De la historia: el conocido aroma del vino

La historia del vino y de la viticultura en Polonia tiene al menos 1.000 años. El vino debía de ser conocido en las tierras de Polonia desde hace mucho tiempo. Era conocido ya en torno al siglo v a. de C. y más tarde, entre los siglos i y v d. de C., estaba asociado a las expediciones de mercaderes desde el Mediterráneo a Barbaricum para comprar ámbar recolectado en las costas del mar Báltico. Esta fecha más tardía de contacto con el vino está señalada por el periodo de aumento del comercio de ámbar tras la conquista romana de las zonas situadas a lo largo del curso medio del Danubio (Panonia) y la explotación simultánea de varias rutas hacia el mar Báltico (^{Wielowiejski, 1984}). Algunos territorios de la actual Polonia se encontraban en las llamadas "rutas del ámbar" y el vino de las tierras ribereñas del Mediterráneo, aunque no fuera objeto de comercio, formaba parte de los "víveres" de los mercaderes (^{Casson, 1981}). También pudo servir como medio de pago universal y como bebida para ganarse el favor de los lugareños. No se sabe si en aquella época se intentó introducir el cultivo de la vid en tierras de Polonia. Sin embargo, es cierto que durante el apogeo del Imperio romano se plantaron viñedos en la latitud geográfica de Polonia, en Britania (insula Albionum) y Germania, favorecidos por el clima templado (^{Jones, 2004}).

El óptimo climático de la Edad Media y el bautismo de Polonia

La suerte de la vid en el apogeo de la época medieval fue diferente. Eran tiempos de relativa tranquilidad social, caracterizados además por un clima templado y cálido, similar al que prevalece hoy en Europa central (el llamado óptimo climático medieval), en contraste con varios siglos anteriores, fríos (finales de la Antigüedad, principios de la Edad Media), que coincidieron con los tiempos inquietos de la migración de pueblos (período de migraciones) (^{Bradley et al., 2003}).

En Europa central, y también en tierras polacas, la época medieval fue un período favorable para el asentamiento, el desarrollo agrícola y la expansión de los cultivos, y probablemente también para la introducción de nuevos cultivos (frutales, vid) y su expansión. Los iniciadores de esta cuasi revolución económica y sus centros de difusión fueron las órdenes benedictina, cisterciense, dominica y juanina (aunque la vid pudo aparecer algo antes). Los monasterios difundieron la cultura y los logros científicos y médicos, fundaron escuelas, introdujeron nuevas técnicas y métodos en la agricultura y la artesanía, fomentaron la horticultura y desarrollaron la ganadería e incluso la acuicultura. Su influencia en el desarrollo es incuestionable (^{Strzelczyk, 1992}).

Benedictinos, cistercienses y caballeros de San Juan

Los benedictinos y cistercienses establecidos en Aquitania y Borgoña desempeñaron un papel que difícilmente puede sobrestimarse en el desarrollo de la viticultura en la Europa medieval (^{Dominé, 2009}). Sobre todo, desarrollaron las técnicas de viticultura y los métodos de vinificación, y produjeron una variedad de licores en cantidades que superaban las necesidades de las funciones litúrgicas desempeñadas por las abadías y las iglesias cercanas, así como de su propio consumo. El vino era cada vez más popular en las tierras de la Francia y la Alemania medievales. Estas influencias económicas y culturales no pasaron de lado por el territorio polaco. La adopción del cristianismo en Polonia (el bautismo de Polonia en 966) aumenta considerablemente la demanda de vino, por supuesto, con fines litúrgicos. La imperfección de los medios de transporte y los métodos de almacenamiento hacen que los polacos hagan sus primeros intentos de cultivo de la vid.

De los grandes monasterios europeos cuya presencia en Polonia puede haber estado asociada a la introducción de la viticultura y la elaboración de vino, los primeros pueden haber sido (según cuenta la tradición) los benedictinos de Provenza (Gronowski, s. a. p.²). Así pues, aunque en los primeros tiempos de su misión en tierra polaca los benedictinos importaban masivamente vino del extranjero, con el tiempo pasaron a elaborarlo localmente. El comienzo de su actividad en Polonia se remonta al siglo x (Gronowski, s. a. p.). La datación más antigua (antes del año 1000) parece corresponder a la abadía de San Martín en Ostrów³ Tumski⁴, en Wroclaw⁵. También hay muchos datos a favor de las ciudades de la Gran Polonia, y no se excluye la presencia de benedictinos en la colina de Wawel (Cracovia)⁶.

