Introducción
La situación actual en Colombia de los adultos mayores en condición de pobreza lleva a la presente investigación a indagar en sus redes sociales de apoyo, las diferentes acciones encaminadas a mejorar la calidad de vida de esta población, destacando los roles que posee cada miembro de la red de apoyo, y su contribución en la disminución de la vulnerabilidad propia del proceso de envejecimiento que viven en esta etapa del ciclo vital.
El enfoque de la investigación es de tipo cualitativo, con diseño fenomenológico el cual permite explorar y comprender la forma en la que esta población logra superar los problemas derivados de la pobreza, así como la dependencia y exclusión a los cuales se ven inmersos con el paso de los años, usando para ello el mapa para registro de redes sociales propuesto por Slusky (1996), así como los aportes de Guzmán y Montes de Oca (2003) en lo referente al apoyo social. Así mismo, la investigación buscó hacer una revisión detallada a las teorías existentes, tales como la teoría desvinculación descrita por Havighurst, citado por Belando (2007), y la teoría de la continuidad citada por González de Gago (2010), al igual que las políticas públicas que favorecen al adulto mayor y que inciden en el mejoramiento de las condiciones de vida de quienes, por su edad y condición de pobreza, no tienen acceso a servicios básicos de salud, bienestar y auxilio económico.
En cuanto a los principales resultados obtenidos, se destaca que las personas adultas mayores pertenecientes a estado socioeconómico bajo-bajo cuentan con una red social reducida, donde predominan las acciones ejercidas por los hijos(as), quienes se encuentran en el círculo más próximo en cuanto a intimidad, suministrando apoyos de tipo instrumental y emocional, lo cual ayuda a sopesar la condición de pobreza del adulto mayor.
Desarrollo
Buscando comprender los temas correspondientes a la investigación, se llevó a cabo una revisión al estado del arte, el cual es “una modalidad de la investigación documental que permite el estudio del conocimiento acumulado (escrito en textos) dentro de un área específica” (Molina, 2005), permitiendo recopilar información sobre investigaciones previas y temas relacionados con estas. Partiendo de esto se tuvieron en cuenta tres enfoques diferentes. Pobreza, adulto mayor, red social de apoyo.
Pobreza
Para el enfoque de pobreza se tuvieron en cuenta en el ámbito internacional la investigación llevada a cabo por Lonjas, Querol, Ciraso, Rivera y Úcar (2017) en España, “Redes de acción socioeducativa contra la pobreza infantil. Evaluación de la percepción de impacto del programa CaixaProinfancia (CPI)”, en la cual se buscó entender la promoción de la infancia en las familias en situación de pobreza y la vinculación a un programa que les ayudara a tener un mejor desarrollo educativo e individual. Se basaron en evaluar percepciones y narrativas en torno al programa. Por su parte, se encontró en Chile la investigación “¿Son pobres las familias que viven en condiciones de pobreza?”, desarrollada por Dois y Salinas (2017), la cual tenía como objetivo entender si las familias se percibían a sí mismas como “pobres”.
En el ámbito nacional, de Colombia, se consultó la investigación de Ayola (2016), “La asistencia social vista por los beneficiarios de un programa de lucha contra la pobreza: apropiación y construcción de representaciones alrededor del programa familias en acción”, cuyo objetivo consistía en explorar la construcción de representaciones y las dinámicas desarrolladas en el programa de Familias en Acción, analizando la participación del Estado. En otro artículo, llevado a cabo por Moreno, Patiño, Sánchez, Fortiche y González (2018), en Colombia sobre las “Prácticas Educativas Familiares (PEF) de familias en condición de extrema pobreza en Cartagena de Indias”, se evidenció cómo se buscaba entender la metodología de los padres para la crianza de sus hijos en familias en condición de extrema pobreza.
