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Revista Facultad Nacional de Salud Pública

Print version ISSN 0120-386XOn-line version ISSN 2256-3334

Rev. Fac. Nac. Salud Pública vol.30 no.1 Medellín Jan./Apr. 2012

 

INVESTIGACIONES

 

Representaciones sociales del consumo de drogas en un contexto universitario, Medellín, Colombia, 2000

 

Social representations of consumption of drugs in a university context, Medellin, Colombia, 2000

Silvia Henao H.1

 

1 Profesora Facultad Nacional de Salud Pública, Universidad de Antioquia, Postdoctorado en Antropología Social, Abogada, Magíster en Salud Pública. Correo electrónico: silhenao@hotmail.com

Recibido: 15 de noviembre de 2011. Aceptado: 27 de diciembre de 2011.


Henao S. Representaciones sociales del consumo de ''drogas'' en un contexto universitario, Medellín, Colombia, 2000. Rev. Fac. Nac. Salud Pública 2012; 30(1): 26-37

RESUMEN

OBJETIVO: identificar y caracterizar las representaciones sociales sobre el consumo de drogas en un contexto universitario. METODOLOGIA: se construyó un marco de referencia recogiendo los aportes del interaccionismo simbólico, la etnografía interpretativa y el análisis textual. La recolección de información se realizó mediante 27 entrevistas semiestructuradas y 7 grupos focales. A su vez, se aplicó como técnica de análisis el Paradigma de Lectura, propuesto por la hermenéutica culturalista de corte antropológico. RESULTADOS Y DISCUSION: se evidenciaron representaciones sociales como: el uso de drogas como elemento socializador, facilitador de relaciones sociales; y como un elemento que da sentido a la vida, que ponen al sujeto en un contexto donde es aceptado. CONCLUSION: en los significantes de las drogas aparecen formas de conocimiento socialmente construidas que generan, desde las funciones de las representaciones sociales, satisfactores que permiten, a partir de la comunicación, la construcción de lenguajes que forjan identidad dentro del grupo y beneficia la adaptación al entorno social universitario.

Palabras clave: consumo de drogas, representación social, universidad, sustancias psicoactivas.


ABSTRACT

OBJECTIVE: To identify and characterize the social representations of drug use in a university context. METHODOLOGY: a framework was built by collecting the contributions of symbolic interactionism, interpretive ethnography, and textual analysis. Data collection was performed through 27 semistructured interviews and 7 focus groups. Likewise, the Reading Paradigm, proposed by a cultural hermeneutics of anthropological nature, was used as an analysis technique. RESULTS AND DISCUSSION: we observed social representations such as drug use as a socializing element facilitating social relations and as an element that gives meaning to life by putting the subject in a context where he or she is accepted. Conclusion: certain socially constructed forms of knowledge appear in the signifiers of drugs. They generate, through the functions of social representations, satisfiers that make it possible, through communication, to construct languages that shape the identity within the group and favor adaptation to the social environment of the university.

Keywords: drug use, social representation, university, psychoactive substances.


 

 

Introducción

El acto de consumir drogas no es un fenómeno exclusivo de la modernidad, sino una experiencia que ha acompañado al ser humano a través de la historia en todas las culturas del mundo, donde juega un rol importante en su construcción y desarrollo. Esta alteración del estado de ánimo se considera un universal antropológico [1].

Según la Organización Mundial de la Salud (oms), droga psicoactiva es toda sustancia que introducida en un organismo vivo por cualquier vía (inhalación, ingestión, intramuscular, endovenosa) es capaz de actuar sobre el sistema nervioso central, provocando una alteración física y psicológica, la experimentación de nuevas sensaciones o la modificación de un estado psíquico, es decir, capaz de cambiar el comportamiento de la persona, y que posee la capacidad de generar dependencia y tolerancia en sus consumidores. Según esta definición, son drogas la marihuana, cocaína, pasta base, éxtasis, heroína, tabaco, alcohol y algunos fármacos [2].

De acuerdo con Gamella y Álvarez, se define como drogas psicoactivas a un conjunto de sustancias extraídas de plantas o fabricadas en laboratorios que, en dosis relativamente pequeñas, ejercen un poderoso efecto sobre el sistema nervioso central, al afectar la percepción, la cognición, el estado de ánimo, la conciencia o la conducta [3]. En este sentido, la morfina, la cafeína, la nicotina, los barbitúricos, la fluoxetina, cannabis, alcohol, son drogas. Estos compuestos aparecen en productos como el café, el tabaco, el opio, las hojas de coca, las bebidas que contienen cola, las pastillas de barbitúricos, anfetaminas, antidepresores, entre otros.

Convencionalmente, el término adicción se refiere al hecho de que ''una sustancia o actividad puede producir una compulsión a actuar que está más allá de la capacidad de autocontrol del individuo'' [4]; los criterios se han complejizado desbordando este sentido, de tal manera que en las ediciones más recientes de manuales y diagnósticos se está abandonando esta categoría, sustituyéndola por la de ''uso problemático'' [5].

Asimismo, Gamella y Álvarez afirman que aunque las drogas solo son un elemento a considerar en el impacto sociopolítico y sanitario que produce su consumo, es importante destacar que hay notorias diferencias farmacológicas entre unas sustancias y otras en aspectos decisivos para la conducta individual y el control social, por ejemplo, la naturaleza y duración de sus efectos neuronales, la metabolización por el organismo, su poder de refuerzo y habituación, y tolerancia [3]. Además, la presentación, las dosis, la vía de administración, la frecuencia de uso, son también factores cruciales para distinguir los efectos que estas sustancias producen en el organismo humano, afectando así el uso que se hace de ellas en una cultura específica.

Gamella apunta a que las drogas han sido usadas con propósitos religiosos, terapéuticos y festivos, tales como la búsqueda del trance y de la posesión, o para entrar en contacto con lo que se define como ámbitos sobrenaturales o preternaturales de experiencia, o para la adivinación, la profecía, o para aliviar condiciones físicas o psíquicas adversas. Igualmente se han usado para celebrar transiciones sociales relevantes, para escapar a condiciones ordinarias de existencia, realizar tareas rutinarias y ordinarias y para sostener el trabajo y la obligación cotidiana [5].

