con la identidad sexual. Los movimientos sociales para el reconocimiento de la diversidad sexual impactan en el ámbito deportivo al reconocer las distintas manifestaciones del ser humano más allá del género binario. El objetivo del artículo es contar la trayectoria de 19 años del equipo Monarcas, en el estado de Colima (México), y por qué marca un hito al constituirse como un conjunto de jugadores de fútbol que no entran en el esquema binario del género y que promueven los derechos a la libertad, la vida sana y el deporte, para hacerse un lugar como campeones en un territorio heteronormativo. La metodología utilizada es etnografía feminista, apoyada por fuentes documentales y entrevistas semiestructuradas como fuentes primarias para la construcción del entorno espacial, histórico e influencia del club en los movimientos deportivos LGBTIQ+ de la región y el país.

Palabras clave: futbol; interseccionalidad; LGBTIQ+; Monarcas Colima; geografía

Abstract

Sport, especially soccer since its genesis has been a hyper masculinized territory, characterized by strength, vigour and rudeness. This not only left women out of its practice for a long time, but also those men who did not fit into hegemonic masculinity were excluded for decades from an official practice. In terms of intersectionality, the word refers to men from the LGBTIQ+ community who, for not complying with the physical and attitudinal stereotype, were stigmatized and forced to seek stereotypical sports practices, or where the standards did not make a difference or confrontation with the sexual identity. Social movements for the recognition of sexual diversity impact the sports field by recognizing the different manifestations of the human being beyond the binary gender. The objective of the article is to tell the 19-year history of the Monarcas team, in the state of Colima (Mexico), and why it marks a milestone by becoming a group of football players who do not fit into the binary gender scheme and who promote the rights to freedom, healthy living and sports, to make a place for themselves as champions in a heteronormative territory. The methodology used is feminist ethnography, supported by documentary sources and semi-structured interviews as primary sources for the construction of the spatial, historical environment and influence of the club on the LGBTIQ+ sports movements of the region and the country.

Keywords: football; intersectionality; LGBTIQ+; Monarcas Colima; geography

Resumo

O esporte, especialmente o futebol desde a sua gênese tem sido um território hiper masculinizado, caracterizado pela força, vigor e grosseria. Isto não só deixou as mulheres fora da sua prática durante muito tempo, mas também aqueles homens que não se enquadravam na masculinidade hegemónica foram excluídos durante décadas de uma prática oficial. Em termos de interseccionalidade, a palavra refere-se a homens da comunidade LGBTIQ+ que, por não cumprirem o estereótipo físico e atitudinal, foram estigmatizados e obrigados a buscar práticas esportivas estereotipadas, ou onde os padrões não faziam diferença ou confronto com a sexualidade. identidade. Os movimentos sociais pelo reconhecimento da diversidade sexual impactam o campo esportivo ao reconhecerem as diferentes manifestações do ser humano para além do gênero binário. O objetivo do artigo é contar a história de 19 anos do time Monarcas, do estado de Colima (México), e por que ele marca um marco ao se tornar um grupo de jogadores de futebol que não se enquadram no esquema binário de gênero e que Promovem os direitos à liberdade, à vida saudável e ao desporto, para conquistarem um lugar como campeões num território heteronormativo. A metodologia utilizada é a etnografía feminista, apoiada em fontes documentais e entrevistas semiestruturadas como fontes primárias para a construção do ambiente espacial, histórico e influência do clube nos movimentos esportivos LGBTIQ+ da região e do país.

Palavras-chave: futebol; interseccionalidade; LGBTIQ+; Monarcas Colima; geografia

Introducción

Los apuntes de partida

El deporte moderno -como se le conoce en nuestra época- tiene, justamente, su génesis en la Rugby Public School, bajo la dirección de Thomas Arnold, en Inglaterra (de 1828 hasta 1841). Arnold era conocido como "el revolucionario del deporte"; durante sus primeros años como director aplicó reformas al currículo de la escuela pública de la comunidad de Rugby (Inglaterra) y consideró al deporte como un eje transversal en la formación de las juventudes (Pérez Aragón & Gallardo Pérez, 2016).

