Introducción

Tras décadas de conflicto armado y ante el desafío creciente de la multipli cación de violencias en el país, las apuestas por la paz no solo se hacen más urgentes, sino que para su efectiva proyección requieren de un esfuerzo ca paz de integrar distintos sectores sociales. En este contexto, las instituciones de educación superior enfrentan el reto de redefinir su papel trascendiendo sus funciones tradicionales para convertirse no solo en agentes capaces, sino también activos en la transformación social. Este artículo, que recoge nuestra experiencia como docentes, investigadores y promotores del vínculo de la uni versidad con la sociedad, presenta los resultados de una reflexión que plantea la posibilidad de elevar la construcción de paz al nivel de función sustantiva.

Una función sustantiva universitaria es una actividad esencial y definitoria que forma parte integral de la misión y propósito de una institución de edu cación superior. Lo que hace que estas funciones sean sustantivas es que son fundamentales e indispensables para el cumplimiento de la misión universi taria, tienen un carácter permanente y sistemático, requieren de planeación institucional y recursos propios, así como responder de directamente a las necesidades y desafíos de la sociedad ^{(Escobar-Jiménez & Delgado, 2019)}. Tradicionalmente, se reconocen tres funciones sustantivas: docencia, investi gación y extensión o vinculación con la sociedad (proyección social) ^{(Gutiérrez y Magaña, 2019)}. Estas funciones no operan de manera aislada, sino que se interrelacionan y complementan entre sí, permeando todas las áreas y activi dades de la vida universitaria.

Nuestra propuesta radica en que la paz, entendida como un proceso mul tidimensional que abarca aspectos sociales, políticos, económicos y cultu rales, debe ser un eje transversal (una función sustantiva) capaz de permear toda actividad universitaria. Bajo una noción de paz como superación integral de las violencias, tal condición supone la construcción de una sociedad más justa, equitativa y reconciliada. Esta concepción amplia de la paz se alinea con lo que ^{Fuller (2001)} denomina “el nuevo lenguaje de la sociedad del cono cimiento”, que enfatiza la necesidad de que las instituciones educativas res pondan a los desafíos globales de manera integral. Esta perspectiva nos lleva a considerar que la paz no solo implica la ausencia de conflictos armados, sino que también implica un entramado institucional-cultural que asegure los derechos fundamentales. A este respecto, la jurisprudencia de la Corte Cons titucional ha señalado que la paz es un requisito fundamental para el proceso democrático, así como una condición necesaria para el goce efectivo de los derechos fundamentales ^{(Zuluaga Cometa & Insuasty Rodríguez, 2024)}.

Por esta razón en este artículo nos apoyamos en la perspectiva de la “construcción de paz”, que, aunque se sustenta en las categorías de “pedagogía para la paz” ^{(Galtung, 1985)} y “educación para la paz” ^{(Jares, 1991)}, como “construcción” ^{(Ramos Muslera, 2016)} se refiere a la apuesta por un proceso multidimensional y a largo plazo que involucra de manera activa a sectores de la sociedad (civil y política) que buscan transformar las causas estructurales de los conflictos. La creación de condiciones para una paz sostenible y duradera exige nuevas relaciones entre diversos actores sociales. Adoptar el enfoque de construcción de paz permite, pues, reconocer la complejidad y el carácter sistémico de los desafíos que enfrenta Colombia como condición para el rol activo y transformador que esto supone para las universidades, pues su tarea no se limita a la transmisión de conocimientos sobre la paz.

Nuestra hipótesis propone que la inclusión de la construcción de paz como función sustantiva en las universidades colombianas permitirá un apor te a contribución más efectiva y sistemática a la consolidación de la paz en el país. Esta nueva función no solo complementará las existentes, sino que tam bién las enriquecerá, otorgándoles un propósito social más profundo y rele vante para el contexto nacional. Esto requiere una reconfiguración integral del quehacer universitario, incluyendo la revisión de currículos, la reorientación de líneas de investigación, la redefinición de las relaciones universidad-socie dad, y la implementación de nuevas estructuras y procesos institucionales.