Contexto global

Según el resumen ejecutivo del informe mundial de drogas de 2009, la Oficina de las Naciones Unidas contra droga y el delito (unodc) ''estima que en el año 2007 entre 172 millones y 250 millones de personas consumieron drogas ilícitas por lo menos una vez el año anterior. No obstante, estas elevadas cifras incluyen a muchos consumidores ocasionales que tal vez han probado drogas solo una vez en todo el año''. Además, según las estimaciones de la unodc ''en 2007, había entre 18 y 38 millones de consumidores problemáticos de drogas de 15 a 64 años''. El mismo informe expresa que las drogas plantean diversos problemas para las diferentes regiones. Por ejemplo, en África y Oceanía, se presentan más personas para tratamiento de problemas causados por el cannabis que por ninguna otra droga (63% en África; 47% en Australia y Nueva Zelanda) [6].

En cambio, los opiáceos fueron la principal droga tratada en Asia y Europa (65% y 60%, respectivamente). La cocaína fue más prominente en América del Norte (34%) y América del Sur (52%) que en las demás regiones; y los estimulantes de tipo anfetamínico (eta) estuvieron más generalizados en Asia (18%), América del Norte (18%) y Oceanía (20%). El cannabis sigue ocupando un lugar cada vez más importante en las demandas de tratamiento de la toxicomanía en Europa, América del Sur y Oceanía desde fines del decenio de 1990; y actualmente los eta representan una mayor proporción de los tratamientos por consumo de drogas en América del Norte y del Sur que en el pasado. Muchos Estados miembros se están esforzando por ampliar sus respuestas a la toxicomanía entre sus nacionales. Recientemente la unodc y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han comenzado una labor programática conjunta para mejorar la calidad y la capacidad del tratamiento de la toxicomanía en todo el mundo [6].

En 2006 la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas de la Organización de los Estados Americanos (CICAD/OEA), entre otras instituciones, participó en el primer estudio comparativo sobre consumo de drogas en población escolar de secundaria de varios países latinoamericanos, en el cual se encontró que la droga de mayor consumo entre los estudiantes fue el alcohol, principalmente en Colombia, el tabaco y la marihuana se presentó más en Chile.

Contexto local

En consonancia con lo ocurrido en otros países de su entorno, Colombia viene experimentado cambios en la dinámica interna de producción, tráfico y consumo de drogas psicoactivas, lo que ha obligado a reconocer a expertos y autoridades que es crucial promover los esfuerzos de control de demanda, tanto como se enfatizan los de control de oferta [7].

En las últimas décadas el consumo de drogas en Colombia viene en un preocupante ascenso, admitió el coordinador del programa del Ministerio de la Protección Social contra la adicción a las drogas, Aldemar Parra, quien subrayó que la edad promedio de inicio de la población está cerca de los 11 años [8].

En un reciente estudio elaborado por las autoridades de Colombia en el sector educativo, con entrevistas a 100.000 estudiantes de 12 a 19 años se destacó que de un 9% a un 10% de estudiantes colombianos están consumiendo drogas lícitas (alcohol o tabaco) e ilícitas'', advirtió Parra, para resaltar que el 80% de los estudiantes en Colombia están consumiendo alcohol y cerca del 46% consumen tabaco. Además, agregó que la marihuana sigue en el primer lugar de consumo, con el 8%, seguida de la cocaína, con el 7% [9].

Consumo en Medellín

En el análisis de la problemática de Medellín se confirma que los principales motivos para iniciar el consumo de sustancias psicoactivas, en los jóvenes escolarizados y universitarios de Medellín, tienen que ver con la curiosidad, la búsqueda de diversión y de nuevas sensaciones. Igualmente, se determina que los jóvenes acceden principalmente a las sustancias psicoactivas para su consumo en la calle, en el vecindario, casas de vicio, a través de amigos o compañeros de estudio, en licoreras, bares, tabernas, discotecas y por medio de venteros ambulantes.

Un estudio sobre representaciones sociales (RS) de las drogas en España es de los pocos antecedentes sobre el tema que se encontraron en sociedades hispanohablantes y de ciertas similitudes conceptuales y valorativas, por lo que sirve, salvando las distancias, como elemento de contraste con el contexto que aborda este estudio [10]. El estudio citado sobre España contrasta con otro estudio cualitativo de las RS sobre el consumidor y el consumo de sustancias psicoactivas realizado en la ciudad de Medellín, entre 1999-2000 [11]. En estos se concluyó que los consumidores se representan como personas no responsables del consumo, asumen una posición de víctimas, plantean que sus vidas han sido determinadas por factores externos sobre los cuales no tienen el menor control y, por lo tanto, han generado una dependencia.

Los consumidores perciben también el consumo como una manifestación de la individualidad. Esta representación se construye a partir de la forma como subjetivamente analizan sus condiciones de vida y su historia personal

Consumo en el ámbito universitario

A partir de la información aportada sobre consumo de estudiantes universitarios en Medellín, se manifestó que en el ámbito universitario para los años 1999, 2001 y 2004, el alcohol y la cocaína presentaron un aumento importante para el año 2001, el consumo de cigarrillo presentó poca variación entre 1999 y 2001 y hubo un descenso para 2004; y el consumo de marihuana a diferencia de las demás drogas disminuyó en 2001. Asimismo, se presentó un equilibrio de consumo con respecto al sexo, presentándose que el consumo de las mujeres se niveló con el de los hombres, principalmente para alcohol y tabaco, algo similar se observó en la marihuana y cocaína, pero en una menor proporción.

La Universidad de Antioquia, gracias a los estudios realizados con la colaboración de otras instituciones de educación superior, realizó un perfil epidemiológico del consumo de psicoactivos de los estudiantes en el año 1998. Este diagnóstico muestra la necesidad de promover estrategias preventivas en el contexto universitario. De acuerdo con esto, el consumo de drogas es una problemática que se incrementa y produce efectos de deterioro en la calidad de vida de las personas que conforman dicha comunidad.

Para mitigar esta problemática, la Universidad de Antioquia creó el Departamento de Promoción de la Salud y Prevención de la Enfermedad, el cual orienta sus acciones al fomento y a la promoción de hábitos y estilos de vida saludables, y a la prevención de enfermedades, situaciones críticas y factores de riesgo de la población universitaria; y cuyos programas se han desarrollado bajo el enfoque de que la promoción de la salud debe contribuir al pleno desarrollo de las personas y a la construcción de una sociedad más justa y saludable.

