Introducción
Diversas religiones señalan que el comportamiento de ayuda al prójimo o prosocialidad es un deber y un valor al interior de sus comunidades de fieles. Mientras que la evidencia científica ha asociado a la prosocialidad con la solución de variadas problemáticas sociales y ambientales, por ejemplo, en contextos de emergencia por desastres socionaturales, epidemias y pandemias (Jin et al., 2021). De ahí la importancia de comprender los mecanismos individuales e interrelacionales de este comportamiento de ayuda al prójimo.
La prosocialidad se entiende como un comportamiento de ayuda voluntario e intencionado, que busca que otros obtengan una ganancia, superen un problema o resuelvan una necesidad (Einolf, 2017); además, Stiff et al. (2019) señalan su carácter multidimensional y esencial para la existencia de la sociedad, una mejor convivencia y el desarrollo de la humanidad.
Diversos enfoques teóricos buscan explicar el comportamiento prosocial, los cuales, en términos generales, se pueden agrupar en dos: uno sostiene que este comportamiento responde a condiciones cognitivo-motivacionales como la empatía, mientras que el otro hace énfasis en la dimensión conductual de la prosocialidad (Hepach et al., 2016). También existen perspectivas explicativas neurobiológicas (Moya-Albiol et al., 2010) y genéticas (Knafo-Noam et al., 2019), y se ha vinculado el comportamiento prosocial con componentes de la personalidad (Kline et al., 2019), logros y satisfacción personal (Einolf, 2013).
Diversos estudios asocian el comportamiento prosocial con múltiples beneficios individuales y sociales (Lay & Hoppmann, 2015; Son & Padilla-Walker, 2019), no obstante, respecto a las causas de este comportamiento, los resultados de los estudios aún no son suficientemente consistentes; por lo que se requiere avanzar en la comprensión de los factores que conllevan a una mayor o menor disposición a ayudar a otros (Spinrad & Eisenberg, 2019; Xiao et al., 2019).
Recientemente, se ha explorado el papel de la religión en los comportamientos prosociales, dada su gran influencia en las esferas de la cultura y la sociedad (Ives & kidwell, 2019). Aproximadamente el 84% de la población mundial está afiliada a una religión (Pew Research Centre, 2017). En Chile, para el año 2019, el 45% de la población se declaró católica, 18% evangélica, 5% señaló pertenecer a otra religión y 32% afirmó ser atea (Universidad Católica de Chile, 2019). Aunque, cabe señalar, no existe una definición consensuada del concepto religión, en términos generales, se entiende como una expresión formal, institucional y externa de un vínculo con lo sagrado, que se operacionaliza con base en creencias y prácticas asociadas con una cosmovisión y comunidad religiosa particular (Iannello et al., 2019).
Numerosos estudios destacan los efectos positivos de la religión sobre el comportamiento prosocial (Einolf, 2013; Guo et al., 2018; Johnson et al., 2016; Power, 2017; Saroglou, 2013). De hecho, los países con mayor población religiosa suelen presentar más comportamientos prosociales a nivel ciudadano (Einolf, 2017).
La religión incide en el desarrollo de comportamientos prosociales de sus fieles desde diferentes dimensiones, por ejemplo, con base en valores establecidos que hacen referencia a la benevolencia y la ayuda al prójimo (Einolf, 2013; Ruiter & De Graaf, 2006; Saroglou, 2013), o en un conjunto de creencias que regulan comportamientos prosociales (Johnson et al., 2016; Power, 2017; Saroglou, 2013). Además, los escritos religiosos ejemplifican comportamientos prosociales (Cuadra et al., 2019; Gou et al., 2018) y orientan las normas prosociales (Ruiter & De Graaf, 2006); y las comunidades religiosas instalan prácticas frecuentes de ayuda al prójimo (Power, 2017), que pueden ser de tipo espiritual y material (Cuadra et al., 2019). Según Xygalatas et al. (2016), los contextos religiosos como las iglesias y templos se asocian a mayor manifestación de comportamientos prosociales, en comparación con otros entornos o grupos sociales.