Adulto mayor
En los artículos colombianos se destaca la investigación “Estudio nacional de salud, bienestar y envejecimiento”, desarrollada por Colciencias para el Ministerio de Salud en su plan estratégico de investigación para Colombia 2010-2020, la cual busca entender la situación de los adultos mayores en Colombia. En esta se denota una baja calidad de vida, producto de la condición económica, la satisfacción de necesidades básicas y la salud. Otro artículo importante es “Protección económica para la vejez en Colombia: ¿estamos preparados para el envejecimiento de la población?”, cuyos autores son Villar, Flórez, Valencia, Alzate y Forero (2016); en este artículo se menciona cómo el adulto mayor carece de oportunidades para tener una “protección económica”, esto debido al crecimiento de la población de adultos mayores.
En el aspecto internacional, se encuentra la investigación desarrollada por Arroyo y Soto (2013), en México, titulado “La dimensión emocional del cuidado en la vejez: la mirada de los adultos mayores”, el cual busca entender las diferentes emociones en adultos mayores que envejecen con dependencia y enfermedad.
Red social de apoyo
Entre los artículos internacionales sobre redes sociales de apoyo, sobresale la de Contreras y Hernández (2019), desarrollada en México, denominada “Redes de apoyo familiares y feminización del cuidado de jóvenes estudiantes universitarios”. Estos autores buscaban entender cuáles eran las redes de apoyo con la que contaban los universitarios y quiénes era los principales proveedores de dichos apoyos. La principal conclusión destacó que el apoyo social percibido por los universitarios proviene de las mujeres en su mayoría.
En el plano colombiano, resalta la investigación desarrollada por Maluche y Velásquez (2017) sobre el “Efecto del programa de apoyo social: percepción de cuidadoras familiares de personas mayores afrocolombianas en Guapi, Cauca”, la cual permitió evidenciar cómo, con la aplicación del programa, se generó un efecto que conllevó a una mejor comunicación, una mejora en la salud de los participantes y una mejora en la posibilidad de accesos a servicios sociales. Otro de los artículos consultados en el plano colombiano es el de Molinares y Madariaga (2016) sobre “Redes sociales y capital social: indicadores de vida en la población desmovilizada”, cuyo objetivo era identificar cómo las redes sociales les ayudaban a las personas desmovilizadas a tener una mejor calidad de vida.
En este caso, el estado del arte brindó las herramientas necesarias para conocer la bibliografía sobre los temas por tratar, permitiendo así que se conociera la información existente y se reconocieran los vacíos teóricos, demostrando la importancia de indagar respecto a estos temas y así poder evidenciar “la familia como red social en la reducción de la pobreza del adulto mayor”. La investigación que se llevó a cabo tomó en cuenta artículos pertenecientes al ámbito nacional como internacional, con el fin de ampliar el panorama que se pretendía investigar.
Metodología
El enfoque de la investigación fue de tipo cualitativo, lo cual permitió la participación activa de los adultos mayores y los adultos acompañantes pertenecientes a su red social de apoyo. Teniendo en cuenta lo planteado por Hernández (2014), la investigación cualitativa permitió una mayor comprensión acerca de las vivencias de los participantes en sus propios contextos, proporcionando “profundidad a los datos, dispersión, riqueza interpretativa, contextualización del ambiente o entorno, detalles y experiencias únicas” (2014, p. 16). En cuanto al diseño, se buscó describir el estilo que tiene la investigación; para este caso, el diseño fenomenológico se acercó al objetivo de “explorar, describir y comprender las experiencias de las personas con respecto a un fenómeno y descubrir los elementos en común de tales vivencias” (2014, p. 493); adicionalmente, este permitió enfocar la investigación a las experiencias individuales subjetivas de las personas participantes.
Además de lo anterior, se determinó el uso de un alcance descriptivo que permitiera describir la situación en la que se encuentra un grupo o comunidad, en este caso específico, los adultos mayores en estado de pobreza, dado que “los estudios descriptivos son útiles para mostrar con precisión los ángulos o dimensiones de un fenómeno, suceso, comunidad, contexto o situación” (2014, p. 92). Respecto al método definido para desarrollar la investigación, se hizo uso de la entrevista semiestructurada, la cual fue validada por un grupo de expertos y aplicada a una prueba piloto conformada por seis adultos mayores y seis adultos acompañantes. Para el análisis de la información recolectada, se categorizaron, subcategorizaron y clasificaron las narrativas de forma organizada, permitiendo destacar aquellos aportes importantes con el fin de resumir los significados expresados por los participantes y que sirven como base para guiar el proceso de recolección y análisis de la información.