Contemporaneidad del consumo

La dinámica contemporánea del consumo y comercio de drogas es desafiante y muestra que factores como la globalización, la tecnificación y la comunicación han desplazado el uso tradicional de las drogas, regulado normativamente y con clara significación cultural y han impuesto nuevos patrones de consumo caracterizados por sustancias y métodos cada vez más accesibles y potentes [1]. Algunos analistas atribuyen al cambio cultural, en la relación con las sustancias, los efectos indeseables que hoy hacen de este fenómeno un problema digno de políticas públicas coherentes.

Hoy sabemos que sectores de la sociedad, especialmente jóvenes, encuentran en las drogas un medio funcional para afrontar situaciones problemáticas, tales como la falta de oportunidades, la exclusión, la poca fe en el futuro, el desempleo y la violencia. Pero, también es claro que el consumo ocurre con demasiada frecuencia en grupos perfectamente integrados y con plenas oportunidades [12].

En la contemporaneidad, las drogas también tienen nuevas dimensiones relacionadas con la producción masiva de las mismas, situación promovida por el mercado y consumo mundial, llegando a convertirse en mercancías determinantes en el desarrollo de economías transnacionales. La producción y el comercio a gran escala, las ha hecho más baratas, accesibles e incluso atractivas para amplios sectores de la población mundial.

En la mayoría de las sociedades contemporáneas, al imponerse el consumo al uso tradicional, la relación social con las drogas se ha vuelto problemática, dado que el control cultural se ha quedado corto en términos sociales y simbólicos; este vacío ha sido tratado por los poderes políticos, económicos y religiosos, que no siempre están en consonancia con las particularidades de los diversos contextos que coexisten en los Estados.

También en la actualidad, los sujetos no solo usan drogas en el sentido tradicional para alterar la conciencia; ahora la sociedad pone sobre ellos un juicio moral: ''los drogadictos son enfermos, la drogadicción es innecesaria, la experiencia que provoca es efímera y acaba con su vida'' y, este juicio se solapa, camufla y esconde en la palabra consumo. En síntesis, en la sociedad marcada por la sobreproducción de bienes y servicios, el concepto de consumo desplaza al de uso [13].

Por mucho tiempo se concibió, de manera equivocada, que la condición lícita o ilícita de estas sustancias guardaba relación directa con su potencial nocivo o adictivo. Hoy se reconoce que la condición legal o ilegal es más una argucia política, cultural y social y no guarda relación alguna ni se compadece con el impacto que su uso ejerce en la sociedad y en la salud pública pues, si así fuere, sustancias como el tabaco o el alcohol, deben estar completamente prohibidas. Esto por supuesto, es uno de los más grandes desafíos si se tiene en cuenta el fuerte arraigo cultural a este tipo de sustancias legales y las RS vigentes frente a su uso.

Situaciones y condiciones de consumo

Gamella y Álvarez ofrecen un modelo de consumo de drogas de acuerdo con dos parámetros: la frecuencia del consumo y la necesidad percibida y manifestada por el consumidor, es decir, su relativa pérdida de control sobre el consumo y sus consecuencias [3].

Esos dos parámetros se correlacionan con otras dimensiones importantes, como lo son las dosis utilizadas y las motivaciones centrales. Aunque la relación es compleja, desde esta perspectiva, los consumos no terapéuticos se ubican en un continuo multidimensional que va de los menos estructurados y de más baja intensidad, a los más reiterados, intensivos y compulsivos. En ese continuo podemos establecer consumos experimentales, ocasionales, regulares, intensificados y compulsivos [3].

La compulsión o uso problemático puede existir y no ser percibido como problema, sobre todo si la droga es asequible, barata y abundante, como en el caso de la nicotina y el alcohol, casi siempre al alcance del común de las personas.

Delitos vinculados con las drogas

Existe vinculación entre las drogas psicoactivas y los delitos, sobre todo contra la propiedad, pero también los delitos con violencia y, por supuesto, los que conciernen al comercio de drogas ilegales, que a menudo incorporan hechos violentos. La relación entre consumo de drogas y delincuencia no es directa, pero si están vinculados. Las personas podrían cometer delitos bajo el efecto de las drogas; también podrían hacerlo para financiar su consumo de drogas. Además, la mayoría de los países prohíben el cultivo, la manufactura, la posesión, el consumo, la adquisición, la venta, la distribución, la importación o la exportación de drogas. Los datos sobre delitos directos son los más fácilmente disponibles y pueden agruparse en delitos relacionados con el consumo personal y delitos más graves relacionados con el tráfico de drogas. Estos datos son importantes y reflejan tanto el alcance de la actividad relacionada con las drogas como el de las actividades de lucha contra la droga [14].

De acuerdo con lo anterior, el presente estudio pretende conocer las representaciones sociales del consumo de drogas presentado en un contexto local, específicamente, universitario. Las respuestas construidas en el desarrollo de este trabajo, aportan elementos para comprender la situación de los jóvenes en la ciudad y la forma como participan en ella, al hacer del consumo de drogas un espacio de análisis, a través de la recuperación de las voces de las comunidades de sentido que coexisten en este escenario; es un ejercicio de construcción social del conocimiento compartido y común, y en consecuencia es participativo; por lo tanto, este carácter lo legitima como fuente de consulta para la formulación de intervenciones orientadas hacia la prevención.

Asimismo, este proyecto se justifica porque contribuye al fortalecimiento de la Universidad de Antioquia como espacio de búsqueda, desarrollo y difusión del conocimiento, que permiten cumplir con principios como la responsabilidad social, autonomía, universalidad, libertad de pensamiento, convivencia, excelencia académica, interdisciplinariedad, participación, entre otros, establecidos en su Estatuto General [15], y con la formación integral a través de programas orientados a mejorar condiciones de vida que articulen lo académico, laboral y personal.

 

Metodología

La metodología asume un modelo teórico, dado que la investigación se fundamentó en el marco conceptual de las Representaciones Ssimbólicas CRS de Moscovici, desde la óptica del interaccionismo simbólico, para la comprensión y análisis de los hallazgos. La RS se entiende como el conocimiento del sentido común, cuyo objetivo es comunicar y sentirse dentro de un ambiente social que se origina en el intercambio de comunicaciones del grupo social. El interaccionismo simbólico es una de la orientaciones metodológicas que comparten las ideas básicas del proceso hermenéutico, o interpretativo. Trata de comprender el proceso de asignación de símbolos con significado, al lenguaje hablado o escrito y al comportamiento en la interacción social.