No obstante, algunos estudios no respaldan esta relación entre religión y prosocialidad (Grossman & Parrett, 2011; Johansson-Stenman et al., 2006; Johnson et al., 2010); señalan que el comportamiento prosocial es simplemente un acto de altruismo endogrupal de las comunidades religiosas (Bulbulia & Mahoney, 2008) y que, en algunos casos, podría intensificar los prejuicios y las conductas de discriminación hacia el exogrupo (Johnson et al., 2010). De ahí la necesidad de conocer más la dinámica y los mecanismos que median la relación entre la religión y la prosocialidad (Einolf, 2013).
La religión también ha sido relacionada con la gratitud (Aghababaei et al., 2018; Gulliford et al., 2019) y, a su vez, la gratitud se ha asociado con comportamientos prosociales (Grant & Gino, 2010; Kruse et al., 2014). La gratitud se considera uno de los rasgos psicológicos positivos más relevantes del bienestar (Wood et al., 2009). Para McCullough et al. (2002) es una emoción positiva que surge a partir de la ayuda que proporciona un benefactor, y para Morgan et al. (2017) además supone el deseo y la acción de correspondencia por el favor concedido, es decir, la reciprocidad. Y Tudor (2015) define la gratitud como una orientación personal para notar y apreciar lo positivo en la vida y, desde allí, generar un estado de agradecimiento al respecto.
Respecto a la relación entre gratitud, religión y comportamiento prosocial, Cuadra et al. (2019) realizaron un estudio cualitativo con miembros de una iglesia metodista protestante ubicada en Chile y encontraron que, producto de su participación en la iglesia, desarrollaron gratitud por la solución de problemáticas existenciales y familiares (por ejemplo, pérdida del sentido de la vida, pérdida de un empleo, etc.) y esto fomentó la construcción de una identidad cristiana, cuyo centro es el comportamiento prosocial. Un resultado similar reportaron Aghababaei et al. (2018), aunque, en este estudio, fue la gratitud general o hacia la vida la que se relacionó más fuertemente con el comportamiento prosocial. Por otra parte, Tiliopoulos et al. (2007) señalan que la religión intrínseca, referida a una forma madura de sentimiento religioso que sirve como motivo principal de la vida, es la que más promueve que las personas actúen de manera congruente o incongruente con sus principios religiosos, por ejemplo, expresando gratitud y comportamientos prosociales.
En cuanto a la relación entre gratitud y comportamiento prosocial, Tsang y Stephen (2017) encontraron que la recepción de favores, aumenta el comportamiento prosocial por un efecto mediador de la gratitud. Además, observaron que la intención del benefactor, la similitud del benefactor con el beneficiario, la posibilidad de volver a recibir un beneficio y el anonimato del benefactor, no afectan el papel mediador de la gratitud en el desarrollo del comportamiento prosocial. Sin embargo, este hallazgo contrasta con lo planteado por Gulliford et al. (2019), respecto a que la gratitud podría no relacionarse con la prosocialidad, cuando el benefactor no tiene la intención genuina de ayudar a otro. Esto implica que la evaluación que hace el beneficiario de la intencionalidad de la ayuda es importante para desarrollar el sentimiento de gratitud.
Teniendo en cuenta lo expuesto, es necesario continuar investigando los mecanismos explicativos del comportamiento prosocial, y los modos como la religión y la gratitud interactúan para promover este comportamiento (Einolf, 2013; Guo et al., 2018). En esta línea, el objetivo general de este trabajo es determinar la influencia de las variables religión y gratitud sobre el comportamiento prosocial. Específicamente, busca (1) comparar los niveles de comportamiento prosocial de personas religiosas y no religiosas; (2) determinar si se presentan diferencias en el comportamiento prosocial endogrupo y exogrupo, en personas religiosas; (3) determinar si hay diferencias en los niveles de prosocialidad, según el tipo de gratitud (hacia Dios y gratitud general); (4) determinar si existe una relación entre religión, gratitud y comportamiento prosocial; y (5) determinar si las variables religión y gratitud son predictores del comportamiento prosocial. Como hipótesis se propuso: (1) existen distintos niveles de comportamiento prosocial entre personas religiosas y no religiosas; (2) las personas religiosas benefactoras manifiestan distintos tipos de comportamiento prosocial, en función de la cercanía del beneficiario con el endogrupo; (3) existen diferencias en los niveles de prosocialidad según el tipo de gratitud (gratitud a Dios/gratitud general); (4) existe una relación entre religión, gratitud y prosocialidad; (5) las variables religión y gratitud son predictores del comportamiento prosocial.
