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Tabula Rasa

Print version ISSN 1794-2489

Tabula Rasa  no.12 Bogotá Jan./June 2010

 

Los skinheads y la historia1

Skinheads and history

Os skinheads e a história

Sebastián Vargas2
Universidad Minuto de Dios3, Colombia
legionesdeclio@gmail.com


1Este artículo es resultado de la investigación realizada para mi tesis en historia (Universidad Javeriana, 2007), y se inscribe en la línea de investigación sobre historia y culturas juveniles que desarrollé entre los años 2007 y 2009 en el Instituto de Estudios Sociales y Culturales PENSAR con el apoyo de COLCIENCIAS.
2Historiador de la Universidad Javeriana. Estudiante de la maestría en estudios culturales de la Universidad Javeriana. Miembro de El colectivo, memoria en movimiento y del colectivo Directo Panamericana.
3Docente-Investigador, Departamento de Pedagogía.


Resumen

Este artículo parte del interés de explorar cómo la gente común y corriente –por fuera de la academia- percibe la historia y se la reapropia. En concreto, se estudian las lecturas y usos de la historia en dos grupos de skinheads de la ciudad de Bogotá: Naziskins y RASH. La estructura del texto está organizada en cuatro partes: en un primer momento, presentaré el problema de investigación, junto a unas breves consideraciones teóricas y metodológicas. Después, dedicaré un apartado a cada uno de los dos grupos mencionados, en donde expongo sus reapropiaciones históricas más significativas. Por último, el artículo cierra con unas conclusiones que reflejan los alcances, resultados y limitaciones de la investigación.

Palabras clave: culturas juveniles, memoria colectiva, reapropiación histórica, skinheads.


Abstract

This paper was inspired by the interest to explore the ways how common people - outside academia- perceive and re-appropriate history. In particular, readings and uses of history among two groups from the city of Bogotá -Naziskins y RASH- are studied. This paper is organized in four sections: first, I will present the problem, along with some brief theoretical and methodological considerations. Then, a section will be devoted to one of the two mentioned groups. There, I'll discuss their more significant historical re-appropriations. Ultimately, this paper closes with several conclusions reflecting the research implications, results and constraints.

Key words: youth culture, collective memory, historical re-appropriation, skinheads.


Resumo

Este artigo parte do interesse em explorar como as pessoas comuns – fora da academia – percebem a história e dela se apropriam. Concretamente, estudam-se as leituras e os usos da história em dois grupos de skinheads na cidade de Bogotá: Naziskins e RASH. A estrutura do texto organiza-se em quatro partes: no primeiro momento, apresenta-se o problema de pesquisa, juntamente com algumas breves considerações teóricas e metodológicas. A seguir, dedica-se uma seção do texto a cada um dos grupos mencionados, na qual são expostas suas re-apropriações históricas mais significativas. Por fim, o artigo encerra com conclusões que refletem sobre os ganhos, resultados e limitações da pesquisa.

Palavras chave: culturas juvenis, memória coletiva, re-apropriação histórica, skinheads.


Culturas juveniles, memoria e historia

Las culturas juveniles son grupos de referencia en donde los jóvenes se adscriben en su búsqueda de referentes identitarios y culturales, como una forma de escape al mundo institucional. Diversas variables, como género, edad, generación, estética, lenguaje y clase social, determinan la constitución de estas culturas, así como la relación del individuo con el grupo. No se puede perder de vista, además, que las más importantes características de estos grupos son su mutación (se transforman todo el tiempo) y su creatividad (capacidad de lectura y transformación de la realidad). Por último, es importante ubicar la historia de las culturas juveniles en su contexto, y decir que son el producto de la posguerra (décadas del cincuenta y el sesenta), que permite la invención social de la categoría de juventud. Este fenómeno se intensifica con la globalización, desde los años ochenta, proceso que resulta siendo un abono para el florecimiento de una infinidad de grupos en los que se reúnen los jóvenes, en general, en torno a fenómenos artísticos como la música (rock)4.

La skinhead es una cultura juvenil proveniente de las clases obreras de la Inglaterra de finales de los sesenta. En Bogotá existen skinheads desde mediados de los ochenta, caracterizándose por una heterogeneidad de los estilos, ideologías e ideas5. En este trabajo, me centraré en dos grupos de skinheads, muy distintos e inclusive antagónicos: los naziskins, de abierta ideología nacionalsocialista, y los RASH, skinheads comunistas y/o anarquistas.

Ambos grupos tienen formas particularmente creativas de reapropiación de la historia (entendida como personajes, hechos y discursos históricos, pero también como experiencias propias que se articulan a éstos), destinadas a la construcción y reafirmación de su identidad (colectiva e individual), así como a su legitimación como grupo. ¿Para qué sirven estas reapropiaciones, cuáles son y cómo operan en los skinheads? Esta es la pregunta central que orienta esta investigación, y su hilo conductor. Inicialmente, pienso que se apela a la historia como elemento legitimador, pero también como algo desde donde se construye la identidad skinhead. Por medio de esta doble operación, los skinheads pretenden producir conocimiento y aportar a la construcción de la realidad social.

Tal vez la categoría teórica más importante desde donde leí este problema es la de memoria colectiva. La memoria colectiva refiere a vivencia, remite a experiencia, comporta relacionar el pasado con el presente, y estos a su vez con el futuro. Es fuente de la identidad, es una gran fábrica o almacén, de donde sacamos la materia prima para construir nuestra identidad, colectiva e individual, a raíz de nuestras propias experiencias, que curiosamente, pueden ser ajenas (y apropiadas por nosotros). Siguiendo las ideas de Maurice Hallbwachs, se puede decir que la memoria colectiva es un proceso intersubjetivo, dialógico entre el individuo, su grupo, y la historia. Cuando el individuo, para construir o reafirmar su identidad, trata de rescatar hechos o símbolos de su pasado, se apoya en el grupo: «para recordarlos mejor, me fijo en ellos, adopto momentáneamente su punto de vista, me adentro en su grupo, del que sigo formando parte, ya que todavía siento el impulso y encuentro en mí muchas ideas y formas de pensar que no habría aprendido solo, y gracias a las cuales sigo en contacto con ellos» (Hallbwachs, 2004:27).

Esto se deriva de que la memoria colectiva se nutre de la experiencia, y la experiencia del individuo siempre es en combo, es colectiva, es resultado de la interacción social. Así, «podemos hablar de memoria colectiva cuando evocamos un hecho que ocupa un lugar en la vida de nuestro grupo y que hemos planteado o planteamos ahora en el momento en que lo recordamos, desde el punto de vista de este grupo» (Hallbwachs, 2004:35) porque como vimos, el individuo, su colectividad y la historia –entendida como vivencia, experiencia, reapropiación y proyección futura-, están estrechamente relacionados.