El objetivo de la formación universitaria se ampliará, formando profesio nales comprometidos con la paz y ciudadanos de la sociedad del conoci miento. Estos individuos serán capaces de reconocer y generar saberes que contribuyan a la comprensión y transformación de conflictos, además de de sarrollar habilidades suficientes para implementar iniciativas que impacten positivamente en las comunidades afectadas por la violencia.

Ahora bien, una transformación de este tipo se enmarca en un contexto más amplio de debate en torno al cambio de la educación superior frente a su función social. Esto nos plantea cuestiones sobre la Universidad como espacio, sobre sus retos en nuestro tiempo, en términos del papel que puede jugar en un mundo convulsionado por conflictos violentos, graves desigual dades sociales y una crisis ambiental que amenaza nuestra propia existencia. Es por ello que en este artículo proponemos la incorporación de la paz como función sustantiva para así fortalecer a las universidades, tanto en su papel como actores clave en los procesos de construcción de paz a nivel local y na cional como en la pertinencia social a la que aspiran. Anticipamos un impacto positivo en la generación de conocimientos y prácticas innovadoras para la construcción de paz, que podrían ser relevantes no solo para Colombia sino para otros contextos de conflicto a nivel global.

Es importante señalar que esta propuesta se desarrolla en el marco de la autonomía universitaria, un principio fundamental en Colombia. Esta auto nomía otorga a las instituciones de educación superior la facultad de definir sus propios estatutos, programas académicos, gobierno y administración. Sin embargo, la autonomía universitaria no es absoluta y debe ejercerse en ar monía con los fines del estado y el interés general. En este contexto, la pro puesta de una cuarta función sustantiva de paz busca fortalecer, no limitar, la autonomía universitaria al proporcionar un marco para que las instituciones desarrollen sus propias aproximaciones a la construcción de paz.

Este artículo se estructura en las siguientes secciones: una apartado de antecedentes que presenta las funciones sustantivas y el papel de la educa ción y pedagogía para la paz. La tercera sección justifica la necesidad de in corporar la paz como función sustantiva en el contexto colombiano y la cuarta detalla la propuesta, describiendo cómo se implementaría esta nueva función en las diferentes áreas del quehacer universitario. La quinta sección analiza las implicaciones y desafíos de tal implementación mientras para ofrecer, en el siguiente apartado, una discusión crítica que aborda posibles objeciones y contraargumentos. Finalmente, las conclusiones sintetizan los argumentos principales y reafirman la importancia de esta propuesta para el futuro de la educación superior y la construcción de paz en Colombia.

Antecedentes I: Las Funciones Sustantivas de la Universidad

La concepción de las funciones sustantivas universitarias ha evolucionado en función de los cambios en las expectativas sociales y el papel de la educa ción superior. Tradicionalmente, se han reconocido tres funciones sustantivas: docencia, investigación y extensión ^{(Escobar-Jiménez & Delgado, 2019)}. Sin embargo, el dinamismo de la sociedad contemporánea y los desafíos emer gentes han llevado a cuestionar si este trípode es suficiente para abordar las complejas realidades del siglo XXI ^{(Gutiérrez y Magaña, 2019)}.

La docencia, considerada históricamente como la función primigenia de la universidad, se enfoca en la formación de profesionales y la transmisión del conocimiento. Como señala ^{Avilés Fabila (2004)}, esta función ha trascendido la mera transferencia de información para abarcar el desarrollo de compe tencias críticas y la formación integral del estudiantado. La investigación, por su parte, emergió como función sustantiva a partir del modelo humboldtiano de universidad, centrándose en la generación de nuevo conocimiento y la innovación. ^{Arechavala Vargas (2011)} destaca cómo esta función ha ganado prominencia en las últimas décadas, convirtiéndose en un indicador clave del prestigio y la calidad universitaria.

La extensión o vinculación, la más reciente de las funciones tradiciona les, busca tender puentes entre la academia y la sociedad. ^{Solis Muñoz et al. (2020)} argumentan que esta función ha evolucionado desde una concepción unidireccional de transferencia de conocimientos hacia un modelo de diálogo e interacción con diversos actores sociales. Esta evolución refleja un cambio en la comprensión del papel de la universidad en la sociedad, pasando de ser una “torre de marfil” a un agente activo de transformación social.

