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Caldasia

Print version ISSN 0366-5232On-line version ISSN 2357-3759

Caldasia vol.33 no.1 Bogotá Jan./June 2011

 

RESIDUOS DE ALMIDONES Y EL USO DE PLANTAS DURANTE EL HOLOCENO MEDIO EN EL CAUCA MEDIO (COLOMBIA)

Starch grains residues and the management of plants during the Middle Holocene in the Middle Cauca (Colombia)

FRANCISCO J. ACEITUNO
VERÓNICA LALINDE

Departamento de Antropología, Grupo Medioambiente y Sociedad. Universidad de Antioquia, Apartado 1226, Medellín, Colombia. fjaceituno@quimbaya.udea.edu.co

Departamento de Antropología. Universidad de Antioquia, Apartado 1226, Medellín, Colombia. verolali@hotmail.com

RESUMEN

En este artículo se presentan datos de almidones que sugieren el uso de plantas por grupos forrajeros que ocuparon el río San Eugenio (Cauca medio) durante la primera mitad del Holoceno medio. Se logró recuperar una gran cantidad de granos de almidón (325) de instrumentos de molienda (manos y placas) procedentes de niveles precerámicos del sitio arqueológico La Pochola. Los datos indican el aprovechamiento de plantas ricas en carbohidratos, entre las que se encuentra una variedad de Phaseolus (silvestre o domesticada), convirtiendo al Cauca medio en una región promisoria para estudiar la domesticación y la expansión de este género. Por último, se propone un modelo de manejo del bosque basado en el uso selectivo de plantas y en el incremento de la diversidad local, que antecedió a la llegada y el uso de plantas domesticadas de origen alóctono.

Palabras clave. Colombia, Cauca medio, Holoceno medio, almidones, Phaseolus.

ABSTRACT

This paper presents starch grain data that suggest pant usage by human foragers that inhabited the San Eugenio River Basin (Middle Cauca) in the first half of the middle Holocene. A large number of starch grains (325) were recovered from grinding tools (manos and bases) from the preceramic levels at La Pochola archaeological site. The data suggest the exploitation of carbohydrate-rich plants, amongst which a variety of Phaseolus (wild or domesticated) is found, placing the Middle Cauca region in to an important place to study the domestication and expansion of this gender. We then propose a forest management model based on the selective use of plants and the increase local plant diversity, that preceded the arrival and use of foreign domesticates.

Key words. Colombia, Middle Cauca, Middle Holocene, starch grains, Phaseolus.

Recibido: 05/02/2010
Aceptado: 28/04/2011

INTRODUCCIÓN

En Colombia, las estrategias de adaptabilidad en grupos forrajeros todavía no son bien conocidas; en parte, por las difíciles condiciones de preservación del registro orgánico (plantas y animales), lo que no ha favorecido un óptimo desarrollo de subdisciplinas como la zooarqueología y la arqueobotánica. Actualmente, en la arqueología colombiana hay un debate muy interesante sobre los modelos de subsistencia de los grupos tempranos que poblaron los diferentes tipos de ambientes y regiones de Colombia, entre el Pleistoceno final y el Holoceno medio. En la década de los 70 y comienzos de los 80 prevaleció el modelo de grupos principalmente orientados hacia la caza (Correal & Van der Hammen 1977, Correal 1986); desde mediados de los años 80 y especialmente en los 90, se comenzó a plantear un modelo alternativo a partir del hallazgo de nuevos contextos arqueológicos, principalmente en la zona andina de Colombia, con tecnologías líticas orientadas a la manipulación de plantas, y restos arqueobotánicos (semillas, polen y fitolitos) que sugieren formas de vida cazadoras-recolectoras, con una fuerte orientación hacia el manejo y uso de recursos vegetales (Castillo & Aceituno 2006, Cavelier et al. 1995, Gnecco 2000, Gnecco & Mora 1997, Gnecco & Salgado 1989, Morcote et al. 1998, Salgado 1988-1990).

En relación con las plantas, no solamente se enfatizó su uso como un recurso central, sino que se llegó a plantear la domesticación temprana de plantas en Colombia como un centro más, independiente y complementario de Mesoamérica y los Andes Centrales (Piperno & Pearsall 1998). Un patrón de comportamiento ecológico que ha tenido mucho eco en la historiografía nacional, en relación con el manejo selectivo de los recursos, fue el concepto de "agrilocalidad" aplicado por Gnecco (2000, 2003) en sus estudios del suroccidente del país, para referirse a la manipulación y transformación antrópica de los bosques subandinos. La dicotomía silvestre-domesticado, aplicada al estudio del manejo y uso de las plantas, ha dado paso a otras formas de estudiar las complejas y múltiples relaciones entre los seres humanos y las plantas, especialmente entre las culturas de selva tropical, como ha quedado suficientemente demostrado a partir de trabajos etnobotánicos (Balée 1989, 1998, 2006, Balée & Gely 1989, Gutiérrez 2003, Politis 1996, 2007, Posey 1984, Rival 1998, 2006).

