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Pensamiento Psicológico

Print version ISSN 1657-8961

Pensam. psicol. vol.10 no.1 Cali Jan./June 2012

 

Conservadurismo político, homofobia y prejuicio hacia grupos transgénero en una muestra de estudiantes y egresados universitarios de Lima1

Jan Marc Rottenbacher de Rojas2

Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima (Perú)

1Esta investigación se enmarca dentro de las actividades del Grupo de Psicología Política del Departamento de Psicología de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). La recolección de los datos fue realizada durante el desarrollo del curso denominado Psicología Social de la Conducta Intergrupal, durante el semestre 2011-1.
2Licenciado en Psicología Social por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Profesor del Departamento de Psicología de la PUCP. Miembro del Grupo de Psicología Política de la PUCP. Dirección electrónica: jrottenbacher@pucp.edu.pe

Recibido: 18/07/2011 Revisado: 08/09/2011 Aceptado: 13/12/2011


Resumen

Objetivo. Este estudio describe y analiza la relación entre la ideología política, la intolerancia a la ambigüedad, la homofobia y el prejuicio hacia los grupos transgénero en una muestra de estudiantes y egresados universitarios de la ciudad de Lima (N = 144). Método. Se realizó un estudio cuantitativo de tipo descriptivo-correlacional en el cual se utilizaron versiones adaptadas al español de las escalas RWA, SDO, Mstat-II (Escala de Tolerancia a la Ambigüedad), y una versión de la escala de Homofobia Moderna (MHS) validada en población universitaria de Lima. Resultados. Se encontró una relación directa entre el RWA, la SDO, la intolerancia a la ambigüedad, la homofobia y el prejuicio hacia determinados grupos transgénero (travestis y transexuales). Un modelo de regresión lineal múltiple propone que determinados niveles en RWA y en intolerancia a la ambigüedad pueden ser buenos predictores de actitudes homofóbicas. Conclusión. Se ha podido constatar que existe una relación entre las variables psicológicas que expresan una ideología política conservadora y el prejuicio hacia los homosexuales y hacia los grupos transgénero, en la medida en que son considerados por las personas más conservadoras como estímulos sociales muy ambiguos.

Palabras clave: Autoritarismo, predominio social, prejuicio, homosexualidad, identidad de género.


Abstract

Objective. This study describes and analyzes the relationship between political ideology, the intolerance of ambiguity, homophobia and prejudice against transgender groups in a sample of university students and graduates from the city of Lima (N = 144). Method. A quantitative descriptive-correlational study was carried out. Spanish translated versions of RWA and SDO scales were used. Also were used an adapted version of MSTAT-II (Tolerance of Ambiguity Scale) and a version of the Modern Homophobia Scale (MHS) validated for university students in the city of Lima. Results. A direct relationship was found between RWA, SDO, intolerance of ambiguity, homophobia and prejudice against certain transgender groups (transvestites and transsexuals). A multiple linear regression model suggests that RWA and intolerance of ambiguity, combined, could be applicable predictors of homophobic attitudes. Conclusion. Based on the results, it is possible to verify that there is a relationship between psychological variables that express a conservative political ideology and prejudice towards homosexuals and transgender groups, to the extent they could be considered by the most conservative individuals as very ambiguous social stimuli.

Key words: Authoritarianism, social dominance, prejudice, homosexuality, gender identity.


Resumo

Escopo. Este estudo descreve e analisa a relação entre ideologia política, intolerância à ambiguidade, homofobia e prejuízo para os grupos transgender numa amostra de estudantes e graduados universitários da cidade de Lima (N=144). Metodologia. Foi realizado um estudo quantitativo de tipo descritivo-corelacional no qual foram utilizados versões adaptadas ao espanhol das escalas RWA, SDO, MSTAT-II (Escala de Tolerância à ambiguidade) e uma versão da escala de Homofobia Moderna (MHS) validada em população universitária de Lima. Resultados. Foi achada uma relação direta entre o RWA, a SDO, a intolerância à ambiguidade, a homofobia e o prejuízo para determinados grupos transgender (travestis e transexuais). Um modelo de regressão lineal múltipla propõe que determinados níveis em RWA e em intolerância à ambiguidade podem ser bons preditores de atitudes de homofobia. Conclusão. Foi constatada uma relação entre as variáveis psicológicas que expressam uma ideologia política conservadora e o prejuízo para os homossexuais e para os grupos transgender, na medida em que são considerados pelas pessoas mais conservadoras como estímulos sociais muito ambíguos.

Palavras chave: Autoritarismo, predomínio social, prejuízo, homossexualidade, identidade de género.


Introducción

A pesar de considerarse un concepto de difícil aprehensión teórica y metodológica, la ideología política constituye actualmente un tema de investigación bastante relevante dentro de la psicología social (Jost, Federico y Napier, 2009). Desde una perspectiva académica, dicha importancia radica en que la ideología política es una variable que ha podido llegar a predecir, con bastante éxito, actitudes hacia diversos temas sociales, así como los comportamientos asociados a dichas actitudes, entre los que se destaca, en relación con la presente investigación, la expresión de diversas formas de prejuicio (Cohrs y Ibler, 2009; Duckitt y Sibley, 2007; Duckitt, Wagner, du Plessis y Birum, 2002; Espinosa, Calderón-Prada, Burga y Güímac, 2007; Rottenbacher, Espinosa y Magallanes, 2011; Rottenbacher, 2010; Sidanius, Pratto y Bobo, 1996; Whitley y Lee, 2000). En ese sentido, variables ideológicas como el autoritarismo y la orientación hacia la dominancia social han sido estudiadas en su relación con la manifestación de diversas actitudes negativas y conductas discriminatorias dirigidas hacia diversos grupos que, dependiendo de sus características o de las del entorno social, son percibidos por algunas personas como amenazantes, inferiores o desviados.