Otra oleada de benedictinos llegó a Polonia después de 1039 (Gronowski, s. a. p.). En esa época, se establecieron tres abadías sobre el río Vístula con las que, además de sus actividades misioneras, se asocia la viticultura: Tyniec (cerca de Cracovia), Sieciechów (en el curso medio del Vístula) y Plock (al principio, el pueblo fue llamado Winiary, nombre cuya raíz se relaciona con la palabra vino en polaco) (^{Pacuski, 1992}).

Aún hay más datos que relacionan la viticultura con la llegada de los cistercienses. Los primeros cistercienses aparecieron en suelo polaco a mediados del siglo xii y durante el período de desarrollo dinámico de la orden se convirtieron en uno de los vínculos más importantes entre Polonia y Europa occidental (^{Lamparska, 2012}). Los monjes eran recién llegados de Francia. Fundaron varios monasterios en el centro de Polonia (Pequeña Polonia, montañas de Santa Cruz) y en otras regiones del país, e incluso en la costa báltica (la abadía de Oliwa, cerca de Gdañsk⁷). Hacia 1163 los cistercienses llegaron a Silesia, donde se construyeron algunas abadías más, todas con sus viñedos (Szlak Cysterski w Polsce). Tanto el lugar de origen de los monjes como sus logros en la agricultura llevan a suponer que fueron los cistercienses quienes introdujeron los viñedos en los paisajes rurales de Polonia y contribuyeron a su difusión. Los viñedos "se establecían dentro de grandes propiedades clericales o seculares, también eran fundados por campesinos" (^{Kwapieniowa, 1959}, p. 354), al menos en la Pequeña Polonia y Silesia (^{Pobóg-Lenartowicz & Derwicha, 1995}). Antes de finales del siglo xii ya existían viñedos en todos los distritos de Polonia (^{Kwapieniowa, 1959}, p. 375).

El establecimiento de viñedos (vinea, hortus vini) y la producción de vino en los primeros tiempos de la viticultura en Polonia corrían a cargo de profesionales o "instructores de vinificación" (vinotores, vinearios) traídos del extranjero. Sus funciones incluían también la formación de los trabajadores que eran sus subordinados. Con el tiempo, un grupo de trabajadores de la viña se apartaron de ellos y vivían en aldeas separadas, llamadas Viniaras. En la segunda mitad del siglo xiii ya no se mencionan instructores de viticultura extranjeros, señala M. ^{Kwapieniowa (1959}, p. 363). Los instructores están ahí, pero llevan nombres polacos: Winiarski, Winiarczyk -todos nombres con un núcleo relacionado con el vino (wino en polaco)-, lo que demuestra la difusión de los conocimientos de viticultura y vinicultura en el país (^{Kwapieniowa, 1959}, p. 367).

Distribución y extensión del cultivo de la vid en la Polonia medieval

Podemos considerar el cultivo de la vid en la Polonia medieval y su relativa generalización, así como la producción de vino, como un hecho indiscutible. Así lo atestiguan numerosos documentos: concesiones, confirmaciones, bulas papales que aprueban la dotación de monasterios e iglesias, registros de compra, venta e intercambio (de viñedos), libros de la ciudad y de la corte, así como documentos de depuración e inventarios de fincas en los que se enumeran viñedos y menciones dadas por viajeros e historiadores (^{Kwapieniowa, 1959}, p. 355).

A pesar de la abundancia de documentos, es difícil reconstruir la extensión del cultivo de la vid en la Polonia medieval. Solo cabe suponer que los viñedos se plantaban en laderas bien soleadas y cálidas de valles fluviales y laderas de colinas, es decir, en los lugares que hace siglos se consideraban más prometedores y se siguen considerando así hoy en día. Los viñedos se situaban a menudo al pie de monasterios y castillos, de los palacios episcopales y de las iglesias a las que pertenecían. El mapa que se presenta en la Figura 1 muestra los emplazamientos de los viñedos históricos, confirmados por documentos y hallazgos arqueológicos, y la ubicación más probable de las regiones vitivinícolas más importantes de la Polonia medieval.

La mayoría de los viñedos se encontraban probablemente en la parte sur de Polonia: al pie de las montañas (piedemente de Cárpatos, Sudetes), en las altiplanicies de Polonia Menor, a lo largo del valle del Vístula (localidades como Sandomierz, Czersk), hasta Plock y Toruñ, y en Silesia, en los valles de los ríos Warta y Odra (cerca de la actual ciudad de Zielona Góra).