Método
Diseño y participantes
Se realizó un estudio descriptivo, correlacional, y se adelantaron análisis de regresión lineal a fin de proponer un modelo predictivo de las variables estudiadas. Se basó en un diseño transversal con un muestreo no probabilístico. Participaron 206 personas chilenas adultas religiosas (43.2%) y no religiosas (56.8%) de 18 a 72 años de edad (M = 30.8). El 58.7% mujeres y 40.8% hombres.
Instrumentos
Age Universal I-E-12 Scale (Maltby, 2002). Esta escala evalúa la orientación religiosa de las personas, es decir, la forma en que practican y vivencian la religión, con base en los factores: orientación religiosa intrínseca (I), que mide el grado en que la persona considera a la religión como un fin en sí misma; orientación religiosa extrínseca personal (EP), que mide el uso de la religión como búsqueda de seguridad, protección, comodidad o alivio personal; y orientación religiosa extrínseca social (ES), que mide el uso de la religión como un medio de integración social. Se compone de 12 ítems con respuesta tipo Likert. Ha sido utilizada en varios países, obteniendo adecuadas propiedades psicométricas. En este trabajo se utilizó la versión en español de Simkin y Etchezahar (2013), aplicada en población argentina y con adecuadas características psicométricas (α = .88 para el factor I, α = .79 para el factor ES y α = .87 para el factor EP). Se aplicó análisis factorial confirmatorio para el modelo de tres factores, obteniendo indicadores de ajuste aceptables en la mayoría de los índices utilizados (CFI = .90, TLI = .87, RMSEA = .043, X 2 = 63.34, p = .046, X 2 /df = 1.37, IFI = .92). El análisis mediante el estadístico Omega de McDonald´s mostró una alta confiabilidad (ω = .937).
Gratitude Questionnaire 6 (GQ-6) (McCullough et al., 2002). Consta de seis ítems que evalúan la disposición al agradecimiento en adultos, adolescentes y niños, con formato de respuesta tipo Likert. Se compone de una dimensión y presenta adecuados índices de confiabilidad (α = .75). Se utilizó la versión española validada en Chile por Carmona et al. (2015). Se aplicó análisis factorial confirmatorio para el modelo de tres factores, obteniendo indicadores de ajuste aceptables en la mayoría de los índices utilizados (CFI = .94, TLI = .87, RMSEA = .058, X 2 = 11.89, p = .209, X 2 /df = 1.69, IFI = .94). El análisis mediante el estadístico Omega de McDonald´s mostró una confiabilidad aceptable (ω = .738).
Escala de Prosocialidad Adulta (Caprara et al., 2005). Escala unidimensional que evalúa el comportamiento prosocial con base en 16 ítems y alternativas de respuesta tipo Likert. El instrumento presenta adecuadas características psicométricas (α = .88) y en este estudio se aplicó la versión utilizada en población adulta chilena (Mieres-Chacaltana et al., 2019). El análisis del instrumento evidenció adecuados indicadores de ajuste (CFI = .96, TLI = .95, RMSEA = .068, X 2 = 108.5, p = .000, X 2 /df = 1.84, IFI = .96) y una alta confiabilidad mediante el Omega de McDonald´s (ω = .931).
Procedimiento
Se realizó una convocatoria para participar en el estudio a través de redes sociales y presencialmente en algunas instituciones religiosas de una comuna de la región de Atacama, Chile. Los instrumentos se administraron vía online mediante un formulario en Google, el que fue remitido a los correos electrónicos de los participantes, incluyendo información de contacto de los investigadores (email), para que realizaran consultas sobre el estudio, en caso de requerirlo. La aplicación de los instrumentos se realizó en el transcurso de dos meses y el tiempo de respuesta por sujeto se estimó en 25 minutos aproximadamente.
Consideraciones éticas
Este estudio se basó en los principios éticos científicos de la Asociación Americana de Psicología. A los posibles participantes se les informó sobre los fines de la investigación, la metodología de trabajo y los criterios éticos del estudio, considerando la protección de la integridad de la persona, la voluntariedad en la participación en el estudio, el anonimato y el adecuado resguardo de la información recopilada. Quienes decidieron participar firmaron el respectivo consentimiento informado.