Los criterios escogidos para seleccionar la muestra y segmentar la población objetivo fueron: 1) edad, que las personas entrevistadas tuvieran 60 o más años (10 mujeres, 2 hombres); 2) residencia, pertenecientes a las ciudades de Bogotá o Medellín (6 de Medellín, 6 de Bogotá); y 3) estrato, que hicieran parte de un estrato socioeconómico bajo-bajo y bajo considerados 1 y 2 según el DANE (s.f.); la clasificación de esta población por estratos surge de la caracterización de las viviendas, ya que son habitadas por personas con menores recursos, que reciben subsidios en los servicios públicos. Dado que algunas de las revistas se desa.
Apoyo social
El apoyo social consta de todos los tipos de apoyo que son recibidos o brindados (en este caso, por el adulto mayor). Guzmán, Huenchuan y Montes de Oca (2003) describen cuatro diferentes tipos de apoyo que se pueden recibir o dar en una red social, estos son: materiales, emocionales, cognitivos e instrumentales:
Los apoyos materiales constituyen todo lo que tiene que ver con las cosas físicas, ya sea dinero, ropa, comida, etc.
Los apoyos instrumentales van más ligados al acompañamiento y cuidado, como lo puede ser ayudar en las labores del hogar.
Los apoyos emocionales, como su nombre lo indica, van ligados a las emociones y sentimientos.
Los apoyos cognitivos, los cuales se conciben como los consejos, la escucha, el intercambio de experiencias o de información.
Los apoyos sociales permiten distinguir elementos básicos en el acompañamiento a los adultos mayores, puesto que el hecho de contar con una red social no implica que esta logre cubrir las diferentes necesidades que presentan dichos adultos mayores.
Pobreza
La pobreza se puede entender de diferentes maneras, es por esto que al indagar respecto a este tema se puede encontrar que en Colombia se utilizan dos indicadores en cuanto a pobreza se trata. Uno de ellos es la pobreza multidimensional, la cual se calcula utilizando el “índice de pobreza multidimensional” (IPM); este mide las dificultades que posee un hogar en las 5 dimensiones básicas de bienes: acceso a vivienda y servicios públicos, educación, trabajo, condiciones de niñez y juventud, salud (DANE, 2018).
En Colombia, la “línea de indigencia nacional del año 2018 fue de $117 605 pesos y la línea de pobreza monetaria nacional del mismo año fue de $257 433 pesos” (DANE, 2019); esto quiere decir que se considera personas en estado de “indigencia” a aquellas que tengan unos ingresos menores a $117 605 y en estado de “pobreza” aquellos que tienen un ingreso mensual entre $117 605 y $257 433 pesos. Para realizar este cálculo, se tuvo en cuenta la línea de pobreza, que “es el costo per cápita mínimo de una canasta básica de bienes y servicios (alimentarios y no alimentarios) en un área geográfica determinada” (DANE, 2019). Se conoce que el “66.3 % de la población anciana es pobre y que el 26 % se encuentra en estado de indigencia” (DANE, 2019), siendo la “población anciana” la más desfavorecida en cuanto a lo que pobreza se refiere.
El objetivo número 1 en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Asamblea General de la ONU busca “poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo”. Dada la situación actual y las consecuencias generadas por la pandemia mundial del Covid-19, la Asamblea General de la ONU plantea que se podría incrementar hasta en un 8 % la pobreza en el mundo, afectando así a la población adulta mayor; esto demuestra la importancia de acabar con la pobreza y más aún en una población vulnerable, como lo es el adulto mayor.