Lo que sucede es que en las culturas juveniles, que suelen ser grupos altamente afectivos6, la pasión y los ideales, pero también las modas o las imágenes de consumo, hacen que el individuo se funda con su colectividad en los procesos de rememoración: «muchas veces sucede que nos atribuimos a nosotros mismos, como si se hubiesen originado únicamente en nosotros, ideas y reflexiones, o sentimientos y pasiones, que nos ha inspirado nuestro grupo. Nos compenetramos tan bien con quienes nos rodean que vibramos al unísono y ya no sabemos donde esta el punto de partida de las vibraciones, en nosotros o en los demás» (Hallbwachs, 2004:46).

Considero este trabajo como una construcción, como un diálogo entre el historiador, y los skinheads, sujetos históricos. Fue muy importante abrirles un espacio a estos jóvenes para que socializaran sus experiencias, expresaran su visión del mundo y nos dijeran qué es la historia para ellos. Porque la historia no es aquella que está condensada y congelada en los bloques de la oficialidad, la historia es de todos aquellos que la definen y la significan en la gran batalla de sentido que es el conocimiento. Mi apuesta metodológica, aparte y paralelamente de todo el trabajo de fuentes e historiográfico tradicional en la labor del historiador, fue la autoindagación en la memoria colectiva de los jóvenes skinheads. La idea era brindarles herramientas reflexivas a estos individuos para que colectivamente construyeran sus propios discursos históricos, basados en sus experiencias, en su memoria colectiva. Por tanto, organicé un sistema de mesas de discusión, también conocida como «entrevista a grupo focal», las cuales se desarrollaron a partir de la proyección de imágenes7.

Hitler, SS y walkyrias. Las reapropiaciones históricas en los naziskins

Definido el problema de investigación y resaltado algunas consideraciones teórico-metodológicas, veremos algunos de los ejemplos de reapropiaciones históricas que pudimos rastrear en las mesas de discusión con los dos grupos (Naziskins y RASH), empezando por los skinheads nacionalsocialistas.

Los primeros skinheads aparecen en Bogotá hacia 1985 entremezclados con punks de la época. Los primeros grupos, tales como «V» (virus), «R.U» (Rapados Unidos) y «R.E.A» (Reacción Ecológica Alternativa) presentaban tendencias de derecha, pero aún no eran abiertamente nacionalsocialistas. El primer grupo de estas características fue G.R.A.E (Grupo Rapados Anti Extranjeros), que surgió a principios de los noventa8. Desde ese momento y hasta el presente, los naziskins han defendido tres preceptos: familia, raza y nación, que como veremos, tienen mucho que ver con los referentes que se apropian de la historia.

Los skinheads nacionalsocialistas manejan tres tipos de reapropiaciones: unas relacionadas concretamente con Adolf Hitler, como personaje histórico predilecto y ejemplar; otras referentes al III Reich y la II Guerra Mundial (Alemania nazi); y por último, otras relacionadas con un corpus mitológico-simbólico de lo germánico. A continuación expondremos con más profundidad cada uno de estos conjuntos de reapropiaciones.

En primer lugar, es necesario referirse a Hitler. No es el único personaje histórico, el único «héroe» que estos jóvenes retoman, pero si el más importante. Es la figura central, el primer referente para los grupos naziskins en cuanto a sus ideologías, valores y construcción identitaria. No hay alguien tan imitado, citado, leído y reapropiado por ellos como Hitler. Tal como lo demuestran los testimonios que pudimos recoger en el trabajo de campo, ellos le tienen por su líder, por aquel ejemplo histórico a seguir:

    A: nuestro fhürer, nuestro líder, nuestro ejemplo a seguir. Para nosotros es el hombre más grande de la historia, el único que se atrevió a devolverle a una nación su esplendor y grandeza, cortando de raíz los males de la sociedad y del mundo.

W: sieg Hitler, sieg hail! El fhürer representa para nosotros los nacionalsocialistas la lucha. Su lucha es nuestra lucha, por mantener la sociedad limpia, organizada y libre de anormalidades9.

La razón de que el culto al nazismo descanse principalmente sobre la figura de este personaje, debemos hallarla en la misma historia del nacionalsocialismo. Muchos autores definen el III Reich como una religión política, en la que Hitler se erigió como mito y Dios, como «la personificación de la nación y la unidad de la comunidad nacional, [...] baluarte frente a aquellos que la nación percibía que eran sus poderosos enemigos ideológicos: el marxismo-bolchevismo y, sobre todo, los judíos» (Kershaw, 2003:325-326). El proyecto nacional de la Alemania nazi estaba atravesado por el totalitarismo, el culto al líder que concentraba en sí toda la autoridad y el devenir histórico de la Nación. El Estado nazi estaba concebido como «Estado-Sujeto (ese sujeto, de la nación o de la humanidad, de la clase, de la raza o del partido, siendo o queriendo ser sujeto absoluto)» (Lacoue-Labarthe y Nancy, 2001:21). Un Estado total en las manos de un líder fuerte y autoritario, el fhürer.

Hitler además es reapropiado por las ideas de corte fascista que planteó en su libro Mein Kampf10 y que llevó a la práctica durante el III Reich. Para los naziskins bogotanos, se sintetizan en tres principios: familia, raza y nación. En primer lugar tenemos a la familia, la institución social, que por medio de la educación, se encarga de darle continuidad a los valores y símbolos de la nación. En este sentido, Hitler mismo se exhibía como un hombre respetuoso con su mujer, y es conocida la importancia dada a los niños bajo el régimen nazi. Pero no eran todos los niños y mujeres los que recibían tales atenciones, eran los niños arios, racialmente apropiados para el Reich. Me refiero a que la familia también es reproductora de otro de los valores importantes del nacionalsocialismo: la raza. En este sentido, dice Adolf Hitler, refiriéndose al perfeccionamiento de la raza mediante el mecanismo del matrimonio: «un Estado de concepción racista, tendrá, en primer lugar, el deber de librar al matrimonio del plano de una perpetua degradación racial y consagrarlo como la institución destinada a crear seres a la imagen del Señor y no monstruos, mitad hombre, mitad mono» (Hitler, 1935:197)11.

