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Perfil de Coyuntura Económica

On-line version ISSN 1657-4214

Perf. de Coyunt. Econ.  no.22 Medellín Dec. 2013

 

ARTÍCULOS

 

Las causas de la violencia intrafamiliar en Medellín*

 

The causes of domestic violence in Medellin

 

 

Jorge Barrientos M.**; Carlos Molina G.***; Daniel Salinas****

** Jorge Barrientos Ph.D en Economía, Investigador y Profesor Departamento de Economía. Universidad de Antioquia. E-Mail: jbarr.udea@gmail.com.

*** Carlos Molina B.Sc.Profesor de Cátedra, Departamento de Economía, Universidad de Antioquia. E-mail: carlosmolinaguerra@gmail.com.

**** Daniel Salinas, profesor e investigador, Departamento de Economía. Universidad de Antioquia E-mail: jdsalinas@udea.edu.co.

 

–Introducción –I. La literatura sobre violencia intrafamiliar. –II. La metodología empírica. –A. Los supuestos del modelo. –B. Estrategia empírica. –C. Descripción de la muestra. –D. Estadísticas descriptivas. –E. El efecto de las características socioeconómicas sobre la violencia intrafamiliar. –III. Conclusiones. –Referencias Bibliográficas.

 

Primera versión recibida: Enero 14 de 2013 ; versión final aceptada: Junio 23 de 2013

 


RESUMEN

Este artículo indaga por los determinantes socioeconómicos de la violencia en el hogar. Para tal fin se considera que las decisiones microeconómicas tomadas por agentes al interior del hogar, sobre el consumo de ciertos bienes o la imposición de alternativas sobre decisiones que deben ser colectivas, generan externalidades negativas o deriva en conflictos que se traducen en eventos de violencia intrafamilar. Empíricamente, usando modelos de elección discreta, la evidencia sugiere que factores como el consumo de alcohol o el ocio incrementan la probabilidad de eventos de violencia intrafamilar.

Palabras clave: violencia intrafamiliar, decisiones, externalidades, conflicto, victima, afectador, modelo de elección discreta, efecto marginal.


ABSTRACT

In this paper we are interested in investigating the determinants of domestic violence. For this goal, we consider that many intra-household choices (on good consumption or choices among a set of alternatives) taken by single individuals produces negative externalities and conflict, which may generates events of violence. In addition, by performing discrete choice models, we show that socioeconomic factors like alcohol consumption and leisure (among others) increases the probability of events of violence.

Key words: domestic violence, choices, externalities, conflict, victim, assailant, discrete choice model, marginal effect.


RÉSUMÉ

Cet article permet d'établir les déterminants socio-économiques de la violence domestique dans la ville de Medellín (Colombie). Pour ce faire, nous considérons l'hypothèse selon laquelle les décisions micro-économiques prises aux foyers concernant la consommation ou bien la prise des décisions non collectives, entraînent des externalités négatives, lesquelles traduisent des conflits familiaux. À travers des modèles de choix discrets, nous montrons que des facteurs tels que la consommation d'alcool ou passer de temps à la maison sans rien faire, augmentent le risque de violence domestique.

Mots-clés: violence domestique, décisions, externalités, conflits, victime, agresseur, modèle de choix discret, effet marginal.

Clasificación JEL: D1, D10, D12, C21, C25.


 

 

Introducción

La Constitución Colombiana de 1991, Artículo 42, reconoce la importancia de la familia como núcleo fundamental de la sociedad y promulga que ''...cualquier forma de violencia en la familia se considera destructiva de su armonía y unidad, y será sancionada conforme la ley''. A pesar de la frecuente violación a este artículo fundamental, la violencia intrafamiliar ha sido un fenómeno de reciente interés por parte de los investigadores sociales y por tanto poco estudiado en Colombia.

En general la violencia es un comportamiento que afecta y se refleja en múltiples aspectos de la sociedad, siendo el deterioro del bienestar general de la población el que despierta mayor preocupación. Por esta razón, la prevención de la violencia ha sido uno de los principales objetivos de política de muchas naciones en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud-(OMS) anualmente mueren cerca de 1.6 millones de personas a causa de la violencia.