Para comprender mejor la naturaleza y alcance de estas funciones sus tantivas, proponemos examinar la Tabla 1 en donde ofrecemos una visión comparativa de la relación entre cada función y la misión universitaria a partir de las categorías allí definidas.

La literatura analizada sugiere que estas funciones no deben concebirse de manera aislada, sino como un sistema integrado e interdependiente. ^{Gar cía-Arce et al. (2021)} argumentan que la articulación entre docencia, investi gación y extensión es fundamental para que la universidad pueda responder eficazmente a los desafíos contemporáneos, como los planteados por los Ob jetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, diversos autores cuestionan si

estas tres funciones son suficientes en el contexto actual. ^{Insuasty Rodríguez y Borja Bedoya (2016)} plantean la necesidad de que las universidades asuman un papel más activo en la construcción de paz, especialmente en contextos de posconflicto como el colombiano. Esta perspectiva sugiere que la paz podría considerarse como una nueva función sustantiva, transversal a las existentes.

Las universidades en América Latina están adoptando nuevas funciones sustantivas para abordar desafíos sociales y contribuir al desarrollo regional. Estas funciones incluyen el desarrollo social, el compromiso comunitario, el servicio público, la construcción de paz y la innovación social. Diversos estu dios han explorado estas tendencias y propuestas, subrayando la importancia de integrar estas nuevas funciones en la misión de las universidades (Gonzá lez & Núñez, 2018; ^{Pérez & Ruiz, 2020}; Silva, 2021; Vargas, 2022).

Estas propuestas reflejan una tendencia hacia una concepción más flexi ble y contextualizada de las funciones universitarias, capaz de adaptarse a las necesidades cambiantes de la sociedad.

En suma, el marco teórico sobre las funciones sustantivas universitarias revela una tensión entre la preservación de roles tradicionales y la necesidad de adaptación a nuevos contextos sociales. La propuesta de incorporar la construcción de paz como una cuarta función sustantiva en Colombia se in serta en este debate, desafiando las concepciones establecidas y proponien do una reconfiguración del papel de la universidad en la sociedad. Así mismo, a partir de La Tabla 1, contamos con una estructura analítica fundamental para comprender cómo se podría integrar tal incorporación. Los criterios uti lizados para definir las funciones tradicionales proporcionan un marco de referencia crucial para nuestra propuesta (véase tabla 02):

Antecedentes II: Universidades y educación para la paz

Una revisión de literatura académica nos ha permitido identificar varios temas que, siendo fundamentales en la implementación de la educación para la paz dentro de las Instituciones de Educación Superior (IES) colombianas, suponen un antecedente importante para sustentar una posible cuarta función sustan tiva. Una de las características claves que encontramos es que estos temas no se limitan a una sola disciplina o área de estudio, sino que se extienden a través de diferentes aspectos de la experiencia educativa. Dentro de los temas hallados destacamos los siguientes:

Esta revisión nos permite identificar temas fundamentales en la implementación de la educación para la paz dentro de las Instituciones de Edu cación Superior (IES) colombianas. Estos hallazgos no sólo ilustran la com plejidad y multidimensionalidad de la construcción de paz en el ámbito universitario, sino que también proporcionan una base sólida para argumentar la pertinencia de elevar la construcción de paz al nivel de una cuarta función sustantiva. La construcción de paz no puede ser confinada a una sola disci plina o departamento, sino que debe permear toda la estructura y actividades universitarias por medio de un enfoque integral y sistemático que solo puede lograrse plenamente si la construcción de paz se eleva a este nivel. Esto nos da paso a la siguiente sección, donde justificamos por qué la incorporación de la construcción de paz como función sustantiva no es solo deseable, sino necesaria en el contexto colombiano actual.