En esta misma línea argumentativa, Hitler define raza como aquella pureza de sangre (es decir, la fuerza en donde reside el idealismo), condición que es a su vez física y moral: «La perdida de la pureza de la sangre destruye para siempre la felicidad interior; degrada al hombre definitivamente y son fatales sus consecuencias físicas y morales» (Hitler, 1935:168). Los naziskins bogotanos creen en la prevalencia del más fuerte, y también creen en una raza superior, la blanca. Dicen ser conscientes del mestizaje cultural de nuestros pueblos, pero que eso no es obstáculo para querer «progresar»12.

En cuanto a la nación, es el valor fundamental que encarnaba Hitler, como ya vimos. Un modelo nacional cimentado en el idealismo y el perfeccionamiento de la raza, en un modelo económico nacional, ajeno al capitalismo y al socialismo13, exterminio o exclusión de los sectores sociales opositores, libertad de autoridad para los brazos armados del Estado, y la concentración del poder sobre un hombre, el más fuerte y capaz, el fhürer. Tales eran ejes importantes del Estado nazi en Alemania; tales los ideales de nación que tienen los jóvenes naziskins; muchos de ellos dicen que «morirían por la patria», que buscan una Colombia mejor, muchos se enlistan en el ejército o la policía, o por lo menos consideran estas instituciones legítimas y necesarias14. Todos son personas altamente patriotas y nacionalistas.

Por otro lado, encontramos los elementos simbólicos y representativos del III Reich como un conjunto de reapropiaciones importantes entre los naziskins. ¿Qué significa para estos jóvenes el III Reich y la Segunda Guerra Mundial? ¿Qué sentido les dan a los elementos iconográficos propios de estos acontecimientos– momentos (cruces gamadas y de hierro, insignias militares, el águila imperial, 1938, etc.) que reproducen en su ropa o en sus tatuajes?

Creo que esta pregunta puede responderse de dos formas. La primera, es que el III Reich es un escenario, un lugar histórico en el cual se puso en práctica toda la ideología de Hitler. Los ideales del joven Hitler se convierten en una realidad puesta en escena durante el III Reich, con el Hitler maduro, como fhürer. En este sentido, los naziskins se identifican con el III Reich por ser la concreción de los planes de su héroe. El Reich es simplemente la realidad práctica de la teoría nacionalsocialista, poner en marcha, por la punta de las bayonetas o por el filo de la propaganda, los preceptos de raza, familia y nación. Por eso es retomado por los skinheads. El símbolo del águila imperial, por ejemplo, representa el poder, la gloria, que sólo es digna de las grandes naciones: «el águila imperial siempre a estado involucrada con los grandes imperios, con las naciones más fuertes de la historia. El imperio romano, o la Alemania nacionalsocialista son pruebas de esto que le estoy diciendo. Es un símbolo de la fuerza y el orgullo de la nación»15. La guerra, por su parte, representa aquel intento de expandir la doctrina, de darle más grandeza a la nación, algo que también adquiere sentido con la idea de pueblo escogido racial y mitológicamente. Además, la Segunda Guerra Mundial representa la lucha del nazismo contra sus enemigos: los judíos, los capitalistas, los marxistas.

La segunda respuesta se desprende de la anterior, y puede ser englobada en una palabra: militancia. Si analizamos detalladamente, gran parte de los elementos históricos reapropiados (discursos, imágenes, hechos, personajes, etc.), tienen que ver con las estructuras militares y policiales del III Reich. Es importante resaltar el culto que existe hacia las SS Schutzstaffel (cuerpo de protección), fuerza que comenzó siendo la guardia personal de Hitler y policía secreta, pero que incluso llegó a ser una de las unidades más importantes de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial con más de 250.000 hombres. Para los naziskins, las SS son admiradas e imitadas, pues dicen ellos, su lealtad y honor no estaban a prueba. Así lo manifestaron algunos de ellos: «nosotros nos identificamos mucho con el cuerpo de las SS porque fueron un segmento de las fuerzas nacionalsocialistas muy indispensables para llevar a cabo las estrategias de Hitler. Hombres como Himmler, que dirigieron estas tropas, también son dignos de admiración, por su cultura y su fortaleza»; «si, yo pienso en las SS como unos soldados muy valientes, patriotas y entregados a la causa. Además les tocó la tarea más tenaz, contrarrestar el poder de los usureros judíos. Por eso es que llevamos sus insignias y sus símbolos, son un grande modelo a seguir para nosotros»16.

Esta militancia, como habíamos insinuado antes, puede llegar hasta los niveles institucionales, es decir, puede darse en los cuerpos armados del Estado. Existe el deseo de enlistarse en éstos, o bien existe cierta simpatía hacia los mismos: «como nacionalsocialista, les tenemos gran respeto a las fuerzas del orden. Principalmente el ejército y la policía. Ambos luchan contra los intereses de los grupos marxistas leninistas, que a nuestro modo de ver, sólo son bandidos, chupasangres del Estado. Para muchos skins ser antimotines o ingresar al ejercito, es algo que nos daría mucho orgullo, como poder hacer algo por nuestra nación que está tan jodida por estos hampones...»17.

En conclusión, el III Reich y la Segunda Guerra Mundial son objeto de reapropiación por parte de los naziskins, precisamente porque su identificación con estos hitos-mitos históricos, les da la posibilidad de convertirse en guerreros, en soldados del fhürer. Les permite, de una forma vívida, involucrarse en esa historia, hacer parte activa del nacionalsocialismo, así como consolidar sus propios procesos identitarios con base en la memoria del nacionalsocialismo:

Somos más que una estética, más que un corte de pelo... somos mucho más que eso a lo que algunos nos quieren reducir, somos energía, fuerza, lucha, orgullo, sacrificio, somos un ejército extendido en todos los países blancos, en cualquier ciudad de nuestra tierra puedes encontrar a soldados blancos, y eso es algo que no se puede obviar. El NS sin skinheads seria como el III Reich sin soldados (Cronista naziskin en Internet)18.

Existe un último grupo de reapropiaciones históricas de los naziskins. Se trata de todo el conjunto de símbolos, narrativas e imágenes que tienen que ver con la tradición germánica que los ideólogos del régimen nazi se encargaron de recoger y utilizar para dotar de identidad a su proyecto nacional. Desde la mitología nórdica y sus espectaculares personajes (Odín y sus Valkirias, Thor, etc.) hasta las óperas decimonónicas conocidas como El anillo del nibelungo del compositor Richard Wagner19, y pasando por el legado cultural precristiano y en especial por la tradición céltica, el III Reich se apropió de múltiples elementos con los cuales construir un referente de lo que debía ser la identidad de la nación alemana. Esto obedeció a que en términos de cohesión cultural y de construcción de la identidad nacional, Alemania era un país atrasado para comienzos del siglo XX, por lo cual fue necesaria una labor de recoger aquellas tradiciones que podían denominarse «germánicas», para la construcción y el sustento de la identidad nacional20.