FUENTE: ^{Mysliwiec (2013)}.

FIGURA 1 Regiones vitivinícolas históricas de Polonia  

La extensión del cultivo de la vid también queda patente en los topónimos de origen medieval relacionados con el vino, como Winna Góra, Winnica y Winna, así como en los escudos de armas de las ciudades con la imagen de una vid, de los que hay decenas en Polonia. Con el tiempo, los viñedos se han convertido en un elemento importante y llamativo del paisaje, aunque este nunca ha sido similar al de las regiones vinícolas del sur de Europa. Cabe destacar que el cultivo generalizado de la vid, la producción de vino y la creciente capacidad para cultivar viñas de generación en generación se sumaron a finales de la Edad Media a una tradición vinícola ya consolidada, de aproximamente 400 años.

A finales de la de la Edad Media (siglos XV-XVI), cuando los viñedos se habían convertido en una parte casi orgánica del paisaje en muchas regiones de Polonia y la producción y el consumo de vino gozaban de una tradición secular, el clima, antes templado, empezó a endurecerse. Lo que siguió fue una pequeña edad de hielo, un enfriamiento climático de larga duración en comparación con la vida de los seres humanos (y la vida media de la vid), que duró en Europa (también se dejó sentir en otras regiones de la Tierra) unos 300-350 años (^{Intergovernmental Panel on Climate Change [IPCC], 2001}).

El principio del fin del cultivo medieval de la vid en Polonia

El enfriamiento climático ha tenido un enorme impacto en la economía de todo el hemisferio norte y de Europa en particular (^{Mannion, 1997}; ^{Myga-Piątek & Rahmonow, 2020}). Debido al frío (la temperatura media anual del aire bajó alrededor de 1 ^oC), la superficie de algunos cultivos, incluidos los alimentarios, se redujo y ya no era rentable establecer nuevas plantaciones de vid, ni siquiera mantener y cuidar las existentes, casi en toda Europa central (^{Jones, 2004}). Las cosechas de uva eran cada vez menores y el vino producido era menos apetecible que los vinos del sur de Europa (de Hungría, Italia, Francia y Alemania) que llegaban al país en un flujo cada vez mayor. A los inviernos fríos y los veranos lluviosos y gélidos se sumaron, en el siglo XVII, las prolongadas guerras que devastaban el país y el empobrecimiento de las ciudades, que eran el principal mercado del vino. El cultivo de la vid y la producción de vino en Polonia comenzaron un declive gradual y la vid empezó a desaparecer del paisaje, dando paso a otros cultivos (cereales), pastos o terrenos baldíos. A finales del siglo xviii, habían sobrevivido los viñedos de Toruñ y los grandes viñedos de los monasterios cercanos a Cracovia. Antes de 1900, los viñedos de Gran Polonia fueron destruidos, presumiblemente como consecuencia de la filoxera. Los viñedos de los alrededores de Zielona Góra⁸ (suroeste de Polonia), diezmados por la filoxera, sobrevivieron hasta la Segunda Guerra Mundial, pero en superficies muy reducidas (^{Bosak, 2013}).

La Segunda Guerra Mundial y, en mayor medida aún, la posguerra, eliminó los restos de viñedos del paisaje polaco. Las zonas vitícolas del sudeste de Polonia pasaron a formar parte de Ucrania. Los viñedos de Warka dejaron de existir y aunque las zonas vitícolas de los alrededores de Zielona Góra, conocidas desde la Edad Media, se incorporaron a Polonia, la viticultura quedó prácticamente abandonada tras la expulsión de los habitantes alemanes de estas zonas, que estaban familiarizados con el cultivo de la vid. Sin embargo, han sobrevivido restos de la tradición vinícola en tierras polacas.

Signos de renacimiento

Entre los cambios en diversos ámbitos de la vida que se produjeron en Polonia después de 1989, surgió la moda del vino. La apertura de Polonia al mundo y la adhesión a la Unión Europea, el notable aumento del número de viajes turísticos al extranjero y de llegadas de extranjeros a Polonia, así como la aparición de nuevos productos en las tiendas (entre ellos, vinos, en una selección desconocida hasta entonces) y de vinotecas, desempeñaron un papel importante en este sentido. La literatura especializada sobre el vino desempeñó un papel importante en la creación de la moda del vino: decenas de artículos interesantes (por ejemplo, la obra monumental Wino de A. ^{Dominé, 2009}), revistas especializadas, también en versión en internet (como MagazynWina y Czas Wina), secciones dedicadas al vino en revistas culinarias, y ferias del vino combinadas con catas y jornadas del vino, como la XIII Feria Internacional del Vino Enoexpo, cursos de somelier, etc. El vino se ha puesto de moda, al igual que la cocina mediterránea y el estilo de vida mediterráneo, del que el vino forma parte⁹, y este no es un factor insignificante.