Análisis de datos
Se analizaron el comportamiento de la muestra y las características psicométricas de los instrumentos mediante el programa estadístico SPSS 20.0; esto es, se procedió a identificar la normalidad de la muestra, identificando los valores Z y eliminando los puntajes > 2 y < -2. También se aplicó la prueba de Kolmogorov-Smirnov, determinando la curtosis y la asimetría. Estos procedimientos permitieron tomar decisiones para realizar el análisis factorial. Todas las variables presentaron un comportamiento no normativo (p < .05).
Utilizando el programa AMOS, se procedió a aplicar el análisis factorial confirmatorio para cada escala, utilizando el método de Mínimos cuadrados generalizados y oblimin como método de rotación de factores. Se consideró como indicadores de ajuste los siguientes: CFI > .9 para un adecuado ajuste o CFI > .95 para un excelente ajuste; TLI > .9 para un adecuado ajuste o TLI > .95 para un excelente ajuste; RMSEA < .08 para un adecuado ajuste o RMSEA < .06 para un excelente ajuste; X 2 > 0; X 2 /df < 5 y p > .05; IFI cercano a la unidad (Kline, 2016). De manera complementaria, se realizó el análisis de la confiabilidad de los instrumentos mediante el estadístico Omega de McDonald´s.
Para comprobar la hipótesis 1, se compararon los niveles de prosocialidad obtenida en la Escala de Prosocialidad Adulta, según la persona declaró ser o no religiosa, creer en Dios, asistir a la iglesia y pertenecer a una religión. Se utilizó la prueba no paramétrica U Mann-Whitney y se trabajó con la significación exacta.
Para la hipótesis 2, se presentaron tres casos a los participantes que declararon pertenecer a una religión en los que se describe una situación en la que una persona requiere de ayuda para encontrar una casa para habitar, bajo tres condiciones: (a) pertenencia al grupo religioso del benefactor (iglesia); (b) comparte la misma religión que el benefactor y (c) no comparte la misma religión que el benefactor. A continuación, se describen los casos: Te enteras que una persona (caso 1: que es un miembro de tu iglesia; caso 2: que no comparte tu religión; caso 3: que comparte tu religión), se encuentra en un momento en que requiere de ayuda para encontrar una casa para vivir. Esta persona es nueva en la zona y por lo tanto, tiene dificultad para encontrar un nuevo hogar para vivir. Para cada uno de los casos, el participante debe responder qué haría, seleccionando una de las siguientes alternativas, que representan ausencia de comportamiento prosocial, apoyo emocional, apoyo material y apoyo espiritual, respectivamente: 1) Prefiero no ayudarla; 2) La apoyo confortándola (dándole apoyo emocional y siendo empático); 3) La ayudo a buscar casa; 4) Haría una oración por ella, para que encuentre casa. Para probar esta hipótesis, se trabajó con una tabla de contingencias, con el estadístico Chi cuadrado y la significación exacta. Para evaluar la intensidad de la relación, se utilizó el coeficiente de contingencia y el coeficiente de contingencia máximo. Además, se calculó la potencia estadística utilizando el programa G*Power.
Para probar la hipótesis 3, se solicitó a los participantes seleccionar el tipo de gratitud que más los identifica, para lo cual se les presentó dos casos que representan gratitud a Dios y gratitud hacia la vida. Además, se incluyó la alternativa “no me identifico con ninguno de los dos casos”. El caso 1 describe gratitud a Dios: “Me siento agradecido de Dios por las bendiciones que ha puesto en mí. Todo lo que soy y tengo se lo debo a Dios”. El caso 2 describe gratitud general: “Me siento agradecido de la vida, por las bendiciones que ha puesto en mí. Todo lo que soy y tengo se lo debo a la vida”. Posteriormente se comparan los niveles de prosocialidad medidos con la Escala de Prosocialidad Adulta. Se utilizó la prueba no paramétrica U Mann-Whitney y se trabajó con la significación exacta.
Para comprobar la hipótesis 4, la relación entre las variables prosocialidad, religión, religión intrínseca, religión extrínseca personal, religión extrínseca social, días de asistencia mensual a la iglesia y gratitud, se estimó en base al estadístico de Spearman´s. Finalmente, para probar la hipótesis 5, se realizó análisis de regresión lineal mediante pasos sucesivos, considerando como predictores de la prosocialidad, las variables religión intrínseca, religión extrínseca social, religión extrínseca personal, días de asistencia mensual a la iglesia y gratitud. También se consideró el cálculo de la potencia estadística.