La OMS ha definido la violencia como ''El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones''. Aquí se reconoce que los actos violentos pueden afectar no solo a individuos particulares sino también a comunidades enteras llevando a considerar la violencia como un problema de salud pública [Informe Mundial sobre Violencia y Salud: Resumen (2002)].

La violencia puede ser categorizada en dos tipos: Violencia Doméstica o Intrafamiliar (VIF) y Violencia Social (VS). La VIF ocurre entre individuos pertenecientes a un mismo núcleo familiar, con una relación matrimonial o de consanguinidad establecida. Este tipo de violencia, por lo general, sucede al interior de la vivienda habitada por el hogar y por talrazón es de menor visibilidad. La VS se presenta entre individuos que, generalmente, no tienen relaciones de tipo familiar y generalmente los hechos ocurren en sitios públicos lo cual, comparada con la VIF, significa una mayor probabilidad de ser observada y reportada a las autoridades, ver Buvinic, et al (1999).

La VIF como tema de investigación merece una particular atención, puesto que mientras para la VS existen estudios y estadísticas relativamente amplias y comparables en el tiempo, la dificultad en la observación de la VIF hace compleja la elaboración de análisis acerca de sus causas y consecuencias para los hogares afectados. La VIF puede clasificarse según la naturaleza de la agresión como: i) violencia física, cuando un miembro de la familia agrede físicamente a otro; ii) violencia sexual, cuando un miembro del hogar obligaa otro miembro del hogar a algún tipo de contacto sexual no consentido iii)violencia psicológica: es más difícil de observar y ocurre cuando un individuo del hogar es víctima de insultos, amenazas, descalificaciones o humillaciones por parte de otro miembro de la familia, ver Buvinic, et al (1999).

La violencia contra los miembros del hogar, las mujeres (cónyuges) y en especial contra los niños, es un problema reconocido en el mundo entero. Sin embargo hasta el momento, la ausencia de estadísticas confiables ha sido el principal obstáculo para un diagnóstico adecuado sobre la magnitud de la violencia doméstica. Aunque la creencia popular es que la violencia intrafamiliar es exclusiva de países en desarrollo, como los de América Latina, la evidencia empírica sugiere que los países desarrollados también han sido permeados por este problema. Según los investigadores Tjaden y Thoennes (1998) del National Institute of Justice y del Centers for Disease Control and Prevention, cerca del 25% de las mujeres norteamericanas habían sido víctimas de violencia física por parte de sus compañeros.

Para América Latina, la mayoría de estudios indican que entre un 10 y un 30 por ciento de las mujeres han sufrido violencia física por parte de sus compañeros, mientras que entre un 30 y 70 por ciento han recibido maltrato psicológico, estadísticas exhaustivas pueden encontrarse en Buvinic, et al (1999).

El principal problema de la VIF ha sido identificar su magnitud, específicamente establecer sus causas, consecuencias y características. Si bien los factores que explican este tipo de fenómenos son difíciles de identificar y por tanto de analizar, muchos autores, Aizer (2010) entre otros, señalan que las brechas salariales por genero propician este tipo de problemas, más aún, éste trabajo muestra que en el periodo 1990-2003 la reducción de la brecha salarial del género explicó casi el 10% de la disminución de la violencia intrafamiliar, apoyando la teoría económica del household bargaining según la cual los aumentos de los salarios relativos de las mujeres (con respecto a los hombres) incrementan su poder de negociación y reducen los niveles de violencia.

En el caso del maltrato infantil, aunque los datos son más escasos, se ha encontrado una incidencia tan alta como la incidencia del maltrato para las mujeres adultas. Por ejemplo, Larrain y Bascuña (2008) indican que en cerca del 83% de los hogares bolivianos predomina el castigo físico sobre los niños, castigo infringido por alguna persona adulta. En contraste con el caso colombiano, Caicedo(2005) señala que en 2002 el 6% de las menores de 17 años que fueron agredidas estaban en estado de embarazo, en la mayoría de los casos la evidencia sugiere que el agresor era una persona allegada a la víctima (conyugue, padre, padrastro, hermanastro, conocido).

