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Avances en Psicología Latinoamericana

Print version ISSN 1794-4724

Av. Psicol. Latinoam. vol.31 no.2 Bogotá May/Aug. 2013

 


La influencia de la cultura en los estilos parentales en contextos de vulnerabilidad social*

The influence of culture on parental styles in social vulnerability contexts

A influência da cultura nos estilos parentais em contextos de vulnerabilidade social

Maria C. Richaud**
María V. Mestre***
Viviana Lemos**
Ana Tur***
María Ghiglione****
Paula Samper***

* Estudio subvencionado en el marco de Proyectos I+D para grupos de investigación de excelencia dentro del Programa PROMETEO (Referencia: PROMETEO/2011/009) de la Consejería de Educación. Generalitat Valenciana; del Proyecto I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación (Referencia: PSI2011-27158) y del Subsidio A/017115/08 otorgado por la Agencia Española de Cooperación Internacional a la Universidad de Valencia, España y al CIIPME, Universidad del Salvador, Argentina.

** Doctora en psicología. Investigadora del CONICET. Departamento de Psicología Básica, Universidad de Valencia (Valencia, España

*** Doctora en psicología. Profesora titular de la Universidad de Valencia.

**** Doctora en psicología. Profesora adjunta de la Universidad Católica Argentina.

Para citar este artículo: Richaud, M. C., Mestre, M. V., Lemos, V., Tur, A., Ghiglione, M. & Samper, P. (2013). La influencia de la cultura en los estilos parentales en contextos de vulnerabilidad social. Avances en Psicología Latinoamericana, vol. 31(2), pp. 419-431.

La correspondencia relacionada con este artículo puede dirigirse a: CIIPME-CONICET, Universidad del Salvador, Tte. Gral. Perón 2158, 1040 Buenos Aires, Argentina. Tel/fax: 541149533541.
Correo electrónico: mrichaud@conicet.gov.ar
En este artículo se presenta parte de los resultados obtenidos en el Proyecto transcultural: Intervención con menores en situación de riesgo social y pobreza (A/017115/08), con subsidio de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), Convocatoria de ayudas para programas de cooperación interuniversitaria e investigación científica 2009-2011, otorgado a la Universidad de Valencia, España y al CIIPME, Universidad del Salvador, Argentina.

Fecha de recepción: 16 de febrero de 2012
Fecha de aceptación: 5 de diciembre de 2012



Resumen

Los objetivos del presente trabajo son: (a) analizar si las relaciones entre las dimensiones de la parentalidad y el ajuste de los niños en lo que se refiere a estrategias de afrontamiento, se mantienen constantes en una muestra argentina y otra española en contextos de pobreza; (b) comparar las dimensiones de la parentalidad en los dos grupos en estudio, y (c) determinar la eficiencia de la parentalidad través del estudio de su influencia en la forma de afrontar la amenaza de los niños. Se administró la escala Graffar-Méndez Castellano (Méndez-Castellano & Méndez, 1994), que permite una caracterización socio económica de la población; la escala argentina de percepción de la relación con los padres para niños de 8 a 12 años (Richaud 2007a) y el cuestionario argentino de afrontamiento para niños (Richaud, 2006), a una muestra de 458 niños argentinos y españoles de 10 a 12 años. Se utilizaron correlaciones para analizar las relaciones entre las dimensiones parentales y las estrategias de afrontamiento de los niños, y análisis múltiples de variancia (MANOVA), para estudiar si existían diferentes estilos de relaciones de los padres con los hijos en los dos grupos (Argentina y España), y para analizar si existían diferencias en las estrategias de afrontamiento en los niños de los dos grupos estudiados. Los resultados indican que la aceptación de ambos padres se relacionó positivamente en ambos grupos con las estrategias más funcionales del afrontamiento, y que las dimensiones parentales negativas, tanto el control patológico paterno como la negligencia de ambos padres, se relacionaron positivamente, en ambos grupos, con el descontrol emocional de los niños. Por su parte, se observa un tipo de relación parental de mayor autonomía y extrema-negligencia en el grupo argentino, y de mayor control extremo en el grupo español. Al mismo tiempo, se encontró que los niños del grupo argentino adoptan estrategias de afrontamiento menos eficientes, y que implican un mayor conflicto emocional, que los niños del grupo español.

Palabras clave: dimensiones de estilo parental, vulnerabilidad social, cultura.