Adulto mayor
La OMS (2015) denomina a las personas de “edad avanzada” a todos aquellos que se encuentran entre los 60 y 74 años. Esto permite concluir que a toda aquella persona que sobrepasa los 60 años se la considera una persona “adulta mayor”.
Esto permitió identificar como parte del grupo objetivo de investigación a todas aquellas personas que tuvieran 60 o más años.
Envejecimiento
El envejecimiento se ve muy relacionado a lo que es el adulto mayor, pero mientras que el adulto mayor es una “etapa de la vida”, el envejecimiento representa un “proceso continuo, heterogéneo, universal e irreversible que determina una pérdida de la capacidad de adaptación de forma progresiva” (Alvarado y Salazar, 2014), además de ser descrito por estos mismos autores como un fenómeno variable en el cual influyen diferentes factores como lo son el contexto social, histórico y genético, y que llevan a un deterioro progresivo de la persona.
En cuanto a las teorías respecto al envejecimiento, se encuentra la teoría de la desvinculación, en la cual Merchán y Cifuentes (s. f.) explican cómo los comportamientos propios correspondientes al acto de envejecer llevan a los adultos mayores a un “retiro social”, es decir, a un alejamiento social; además, ellos describen cómo esta situación es beneficiosa para la sociedad y para el individuo. El adulto mayor, por su parte, no se verá expuesto a situaciones de difícil solución y los jóvenes podrán acceder a los beneficios sociales que abandonan estos adultos mayores. Otra teoría abordada es la teoría del envejecimiento activo, la cual la OMS (2015) definen como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen” (p. 5); esto quiere decir que el envejecimiento activo busca que las personas mantengan una buena calidad de vida en las diferentes etapas de su vida.
1.4.2 Vulnerabilidad del adulto mayor
Aunque se podría entender el riesgo y la vulnerabilidad como algo similar, Pérez (2017) expresa que “el riesgo es la posibilidad de que una contingencia entrañe efectos adversos y pueda causar daño, en tanto que la vulnerabilidad es la causa residual que le sucede a la experiencia de enfrentar situaciones de riesgo”. Es decir, que la vulnerabilidad se da a causa de una situación de riesgo que es enfrentada por algún sujeto; es por esto que los adultos mayores, al ir envejeciendo, se encuentran con una situación de vulnerabilidad, consecuencia del incremento de las enfermedades y los cambios correspondientes a esta etapa de la vida.
Análisis de resultados
El análisis de la información se realizó a través de un proceso de codificación y categorización de los datos. Flick (2015) expresa que “la codificación y la categorización son formas de análisis que se pueden aplicar a todo tipo de datos y que no se centran en un método especifico de recogida” (p. 137). Además, esto permite agrupar y organizar la información de manera que su análisis sea rápido y sencillo. Teniendo en cuenta lo anterior, se denominó a los adultos mayores como AM y a los adultos acompañantes como AE, identificándolos por medio del número asignado según el orden en el cual se desarrollaron las entrevistas.
Además de la categorización de datos, se tuvo en cuenta la triangulación de datos, en la cual se buscó tener tres fuentes posibles de información y de ahí destacar la información más importante correspondiente a las tres fuentes, además que “al utilizar en la triangulación diferentes métodos se busca analizar un mismo fenómeno a través de diversos acercamientos” (Okuda y Gómez, 2005). En este caso, la triangulación se llevó a cabo teniendo en cuenta lo descrito por los adultos mayores, por los acompañantes y contrastando esto con la teoría.
Análisis por categorías
Se llevó a cabo una segmentación por categorías y subcategorías, es decir, se condensó la información en grupos y subgrupos que tuvieran cosas en común, para así poder realizar un análisis más sencillo. Para esto se tuvo en cuenta la manera en la que Rico de Alonso, Alonso, Rodríguez, Díaz y Castillo (2002) definen la categorización: “cuna abstracción de las características y atributos de los fenómenos, que contribuye a organizar la visión de la realidad” (p. 23). Se inició con la categoría familia, luego pobreza, redes sociales y se terminó con apoyo social.