La Rugby Public School tuvo como mérito ser la escuela formadora de los hombres jóvenes ingleses -lugar para la trasmisión del conocimiento más avanzado de la época y del momento- para forjar el carácter y modelar cualidades morales y sociales; en palabras del propio Thomas Arnold, de comunes a caballeros: "mi objetivo es enseñar a los niños a gobernarse a sí mismos" (Coubertin, 2012, p. 97). Los historiadores de Arnold -principalmente Pierre de Coubertin- afirman que observó con detenimiento cómo los jóvenes del colegio dedicaban sus horas libres a compartir, en las áreas abiertas, juegos populares y tradicionales de sus lugares de origen y cómo estos, bajo códigos de comportamiento, podían brindarles una interacción placentera y vigorosa.

Cuando Thomas Arnold observó la viabilidad pedagógica de las prácticas físicas y organizadas, les encargó a sus estudiantes que reglamentaran esos juegos del patio (establecer acuerdos y códigos), lo que llevó a la creación de clubes, formalización del asociacio-nismo y generación de diversas disciplinas deportivas -entre ellas, el futbol-. Este tuvo su origen oficial con la publicación del reglamento de 1863 (el cual fue conciliado por varios colegios de la época). Para el futbol, el reglamento y código más influyente fue el de Cambridge. Elaborado bajo los principios de la masculinidad hegemónica de la época, se redujo - con la normativa- el juego brusco y violento, pero las nuevas reglas enfatizaban destrezas y habilidades basadas en la fuerza física.

Cubertin (2012), creador de los Juegos Olímpicos (JJ. OO.) modernos y seguidor de Thomas Arnold, en uno de sus libros enfatiza sobre el uso y el pensamiento emancipador del cuerpo, tratamiento que también imprimió a los JJ. OO. desde su origen: "Arnold fue el primero en utilizar al deporte para producir voluntades firmes y corazones rectos, al mismo tiempo que cuerpos robustos mediante la libertad y jerarquía del mérito" (p. 90). Esta visión del deporte y sus participantes no solo descartó a otro tipo de masculinidades de la época, sino que también determinó, durante muchas décadas, la participación de las mujeres.

Para el caso de las mujeres, Pierre Coubertin -de forma férrea- impuso una distancia con el deporte basada en un discurso patriarcal, biológico e intelectual que en nuestros días aún persiste, y, sobre todo, estereotipado por la reproducción femenina, la delicadeza de la figura y la estética. La antigua frase citius, altius, fortius, que continúa vigente como definición del ser identitario de los JJ. OO., es una prueba efectiva de lo que se espera de alguien que desea entrar al olimpismo: "más rápido, más alto y más fuerte". Esta locución latina legitimó los valores y las capacidades físicas vinculadas a lo que debía ser un hombre.

También, desde su génesis, el futbol soccer fue el espacio de reproducción de la masculinidad hegemónica institucionalizada y reconocida socialmente, aunque en nuestros días se han comenzado a gestar algunos cambios y procesos que nos hacen pensar en rupturas del bastión masculino, pues desde siempre fue el espacio de los hombres para medir y potenciar los ímpetus, la habilidad y la pericia física sobre un objeto redondo que circulaba por un gran rectángulo.

Sanfélix (2016) menciona que el futbol es un coto homosocial propicio para la modelación y reproducción sistemática del modelo hegemónico, en donde los chicos aprenden desde la infancia que al ir a practicar futbol también se deben aprender los códigos identitarios de ser hombre jugador de futbol: "fuerza, agresividad, competitividad, violencia, en pro de la consecución del reconocimiento y el éxito, pero siempre desde el paradigma de la pertenencia a un grupo identitario que le da sentido y sustento a estas lógicas" (p. 246). Estos espacios de homosocialidad masculina -como es el caso del futbol- articulan de forma perfecta estructuras de socialización, construyen relaciones de fraternidad y hermandad a modo de pacto patriarcal (Segato, 2017, citado en Kopelovich, 2023) y fortalecen la identidad sexogenérica; en muchos casos, se caracterizan por la violencia exacerbada, violencia simbólica con y para los otros, misoginia, machismo y homofobia: escenarios, sin duda, de construcción o fortalecimiento de la masculinidad (hegemónica).

A principios de los años ochenta (s. xx), se desprende de los estudios de género el concepto de masculinidad hegemónica, históricamente entendido como un patrón de prácticas legitimado por el poder patriarcal (Connell & Messerschmidt, 2021) y atractivamente reproducible, pero que también permitió -a partir de su unicidad inicial- una mirada y cuestiona-miento crítico a las diversas formas de ser hombre. Ponce (2004) expresa que, a pesar de la socialización dominante, los significados del ser hombre tienen un carácter heterogéneo, inestable y disputado; a eso deben agregarse las múltiples formas ideológicas, contextuales y geográficas en las que fueron formados, modelados y educados.