Abstract

The objectives of this study are: (a) to analyze if the relationship between parenting dimensions and children adjustment regarding coping strategies are similar in Argentinian and Spanish samples within poverty contexts; (b) to compare parental dimensions in the two groups studied, and (c) to determine the efficiency of parenting through the study of their influence in children coping strategies. The Graffar-Méndez Castellano Scale (Méndez-Castellano & Méndez, 1994), that brings a socioeconomic description of the population; an Argentinian Scale of Children Perception of Parental Relationships for 8 to 12 years of age (Richaud, 2007a), and the Argentine Questionnaire of Coping for children (Richaud, 2006) were administered to a sample of458 Spanish and Argentinian children from 8 to 12 years old. Correlations were carried out to analyze the relationships between parenting dimensions and children coping strategies in both groups, and MANOVA, to study if there were different parental dimensions in the two groups &mash;Argentina and Spain&mash;, and to analyze if there were differences in children coping strategies. The results indicate that correlational pattern is similar in both groups, but parental dimensions are different for each culture, being the Argentinian parents more neglectful than Spanish parents. At the same time, Argentinian children adopt coping strategies less efficient that the Spanish children ones, involving in that way a greater emotional conflict.

Keywords: parental styles, social vulnerability, culture.



Resumo

Os objetivos do presente trabalho são: 1) analisar se as relações entre as dimensões da parentalidade e ajuste das crianças no que se refere às estratégias de coping, se mantem constantes em duas amostras, uma argentina e uma espanhola em contextos de pobreza: 2) comparar as dimensões da parentalidade nos dois grupos estudados, y 3) determinar a eficiência da parentalidade através do estudo da sua influência na forma como enfrentar a ameaça das crianças.
Foram administradas a escala Graffar-Méndez Castellano (Méndez-Castellano & Méndez, 1994), que permite uma caracterização socioeconómica da população; a escala argentina de percepção da relação com os pais para crianças de entre 8 a 12 anos (Richaud 2007a) e o questionário argentino de coping para crianças (Richaud, 2006), a uma amostra de 458 crianças argentinas e espanholas de 10 a 12 anos de idade. Foram utilizadas correlações para analisar as relações entre as dimensões parentais e as estratégias de coping das crianças, e análise multivariada da variância (MANOVA), para estudar se existiam diferentes estilos de relações dos pais com os filhos nos dois grupos (Argentina e Espanha), e para analisar se existiam diferenças nas estratégias de coping nas crianças dos dois grupos do estudo.
Os resultados indicam que a aceitação de ambos pais relacionou-se positivamente nos dois grupos, com as estratégias mais funcionais de coping, e que as dimensões parentais negativas, tanto o controle patológico paterno como a negligência de ambos os pais, se relacionaram positivamente, em ambos os grupos, com a ausência de controle emocional das crianças. Por outro lado, observa-se um tipo de relação parental de maior autonomia e extrema negligencia no grupo argentino e de maior controle externo no grupo espanhol. Os resultados também demonstram que as crianças do grupo argentino adotam estratégias de coping menos eficientes e que levam a um maior conflito emocional, comparadas com as crianças do grupo espanhol.

Palavras-chave: dimensões de estilo parentais, vulnerabilidade social, cultura



La familia tiene una importancia fundamental en la socialización y desarrollo de los niños, ya que la sensibilidad hacia las necesidades de los mismos, la aceptación de su individualidad, la demostración de afecto incondicional, a la vez que el control o supervisión adecuados, son indispensables para el desarrollo de su autorregulación (Carlo, Mestre, Samper, Tur & Armenta, 2010; Henao, Ramírez & Ramírez, 2007; Mestre, Samper, Tur, Cortés & Nácher, 2006; Mestre, Tur, Samper, Nácher & Cortés, 2007; Schaefer, 1965).

Los estilos parentales han sido útiles para comprender las complejas conductas y actitudes de los cuidadores, y cómo ellas se relacionan con el desarrollo y bienestar de los niños (Domenech, Rodríguez, Donovick & Crowley, 2009). Los estilos parentales se basan en variaciones en los niveles de las dimensiones parentales de sensibilidad (calidez, afecto), exigencia paterna (control parental) y autonomía otorgada, y los diversos hallazgos indican que se relacionan con el desarrollo y bienestar de los niños (Broderick & Blewitt, 2003).