Resultados
Prosocialidad y religiosidad
Se encontraron diferencias significativas en los niveles de comportamiento prosocial (p = .007, U = 3100) para la variable asistencia a la iglesia. Quienes declaran asistir a una iglesia o grupo religioso, presentan mayores niveles de comportamiento prosocial (n = 54, rango de media = 122.09) que quienes señalan no asistir (n = 152, rango de media = 96.89). Esta diferencia se presenta con un tamaño del efecto pequeño (PSest = .38) y una baja potencia estadística (1- β = .59).
Por otro lado, quienes declararon pertenecer a una religión (n = 89, rango de media = 98.89), no presentaron diferencias significativas en los niveles de comportamiento prosocial (p = .333, U = 4796, PSest = .46) respecto de quienes declararon la no pertenencia (n = 117, rango de media = 107.01). Esto último también se presentó con quienes señalaron creer en Dios (n = 146, rango de media = 105.70, p = .410, U = 4059, PSest = .46), respecto de quienes señalaron no creer en Dios (n = 60, rango de media = 98.15). La Tabla 1 detalla los resultados encontrados.
Prosocialidad de las personas religiosas con el endogrupo y el exogrupo religioso
Se analizó el tipo de respuesta prosocial de quienes declararon pertenecer a una religión (n = 82), frente a tres condiciones que establecen del beneficiario, según su relación de pertenencia con la religión del benefactor, así: (a) el beneficiario es un miembro de la misma iglesia del benefactor, (b) el beneficiario comparte la misma religión que el benefactor y (c) el beneficiario no comparte la misma religión que el benefactor.
Primero se comparó el tipo de respuesta prosocial bajo la condición a y b. Se encontró una relación estadísticamente significativa (χ 2 [9]= 138.717, p = .000), un tamaño del efecto fuerte (C = .793, Cmax = .9) y una potencia grande (1- β = .99). Cuando el beneficiario es un miembro de la misma iglesia que el benefactor, se le ayuda menos orando, se le ayuda más buscando casa, con una menor frecuencia no se le brinda ayuda y se le proporciona menos contención emocional, que cuando solo comparten la misma religión. La Tabla 2 muestra las frecuencias encontradas.
En segundo lugar, se comparó la respuesta prosocial bajo la condición a y c. Se encontró una relación estadísticamente significativa (χ 2 [9]= 103.34, p = .000), un tamaño del efecto fuerte (C = .747, Cmax = .9) y una potencia grande (1- β = .99). Cuando el beneficiario es un miembro de la misma iglesia, los benefactores prefieren ayudar más apoyándolos en la búsqueda de una casa; con menor frecuencia no se le brinda ayuda y se le proporciona menos contención emocional, que cuando no comparten la misma religión. La Tabla 3 muestra las frecuencias encontradas.
Prosocialidad y gratitud
No se encontraron diferencias significativas (p = .482, U = 1852.5, PSest = .46, 1- β = .999) en los niveles de prosocialidad, en función de la gratitud hacia Dios (n = 80, rango de media = 67.34) y la gratitud hacia la vida (n = 50, rango de media = 62.55).
Se comparó el nivel de prosocialidad, según la gratitud hacia Dios (n = 80, rango de media = 85.78, U = 2458) y la ausencia de gratitud hacia Dios y hacia la vida (n = 76, rango de media = 70.84), encontrando diferencias significativas (p = .039) y un mayor nivel de prosocialidad en quienes manifiestan gratitud hacia Dios. Esta diferencia se presenta con un tamaño del efecto pequeño (PSest = .404) y una adecuada potencia estadística (1- β = .84).
Finalmente, se comparó el nivel de prosocialidad, según la gratitud hacia la vida (n = 50, rango de media = 68.56) y la ausencia de gratitud hacia Dios y hacia la vida (n = 76, rango de media = 60.17). No se encontraron diferencias significativas (p = .208, U = 1647, PSest = .43, 1- β = .94).
Se conformó una variable integrada por ambos tipos de gratitud (hacia Dios y hacia la vida) y se comparó con la ausencia de gratitud hacia Dios y hacia la vida, encontrando diferencias significativas en los niveles de prosocialidad (p = .043, U = 4105). Básicamente, quienes manifiestan gratitud hacia Dios y hacia la vida (n = 130, rango de media = 109.92), presentan mayores niveles de comportamiento prosocial que quienes no (n = 76, rango de media = 92.51), con un tamaño del efecto pequeño (PSest = .415) y una adecuada potencia estadística (1- β = .93). La Tabla 4 muestra los resultados obtenidos.