En este sentido, List Reyes (2004) hace notar -a través de la discusión de la relación entre sexo, género y genitalidad- que la masculinidad no siempre pertenece a los varones, o no siempre los varones, para ser varones, deben ser masculinos, porque lo masculino y lo femenino no son órdenes monolíticos, excluyentes ni binarios. En cuanto a suponerlos binarios o ligados (el sexo y el género), Judith Butler (2007) asevera que cuando el género se independiza del sexo, el género mismo se convierte en un artificio vago, con la consecuencia de que hombre y masculino pueden significar tanto un cuerpo de mujer como un cuerpo de hombre y mujer; y femenino, tanto uno de hombre como uno de mujer (p. 39); en otras palabras: las identidades de género son mutables.

Con relación al tema, la masculinidad normativa y hegemónica -a lo largo de las reflexiones y aplicaciones- ha cambiado hasta volverse una categoría diversa; desde la mirada de List Reyes (2004), la construcción de la masculinidad estará normada por sus condicionantes histórico-culturales. Estas nuevas concepciones sobre las masculinidades, así como la posibilidad de que las mujeres participen con libertad y sin cuestionamientos de identidad sexogenérica, han posibilitado la incursión de las comunidades LGBTIQ+ en la práctica deportiva pública, institucional y profesional (Salazar, 2023). En el presente trabajo se narra la trayectoria deportiva y activista de casi dos décadas del equipo Monarcas, del municipio de Tecomán, Colima (México), una agrupación que marca un hito al constituirse en un conjunto de jugadores de fútbol que no entran en el esquema binario del género y que promueven los derechos a la libertad, la vida sana y el deporte.

El abordaje

El abordaje metodológico es de tipo antropológico feminista, que, de entrada, cuestiona la situación sobre cómo operan los sistemas de opresión, el sexismo, el etnocentrismo, el racismo y el régimen cishetero-sexual, entre otros (Ruiz, 2022), en el contexto espacio, tiempo y forma de la unidad de análisis Monarcas Colima. La técnica utilizada para el rescate y manejo de la información fue la etnografía feminista, que nos permite ver desde la interseccionalidad las nuevas desigualdades y las dinámicas de poder, un método de rastreo, ensamble y transformación para cultivar la capacidad de respuesta entre las urgencias (Ruiz, 2022, p. 82).

La Barbera (2017) describe a la interseccionalidad como una categoría analítica que permite examiner las dinámicas sociales y estructurales reproducibles de generación en generación:

La interseccionalidad se presenta como categoría analítica para identificar de qué manera la intersección de las estructuras sociales (género, sexualidad, raza, nacionalidad, clase, discapacidad) genera situaciones de discriminación complejas que se mantienen y reproducen tanto en el nivel estructural, como político y discursivo (La Barbera, 2017, p. 191).

Recurrimos a las fuentes documentales (en notas periodísticas, literatura gay de la época y registros digitales del estado de Colima) para situar a Monarcas Colima en el contexto espaciotemporal y recuperamos, de forma oral -de sus fundadores e integrantes-, aspectos sensibles de su trayectoria, así como algunas de sus experiencias.

Monarcas Colima: tiempo y espacio

Considerado por muchos años la "capital del oro verde" (por su alta producción de limón), Tecomán es uno de los diez municipios que conforman el estado mexicano de Colima, sobre la costa del Pacífico. Ubicado en un valle pródigo en cultivos de cítricos, palma de coco y fauna, genera gran parte de la riqueza del estado y es asentamiento de jornaleros temporales provenientes de diferentes lugares de la República Mexicana. Se atribuye a este municipio una superficie de 808 km y tiene dos zonas definidas: la costera, una franja con el 60% de la superficie que cuenta con 30 km de litoral (17 km en su parte más ancha tierra adentro y 8 km en la más angosta), cuya superficie total estimada es de 487 km; y la planicie costera, conocida como el Valle de Tecomán, que se destaca por sus playas: Pascuales, El Real, Tecuanillo, Carrizal, Manzanilla, Guazango, El Coco, Guayabal, y que, al inicio del presente siglo, representaba la principal fuente de ingresos para la población local (Correa, 2010).