De acuerdo con Darling y Steinberg (1993), un estilo parental es una combinación de actitudes hacia el niño, que crea un clima emocional en el cual los padres actúan. Las conductas parentales se expresan a través de, por ejemplo, el tono de la voz, el lenguaje corporal y el sentido del humor.

Los primeros estudios en este campo propusieron tipologías de estilos de crianza parental. El concepto de Baumrind (1966) de estilo parental se basó en el control ejercido por los padres sobre sus niños o exigencia parental (parental demandingness), y en el grado en que los padres responden a las necesidades de sus niños o receptividad parental (parental responsiveness). A través de la combinación de estas dos dimensiones, Baumrind propuso tres estilos parentales diferentes: autoritario (alta exigencia y baja receptividad), permisivo (baja exigencia y alta receptividad) y autorizado (moderada exigencia y moderada receptividad). El padre autoritario es demandante e insensible frente al niño, tiende a usar un castigo severo, a veces físico, retos y prohibiciones (Baumrind, 1967; 1971, Kochanska, Kuczyniski, & Radke, 1989). Los padres autorizados son sensibles a las necesidades de los niños, no utilizan disciplina punitiva, y razonan con el niño con afecto y amor. Los padres permisivos tienden a mostrar su ambivalencia en la disciplina alternando elogios y castigos (Baumrind, 1967).

Años más tarde, Maccoby y Martin (1983) agregaron un cuarto estilo parental conocido como no comprometido o negligente (uninvolved or neglectful parenting), caracterizado por la falta de receptividad y exigencia. Los padres negligentes o rechazantes son generalmente descriptos como laxos e inconsistentes, y utilizan el retraimiento del amor como castigo (Connor, 1980).

El control/exigencia implica los reclamos de los padres con respecto a la madurez, responsabilidad y disciplina del niño, mientras que la receptividad se expresa a través de acciones que refuerzan la individualidad, la auto-regulación y la autoafirmación del niño. La receptividad, también llamada calidez o aceptación, implica que los padres se involucran y muestran interés en las actividades del niño, a la vez que lo escuchan y apoyan. Por otra parte, la exigencia paterna se refiere a la cantidad de control ejercido, la implementación de estándares y reglas, y el asegurarse de su cumplimiento (Broderick & Blewitt, 2003).

Como una alternativa a la conceptualización de categorías de estilos parentales, algunos investigadores han sugerido reemplazarla por el uso de dimensiones. Stewart y Bond (2002) encuentran que los estilos parentales son extremadamente útiles en la investigación y la práctica, en la medida en que describen con precisión agrupaciones de conductas parentales que se presentan de manera natural. Sin embargo, Barber (1997) y Darling y Steinberg (1993) han sugerido que las dimensiones de calidez, exigencia paterna y autonomía, consideradas por separado, son mejores indicadores de las características de la crianza que los estilos parentales. Stewart y Bond (2002) afirman que las dimensiones parentales son universales, y por lo tanto son mejores indicadores de las conductas parentales, especialmente cuando se comparan grupos culturales, ya que el significado específico de un comportamiento puede variar según la cultura.

Muchos investigadores han concluido que un estilo parental autorizado predice resultados generales positivos en el desarrollo y bienestar infantil (Carlson et al., 2000; Radziszewka, Richardson, Dent & Play, 1996; Steinberg, Lamborn et al., 1992). Sin embargo, una serie de investigaciones realizadas en diferentes contextos culturales, indicarían que no siempre el estilo parental autorizado se relaciona con resultados óptimos de socialización en niños y adolescentes (Bornstein & Bornstein, 2010; García y Gracia, 2010). Por lo tanto, parecería que el estilo parental de socialización idóneo dependería del entorno cultural donde este se desarrolla (Chao, 1994; Kotchick & Forehand, 2002).

Con respecto específicamente a los contextos de pobreza urbana, considerados de alto riesgo, algunas investigaciones han sugerido que los estilos parentales más autoritarios pueden ser necesarios, e incluso podrían aportar protección a los hijos, facilitando su adaptación en entornos difíciles (Brody & Flor, 1998; Furstenberg, Cook, Eccles, Elder & Sameroff, 1999), mientras que otras siguen afirmando que el estilo autorizado es siempre el más eficiente.