Más recientemente, Jost, Glaser, Kruglanski y Sulloway (2003) propusieron entender el conservadurismo político como una forma de procesar la información del entorno social que tendría por finalidad la satisfacción de ciertos tipos de necesidades psicológicas. Así, es entendido como una forma de cognición social motivada. En el modelo de Jost et al. (2003), el conservadurismo político es una manera particular de procesar diversos estímulos ambiguos con la finalidad de reducir la amenaza y la incertidumbre que pueden generar. Igualmente, se expresa a través de la resistencia a los cambios sociales y la justificación de la inequidad o jerarquización social (Jost et al., 2003, 2009). De esta manera, en relación con la resistencia al cambio social, el conservadurismo político se puede vincular conceptualmente al Autoritarismo de Ala Derecha (RWA3), propuesto por Altemeyer (1981) y, en relación con la justificación de la inequidad y la jerarquización social, se relaciona teóricamente con la Orientación hacia la Dominancia Social (SDO4), concepto propuesto por Pratto, Sidanius, Stallworth y Malle (1994).

En la revisión conceptual que sigue, se revisan las diversas formas en las que ha sido estudiada la ideología política desde la Psicología social: a partir del enfoque unidimensional del continuo ideológico izquierda/derecha, hasta el conservadurismo como cognición social motivada, tomando en cuenta, además, la revisión de los desarrollos teóricos sobre el autoritarismo y la orientación hacia la dominancia social. Finalmente, se propone la relación conceptual entre el conservadurismo político y la actitud negativa hacia los homosexuales y los grupos denominados transgénero, asumiendo que los comportamientos transgénero constituyen, para algunas personas, estímulos con un alto grado de ambigüedad.

Del enfoque ideológico unidimensional al estudio del autoritarismo y la dominancia social

Desde una perspectiva unidimensional, la ideología política ha sido representada tradicionalmente como un continuo ideológico, cuyos extremos son denominados izquierda y derecha. La derecha está relacionada con la aprobación de la inequidad y el tradicionalismo, mientras la izquierda se asocia con la búsqueda de la igualdad entre los seres humanos y la afinidad por los cambios sociales (Bobbio, 1996; Fuchs y Klingemann, 1990). Aunque la vigencia y la utilidad de las distinciones ideológicas entre izquierda y derecha ha sido resaltada por Bobbio (1996), la Psicología política ha generado conceptos adicionales con el objetivo de explicar de forma más precisa las diferencias ideológicas (e. j., autoritarismo, dominancia social, conservadurismo).

A partir de la década de 1980, se retoma el concepto de conservadurismo político, propuesto inicialmente por Wilson (1973) y surge el denominado enfoque dual que utiliza el autoritarismo de ala derecha (RWA), propuesto por Altemeyer (1981, 1988, 1998, 2004), y la orientación hacia la dominancia social (SDO) (Pratto et al., 1994; Sidanius y Pratto, 1999) como variables psicológicas vinculadas con las preferencias políticas. Para los autores que apoyan el enfoque dual de la ideología política, el conservadurismo político se expresa a través de estos dos conjuntos actitudinales: el RWA y la SDO (Duckitt y Sibley, 2007; Duckitt y Fisher, 2003; Duckitt et al., 2002; Jost et al., 2009; Van Hiel y Mervielde, 2002).

Autoritarismo (RWA) y Orientación hacia la Dominancia Social (SDO)

Desde el punto de vista conceptual, el RWA está compuesto por tres elementos actitudinales: a) la sumisión frente a las autoridades que son percibidas como legítimas y frente a las normas sociales que estas autoridades representan y promueven; b) la agresión autoritaria, que se refiere a la permisividad de la violencia como acto punitivo si es aceptada o practicada por la autoridad percibida como legítima, y c) un alto nivel de convencionalismo o apego por los valores y costumbres socialmente aceptados (Altemeyer, 1998, 2004; Duriez, Van Hiel y Kossowska; 2005; Stone, 2001). Aunque Altemeyer (1981, 1988, 1998) propone teóricamente esta estructura tridimensional, una serie de investigaciones empíricas conciben y han evaluado el RWA como una variable psicológica unidimensional (Altemeyer, 2004; Crowson, Thoma y Hestevold, 2005; Jost et al., 2003).

Por otro lado, diversas investigaciones han propuesto que las actitudes hostiles, propias del autoritarismo, suelen aparecer con mayor intensidad frente a objetos o situaciones ambiguas o inciertas, que son percibidas como posibles amenazas a las creencias acerca de la manera en que debería estar organizado el mundo social (Cohrs y Ibler, 2009; Duckitt y Fisher, 2003; Duckitt et al., 2002; McCann, 2008). Estos objetos, situaciones o grupos ambiguos pueden producir, en determinados sujetos, altos niveles de ansiedad e inseguridad, y llegar a desencadenar lo que Oesterreich (2005) denomina la respuesta autoritaria, la cual puede incluir conductas agresivas y discriminatorias hacia aquellos sujetos percibidos como amenazantes o peligrosos frente al orden social establecido.

En investigaciones recientes en el contexto latinoamericano, el RWA se ha relacionado directamente con actitudes dirigidas hacia el mantenimiento y defensa de los roles sociales tradicionales, las costumbres socialmente aceptadas y, en general, hacia la conservación del statu quo predominante (Espinosa et al., 2007; Rottenbacher et al., 2011; Rottenbacher, 2010).