Categoría familia
Se pudo observar como la relación emocional se ve directamente conecta con la familia esto se evidencia cuando un adulto mayor relata: “Mis hijos, mis nietos y bisnietos, todos son importantes para mí” (AM, 03). En cuanto a la composición de las familias, los adultos mayores viven con sus hijos y el núcleo familiar de sus hijos (hijos propios y esposa), siendo estos mismos los que les brindan apoyo a los adultos mayores. En cuanto a la vinculación emocional, un adulto mayor menciona: “Con Alicia, que es la que ve de yo y todo, y Daniela y Sofía, que son con las que prácticamente paso” (AM, 06), haciendo referencia a sus hijas y demostrando así que los lazos afectivos predominantes son con sus hijos. Esto se ve soportado por Pérez y Arrázola (2013) cuando afirman que “los vínculos afectivos son la expresión de la unión entre padres e hijos, aspecto que va más allá de la relación de parentesco y está presente en todas las tareas educativas, facilitando la comunicación familiar, la seguridad en momentos difíciles” (p. 19).
Los adultos mayores suelen recibir un apoyo económico principalmente brindado por los hijos. Un adulto mayor, refiriéndose a las ayudas económicas recibidas, relata que “todos mis hijos siempre me colaboran” (AM, 03). Esto ratifica lo descrito por Barros y Muñoz (2001): “La familia es un grupo que tiene recursos humanos, económicos y expresivos para satisfacer las necesidades de sus miembros, los protege en caso de necesidad y se intercambian cuidados” (p. 2).
Dado que los adultos mayores no tienen cómo mantenerse por sí mismos, los hijos les ayudan para que así puedan satisfacer sus necesidades económicas.
Categoría “pobreza”
Aunque la pobreza tiene diferentes maneras de ser representada, ya sea a través de un aspecto emocional, físico, mental o financiero. El aspecto financiero fue el que se tuvo en cuenta; es decir, se buscó analizar la pobreza desde la dificultad de obtener recursos de carácter económico.
Existen diferentes razones por las cuales los adultos mayores presentan dificultades económicas; estas se pueden deber a no poder acceder a una pensión, barreras laborales, o la imposibilidad de acceder a programas del Estado que beneficien al adulto mayor. Esto se puede evidenciar dado que ninguno de los adultos mayores entrevistados tiene pensión, siendo reflejo de trabajos informales o la imposibilidad de trabajar; tal como menciona un adulto mayor: “Yo casi nunca trabaje sin en ama de casa” (AM, 01), reafirmando lo descrito por Farne, Rodríguez, Ríos (2017), quienes mencionan que solo un 24 % de la población colombiana puede acceder a una pensión, lo cual quiere decir que solo 1.3 millones de 5.5 millones de adultos mayores colombianos acceden a una pensión.
Teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente, esto podría llevar a pensar que los adultos mayores no tienen una posibilidad de acceder a una vivienda propia, pero, contrario a esto, la mayoría de adultos mayores entrevistados poseen una propiedad en la cual viven, además, perciben el lugar de residencia como un lugar “tranquilo y agradable”; esto se evidencia cuando un adulto mayor relata: “Gracias a Dios, hasta la presente es seguro; gracias al señor, y bonito, gracias a Dios” (AM, 04).
Guzmán, Huenchuan y Montes de Oca (2003) mencionan que “en los países en desarrollo, donde el proceso de envejecimiento ha sido más rápido y reciente, las condiciones socioeconómicas históricas no han permitido adoptar medidas suficientes para cubrir las necesidades de la población en cuestión” (p. 39). Esto se logra evidenciar en los aspectos negativos que perciben los adultos mayores en su calidad de vida, en los cuales se destacan la dependencia económica y el desempleo.
Categoría “redes sociales”
En las entrevistas realizadas se pudo indagar acerca de las personas que comprendían la red social de cada adulto mayor, entendiendo sus relaciones íntimas, intermedias y ocasionales.