La investigación se desarrolló a partir de un conjunto de acciones orientadas hacia la priorización del punto de vista de los actores, de manera tal, que los datos resultaron de la interacción dialéctica entre los participantes, la investigadora y el contexto. A partir de esta interacción se consideró a la investigación como acto comunicativo, como un grupo de conversaciones sobrepuestas y estructuradas por la investigadora; aquí el término conversación hace referencia a los procesos de preguntar, actuar y responder. La metodología aplicada constó de dos componentes fundamentales: etnografía interpretativa y análisis textual hermenéutico.

Se constituyeron diversos grupos de sentido, en los cuales se ven representados los diferentes actores que conforman la universidad, que partieron del interés voluntario y espontáneo de cada participante. Los criterios de inclusión empleados para la construcción de dichos grupos fueron: la autonomía, la temporalidad*, la diversidad; las variables consideradas fueron: vinculación a la universidad (estudiantes de pregrado y posgrado, docentes vinculados de tiempo completo, empleados públicos, contratistas), grupos de edad y género, nivel de educación.

Para captar las personas a entrevistar, se realizó convocatoria pública a través de diferentes canales de comunicación (carteleras de todas las unidades académicas, internet, teléfono).

Se realizaron 27 entrevistas individuales y 7 grupos focales, conformados por personas diferentes a las entrevistadas, con previo consentimiento informado; de las cuales participaron estudiantes de los programas de filosofía, antropología, sociología, psicología, trabajo social, química farmacéutica, medicina y salud pública, matriculados en programas locales y regionalizados, pertenecientes a estratos 1,2 y 3 (siendo los estratos más bajos). También participaron profesores de los programas de artes, derecho, filosofía, química farmacéutica y salud pública, todos con un nivel educativo de postgrado y con un tiempo de vinculación con la universidad, que oscila entre 3 y 27 años, pertenecen a estratos socioeconómicos clasificados en 3, 4 y 5.

Los empleados públicos entrevistados están vinculados a la universidad en forma permanente, llevan trabajando un tiempo que oscila entre los 14 y 22 años, en cargos de dirección (el rector) y administración (jefe de sección, secretaria y aseo); poseen un nivel de educación secundaria (dos personas) y universitarios con postgrado (dos personas); pertenecen a los estratos socioeconómicos 3, 4, 5, y 6. Y los contratistas, propietarios de las cafeterías de la universidad.

Las áreas temáticas principales abordadas en las entrevistas fueron el significado de las drogas y el origen del significado de las mismas. Para la sistematización y análisis de la información se utilizó el programa Ethnograph ® según la coherencia de los objetivos y dimensiones de análisis; de igual forma, se creó un sistema de códigos y categorías para organizar la información transcrita, luego se abordaron las categorías para el análisis e interpretación.

 

Resultados

Las categorías principales resultantes de la investigación fueron las relacionadas con los significantes, estructuras de significación, las RS y mundos de referencia de las drogas. La figura 1 muestra un modelo donde se relacionan estos elementos para dar a conocer las RS de los entrevistados.

 

Significantes

Se encontró que los significantes de los entrevistados se pueden agrupar en dos: fenómeno y problema, a cada uno le correspondió un significado.

Significante fenómeno

El fenómeno se ve asociado al contexto, a ese entorno sociocultural que reclama desde los espacios unas actitudes acordes con el mismo y desde las cuales el individuo asume la libertad de consumir, conducta que se debe respetar por parte de las instituciones, puesto que se trata del respeto las libertades individuales.

En cambio, se asume como problema, al momento de entender la droga como algo que afecta a la persona dentro del espacio colectivo y determina unas patologías sociales y una afectación del orden social establecido. La persona no aparece como responsable que decide consumir en un acto de voluntad y autonomía, no aparece como sujeto, sino como un ente, sin capacidad de discernir, que es empujado al consumo por fuerzas oscuras. ''Y el fenómeno, pues para mí lo veo como, como más colectivo, una situación social colectiva, que en algún momento todos, de alguna manera participamos de él, cierto.'' (GF01)

La mayoría de los entrevistados consideran que si bien es cierto que el consumidor es un sujeto individual, también lo es el hecho de que en el consumo como fenómeno está implicada toda la sociedad y su construcción; en este sentido, la tendencia es pensar la droga como un fenómeno social que se materializa como problema en los individuos.

En relación con las estructuras de significación presentes en los conocimientos sobre las drogas en los entrevistados, se identificó la tensión entre ciencia y sentido común, en la cual tiene más peso el segundo, situación paradójica en un contexto universitario, dado que a la lógica epistémica se impone la doxástica, al tener más fuerza la fórmula de ''yo creo'' que la de ''yo sé''.

Las estructuras de significación relacionadas con la explicación dada al consumo en la universidad, se caracterizan por presentarla como un espacio del saber, que no es factor de riesgo para el consumo, pero sí es lugar para el consumo, y esto sucede por múltiples situaciones sociales de las que no se puede abstraer la Universidad.

Significante problema

Las personas reaccionan ante la palabra ''droga'', cuando utilizan enseguida conceptos como ''problema'', y la necesidad de ''superarlo'', al proponerlo como un flagelo social. Se enfatizan los efectos negativos, y se reclama la educación como el elemento para superarlo. Además, como problema, el consumo es algo que trasciende el ámbito universitario e irriga todos los espacios de la sociedad.

''Es un problema educativo, es un problema de comprensión, es un problema social, es un problema de acercarse a la gente, es un problema de ayudarle a superar a la gente una situación. Es un problema también de tratamiento médico''. (E17: mujer 54 años, profesora artes)

La poca claridad que las instituciones tienen frente a las drogas, terminan por favorecer el consumo y la distribución de ellas. Sumado a lo anterior, los entrevistados manifestaron que el consumidor en la universidad es estigmatizado respecto al consumo de determinadas sustancias no aceptadas socialmente. Esta estigmatización impide que se aborde de manera abierta todos los aspectos de la problemática de las drogas al interior de la universidad.