Este interés por el vino comenzó a traducirse gradualmente en intentos cada vez más atrevidos de cultivar vides y elaborar vino de uva, sobre todo a medida que aparecían en las tiendas de jardinería nuevas variedades de uva adaptadas a condiciones climáticas más secas (^{Kobylka, 2014}). La rica historia de la viticultura en Polonia también se ha convertido en tema de interés para los viticultores aficionados, fácilmente disponible en blogs de internet, sitios web de tiendas de vino y sitios web especializados, así como para diversas asociaciones regionales de viticultores. Y más aún, teniendo en cuenta que las condiciones naturales actuales y, en particular, las condiciones climáticas para el cultivo de la vid en Polonia no son óptimas, pero en muchos lugares son aceptables, buenas o incluso muy buenas, estas se presentan con buenas perspectivas de futuro si continúan los cambios climáticos observados.

NOTA: las lineas en el mapa representan valores SAT medios (suma de las temperaturas medias diarias anuales del aire superiores a 10 grados centígrados). Las zonas aptas para la viticultura tienen valores sat superiores a 2.500 grados.

FUENTE: ^{Mysliwiec (2013)}.

FIGURA 2 Condiciones para el cultivo de la vid en Polonia 

Un factor totalmente independiente de la moda del vino, y en una perspectiva propicia para el desarrollo de la viticultura, es el calentamiento global observado desde hace varias décadas que se ha sentido en toda Europa. Ha comenzado un buen clima, en todos los sentidos de la palabra, para la viticultura y la producción de vino en Polonia. También es un clima propicio para el retorno de las características paisajísticas perdidas. El calentamiento global del clima ya ha provocado un aumento de la temperatura media del aire hasta un nivel comparable a las condiciones imperantes durante el óptimo climático medieval en Europa, cuando la viticultura se desarrolló a una escala sin precedentes, sin pasar por alto las tierras de Polonia (^{Jones, 2004}). El clima, por primera vez desde la Edad Media, parece propicio para el cultivo de la vid en Polonia y ofrece la oportunidad de retomar una importante tradición vitivinícola no olvidada después de todo. Esta tradición laboriosamente desenterrada parece ser un factor que favorece el retorno de los paisajes perdidos.

¿Así que todo es por el calentamiento global?

El calentamiento global es una de las causas más citadas, tanto en lo que se refiere a las amenazas potenciales (prácticamente ya reales) para las regiones vitivinícolas tradicionales de Europa como a las esperanzas de que surjan nuevas regiones vitivinícolas importantes en países considerados hasta ahora marginales para la producción de vino. Preocupa mucho que el calentamiento global pueda alterar significativamente la distribución de los viñedos en el mundo. Los resultados de la investigación indican que en muchas regiones con tradiciones vitivinícolas bien establecidas y con una cultura del vino firmemente arraigada (la cuenca mediterránea) el cambio climático observado podría resultar desfavorable para la viticultura y la producción de vino, en contraste con muchos países europeos considerados anteriormente demasiado fríos para la viticultura y la producción de vino, como Inglaterra, Alemania, Paises Bajos, Dinamarca, Suecia, Noruega y, por último, pero no por ello menos importante, Polonia (^{Dickinson, 2012}).

El calentamiento global está provocando que la zona comprendida entre los 30 y los 50 grados de latitud en los hemisferios norte y sur, conocida por el cultivo de la vid, se desplace hacia latitudes más altas (^{Dickinson, 2012}; ^{Euronews Green, 2023}). Esto hace que los vinos ingleses y polacos sean cada vez mejores, y que la presencia de vides en lugares tan poco vitivinícolas como el Benelux o Escandinavia ya no sorprenda a nadie. En el hemisferio sur, las vides emigran cada vez más al sur. En las regiones de cultivo tradicionales, los viñedos también se están trasladando a altitudes más elevadas, donde hace más frío, o a laderas con menos sol. Un buen ejemplo de ello es Argentina, donde los viñedos se han extendido a la fría Patagonia, y los Andes, donde el cultivo alcanza los 3.000 metros sobre el nivel del mar. También en Polonia los viñedos cruzan fronteras hasta ahora infranqueables, donde las plantaciones más septentrionales alcanzan los 54 grados de latitud norte (Figura 4).

