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Fronteras de la Historia

Print version ISSN 2027-4688

Front. hist. vol.23 no.1 Bogotá Jan./June 2018

https://doi.org/10.22380/20274688.320 

Reseñas

La independencia del Perú ¿Concedida, conseguida, concebida?

DANIEL MORÁN1 

1Universidad San Ignacio de Loyola, Lima, Perú Universidad de Buenos Aires, Argentina

Contreras, Carlos; Glave, Luis Miguel. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2015. ISBN: 978-9972-51-529-3. 491p.


Muchas veces se dice [que] los ciudadanos aprenden los valores cívicos no en el ánfora electoral o en la cámara de votación, lo aprenden en el campo de batalla, porque allí entienden lo que es la patria, los derechos, lo que es conquistar libertades”1. Con estas palabras introductorias, Carlos Contreras, uno de los editores del libro La independencia del Perú, sintetiza las vicisitudes políticas y la problemática social en el contexto de las guerras de Independencia del Perú, lo que útilmente puede relacionarse también con la realidad sudamericana de aquellos tiempos de revolución. Precisamente el Perú, a puertas de conmemorar el Bicentenario de su Independencia, no ha merecido un análisis profundo de las complejas relaciones sociales, políticas, económicas y culturales de los actores sociales y políticos de dicha coyuntura histórica clave en la nueva configuración política de los nacientes Estados nacionales de América. Llenar el vacío en el conocimiento de esta etapa fundacional de la historia peruana republicana representa uno de los objetivos más importantes de esta nueva publicación del Instituto de Estudios Peruanos, a cargo de los historiadores Carlos Contreras y Luis Miguel Glave, ambos especialistas en la temática amplia del texto e incisivos investigadores peruanos de nuestra realidad.

La independencia del Perú. ¿Concedida, conseguida, concebida?, a partir de la reunión de catorce investigaciones de destacados historiadores peruanos y extranjeros, resume de manera magistral los aportes centrales de la historiografía de la Independencia. Se dice muchas veces que la selección de artículos es subjetiva y guarda ciertos intereses académicos de los editores, pero, como podemos advertir en este voluminoso libro, el conjunto de textos que lo componen ha buscado en su mayor grado reunir a todas las tendencias de indagación y diversas generaciones de historiadores que han demostrado una constante preocupación por la temática independentista. En ese sentido, la lectura minuciosa y reflexiva de los textos que conforman esta obra nos abre un campo de experimentación, contraste y discusión académica sumamente atrayente a pocos años del Bicentenario.

Si bien el libro está dividido en dos partes programáticas, el debate de la independencia concedida y la revolución política y su legado, el análisis de todo el texto sugiere observar tres posiciones referentes a lo que significó la Independencia en el Perú. La primera fue el resultado de un debate acaecido en el verano de 1972 con la publicación de un texto polémico de Heraclio Bonilla y Karen Spalding que se reproduce en esta compilación (11). En esencia, para estos autores la independencia fue concedida y claro resultado de las armas de los ejércitos de San Martín y Bolívar que confluyeron en su momento en Lima, la capital contrarrevolucionaria más importante de América. Una independencia impuesta por la fuerza, a regañadientes e inconclusa, el paso de la dependencia española a la inglesa, motor de la Revolución Industrial en aquella época. Esta posición dejó traslucir las grietas sociales resultado de la dominación española de casi trescientos años, lo que se ha denominado herencia colonial y que aún puede percibirse en lo que Basadre señala como la existencia del Perú oficial y el Perú profundo.

Lo que Bonilla y Spalding defendieron en su texto fue la tesis de la independencia concedida, en oposición a la historiografía nacionalista que en 1971 había celebrado el sesquicentenario de la Independencia, en el marco del gobierno militar, con la publicación de los llamados “ladrillos blancos”, los más de cien volúmenes de la Colección Documental de la Independencia del Perú. Esta última tendencia historiográfica, parte de la historia oficial, sostenía que en un momento determinado de la historia del país los hombres de la época tomaron conciencia de su dominación por las fuerzas españolas y todos, sin distinción de razas, credos ni ideologías, lucharon por la ruptura y la libertad de la opresión del Imperio español, y que solamente en la última etapa tuvieron la colaboración de los ejércitos hermanos de San Martín y Bolívar. En realidad, la independencia no habría sido concedida por estos últimos elementos foráneos, sino todo lo contrario, el resultado de la toma de conciencia colectiva de los habitantes de estas regiones y de la necesidad histórica de lo que José Agustín de la Puente Candamo llamó el Perú mestizo (39-73).

Esta confrontación de ideas encontró en los textos, que en este libro se vuelven a publicar, de Basadre sobre las probabilidades de la independencia, de Flores Galindo sobre las clases sociales y el clásico de Scarlett O'Phelan sobre el mito de la independencia concedida, un campo abierto para la reflexión académica (9 -36). Mientras Basadre buscó probar la presencia activa de los peruanos en la independencia y se concentró en toda la costa norte, Flores Galindo se preguntó por la emergencia de clases sociales, la base social y el componente de la sociedad colonial que llevó a las guerras de Independencia, lo que catalogaría junto con Basadre como la historia de una frustración o la promesa incumplida de la vida peruana. O'Phelan desarrolló la tesis de que la independencia concedida, de Bonilla y Spalding, era un mito porque entendía la independencia como un proceso limeñista y capitalino, y no abordaba seriamente la vertiente regional de estas luchas. Por ello, propuso dos etapas en el desarrollo de estas acciones: una primera, en la cual la independencia fue netamente peruana y asumió un carácter regional en las rebeliones de Huánuco de 1812 y Cuzco de 1814 , que fue su corolario de mayor fuerza y donde los sueños de una independencia propia fracasaron por el carácter local y fragmentado de sus protagonistas; y un segundo momento, de carácter continental, y no parroquial, en las armas de San Martín y Bolívar que terminaron imponiendo triunfalmente la independencia militar en el Perú y asegurando la libertad de América, lo que el historiador canadiense Timothy Anna consideraría una libertad por la fuerza, o el propio John Lynch, una revolución ambigua (209-245).