Tecomán ha sido escenario de proyectos productivos de agricultura, además de encontrarse en el corredor costero y estratégicamente cercano al puerto de Manzanillo, calificado como uno de los más importantes de Latinoamérica. Este panorama le otorga un perfil prominente frente a los otros municipios colimenses.

En este lugar se encuentra instalado el campus universitario que alberga bachilleratos y las ingenierías en agricultura y veterinaria, para aprovechar todos los recursos que se generan en estos rubros. Además, a lo largo del municipio existen planteles de los tres niveles de educación básica -preescolar, primaria y secundaria- que cuentan con servicios de apoyo de educación especial, lo que significa (al menos en teoría) que la instrucción se encuentra asegurada.

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda de 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi, 2021), en Tecomán viven 116.305 personas, con una proporción de 98 hombres por cada 100 mujeres y una edad promedio de 28 años. En el rubro de disponibilidad de servicios y equipamiento, en porcentajes: las viviendas cuentan con un 84,4 de agua entubada, 99,4 de drenaje, con las mismas cifras para el servicio de servicio sanitario, así como un 99,2 de energía eléctrica. En cuanto a la disponibilidad de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), existe un 88,4 de uso del celular (teléfono móvil), 34,8 con cobertura de internet, 22,8 de la población cuenta con computadora y el 26,4 con línea telefónica fija. Un 82,1 de las personas están afiliadas a algún servicio médico, mientras que para la situación conyugal 31,2 se encuentran en matrimonio y un 31,9 en soltería.

Este panorama estadístico se muestra alentador, sin embargo, según un estudio desarrollado por la Universidad de Colima y el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Martínez Guzmán et al., s. f.), en el estado de Colima existe un amplio margen de población perteneciente a la comunidad LGBTIQ+ que vive discriminación -institucional y cotidiana- y, en el espacio público, violencia -simbólica y estructural, así como física y sexual-. Estos resultados son proporcionales, de acuerdo al 13% de participantes, en el municipio de Tecomán, en una muestra de 430 personas compuesta por un 68% de hombres, un 30% de mujeres y 2% de intersexuales.

En cuanto al aspecto de la convivencia, centrado solamente en los resultados estadísticos, las cuentas no resultan porque, desde la perspectiva social, queda mucho trabajo por hacer. De las 384 localidades que conforman este municipio, la mayoría están inscritas en un marco de ruralidad. Por densidad de población, destacan la propia cabecera municipal de Tecomán, Cerro de Ortega y la Colonia Bayardo. Asimismo, sobresale que en este municipio existe una fuerte manifestación de la diversidad sexual en actividades económicas, sociales y culturales, que se visualiza -por ejemplo- en la Asociación Unidos por la Diversidad en el Valle de Tecomán (Undivate) (Santillán, 2023).

Junto con estos grupos, que promueven la visibilidad y el trabajo social en distintos escenarios sociales -como la Marcha del Orgullo Gay (Marcha del Orgullo LGBTIQ+ Tecomán, 2023) y concursos de belleza que legitiman su presencia-, aparece la trayectoria de un equipo de futbol que resulta un hito en el ámbito deportivo porque sus integrantes rompen con los estereotipos que acompañan históricamente a este deporte, vinculados por la tradición a la masculinidad per se. El equipo Monarcas tiene un espacio ganado a pulso por ser un buen competidor a nivel cancha, pues su trabajo en conjunto rebasa los límites de los partidos para lanzarse a las causas por la comunidad, por el respeto a los derechos humanos y el reconocimiento ganado con respeto para todas las personas, en particular hacia los hombres que viven la alternancia sexual más allá de la heterosexualidad. A través del balompié promueven desde hace muchos años, entre otras actividades, la Copa LGBT Monarcas Tecomán 2022 de futbol soccer 7 -avalada por la Federación Nacional de Deporte Diverso-. En su emisión 2022, reunió a 16 equipos varoniles y 8 femeniles, como una preparación previa a la participación de esta asociación en los Gay Games 2023 (Espíritu, 2022).

El 21 de octubre del 2004 nace el Club Deportivo Monarcas en el municipio de Tecomán, Colima. Desde hace varios días atrás de esta fecha nos veníamos reuniendo [...] para celebrar encuentros deportivos amistosos entre nosotros mismos, surgió una idea prácticamente de nosotros de convivir, de relajarnos un poco a la par de los trabajos que llevábamos juntos todos, los 11 fundadores del club, porque éramos 11 fundadores […]. Tomamos como referencia nuestra fecha de inicio porque fue cuando tuvimos nuestro primer uniforme y encuentro deportivo ya en un evento oficial, que fue la Unidad Deportiva Norte del municipio de Tecomán (Líder del equipo).