En los países del centro y norte de Europa, incluida Polonia, se están desarrollando variedades que toleran bien el clima local. Nuevos viñedos, en nuevos lugares, parecen abrir un nuevo capítulo en la historia del vino y quizá, en un futuro no muy lejano, le den un lugar a los vinos polacos en el capítulo de los nuevos descubrimientos vinícolas.

FUENTE: elaboración de los autores con base en ^{Myga-Piatek y Rahmonow (2020)}.

FIGURA 3 Extensión pasada, presente y prevista de la viticultura continua en Europa  

FUENTE: ^{Mysliwiec (2013)}.

FIGURA 4 Áreas en las que se practica la viticultura en la actualidad y límite térmico septentrional de la actual zona de viticultura  

El regreso de los viñedos ya ha comenzado

El regreso de los viñedos se está observando en muchas partes de Europa, hasta ahora marginales para la producción de vino, desde Polonia hasta las islas británicas, pasando por el norte de Alemania (^{Jones, 2004}). En Polonia, las zonas en las que actualmente se están estableciendo grandes viñedos de varias hectáreas se solapan con las antiguas zonas de cultivo (de la Edad Media). Están gestionadas por especialistas altamente cualificados, y el cultivo de la vid y la producción de vino tienen carácter comercial. Esto se aprecia mejor en el caso de los viñedos de monasterios, como el de Srebrna Góra, a los pies del monasterio camaldulita de Bielany en Cracovia. La bodega St. Dominicos de Sandomierz, en el Vístula, está en fase de puesta en marcha. Otros grandes viñedos situados en distintas partes del país están en manos privadas. Algunos de ellos se encuentran en Pomerania, en el norte de Polonia, donde hasta hace poco nadie pensaba en la viticultura comercial y la elaboración de vino. Algunas de las importantes zonas vitivinícolas contemporáneas son los alrededores de Zielona Góra en el occidente de Polonia, cerca de la frontera con Alemania, el valle del Vístula que atraviesa las tierras altas de la Polonia Menor (desde la cuenca de San-domierz hasta Janowiec y Kazimierz en el Vístula), así como la región subcarpática y la Baja Silesia (por ejemplo, al pie del macizo de Ślęża, Figura 5).

FOTOGRAFÍA: Joanna Miętkiewska-Brynda y Jerzy Makowski.

FIGURA 5 Baja Silesia: nuevos viñedos a los pies del monte Ślęża 

En muchos lugares, cuando se establecen nuevos viñedos, se descubren vestigios de antiguos viñedos, principalmente del periodo de entreguerras (1918-1939), e incluso viñas viejas, en cepas abandonadas, que crecen en los lindes del bosque¹⁰.

En términos numéricos, predominan los viñedos pequeños, a menudo de entre 0,1 y 0,5 hectáreas, establecidos por aficionados en diversas regiones del país. Los datos estadísticos disponibles sobre la superficie de viñedos en Polonia son incompletos. La Agencia del Mercado Agrícola solo registra a los productores de vino que pueden vender legalmente sus productos y la superficie de sus plantaciones. Los demás producen vino para consumo propio, degustaciones en el marco del enoturismo, etc. Según datos oficiales del Centro Nacional de Apoyo a la Agricultura (CNAA) (Bialek, 2021), el mayor número de viticultores se encuentra en Polonia Menor (72), el oeste del país (46), las estribaciones de los Cárpatos (41), Baja Silesia (40) y el sureste del país (38). La superficie de los viñedos varía de varios acres a varias hectáreas, y en marzo de 2022 había 380 productores de vino registrados en Polonia. En comparación, en 2010 solo había 21 productores registrados. Los datos facilitados por las asociaciones de viticultores hablan de más de 1.000 viñedos y más de 800 ha ocupadas por estos, con tendencia a duplicarse cada 2 a 3 años. Las cifras reales pueden ser incluso el doble. La mayoría de los viñedos se establecieron en el siglo xxi.