El objetivo de este artículo es presentar evidencias de almidones arqueobotánicos que sugieren la importancia de las plantas en la economía y subsistencia de los grupos humanos que ocuparon la cuenca media del río Cauca (de aquí en adelante Cauca medio), a comienzos del Holoceno medio.

Los granos de almidón son hidratos de carbono, homopolisacáridos compuestos principalmente por dos polímeros de glucosa: amilosa y amilopectina, que las plantas sintetizan en forma de glucosa y uniones moleculares a partir del dióxido de carbono, absorbido de la atmósfera y del agua del suelo (Esau 1953:27, Loy 1994:89, Tomlinson & Denyer 2003:16-18). La relación entre estos dos polímeros varía entre unas plantas y otras, por ejemplo entre los cereales varía entre 75% y 66% de amilopectina y 25% y 33% de amilosa (Tomlinson & Denyer 2003:16-18); en el resto de las plantas se ha planteado un valor similar a éstos con un valor entre 70 y un 80% de amilopectina (Haslam 2004). Según su función, se diferencian dos clases de almidón, que se forman en distintos tipos de plástidos de las células: 1) Almidón primario, se forma en los cloroplastos y sirve para la asimilación energética de la planta durante la fotosíntesis; 2) Almidón secundario o de reserva, es sintetizado como órgano de almacenamiento en los amiloplastos de las células. Estos almidones se encuentran en las células de las partes vegetativas donde las plantas almacenan la energía, como bulbos, rizomas, tubérculos y semillas -donde puede encontrarse en el embrión, perisperma y principalmente en el endosperma (Dickau 2005; Cortella & Pochettino 1994; Haslam 2004; Holst et al. 2007; Loy 1994: 89; Piperno 2006a:50; Piperno & Hoslt 1998; Tomlinson & Denyer 2003; Wang et al. 1997).

El análisis de granos de almidón ha ganado mucho protagonismo en los estudios bioarqueológicos, desde los años 90, debido a dos hechos principales: la variabilidad morfológica y la perdurabilidad. La variabilidad morfológica entre unas plantas y otras, hoy por hoy, es la base principal de la identificación de residuos de almidones en contextos arqueológicos. Con base en las características morfológicas se ha planteado el origen y la dispersión de la agricultura en el Neotrópico (Aceituno & Loaiza 2008, Dickau et al. 2007, Pagan et al. 2005, Piperno 2009, Piperno & Pearsall 1998); movimientos migratorios en Oceanía y primeras evidencias de agricultura (Wilson et al. 2010) y evidencias de manejo de plantas silvestres durante el Paleolítico en el Próximo Oriente (Piperno et al. 2004). La morfología de los granos de almidón está determinada genéticamente y varía entre unas plantas y otras, a nivel de especie, género o familia (Tomlinson & Denyer 2003:12). Gran parte de la forma está determinada por la acción de las enzimas que, a su vez, establece la estructura de las moléculas de amilopectina (Tomlinson & Denyer 2003:12, Wilson et al. 2010). Otros factores que influyen en la forma son las condiciones ambientales, aunque parece ser que tienen un impacto mínimo, la ubicación espacial y la cantidad de gránulos dentro de los plástidos (Tomlinson & Denyer 2003:12). Por ejemplo, si hay pocos granos en los plástidos, éstos tienden a tener formas regulares, por el contrario, cuando la cantidad es muy alta tienden a ser irregulares, angulares y con facetas de presión (Tomlinson & Denyer 2003:12). La perdurabilidad se refiere a las probabilidades de preservación en el registro arqueológico, incluyendo la conservación de las formas originales de los almidones y el tiempo que pueden conservarse en los diferentes ambientes. Prueba de ello es la identificación de plantas cultivadas y silvestres con miles de años en América, Oceanía y Próximo Oriente (Aceituno & Loaiza 2008, Barton 2005, Dickau et al. 2007, Iriarte et al. 2004, Loy 1994, Piperno et al. 2004, Wilson et al. 2010), incluso se han recuperado almidones en artefactos africanos del Pleistoceno datados en unos c. 100,000 años antes del presente (Mercader 2009). El tipo de hospedero es determinante en las probabilidades de preservación de los gránulos. Las superficies de artefactos como líticos y cerámica son el medio óptimo de preservación, dado que al penetrar unos milímetros en la microtopografía de las superficies de uso, se crean microambientes que previenen la degradación de los granos, de ahí que la mayoría de los estudios se realicen con artefactos (Dickau et al. 2007, Haslam 2004, Lentfer et al. 2002, Loy 2004, Perry 2004, Piperno & Holst 1998, Ugent et al. 1982, 1984, 1986). En suelos también se han recuperado almidones, principalmente este tipo de muestreo se ha realizado en estudios de Oceanía (Horrocks 2005, Horrocks et al. 2004, Lentfer et al. 2002); sin embargo, las probabilidades de preservación son menores, dado que dependen de las condiciones del suelo como pH, temperatura, textura y humedad y los constituyentes del suelo como enzimas, bacterias, hongos y gusanos (Haslam 2004). En algunos casos se han recuperado buenas cantidades de almidones en cálculo dental, ampliando las posibilidades de recuperación, análisis e interpretación de este tipo de evidencia (Hardy et al. 2009, Henry & Piperno 2008, Piperno & Dillehay 2008). En síntesis, los granos de almidón son partículas orgánicas con buenas posibilidades de preservación; sin embargo, también se alteran y degradan, principalmente a través de procesos como hidrólisis, actividad enzimática y gelatinización cuando son sometidos a altas temperaturas (Henry et al. 2009, Messner & Schindler 2010); además, también son atacados por organismos como bacterias y hongos (Haslam 2004).