Justificación del consumo

Se destaca el hecho de que algunos participantes justifican el consumo como algo recreativo, de distracción, o para rehusar problemas, en especial cuando se trata de ingerir bebidas alcohólicas; es una actividad que los saca de la rutina, que rompe con la cotidianidad y permite conocer a los compañeros en espacios diferentes al de la academia, es una forma de establecer otros nexos entre las personas que comparten el campus y las clases en la Universidad. Algunos informantes señalan que las situaciones familiares difíciles pueden incidir para que el joven consuma drogas y, por tanto, lo que pasa en el núcleo familiar se refleja en lo social y la universidad no es ajena a esta problemática. Este consumo trae como efecto, según los entrevistados, el deterioro de la persona y la moral pública, más no mencionan los daños orgánicos, psicológicos, conductuales y sociales en un orden determinado.

''El alcohol es un fenómeno, por ejemplo en mi facultad es un fenómeno de los viernes, cuando se sale a los negociecitos del frente, a todos estos barcitos, pero yo lo veo más como algo recreativo'' (E14: hombre 19 años, estudiante química farmacéutica).
''Para mí la droga es, acá dentro de la misma universidad... como forma de esquivar problemas o, distraerse''. (GF07)

De otro lado, algunos consumidores se autodescriben como viciosos, un término cuyo significado es sinónimo de inmoralidad, desenfreno, depravación, perversión, libertinaje, degeneración, escándalo, exceso, entre otros. ''...Nunca le negué ser viciosa a nadie, justamente porque creía en eso, que eso no es la persona, es otra experiencia de vida, donde uno se busca. Uno toma lo bueno que allí hubo y paga las consecuencias de eso después''. (E12: mujer 32 años, estudiante psicología).

Relación universidad - consumo

El consumo de drogas se presenta como una experiencia que se vive en la universidad; se considera que no necesariamente es algo que lo va hacer adicto, los jóvenes pueden experimentar y no seguir consumiendo. Algunos consideran, incluso, que es un elemento que se asocia a los estudiantes universitarios y esencialmente a los de la de Universidad de Antioquia.

''Un muchacho entra bien, entra como medio tranquilo, es un muchacho con dificultades económicas, con dificultades en la familia y aquí rapidito lo ingresan a ese mundo de las drogas. Algunos miembros de la sociedad asocian a estudiantes de la UdeA como consumidores de drogas'' (E17: mujer 54 años, profesora artes)

Sin embargo, para la mayoría de los entrevistados, el ingreso a la universidad no es la causa del consumo; afirmaron que quien consume en ella, seguramente lo hacía desde la secundaria o en ambientes familiares o sociales diferentes. ''...El muchacho que llega a la universidad, si es drogadicto no es que la pruebe en la universidad por primera vez, yo creo que ya tuvo una experiencia previa en décimo o undécimo, o en la secundaria...'' (E11: mujer 47 años, profesora salud pública).

Existe todo un entramado social en el cual muchos sujetos antes de entrar a la universidad ya han consumido drogas; la universidad como reflejo de la sociedad termina creando unos espacios, que si bien no son legales, si se van legitimando y asumiendo como espacios propios para el consumo, con la diferencia de que en las calles de la ciudad estos son considerados sumideros urbanos y al interior de la universidad espacios de interacción intelectual y académica.

A su vez, el consumo se refleja como un fenómeno producto del entrecruzamiento de variables individuales y sociales, de las que se destaca la interacción social como causa principal del consumo personal, es decir, el hecho de tomar un café o fumar un cigarrillo para socializarse es asumido por la institución universitaria como una práctica normal que puede convertirse en adicción.

''...no sólo la droga causa adicción, causa adicción todo lo que uno consuetudinariamente o repetitivamente hace en el transcurrir de la vida, porque así como le causa adicción la droga, le causa adicción un tinto, le causa adicción un cigarrillo, le causa adicción cualquier práctica que usted haga diario...'' (GF07: mujer 51 años, profesora salud pública)

 

El problema del consumo desde lo legal

En el contexto universitario las disposiciones jurídico- legales frente al consumo que expide la institución son generalmente retomadas de las que expide el gobierno central. Por lo tanto, la institución adolece de políticas concertadas con los estamentos universitarios y coherentes con la realidad universitaria.

''...me parece que aquí lo que hay son disposiciones gubernamentales que no permiten una permanente retroalimentación, o sea tenemos normas que parten de que ya hay un problema y no miran la posibilidad de que la universidad llegue a acuerdos, en lo que hemos denominado problema, con una cierta lógica...'' (E20: varón, 55 años, profesor de derecho).

Además, se ha distinguido una asociación directa entre consumo de droga y delincuencia; relación que hace que este fenómeno tenga una mezcla entre delito y depravación, al permitir que las concepciones judeocristianas de la culpa y el castigo permeen la concepción jurídica y social sobre lo que debe ser la normativa.

Esto acarrea que el problema involucre a quien comercia y a quien consume, incluso en el contexto universitario. El manejo de una economía subterránea que genera altas ganancias hace que sitios institucionales sean tomados como espacio de distribución; es un negocio de alta rentabilidad y no hay ética que lo limite. ''El jíbaro aquí, en el lenguaje de la Universidad, es el que trae la mochila llena de cosas de drogas y les vende ahí. Es que no es sino uno asomarse al balcón del bloque 24 y ahí están.'' (E17: mujer 54 años, profesora artes).

Existen muchos intereses en juego de las personas que propician el consumo, y por esta razón se dificulta el control. Se cuestiona, por ejemplo, el financiamiento de la educación colombiana con dineros provenientes del consumo de alcohol y tabaco. Esto se mantiene a pesar del impulso de propuestas que se vienen desarrollando al interior de la universidad, que se refieren a facultades libres de humo de tabaco. Además, se crean argumentos por parte del gobierno para evadir la responsabilidad sobre las verdaderas causas que originan el problema.

''Los Estados patrocinan la venta y el consumo del cigarrillo, del tabaco y entonces uno encuentra una gran contradicción: cuando uno de los principios fundamentales de un Estado es conservar la salud de sus pobladores, de sus ciudadanos y el mismo Estado tiene el monopolio del tabaco, lo expende, lo vende, lo permite.'' (E22: hombre 43 años, aseador).

''...cuando uno se está fumando un cigarrillo, o cuando se está tomando un trago de aguardiente, sabe que parte de las ganancias de esto van a ir a apoyar hospitales...'' (E14: hombre 19 años, estudiante de química farmacéutica).