Por otro lado, la orientación hacia la dominancia social (SDO), se define conceptualmente como una forma ideológica expresada a través de una actitud favorable hacia las relaciones intergrupales asimétricas y jerárquicas (Pratto et al., 1994; Sidanius y Pratto, 1999). En este sentido, las personas con una mayor orientación hacia la dominancia social tenderán a apoyar políticas, acciones y sistemas de organización social que refuercen las jerarquías y asimetrías de poder entre los grupos y entre los individuos. Asimismo, tenderán a promover la superioridad y el dominio del propio endogrupo frente a los distintos exogrupos que, de forma general, serán desvalorizados (Altemeyer, 1998; Pratto et al., 1994; Sidanius y Pratto, 1999; Sidanius, Pratto y Bobo, 1996). Si bien existen estudios (e. j., Jost y Thompson, 2000) que proponen la existencia de dos dimensiones específicas al interior de la orientación general hacia la dominancia social: a) la justificación de la inequidad, y b) la dominancia endogrupal, otros estudios proponen la unidimensionalidad de esta variable ideológica (Duckitt y Sibley, 2007; Jost et al., 2003; Pratto et al., 1994; Sidanius, Pratto, Van Laar y Levin, 2004).

Finalmente, existe evidencia empírica que soporta la relación conceptual entre el RWA, la SDO y el conservadurismo político, lo que no implica que estos tres conceptos deban ser comprendidos como lo mismo (Crowson et al., 2005; Jost et al., 2003). Esto se debe a que un gran número de investigaciones empíricas han encontrado una relación de intensidad moderada entre el RWA y la SDO y, aunque ambos conceptos pueden ser considerados parte de una estructura ideológica de tendencia conservadora, es pertinente sostener que son dimensiones ideológico-actitudinales relativamente independientes entre sí (Altemeyer, 1998; Jost et al., 2003; Van Hiel y Mervielde, 2002).

Conservadurismo político como cognición social motivada

Jost et al. (2003) proponen entender el conservadurismo como una forma particular de percibir y evaluar los estímulos del entorno social. Esta forma de procesar la información del entorno social está determinada por la sensibilidad individual con respecto a la satisfacción de tres tipos motivacionales: a) epistémicos, b) existenciales y c) ideológicos.

En primer lugar, según la propuesta conceptual de Jost et al. (2003), las denominadas motivaciones epistémicas se refieren a la necesidad humana de poseer un conocimiento claro, estructurado, completo y ordenado acerca del mundo social. En ese sentido, las motivaciones epistémicas son expresadas y a la vez son satisfechas, a través del dogmatismo, la intolerancia a la ambigüedad, la intolerancia a la incertidumbre y las necesidades cognitivas de orden, estructura y cierre. En segundo término, las motivaciones existenciales están relacionadas con la necesidad de percibir un entorno social poco amenazante para uno mismo y para el endogrupo. De esta manera, la preservación de la integridad personal y endogrupal, tanto a nivel real como simbólico, representa la necesidad existencial básica. Otras variables que conforman este grupo motivacional son: el mantenimiento de una autoestima positiva, la prevención y afrontamiento de la pérdida, y el manejo del miedo (Jost et al., 2003). Las motivaciones existenciales están conceptualmente vinculadas a la Teoría Integrada de la Amenaza de Stephan y Stephan (2000), la cual propone que cuando coexisten grupos muy diferentes entre sí, pueden surgir fenómenos como la ansiedad intergrupal, la percepción de amenaza simbólica o la estereotipia negativa, en la medida en que los grupos diferentes son percibidos como amenazas contra el estilo de vida o la identidad del endogrupo. En tercer lugar, las motivaciones ideológicas están relacionadas con la necesidad de percibir que el estatus social del endogrupo es elevado o dominante. Por ello, conceptos relacionados con las motivaciones ideológicas son la racionalización de los intereses endogrupales, la dominancia endogrupal y la justificación del sistema (Jost et al., 2003).

Por un lado, el RWA estaría relacionado con las motivaciones epistémicas, en el sentido en que el convencionalismo expresado por este se asocia con una intolerancia a la inestabilidad, novedad, ambigüedad y diversidad que pueden ser percibidas en los estímulos del medio social (Jost, Kruglanski y Simon, 1999). Por otro lado, el SDO está relacionado con las motivaciones ideológicas a través de la dominancia endogrupal y la justificación del sistema, siempre y cuando el sistema social imperante favorezca los intereses del endogrupo (Jost et al., 2003, 2009).

Roles de género tradicionales, homosexualidad y homofobia

Según Vizcarra y Guadarrama (2006), los seres humanos, desde la infancia y a través de la interacción social, aprenden a representar el rol de género que se les asigna, tanto a las niñas como a los niños se les asigna un rol construido para cada sexo: a las mujeres, el femenino, y a los hombres, el masculino.

Sobre la base de este razonamiento, el género resulta, entonces, una construcción social definida cultural e históricamente y, por lo tanto, se encuentra en constante cambio (Short, 1996; Rottenbacher et al., 2011; Vizcarra y Guadarrama, 2006). También es posible proponer que la división de la humanidad en términos de una dicotomía femenino/masculino forma parte de un conjunto de creencias básicas sobre las que los individuos y grupos construirán luego, a lo largo de su vida, las representaciones del mundo y del sistema social en el que habitan (Rottenbacher et al., 2011; Vizcarra y Guadarrama, 2006). Si se propone que los roles de género son construcciones sociales cultural e históricamente definidas, es posible sostener que en una determinada sociedad existirán roles de género tradicionales y no tradicionales. En este sentido, se ha propuesto que los roles de género tradicionales son el femenino y el masculino, y que estos establecen una división del mundo y una relación jerárquica entre hombres y mujeres, donde lo masculino ha ocupado históricamente una posición dominante (Asiyanbola, 2005; Kamarae, 1992; Rottenbacher et al., 2011; Stacey, 1993).