Algunos ejemplos concretos de estas reapropiaciones nazis, que a su vez son retomadas hoy en día por los skinheads, son la cruz céltica, la figura guerrerafemenina de la valkiria21, el sistema simbólico de las runas, y sobre todo, la cruz gamada o esvástica, representación por excelencia del nazismo. Si para el III Reich estas reapropiaciones respondían a la necesidad de buscar una salida a la crisis de la identidad nacional, así como a la necesidad de construir una postura agresiva y militarista que le permitiera la campaña de expansión europea, ¿Qué significan para los naziskins? ¿A qué obedecen la reapropiación de la simbología germana, que es de hecho otra reapropiación?

Tanto en el trabajo de campo como en el terreno más amplio de la investigación, identifiqué una doble función de la reapropiación de este conjunto de símbolos y narrativas de lo germano. En primer lugar, está la función de identificación primaria con el III Reich, es decir, la misma función que tiene las reapropiaciones que vimos antes (insignias de las SS y otros cuerpos militares, águilas imperiales, etc.), por lo cual no nos detendremos mucho en este punto. La segunda, más compleja, tiene que ver con la construcción de un estilo de vida casi épico, heroico, de lucha. Como vimos antes, los skinheads en general son de mentalidad militarista, y los naziskins en particular se autodefinen como soldados del fhürer, y en los casos más extremos, dicen que darían su vida por el nacionalsocialismo. Para estas personas «la visión del mundo se hace heroica y adquiere los valores típicos de una imaginación aventurera [...] alimentando una cultura del héroe trágico, de mirada noble y porte viril, samurai que persigue causas diferentes de las habituales y que se autoproclama, según la opción elegida, liberador de impurezas y "escorias" urbanas» (Costa, Pérez y Tropea, 1992:61). En palabras de una skinhead entrevistada, W: «básicamente los dioses de la mitología nórdica, son como cosas que te motivan a seguir en la lucha. Son como una inspiración épica, que te inspiran resto como para seguir en la pelea. Principalmente me identifico con las valkirias, porque resaltan el papel fuerte y guerrero de nosotras las mujeres».

Lenin, Bolívar y antifascismo. Reapropiaciones históricas en los RASH

Entre finales de los ochenta y comienzos de los noventa, la cultura juvenil skinhead se fragmenta, y ya comienzan a aparecer diferentes tendencias a su interior. Los Redskins, jóvenes cabezas rapadas de izquierda que habían surgido como movimiento en Francia hacia 1986, comienzan a ejercer influencia sobre algunos skinheads colombianos que no se perfilaban hacia las corrientes de derecha de los primeros años de la cultura juvenil skinhead en el país. Es así como hacia 1990 aparece en la escena urbana el colectivo «Resistencia Redskin», con claras ideas comunistas. Posteriormente, entre 1992 y 1994, «a través de los contactos internacionales se expande la organización de colectivos como SHARP (skinheads contra el prejuicio racial) y RASH (skinheads rojos y anarquistas), promoviendo la cultura skinhead en su versión original y planteando una oposición radical, incluso violenta, frente a los skins nazis. En 1994, la "Resistencia Redskin" se une a RASH Internacional, y junto a algunos skinheads antinazis ex integrantes de REA se funda SHARP»22. Hacia el 2001 «Resistencia Redskin» se disuelve y pasa a ser reemplazada por RASH.

Actualmente, RASH ha crecido mucho, extendiéndose inclusive a otras ciudades de Colombia, como Cali, Ibagué y Barranquilla. Es uno de los colectivos skinheads más importantes de la actualidad, no sólo en nuestro país, sino a nivel global. Siguiendo los pasos de sus antecesores «Resistencia Redskin», los miembros de RASH Bogotá están constantemente involucrados en proyectos y actividades sociales, desde una clara postura comunista: «de acuerdo con la realidad de cada localidad, los grupos RASH emprenden una amplia variedad de lo que denominan "proyectos sociales", y se pronuncian con respecto a temas como la violencia, la explotación, los desaparecidos, los presos políticos, okupas, homosexuales, trabajadores agrícolas y las luchas sindicales, entre otros» (Marín y Muñoz, 2002:250); «a menudo realizan conciertos. La organización cuenta con una banda de rock proletario: Komitern 43» (Vargas, 2006:10). En el 2006, por ejemplo, apoyaron activamente la candidatura a la presidencia de Carlos Gaviria, político de la izquierda democrática que se enfrentó a la reelección de Álvaro Uribe Vélez. A nivel ideológico, los referentes actuales son mucho más politizados, y prácticamente se han concentrado en dos ejes: la lucha bolivariana y el comunismo leninista.

Fue así como al pasar por la experiencia de la mesa de discusión con los jóvenes de RASH que encontré cómo sus reapropiaciones históricas tienen que ver con el comunismo de Lenin y la lectura socialista de Bolívar. También identifiqué la importancia de la guerra civil española como un punto de convergencia del anarquismo y el socialismo, que ellos entienden como un ejemplo histórico a seguir. Detengámonos en cada una de estas temáticas.

En primer lugar, es preciso hablar de Lenin, porque ocupa para estos skinheads, un lugar privilegiado en el orden de sus reapropiaciones históricas. Vladimir Lenin es tal vez la persona dentro del comunismo que más influencia tiene todavía hoy, a casi cien años de la revolución bolchevique (1917) porque instauró en Rusia el gobierno socialista, y comenzó a expandir por todo el mundo la doctrina roja. La razón por la cual logró destacarse Lenin entre otras figuras, es que fue él finalmente quien triunfó en la revolución e instaló el socialismo en el poder. Como lo dice Robert Conquest, uno de los autores que más ha estudiado a Lenin, «la prominencia que éste llegó a cobrar se debió al hecho de que él fue el único en hacerse con el poder» (Conquest, 1973:147).

Para RASH, se trata de un personaje emblemático, representativo del socialismo por dos razones fundamentales: en primer lugar, como ya señalamos, porque se hizo con el poder por medio de la revolución, llevando la doctrina marxista a la práctica; y en segundo lugar, porque bajo su mando, los soviéticos instauraron la estructura de partidos comunistas en los diferentes países de Europa, propiciando el diálogo entre los movimientos obreros de cada país, por medio de las kominterns (internacionales), de la estructura internacionalista. Por estas razones es que Lenin es retomado por los skinheads como símbolo, pero también como ejemplo histórico:

    Yo admiro mucho lo que hizo Lenin porque el acomodó la teoría marxista a las condiciones que tenia Rusia y tal vez yo voy mucho con ese ideal porque nosotros miramos las condiciones digamos que vemos en América Latina y a partir de eso queremos aplicar un marxismo pues a lo que está pasando23.