Los padres que viven en condiciones de vulnerabilidad social tienen una alta probabilidad de tener que enfrentar una serie de dificultades, más allá de la deprivación material, que afectan sus competencias parentales, por ejemplo: bajos niveles de educación, poca calificación para el trabajo, falta de acceso a trabajos y servicios, aislamiento, enfermedades físicas y mentales, y violencia doméstica. Estos factores pueden actuar de manera independiente uno del otro, pero muy probablemente interactúan produciendo un efecto en los estilos de crianza de los padres y en los resultados obtenidos por los niños. Sin embargo, nuestro conocimiento acerca de si y en qué medida un "buen" estilo parental tiene una función mediadora de los efectos de la pobreza en los niños, es aún limitado (Katz, Corlyon, La Placa & Hunter, 2007).

En un estudio anterior (Richaud et al., 2012) se encontró que los estilos parentales afectan el desarrollo de los niños siguiendo un patrón teórico que se mantiene a través de los contextos culturales. Es decir, siempre que el estilo parental sea disfuncional, ya sea excesivamente controlador o indebidamente laxo, el niño tendrá un desarrollo emocional inadecuado y por ende dificultades en las relaciones psicosociales, cualquiera que sea el contexto en que se desarrolle. Lo que sí puede variar es el grado de control, negligencia o aceptación ejercido por los padres que predomina en cada contexto, en función de las características del mismo.

Los objetivos del presente trabajo son: (a) analizar si las relaciones entre las dimensiones de la parentalidad y el ajuste de los niños en lo que se refiere a estrategias de afrontamiento, se mantienen constantes en una muestra argentina y otra española en contextos de pobreza; (b) comparar las dimensiones de la parentalidad en los dos grupos en estudio, y (c) determinar la eficiencia de estos estilos a través del estudio de la influencia de los mismos en la forma de afrontar la amenaza de los niños.


Método

Participantes

En esta investigación se trabajó con niños de 10 a 12 años considerados en estado de vulnerabilidad social en Argentina y en España. La vulnerabilidad social implica un proceso de desarrollo humano donde el niño está expuesto a un deterioro psicofísico por privaciones tales como la alimentación, afecto, protección, educación, entre otras. Se relaciona con niños que han sido gestados, criados o socializados, expuestos a una serie de factores que han ido restringiendo gradualmente sus posibilidades de desarrollo individual y de integración social.

Criterios de inclusión. Grupo de escolares que viven en condiciones desfavorables del medioambiente familiar y del entorno en general en el que nacen y crecen. En el caso de Argentina, se trata de niños que residen en barrios humildes o asentamientos de emergencia, con viviendas en condiciones precarias y que asisten a escuelas marginales.

Debido a que en algunos casos hay falta de cloacas y agua corriente, muchos niños sufren de enfermedades dérmicas y respiratorias. Asimismo, se observa que muchos de estos niños están en el límite de la desnutrición (bajo peso), con altos porcentajes de repetidores en los grados escolares y de padres sub-ocupados o desocupados, o con empleos mal calificados. Sus madres suelen ser empleadas domésticas o amas de casa, con niveles mínimos de escolaridad y con dificultades en el acceso a centros de salud. Esta situación genera presión emocional y malestar crónico familiar con riesgo muy significativo de violencia y negligencia para los niños. Alrededor del 30% es inmigrante y proviene de países vecinos.

En el segundo caso (España), más del 30% de los niños pertenece a familias inmigrantes o pertenecientes a minorías étnicas (cultura gitana en este caso). Viven en zonas periféricas de Valencia, en pleno cinturón industrial. El nivel cultural de las familias es bajo y muy bajo. El 70%, aproximadamente, tiene estudios primarios y un bajísimo porcentaje de estudios medios, y el porcentaje restante son analfabetos o analfabetos funcionales. En estas condiciones, los trabajos a los que tienen acceso son precarios y, cuando los tienen, permanecen muchas horas fuera de casa. Un alto índice de familias están desempleadas y otras viven de la mendicidad. Los niños tienen un elevado índice de ausentismo escolar.


Procedimiento

Después de una entrevista con los directivos de las escuelas donde se trabajaría, se envió a los padres una nota explicándoles los objetivos del trabajo y la tarea que se desarrollaría. Se les aclaró que la colaboración era voluntaria y anónima, con el compromiso de no proporcionar ninguna información individual al personal de la escuela. Se obtuvo el consentimiento informado de los padres y se explicó a los niños el objetivo del estudio, indicándoles que su participación era voluntaria y que podían interrumpirla en cualquier momento que desearan.