La Pochola

La Pochola es un sitio arqueológico localizado en el municipio de Santa Rosa de Cabal (Depto de Risaralda), en las coordenadas geográficas Lat. 4º 53' 32.7" y Long. W 75º 38' 01.9" (Figura 1). El depósito arqueológico se encuentra en la cima de una colina de origen fluvio-volcánico, en el curso medio del río San Eugenio (afluente del río Cauca), a una altura de 1670 msnm; esta unidad geomorfológica forma parte de un conjunto de colinas, con un sustrato geológico formado por dioritas, basaltos, andesitas y grabros intrusivos, recubiertas de profundas capas de cenizas alteradas (Thouret 1983:59). El río San Eugenio forma un pequeño valle subandino en la Cordillera Central, en la zona de vida bosque muy húmedo premontano (Bmh-PM), en un rango altitudinal entre 1000 y 2000 msnm, con un promedio pluviométrico entre 2000 y 2750 mm y una temperatura entre 18-24 oC (Espinal 1990, IGAC 1998).

Figura 1. Localización del sitio arqueológico La Pochola.

Los artefactos analizados proceden de las capas precerámicas seis y siete de La Pochola, que en términos cronológicos y ambientales se corresponden con el comienzo del Holoceno medio (Figura 2). En términos arqueológicos, ambas capas únicamente contienen artefactos líticos, producto de las actividades llevadas a cabo en el sitio; el principal material parental es la ceniza volcánica; el color varía entre marrón (10 YR 4/3) y marrón oscuro (10 YR 3/3) y la textura, según el sector, entre limo-arcillosa y arcillo-limosa.

Figura 2. Perfil estratigráfico La Pochola.

La capa siete está compuesta por tres niveles (14-15-16), contiene un promedio de fenocristales de 45% y está datada en 6903±45 BP (LTL4222A) (nivel 15). La capa seis también agrupa a tres niveles (11, 12 y 13); está asociada a un evento volcánico, probablemente de mayor intensidad, como lo indica el aumento hasta un 55% de los fenocristales en la matriz sedimentaria. El nivel 12 está datado en 6743±45 BP (LTL4221A) (Tabla 1). De acuerdo con la cantidad de artefactos recuperados, las capas 6 y 7 representan los momentos de mayor ocupación del sitio durante el período precerámico.