Para el caso particular de la ciudad de Medellín, la preocupación por la VIF ha llevado a formular programas y líneas de políticas públicas dirigidas a su prevención y erradicación. De hecho, El Plan de Desarrollo de la ciudad de Medellín 2008- 2011, denominado: ''Medellín Solidaria y Competitiva'', en su programa ''Infancia, Adolescencia y Familia'' perteneciente a la línea estratégica 2, busca ''... intervenir a la familia desde un enfoque de promoción y prevención con una mirada sistémica de la familia y de la dinámica social, formarla para la prevención de la violencia intrafamiliar y potenciar al interior de éstas y de las comunidades factores protectores frente a este tipo de violencia...''.

Según cálculos del programa Medellín Como Vamos (2013), los casos registrados de víctimas de violencia intrafamiliar en Medellín ascienden anualmente a unas 224 por cada cien mil habitantes entre 2009 y 2012. En el caso de los menores de edad víctimas de violencia intrafamiliar, se encuentra que se pasó de 26 casos por cien mil habitantes en 2009 a 13 casos en 2012.

Dadas estas circunstancias, este trabajo presenta un estudio que pretende, investigar e identificar empíricamente los determinantes socioeconómicos de la violencia intrafamiliaren la ciudad de Medellín, utilizando la información del módulo de violencia intrafamiliar de la Encuesta de Calidad de Vida de Medellín (2008). Para lograr el objetivo, se analiza como las características socioeconómicas del hogar, como el género y la educación del jefe de hogar, e nivel de hacinamiento, el consumo de alcohol, entre otros, influyen en la probabilidad de que en un hogar típico se presenten episodios de violencia.

La aproximación metodológica al estudio empírico de la violencia intrafamiliar se puede llevar a cabo evaluando la respuesta de la violencia intrafamiliar condicionada a un conjunto de características observables tanto del hogar como de su jefe. Se espera que los resultados de este análisis puedan servir de apoyo para la formulación de políticas públicas dirigidas al mejoramiento del bienestar de la población en la ciudad.

 

I. La literatura sobre violencia intrafamiliar.

Desde la disciplina económica hay dos aspectos sobre el análisis de los determinantes de la violencia familiar que merecen destacarse. Primero, no existe una estructura teórica desarrollada para abordar la modelación de los determinantes económicos de la violencia familiar en particular. Segundo, la información existente para el análisis empírico de dichos determinantes es relativamente escasa, existen algunas bases de información recientes como la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de 2010- ENDS10y la Encuesta de Calidad de Vida de Medellín de 2008 –ECVMED08.

Los estudios sobre los determinantes y consecuencias de la VIF, a partir del análisis económico, pueden dividirse en dos grupos. El primero basa el análisis de la violencia en la idea de un agresor racional que analiza los beneficios y costos del acto violento, dicho enfoque ha sido cuestionado por el hecho de que algunas agresiones podrían no ser premeditadas. No obstante, se considera que las personas en general, salvo aquellas con drásticas patologías con comportamiento irascible actúan con premeditación.

El comportamiento estratégico en un contexto de ausencia de cooperación también hace parte de la variada estructura usada para explicar los episodios de violencia al interior del hogar. En dicho contexto se asume que algunos miembros del hogar adquieren poder negociación en la toma de decisiones, usando como instrumento la violencia, la cual puede estar relacionada con otras características del individuo como, por ejemplo, la educación, el estatus laboral o el número de los hijos. Un estudio de Nou y Timmins (2005), encuentra que en la década de 1990 en Connecticut (Inglaterra) el desempleo, el ingreso medio familiar, la raza, y el porcentaje de edad son variables estadísticamente significativas al momento de explicar la violencia intrafamiliar.