Para seleccionar las muestras se tuvieron en cuenta diversos criterios: (a) las características del establecimiento educativo (coeficiente socioeconómico de la escuela, índice de ausentismo); (b) el barrio de pertenencia y (c) el índice obtenido en la escala Méndez Castellano (Méndez-Castellano & Méndez, 1994).

En el caso de Argentina, para la selección del establecimiento educativo, se tuvo en cuenta la ubicación de las escuelas, que es a su vez un dato indicativo del lugar en que residen los niños. Por otro lado, se obtuvieron datos del Ministerio de Educación para contar con información objetiva, que pudiese dar cuenta del nivel socioeconómico de la escuela. Los datos del Ministerio proporcionan un coeficiente socioeconómico que se obtiene con base en el ingreso familiar, operacionalizado a partir de una escala que va de "muy bueno" a "deficitario".

Las escuelas donde concurren estos niños ofrecen servicio de desayuno, almuerzo y merienda, con el fin de minimizar las dificultades que presentan la mayoría de las familias de estos niños. Además, cuentan con un gabinete psicopedagógico integrado por un psicólogo, un psicopedagogo y una trabajadora social, que llevan adelante acciones para la detección y acompañamiento escolar de los niños que presenten dificultades en los aprendizajes.

En el caso de España, los niños están escolarizados en centros públicos de zonas declaradas de Acción Preferente por el Gobierno Valenciano desde el año 1993. En la actualidad, forman parte de los Centros, que cuentan con la aprobación del Programa de Educación Compensatoria. Los Centros se encuentran en dos zonas de la periferia de Valencia, en pleno cinturón industrial.

En el presente estudio, se optó por un enfoque multidimensional para medir la pobreza, ya que la escala Graffar-Méndez Castellano incluye a los tres indicadores (ingreso familiar, nivel de instrucción y nivel ocupacional de los padres) señalados como necesarios para obtener una medida estable del estatus socio económico (ESE) (Ensminger & Fothergill, 2003; McLoyd, 1998).

La muestra argentina quedó constituida por 262 niños, de ambos sexos, de 10 a 12 años de edad, con las características psicosociodemográficas antes descritas. Por su parte, la muestra española estuvo conformada por 196 niños, de ambos sexos, de 10 a 12 años de edad.


Instrumentos

Método social Graffar-Méndez Castellano

(Méndez-Castellano & Méndez, 1994). Permite caracterizar socioeconómicamente a la población. La escala evalúa cuatro variables: (a) profesión del jefe de familia, (b) nivel de instrucción de la madre, (c) principal fuente de ingreso de la familia y (d) condiciones de alojamiento. Cada variable consta de 5 ítems, los cuales se puntúan del uno al cinco. Posteriormente, estos se suman para obtener el estrato en donde se sitúa el grupo familiar. Los estratos son cinco: estrato I (clase alta: puntuaciones entre 4 a 6); estrato II (clase media-alta: 7 a 9); estrato III (clase media-baja: 10 a 12); estrato IV (pobreza relativa: 13 a 16) y estrato V (pobreza crítica: 17 a 20).

Escala argentina de percepción de la relación con los padres para niños de 8 a 12 años (Richaud, 2007a). Es un auto-informe dimensional basado en el modelo de Schaefer (Schaefer, 1961) y diseñado para evaluar las percepciones que tienen los niños de 8 a 12 años de edad de la relación con sus padres. Consta de 32 ítems que se responden con "Sí", "Más o menos", o "No". El análisis factorial (con N = 1243 niños) indicó cinco tipos de relaciones, tanto con el padre como con la madre: (a) aceptación, (b) control normal o aceptable, (c) control estricto, no patológico pero menos aceptado, (d) control patológico y (e) autonomía extrema o negligencia (Richaud, 2007a).