Los skinheads rojos y anarquistas parten de la idea de Lenin, que a su vez cita a Karl Marx, de que «el Estado es un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del "orden" que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando los choques entre las clases» (Lenin, 1970:7). Entonces, «si el Estado es un producto del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase, "se divorcian más y más de la sociedad" resulta claro que la liberación de la clase oprimida es imposible, no sólo sin una revolución violenta, sino también sin la destrucción del aparato del Poder estatal que ha sido creado por la clase dominante y en el que toma cuerpo aquel divorcio» (1970:8). En este sentido, lo que hacen los skinheads al retomar las palabras de Lenin, es legitimar su lucha contra aquellos sectores que oprimen a la clase obrera, desde las empresas trasnacionales hasta, como ellos lo llaman «el fascismo de Estado». Se trata de legitimar una revolución social capaz de trasformar la realidad, según ellos precaria, de nuestro país. Acomodar la teoría marxista al contexto latinoamericano, como decían en el testimonio presentado más arriba. En este sentido, la fecha de 1917 se llena de sentido para estos jóvenes, puesto que representa la revolución, y aun más, la posibilidad del triunfo de la revolución.

El ejemplo más claro de esta reapropiación de la revolución de Lenin, que no se toma a secas y al pie de la letra -porque es imposible y porque no tendría sentido para nuestro caso, a menos de que se configurara otra guerrilla, que como nos ha demostrado nuestra propia experiencia histórica, es algo poco eficaz e incluso negativo-, es el símbolo y el lema de RASH, compuestos por tres principios fundamentales, que resignifican la revolución leninista en nuestro contexto: libertad, igualdad y solidaridad. Los skinheads nos cuentan que el logo de la organización esta compuesto por «tres flechas que están abajo y a la izquierda, porque abajo es donde está el pueblo y a la izquierda donde esta el cambio, y cada una representa la libertad, solidaridad y la igualdad, que están enfocadas en nuestro pensamiento de progreso». Las flechas están rodeadas por un laurel, símbolo de la cultura juvenil skinhead, que representa distintos valores, entre ellos valor y gloria (triunfo, victoria); y por dos hachas, que representan el movimiento obrero y la lucha de clases24.

La otra idea importante que encarna en Lenin, y tal vez aquella que por la que es más reconocido en RASH, es el internacionalismo. Para alcanzar la solidaridad del movimiento obrero en el mundo, la igualdad y la libertad de todos, es necesario emular la estructura soviética que Lenin llevó a cabo con las kominterns, las internacionales. Las internacionales son en un sentido amplio, un ejemplo histórico, que lleva a la unión de los movimientos proletarios en todo el mundo.

RASH, en tanto grupo que se autorepresenta como obrero, tiene en estas experiencias un precedente de organización y lucha, y su estructura organizativa se cimenta en una confederación. Uno de los líderes de RASH Bogotá, C, afirma:

«este es un movimiento que no está en un sólo sitio de la tierra. Nosotros como skinheads rojos y anarquistas tenemos una visión internacionalista y por eso tenemos una confederación completa a lo largo del globo. Hay distintas secciones en Colombia como lo son Bogotá, Cali, Ibagué, Barranquilla». Asimismo, plantea que esa visión planetaria, de solidaridad internacional, es la que los distingue de otros grupos de skinheads:

    C: la internacional fue la institución en donde se supone deberían participar los obreros de todo el mundo, como decía Lenin, obrero lucha por tu clase, no luches por tu patria [...] la unión de todos los proletarios del mundo [...] para RASH es muy importante porque los movimientos apolíticos skinheads viven en dogmas, en moda del pasado. A el sentido como callejero, como de chicos de la calle, el movimiento redskin le añadió la búsqueda de la justicia social y el internacionalismo.

El otro héroe para RASH es Simón Bolívar. Dependiendo desde donde se mire, se reconstruya históricamente o se reapropie, Bolívar puede ser un héroe o un villano: conservador, prócer de la patria, liberal, republicano, un personaje ya un poco delirante en su vejez, antiimperialista y «unificador» de Latinoamérica. Este último es el Bolívar que le interesa a los movimientos socialistas y de izquierda latinoamericanos en diferentes momentos del siglo XX, principalmente hacia la década de los setenta25, que lo toman como bandera para configurar los «movimientos bolivarianos». Es importante hacer la precisión de que todas las lecturas de Bolívar señaladas, destacan unos valores o unas características sobre otras, pues de hecho todas esas facetas son posibles y conviven en el personaje. En el caso de los movimientos bolivarianos, aquellos valores resaltados son la unidad latinoamericana y el antiimperialismo: la idea de unificación de los países latinos en torno a un solo Estado, América, «nuestra América» el sur, que se opusiera al imperialismo de Estados Unidos, al norte, a «la otra América». RASH también comparte esta perspectiva, y así lo manifiesta uno de sus integrantes, que de paso critica las nociones y lugares comunes más simples que la historia patria, a través de instituciones como el colegio, ha extendido acerca de nuestro personaje:

    C: Simón Bolívar tiene una imagen vulgar que a todos nos enseñan en el colegio: un señor, venezolano, que se cansó de los españoles, se reveló y listo, después se volvió presidente vitalicio, murió y ya no más [...] más allá de eso fue un pensador y un líder criollo de una educación muy alta para la época, sí fue libertador en la medida en que nos liberó del yugo español después del virreinato, etc. de la corona española que a Suramérica sólo le trajo explotación de los recursos naturales y humanos. Una persona que pensó todo una ideología en base a una unificación, una asociación de los países del sur contra el águila negra del norte, tomando las palabras de él. Una persona completamente antiimperialista, pro-independentista.

Bolívar es retomado en un contexto de imperialismo y el neocolonialismo de las potencias capitalistas que someten a Latinoamérica y degradan las condiciones de vida de su población, es retomado como héroe, y como diría Francisco Pividal (1979) como «precursor del antiimperialismo»; como una herramienta de batalla simbólica en nuestra actualidad de capitalismo global, en donde, aseguran estos skinheads, la regla es el neocolonialismo. De esta manera, procesos como el Tratado de Libre Comercio (TLC) o la intervención militar, económica y política estadounidense en nuestro país (materializada en el Plan Colombia), son las fuerzas opresoras y colonialistas de nuestra época: C. «ese tipo de dinámicas va en contra del ideal bolivariano. Por eso cuando se habla en contra del TLC, o en pro del acuerdo humanitario que no esta tan infectado de la política antiterrorista norteamericana, si se lucha por eso es porque se esta luchando por un sueño, el sueño de Bolívar».