En cuanto a las relaciones íntimas, los adultos mayores expresan que la familia cercana (hijos, nietos, yernos y nueras) es con quien más se relacionan; esto se evidencia cuando un adulto mayor relata: “Pues la hija Jenny Luzlibia, Johana Patricia, mi hermano, mi hermana, solamente ellos” (AM, 04). Citando a Medellín, Rivera, Peñaloza, Kanán y Rodríguez (2012), “se puede entender que la familia es una red social primordial. Los sistemas familiares se encuentran inmersos en sistemas mayores como los sistemas sociales”; esto da a entender la razón por la cual el adulto mayor establece sus relaciones íntimas especialmente con su familia. Además, cabe resaltar que los adultos mayores declaran no contar con relaciones ocasionales o intermedias, siendo así las relaciones íntimas las únicas con las que cuentan, es decir, con su familia; esto se soporta cuando un adulto mayor dice: “Los primos; sería nadie más, mamita” (AM, 04).
Categoría “apoyo social”
Respecto a los apoyos sociales suministrados a los adultos mayores por parte de los miembros de su red social, se pueden evidenciar apoyos en cuatro aspectos: apoyos cognitivos, emocionales, instrumentales y materiales, destacando que estos buscan contribuir en una mejora de la calidad de vida de los adultos mayores.
En el apoyo material, los adultos mayores reciben aportes monetarios y ayuda en mercados principalmente por parte de su familia; esto lo demuestra lo descrito por un adulto mayor: “Pues lo que le comentaba, mis hijas cuando pueden nos ayudan con consignaciones; es más, ellas son muy inteligentes, ya van sabiendo más o menos cuánto nos dura la platica que nos mandan, y cuándo se nos está acabando por ahí aparecen y nos vuelven a mandar. Ya en cuanto a la comida todos son muy queridos, sí. Todos nos han ayudado un montón, hasta el párroco de aquí imagínese o el centro solidario que de vez en cuando nos manda un mercadito” (AM, 07), siendo así sustentado lo descrito por Zapata, Delgado y Cardona (2011), cuando mencionan que “las familias se constituyen en el principal referente de los individuos y la sociedad. Un ambiente familiar de afecto, cariño y atención es favorable para la salud”.
En cuanto al apoyo emocional, un adulto mayor menciona: “Eso sí, ellos tres son muy especiales conmigo, pues mi hija me llama porque ella vive en Tabio y tiene también mucha obligación y me llama casi todos los días, y aquí también. Mis hijos y mis nietos. Ellos son lo mejor que puedo tener” (AM, 01); esto refleja que el acompañamiento de quienes hacen parte de su red social íntima se ve como el mayor aporte, destacando así lo que mencionan Guzmán, Huenchuan y Montes de Oca (2003): “Las relaciones de amistad, se dice, prolongan la independencia en la vejez a través del apoyo emocional que proporcionan. Ello parece explicarse por el hecho de que fomentan la motivación, la relajación y los estados de ánimo saludables” (p. 54).
Partiendo del apoyo instrumental, lo que más se logra reflejar es el acompañamiento a citas y ayudas en el hogar, esto se evidencia cuando un adulto mayor describe que “cuando me toca pal médico me toca llamar a alguno de los hijos que vengan ayudarme a lidiar y así” (AM, 05). Por último, los adultos mayores perciben el apoyo cognitivo como la posibilidad que tienen de ser escuchados y compartir experiencias que les permiten fortalecer sus vínculos emocionales y afectivos. Clemente (2003), citando a Rowe y Kahn (1997), expresa que “una vejez exitosa es aquella en la que el anciano posee un alto nivel de funcionalidad tanto física como cognitiva, permitiéndole ser una persona competente” (p. 42); esto soporta la importancia que tiene que un adulto mayor se sienta útil y escuchado, además de evidenciarse cuando un adulto mayor dice: “Doy consejos, eso me gusta, sentarme a buscar soluciones con las personas” (AM, 10).