El segundo grupo de estudios sobre los determinantes de la violencia intrafamiliar se centran en la transmisión intergeneracional de la violencia; es decir, un contexto dinámico en el cual los episodios de violencia son reproducidos por las generaciones posteriores. Trabajos como el de Huesmann et. al. (1984) y Widom(1989) señalan que los hijos sometidos a violencia pueden transmitir violencia a la generación siguiente. En este sentido, niños maltratados tiene gran probabilidad de convertirse en maltratadores.

Un estudio de Bowlus y Seitz (2002) encuentra, en primer lugar, que la violencia doméstica es un factor importante en las decisiones del divorcio: las mujeres que son maltratadas tienen muchas más probabilidades de divorciarse que las mujeres no violentadas en los matrimonios. En segundo lugar, que si los hombres presenciaron violencia cuando niños, la probabilidad de abusar de sus futuras esposas incrementa un 34,8%. Los autores argumentan que este hallazgo pone de relieve la importancia de los efectos intergeneracionales de la violencia doméstica.

Estudios para Colombia como los llevados a cabo por Sánchez y Ribero (2004) encuentran que en 1995 cerca del 33% de las mujereseran maltratadas psicológicamente y el 19.4% sufrían golpes por parte de sus compañeros, cifras cercanas al promedio reportados en otras investigacionespara Latinoamérica. En el caso de la violencia infantil, según datos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar-ICBF, se presentaron 45.295 denuncias por maltrato, de las cuales el 47% fueron por maltrato físico y el 10% por maltrato psicológico.

Caicedo (2005), encuentra que para el año 2000 en Colombia cada día se registraron 228 casos de violencia intrafamiliar, es decir, 10 por hora y que por violencia sexual, se practicaron 14.421 dictámenes por presunto delito sexual de los cuales hubo seis mujeres por cada hombres, es decir, más del 83%. Ojeda (2008) muestra evidencia acerca de la violencia contra las mujeres y los niños en Colombia, encuentra que en Bogotá y la región Oriental se produce la mayor violencia verbal, física y sexual (agregando a esta última la región pacífica) mientras que la región Atlántica presenta los menores niveles de violencia doméstica.

Entre los factores determinantes para explicar la violencia intrafamiliar en Colombia, según Gaviria y Vélez (2001) y Rubiano et.al (2003) se encuentran, los asociados a la idiosincrasia, la pobreza y el bajo nivel de educación. Pero de otro lado, es de esperar que la VIF tenga efectos directos sobre el bienestar y la calidad de vida de los hogares en términos de salud, educación, nutrición y estabilidad económica (Salas (2005), Sánchez y Ribero (2004), Instituto Colombiano de Bienestar Familiar).

 

II. La metodología empírica

La metodología propuesta hace necesario hacer algunos supuestos y consideraciones que simplifican el análisis sin pérdida de generalidad.

A. Los supuestos empíricos

La familia es un conjunto de tejidos relacionales donde las decisiones pueden generar tensiones y conflictos. Los conflictos se presentan cuando un individuo en el hogar i toma una decisión unilateral basado en su sistema de preferencia y/o creencias individual (impone, por ejemplo la alternativa c a cualquier otra alternativa d). También se presentan conflictos cuando un individuo causa una externalidad negativa, como cuando decide fumar o consumir alcohol.

Sea Uc y Ud la utilidad familiar de las decisiones c y d, dichas utilidades revelan cual provee más utilidad, pero no la utilidad. Por tanto, cuando un individuo en el hogar i cree que la alternativa c es mejor a la d para el mismo y el hogar, más convencido estará de que Uc > Ud, en consecuencia intentará imponer c sobre d. Sea Zun indicador de la utilidad que obtendría un hogar al tomar una decisión, sobre el consumo de un bien o donde llevar los niños a estudiar. Ese indicador solo muestra si la alternativa c es preferida a la d, o de manera equivalente si Uc > Ud.