El sueño de Bolívar, que nos insinúa el anterior testimonio, era la unidad latinoamericana, la idea, así fuera utópica, de conformar una coalición de repúblicas hispanoamericanas bajo una sola Nación26. «El libertador siempre pensó en la integración política y económica como una política altamente defensiva, en busca de una gran nación –Hispanoamérica- capaz de librarse de los peligros del imperialismo europeo y del naciente imperialismo norteamericano» (Pividal, 1979:138). Ante la creciente hegemonía que parecía ir adquiriendo Estados Unidos para principios del siglo XIX, Bolívar pensó en la unión de los países del sur, desde México hasta La Plata, de «nuestra América» para contrarrestar el avance imperialista de «la otra América», Norteamérica: «Bolívar no desperdiciaba ocasión alguna para luchar por la integración de las colonias "antes españolas". Tenía conciencia de que la unidad de Hispanoamérica cerraba el camino a la hegemonía de los Estados Unidos, en el Continente, en la misma medida que la desintegración la favorecía» (Pividal, 1979:115).

En una carta, en plena campaña emancipadora, ya había planteado la necesidad de la unión para desterrar de América a los españoles: «No es la unión todo lo que se necesita para ponerlos [a nuestros países] en estado de expulsar a los españoles, sus tropas y los partidos de la corrompida España para hacerlos capaces de establecer un imperio poderoso, con un gobierno libre y leyes benévolas»27; y, nueve años después, cuando estaba prácticamente concluida la campaña libertadora, exhortaba a las elites de cada naciente Estado a la unificación, recordándoles que «es tiempo ya que los intereses y las relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tenga una base fundamental que eternice, si es posible, la duración de estos gobiernos»28. Tal base, cabe suponer, era la reunión bajo un sólo Estado latinoamericano: «habrá una bandera, un ejército y una nación sola»29.

En suma, Bolívar es reapropiado como héroe por RASH, porque simboliza el doble ideal de antiimperialismo y de unificación latinoamericana. Además, la importancia simbólica e histórica que se le deposita aquí a un objeto, como es el caso de la espada del libertador, que representa la lucha bolivariana, destacan como singular este caso de reapropiación.

Finalmente, a través de la discusión del trabajo de campo con RASH, identifiqué otra importante reapropiación histórica que ellos realizan, y se trata de la guerra civil española, como ejemplo histórico de la alianza anarco-socialista frente al enemigo común del fascismo. Dentro de este movimiento existen personas con ideas socialistas (leninistas y bolivarianas, como ya hemos visto), pero también anarquistas, y frente a la idea comúnmente aceptada de que socialismo y anarquismo son dos ideologías opuestas, RASH argumenta que «hay muchos puntos en común [...] hoy en día se tienen que hacer notar, y prescindir de aquellos que nos separan»30. Según una skinhead con la que pudimos dialogar, aquellas limitaciones, diferencias y enemistades que antaño dividían a anarquistas y socialistas, se han superado en el marco de movimientos juveniles como RASH: L. «se ha logrado conciliar eso entre RASH y es como la primera vez que se hace un trabajo muy bueno con dos ideologías que pues para mucha gente son muy diferentes, pero para nosotros no entonces ellos llevaban la lucha en un mismo lugar demostrando que si se puede hacer».

En esta perspectiva, es retomada la experiencia de la guerra civil española (1936- 1939), en la cual los militares y los sectores fascistas lanzan un golpe de Estado que derrocó al gobierno de la Segunda República, instaurando la dictadura de Francisco Franco, no sin antes enfrentarse a una resistencia de las milicias anarquistas y socialistas por todo el país31: C. «la guerra civil española es un ejemplo perfecto de la visión en la que debe estar la organización de la izquierda en un movimiento como RASH Bogotá. Un momento en que el fascismo y los nacionalismos chovinistas y explotadores están en un auge y es necesaria la conciliación de objetivos que hayan entre las distintas corrientes de la izquierda».

Conclusiones

Los movimientos sociales, o grupos de personas que comparten
una misma forma de vida, son poderosas fuerzas de cambio dentro
de las sociedades. De este modo, las subculturas conceden a las
personas la libertad de expresarse y de actuar en consonancia con
sus opiniones, esperanzas y creencias (Giddens, 2004:55).

A lo largo de este artículo hemos expuesto la manera en que dos grupos de referencia (Naziskins y RASH), inscritos dentro de la Cultura Juvenil skinhead, se relacionan con la historia. Este proceso puede sintetizarse de la siguiente forma: la reapropiación de hitos y mitos históricos, en la forma de hechos, personajes o lugares, se transmuta en ejemplos y modelos que ayudan a configurar escalas de valores que moldean la forma de estar en el mundo y de verlo. En este sentido, es claro que la historia cumple una función importante para estos jóvenes, en el momento en que la reapropian: les brindan un horizonte cultural, les provee de un norte en el cual desarrollar su vida como sujetos en sociedad. En otras palabras, les reafirma su identidad a la vez que los legitima.

Para los skinheads nacionalsocialistas, la reapropiación de contextos históricos, como el III Reich y la Segunda Guerra Mundial; de personajes como Adolf Hitler o Augusto Pinochet; y de mundos simbólicos como la mitología germana, se traducen en valores y modelos de comportamiento, que alimentan la creatividad y transformación de lo social. Le dan prioridad a la familia, la nación y la raza. La militancia es muy importante para ellos, que se consideran y asumen a si mismos como soldados de una causa, el nacionalsocialismo.

Por su parte, los skinheads rojos y anarquistas construyen una plataforma de acción que está enmarcada en un amplio horizonte socialista, pero que se estructura en dos niveles: el que retoma a Lenin y representa la filiación con el mundo comunista en general, y el bolivariano, que conecta el nivel anterior con el contexto y la experiencia histórica latinoamericana y colombiana. El antifascismo y la conciencia de clase obrera es una constante que atraviesa toda la estructura y permite una filiación o simpatía con el anarquismo. Los valores que se derivan de allí son libertad, igualdad y solidaridad.