Religión, gratitud y comportamiento prosocial
Se realizó correlación de Spearman´s para las variables número de días que asiste mensualmente a la iglesia, religión, religión intrínseca, religión extrínseca personal, religión extrínseca social, gratitud y prosocialidad. Se encontró una correlación entre prosocialidad y gratitud, con un tamaño del efecto pequeño y una alta potencia estadística. Prosocialidad también correlacionó con los días de asistencia mensual a la iglesia y la religión extrínseca personal, pero con una baja potencia estadística. Mientras que las variables religión intrínseca personal y religión correlacionaron con gratitud, aunque esta última relación fue marginalmente significativa. La Tabla 5 presenta los resultados de las correlaciones realizadas.
Predictores del comportamiento prosocial
Mediante pasos sucesivos se aplicó análisis de regresión jerárquica, a fin de establecer si las variables religión intrínseca, religión extrínseca personal, religión extrínseca social, asistencia a la iglesia y gratitud son predictores del comportamiento prosocial (Tabla 6). Se encontraron tres modelos. En el modelo 1, solo gratitud predice el comportamiento prosocial (β = .438, p = .000, F = 43.82 [1], f 2 = .187). En el modelo 2, gratitud (β = .433, p = .000, F = 24.98 [2], f 2 = .205) y asistencia a la iglesia (β = .149, p = .024, F = 24.98 [2]) son predictores del comportamiento prosocial. Mientras que en el modelo tres, la variable gratitud (β = .438, p = .000), asistencia a la iglesia (β = .175, p = .008) y religión extrínseca social (β = -.144, p = 0.3) son predictores del comportamiento prosocial con un tamaño del efecto mediano (f 2 = .221, p = .000, F = 18.59 [3]) y una alta potencia estadística (α = .05, df = 3, 1-β = .999).
Discusión
Este estudio buscó aportar a la comprensión de los factores que favorecen el desarrollo de comportamientos prosociales, considerando a la religión y gratitud como variables que, si bien han sido asociadas con este tipo de comportamiento, requieren mayor evidencia que permita clarificar la forma en que interactúan y bajo qué circunstancias.
El primer objetivo fue comparar los niveles de comportamiento prosocial de personas religiosas y no religiosas. Se encontró mayor comportamiento prosocial sólo en quienes asisten a una iglesia, aunque con un bajo tamaño del efecto y potencia estadística. Mientras que el sentimiento de pertenencia a una religión y la creencia en Dios no mostraron diferencias significativas en los niveles de prosocialidad. Probablemente es la congregación en una comunidad religiosa la que favorece los comportamientos prosociales, puesto que permite el aprendizaje de valores, normas, costumbres y prácticas de benevolencia en sus fieles (Cuadra et al., 2019; Einolf, 2013; Gou et al., 2018; Saroglou, 2013). En esta misma línea, Xygalatas et al. (2016) señalaron que las iglesias y templos son lugares que se asocian a una mayor manifestación de comportamientos prosociales, en comparación con otros contextos, lo que podría considerarse como un tipo de prosocialidad parroquial (Ritter & Preston, 2013).
Con el propósito de aportar evidencia a la comprensión del comportamiento prosocial endo y exogrupo, de personas que pertenecen y asisten a un grupo religioso, se trazó el segundo objetivo de este estudio. Se encontró que la prosocialidad, ante la respuesta a un caso hipotético, se manifiesta tanto para el endogrupo como para el exogrupo, pero ésta varía en el tipo de ayuda brindada, en función de la cercanía del beneficiario con el endogrupo del benefactor. Básicamente, el benefactor religioso proporciona mayor ayuda material mientras más proximidad tenga el beneficiario con su endogrupo. Sin embargo, para Bulbulia y Mahoney (2008), la prosocialidad de las personas que pertenecen a un grupo religioso se orienta sólo para el endogrupo, e incluso podría favorecer los prejuicios hacia el exogrupo (Johnson et al., 2010). Desde un enfoque teórico que pone como foco de la prosocialidad al control social, Shariff et al. (2016) han señalado que las donaciones al exogrupo religioso aumentan cuando los fieles se sienten más observados por la divinidad o cuando algunos elementos contextuales activan el sentimiento de la presencia divina, lo que podría constituirse en una de las variables mediadoras de la relación entre religión y prosocialidad endo y exogrupo. Futuras investigaciones con diseños experimentales podrían probar lo anterior.