Asimismo, con relación con la homosexualidad, también es posible sostener que esta es una construcción social configurada cultural e históricamente. Lind y Argüello (2009) proponen que la palabra homosexual es sólo uno de los múltiples términos utilizados en la actualidad para rotular y representar a aquellos grupos que, de forma general, pueden ser denominados grupos transgénero. Así, este concepto se utiliza para referirse a personas que, a pesar de haber nacido biológicamente como hombres o mujeres, no se representan a sí mismos en ninguno de los dos roles de género tradicionales: el masculino o el femenino (Rottenbacher et al., 2011; Vizcarra y Guadarrama, 2006).

A finales de la década de 1960, Weinberg (citado por Herek, 2004) introdujo el término homofobia para colocar en la discusión académica el problema social de las manifestaciones de prejuicio hacia los homosexuales. Castañeda (2000, 2006) define la homofobia como el rechazo a la relación sexual entre personas del mismo sexo. Igualmente, se propone que la homofobia cumple diversas funciones normativas al interior de una sociedad. Por un lado, regularía y defendería la heterosexualidad al otorgarle una especie de superioridad moral. En ese sentido, a nivel de las creencias sobre los roles de género, la homofobia convierte a la heterosexualidad en la forma de relación de género más aceptable y de mayor dominancia dentro de las sociedades occidentales contemporáneas (Castañeda, 2000, 2006; Rottenbacher et al., 2011). De esta manera, es posible sostener que la homosexualidad podría ser concebida como una amenaza simbólica a la concepción tradicional del mundo social, basada en la dicotomía femenino/masculino; así como una manifestación ambigua e incierta frente a la heterosexualidad, representada convencionalmente como la expresión de una normalidad sexual (Cornejo, 2007; Rottenbacher et al., 2011; Withley y Lee, 2000).

Conservadurismo político, homofobia y prejuicio hacia los grupos transgénero

Diversas investigaciones empíricas han analizado la relación entre algunas variables ideológicas (en especial, el RWA), las actitudes negativas u hostiles hacia los homosexuales (Cornejo, 2010; Haddock, Zanna y Esses, 1993; Withley y Lee, 2000) y la defensa de los roles de género tradicionales (Duncan, Peterson y Winter, 1997; Rottenbacher, 2010).

Como se ha mencionado, la homosexualidad y los comportamientos y expresiones transgénero pueden ser considerados por algunas personas como estímulos extremadamente ambiguos (Cornejo, 2007; Withley y Lee, 2000). Es posible sostener, además, que las personas que atribuyan mayor ambigüedad a los grupos transgénero y, por lo tanto, quienes los perciban como amenazas al sistema social predominante, serán aquellos con altos niveles de intolerancia a la ambigüedad, autoritarismo de ala derecha, orientación hacia la dominancia social y, en general, una propensión hacia el conservadurismo político (Nagoshi et al., 2008).

Recientemente, ha sido introducido el neologismo transfobia, para referirse a la estigmatización social y a la antipatía cargada emocionalmente hacia aquellos individuos que no están en conformidad con las expectativas de género, definidas por la sociedad o que no encajan dentro de los roles de género tradicionales (Cornejo, 2010; Hill y Willoughby, 2005; Nagoshi et al., 2008; Sugano, Nemoto y Operario, 2006). La transfobia difiere de la homofobia en la medida en que es una actitud de rechazo hacia un grupo más amplio de individuos: incluye el prejuicio hacia los individuos transexuales y travestis, pero también hacia hombres con características o comportamientos femeninos, hacia mujeres masculinizadas, que se comportan o se ven como hombres, o hacia sujetos andróginos cuya apariencia de género es ambigua. En una investigación realizada en estudiantes universitarios estadounidenses, Nagoshi et al. (2008) encontraron una fuerte asociación entre el RWA, la homofobia y la transfobia. Sus resultados indicaron también que los hombres presentaban actitudes más hostiles hacia los grupos transgénero y mayores niveles de transfobia en comparación con las mujeres. Mayores puntuaciones en fundamentalismo religioso, así como la promoción de los roles tradicionales de género y la división del mundo social en términos femeninos y masculinos, también estuvieron relacionados con mayores niveles de homofobia y transfobia (Nagoshi et al., 2008).

Herek (2004, 2000, 1990) ha advertido acerca de la necesidad de incorporar nuevos conceptos psicológicos para abordar el fenómeno de las actitudes hostiles o negativas hacia los grupos no heterosexuales. Este autor define el estigma sexual como una valoración negativa, sumamente difundida dentro de la sociedad, con respecto a cualquier comportamiento, identidad, relación o comunidad no-heterosexual. En este sentido, define el heterosexismo como la ideología que perpetúa el estigma sexual (Herek, 2004), y el prejuicio sexual como las actitudes negativas hacia personas o grupos en función a su orientación sexual (Herek, 2004, 2000). Se puede llegar a proponer, que la homofobia y la transfobia pueden ingresar en lo que Herek (2004) denomina prejuicio sexual, y que ambos tipos de prejuicio están condicionados por un sistema ideológico denominado heterosexismo (Herek, 2004).