Justificación: La Necesidad de la Paz como Función Sustantiva en el Contexto Colombiano

La propuesta de elevar la construcción de paz al nivel de función sustantiva en las universidades colombianas es una respuesta a una confluencia de factores históricos, sociales y políticos que demandan una transformación profunda del papel de la educación superior en el país. Es claro que la persistencia del conflicto armado en Colombia, a pesar de la firma del Acuerdo de Paz en 2016 con las FARC-EP, supone tal complejidad que se profundiza a partir de las múltiples formas de violencia y conflictividad que le alimentan, o con las que coexiste. Como señala ^{Valencia (2019)}, la paz en Colombia se ha caracterizado por una alternancia entre períodos de negociación y recrudecimiento del con flicto que nos plantea como escenario común y recurrente la fusión de capas de post-conflicto en medio de la viejas y nuevas violencias. Esta realidad exige que todos los sectores de la sociedad, incluida la academia, asuman un com promiso activo y sostenido con la construcción de paz.

El marco jurídico y político colombiano también respalda la necesidad de esta nueva función sustantiva pues dado el carácter constitucional que establece la paz como un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento (Artículo 22), tal dimensión implica una responsabilidad compartida por to das las instituciones sociales. La reciente Ley 2272 de 2022, conocida como “Ley de Paz Total”, amplía el horizonte de la construcción de paz en el país al demandar nuevas aproximaciones y capacidades desde diversos sectores, incluidas las universidades.

El papel de la educación superior en el contexto de pos-acuerdo en Co lombia es crucial. Las universidades colombianas, como señalan ^{Insuasty Ro dríguez y Borja Bedoya (2016)}, están llamadas a asumir un rol protagónico en este escenario, convirtiéndose en un eje central de la construcción de paz dentro de su misión institucional. Este enfoque implica una reconfiguración integral de la misión universitaria, abarcando desde la formación de profesio nales hasta la generación y aplicación de conocimientos.

Dada la complejidad y la naturaleza multidimensional de la violencia y su reproducción, los desafíos asociados a la construcción de paz requieren un abordaje interdisciplinario y holístico. Esto demanda trascender las funciones sustantivas tradicionales de la universidad. Si bien la docencia, la investiga ción y la extensión contribuyen de manera significativa a estos esfuerzos, es fundamental posicionar la paz como una función sustantiva central. Esta integración permitiría incorporar de manera más profunda y sistemática la construcción de paz en todas las áreas del quehacer universitario, potencian do así su impacto y relevancia en la sociedad.

Al adoptar la construcción de paz como una función sustantiva, las univer sidades no solo complementan sus funciones tradicionales, sino que también las enriquecen, otorgándoles un propósito social más profundo y alineado con el contexto nacional. Esta perspectiva ampliada de la misión universitaria contribuiría a la formación de profesionales comprometidos con la paz y ca pacitados para desarrollar iniciativas que generen un impacto positivo en las comunidades afectadas por la violencia.

Como función sustantiva, la construcción de paz respondería a la necesi dad de formar profesionales con competencias específicas para abordar los retos del posconflicto. Desde nuestra experiencia podemos manifestar que las personas que egresan de las universidades no siempre tienen la prepara ción para reconocer y abordar las necesidades locales y los saberes territoria les, ni identificar contextos afectados por el conflicto. Una función sustantiva de paz permitiría desarrollar estas capacidades de manera transversal en todas las disciplinas.

En el contexto latinoamericano, la declaración de América Latina y el Ca ribe como zona de paz por la CELAC en 2014 ^{(La Jornada, 2022)} refuerza la importancia de que las instituciones regionales, incluidas las universidades, asuman compromisos activos con la construcción de paz. Consideramos que en nuestro país, donde coexisten violencias de múltiple estirpe (insurgente, organizada, post-política) y uno de los conflictos más prolongados de la región, tenemos mas que la oportunidad, el deber de liderar esta transforma ción en el ámbito universitario.

Eso sí, somos conscientes que la construcción de paz no es un proceso aislado, sino que está intrínsecamente ligado a otros desafíos sociales como la reducción de la desigualdad, la promoción de la justicia social y (en tér minos de la política pública multilateral) el desarrollo sostenible. Posicionar la paz como función sustantiva permitiría a las universidades abordar estos retos de manera más integral y coherente ^{(ONU, s.f.)} para así contribuir a una transformación social más amplia.

En suma, la incorporación de la construcción de paz como función sus tantiva en las universidades colombianas es una respuesta pertinente a las necesidades del contexto nacional y representa una oportunidad para redefi nir el papel de la educación superior en la sociedad.