Ahora bien, esta operación de reapropiación histórica que les permite autolegitimarse y construir sus referentes identitarios, no se podría llevar a cabo si los skinheads no articularan sus propias experiencias a estas historias que evocan, sin hacer de su propia vida, una página más de la historia que reivindican. Al tomar todos estos elementos de la historia, tanto los naziskins como los RASH los insertan en su propia experiencia, en su cotidianidad, traduciéndolos en prácticas, rituales y discursos. En otras palabras, me refiero a que la memoria colectiva es el lugar en donde se desenvuelve este proceso, y no podría suceder por fuera de ella. Como dice Aróstegui, «sin la capacidad de recordar, de hacer presente lo pasado, no existiría modo de llegar a elaborar una historización de la experiencia o una captación del presente como historia, es decir, no habría posibilidad de vivir históricamente» (Aróstegui, 2004:156); no habría, en suma, posibilidad de reapropiación histórica.

Quiero insistir en que estos procesos de reapropiación son bastante creativos, proponen alternativas ante una realidad social establecida. Al principio de esta investigación, sentía gran curiosidad por aquellos jóvenes rapados, más o menos de mi misma edad, que poseían una fe ciega en Simón Bolívar, en pleno siglo XXI; me parecía igual de descabellado que un grupo de jóvenes, en el contexto de una Colombia pluriétnica y cultural y racialmente mestiza, se atrevieran a reivindicar discursos sobre la raza o el nacionalismo a ultranza. De allí partió el interés de este trabajo. Y, debo aceptarlo, me he dado cuenta que dentro del contexto específico de las experiencias de estos jóvenes, cada uno de sus discursos y prácticas tienen sentido, significan algo, identifican algo, y, legitiman algo.

Allí es donde aflora la creatividad en estos grupos, a la hora de incorporar historias muchas veces ajenas a sus propios contextos. La creatividad en estos dos grupos está puesta de manifiesto principalmente en los planos de lo histórico y lo ideológico, pero no se detiene allí, «anima los procesos de autocreación, de producción de nuevas subjetividades y de búsqueda y generación de Otra Cosa en los dominios de lo ético, lo político, los saberes práxicos y lo artístico» (Marín y Muñoz, 2002:266).

En esta dirección, como dice Giddens, se constituyen en fuerzas de cambio poderosas dentro de las sociedades. La creatividad tiene como mayor implicación la transformación de la realidad, y a partir de esta investigación quiero demostrar que la historia tiene una función social, que es la función del cambio, de la transformación. Este es el caso de los skinheads: se arman de la historia en busca de cambios sociales. Estas personas construyen narrativas históricas y formas de entender el mundo, al margen de grandes metarelatos, como los de la historia patria. Constituyen sus propios panteones de héroes y sus propios calendarios de fechas «históricas». A partir de ello, como señalaba más arriba, configuran sus propias escalas de valores, desde las cuales reafirman su identidad y se autolegitiman.

De esta forma, encontramos una serie de resistencias, en forma de prácticas y discursos32, que como vimos, se sus t ent an en l a ope r a c ión de reapropiación histórica. Como la historia es una construcción de la realidad, está determinada por la perspectiva, experiencia y MC del sujeto que la construye, que la vive, en este caso, los Naziskins o los skinheads rojos y anarquistas. Clío (figura metafórica que representa la historia) es multicolor, tiene múltiples posibilidades de construcción y de interpretación. Me refiero a que muchas historias son posibles, puesto que muchos y diferentes individuos y colectivos pueden hacer múltiples lecturas de la realidad. Como decía Paul Veyne, no hay Historia, hay «historias de»33.

Con lo anterior he querido señalar que debemos entender la historia, y en general el conocimiento, como debate, como una batalla por el sentido. La historia es lucha por significar pasado, presente y futuro, por determinar la realidad: «las representaciones del pasado constituyen una materia de disputa [...] los actores dirimen situaciones de poder en un determinado presente, a partir de procesos de significación y de apelación a situaciones o eventos pasados, que resultan relevantes a dichas pugnas. Como resultado de estos procesos, el pasado y el presente se transforman» (Bustos, 2003:229).

La reapropiación histórica en las culturas juveniles, y específicamente en los grupos de skinheads analizados en este trabajo, obedece principalmente a una toma de posiciones en esta lucha, a una ubicación dentro del campo de batalla. Sus propias historias, soportadas y contenidas en su MC, legitiman esa posición y la consolidan al configurar y reafirmar su identidad. Con sus discursos ocultos contrapuestos a los discursos oficiales y dominantes, con sus historias disidentes y contrahegemónicas, las culturas juveniles constituyen una alteridad, un posicionamiento subalterno. Según la bella expresión de Carles Feixa, «las culturas juveniles construyen, más allá de la urbe hegemónica que se ve, una verdadera ciudad invisible» (Feixa, 1997:106).