 

 

Estructuras de significación

Las estructuras de significación son los lugares culturales y sociales. El espacio universitario tiene una valoración social significativa para la comunidad no universitaria; el consumo en este espacio es diferente al que se realiza en otros espacios –la calle, la esquina, los parques...– pues las personas no lo hacen por las mismas razones. El lugar es algo que se observa en la cotidianidad del consumo en la universidad, el no lugar se lee en otros espacios diferentes a la universidad y sus alrededores, que tienen relación con la vida cotidiana del consumidor.

La ubicación de las drogas como elemento articulador de las relaciones intersubjetivas está por encima del conocimiento que sobre los efectos percibidos tienen algunos de los entrevistados, dado que una cosa es la forma de conocer y otra muy diferente es la manera de actuar y las prácticas que se tienen con respecto al fenómeno. ''...El significado uno lo aprende en la vida, a mí me ha tocado convivir con los que consumen o han consumido drogas prohibidas y muy cerquita de ellos he estado. Y me ha tocado consumir...'' (GF01).

Las razones que explican que al interior del campus se consuma drogas, se ven permeadas por asuntos de opinión personal, elementos que difícilmente se ven sometidos al debate, dado que son pocas las personas que se atreven a dar razones para que dentro de la institución se distribuya y consuma o, por el contrario, para que se asuma la universidad como un espacio libre de drogas.

''...a mí me parece que ese concepto droga es algo que se mueve dentro de la sociedad y como ser social que es uno, ahí es donde lo aprende. Lo afina en la medida que estudia, que se mueve en algunos grupos. En este caso, yo toda la vida he trabajado en la Facultad de Medicina y eso, pues, ha hecho de que se afine ese concepto.'' (GF01).

Desde el sentir y desde lo vivencial, se observa que es algo que no requiere tener un discurso para tomar la decisión de consumir o no drogas, se ve más como una experiencia que se asume o no, sin cuestionarla.

 

Representaciones sociales del consumo

Las representaciones sociales son formas de conocimiento elaboradas y compartidas socialmente, a partir de las experiencias, información, saberes y pensamiento transmitidos por tradición, educación y comunicación social. En varios de los entrevistados se evidenció el uso de drogas como elemento socializador, facilitador de relaciones sociales y elemento de configuración de identidades, una determinación social más que farmacológica del consumo y también un factor limitante para la acción social y profesional del individuo que debe dejar atrás si quiere crecer más.

''...es aceptada socialmente, y está determinada dentro del juego del rol social de las personas...'' (E06: hombre, 26 años, estudiante de antropología).
''...lo encuentra como un aliciente, bien sea de charla o de conversa.'' (E16: hombre, 48 años, propietario cafetería).
''...busqué sentido en la droga y el sentido que encontré es precisamente que tenía que dejarla, porque había algo más que hacer, porque había algo más que aprender.'' (E12: mujer, 32 años, estudiante psicología).

La representación social que induce a que las drogas tiendan a favorecer la interacción subjetiva, en términos de identificación con un grupo, incita a que se considere a las drogas como aquel elemento que da sentido a la vida, dado que pone al sujeto en un contexto donde es aceptado, es decir lo ubica en un ámbito social de reconocimiento.

Otra representación social hallada en el grupo de entrevistados, se relacionó con los efectos. Cuando se preguntó ¿por qué se consumen drogas? algunos entrevistados afirmaron que el consumo cumple con una función de restablecer un orden, noción que hace parte del binomio salud - enfermedad; el consumo de drogas, desde este punto de vista, busca brindar bienestar, a través de la alteración de su estado de ánimo o su percepción. ''... el significado de las drogas que son como medicamentos, las que nos recetan los médicos y sirven para curar enfermedades o cualquier dolencia.'' (E22: hombre, 43 años, aseador).

En un sentido amplio, se le asigna a las drogas la idea de elemento que incita a cambios de la conciencia, drogas ilegales, también aparece como algo que favorece un espacio ideal, desde un estado alterado de conciencia, para buscar alivio a dolencias o sentimientos negativos.

 

Mundos de referencia

Los mundos de referencia son comportamientos y prácticas sociales que llevan a que los sujetos se inserten en contextos específicos, en los cuales se espera que la interacción entre las estructuras de significación y la justificación se presenten desde lo simbólico, pero que en muchos casos se quedan en el ámbito de lo imaginario; es decir, son los resultados o fines que se derivan de la representación social donde el individuo se inserta.

 

Discusión

La acepción de un concepto es el elemento que le brinda la significación a una palabra, el uso cotidiano de este permite asumir la idea más difundida del mismo; por ello, se entiende regularmente como la noción social más aceptada. En este caso el precepto droga es entendido como un mecanismo que permite obtener bienestar. Es así como el significante droga abarca desde la idea de un medicamento utilizado como un elemento para restablecer la salud, hasta la idea de las sustancias psicoactivas utilizadas para entrar en estados alterados de conciencia, las cuales algunas veces son manejadas por la medicina como una alternativa terapéutica.

La Universidad de Antioquia, en tanto contexto local, se caracteriza porque las comunidades de sentido que la conforman han construido principalmente dos significantes para referirse al consumo de drogas: problema y fenómeno, ambos significantes se forman en la interacción entre historia personal y contexto sociocultural, la que incide en el tipo de experiencias que vive el sujeto y, en consecuencia, en los significantes que él construye.

Respecto al hallazgo sobre los antecedentes de inicio de consumo de drogas, percibido por la mayoría de los entrevistados como proveniente de la época escolar, motiva la mayoría de veces por la curiosidad y por la promesa de un cambio en su estado de ánimo, es confirmado en la investigación realizada por la Red para la investigación, formación y la prevención del consumo de sustancias psicoactivas en el escenario universitario (Red Unir), en 11 universidades públicas y privadas de Medellín. En esta se encontró que la procedencia escolar amplía el panorama de comprensión de la relación del consumo de drogas y la construcción de identidad en la vivencia universitaria, puesto que permite profundizar en las formas de relacionamiento que el sujeto ha construido en su historia y sus antecedentes escolares [16].