Propuesta Detallada: Implementación de la Paz como Función Sustantiva

La implementación de la construcción de paz como una función sustantiva en las universidades colombianas requiere una transformación profunda y mul tidimensional de su quehacer institucional. Esta propuesta abarca diversas áreas y niveles institucionales, desde la estructura organizacional hasta las prácticas pedagógicas y la proyección social. Incorporar la construcción de paz en la misión y visión institucional de las universidades ratifica su compromiso formal con la formación de profesionales capaces de contribuir a la trans formación pacífica de conflictos y al desarrollo de una cultura de paz. Como señalan ^{Espinosa y Rodríguez (2021)}, este compromiso debe ir más allá de la retórica y materializarse en acciones concretas y medibles.

En el ámbito de la docencia, la implementación de esta nueva función sustantiva exige una revisión y actualización de los currículos en todas las disciplinas. Esta propuesta no se limita a la creación de cursos específicos sobre paz (los cuales ya existen y son muy relevantes, ^{(Alcaraz et al., 2023)}, sino que sugiere la integración transversal de enfoques y contenidos relacio nados con la construcción de paz en todos los componentes curriculares. Por ejemplo, en ingeniería, se podrían incorporar proyectos de infraestructura para la reconstrucción de territorios aislados; en ciencias de la salud, abordar el trauma y la sanación en contextos de posconflicto; y en economía, explorar modelos de desarrollo inclusivo para zonas afectadas por la violencia.

Este enfoque integral no solo complementaría las funciones tradicionales de docencia, investigación y extensión, sino que también las enriquecería, otorgándoles un propósito social más profundo y relevante en el contexto nacional. De esta manera, las universidades no solo formarían profesionales técnicamente competentes, sino también ciudadanos comprometidos con la paz, capaces de generar saberes y desarrollar iniciativas que impacten posi tivamente en las comunidades afectadas por la violencia.

En cuanto a la investigación, la nueva función sustantiva implica la priorización y fomento de líneas de investigación relacionadas con la paz y la trans formación de conflictos. Esto puede incluir estudios sobre memoria histórica, justicia transicional, reintegración de excombatientes, desarrollo rural sostenible en zonas de conflicto, entre otros. Es crucial que estas investigaciones adopten enfoques participativos y dialógicos, en línea con lo que Orlando Fals Borda denominó “diálogo de saberes” ^{(Fals Borda, 1978/2022)}, promoviendo la co-creación de conocimiento con las comunidades afectadas por el conflicto.

La función de extensión o proyección social se vería significativamente fortalecida con esta propuesta. Las universidades deberían establecer pro gramas y proyectos específicos de acompañamiento a iniciativas de cons trucción de paz en los territorios. Esto podría incluir clínicas jurídicas para víctimas del conflicto, programas de apoyo psicosocial, iniciativas de desarro llo económico local, entre otros. La idea es que la universidad se convierta en un actor clave en los procesos de reconciliación y reconstrucción del tejido social a nivel local y regional.

Un aspecto crucial de esta propuesta es la creación de estructuras insti tucionales específicas para gestionar y coordinar las actividades relacionadas con la construcción de paz. Esto podría materializarse en la forma de vicerrectorías o direcciones de paz, con presupuesto y personal dedicado. Estas estructuras serían responsables de articular los esfuerzos de las diferentes unidades académicas y administrativas en torno a la nueva función sustantiva.

La implementación de esta propuesta también requiere el desarrollo de mecanismos de evaluación y seguimiento específicos. Es necesario estable cer indicadores que permitan medir el impacto de las iniciativas de cons trucción de paz, tanto a nivel interno (formación de estudiantes, producción académica) como externo (contribución a procesos de paz en los territorios). Estos mecanismos deberían alinearse con los sistemas de aseguramiento de la calidad de la educación superior, garantizando que la construcción de paz se convierta en un criterio relevante en los procesos de acreditación institu cional y de programas.

La siguiente matriz “Construcción de paz como función sustantiva”, ofrece una visión detallada de la manera como esta nueva función se alinearía con los criterios que definen una función sustantiva universitaria. Destacamos cómo la construcción de paz es capaz de integrarse de manera permanente y sistemática en las políticas, programas y proyectos universitarios.