El tercer objetivo buscó determinar si se presentan diferencias en los niveles de prosocialidad, en función de lo que se podría considerar dos tipos de gratitud: hacia Dios y la gratitud general o hacia la vida. No se encontraron diferencias en los niveles de comportamiento prosocial según la gratitud hacia Dios o hacia la vida. Este hallazgo está en línea con lo reportado por Tsang y Stephen (2017), respecto de que las características del benefactor no afectan el rol mediador de la gratitud en el desarrollo del comportamiento prosocial. Sin embargo, Gulliford et al. (2019) presentaron evidencia de que la intención genuina de un benefactor, como característica particular de quien dona, es la que produciría prosocialidad en el beneficiario. Otro hallazgo del presente estudio es que, cuando se identifica a Dios como benefactor y, por lo tanto, la gratitud es hacia esta divinidad, las personas evidencian mayores niveles de comportamiento prosocial en comparación con quienes no sienten gratitud ni hacia la vida ni hacia un Dios. Este resultado se contrapone a lo encontrado por Aghababaei et al. (2018), quienes reportan que la gratitud general o hacia la vida es la que se relaciona más fuertemente con el comportamiento prosocial. Así, es necesario continuar investigando para comprender mejor la relación entre el benefactor, la religión, el tipo de gratitud y el comportamiento prosocial.
El cuarto y quinto objetivo buscaron determinar la relación entre religión, gratitud y prosocialidad, y establecer si las primeras variables son predictoras de la prosocialidad. Se encontró una relación entre estas variables, y en el caso de la religión, son la asistencia a la iglesia, la religión extrínseca personal y extrínseca social las que ocupan un papel importante. Respecto de la gratitud, si bien hay bastante evidencia de su relación con el comportamiento prosocial (Algoe et al., 2008; Grant & Gino, 2010; Kruse et al., 2014) y con la religión (Aghababaei et al., 2018; Gulliford et al., 2019; Tudor, 2015), algunos trabajos han advertido que no siempre esta variable se relaciona con el comportamiento prosocial (Gulliford et al., 2019). Lo anterior podría asociarse con el tipo de gratitud involucrada en los comportamientos prosociales, tal cual se demostró en los resultados obtenidos en este estudio. En el trabajo de Tsang y Stephen (2017), es la recepción de favores lo que genera prosocialidad, ocupando la gratitud un rol mediador en esta interacción. De esta manera, quien beneficia a otro juega un rol importante en la generación de la gratitud y los comportamientos prosociales. Además, en el presente estudio se elaboró un modelo predictivo del comportamiento prosocial, con un moderado tamaño del efecto y alta potencia estadística. En este modelo, la asistencia a la iglesia, la gratitud y la religión extrínseca social actúan como causas del comportamiento prosocial. Este hallazgo aporta evidencia sobre la relación causal de la religión con el comportamiento prosocial (Einolf, 2013; Guo et al., 2018; Johnson et al., 2016; Power, 2017; Saroglou, 2013); efecto que Ritter y Preston (2013) explican con base en tres dimensiones que componen lo religioso: los agentes religiosos, la espiritualidad y la institucionalidad.
Como limitaciones de este estudio se encuentran su bajo tamaño muestral y el hecho de que la mayoría de la muestra representa a comunidades cristianas católicas y protestantes, por lo que los resultados tienen alcances para estas religiones. Futuras investigaciones podrían considerar ampliar la muestra incluyendo otro tipo de religiones. Junto con esto, también es prudente señalar que en este estudio no se controló la deseabilidad social para la medición del comportamiento prosocial, por lo que otros trabajos podrían incluir algunas estrategias para abordar esta limitación.
Es necesario continuar avanzando en la comprensión de la relación de la religión con el comportamiento prosocial; dado que, por un lado, millones de personas en el planeta se declaran religiosas y organizan sus vidas en función de la religiosidad. Mientras que, por otro lado, la prosocialidad es un comportamiento clave para que la humanidad pueda avanzar en la solución de problemáticas que amenazan la subsistencia del planeta.