Consideramos que si un individuo impone una decisión que afecta al hogar entonces esto equivale a especificar que Z=1. (Forzar a que la utilidad del hogar sea la del individuo). Sea D una variable binaria que toma el valor 1 si hay episodios de violencia (actos observables) y toma el valor de 0 en otro caso y sea X un conjunto de características socioeconómicas del hogar. Sea E(Z=1|X)=pZ la probabilidad de que Z=1. Es claro que si todos en el hogar creen que c es mejor alternativa que d, es decir Uc > Ud, entonces pZ es cercano a cero. De otro lado, si existe un miembro del hogar para quien Uc > Ud y los demás creen que Uc < Ud, entonces imponer la alternativa c sobre la d, implica que pZ=P(D=1|X). Una vez que una alternativa (sobre una decisión) ha sido impuesta, el individuo pretende sustituir la utilidad del hogar por su utilidad.

En consecuencia podemos identificar las utilidades de las decisiones como funciones lineales de las características socioeconómicas, de modo que:

Note que si existen fuertes desacuerdo al interior del hogar por imposición de decisiones o externalidades negativas en el consumo, se tiene que:

B. Estrategia Empírica

El sistema de supuestos anteriores indica cual debe ser la estrategia empírica. Por tanto, el análisis econométrico en esta sección viene dado por la siguiente especificación:

Donde D una variable binaria que toma el valor 1 si en el hogar i se presenta episodios de violencia de algún tipo y 0 en otro caso. Esta variable ficticia D es usada como la variable dependiente en una regresión sobre las características socio-demográficas X, el vector β es el parámetro a estimar y ε es el término de error que satisface la condición E(ε|X)=0 y varianza constante. Entonces el valore esperado de D condicionada a X está definida por medio de la relación:

Donde F es la distribución de probabilidad subyacente. El parámetro estimado proporciona la medida del impacto de las variables contenidas en X sobre la probabilidad de que se presente algún episodio de violencia en el hogar i.

Esta metodología es similar a la propuesta por Ribero y Chaux, (2004) donde se construyen diferentes modelos utilizando como variables independientes características de la mujer, de la pareja, edad, educación, número de hijos, número de matrimonios, edad de la primera relación sexual, ingreso, raza, duración del último matrimonio, número de personas por cuarto, entre otras. Ellos concluyen que las variables que están asociadas con una mayor probabilidad de que exista maltrato leve a menores en los hogares son: el número de hijos y el consumo de alcohol de ambos cónyuges, y la edad de la primera relación sexual.

C. Descripción de la muestra.

Se realizan ejercicios de estadística descriptiva y de carácter econométrico para identificar los aspectos socio-económicos más cruciales que influyen en la violencia intrafamiliar y como esta afecta el gasto de los hogares. Para esto, se estima la probabilidad con la cual algunas características socio-demográficas influyen en la violencia intrafamiliar.

La información que se utilizara está contenida en la ECVMED2008 que ofrece información sobre más de 20 mil hogares (80 mil personas aproximadamente) e indaga por aspectos como la estado de las viviendas, educación, seguridad social, ingresos, gastos, empleo y, por supuesto, aspectos de violencia sexual e intrafamiliar de los hogares.

D. Estadísticas Descriptivas

La tabla 1 presenta las estadísticas descriptivas de las variables de interés en este estudio. La muestra la constituyen 21000 hogares tomada de la Encuesta de calidad de vida de Medellín 2008.

 

De acuerdo con la muestra, el 10% de los hogares reportó haber sufrido al menos un episodio de violencia, una cifra nada despreciable, aproximadamente, 2300 hogares, más aún hay que tener en cuenta que es altamente probable que muchos de ellos no reportan episodios por múltiples razones, entre las que tiene gran peso el temor a la estigmatización.

Los hogares en la muestra en promedio tienen 4 miembros, aunque la varianza es alta, implicando que existen hogares con un número elevado de miembros y hogares unipersonales. Lo que es sorprendente es que en promedio la educación del jefe de hogar es de 8.3 años, que no es bajo teniendo en cuenta que son jefes con edad promedio de 36 (bachillerato incompleto).