Asimismo, se puede sostener que la homofobia y el prejuicio hacia los grupos transgénero funcionarían, en primer lugar, como estrategia cognitiva para reducir la ambigüedad, elevar los niveles de certidumbre y afrontar la amenaza simbólica a la identidad de género heterosexual (Castañeda, 2006; Herek, 2004). En segundo lugar, homofobia y transfobia podrían ser considerados parte de un discurso ideológico, en la medida en que apoyan la heteronormalidad sexual, intentan conservar los roles de género tradicionales y defienden la prevalencia de instituciones sociales convencionales como el matrimonio, la pareja o la familia (Castañeda, 2006; Cornejo, 2007). Por otro lado, de forma similar a lo que proponen Withley y Lee (2000) o Rottenbacher et al. (2011), es posible sostener que las expresiones de prejuicio hacia la población homosexual y los grupos transgénero estarán asociadas directamente con el RWA y con el convencionalismo que este expresa.

Sobre la base de la revisión teórica que ha sido presentada, esta investigación se propone describir y analizar las relaciones entre la ideología política conservadora (evaluada a través de una orientación hacia la derecha ideológica, una tendencia hacia el autoritarismo, una mayor orientación hacia la dominancia social y mayores niveles de intolerancia a la ambigüedad), la homofobia y el prejuicio hacia diversos grupos transgénero. De forma similar al estudio de Nagoshi et al. (2008), se espera encontrar una relación directa entre una tendencia hacia el conservadurismo político y mayores niveles de prejuicio hacia los homosexuales y otros grupos transgénero. De igual manera, se espera encontrar mayores niveles de homofobia y prejuicio hacia los grupos transgénero en los hombres, en comparación con las mujeres.

Método

Participantes

Se realizó un muestreo de tipo no probabilístico intencional para seleccionar a los participantes. Inicialmente, como criterios de selección, se intentó equiparar el número de hombres y de mujeres en la muestra y controlar que la edad no fuese mayor a 30 años. La muestra final (N = 144) estuvo conformada por adultos de la ciudad de Lima, cuyas edades se encontraban entre los 18 y 42 años (ME = 23.3, DE = 4.8). El 45.8% fueron mujeres y el 54.2% hombres. El 88.9% de la muestra eran solteros. El 68.1% eran estudiantes universitarios y un 18.1% poseía estudios superiores universitarios. En general, los participantes provenían de 25 distritos de la ciudad de Lima Metropolitana y el Callao. Su nivel socioeconómico, según los distritos de residencia, se puede ubicar entre el nivel medio y medio-alto. La opción sexual o la identidad de género de los participantes no fue un criterio de selección.

Instrumentos

Para evaluar las variables vinculadas con el conservadurismo político se utilizó el siguiente grupo de instrumentos:

  1. Orientación Política de Derecha. La orientación ideológica, en términos del continuo izquierda/ derecha, fue evaluada a través de un solo ítem, cuya opción de respuesta fue una escala Likert de siete puntos, donde 1 significa De izquierda y 7 De derecha. Se les pidió a los participantes que se ubicaran en algún punto de este continuo, según cómo consideraban su posición política en esos términos. Un puntaje igual o mayor a 4 en este ítem expresaría una orientación hacia la derecha ideológica.
  2. Orientación hacia la Dominancia Social (SDO), versión traducida al castellano por Montes-Berges y Silván-Ferrero (citados en Moya y Morales-Marente, 2005) de la escala de SDO propuesta por Pratto et al. (1994) y Sidanius y Pratto (1999). Este instrumento ha obtenido adecuados niveles de confiabilidad en investigaciones previas realizadas en la población de la ciudad de Lima (Espinosa, 2008; Rottenbacher et al., 2011; Rottenbacher, 2010; Rottenbacher, Amaya, Genna y Pulache, 2009). La escala presenta 16 enunciados que expresan relaciones jerárquicas y asimétricas entre los grupos sociales. La opción de respuesta es una escala Likert de 7 puntos, donde 1 significa Totalmente en desacuerdo y 7 Totalmente de acuerdo. El nivel de confiabilidad de este instrumento resultó alto para el caso del presente estudio (a = .83).
  3. Autoritarismo de Ala Derecha (RWA), traducción al castellano de la versión reducida de la escala de RWA de Zakrisson (2005). Este instrumento ha obtenido adecuados niveles de confiabilidad en estudios previos realizados en la ciudad de Lima (Rottenbacher y Schmitz, 2012; Rottenbacher et al., 2011). La escala posee 15 ítems, cuya opción de respuesta es una escala Likert de 9 puntos, donde 1 significa "Totalmente en desacuerdo" y 9 "Totalmente de acuerdo". El nivel de confiabilidad de la escala resultó adecuado para el caso del presente estudio (a = .76).
  4. Intolerancia a la Ambigüedad. Se empleó la Escala de Tolerancia a la Ambigüedad (MSTAT-II) de Arquero y McLain (2010), utilizada previamente en población limeña por Rottenbacher et al. (2011). Esta escala está compuesta por 13 ítems, cuya opción de respuesta es una escala Likert de 5 puntos, donde 1 significa Totalmente en desacuerdo y 5 Totalmente de acuerdo. La escala presentó un alto nivel de confiabilidad para el caso de la muestra evaluada (a = .85).