La particularidad de este club deportivo reside en que abarca una temporalidad sobresaliente por su permanencia, además de desarrollarse en un ambiente que no es el más favorable para la comunidad LGBTIQ+. Sus integrantes conforman una red de apoyo para la comunidad diversa que se extiende a la sociedad en general, pues México es uno de los países en la región que cuenta con más leyes encaminadas a la inclusión de las personas de la diversidad sexual. Sin embargo, al mismo tiempo, sigue siendo uno de los que tiene mayor número de registro de crímenes de odio (Corral, 2018).

Habrá que pensar en la transversalidad del paradigma del género binario y en la transformación del esquema del futbolista y del hombre que lo practica. El advenimiento de nuevas formas de masculinidad impacta en las distintas actividades sociales y, por supuesto, el deporte no es excepción. De acuerdo con el Manual de semántica de la lengua española (Carriano Ruiz, 2021), podemos observar la construcción del futbolista LGBTIQ+ perteneciente a Monarca: la suma de rasgos semánticos fuerza (+) virilidad (+) liderazgo, además de los rasgos implícitos en el futbolista, se mueven en la peculiaridad del equipo Monarcas. En su juego promueven un acto simbólico de transformación social y el acercamiento a nuevas formas de ser hombre, donde la virilidad y la feminidad se conjugan abiertamente en el terreno de juego para dar lugar a la visibilidad de un conflicto social relacionado con la asunción de la presencia de personas que viven de manera diversa su sexualidad y que la asumen, independientemente del riesgo que esto implique. Sin embargo, el impacto de una liga de futbol LGBTIQ+ en un contexto enmarcado en la tradición machista -como el municipio de Tecomán- hace que cada encuentro deportivo sea una manifestación de aquellos que, por el pensamiento conservador, han sido invisibilizados y que gracias a la convocatoria de un partido de futbol adquieren una nueva posición en la dimensión social.

Para poder dimensionar la influencia social de la falta de espacios sociales para las minorías sexuales resulta necesario acudir, como fuente informativa, a la producción literaria colimense de la segunda mitad del siglo XX. Un breve acercamiento ayudará a la comprensión del contexto en el que se ha desenvuelto la comunidad LGBTIQ+ en Colima. Aunque en esta disciplina lleva implícita una reconfiguración de la realidad, da cuenta de las diversas formas peyorativas y discriminatorias que promovían una alternancia sexual, más que aceptada, oculta por los prejuicios. Las obras que se revisan corresponden a la narrativa, género literario que permite un análisis interpretativo apegado a la representación del mundo desde la visión del autor. Los relatos analizados señalan diferentes momentos históricos y geográficos en la región colimense.

"Pelados a rape" (Ceballos Silva, 1996) es una crónica de un suceso acaecido en la capital del estado en 1936: un grupo de adolescentes pertenecientes a familias adineradas decide cortarse el pelo a rape como protesta contra el alza de los impuestos. Enterado el gobernador, son citados al Palacio de Gobierno; ahí les da a conocer un bando publicado en el boletín gubernamental: "Las autoridades gubernamentales, con el deseo de erradicar el homosexualismo y su proliferación han decretado la pelada a rape de todos los jóvenes afectos a tan feo vicio y así señalarlos ante la sociedad y público en general". Ante esta amenaza, los involucrados incluyeron peluquines en su atuendo diario.

La ruralidad también ofrece escenarios para la homosexualidad. En "El diablo y Manuel" (González, 1996) se describe el desenfreno sexual del joven Manuel Ruiz, hijo de hacendados, que pasa la noche en busca de alguien para desahogar su pasión. Recorre los domicilios de las mujeres disponibles y todas se niegan. El relato dice: "Por último decide visitar a Lupón, el joto que estrena a todos los hombres en Comala [...] sin encontrar respuesta, al regreso a casa, pierde la razón". Luego descubren que está poseído por el demonio y es exorcizado. Todo vuelve a la tranquilidad.