La tabla nos deja establecer las siguientes condiciones de la paz como función sustantiva:

Este análisis refuerza el argumento de que la construcción de paz no solo es compatible con la estructura universitaria existente, sino que puede inte grarse de manera coherente y significativa para ampliar su responsabilidad social y contribuir así a la consolidación de una paz estable y duradera.

Implicaciones y Desafíos de la Implementación

La incorporación de la construcción de paz como función sustantiva en las universidades colombianas conlleva una serie de implicaciones que deben ser cuidadosamente considerados y abordados pues esta propuesta implica una reconfiguración profunda de la identidad y la cultura institucional de las uni versidades. Como señala ^{González-Campo et al. (2020)}, las funciones sustan tivas son elementos fundamentales en la gestión estratégica de las institucio nes de educación superior; así la cosas, la introducción de una nueva función requeriría un proceso de adaptación y asimilación que podría encontrar resis tencias en algunos sectores de la comunidad universitaria acostumbrados a las estructuras y dinámicas tradicionales.

En efecto, un desafío crucial es la conexión interdisciplinar y efectiva de la construcción de paz, en especial con aquellas profesiones y disciplinas que tradicionalmente se han considerado “neutras” o alejadas de las cuestiones sociales. Existe el riesgo de que la paz se convierta en un añadido superficial en lugar de un eje capaz de integrar el quehacer universitario. Superar este desafío requiere un esfuerzo sostenido de formación del profesorado, así como la creación de incentivos institucionales para la innovación curricular y pedagógica en torno a la paz.

Lo anterior conlleva, inexorablemente, a que la implementación de la pro puesta tenga implicaciones presupuestales. La creación de nuevas estructu ras institucionales, el desarrollo de programas y proyectos de construcción de paz, y la formación del personal requieren de una inversión que en un contexto de restricciones presupuestarias y presiones para la autofinanciación ^{(como el que describe Hebe M.C. Vessuri 2001)} representa un obstáculo considerable.

Otro desafío importante en el ámbito de la acreditación es el desarrollo de sistemas de evaluación adecuados para esta nueva función sustantiva. Como señalan ^{Rivero et al. (2018)}, los indicadores tradicionales de desempeño universitario podrían no ser suficientes para capturar el impacto de las iniciativas de construcción de paz. Para ello será necesario desarrollar nuevos enfoques que combinen indicadores cuantitativos y cualitativos capaces de reflejar la complejidad y el carácter a largo plazo de los procesos de cons trucción de paz.

La articulación con actores externos también presenta desafíos signifi cativos. La construcción de paz implica interactuar con una diversidad de actores (como pueden ser comunidades afectadas por conflictos y violencias, excombatientes, organismos y fuerzas estatales, organizaciones de la socie dad civil) que requiere el desarrollo de nuevas capacidades institucionales para el diálogo intercultural y la negociación. En situaciones específicas se requiere del diseño de mecanismos para manejar riesgos asociados al trabajo en contextos de conflicto.

Además, existe una alta posibilidad de politización y polarización en tor no a las iniciativas de construcción de paz. En nuestro contexto, donde las narrativas sobre el conflicto y paz son altamente controvertidas, el que las universidades puedan enfrentar presiones y críticas de diversos sectores exi ge mantener la autonomía universitaria y el rigor académico. Asumir un com promiso activo con la construcción de paz supone un equilibrio tan delicado como crucial.

Ahora bien, un ejercicio de prospectiva a propósito de los cambios que implicaría para las universidades y sus espacios de influencia la incorporación de una nueva función sustantiva exige el análisis de situaciones semejantes. Para ello compartimos la experiencia de Lituania de apertura de una función sustantiva inédita, la extensión y proyección social, en su sistema universita rio. La siguiente Tabla ofrece algunas lecciones sobre las implicaciones de in corporar una nueva función sustantiva. Guardando las debidas proporciones, se pueden observar paralelismos en términos de los desafíos de adaptación institucional y la necesidad de equilibrar las demandas externas con la auto nomía universitaria.

