Introducción
Una de las formas más frecuentes de violencia contra la mujer es aquella que incluye abuso físico, sexual y emocional, así como comportamientos perjudiciales y controladores por parte de la pareja (World Health Organization y Pan American Health Organization, 2012). De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, s. f.), en algún momento de sus vidas, al menos el 30 % de las mujeres en todo el mundo han experimentado violencia física o sexual por parte de su pareja o por terceros.
Sus consecuencias son múltiples, entre otras, se han descrito enfermedades de transmisión sexual, traumatismos múltiples, baja autoestima, trastornos de estrés postraumático, depresión, ansiedad, distimia, sensaciones de fracaso, desvalorización y supresión de la ira, entre otros efectos (Nava-Navarro etal., 2017). Es así como se ha catalogado que este fenómeno es de interés para la salud pública (OMS, 2021).
Existen diversas causas que se han asociado con la violencia perpetrada por la pareja contra la mujer; entre ellas se cuentan factores individuales como psicopatología por ambos miembros de la relación, dificultades con sustancias psicoactivas, historia de violencia en la infancia, etc. De igual manera, se encuentran factores contextuales asociados a este fenómeno como bajo nivel educativo, bajos ingresos económicos, sexismo, creencias limitantes respecto al género, etc. (OMS, 2021).
Entidades gubernamentales, no gubernamentales y movimientos de mujeres a nivel mundial han señado que la toma de decisiones aporta, entre otras, a la equidad de género, al empoderamiento de la mujer y a la reducción de violencia (Ebrahim y Atteraya, 2019).
La toma de decisiones va más allá de una acción que puede realizar una persona. Para que esto se ejecute, se precisa que se produzca el desarrollo de una serie de procesos cognitivos que juegan un papel importante. Desde el punto de vista de las neurociencias, la función de toma de decisiones se encuentra ubicada en las áreas orbitofrontales, específicamente con las áreas de funciones ejecutivas (Ardila y Ostrosky, 2008).
La literatura muestra que el adecuado desempeño de las funciones ejecutivas permite a los individuos tomar decisiones en pro de su bienestar (Verdejo-García y Bechara, 2010). No obstante, el adecuado desarrollo de estas se puede ver afectado por múltiples situaciones como traumatismos craneoencefálicos, exposición prolongada al estrés, accidentes o enfermedades cerebrovasculares (Restrepo, 2008). Investigaciones como la de Andrés et al. (2016), muestran la relación estrecha entre el buen desempeño de las funciones ejecutivas y la autorregulación emocional, lo cual facilita la consecución de metas.
En los Objetivos de Desarrollo Sostenible se han incluido metas en el ámbito de la igualdad de género (ONU, s. f.), señalando, entre otras cosas, que deben desarrollarse estrategias con el fin de reducir la incidencia de la violencia de género y disminuir sus consecuencias. De otro lado, se ha reconocido que la violencia contra las mujeres es un tema de interés en la salud pública dadas sus múltiples consecuencias tanto para la mujer víctima como para la sociedad en su conjunto. El abordar la violencia de género desde la perspectiva de la toma de decisiones, puede permitir avanzar en el desarrollo de estrategias en salud pública orientadas a lograr las metas de la agenda 2030. Es así como este artículo tiene el objetivo de sintetizar la literatura científica publicada alrededor de los procesos de toma de decisiones en mujeres que han sufrido violencia por su pareja.
Materiales y métodos
Estudio y periodo
Esta revisión sistemática fue realizada entre los meses de enero y mayo de 2022 en estudios realizados desde el 2010 hasta el 2021.
Estrategias de búsqueda
Para las estrategias de búsqueda se tuvieron en cuenta estudios que explicaran la toma de decisiones en mujeres que habían sido víctimas de violencia de pareja a nivel físico, psicológico, sexual o económico. Se tuvieron en cuenta estudios tanto observacionales, revisiones sistemáticas y metaanálisis, que incluyeran todos los apartados de un artículo original: resumen, introducción, metodología, resultados, discusión, conclusiones y referencias, Los idiomas seleccionados fueron español e inglés.
La búsqueda se realizó en cinco bases de datos: Scopus, PubMed, Dialnet, Redalyc y Scielo, donde se emplearon los siguientes descriptores: "partner violence" OR "domestic violence" OR "intimate violence" AND "decision making". Además, se realizó una búsqueda manual en Google académico con las palabras "toma de decisiones" y "violencia de pareja".
La extracción de la información se realizó por uno de los autores. Para ello, se diseñó una matriz que contenía los siguientes ítems: autores, título, año, país, variable de PSE, diseño de la investigación, definición de accidente de tránsito y tipo de actor vial. La presentación se realiza a partir de las variables de PSE identificadas en la revisión de los artículos.