Para evaluar los niveles de homofobia y el prejuicio hacia los grupos transgénero se utilizaron los siguientes instrumentos:

  1. Homofobia. Para evaluar la homofobia se usó la Escala de Homofobia Moderna de Raja y Stokes (1998), validada en estudiantes universitarios de la ciudad de Lima por León (2003). Este cuestionario está conformado por 41 ítems, cuya opción de respuesta es una escala Likert de 6 puntos, donde 1 significa Totalmente en desacuerdo y 6 Totalmente de acuerdo. Para el caso del presente estudio, la escala obtuvo un alto nivel de confiabilidad (a = .95).
  2. Prejuicio hacia grupos transgénero. Se evaluó el prejuicio hacia cuatro grupos transgénero a través de una escala Likert de 6 puntos, donde 1 significa Totalmente positivos y 6 Totalmente negativos. En esta escala, los participantes debían indicar qué tan negativa o positiva era la presencia de los siguientes grupos para la sociedad: a) travestis (personas que se visten con ropa del sexo opuesto), b) transexuales (personas que se han cambiado de sexo a través de una cirugía), c) bisexuales (...) y d) personas dedicadas a la prostitución homosexual.

Procedimiento

En primer lugar, se elaboró el cuestionario que contenía los instrumentos de medición de las variables de estudio, además de una sección para consignar la información sociodemográfica de los participantes. Se contactó a los participantes en el campus universitario de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), se les pidió su consentimiento informado e indicó expresamente que su participación era completamente voluntaria y anónima. Esta información fue recogida por 17 estudiantes de décimo semestre de la carrera de Psicología Social de la PUCP, a quienes se les capacitó previamente en la adecuada aplicación de los instrumentos y en la necesidad de contar con el consentimiento informado. El proceso de obtención de la información se realizó entre abril y mayo de 2011. Una vez recogida la información, ésta fue centralizada e ingresada por el investigador principal al paquete estadístico SPSS 19 para su posterior análisis. Concretamente, se efectuó un primer análisis de frecuencias para las variables sociodemográficas. Posteriormente, un análisis de normalidad a través de la prueba de Kolmogorov-Smirnov y se obtuvieron los estadísticos de asimetría para todas las variables de estudio. Asimismo, se obtuvieron los niveles de confiabilidad para las escalas utilizadas. Luego, se llevó a cabo un análisis de correlación de Pearson, también, un análisis de regresión lineal múltiple con la finalidad de analizar los efectos de las variables ideológicas y la intolerancia a la ambigüedad sobre la homofobia. igualmente, se realizó un análisis de conglomerados en dos fases (bietápico) para dividir la muestra en dos grupos según sus puntajes en las variables vinculadas con el conservadurismo político (orientación política de derecha, RWA, SDO e intolerancia a la ambigüedad). Finalmente, se realizaron pruebas t de comparación de medias para comparar los niveles de homofobia y prejuicio hacia los grupos transgénero entre los dos conglomerados identificados; asimismo, comparaciones de medias de los puntajes de homofobia y el prejuicio hacia los grupos transgénero entre hombres y mujeres.

Resultados

No todas las variables presentaron una distribución normal; sin embargo, tampoco sus niveles de asimetría resultaron altos, salvo el caso del prejuicio hacia personas dedicadas a la prostitución homosexual. Haciendo la advertencia de esta limitación metodológica, se consideró adecuada la realización de análisis de correlación paramétrica, la propuesta de un modelo de regresión lineal múltiple y la utilización de pruebas t de comparación de medias.

En la Tabla 1, podemos observar que todas las variables correspondientes a la ideología política (orientación política de derecha, SDO y RWA) correlacionaron de manera positiva con la intolerancia a la ambigüedad. La correlación más intensa se presentó entre el RWA y la intolerancia a la ambigüedad (r(137) = .42, p < .001).

Por su parte, la homofobia correlacionó de manera positiva con todas medidas de conservadurismo político. Es necesario resaltar que, dentro de estas correlaciones, las de mayor intensidad se presentaron con el RWA (r(127) = .49, p < .001) y con la intolerancia a la ambigüedad (r(130) = .43, p < .001). Entre tanto, todas las variables correspondientes al prejuicio hacia los grupos transgénero, excepto el prejuicio hacia personas dedicadas a la prostitución homosexual, correlacionaron de manera positiva con la homofobia. El RWA es la variable que correlacionó de manera positiva con el prejuicio hacia los cuatro grupos transgénero. La intolerancia a la ambigüedad lo hizo, igualmente, con todos los prejuicios evaluados, salvo el prejuicio hacia personas dedicadas a la prostitución homosexual. La orientación política de derecha presentó correlaciones muy pequeñas, aunque significativas, con el prejuicio hacia la prostitución homosexual, hacia los travestis y los transexuales. La SDO sólo correlacionó de manera positiva con el prejuicio hacia los travestis y los transexuales.

Una vez analizadas las correlaciones entre las variables (ideología política, intolerancia a la ambiguedad y homofobia), se propuso un modelo de regresión lineal múltiple para explicar los efectos del conservadurismo político sobre la homofobia. En este modelo, la variable dependiente fue la homofobia, y las variables independientes fueron: a) la orientación política de derecha, b) la SDO, c) el RWA, y d) la intolerancia a la ambigüedad. El método para ingresar las variables independientes fue por pasos sucesivos, con la finalidad de obtener el modelo que explicara el mayor porcentaje de la varianza de la variable dependiente. El modelo final obtenido explica el 32.3% de la varianza de la homofobia (R2= .323, F(1, 121) = 11.807, p = .001), y las variables incluidas en el modelo fueron el RWA y la intolerancia a la ambigüedad. Las variables excluidas del modelo corresponden a la orientación política de derecha y la SDO. El resumen del modelo se presenta en la Tabla 2.