Tabla 1. Fechas de radiocarbono La Pochola

En términos regionales el Holoceno medio (c.3000-7500 BP) fue un período de óptimo climático, más cálido y húmedo que el Holoceno temprano y que el presente con un aumento de la temperatura entre 1 y 2 ºC (Salomons 1989:166, Thouret & Van der Hammen 1983:272). Sin embargo, a escala de sitio, los datos de polen sugieren un momento relativamente seco y cálido, antes del c.6700 BP; y un ligero enfriamiento y un aumento de la humedad después de esta fecha. En cuanto a las erupciones regionales, entre el 7400 y el 6000 BP se registra una fase de extrusión de bloques de lava procedentes del Santa Isabel, Cerro Bravo y Tolima (Orozco 2001:14; Thouret & Van der Hammen 1983:275) que culmina hacia el c.6000 BP, en una fase de quietud volcánica que se evidencia en la formación de paleosuelos (Toro et al. 2001:28). En síntesis, las capas 6 y 7 coinciden con un momento dinámico en la actividad volcánica que no evitó la ocupación del sitio, y con ligeras variaciones climáticas, comunes durante el Holoceno medio.

MATERIALES Y MÉTODOS

Las muestras analizadas se obtuvieron de artefactos de molienda, procedentes de los niveles 12-15 del sitio La Pochola. Se eligió esta clase de artefactos, en primer lugar, por su uso en el procesamiento de plantas (Rodríguez 2005), contrastado claramente a través del registro etnográfico; y, en segundo lugar, porque son los más idóneos para este tipo de análisis, dado que los granos de almidón se conservan muy bien en los intersticios de las superficies de las rocas. Para la extracción de las muestras se eligió el método de extracción en seco, que consiste en remover directamente el sedimento de la superficie de los artefactos con la ayuda de pinzas metálicas (Messner & Schindler 2010, Pagan et al. 2005, Piperno 2006b, Piperno & Holst 1998). El sedimento obtenido se depositó en tubos de ensayo herméticamente cerrados para evitar cualquier clase de contaminación con material actual.
Una vez obtenidas las muestras, el siguiente paso fue la aplicación de un protocolo de separación de los almidones y otros tejidos vegetales, de los sedimentos agregados a las paredes de los artefactos intervenidos. En primer lugar, se agregó hexametafosfato de sodio (NaPO4)6 para disgregar la muestra en un agitador magnético. Posteriormente, la muestra se centrifugó a 2000 r.p.m durante 15 minutos, para concentrar el residuo; una vez concentrada la muestra, se añadió una solución de agua pesada, preparada con cloruro de cesio (CsCl), con una densidad de 1.8 g/ml, con el fin de separar los granos de almidón mediante flotación (Dickau 2005, Dickau et al. 2007, Pagan et al. 2005, Piperno 2006a:60). La muestra se centrifugó durante cinco minutos a 2000 r.pm, para sedimentar las partículas más pesadas y permitir la flotación de los granos de almidón. De la superficie del sobrenadante se retiraron 2 ml, que fueron depositados en un nuevo tubo de ensayo. El último paso fue la disolución del agua pesada y la concentración de los granos de almidón; para ello se añadió agua destilada en el sobrenadante, se agitó la muestra y se centrifugó a 2000 r.p.m durante 15 minutos; este paso se repitió cuatro veces hasta concentrar el residuo en el fondo del tubo de ensayo. Del residuo final se montaron las placas portaobjetos y se procedió a su observación en un microscopio óptico de luz compuesta marca Olympus CX-41 con aumentos de 100X. Las placas fueron observadas en su totalidad, mediante un barrido en zig-zag, comenzando por el vértice inferior derecho.

La identificación taxonómica se basó en la comparación de variables métricas y morfológicas entre almidones de referencia y arqueológicos (Babot 2007, Dickau 2005, Dickau et al. 2007, Lentfer et al. 2002, Loy 1994, Perry 2002, Piperno 1998, 2006a). Las variables cuantitativas tenidas en cuenta fueron: 1) largo; 2) ancho y 3) diámetro. Todas las medidas fueron tomadas en micrómetros. Las variables morfológicas más diagnósticas para la identificación son: 1) forma; 2) forma y posición del hilum; 3) presencia, forma y posición de las fisuras; 4) presencia y número de facetas o planos de presión que se forman durante la unión de los granos en las estructuras vegetativas; 5) presencia de lamellae o bandas de crecimiento y 6) presencia de cavidad central. El grado de certidumbre de la identificación está determinado por el grado de similitud y ajuste de las variables contrastadas, entre las muestras arqueológicas y las actuales.

Como material de referencia se ha utilizado una colección de plantas recolectadas en áreas del municipio de Santa Rosa de Cabal e identificadas en el Herbario de la Universidad de Antioquia; plantas comerciales originarias y altamente consumidas en los países del Neotrópico (Lalinde 2009). También se han utilizado publicaciones de almidones arqueológicos para la caracterización de los granos y la identificación taxonómica (Dickau et al. 2007, Perry 2004, Piperno 2006a, Piperno et al. 2007, Piperno & Dillehay 2008).