Definición de la variable dependiente e independiente
Como variable dependiente se estableció la toma de decisiones. Como variable independiente se tomó la violencia de pareja, específicamente la violencia hacia la mujer. Se tuvo en cuenta cualquier tipo de violencia anteriormente descrita.
Resultados
Se identificó un total de 1.526 registros, luego de eliminar artículos repetidos y filtrar por título y resumen, se seleccionaron 99 para someter a lectura crítica y valoración de calidad; al finalizar este proceso se obtuvieron 21 artículos (figura 1).
Dos de los estudios correspondieron a revisiones sistemáticas y metaanálisis y los demás a investigaciones cuantitativas. La mayoría de los estudios encontrados correspondieron a países del continente asiático (siete estudios), seguido por el continente africano con seis investigaciones, cuatro del continente americano y dos estudios del continente europeo. Los dos restantes fueron revisiones de múltiples países. Se encontraron mayores publicaciones en el 2018 y, en general, la toma de decisiones se ha entendido en los estudios como un factor fundamental para el empoderamiento de la mujer y reducción de la violencia contra ella (tabla 1)
En los estudios se encontraron diversas maneras de evaluar la toma de decisiones a través de cuestionarios como Actitudes hacia la toma de decisiones que correspondía a seis ítems con respuestas tipo Likert y preguntas como: "nadie debería tener más poder que otro en la relación" y "mi pareja y yo nos sentamos y discutimos sobre asuntos importantes", (a = 0,70) (Mpondo et al., 2019). En la investigación de Ebrahim y Atteraya (2019) se midió la toma de decisiones a través de un cuestionario que evaluaba: i) persona que habitualmente decide sobre la atención médica del encuestado; ii) persona que suele decidir sobre las grandes compras del hogar; iii) persona que suele decidir sobre las visitas a familiares o parientes y iv) persona que usualmente decide sobre finanzas del hogar.
En el trabajo de Ebrahim y Atteraya (2018), se concluyó que, en el contexto de Jordania, ser empoderada a nivel financiero y tener la oportunidad de tomar decisiones en los aspectos financieros tiene implicaciones importantes y positivas para las mujeres en cuanto a la disminución de la violencia de pareja. Por otro lado, Ebbeler et al. (2017) concluyeron en su investigación que la igualdad en la toma de decisiones en la pareja protege a las mujeres de la agresión por parte de su pareja. La investigación de Mpondo et al. (2019), sugirieron la importancia de incorporar las habilidades en toma de decisiones en las intervenciones con mujeres violentadas por su pareja.
La toma de decisiones respecto al control anticonceptivo también ha sido un tema recurrente que apareció en las investigaciones, por ejemplo, Ebrahim y Atteraya (2018) argumentaron que para las mujeres que tienen poca capacidad de tomar decisiones en su pareja, no veían la opción de usar o no anticonceptivos, pudiendo tener embarazos indeseados y las consecuencias que esto trae. Bauleni et al. (2018), mencionaron en su investigación que en las mujeres violentadas por su pareja era más probable que sus parejas tomaran las decisiones sobre la anticoncepción y no ellas, si tener un bebé y cuándo tenerlo, lo que incrementaría la probabilidad de depresión posparto; finalmente, sugieren que las mujeres embarazadas y posparto deberían someterse a pruebas de detección de violencia de pareja que compromete el poder de decisión de las mujeres con respecto a sus derechos reproductivos.
Por otro lado, el estudio de García Navarro et al. (2020), estableció una relación entre la presencia de déficits neuropsicológicos y la manifestación de síntomas psicopatológicos en las mujeres que han recibido maltrato por parte de su pareja, específicamente en la atención y en la memoria semántica y visual, y síntomas de ansiedad y depresión. Es relevante destacar que la toma de decisiones es un proceso cognitivo complejo que involucra tanto procesos cognitivos básicos -como la atención y la memoria- como procesos cognitivos superiores -como la emoción y el razonamiento lógico-. De igual manera, la revisión y metaanálisis de García Rueda y Jenaro (2020), mostró que hay afectación en la atención, en el lenguaje, en la interpretación de las emociones de otros, en la memoria, en las habilidades visoespaciales y, finalmente, en las funciones ejecutivas que, entre ellas, se engloba la toma de decisiones; la impulsividad, el pensamiento concreto, la dificultad para la flexibilidad de pensamiento, la planeación y la resolución de problemas están asociadas a la toma de decisiones. El estrés postraumático, las lesiones craneoencefálicas y las alteraciones del estado de ánimo pueden contribuir a un inadecuado funcionamiento de las funciones ejecutivas y, específicamente, en la toma de decisiones.