En cuanto al estatus laboral del jefe del hogar, el 36% está inactivo, el 4% está desocupado y el 60% están ocupados, formal e informalmente. Estudios como el de Sánchez y Rivero (2004) indican que la desocupación es una variable que explica en gran medida episodios de violencia, lo que es razonable si se tiene en cuenta que el tiempo de ocio generalmente se asocia a tiempo en el hogar y al desempleo. También es importante destacarque en un país como Colombia el desempleo prolongado incide en la disminución de los ingresos y en consecuencia en la pobreza.

Una contribución de este trabajo es la inclusión de variables que influyen en la violencia intrafamiliar, como el consumo de alcohol y cigarrillos. El 45% de los hogares reporto que consumen alcohol consuetudinariamente, pero el 15% reconoce que consume hasta la ebriedad total, el 18% de los encuestados reportó que consumen cigarrillos y 5% de los hogares consumen tanto alcohol hasta emborracharse como cigarrillos, es de esperar que este tipo de comportamiento genere episodios de violencia.

En cuanto al estatus marital del jefe de hogar, el 10% reporto estar separado o divorciado, el 14% de los jefes es viudo, el 17% reporto ser soltero y el resto reporto estar en unión libre. En principio no habría razones sociológicas para sospechar que en hogares en los cuales el jefe es viudo tiene menor probabilidad de presentar episodios de violencia que hogares donde impera el divorcio (ver gráfico 1).

 

De acuerdo con la muestra, el 10% de los hogares pertenece al estrato 1, el 36% al 2, el 30% al 3, el 11% de los hogares encuestados es de estrato 4, el 12% se distribuye entre los estratos 5 y 6. Como hace notar la distribución de los episodios de violencia por estrato, grafico 1, ésta presenta cola a la derecha, indicando una concentración de los casos de violencia intrafamiliar en los estratos 2 y 3.

E. El efecto de las características socioeconómicas sobre los eventos de VIF

Las tablas 2 y 3 en esta sección muestran los resultados de la estimación del modelo (9) para varias especificaciones alternativas. Cada especificación estima la media condicional utilizando un modelo lineal de probabilidad (LPM) y un modelo probabilístico no-lineal (Probit). Los resultados indican que existe una relación negativa entre episodios de violencia y el nivel socioeconómico. Según el ejercicio empírico, ésta probabilidad es al menos 10 puntos porcentuales mayor en el estrato 1 que en el 6.

 

 

Los hogares donde predomina el género masculino en la jefatura del hogar son más propensos a la aparición de conflictos, éstos tiene 3.2% más de probabilidades de reportar casos de violencia que aquellos donde el jefe es mujer. El hacinamiento, definido como el número de personas por hogar y por habitación, aparece como como uno de los factores de riesgo para la tranquilidad del hogar, un incremento en 1 persona por habitación, incrementa en 2% la probabilidad de episodios de violencia.

El consumo de alcohol hasta la ebriedad muestra una influencia considerable sobre la probabilidad de que se presenten episodios de violencia, lo que no es sorprendente, dados los bien conocidos efectos del alcohol sobre el comportamiento de las personas. Es importante anotar que los hogares que reportaron tomar licor hasta la ebriedad presentan al menos un6% más de probabilidad de presentar episodios de violencia que aquellos que reportaron un consumo moderado de alcohol. Así mismo, hogares que reportaron consumir cigarrillos tienen un 2 % más de probabilidades que aquellos donde no es habitual consumirlos.

Al indagar por el estatus laboral del jefe de hogar, encontramos que los hogares donde el jefe de hogar está desempleado presentan un 6% más de probabilidad de actos violentos que en hogares donde el jefe está ocupado. Este resultado es compatible con la evidencia arrojada por el trabajo que para Colombia hacen Sánchez y Ribero (2004). Los hogares donde el jefe está inactivo presentan un 1.2% menos de probabilidad de eventos violentos que aquellos hogares donde el jefe de hogar está ocupado.

Tanto la educación del jefe como el gasto el gasto total del hogar, aparecen como variables que reducen la probabilidad de eventos de violencia. Por un lado, jefes más educados tienen tienden a tener un núcleo familiar más educado, de modo que la incidencia no solo es a través del estrato socioeconómico sino de manera directa.