RESULTADOS

En total se recuperaron 325 granos en ocho muestras obtenidas de seis manos de moler y dos placas de molienda (Figura 3) correspondientes a los niveles 12-15 (Tabla 2). Cabe destacar la variación en la cantidad de granos recuperados por muestra, siendo muy clara la menor cantidad de granos recuperados en los niveles 12 y 13, con un total de 96 granos, respecto a los niveles 14 y 15, con un total de 229. Tales diferencias pueden deberse a factores diversos como aquellos que afectan la conservación de los granos de almidón o a la propia función de los artefactos, en relación con la intensidad de uso y el tipo de recursos procesados.

Figura 3. Artefactos de molienda. a y b: placas de molienda niveles 14 y 12; c: fragmento de mano nivel 12; d: mano de molienda nivel 13; e y f: manos de molienda nivel 15.

Tabla 2. Relación de almidones recuperados por artefacto y nivel.

Como se observa en la tabla 3, en total se identificaron 25 morfotipos que pueden agruparse en cuatro clases. La primera clase está formada por granos con formas redondeadas (Figura 4h,f) (circular, circular acuminado, elongado, elongado acuminado, globular, globular acuminado, lagrima, lenticular, oval, oval acuminado, oval irregular, ovoide, reniforme, tetralobulado, trilobulado) que representan un 78.77% de todos los granos recuperados, siendo el morfotipo ovalado el más representativo en la muestra, con un porcentaje del 52.06%. La segunda clase está formada por el grupo de los granos campaniformes (simples, bifacetada, elongada) que representan el 9.24% del total de la muestra (Figura 4b,c). La tercera clase representa al 9.21% y agrupa a granos con formas subangulares y con abundantes facetas de presión (cuadrangular, poliédrico, romboidal, trapezoidal) (Figura 4a,d,i). La cuarta y última clase reúne a los granos irregulares con apenas un 2,55% sobre el total de la muestra (Figura 4e,f). En cuanto a las dimensiones, predominan claramente los granos medianos (10 y 20 µm); únicamente tres morfotipos (campana bifacetada, lenticular y ovoide) tienen un promedio de largo ligeramente inferior a 10 µm (granos pequeños) y dos morfotipos (trapezoidal y oval acuminado) por encima de 20 µm (granos grandes).

Figura 4. Almidones arqueológicos. a: poliédrico nivel 12; b: campana bifacetada nivel 13; c: campana elongada nivel 15; d: rectangular nivel 15; e y f: irregular nivel 15; g: triangular nivel 15; h: circular nivel 13; i: poliédrico nivel 15. Escala 10µm.

Con base en los datos de la tabla 4, se pueden observan algunas tendencias respecto al comportamiento de las variables cualitativas. Referente al hilum, las formas redondeadas vistas en conjunto presentan el menor número de granos con hilum, destacándose especialmente la escasa presencia entre los ovalados, que es el grupo más numeroso, con un 4.7%. La excepción de este grupo son los circulares con un valor del 50%; los lenticulares y los ovoides tienen un porcentaje de 33.33% y 21.42% respectivamente. Los granos poliédricos y los de campana tienen una alta presencia de hilum con valores de 57.69% y 47.71%. Hay otras formas con valores mayores, como es el caso de los globulares (100%), los cuadrangulares (100%), los irregulares (87.5%) y los elongados (40%); sin embargo, hay que tener en cuenta el bajo número de individuos de cada uno de estos morfotipos. Respecto a la presencia de fisuras, en general el número de granos con fisura no es muy elevado; empero, hay que destacar la presencia en los morfotipos reniforme (41.66%), oval (37.16%), poliédricos (23.07%), circulares (26.31%), campana (19.04%) y ovoide (14.28%). La lamellae únicamente se observa en los morfotipos redondeados, destacándose los valores en ovalado irregular (50%), reniforme (41.7%), oval (37.8%) y lenticular (33.33%).

En síntesis, entre los grupos más numerosos, las formas de campana se caracterizan por un alto porcentaje de granos con hilum y fisuras y la invisibilidad de la lamellae. Los granos ovalados se destacan por la alta presencia de fisuras, y lamellae, la baja presencia de hilum abierto y la ausencia de facetas de presión. Los ovoides por la ausencia de lamellae y facetas de presión y la presencia de hilum y fisuras. Los granos circulares por la alta presencia de hilum y fisuras, y la baja presencia de lamellae. Los granos poliédricos por la alta presencia de hilum y fisuras, por la presencia de facetas de presión y la invisibilidad de lamellae.