Por lo tanto, el consumo de drogas no se desprende directamente de la condición de ser universitario como lo han manifestado algunos observadores de las instituciones de educación superior públicas. Son muchos los entornos y ambientes que favorecen su inicio en edades cada vez más tempranas; no obstante, quienes ingresan con el consumo encuentran, en el entramado de ofertas y nuevas relaciones, el espacio propicio para continuar con el consumo. También, la referencia de la vida universitaria como un espacio de libertades, de diversión y de crecimiento, incide para aquellos que por primera vez experimentan las drogas en la universidad [17].

Esta conocida relación entre diversión y consumo de psicoactivos es confirmada en estudios realizados por Gallego, Hofstadt y colaboradores, en 2001 [18], y a la representación que tienen los jóvenes de las drogas, al asemejarlas con las relaciones sociales cuyo común denominador son las actividades lúdicas como bailar e ir a discotecas. Esta relación también es confirmada en estudios de Alarcão en 2000 [19] y López en 2007 [20].

Por otro lado, cuando se define a la droga como problema, el sujeto se instala en la posición de juez; y si se refiere a las drogas como fenómenos, su lugar es el de observador. Estos dos enfoques evidenciados en los hallazgos del presente estudio, contrastan con la perspectiva para abordar el tema de problema de drogas en el estudio sobre el estado del arte de toxicomanía en los países de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, realizado por el centro coordinador de la Federación Internacional de Universidades Católicas. En este estudio se presenta la tendencia a homogeneizar el problema de las drogas como si fuera un mismo fenómeno universal, atemporal y ahistórico, cuando se trata de un fenómeno plural con variadas manifestaciones según el momento histórico, la cultura, el modelo económico y la situación particular de cada país; la realidad es que los diversos significados que le asignan los sujetos y sus diferencias entre las sustancias, obedecen precisamente a lo temporal e histórico [21].

Por otra parte, se identificaron representaciones sociales de las drogas: primero, como medio, que tiene que ver con el aspecto socializante, cuando se resalta la sociedad; segundo, las drogas como búsqueda de sentido de la vida, que pone en escena al sujeto. Ambas representaciones se unifican en torno a la importancia de la propia vida y la colectividad.

En el estudio de la Red Unir se relaciona el consumo de drogas con la necesidad de interacción social, dentro y fuera de la institución y su vinculación con las actividades recreativas o lúdicas; a su vez, se enfatiza el peso de la socialización como la finalidad de la búsqueda de consumo; esto se refuerza incluso por jóvenes o consumidores. Los amigos y los espacios construidos cobran mayor importancia. En algunos casos es muy visible la necesidad de imitar a los demás, como forma de alcanzar aceptación y pertenencia. En la universidad, el espacio social está por conquistar y tiene mayor influencia en el sujeto [16].

De acuerdo con lo anterior, resulta importante resaltar que el territorio es una forma dinámica de adscripción al espacio donde se relaciona sujeto-objeto y vida social. Sobre el consumo de drogas, los estamentos universitarios reconocen algunos espacios específicos en su interior para dicho consumo: algunos de ellos son el ''aeropuerto''§, los alrededores de la Facultad de Artes, el Teatro al aire libre, etc.

Este hallazgo es confirmado por el estudio de Red Unir, en el que se evidencia que algunos espacios internos y externos de las universidades de la ciudad, facilitan la socialización y son utilizados como espacios susceptibles para el consumo de drogas lícitas e ilícitas, y son lugares a los cuales los estudiantes dotan de sentido en cuanto a las maneras de habitar, de entender y vivir su paso por la universidad. Para muchos profesores, empleados y estudiantes entrevistados en la investigación referida, la universidad está cargada de emociones derivadas de las experiencias y sentimientos que propicia la permanencia en este espacio, que representa para ellos su segunda casa; esta vivencia para algunos se relaciona con la sensación de seguridad que les genera la pertenencia a la institución.

Como efectos de consumo, se reconocieron en el presente estudio: el restablecimiento, relacionado con el hecho de que el consumo altera el estado de conciencia del sujeto y lo hace más jovial; la acumulación de riqueza, vinculada al narcotráfico, bien sea por el cultivo, producción y comercio de las drogas.

Lo anterior se refiere a la importancia perceptiva que se concede a la riqueza vinculada al narcotráfico, con sus efectos negativos sobre el conjunto social; este hallazgo es evidenciado en un estudio realizado en universitarios de la ciudad de Madrid, España, donde se muestra que las representaciones sociales sobre las drogas están asociadas a las problemáticas más profundas y estructurales, definidas como situaciones económicas, que inciden en el ámbito de lo social, no sólo en lo local, sino en lo internacional, en donde este elemento económico se articula con el terrorismo, la comercialización y tráfico de drogas [22].

Con respecto al comercio de drogas al interior de la universidad, la Red Unir también puso de manifiesto la presencia de estructuras oscuras dentro de la universidad que definen esquemas de comercialización, dada la presencia de redes urbanas que acompañan el propio conflicto de la ciudad. Este hallazgo confirma la percepción que tienen algunos entrevistados del presente estudio sobre la venta de drogas al interior de la institución. Las drogas vistas como un negocio es una perspectiva analizada y discutida en la universidad de Antioquia, mientras que en otras universidades de la ciudad este tema no se ha evidenciado en la agenda de discusión.

 

Limitaciones

Para algunas de las personas que hacen parte de la Universidad, participar en una investigación que indaga sobre las drogas y su consumo, podría convertirse en amenaza para su permanencia en la misma, a pesar que se manifestó explícita confidencialidad y respeto; sin embargo, varios entrevistados expresaron recelo y temor de que las directivas usaran los testimonios para implementar ''persecuciones'' que terminarían con la expulsión.

 

Conclusiones

Respecto a los significantes de las drogas, subyacen una serie de elementos simbólicos y sociales que permiten la construcción de comunidad de sentido. En ellas aparecen formas de conocimiento socialmente construidas que generan, desde las funciones de las representaciones sociales, satisfactores que permiten, a partir de la comunicación, la construcción de lenguajes que forjan identidad dentro del grupo y benefician la adaptación al entorno social universitario.

En la configuración de significantes y significados, los preceptos sobre las drogas pesan más sobre las estructuras de significación configuradas por el sentido común, que por lo científico. En este sentido, se observa que el consumo se rige preferentemente por asuntos de creencias y prácticas desde lo cotidiano, que por el conocimiento que se tiene del objeto de estudio.