En el presente estudio solo se tuvieron en cuenta las dimensiones aceptación (αA1 = .89; αE= .87 para la madre y αA= .87; αE= .89 para el padre), control patológico (αA= .75; αE= .80 para la madre y αA= .80; αE= .79 para el padre) y autonomía extrema o negligencia (5) (αA= .71; αE= .75 para la madre y αA= .71; αE= .77 para el padre), que corresponden a receptividad parental (parental responsiveness) y exigencia parental (parental demandingness) de Baumrind (1967), y a no comprometido o negligente (uninvolved or neglectful parenting) de Maccoby y Martin (1983). La aceptación implica que los padres se centran en satisfacer las necesidades de los niños, que aceptan su autonomía y están positivamente involucrados con ellos (ejemplo: "A mi mamá/papá le gusta hablar y estar conmigo la mayor parte del tiempo"). El control patológico se refiere a la exigencia basada en el castigo, la generación de ansiedad y culpa, o el retiro de relaciones (ejemplo: "Mi mamá/papá cree que castigándome va a corregir mi mal comportamiento"; "Mi mamá dice que portarse mal es muy grave y puedo tener problemas cuando sea grande"). La autonomía extrema o negligencia implica no ocuparse del el niño y dejar que se arregle solo (ejemplo: "Mi mamá/papá me deja ir adonde quiero; no le importa a qué hora llego a la casa").

Cuestionario Argentino de afrontamiento para niños (Richaud de Minzi, 2006). Consta de 27 ítems con tres posibilidades de respuesta: "Sí", "A veces", "No". Se incluyeron tres ítems por cada subdimensión: (a) focalizado en la evaluación: análisis lógico (por ejemplo: "Pienso mucho en el problema para entender mejor lo que me está pasando"), reestructuración cognitiva (por ejemplo: "Trato de sacar algo bueno de todo lo feo que me está pasando") y evitación cognitiva (por ejemplo: "Trato de olvidarme del problema jugando, mirando tele, haciendo otra cosa"); (b) focalizado en el problema: búsqueda de apoyo (por ejemplo: "Le cuento a un amigo a ver si me puede ayudar"), acción sobre el problema, (por ejemplo: "Hago algo para solucionar el problema"), y búsqueda de gratificaciones alternativas (por ejemplo: "Dejo el problema para otro momento y me pongo a hacer algo que me gusta"), y (c) focalizado en la emoción: control emocional, (por ejemplo: "Me pongo mal, pero trato de que no se note"), inhibición generalizada o paralización (por ejemplo: "No hago nada, no sé qué hacer") y descontrol emocional (por ejemplo: "Grito o insulto").

La consistencia interna se estudió a través del alpha de Cronbach, obteniéndose un coeficiente α= .71 para el factor estrategias funcionales, y un coeficiente α= .74 para el factor estrategias disfuncionales tanto en la muestra argentina como en la española.


Procedimiento estadístico

Se calcularon medias aritméticas, desvíos estándar y correlaciones entre las dimensiones parentales y las diferentes estrategias de afrontamiento utilizadas por los niños. Se realizaron además dos análisis múltiples de variancia (MANOVA) para: (a) estudiar si existían diferencias en las dimensiones de relaciones de los padres con los hijos en los dos grupos: Argentina y España, y (b) para estudiar si existían diferencias en las estrategias de afrontamiento en los niños de los dos grupos estudiados.


Resultados

Descripción de las características sociodemográficas de los dos grupos

Se calcularon las frecuencias y porcentajes de edad y género para cada grupo obteniéndose los valores incluidos en la tabla 1.

Determinación del estrato económico de ambos grupos según la escala Graffar

Los grupos familiares de los niños de ambos grupos se situaron entre los estratos IV y V de la Escala de Graffar- Méndez Castellano. Teniendo en cuenta los indicadores de esta escala, se obtuvieron los porcentajes presentados en la tabla 2.

En la tabla 3 se presentan los valores medios para cada uno de los indicadores de la escala Graffar-Méndez Castellano.


Relaciones entre las dimensiones parentales con las estrategias de afrontamiento de los niños en Argentina y España

Las correlaciones entre las dimensiones parentales y las estrategias de afrontamiento de los niños indicaron un patrón similar en ambos grupos, relacionándose la dimensión aceptación con estrategias funcionales en los niños, y las dimensiones negativas (control patológico y negligencia) con estrategias disfuncionales.


Expresión de las dimensiones parentales según la cultura

La comparación entre las dimensiones parentales de las dos muestras analizadas indica que la cultura tiene una influencia significativa en el estilo parental (FHotelling (6.417) =48.69; p= .000; η2= .41). Los contrastes univariados indicaron que los niños españoles percibieron significativamente mayor aceptación de la madre y del padre, mayor control patológico de la madre y menor autonomía extrema o negligencia de parte de ambos padres, que los niños argentinos (ver tabla 5).