De los morfotipos anteriores, 33 granos ovalados y un grano reniforme recuperados en los artefactos líticos presentan características que son comunes al género Phaseolus (Figura 5).

Figura 5. Almidones arqueológicos. a: reniforme nivel 14; b: ovalado nivel 14; c: trilobulado nivel 13; d: ovalado acuminado nivel 13; e: ovalado nivel 13; f: reniforme nivel 13. Escala 10µm.

De los primeros, el 51.4% es visible la lamellae, el 51.5 % tienen fisuras, el 12.1% tienen hilum abierto y ninguno presenta facetas de presión. La principal característica del grano reniforme es la presencia de lamellae. Estos morfotipos se han comparado con almidones obtenidos del endosperma de siete variedades de P. vulgaris (común, negro, cocha, espiga, palomo, costeño y garrapato), una variedad de P. coccineus (frijol petaco) y una muestra de P. dumosus Mc Fad (HUA 174494), recolectada en Santa Rosa de Cabal (Figura 6). En todas las variedades predominan los granos grandes con un promedio de largo que varía entre 18.4 y 50.1 µm y de ancho entre 12.1 y 30.9 µm; ninguno tiene facetas de presión, la visibilidad de lamellae realmente es muy variable desde variedades con un 100% de visibilidad (var. negro, var. garrapato) hasta variedades donde no se observa (petaco, cocha, espiga, palomo, costeño, silvestre), la variedad común presenta un porcentaje de 65.8%. En conjunto el promedio es bajo con un valor de 29,53%. La presencia de fisuras también es variable, con porcentajes muy dispares entre 4.9% (var.común) y 93.3% (var.negro) y valores intermedios entre los que sobresalen 67% (var. espiga), 50% (var. cocha), 41.2% (var. garrapato) y 23.5% (P. dumosus); sin embargo, hay que recordar que este rasgo depende del grado de degradación de los granos de manera que su valor taxonómico es muy relativo. El porcentaje del hilum también es muy disímil, hay variedades con porcentajes absolutos de 100% (var. negro y cocha) y otros con porcentajes bajos de 11,1% (var.garrapato), 20% (var. palomo), 21,4% (var.espiga) y 23,5% (var. silvestre); otras variedades tienen porcentajes intermedios con valores de 64,1% (var. común) y 57,1% (var. petaco). En conjunto el promedio de granos con hilum es de 58,8%.

Figura 6. Almidones de de referencia Phaseolus vulgaris. a, b y e: ovalados var. costeño (a y b) y común; c y d: reniformes var. palomo; f: trilobulado var. común. Escala 10µm.

Los granos reniformes de Phaseolus spp. presentan las siguientes características: el rango de tamaño es similar al de los granos ovalados. Ninguno presenta facetas de presión y los porcentajes de lamellae también son muy diversos entre las variedades, con valores absolutos de 100% (var. negro y petaco), bajos alrededor del 22 % (var. costeño y garrapato), hasta variedades que no es visible (var. cocha, espiga, palomo y P. dumosus). El porcentaje promedio de las muestras analizadas es de 33,88%. En el caso de las fisuras, el porcentaje promedio es de un 20,17%, con variedades con un 100% (espiga) y otras que no muestran fisuras (común, cocha, costeño, garrapato). La visibilidad del hilum es alta con un promedio de 62,4%, Únicamente las variedades costeño, espiga y garrapato tienen porcentajes inferiores al 50%. Con base en los datos anteriores (arqueobotánicos y de referencia), todavía no podemos determinar si los almidones arqueológicos se corresponden con especies silvestres o domesticadas, ya que se requieren más muestreos de especies silvestres para determinar si es posible establecer una clara diferencia entre variedades silvestres y domesticadas.