España, la calle (Márquez Gileta, 1995) es quizá la novela que retrata con más detalle la homosexualidad en la ciudad de Colima durante la década de los ochenta (s. xx). Se desarrolla en un escenario entre cantinas de barrio y hoteles de paso, así como la vida cotidiana de la comunidad, que parece vivirse a plenitud. Sin embargo, en el capítulo "Bajo el signo de Orus" (p. 45) narra: "De tristeza fallece Leonardo, mientras las demás mueren a cuchilladas: el Chino Hoyos de cinco puñaladas en la cabeza, el doctor Enríquez de siete, pero en el derriere, a Reynaldo Vera le cortaron el cuello, a Mircea Rodríguez lo castran, expira desangrándose".

Todos estos crímenes forman parte de la cultura oral colimense; registrados por el autor, dan cuenta de la homofobia normalizada. Más adelante, en el apartado "En la noche que perdió el Guadalajara" (pp. 85-99), el protagonista, Leonardo, tiene un altercado con Galilo, su pareja, quien le explica a sus hijos: "La razón es muy simple" -dice Galilo- "si Leonardo y yo dormimos juntos es porque él es puto y yo mayate. Y si sus tías Lulú, Libertina y Janis tienen nombre de mujeres y son hombres es porque también son putos". De nueva cuenta, la homofobia queda de manifiesto, donde la homosexualidad está en el otro, quien lleva la carga femenina y, por lo tanto, se encuentra en posición peyorativa.

El cuento "Vivir" (Chávez et al., 2003) da cuenta de la travesía nocturna de un grupo de jóvenes en la capital colimense de los inicios del 2000. Uno de ellos, Chalito, manifiesta su homosexualidad y comparte con ellos una serie de escarceos eróticos hasta que el resto del grupo decide abandonarlo en una calle solitaria: "¡Por un momento deja tus puterías!, me grita Villalba, ése y todos los sinónimos de joto que conocemos, como enloquecido [...]. Arranca el vocho y me dejan en la avenida con la luna derramándose en las huertas". Una vez más, la homofobia y la doble moral se patentizan en la narrativa. En esta antología, este es el único texto con temática homosexual entre 16 autores.

Cierra este repaso, nuevamente, Ceballos Silva (1996, p. 188), ahora con el relato "La Sodoma colimense", a propósito del municipio donde se ha desenvuelto el equipo Monarcas. Describe el autor que, a mediados de la década de 1970, ante la proliferación de prostíbulos, el gobernador propone ante los diez presidentes municipales clausurar ese tipo de establecimientos. El único munícipe que se niega a acatar tal disposición es el tecomense, quien argumenta: "Me permitiré explicarle que en Tecomán hay una población flotante de más de doce mil trabajadores que vienen solitos, es decir, sin sus mujeres […] y si les cerramos esos centros de esparcimiento, son muy capaces que empiecen por nosotros. Y yo, señor, no quiero pasar por esa prueba". Dice el autor que el gobernador aceptó y Tecomán fue reconocido, durante algún tiempo, como "la Sodoma colimense".

Este recorrido literario da cuenta de la visión de la homosexualidad existente en el estado de Colima y pone de manifiesto: 1) la normalización de la homo-fobia en contextos rurales y urbanos; 2) el manejo de códigos de censura y supresión de la libertad sexual; y 3) una constante de violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, ante la diversidad sexual, que perdura hasta la época actual. Monarcas promueve el reconocimiento de su ciudadanía sexual de manera inherente a su actuación, provoca, convoca al cambio.

Cardona Acuña (2018) habla de estos cambios del paradigma de género y, en el caso que nos ocupa, se enfoca en el masculino para señalar dichos cambios como una vía central en el proceso de aceptar, salvaguardar, promover y reconocer comunalmente y ante las mayorías los derechos humanos de las minorías sexuales y señalar el concepto de ciudadanía sexual (Jiménez Bolaños, 2018). Así mismo, muestra elementos políticos, civiles y sociales que se asocian a las libertades individuales, el sentido de dignidad inherente al ser humano y la búsqueda de la sana convivencia sin importar las diferencias, en una construcción orgánica de la vida social.

El futbol: punto de encuentro y transformación

Entre hombres heterosexuales, la homosocialidad en el futbol significa socializar, hermandad, construcción de identidad deportiva o colectiva, camaradería, reafirmación de la masculinidad hegemónica (Segato, 2017) e incluso homofobia (Morales & Bustos, 2018). Para Monarcas Colima la homosocialidad significó la oportunidad, la inclusión, reconocimiento y visibilización; en primer lugar, se organizaron para encontrarse en un grupo de confianza de homosexuales que gustaban del futbol, para posteriormente enfrentarse en grupo (equipo Monarcas) al heteronormativismo del balompié local.