El MANOVA realizado para comparar las estrategias de afrontamiento de los niños españoles y argentinos indicó diferencias significativas en general (FHotelling (9.448)= 15.06; p=.000; η2= .23). Los contrastes univariados indicaron mayor análisis lógico, reestructuración cognitiva, búsqueda de apoyo, acción sobre el problema y control emocional, y menor descontrol emocional y paralización en los niños españoles con respecto a los niños argentinos (ver tabla 5).


Discusión

La calidad de la crianza juega un papel significativo en la determinación del ajuste social y emocional de los niños (Aseltine, 1995; Smith & Krohn, 1995). El desarrollo emocional, que depende en gran parte de los vínculos con los cuidadores primarios, es la base de la adquisición de otras competencias que no podrían desarrollarse sin aquel. El desarrollo de los niños en el plano emocional y cognitivo conductual, que se manifiesta en sus recursos para afrontar el conflicto, depende de la arquitectura del cerebro y de su interacción con el ambiente (Richaud, 2010). En este sentido, el estilo parental es un proceso crítico en el desarrollo de todos los niños, que puede estar afectado en el caso de aquellos que viven en la pobreza, por los factores más arriba descritos, como bajos niveles de educación de los padres, trabajo poco calificado, falta de acceso a trabajos y servicios y aislamiento, entre otros. Estas condiciones de vida y el estrés psicológico asociado debilitan muchas veces la habilidad de los padres (Kaiser & Delaney, 1996; Sturge-Apple, Davies & Cummings, 2006).

Se han elaborado distintas teorías para explicar la aparente diferencia en los estilos parentales entre los padres de niveles económicos medios y bajos (Danziger & Waldfogel, 2000; Elder, Nguyen & Caspi, 1985; Ghate, Hazel, Creighton & Finch, 2003; Harris & Marmer, 1996; Jefferis, Power & Hertzman, 2002). Sin embargo, parecería que no solo es importante tener en cuenta el nivel económico en el estudio del estilo parental en contextos de pobreza. Las familias están inmersas dentro de una variedad de culturas y sistemas sociales, tanto formales como informales (Katz, Corlyon, La Placa & Hunter, 2007). Distintos autores (Barnes, 2004; Deater, Deckard, 2004; Marsh & Mackay, 1994) afirman que los padres deprivados económicamente, pertenecientes a diferentes grupos culturales responden en forma diferente a los estresores de la pobreza.

En el presente trabajo se analizó, en primer lugar, si en dos culturas diferentes como la argentina y la española, el patrón de correlaciones entre las dimensiones del estilo parental y el funcionamiento del niño &mash;manifestado a través de estrategias más o menos funcionales de afrontar el conflicto&mash; se mantenía constante. Se encontró que tal como esperábamos, la aceptación de ambos padres se relacionó positivamente, en ambos grupos, con las estrategias más funcionales (reestructuración cognitiva, acción sobre el problema) y negativamente con el descontrol emocional, que implica impulsividad, agresividad y falta de control inhibitorio (Richaud et al., 2013).

En el caso de las dimensiones parentales negativas, tanto el control patológico paterno como la negligencia de ambos padres se relacionaron positivamente, en ambos grupos, con el descontrol emocional de los niños.

Con respecto al segundo objetivo, los resultados indican que el grado en que se presentan las dimensiones parentales es efectivamente diferente para cada grupo. En el caso del grupo argentino, se encuentra una aceptación significativamente más baja de parte de los padres (media-baja), un control patológico medio, pero con valores más altos que los de aceptación, y un nivel significativamente más alto de negligencia que en la muestra española (Richaud, 2005, 2007b). Los niños del grupo español perciben una aceptación adecuada (media-alta) y significativamente mayor que la del grupo argentino, pero el control patológico de la madre es significativamente más alto, aunque dentro de los valores medios, acompañado de una negligencia significativamente más baja que la del grupo argentino.