Los argumentos mostrados hasta aquí reflejan esta gran primera parte del libro, la de la independencia concedida, que además suma la tesis de la independencia conseguida de la versión oficial. Sin embargo, lo novedoso del libro se encuentra en la segunda parte, sin que esto signifique que la primera no sea importante; más bien fue el debate de la independencia concedida contra la conseguida lo que generó los interrogantes, las disputas y, desde los años noventa, una nueva perspectiva que centró su análisis en la revolución política y su legado.

Efectivamente, las revoluciones atlánticas y la presencia de una revolución política a partir de la crisis española, como consecuencia de la invasión francesa de 1808, mostraron otro panorama para comprender los estudios de las independencias en América. El impacto de esta propuesta primigenia de François- Xavier Guerra, Jaime Rodríguez, Antonio Annino y Manuel Chuts en el Perú y América Latina ha sido fructífero (Morán). Se parte de la premisa de una revolución en términos políticos, asociados a una nueva cultura política, como denotan las investigaciones en esta compilación de Brian Hamnett, John Fisher y Víctor Peralta. Además, los argumentos claves de las investigaciones sobre la guerra en los Andes de Luis Miguel Glave, la tesis de la república letrada y el republicanismo que propone Carmen Mc Evoy, la nación subyacente y el papel del Estado de Natalia Sobrevilla, la legitimidad política desde la historia cultural y la prensa política que sostiene Daniel Morán, así como las consecuencias económicas que todo este torrente revolucionario trajo al Perú en el texto de cierre de Carlos Contreras (9-11). Estas investigaciones, en su mayoría inéditas, pueden agruparse, como indican los editores, bajo la tesis de la independencia derivada de una revolución política, empujada por causas externas a las que se sumaron los factores internos.

La propuesta general del libro es ofrecer al público especializado y al ciudadano en general una selección minuciosa de las diversas tendencias historiográficas de este proceso histórico, es decir, cómo estos eventos y acontecimientos centrales en la historia peruana han sido estudiados por los distintos historiadores y cuáles han sido sus balances, debates y aportes. Desde nuestro punto de vista, la lectura total del texto muestra que el consenso no es su característica principal, sino su diversidad y sus análisis contrapuestos, pero eso es precisamente lo que los editores buscaron: mostrar, reflexionar, debatir y opinar críticamente con respecto a un periodo de la historia del Perú que marcó un hito fundacional en este complejo y caótico pero querido país. Faltaron quizás algunos nombres, alguna perspectiva, como la de los sectores populares, o quizá la de la historia de los conceptos políticos, pero ante tanto vacío y banalidad de las publicaciones de los libros de historia, la circulación de este texto editado por Contreras y Glave constituye una proeza y un motivo de fiesta académica, a la espera de su aguafiestas, la de un Heraclio Bonilla de los años setenta o las punzantes tesis de un clásico oráculo intelectual como Pablo Macera.

Todo libro tiene sus aciertos y sus incertidumbres, o su panorama auspicioso de lo que pudo ser o se pudo agregar para hacerlo más consistente y atrayente a los lectores especializados y al público interesado en estos temas. Esto no invalida la importancia y la contribución fundamental de la obra, que será texto de consulta obligatoria en todos los niveles educativos y que busca generar más polémica, debate y experimentación, algunos de los principios básicos de todo conocimiento que asume un carácter científico. Desde esa perspectiva, finalmente, una sugerencia: a menos de cinco años de conmemorar el Bicentenario oficial de la Independencia peruana, aunque bien podríamos señalar el 2014 con la rebelión del Cuzco como nuestro momento inaugural, considero que las investigaciones sobre esta coyuntura histórica clave en la historia de América Latina deben partir de esa premisa: una versión continental de la Independencia, porque hoy no es suficiente con un estudio de carácter nacional, sino que se hace necesario, incluso imprescindible, un texto y muchas investigaciones que ayuden a comprender la historia de las guerras de Independencia en toda su amplitud, y eso equivale a reconocer el carácter vinculante, relacionado y a su vez complejo de estos acontecimientos. En otras palabras, abogamos por la propuesta de una historia conectada de la Independencia, en la cual las relaciones, los vínculos y los intereses sociales, políticos, económicos y culturales representen un todo en el amplio espacio americano que buscó, luchó y consiguió la independencia de nuestras naciones, en la actualidad los Estados nacionales latinoamericanos.

Bibliografía

Morán, Daniel. Batallas por la legitimidad. La prensa de Lima y Buenos Aires durante las guerras de Independencia. Lima: Fondo Editorial de la Universidad de Ciencias y Humanidades, 2013 [ Links ]

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