No obstante, de acuerdo con la investigación desarrollada por Ahinkorah et al. (2018), los resultados son opuestos a los planteados por el resto de las investigaciones, en la investigación titulada Women decision-making capacity and intimate partner violence among women in sub-Saharan Africa concluyeron que las mujeres que tenían la capacidad para tomar decisiones eran más vulnerables a experimentar violencia por parte de su pareja. En esta investigación se afirma que los resultados son similares a la investigación de Cools y Kotsadam (2017), titulada Resources and intimate partner violence insub-SaharanAfrica, la cual también plantea que es posible que el empoderamiento de la mujer la lleva a luchar por sus derechos y no aceptará que los hombres tengan 100 % el poder en la relación, lo que puede "desencadenar" violencia de pareja.
El trabajo de Alam et al. (2021) mostró que tanto la toma de decisiones como la educación de las mujeres, la edad de inicio del matrimonio, el nivel socioeconómico, por ejemplo, está asociado a la violencia por parte de la pareja hacia la mujer. Otra posible explicación a estos hallazgos es que pueden estar relacionados con asuntos culturales dado que ambas investigaciones son realizadas en Sur África donde existe aún, según la literatura, fuertes arraigos sexistas.
Discusión
Nueve de cada diez investigaciones apuntaron al efecto positivo de la toma de decisiones sobre la disminución de la violencia hacia la mujer por parte de su pareja; las restantes encontraron que las mujeres que participaban o intentaban participar de la toma de decisiones en su hogar eran más vulnerables a sufrir violencia por parte de su pareja, y esto puede entenderse como un factor importante según el contexto en el que se presente debido a que si hay mayores arraigos sexistas, podrá considerarse que la mujer no tiene derecho a la participación en las decisiones del hogar y si lo hace, podría percibirse como una lucha de poder.
Por otro lado, el derecho de decisión de la mujer sobre su cuerpo, su reproducción y libertad sexual ha sido un tema relevante para el empoderamiento femenino (Castiblanco Moreno, 2022). Así lo soportan los hallazgos de esta revisión, dado que todos los estudios sobre reproducción y toma de decisiones en mujeres apuntaron que las mujeres que tomaban decisión sobre la planificación familiar y reproducción eran menos vulnerables a sufrir violencia por parte de su pareja.
Otro aspecto relevante fue el hallazgo frente a la violencia económica que pone en evidencia el incumplimiento de las obligaciones alimentarias hacia los hijos o la mujer, limitación de los recursos económicos, limitación o control de los ingresos de la mujer por parte de su pareja y demás; lo que permite tener mayor control sobre ella y mayor posibilidad de manipulación o coerción (Maldonado-García et al., 2020). Los resultados apuntaron que las mujeres que tomaban y participaban de las decisiones frente a los aspectos económicos en su hogar, experimentaban menos violencia de pareja.
Frente a los estudios neuropsicológicos, se obtuvo que hay menor desempeño en procesos cognitivos involucrados en la toma de decisiones de mujeres que han sido violentadas. Es importante aclarar que tanto aspectos cognitivos y emocionales son importantes en la toma de decisiones, verbigracia, la teoría de la hipótesis del marcador somático de Damasio alude a que las experiencias pasadas quedan registradas en nuestra memoria con un componente afectivo y se activan al momento de evocar el recuerdo o cuando se viven situaciones similares. Es decir, cuando una persona debe tomar una decisión (un estado de incertidumbre), acudirá no solo a su parte racional, sino que la emoción tendrá una influencia fuerte sobre la corteza prefrontal (área cerebral estrechamente implicada con la toma de decisiones) (Morandín-Ahuerma, 2019).
Lo anterior es interesante en la medida que a nivel macro, se ha detectado la urgencia del empoderamiento femenino y la toma de decisiones como un factor fundamental para la disminución y erradicación de la violencia hacia la mujer; no obstante, se sugiere que debe ir acompañado de procesos psicológicos y neuropsicológicos que puedan fortalecer este proceso para una toma de decisiones eficaz y que apunte al bienestar de la mujer.
Se sugiere continuar con estudios de carácter psicológico y neuropsicológico frente a la toma de decisiones en mujeres violentadas por su pareja con el fin de aportar a intervenciones más eficaces que puedan unirse a las políticas macro que se han venido adelantando en pro del bienestar de la mujer.
Conclusiones
La toma de decisiones es un factor que puede ayudar a disminuir e interrumpir el ciclo de la violencia en la pareja, específicamente violencia hacia la mujer. Sin embargo, la toma de decisiones se asume como "participación" en situaciones cotidianas de las relaciones de pareja y del hogar, no obstante, desde otras perspectivas de toma de decisiones es importante entender que estas pueden estar relacionadas con procesos cognitivos y cognoscitivos que se ponen en juego para logar un objetivo, son actos de requieren de conciencia de lo que se está realizando y la finalidad de esta. Los avances científicos han permitido tener una medición más objetiva de estos procesos cognitivos y se considera importante utilizar este tipo de instrumentos para dar mayor solidez a los datos.