Análisis de datos acompañantes
Se llevó a cabo una recolección de datos por parte de los adultos acompañantes con el fin de validar la información de los adultos mayores, dado que “la mayoría de las redes de apoyo de los AM están compuestas por miembros de la familia cercana, que viven en la misma localidad y cuya frecuencia de contacto se da una o varias veces a la semana” (Salinas, Manrique y Téllez, 2008); esto permitió que se pudiera comprobar lo dicho por el adulto mayor a través de las narrativas de los acompañantes. Para esto se tomaron en cuenta los diferentes tipos de apoyo.
En el apoyo material, los acompañantes ratifican que la familia es la que le brinda estos apoyos al adulto mayor, buscando así que este pueda suplir sus necesidades básicas y pueda tener una buena calidad de vida; esto se refleja cuando un adulto acompañante menciona: “Mis hijas, ellas nos ayudan a los dos” (AE, 08). En el apoyo emocional y partiendo de que este mismo “comprende la empatía, el cuidado, el amor, la confianza” (Bilbao y Daza, 2004), la familia juega un papel clave, debido a que, como ellos mismos manifiestan, son los familiares quienes le brindan este apoyo, a través de compañía, cariño y afecto, ayudando así a que los adultos mayores se sientan acompañados y seguros, así como lo describe un adulto acompañante cuando relata: “Mantenemos pendiente de ella, cómo está su salud, citas médicas” (AE, 12). En el apoyo instrumental, se puede ver cómo los acompañantes buscan que el adulto mayor se encuentre en el mejor estado posible y buscan solucionar cualquier problema o inconveniente que este pueda presentar, tal como lo describe un adulto acompañante cuando dice: “Haber, pues estar pendiente de ella, de las citas médicas, cualquier cosita, pues que ella siente me lo comenta, yo estoy pendiente de las citas, llevándola a los controles” (AE, 06). En el apoyo cognitivo, los acompañantes destacan la importancia existente en el intercambio de experiencias, en donde ya no solo los acompañantes dan consejos, sino también los pueden recibir del adulto mayor, siendo evidenciado cuando un adulto acompañante describe: “Yo le doy consejos, inclusive la regaño. La ayudamos cuando hay que averiguar sobre los beneficios del estado y todo” (AE, 12).
Triangulación de datos
La triangulación realizada se basó en los apoyos percibidos, puesto que es una de las partes más importantes del análisis, además, es la información recolectada que se conecta tanto por parte del adulto mayor como del acompañante. Siendo comparada la información suministrada por cada uno de estos junto con la teoría, para así lograr concluir si estas diferencian o asemejan.
En la Revista Médica Hondureña (2012), “Principios de la ética de la investigación y su aplicación”, se menciona que “la situación económica de las personas [adultas mayores] AM está determinada por su poder adquisitivo, que se sustenta con ingresos de diversas fuentes, sean estas laborales o no laborales”. En el caso de los adultos mayores entrevistados, se puede evidenciar cómo estos perciben en su mayoría apoyos materiales por parte de sus redes sociales familiares; además, estos apoyos se suelen dar en mercados o cuando los adultos mayores se encuentran en un estado de necesidad. Esto se puede soportar con el relato de un adulto mayor cuando menciona: “Mercados o cositas que nos da la comunidad, la hija nos manda ropita cada año y también nos ayuda con plata de vez en cuando, cuando lo necesitamos, pero a mí me da pena pedirle” (AM, 08); a su vez, su adulto acompañante comenta: “Mis hijas, ellas nos ayudan a los dos” (AE, 08).
En cuanto al apoyo emocional, Halas y Urquiola (2018) señalan que “el apoyo social percibido tiene una relación inversa significativa con la depresión”, por lo cual se da a entender la importancia de este mismo y se soporta a través de las entrevistas realizadas, en la cual los adultos mayores perciben este apoyo como uno de los más importantes, aunque se encuentra un dato atípico, en el cual uno de los adultos mayores dice no recibir este apoyo por decisión propia. Teniendo como soporte lo descrito por un adulto mayor cuando menciona: “Eso sí, ellos tres son muy especiales conmigo, pues mi hija me llama porque ella vive en Tabio y tiene también mucha obligación y me llama casi todos los días, y aquí también. Mis hijos y mis nietos. Ellos son lo mejor que puedo tener” (AM, 01). Y su acompañante dice: “Siempre estoy pendiente de ella” (AE, 01).