Los elementos claves de esta experiencia para nuestra propuesta de in corporación de una nueva función sustantiva son los siguientes

Un desafío fundamental será evitar que la construcción de paz se con vierta en una función aislada o en competencia con las funciones sustantivas tradicionales pues como argumenta ^{Fabre Batista (2005)} la articulación entre las funciones sustantivas es clave para el cumplimiento de la misión univer sitaria. La paz como función sustantiva deberá integrarse de manera sinérgica con la docencia, la investigación y la extensión para potenciarles y enrique cerles, mas no competir con ellas.

En conclusión, mientras que la incorporación de la construcción de paz como función sustantiva ofrece un potencial transformador significativo para las universidades colombianas, su implementación exitosa requerirá una pla nificación cuidadosa, un compromiso sostenido y el desarrollo de su capaci dad de adaptación.

Discusión

Como equipo de trabajo hemos abordado esta propuesta desde la posibilidad que este debate puede tener entre las comunidades académicas y los for muladores de políticas públicas. En este apartado exponemos una serie de críticas y contraargumentos hipotéticos que, al asumir posibles resistencias que la propuesta encuentre, hemos planteado durante nuestras discusiones.

Una de las críticas posibles será la aparente artificialidad de introducir la “construcción de paz” como una función universitaria distintiva pues la paz, como un valor transversal, se ha de encontrarse integrada en las funciones existentes, en lugar de una función separada. Sin embargo, como señala ^{Va lencia Agudelo (2022)}, la paz en Colombia requiere un esfuerzo sistemático y coordinado que va más allá de iniciativas aisladas. La elevación de la paz a función sustantiva busca precisamente dar a este esfuerzo la prioridad y los recursos necesarios para un impacto significativo.

Otra objeción posible es la percepción de que esta propuesta podría ser menos relevante para disciplinas como las ciencias exactas o las ingenierías. No obstante, la serie de autores y autoras que sustentan los antecedentes del artículo argumentan que todas las disciplinas tienen un papel crucial en la construcción de paz. Por ejemplo, las ciencias ambientales pueden contri buir a la gestión sostenible del aprovechamiento de la naturaleza en zonas de conflicto, mientras que la ingeniería puede ser fundamental en la reconstruc ción de infraestructura en áreas afectadas por la violencia.

Una cuestión probable es que si las universidades, como instituciones, tienen la capacidad y la legitimidad para asumir un papel central en la cons trucción de paz pues esta tarea corresponde principalmente al estado y a las organizaciones de la sociedad civil. Sin embargo, la experiencia internacional, como la documentada por el Comité Internacional de la Cruz Roja ^{(CICR, 2012)}, demuestra que la construcción de paz efectiva requiere la participación de múltiples actores, incluidas las instituciones educativas.

Una preocupación válida es el riesgo de instrumentalización de la uni versidad para agendas políticas particulares. La construcción de paz es un campo altamente politizado en Colombia, y podrá existir el temor de que esta función sustantiva pueda comprometer la autonomía universitaria. No obstante, como argumenta ^{Hincapié y Valencia (2014)}, la universidad tiene la responsabilidad de participar activamente en los procesos de transformación social, respeto por los derechos humanos, derechos de los pueblos, mante niendo al mismo tiempo su independencia crítica.

Así mismo, dada la estrechez presupuestal por la que atraviesan las uni versidades, una lectura a la propuesta sería que esta podría desviar recursos y atención de las funciones tradicionales de la universidad. Sin embargo, la experiencia de Lituania, analizada en la Tabla 3 de este documento, sugiere que la incorporación de una nueva función sustantiva puede, de hecho, enri quecer y potenciar las funciones existentes al proporcionar un nuevo marco integrador para la docencia, la investigación y la extensión.

Una crítica más profunda cuestiona si la paz puede realmente “construir se” desde la universidad, dado que las raíces del conflicto colombiano son estructurales y sistémicas, complejas y profundas ^{(como bien lo definió el Tribunal Permanente de los Pueblos 2021)}. Frente a esto, es importante re conocer que la universidad no puede, por sí sola, resolver estos problemas estructurales. Sin embargo, puede jugar un papel crucial en la generación de conocimientos, la formación de líderes y la catalización de procesos de cam bio social.