Con respecto al tercer objetivo, referente a si las dimensiones parentales predominantes en cada contexto serían más funcionales para el desarrollo sano del niño, los resultados indican que los niños del grupo argentino, cuyos padres son menos aceptantes y controladores, y más negligentes, adoptan estrategias de afrontamiento menos eficientes y que implican un mayor conflicto emocional. En el caso de los niños españoles cuyos padres presentan mayor control, pero con buenos niveles de aceptación, estos (los niños) desarrollan estrategias de afrontamiento más eficientes, con menos descontrol afectivo y predominio de estrategias más centradas en la evaluación y la acción sobre el problema.

Con respecto a la cultura argentina y española, si bien tienen raíces comunes, también tienen elementos que las diferencian. En primer lugar, el 88% de los argentinos se considera de origen europeo, pero no solo español. Debido a la fuerte inmigración europea del siglo XIX y principios del XX, llegaron a Argentina italianos, (aproximadamente 40% de la inmigración), españoles (40%), y un 8% de alemanes, franceses e ingleses, que junto con la población mestiza (mezcla de indio y español de la época colonial) configuraron un nuevo tipo cultural con características peculiares.

Con respecto a la concepción de la pobreza, en Argentina, después de la gran movilidad social que tuvo lugar a mediados del siglo XX, se produjo un cierto estancamiento, tendiéndose, sobre todo desde los gobiernos, a una política de asistencialismo que perpetúa las condiciones de indefensión de estas personas, en lugar de fomentar el desarrollo de sus recursos a través de la educación, la capacitación y el trabajo. En España, en cambio, habría una voluntad más clara de desarrollo e integración social de estos grupos vulnerables. Esto se pone de manifiesto, por ejemplo, en la diferencia entre los planes que se distribuyen en Argentina con la sola condición de una certificación de pobreza, con el seguro de desempleo vigente en España. En el primero, no es necesario haber trabajado alguna vez; en el segundo, sí. Esta podría ser parte de la explicación de una mayor negligencia en los padres del grupo argentino.

En resumen, el patrón de correlaciones entre las dimensiones del estilo parental y el funcionamiento del niño &mash;manifestado a través de estrategias más o menos funcionales de afrontar el conflicto&mash; se mantuvo constante en las dos culturas. Por otra parte, se podría decir que la cultura, aún en el caso de la argentina y la española, que tienen muchos elementos en común, influiría en el grado en que se presentan las dimensiones parentales. Además, parecería que el estilo de aceptación y control moderado, aún cuando este último sea algo inadecuado, favorecería el desarrollo socioemocional del niño, mientras que la baja aceptación y la mayor negligencia se relacionaría con mayores problemas en el desarrollo del mismo. En otras palabras, estas dimensiones parentales pueden variar en el modo de manifestarse según las culturas, pero los patrones de relación entre las características parentales y el desarrollo del niño permanecerían invariantes (Richaud et al., 2013). Finalmente, parecería que no siempre el estilo parental característico de un entorno cultural sería el más idóneo para el desarrollo de los niños.


Implicaciones, limitaciones y direcciones futuras

En el presente estudio se han encontrado algunos resultados que reafirmarían la influencia de la cultura sobre los estilos de crianza, aunque no se han establecido las características culturales específicas en cada caso que podrían explicar las diferencias halladas, tales como el tipo de influencia de la familia extensa, las características de los lazos con la comunidad, como los amigos y los vecinos, o las expectativas y representaciones sociales. También se ha aportado información a la controversia acerca de si los estilos parentales serían los más eficientes en función de los contextos en que se desarrollan los niños, resultando de nuestro estudio, aunque limitado, que aparentemente esto no siempre sería así. Si bien se han comparado dos culturas, ambas tienen en común el ser latinas y tener lazos de intercambio muy profundos.

La investigación además se realizó con una muestra de una sola ciudad de Argentina: la ciudad de Paraná, y de una sola ciudad de España: la ciudad de Valencia. Sería importante en futuros trabajos comparar las dimensiones parentales en grupos de estratos socioeconómicos bajos y medios, en grupos culturales más diferentes, así como la influencia de otros factores tales como la estructura de la familia, el apoyo social, las características personales, etc.

Por último, si bien desde la perspectiva cognitivista, es fundamental el informe del propio niño, ya que expresa su particular percepción, que sería la que incide sobre su comportamiento, también sería conveniente complementar la evaluación incluyendo la perspectiva de los padres para obtener una visión más completa del complejo entramado de la relación diádica.


1 Las iniciales A corresponden a los valores de alpha para la muestra Argentina y las iniciales E, para la muestra española.



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