Como se observa en la Tabla 3, el puntaje promedio más alto a nivel muestral lo obtuvo el prejuicio hacia las personas dedicadas a la prostitución homosexual (ME = 4.91, DE = 1.35). Este grupo es el que podríamos calificar como el más negativamente valorado por la muestra. Por el contrario, el grupo valorado menos negativamente es el de los bisexuales, que obtuvo la media de prejuicio más baja (ME = 3.26, DE = 1.41).

A partir de un análisis de conglomerados en dos fases (bietápico), tomando como variables la orientación política de derecha, la SDO, el RWA y la intolerancia a la ambigüedad, se obtuvieron dos grupos, denominados: "Más conservadores" y "Menos conservadores", y cuya descripción aparece en la Tabla 4.

El conglomerado denominado Más conservadores está conformado por 86 personas (66.2% del total de la muestra) y presenta puntuaciones más altas en la orientación política de derecha, el SDO, el RWA y la intolerancia a la ambigüedad, en comparación con el grupo denominado Menos conservadores. Este último está conformado por 44 personas (33.8% del total).

Como se puede observar en la Tabla 5, el conglomerado denominado Más conservadores puntúa más alto en el prejuicio hacia los cuatro grupos transgénero en comparación con los Menos conservadores. Todas las comparaciones de medias resultaron significativas y, según los valores del estadístico d de Cohen (A) y los criterios de Cohen (1988), se puede establecer que la magnitud de las diferencias encontradas es grande en los casos del prejuicio hacia los travestis y el prejuicio hacia los transexuales, moderada en el caso del prejuicio hacia los bisexuales, y pequeña en el caso del prejuicio hacia personas dedicadas a la prostitución homosexual.

Contrariamente a lo que se esperaba según lo encontrado en investigaciones previas (e.j., Nagoshi et al., 2008), no se observaron diferencias significativas entre hombres y mujeres con respecto a los puntajes en homofobia o el prejuicio hacia los diversos grupos transgénero.

Discusión

Es necesario precisar las limitaciones del estudio antes de iniciar la discusión de los resultados. El tamaño relativamente pequeño de la muestra (N = 144) y la no aleatoriedad en la selección de los participantes, suponen una limitación con respecto a la generalización de los resultados obtenidos. En este sentido, los resultados pueden ser generalizados solo a grupos muy similares al de la muestra. Otra limitación importante fue el no haber recogido información acerca de la opción sexual o identidad de género de los participantes; sin embargo, en relación con los objetivos que se plantearon, este estudio logró analizar las relaciones entre variables ideológico-políticas, la homofobia y el prejuicio hacia grupos transgénero.

Conservadurismo político

Los resultados son consistentes con las propuestas teóricas acerca de la relación entre la orientación política de derecha, el RWA y la SDO. Estas tres variables serían expresiones de una ideología política más general, denominada conservadora, la cual implica mayores niveles de convencionalismo, un apego por los valores y costumbres tradicionales, una resistencia a los cambios en el sistema social y una inclinación hacia la organización social jerarquizada (Jost et al., 2003, 2009). Asimismo, la intolerancia a la ambigüedad se relacionó directamente y con una intensidad mediana con el RWA, lo que apoya los hallazgos de otras investigaciones y propuestas teóricas (Jost et al., 2003, 2009); Jost, Kruglanski y Simon, 1999; Peterson, Doty y Winter, 1993). Según los resultados obtenidos y la propuesta de Jost et al. (2003), la intolerancia a la ambigüedad puede ser considerada una necesidad epistémica, entendida como la necesidad de contar con un conocimiento claro, preciso y simple acerca del mundo social. Los individuos más conservadores, en la medida en que son más resistentes al cambio y la variabilidad social, serían menos tolerantes a los estímulos que presentan características complejas, ambiguas, cambiantes o poco claras.

Homofobia y conservadurismo político

Se encontró una relación directa entre la homofobia y las variables vinculadas al conservadurismo político. De estas relaciones, la más intensa se presentó con el RWA, lo que se encuentra en correspondencia con algunos hallazgos previos: los individuos con una mayor tendencia hacia el RWA, presentan también mayores niveles de antipatía y rechazo hacia la homosexualidad y los individuos categorizados como homosexuales (Nagoshi et al., 2008; Rottenbacher et al., 2011; Withley y Lee, 2000). El modelo de análisis de regresión lineal múltiple, propuesto en este estudio, permitió encontrar que, tanto el RWA como la intolerancia a la ambigüedad influyen directamente sobre la homofobia. Podemos proponer, entonces, que la homosexualidad representa un estímulo social ambiguo, en la medida en que no se enmarca dentro de las expectativas tradicionales de género. Personas con mayores niveles de convencionalismo (una de las expresiones del RWA) y con menor tolerancia a la ambigüedad, prefieren rechazar la existencia de más de dos géneros, en la medida en que un mundo social con mayor complejidad de género (o sexual), representa un mundo más ambiguo y complejo y, por lo tanto, amenazante, según lo que proponen Jost et al. (2003) en su propuesta del conservadurismo político como cognición social motivada.