Así mismo un escenario de crítica posible será sobre la condición prema tura de la propuesta toda vez que Colombia aún enfrenta múltiples formas de violencia y conflicto. No obstante, como señala la ley 2272 de 2022 del go bierno de Colombia ^{(Congreso de la República, 2022)}, la construcción de paz es un proceso a largo plazo que requiere el compromiso sostenido de todos los sectores de la sociedad, incluyendo la academia.

Con este conjunto de elementos en mente y como resultado de las re flexiones desarrolladas a lo largo del artículo, en la siguiente Tabla ilustramos las interrelaciones entre las funciones sustantivas tradicionales de la univer sidad y la propuesta que hemos planteado. Esta tabla sintetiza de manera visual cómo la construcción de paz se integraría y enriquecería a la misión universitaria en todas sus dimensiones.

Este análisis nos permite resaltar aspectos claves:

En general la tabla subraya el papel transformador que las universidades pueden asumir en la sociedad, no solo como formadoras de profesionales, sino como agentes activos en la construcción de una cultura de paz y en la transformación de conflictos a nivel local, regional y nacional. Esto da cuen ta que la implementación de esta propuesta requerirá un diálogo continuo y una adaptación flexible a los desafíos y realidades cambiantes del contexto colombiano. La universidad, como espacio de reflexión crítica y generación de conocimiento, está en una posición única para liderar este proceso de transformación, siempre que lo haga de manera consciente, ética y en diálogo constante con la sociedad a la que sirve.

Conclusiones

La propuesta de incorporar la construcción de paz como una cuarta función sustantiva en las universidades colombianas es una respuesta imprescindible a los desafíos que enfrenta el país en su búsqueda de una paz duradera. A lo largo de este artículo, hemos explorado los fundamentos teóricos, la justifica ción contextual, los detalles de implementación y los desafíos potenciales de esta propuesta transformadora.

Históricamente, las funciones sustantivas de las universidades han evolu cionado para adaptarse a las cambiantes demandas sociales. En el contexto colombiano, marcado por décadas de conflicto armado y diversas formas de violencia, la paz se erige como un imperativo ético que requiere una respues ta integral desde todos los sectores de la sociedad, incluida la academia.

Elevar la construcción de paz al nivel de función sustantiva no pretende reemplazar ni competir con las funciones tradicionales de docencia, investi gación y extensión. Por el contrario, esta nueva función tiene el potencial de enriquecer y dar un nuevo sentido a estas actividades. Integrar la paz como eje transversal en todas las disciplinas y profesiones puede catalizar innova ciones pedagógicas, generar líneas de investigación pertinentes y fomentar formas más efectivas de vinculación con la sociedad.

No obstante, es crucial reconocer que la implementación de esta pro puesta enfrentará desafíos significativos, e incluso oposición. Estos incluyen la necesidad de recursos adicionales, la resistencia al cambio institucional, los riesgos de politización y la complejidad de medir el impacto de las iniciativas de construcción de paz. Afrontar estos desafíos requiere un compromiso sos tenido, una planificación meticulosa y una capacidad de adaptación continua.

La experiencia internacional, como el caso de Lituania analizado en este artículo, sugiere que la incorporación de nuevas funciones sustantivas puede tener un impacto transformador en el sistema universitario. No obstante, es fundamental que la implementación de nuestra propuesta se realice de ma nera contextualizada, respetando la autonomía universitaria y manteniendo un diálogo constante con las realidades y necesidades de los territorios afec tados por el conflicto.

Más allá de su impacto en el ámbito universitario, esta propuesta tiene el potencial de servir como referente en la articulación entre educación superior y construcción de paz. En un mundo que enfrenta múltiples conflictos, este modelo podría ofrecer lecciones valiosas sobre cómo las instituciones edu cativas pueden contribuir de manera significativa a la transformación social y la consolidación de la paz.

La incorporación de la construcción de paz como función sustantiva no es solo una respuesta a las necesidades actuales de Colombia, sino una apuesta para el futuro. Al formar profesionales comprometidos con la paz, al generar conocimientos relevantes para la transformación de conflictos y al vincularse activamente con los procesos de reconciliación y desarrollo territorial, las universidades podrán jugar un papel crucial en la construcción de una nación más justa, equitativa y pacífica