Todos estudiábamos en la Facultad de Contabilidad y Administración en el municipio de Tecomán y, por ende, pues nos conocíamos prácticamente de la farándula de la comunidad LGBT [de la] que formamos parte. Se nos ocurre la idea de juntarnos y nos empiezan a invitar a jugar en diferentes ligas y hasta la fecha, pues militamos en la Liga de Superveteranos, anteriormente no pertenecíamos a esa, estábamos en otra liga municipal de fútbol, pero conforme pasaron los años pues fuimos creciendo, y pues ya tenemos la edad para estar en la Liga de Veteranos de Tecomán, Colima, en la cual ya tenemos más de 12 años militando, y que esto nos ha llevado a darle un impulso excelente al deporte diverso, haciendo mucha inclusión, visibilización y sobre todo fomentando el respeto entre las personas que van y se dan tiempo de irnos a ver (Líder del equipo).

Pues gracias al entusiasmo de los que formamos la asociación y las ganas de jugar y practicar deporte nos dimos valor de formar un equipo y enfrentarnos con heteros en encuentros amistosos (I, jugador).

Si bien Monarcas Colima se abre un espacio en las ligas masculinas del municipio, a cambio debieron demostrar mayor fuerza y destreza física y dominio de balón, e incluso la adopción del rasgo más característico de la masculinidad hegemónica, que es la violencia. Una forma de jugar y ser que les permitía estar a la altura de los hombres (Kopelovich, 2023).

De recién que inició el club fue muy difícil, ya que no éramos muy bien aceptados dentro de la sociedad y bien visto[s]; pero a lo largo del tiempo fuimos tomando más fuerza y mucha gente empezó a seguir y concientizando, es así como vamos impulsando nuevas generaciones (R, jugador).

Nosotros íbamos con toda la actitud e íbamos a demostrarles que también queríamos jugar, fue así como después metimos un equipo a la liga de fútbol, ya un poco más formal [...]. Nos tuvimos que enfrentar o jugar con equipos heteros para que la sociedad pueda visualizarnos desde otra perspectiva y así ser aceptados, respetados, y que poco a poco la sociedad tenga otra mentalidad de la diversidad (I, jugador).

Este deporte como tal es rudo y de contacto, pero no significa que alguien fuera de esquema no lo pueda practicar (F, jugador).

El hecho de que los jugadores de Monarcas hubieran tenido que demostrar que los hombres homosexuales también juegan futbol y que pueden asumir los estereotipos masculinos nos habla de una disociación entre sexo, género y deporte, y de una intersección frente a sus pares y heterosexuales (Heredia, 2021). Monarcas rompe con el arquetipo del "hombre futbolista", pero para integrarse a la liga municipal no hay que dar cabida a la fragilidad ni al menoscabo de la forma física y técnica. En otras experiencias registradas por equipos deportivos de futbol como Las Gardenias de Tepito, las futbolistas son transexuales y travestis y cada 4 de octubre saltan al campo para enfrentarse a los hombres del barrio, al equipo Ebraye (Staff de VICE, 2016). Su valentía por abrirse como homosexuales o travestis y jugar contra los hombres se premia con la normalización de la identidad sexual, la tolerancia y el estatus de futbolistas (Bruno, 2016). Sin embargo, la afeminación de los jugadores y de su estilo de juego refuerza la masculinidad hegemónica y da pie a un espectáculo entre la feminidad impropia del futbol contra la masculinidad nativa del juego (Heredia, 2021).

Nosotros teníamos abarrotados los campos al principio porque éramos la novedad de lo que se estaba viviendo y muchísima gente nos invitaba a la apertura o finales de algún equipo municipal y éramos la antesala del partido oficial porque llenábamos. Entonces, hasta la fecha tenemos mucha gente que nos sigue, mucha gente que nos respeta, mucha gente que nos apoya y es lo que ha causado que Monarcas siga vigente por más de 19 años (Líder del equipo).

Los integrantes del equipo Monarcas expresan que -a lo largo de 19 años- su logro más palpable es la visibilidad social, el reconocimiento y aceptación de su condición homosexual y el respeto por su nivel futbolístico. Aceptar el condicionamiento heteronormativo, adaptarse, sobreponerse e imponerse en las ligas deportivas del estado ha transformado y fortalecido a ese equipo, integrado ahora por ocho de los pioneros, para contagiar a otros colectivos para ganar espacios con equidad e igualdad.