Las personas implicadas en la creación de viñedos y que participan de este modo, más o menos conscientemente, en la recreación de los paisajes vitivinícolas de Polonia, se guían por diversos motivos. A menudo persiguen sueños relacionados con su fascinación por el vino y la viticultura ("tener su propio viñedo"), o aprovechan sus experiencias en el extranjero (trabajar en un viñedo en el extranjero o visitar viñedos en el marco del enoturismo). A veces recurren a las tradiciones familiares (así como a las de algún monasterio o región cercanos), o poseen tierras e intentan gestionarlas en armonía con las condiciones naturales y la historia de la zona. Para ello, tratan de profundizar en sus conocimientos, asisten a cursos profesionales organizados por asociaciones de viticultores y recogen experiencias de viticultores polacos y extranjeros (sobre todo de países con condiciones climáticas similares). La creación de viñedos suele contar con el apoyo de las autoridades locales y de las asociaciones antes mencionadas, sobre todo allí donde se puede afirmar que existe una tradición vitivinícola. También puede obtenerse financiación de diversos fondos de la UE (por ejemplo, el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural). La restauración del Viñedo de Santiago en Sandomierz es el resultado del proyecto "Retorno a las tradiciones vinícolas de la zona de Sandomierz", co-financiado por las autoridades de Sandomierz, la Sociedad Científica de Sandomierz y Suiza, en el marco del Programa de Cooperación de Suiza con los nuevos Estados miembros de la Unión Europea (Contribución Suiza) (Towarzystwo Naukowe Sandomierskie, 2019). Un factor adicional que estimula el establecimiento de viñedos es el rápido desarrollo del enoturismo nacional, para el que el paisaje, con sus colinas de hileras de viñas, resulta especialmente atractivo.

FUENTE: Biafek (2021).

FIGURA 6 Número de viticultores en Polonia registrados entre 2009-2010 y 2021-2022 

De las conversaciones y entrevistas realizadas por los autores de este artículo, se desprende claramente que quienes actualmente están estableciendo viñedos en Polonia también son conscientes, y esto hay que subrayarlo, de que lo hacen para sus nietos. Así pues, los viñedos no crean un paisaje "móvil" (^{Myga-Piątek, 2010}, p. 26) ni efímero, sino que, como objeto de generaciones, se convierten en uno de los elementos relativamente permanentes del paisaje, no sujeto a cambios estacionales, modas, tendencias y caprichos. El clima, por primera vez desde la Edad Media, parece propicio para el cultivo de la vid en Polonia y ofrece la oportunidad de recuperar una importante tradición vitivinícola no olvidada después de todo. Esta tradición, laboriosamente desenterrada, parece ser un factor de retorno a los paisajes perdidos.

A título de conclusiones

Los cambios en el uso del suelo -incluidos los cambios en el asentamiento y la distribución de la población, las formas de construcción, la comunicación y la evolución general del paisaje cultural- se deben, no pocas veces, a fluctuaciones climáticas periódicas, guerras (leyes impuestas por los invasores), al desarrollo o declive del comercio, a los cambios en los gustos culinarios, y, a veces, a la moda. Estos son algunos de los factores de transformación del paisaje cultural citados en la bibliografía, presentes en los debates y plenamente compartidos por los autores del artículo e identificados por ^{Myga-Piątek (2010}; ²⁰¹²).

En Polonia, los cambios en el paisaje manifestados por el retorno de la viticultura y el renacimiento de los paisajes del vino están condicionados por algunos factores más. Entre ellos, la mayor movilidad de los polacos, especialmente los viajes a países mediterráneos, a países con cultura del vino y el conocimiento de la cocina mediterránea, de la que el vino es un elemento inseparable, así como la fácil adopción de nuevos patrones culturales por parte de los polacos.

A partir de los años noventa, se puede hablar incluso de una moda de la cocina y el vino mediterráneos. Esto vino acompañado de un aumento de la disponibilidad de vinos de diferentes países, lo que profundizó el interés por el vino y la posibilidad de producirlo en Polonia. Se recordaron las tradiciones del cultivo de la vid y la producción de vino en tierras polacas y aparecieron libros de texto y otras publicaciones especializadas. Se empezaron a organizar exposiciones y catas.

Un terreno fértil para el creciente interés por el cultivo de la vid y la producción de vino fue el calentamiento global, un tema que no salió de las páginas de la prensa y las pantallas de televisión. Se ha puesto de manifiesto que si bien el cambio climático dificultará o incluso imposibilitará la viticultura en muchas regiones tradicionalmente vitícolas, en otros lugares favorecerá la expansión del cultivo. En Polonia, la viña empezó a ser reintroducida por aficionados hace solo unas décadas y fue un regreso exitoso. Hoy empieza a atraer especialistas incluso del extranjero, de los países vinícolas por excelencia como Francia o España. Están surgiendo viñedos en lugares donde antes se había practicado la viticultura durante siglos y se había abandonado. Esto nos permite afirmar que el calentamiento global está devolviendo los viñedos a Polonia.