Phaseolus es un género perteneciente a la familia Fabaceae, cuyas dos especies alimenticias más importantes en América son Phaseolus vulgaris (fríjol común) y P. lunatus (lima). Las especies silvestres de P. vulgaris tienen una amplia distribución en América desde México hasta el sur de los Andes de Perú, Bolivia y Argentina, prefiriendo hábitats con una estación seca, temperaturas templadas, y una altura que varía según la región, que puede ir desde los 900 hasta los 2600 m en la región andina (Piperno & Pearsall 1998:134). La distribución natural más la evidencia genética sugiere que hubo tres posibles centros de domesticación de P. vulgaris independientes: centro-oeste de México, Guatemala, norte de Colombia y sureste de Perú/Bolivia (Chacón 2009, Gepts et al. 1986, Kaplan & Lynch 1999, Kwak et al. 2009, Piperno & Pearsall 1998). En América Central las fechas sitúan la domesticación entre el c.4000 y el c.2000 BP (Balter 2007, Pickersgill 2007); mientras que en los Andes Centrales (Perú) se remonta entre el c.7000 y el c.8000 BP (Balter 2007, Piperno & Dillehay 2008). En el caso de P. lunatus, a pesar de que existen especies silvestres desde Centroamérica hasta Argentina, su domesticación se circunscribe a dos regiones: i) Mesoamérica, ii) entre el suroeste de Ecuador y el norte de Perú, en una zona con estación seca y elevaciones intermedias (Chacón 2009, Kaplan & Lynch 1999, Piperno & Pearsall 1998:137-138). De estas dos especies, la más digerible y menos tóxica es P. vulgaris, lo cual es probable que haya determinado, en parte, su amplia y rápida dispersión continental, cruzándose con especies silvestres locales.

DISCUSIÓN

Los análisis de almidones, junto a otras partículas, han perfeccionado los estudios traceológicos y paleoecológicos en la arqueología colombiana. En el primer caso, han permitido determinar la función de los artefactos de piedra usados en el procesamiento de plantas; en el segundo, han ampliado los métodos de estudio sobre el uso de plantas por parte de las sociedades del pasado. Los resultados obtenidos a través del análisis de almidones han permitido avances metodológicos y paleoecológicos relevantes para determinar las estrategias de subsistencia durante el Holoceno medio en el Cauca medio, y este trabajo es una prueba evidente de ello.

En cuanto a los resultados obtenidos, en primer lugar hay que destacar la propia recuperación de granos de almidón de los artefactos líticos, placas y manos de molienda, lo que ha permitido determinar con evidencias directas la función de esta clase de instrumentos, superando claramente los clásicos estudios morfológicos y clasificatorios. Sobre la técnica de recuperación, como se ha descrito anteriormente, se utilizó la extradición directa y en seco; al respecto, es cierto que si bien esta técnica es efectiva y utilizada por otros investigadores (Piperno & Holst 1998, Piperno 2006a) hay otras métodos como el baño ultrasónico, que tiene la ventaja de que minimiza el impacto sobre la superficie de los artefactos (Perry 2004). Los resultados positivos están avalados por el propio número de residuos de almidones recuperados, un promedio de 40,62 granos por artefacto lítico, lo cual puede considerarse muy alto, si se tiene en cuenta la antigüedad de las muestras, el carácter orgánico y el efecto de los procesos tafonómicos, inherentes a cualquier tipo de evidencia arqueológica.

Sumado a la gran cantidad de granos recuperados hay que añadir el buen estado de conservación de éstos, lo que ha permitido una buena caracterización cuantitativa y cualitativa, lo cual supone un insumo futuro a la hora de ir construyendo una clasificación de almidones para la arqueología colombiana, con especial énfasis en la zona andina, donde se ha realizado este estudio. En este sentido, se han recuperado 25 morfotipos diferentes, lo cual demuestra la variabilidad y diversidad de este tipo de partículas vegetales, lo que constituye uno de los principios básicos de este tipo de análisis.

Con base en la diversidad morfológica y en la comparación con variedades domesticadas de Phaseolus se propone el uso de este género durante el Holoceno medio, sin que por el momento podamos plantear si se trata de una especie silvestre o en proceso de domesticación, lo cual habrá que habrá que determinar con futuros trabajos en la zona de estudio. Empero, a pesar de ello, los datos que hemos presentado en el artículo son muy promisorios a nivel continental para rastrear y documentar la domesticación de P. vulgaris, si tenemos en cuenta que la región andina de Colombia forma parte de las áreas nucleares de esta leguminosa (Chacón 2009, Gepts et al. 1986, Piperno & Pearsall 1998:134).

Respecto al resto de los morfotipos descritos, algunos de ellos son similares a plantas domesticadas como Zea mays (poliédricos) (Figura 4a) y Manihot esculenta Crantz (forma de campana) (Figura 4b); empero, dado que todavía es necesario ampliar la colecta de la flora del área de estudio, por el momento, optamos por la prudencia, antes de proponer una identificación taxonómica. Siempre que sea posible, la identificación, además del uso de las colecciones de referencia, debería apoyarse en datos palinológicos, carpológicos, fitolíticos y paleoetnobotánicos, debido a que varias especies pueden compartir tipos de almidones, lo que constituye una de las dificultades de este tipo de análisis.