En Monarcas estamos convencidos [de] que solamente con la suma de esfuerzos podremos establecer condiciones de vida que nos permitan a todos convivir en paz y armonía dentro de un mismo espacio geográfico sin importar nuestras diferencias, pues al final de cuentas todos somos seres humanos y tenemos los mismos derechos. Y aunque la tarea nos ha sido difícil desde el comienzo, debemos reconocer que se han logrado cambios importantes en el camino de la tolerancia y respeto a través de un deporte tan popular como el fútbol y [el] voleibol, pues lo que hace apenas algunos años atrás se consideraba un deporte para hombres, hoy día celebramos que existe mayor participación de diferentes grupos sociales y minorías [en] este bonito deporte (Líder del equipo).

La fuerza emocional y pública que ha tomado el equipo derivó en una posición de liderazgo en la liga municipal, y ha alcanzado representatividad nacional por su juego y por sus acciones a favor de la inclusión. Tal posición les ha brindado la oportunidad de realizar activismo a favor de la comunidad LGBTIQ+, de impulsar una agenda incluyente, dignificación en la salud sexual y visibilidad en las políticas públicas, en especial, en lo que a deporte se refiere.

Dentro del deporte, en el estado de Colima nos han apoyado [para] dar más visibilidad ante la sociedad, ya que hace más de diez años hemos estado en torneos tanto nacionales como internacionales. Gracias a esta lucha que hemos tenido, hoy en día, en el año 2023, se ha logrado que cada 21 del mes de octubre será el día del deporte diverso, gracias al trabajo del Club Deportivo Monarcas (R, jugador).

A manera de cierre

La interseccionalidad resultó ser una excelente herramienta para la observación de la masculinidad diversa versus la masculinidad hegemónica. El Club Deportivo Monarcas experimentó durante años diferencias por sexismo, género, orientación sexual, estrativismo (clase social), práctica deportiva (futbol), destreza motriz, homofobia y violencia.

Monarcas Colima se atrevió a irrumpir el heteronormativismo del futbol, pero debió sujetarse al modelo de masculinidad hegemónica en los primeros años, a la par de una lucha activista por los derechos humanos y una visibilización institucional de igualdad, lo que permite hoy jugar futbol desde una masculinidad diversa siendo o no homosexual.

Estos señalamientos ayudan a contemplar el escenario que Monarcas ha debido construir a través de la práctica del fútbol en su desarrollo histórico, donde su convocatoria frente a las distintas comunidades rurales que conforman el municipio donde se asientan y ante el mismo estado de Colima lo señalan como punta de lanza en la búsqueda de una mejor convivencia: la búsqueda para transitar de la tolerancia a la aceptación.

La aportación social de este artículo, en primera instancia, permite visibilizar las problemáticas que enfrenta la comunidad LGBTIQ+ en el terreno deportivo y principalmente en el futbol. De igual manera, hacen notar la importancia de la formación universitaria y profesionista del equipo para enfrentarse al estigma social con herramientas jurídicas y argumentativas. En un tercer momento, la experiencia y las reflexiones permiten generar estrategias comunitarias seguras, respetuosas e incluyentes, sin importar la orientación e identidad sexual de los/las deportistas.

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Sugerencia de citación. Salazar C., C. M., Manzo Lozano, E.G. (2024). Fútbol e interseccionalidad: la trayectoria de Monarcas Colima. Perspectiva Geográfica29(1), 1-12. https://doi.org/10.19053/01233769.16368

Conflictos de interés. Los autores no tienen conflictos de interés en la escritura o publicación de este artículo.

Financiación. Los autores no recibieron financiación para la escritura o publicación de este artículo.

Implicaciones éticas. No hay implicaciones éticas pues la información es pública y de libre acceso.

Contribución.Ciria Margarita Salazar C: conceptualización, curaduría de datos, análisis formal, adquisición de recursos, investigación, metodología, administración del proyecto, recursos, software, supervisión, validación, visualización, escritura (borrador original), escritura (revisión del borrador y revisión/corrección). Emilio Gerzaín Manzo Lozano: conceptualización, curaduría de datos, análisis formal, adquisición de recursos, investigación, metodología, administración del proyecto, recursos, software, supervisión, validación, visualización, escritura (borrador original), escritura (revisión del borrador y revisión/corrección).

Recibido: 22 de Agosto de 2023; Revisado: 03 de Noviembre de 2023; Aprobado: 01 de Enero de 2024

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