La vida universitaria se construye al interior y fuera del campus. Es así como, algunos espacios de sus alrededores son utilizados como sitios de entretenimiento, de interacción social y consumo de sustancias psicoactivas por parte de actores de la misma, donde buscan diversión, relajación, nuevas experiencias e identidades. Sin embargo, la permanencia, o hacer parte de la comunidad universitaria no se considera factor de riesgo para el consumo de drogas, ya que buena parte de los consumidores ingresan a la universidad con la experiencia del consumo.

Sobre las causas del consumo, se identifican dos tendencias: una que reconoce como estructuras de significación presente en el consumo, el contexto social y el individuo. Otra, que identifica al sujeto, el contexto institucional y la relación de autoridad y poder que se ejemplifica en la interacción que se presenta entre los consumidores y los representantes del mando institucional de la universidad.

Se identificaron dos comunidades de sentido, respecto al paradigma prohibicionista. Una que asume la droga como un problema, que afecta y/o destruye los valores propios de una sociedad, por lo que se considera inadmisible su consumo al interior del campus. La otra, que la percibe como un fenómeno, por lo que el consumo de drogas se ubica dentro del régimen de las libertades individuales.

En relación con las representaciones sociales de las drogas, una comunidad de sentido la propone como medio, anclada en el sentido común, cuyo entendimiento forma parte de un conocimiento no necesariamente ilustrado.

 

Recomendaciones

Indagar acera de cómo la universidad puede ser un espacio público de saber y un espacio de saber público, contribuiría a democratizar los conocimientos y a fomentar la aplicación de lógicas epistémicas propias del conocimiento científico; en este caso, en torno a las drogas y su consumo.

Es preciso evidenciar el entramado sociocultural presente en el consumo de drogas, el cual contribuirá a comprender mejor el contexto universitario.

Incidir en las políticas tanto locales como nacionales, considerando al sujeto más allá de la perspectiva clínica; asimismo, es necesario tener en cuenta la subjetividad (su significación), la dimensión colectiva, al momento de abordar y conceptualizar al sujeto.

Buscar la manera de aproximarse a las concepciones que los consumidores tienen sobre el consumo y con ellos evaluar las posibilidades reales para un trabajo que impacte y se mantenga dentro del espacio universitario.

No se trata sólo de diálogo de saberes sobre la droga, es más bien un acercamiento desde las ignorancias a un fenómeno o problema que se vivencia en la universidad y que sólo se supera con la interacción de los sujetos, desde una perspectiva de diálogo entre los mismos actores.

 

Referencias

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4 Peele S. Diseasing of America. Addiction Treatment Out of Control. Boston: Houghton Mifflin; 1989.        [ Links ]

5 Gamella J. F. Modernidad y problematización del uso de drogas. Temas para el debate. España: Universidad de Granada; 1997.        [ Links ]

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7 Stimson G CK. Global perspectives on Drug Injecting 1998.        [ Links ]

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9 Colombia.com, Preocupante creciente consumo de drogas en Colombia [internet] [acceso 14 de diciembre de 2011]. Disponible en: http://www.colombia.com/noticias/autonoticias/2006/Detalle- Noticia27172.asp        [ Links ]

10 Megías E, Comas Arnau D, Elzo Imaz J, Navarro Botella J, Romaní O. La percepción social de los problemas de drogas en España. Principales conclusiones. Fundación de ayuda contra la Drogadicción. Madrid: FAD; 2000.        [ Links ]

11 Municipio de Medellín. Representaciones sociales sobre el consumidor y el consumo de sustancias psicoactivas, 2000: Municipio de Medellín; 2000.        [ Links ]

12 Pérez E, Vásquez RC. Función del consumo de sustancias Psicoactivas en la estructuración psíquica del adolescente [Especialización en psicología clínica]. Barranquilla: Universidad del Norte; 2000.        [ Links ]

13 Colombia. Ministerio de la Protección Social. Política nacional para la reducción del consumo de sustancias psicoactivas. Bogotá: El Ministerio; 2007.        [ Links ]

14 Organización de Estados Americanos. Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas. Jóvenes y Drogas en Países Sudamericano: un Desafió para las Política Publicas. Primer Estudio Comparativo Sobre Uso de Drogas en Población Escolar Secundaria de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay. Lima: Naciones Unidas; 2006.        [ Links ]

15 Universidad de Antioquia. Estatuto General. Acuerdo Superior 1 de 1994. Medellín: Universidad de Antioquia 1994.        [ Links ]

16 Red Unir, Grisales C, Toro J. La vivencia universitaria y el consumo de sustancias psicoactivas. Medellín: Red Unir; 2009.        [ Links ]

17 Red para la investigación, la formación y la prevención del consumo de sustancias psicoactivas en el escenario universitario. La vivencia universitaria y el consumo de sustancias psicoactivas. Medellín: Fundación universitaria Luis Amigó; 2009.        [ Links ]

18 Gallego E, Hofstadt C, Estévez C, López C, Castillo C. Representación social de la droga: posibilidad de aplicación práctica de un constructo eminentemente teórico. Salud y drogas 2001; (2): 275-286.        [ Links ]

19 Alarcão M. (des) Equilíbrios familiares. Coimbra: Quarteto editora; 2000.        [ Links ]

20 López G. La representación social de las drogas en un grupo de varones en reclusión en dos centros penitenciarios mexicanos. Anales de psicología 2007; 23: 85-91.        [ Links ]

21 Drogas en América Latina. Estado del arte de estudios de toxicomanía en Argentina, Brasil, Colombia Chile y Ecuador. Santiago de Chile: Jorge Baeza Correa; 2008.        [ Links ]

22 Ruidiaz C. Universidad y drogas. Madrid: Comunidad de Madrid, Agencia Antidroga; 1998.        [ Links ]

 

NOTAS

* La historia de la vida universitaria y su relación con los entrevistados, dio un matiz histórico a la investigación, teniendo en cuenta que el consumo de drogas en la institución no es un asunto actual: posee tendencias, formas y personas que se presentan en diversos momentos de la vida universitaria.

En adelante se citará GF: número de grupo focal.

En adelante se citará E: número de entrevista.

§ Es un espacio dentro de la sede principal de la Universidad, alejado relativamente de los bloques donde se desarrollan los cursos, rodeando una cancha de fútbol, aledaño a la zona deportiva, distante del edificio administrativo. Espacio de encuentro y lugar donde se consumen sustancias psicoactivas.

 

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