Pie de página

4Entendemos en este trabajo la juventud como una categoría social construida en determinados contextos históricos y culturales. Al respecto, v. Margulis y Urresti (1997); El contexto histórico y cultural en el que se inscribe la invención de lo juvenil en Occidente tiene que ver con la aparición de la sociedad de consumo en la posguerra y con el surgimiento, a finales de siglo, del nuevo orden mundial del capitalismo global; en palabras de Eric Hobsbawm: «la cultura juvenil se convirtió en la matriz de la revolución cultural en el sentido más amplio de una revolución en el comportamiento y las costumbres, en el modo de disponer del ocio y en las artes comerciales, que pasaron a configurar cada vez más el ambiente que respiraban los hombres y las mujeres urbanos» (2003:331).
5No profundizamos aquí sobre la cultura juvenil skinhead, pero remitimos al lector a los siguientes textos, que describen o hacen un trabajo investigativo sobre estos: Viñas (2002), Hall y Jefferson (1976 y 1983), Feixa, Poezio y Bordonada (2004) y Porzio (2001). Para el caso bogotano, véase Rojas (2001).
6Algunos autores plantean la afectividad en las culturas juveniles como uno de sus valores fundamentales, ante el abandono del joven por parte de las instituciones tradicionales (Estado, Iglesia, Familia) ver Costa, Pérez y Tropea (1992).
7Esta técnica de investigación está descrita y ejemplificada en Russi (1998). La única novedad es que para esta investigación la discusión se generó a partir de la presentación de imágenes, previamente investigadas y seleccionadas, que se convirtieron en el hilo conductor de la discusión.
8Para profundizar sobre este contexto, puede consultarse Rojas (2001) y Semana (1993).
9A, S y W son los nombres código de algunos naziskins que participaron en la mesa de discusión. Sus nombres reales no aparecen por petición de ellos mismos.
10Mein Kampf (Mi Lucha), es la obra base del nacionalsocialismo. En este libro de formato autobiográfico, Hitler plasma las ideas centrales de su ideología, sus posturas frente al Estado, la nación, la raza, el judaísmo, el marxismo, etc. Fue escrito entre 1924 y 1926, y ya para el nombramiento de Hitler como canciller en 1933, circulaba por el mundo traducido a ocho idiomas, y el tiraje de las ediciones alemanas se contaba por millones. En esta amplia difusión, que convierte el Mein kampf en el «catecismo» o «carta magna» del régimen nazi, podemos encontrar pistas sobre la aceptación y apoyo del pueblo alemán a Hitler y su Reich. La ideología nazi, viajaba a través de estas páginas y se instalaba en la vida pública y privada de los alemanes, configurando un nuevo lenguaje de lo real.
11Si bien las posiciones de los naziskins bogotanos no son tan radicales, consideran a la familia como un agente social «moralizante» en el sentido más tradicional y conservador.
12Es preciso anotar que «el tipo de racismo que se encuentra entre los skins no se funda en la ideología decimonónica de la diferencia biológica, que coloca las razas en una escala jerárquica, sino en la convicción que las culturas son diferentes y no deben mezclarse. Se trata del nuevo racismo diferencialista o cultural, emergente en la Europa de los 90, basado en la oposición al mestizaje cultural» (Feixa, Porzio, Gutiérrez y Bordonada 2004:42).
13Hitler (1935:47) advierte que «la doctrina judía del marxismo rechaza el principio aristocrático de la Naturaleza y coloca en lugar del privilegio eterno de la fuerza y del vigor, la masa numérica y su peso muerto. Niega así en el hombre el mérito individual e impugna la importancia del nacionalismo y de la raza abrogándole con esto a la humanidad la base de su existencia y de su cultura».
14«Apoyamos a la Policía y al Ejército. Son dos instituciones que merecen todo nuestro respeto. Es gente que se gana la vida defendiéndonos de los hampones». Tal es el testimonio de un skinhead en 1993. Citado en Semana (1993:57).
15Tomado de «Skinheads y skingirl» : http://www.nuevorden.net/s_02.html
16Testimonios de S y W, respectivamente.
17Testimonio de S. En Colombia este sentimiento promilitarista hace parte de la mentalidad de muchos jóvenes, adscritos o no a culturas juveniles, que se «regalan» (ingresan voluntariamente al ejército nacional por necesidades económicas o en busca de mayores oportunidades, futuro, identidad, etc.). En Estados Unidos se da un fenómeno muy interesante, y es que muchos jóvenes naziskins, han ingresado masivamente al ejército. Son enviados a Irak o a otras campañas en el extranjero, consideradas por ellos como cruzadas de Occidente. La opinión pública está preocupada por la penetración de grupos racistas en las estructuras armadas del Estado: «el déficit de reclutamiento causado por la guerra en Irak ha permitido a grandes números de Nazis y extremistas skinheads infiltrarse en el ejército» (Kifner, 2007:A14).
18Tomado de «Skinheads y skingirl» : http://www.nuevorden.net/s_02.html
19Este músico clásico nacido en 1813 en Leipzig, Alemania, es conocido por su sentimiento de nacionalismo, propio del pensamiento romántico de su época. Trabajó por más de 25 años en el ciclo del anillo, una serie de cuatro óperas, en las que resalta el carácter épico y heroico del pasado mítico alemán. Este trabajo se basa en la saga medieval del mismo nombre: El anillo del nibelungo (anónimo).
20Sobre la crisis de identidad nacional alemana, y la propuesta del regimen nazi de constituirse como mito viviente como salida a este problema, ver el interesante estudio de Lacoue-Labarthe, y Nancy (2001).
21Las valkirias son personajes de la mitología germana. Se trata de mujeres guerreras al servicio del Dios principal, Odín. Su función es descender al Midland (plano terrenal) para seleccionar a los guerreros más valientes de entre los hombres, que hayan perecido en batalla (estos elegidos son llamados Einherjers). Posteriormente, deben trasladarlos al Valhalla, el paraíso que está ubicado en el palacio de Odín, en Asgard (plano celestial), en donde serán preparados para luchar en la batalla final entre el orden y el caos, el Ragnarok.
22El perro rojo, disponible en: http://www.45epm.net/zonadistension/Escenas_redskin.htm. RASH surge como opción de izquierda en el mundo skinhead: «los redskins y los jóvenes anarquistas, probablemente skinheads, punks, o anarquistas a secas, suelen encontrarse en RASH (Red & Anasrchist Skin Heads), una red creada oficialmente en enero de 1993 por el Mayday Crew, un grupo de skinheads de izquierda que tenían su base en Nueva York y contaban con el apoyo de otros de su género en Ottawa, Minneapolis, Chicago, Cincinnati y Montreal» Marín y Muñoz (2002:249). La creación de SHARP obedece, en primera medida, a combatir la idea, extendida por los medios de comunicación, del skinhead como nazi. Se remonta a 1987, en Nueva York, pero a Colombia sólo llegará hasta principios de los años noventa.
23Testimonio de L. C, A y L son los nombres códigos de algunos de los participantes de RASH en nuestra mesa de discusión. Sus nombres reales fueron modificados por petición de ellos mismos.
24Según las descripciones de los participantes en la mesa de discusión.
25Y también, claramente, es el Bolívar que retoma el movimiento bolivariano actualmente en Venezuela, a la cabeza del presidente Hugo Chávez. Al respecto, ver el interesante artículo del historiador argentino Mario Hugo Ayala (2006).
26Si tenemos en cuenta lo difícil que ha sido, después de dos siglos de independencia, para nuestros países latinoamericanos consolidar unos proyectos de construcción del Estado-nación (sobre todo en Colombia, por las complicaciones geográficas y culturales, lucha bipartidista y conflicto armado), no es aventurado decir que conformar con todos ellos una sola nación es prácticamente imposible.
27Bolívar, «Contestación de un Americano Meridional a un caballero de esta isla» (Kingston, 6 de septiembre de 1815), (1984:38). La cursiva es nuestra.
28Bolívar, «A S.E el Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre» (Magdalena, 12 de mayo de 1826), (1984:105).
29Sobre la guerra civil española, puede consultarse: Vilar (2000) y Howson (2000).
30Testimonio de A.
31Sobre la guerra civil española, puede consultarse: Vilar (2000) y Howson (2000).
32Sobre teoría de la resistencia y dialéctica de los discursos hegemónicos vs. discursos ocultos, recomiendo el texto del historiador James Scott (2004).

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