Ahora bien, en el apoyo instrumental, los adultos mayores suelen recibirlo a través del acompañamiento a citas o ayudas en los oficios del hogar. Basándose en “conductas instrumentales que directamente ayudan a quien lo necesita; se ayuda a otro a hacer o acabar el trabajo, se cuida a alguien” (Bilbao y Daza, 2004), se puede evidenciar cómo el apoyo instrumental es importante y además se cumple en el caso de los adultos mayores, dado que reciben apoyo en el acompañamiento, ya sea a citas u otros tipos de acompañamientos. Esto demuestra que los adultos mayores no se encuentran solos, lo cual es importante para su propio desarrollo y bienestar y se refleja cuando un adulto mayor describe: “Me ayudan a barrer y trapear, me ayudan con mi cuidado y me acompañan a citas médicas o si pasa alguna urgencia” (AM, 12). Y dice su acompañante: “Como estoy sin empleo, la acompaño en las citas médicas, en autorizar órdenes, pedir medicamentos” (AE, 12)
Conclusiones
Los hallazgos principales de la investigación destacan el valor fundamental que tiene la familia en aspectos afectivos y emocionales, debido a que la misma actúa como soporte ante las necesidades básicas que tiene el adulto mayor. La relación de parentesco permite el fortalecimiento de acciones tendientes a facilitar el bienestar y la seguridad propias de la edad en la cual se encuentran los adultos mayores, siendo los hijos(as), quienes asumen un rol activo en la vinculación emocional como principales proveedores afectivos. Los hallazgos evidencian que los adultos mayores no cuentan con redes intermedias ni ocasionales, ajustándose a lo expresado por Merchán y Cifuentes (s. f.) en la teoría de la desvinculación que tiene lugar en esta etapa de la vida, en la cual se origina “una cascada imparable de comportamientos y reacciones que le impulsan a la búsqueda del retiro social, como lugar óptimo para conseguir la satisfacción personal en la vejez” (p. 2).
Entre los resultados obtenidos, el apoyo material que suministran las redes sociales de apoyo no está sujeto al aspecto monetario/económico, más bien este es proporcionado en bienes tangibles, como ropa y mercado. Estos apoyos recibidos por parte de los miembros de la red social de apoyo compensan la falta de ingresos de mesada pensional o ingresos derivados de alguna actividad económica. Siendo así, las acciones de la red social de apoyo contribuyen en la disminución de la vulnerabilidad en la que viven los adultos mayores, ya que las dificultades económicas que se puedan presentar son subsanables para ellos con otro tipo de apoyos, contrastando lo expuesto por la teoría de la continuidad, la cual expresa que “al envejecer los individuos aprenden a utilizar diversas estrategias de adaptación que les ayudan a reaccionar eficazmente ante los sufrimientos y las dificultades de la vida” (González de Gago, 2010, p. 12).
En concordancia con lo anterior, las acciones de la red social familiar que mayor incidencia tienen son las dirigidas hacia el apoyo instrumental y emocional, como parte fundamental que contribuye a sopesar la condición de pobreza; ya que al sentirse amados y acompañados logran tener una percepción positiva de la vida, acciones que, según los resultados de la investigación, se dan por medio del acompañamiento a citas médicas y la compañía constante en casa para dialogar.
A los resultados expuestos anteriormente, es importante precisar los factores que han podido incidir en estos, como lo es la aplicación del instrumento de forma virtual a la mitad de la muestra, dadas las condiciones de pandemia por la Covid- 19, donde se impedía el contacto presencial con la población adulta mayor, lo cual impidió una mayor vinculación entre el entrevistador y el entrevistado donde surgieran comprensiones más abiertas del tema objeto de investigación.