El gasto total del hogar aparece como variable explicativa, el cual reduce la probabilidad de eventos de violencia. Si se toma el gasto en alimentación, o el gasto total, como medida de bienestar de un hogar, este resultado implicaría que los hogares donde el acceso a una canasta básica no es un problema generalizado tienen menor probabilidad de enfrentar conflictos familiares.

Los hogares donde el estatus marital del jefe de hogar es Casado tienen un 5% más de probabilidad de eventos violentos que aquellos donde el jefe de hogar está en unión libre. Los hogares en estrato socioeconómico 5 y 6 presentan un 8.2% menos de probabilidad de eventos de violencia que hogares de estrato 1 y aquellos en estrato 4 presentan 5.1% menos de probabilidad de eventos de violencia.

La desocupación es un factor de riesgo importante, pero el consumo de alcohol no lo es menos. La tabla 4 muestra la diferencia entre el estrato 1 y 6 tanto en consumo de alcohol como en episodios de violencia condicionado al consumo de alcohol. Cerca del 15% de los hogares del estrato 1 reportó beber hasta la ebriedad, de los cuales la mitad (cerca del 7.2%) ha padecido episodios de violencia intrafamiliar. En contraste, el 9% de los hogares de estrato 6 reporta beber hasta la ebriedad, y de estos el 6% ha padecido episodios de violencia doméstica.

 

La diferencia en la incidencia de la violencia doméstica está dadas por la diferencia entre los productos de las dos probabilidades calculadas. Es decir, que es dos veces más probable encontrar un hogar en estrato 1 con episodios de violencia intrafamilar dado que consume alcohol que en el estrato 6, dado que consume alcohol.

 

III. Conclusiones

Este trabajo está orientado a explorar empíricamente las causas y consecuencias de la violencia intrafamiliar. En primera instancia, los resultados anteriores ponen de presente la existencia de diferencias bastantes apreciables en los episodios de violencia intrafamiliar entre estratos sociales. Segundo, las variables asociadas con el desempleo del jefe de hogar, el hacinamiento, consumo de alcohol y cigarrillos tienen un efecto importante sobre el incremento de la probabilidad de generar episodios de violencia. En contraste, el gasto total y el de alimentación disminuyen tal probabilidad.

Desde el punto de vista de la gestión pública encaminada a enfrentar el problema y combatir la VIF, la política social podría concentrarse en campañas educativas (en especial en los más pobres) para disminuir el consumo de licor y de cigarrillos. Por ejemplo los impuestos sobre estos dos ''bienes'' podrían ayudar bastante a la reducción de su demanda.

Se sabe que a nivel municipal, es muy complicado generar políticas para incrementar el empleo, pero el gobierno municipal bien podría diseñar estrategias para generar ingresos, en especial en los estratos más bajos.

Así mismo, es importante facilitarles a los más pobres el acceso a vivienda, para facilitar que menos hogares habiten una misma vivienda. Incluso, puede diseñarse una política especial desde gobierno municipal para facilitarles a los más pobres el acceso a crédito con bajas tasas de interés y, eventualmente condonable, con el fin de permitirles a propietarios reformas adecuadas para disminuir el hacinamiento.

Otra política que puede ser impulsada desde la alcaldía, con apoyo de la empresa privada, es el diseño de un esquema o programa (piloto) de cupones limitados de alimentación, de modo que los hogares más pobres puedan acceder a raciones de alimentos básicos (granos, verduras, etc.). Estos podrían otorgarse aleatoriamente –mediante convocatoria– a un grupo de hogares elegibles en el nivel 1 o 2 del SISBEN.

 


Notas

* Este trabajo tuvo el apoyo financiero del Comité para la Investigación-CODI, de la Universidad de Antioquia, para el comité nuestro reconocimiento. Todo error técnico o de interpretación es responsabilidad exclusiva de los autores.

Este trabajo fue presentado en el IX Simposio Nacional de Microeconomía llevado a cabo en el mes de agosto de 2013 en la Universidad Nacional y la Externado, Bogotá. http://www.fce.unal.edu.co/ebooks/simposiomicro/index.html.


 

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