Los granos de almidón junto a la tecnología lítica, sugieren la importancia del uso de plantas como una importante estrategia adaptativa entre los grupos que habitaron en el Cauca medio durante el Holoceno medio. El registro de polen recuperado en otros contextos arqueológicos de la zona, muestra cambios en la vegetación que debieron estar inducidos, no solamente por la presencia humana, sino por el manejo del bosque y uso de plantas como recursos alimenticios (Aceituno 2009, Aceituno & Loaiza 2007; 2008), lo cual corrobora y avala la información obtenida a través de los almidones y los artefactos líticos. Entre los datos más importantes cabe resaltar la presencia de plantas autóctonas con uso alimenticio como Xanthosoma spp. (sitio El Jazmín), desde el Holoceno temprano (c.9000 BP) y Passiflora spp. (sitio Guayabito) hacia el final del Holoceno medio (c.4000 BP); plantas domesticadas de origen foráneo como Zea mays (El Jazmín y Guayabito) entre el c.6000 y el c.4000 BP y plantas de origen incierto como Manihot spp (El Jazmín y Guayabito), en el mismo intervalo cronológico que Z. mays. Además de estas plantas, se recuperó una cantidad importante de polen de palmas pertenecientes a los géneros Bactris spp., Geonoma spp., Socratea spp., y Scheelea spp., que constituyen potenciales recursos económicos (Aceituno 2002, Aceituno & Loaiza 2007, 2008). Vistos en su conjunto, estos datos que indican algún tipo de manejo de plantas refuerza la hipótesis de que la variedad de Phaseolus spp., identificada mediante granos de almidón, fuera cultivada, aun sin establecer su estatus de silvestre o domesticado, como ya se ha señalado.

Actualmente, con base en estudios etnográficos se han planteado modelos muy importantes sobre el manejo de ambientes similares por parte de sociedades de pequeña escala (Andrade 1993, Balée 1989, 1998, 2006, Balée & Gely 1989, Gutiérrez 2003, Johnson 1983, Politis 1996, 2007, Posey 1984, Rival 1998, 2006, Wiersum 2004). Balée y Gely (1989) utilizan el concepto de manejo del bosque para referirse a la manipulación de plantas (silvestres, domesticadas y semidomesticadas) que afectan a la distribución natural de los recursos, induciendo su concentración en parches con diferentes niveles de manejo y control antrópico, siendo la principal consecuencia la aparición de bosques antropogénicos resultado de interacciones bioculturales milenarias, como son actualmente los bosques de palmas de la Amazonía o los bosques de nueces y bambúes de Brasil (Balée 1989). Este modelo de alteración se basa en la "hipótesis de alteración intermedia" que consiste en el aumento de la diversidad de especies vegetales y animales, como consecuencia directa de la alteración del medio (Balée 2006).

En síntesis, los datos arqueobotánicos del río San Eugenio (Cuaca medio) indican, por una parte, uso de plantas locales, ricas en carbohidratos, como parte de una estrategia de manejo del bosque, entre las que se encuentra una especie de Phaseolus spp. que, por el momento, no hemos podido identificar y, por otra, la llegada de plantas domesticadas durante el Holoceno medio; esto indica que las plantas domesticadas de origen foráneo se adaptaron a las condiciones locales de manejo y manipulación del bosque.

AGRADECIMIENTOS

A la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, al Departamento de Antropología y al Grupo Medioambiente y Sociedad de la Universidad de Antioquia (UdeA) por su apoyo logístico. A la Vicerrectoría de Investigación quien financió el proyecto Patrón de movilidad y estructura interna de los sitios tempranos en la vertiente oriental andina del Cauca medio, del cual forman parte los resultados presentados en el artículo. Al profesor Ramiro Fonnegra del Instituto de Biología (UdeA), por facilitar el uso del laboratorio de palinología. A Alexis Jaramillo por su colaboración en los análisis estratigráficos. A Eduardo Goes Neves por la traducción del resumen en portugués. A Hernán Pimienta y Tulio A. Ceballos por su colaboración en la edición final del texto y, por último, a Nicolás Loaiza por sus valiosas sugerencias. A los evaluadores anónimos por sus pertinentes y enriquecedores comentarios. Por supuesto, toda responsabilidad sobre el contenido del artículo recae en los autores.

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