Conservadurismo político y prejuicio hacia los grupos transgénero

En cuanto al prejuicio hacia los grupos transgénero, se encontró que los grupos más negativamente valorados fueron las personas que se dedican a la prostitución homosexual y los travestis, además de observarse una correlación de magnitud mediana entre el prejuicio hacia estos dos grupos. Esto podría deberse principalmente al imaginario social de la ciudad de Lima, influido por los medios de comunicación y que se enmarca dentro de una cultura popular que suele asociar el travestismo con la prostitución callejera en determinadas zonas de Lima. Como afirma Cornejo (2010), para el caso de la sociedad limeña, el travestismo y la prostitución suelen aparecer frecuentemente como sinónimos en los medios de comunicación, siempre relacionados con los escándalos sexuales en aquellos barrios con altos niveles de prostitución callejera. Por otro lado, el prejuicio hacia los transexuales (personas que han cambiado de sexo a través de una cirugía) y el prejuicio hacia los travestis (personas que se visten con ropa del sexo opuesto) son las variables más intensamente relacionadas (r = .76). Esto último puede sugerir que en la representación mental de los participantes acerca de los grupos transgénero no hay una diferenciación clara entre estos dos grupos (travestis y transexuales), sus características observables o su comportamiento, y por ello, en el imaginario social de la muestra, ambos grupos se encontrarían poco diferenciados.

Algo que resulta importante de proponer y que debería ser contrastado en futuras investigaciones es la aparente asociación semántica entre travestismo, transexualismo y prostitución, por un lado, y homosexualidad y bisexualidad, por el otro. En esta línea, es importante notar que no se encontró una relación significativa entre la homofobia y el prejuicio hacia personas dedicadas a la prostitución homosexual. Estos resultados sugieren que en el imaginario de los limeños de la muestra, el travestismo y el transexualismo se relacionan con la prostitución, mientras que la homosexualidad y la bisexualidad se conciben como fenómenos bastante similares entre sí, pero diferenciados de otros comportamientos transgénero y alejados de la prostitución.

De otro lado, es importante mencionar otras variables que no presentaron correlaciones significativas. Este es el caso de la SDO y la intolerancia a la ambigüedad que no presentaron relación con el prejuicio hacia las personas dedicadas a la prostitución homosexual. Esto se puede explicar, en primer lugar, con base en la propia definición del SDO: las personas con una mayor orientación hacia la dominancia social tenderán a aprobar y apoyar políticas, acciones y sistemas de organización social que refuercen las jerarquías y asimetrías de poder entre los grupos y entre los individuos. Asimismo, tenderán a promover la superioridad y el dominio del propio endogrupo frente a los distintos exogrupos que, en general, serán desvalorizados (Pratto et al., 1994; Sidanius y Pratto, 1999; Sidanius et al., 1996). En este sentido, el grupo de personas dedicadas a la prostitución homosexual podría ser percibido como un grupo tan marginal, que no representa una amenaza al sistema social establecido. Por el contrario, podríamos sugerir que no son rechazados debido a que son percibidos como un grupo que está en el lugar que le corresponde, es decir, en una situación de marginalidad social. Algo similar se propone con respecto a la ausencia de relación entre el prejuicio hacia la prostitución homosexual y la intolerancia a la ambigüedad, pues la prostitución homosexual podría no ser un estímulo ambiguo, más bien podría resultar bastante claro, en una sociedad acostumbrada a vincular el travestismo o transexualismo con la prostitución. Nuevamente, se propone que su condición marginal coloca a las personas dedicadas a la prostitución homosexual en un nivel tan inferior de la escala social, de tan bajo estatus, que para las personas con altos niveles de conservadurismo político no representa ninguna amenaza hacia la concepción de cómo debe estar organizado el mundo social. Como lo han propuesto Nagoshi et al. (2008), la homofobia aparece como respuesta hostil cuando la homosexualidad es percibida como una amenaza simbólica a la propia integridad personal o endogrupal. Es decir, para las personas con una tendencia hacia el conservadurismo, la homosexualidad representa una amenaza cuando está más cercana al propio entorno social y cuanto menos marginal se presenta. En esta línea, los homosexuales y los bisexuales, caracterizados por un mayor grado de inclusión y participación activa en la sociedad, serán los grupos más rechazados por las personas más conservadoras.

Finalmente, un resultado que es necesario resaltar es el no haber encontrado diferencias significativas entre hombres y mujeres con respecto a la homofobia o el prejuicio hacia los grupos transgénero. Las diferencias a nivel descriptivo resultan en algunos casos coherentes con lo esperado (los hombres puntúan más alto en algunos prejuicios), pero ninguna diferencia resultó estadísticamente significativa. Esto último deberá ser revisado y corroborado en futuras investigaciones en la ciudad de Lima, ya que la evidencia previa sugiere que los hombres suelen presentar mayores niveles de homofobia y transfobia y suelen preferir el mantenimiento de los roles de género tradicionales en comparación con las mujeres (Rottenbacher, 2010; Nagoshi et al., 2008; Withley y Lee, 2000).

En términos generales, se ha encontrado una relación directa entre las variables que son expresión de una ideología política conservadora y el prejuicio hacia los homosexuales y hacia los grupos transgénero. Esto se explica, en términos de la propuesta de Jost et al. (2003), en la medida en que el conservadurismo político supone una intolerancia a la ambigüedad y la incertidumbre, y en tanto la homosexualidad y los comportamientos transgénero suponen altos grados de ambigüedad con respecto a los dos roles de género tradicionales: femenino y masculino. En esta investigación, el autoritarismo de ala derecha (RWA) es la variable más intensamente relacionada con el prejuicio hacia los homosexuales y los grupos transgénero. Esto lleva a concluir que el RWA es una de las variables ideológico-políticas que puede llegar a predecir con mayor grado de éxito, el prejuicio hacia grupos y manifestaciones sociales que van en contra de las convenciones y los valores más tradicionales, es decir, el orden social predominante.


Pie de página

3De sus siglas en inglés: Right-Wing Authoritarianism.
4De sus siglas en inglés: Social Dominance Orientation.


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