* Médico Epidemiólogo, ex becario CLAP/OPS Correo electrónico: epivar@hotmail.com

Hace unos días dialogué con un profesional de alto nivel en una importante EPS de Antioquia quien me informó del alto costo hospitalario derivado de la atención de mujeres con enfermedades cardiovasculares, renales y otras que son consideradas crónicas y degenerativas. Al mismo tiempo hablamos del promedio de 1,4 hijos por mujer en la población afiliada a esta entidad.

Sin duda este fenómeno demográfico y epidemiológico (altas tasas de morbilidad y mortalidad en las mujeres asociadas a enfermedades crónicas y reducción sostenida de la natalidad sobre todo en el estrato medio y alto) plantean para los próximos años nuevas oportunidades y retos para los ginecólogos y obstetras del país.

Si hablamos de oportunidades, vale decir que Antioquia prepara en este momento la creación de varios proyectos denominados Clínicas de la mujer con aprobación de alcaldes visionarios, concejales comprometidos y un grupo de ginecólogos que ven en estas nuevas IPS alternativas de empleo, investigación, capacitación y trabajo interdisciplinario en beneficio del gremio y las mujeres colombianas.

No se trata solamente de proyectos de atención materno-perinatal. Los proyectos de los cuales hablamos pretenden una atención integral y con perspectiva de género en beneficio de la población más vulnerable en cada municipio: las mujeres. Desde el nacimiento, hasta la senectud, pasando por la infancia, la adolescencia y la vida adulta y la tercera edad, estas nuevas IPS serán en poco tiempo modelos de atención integral.

Las Clínicas de la mujer serán un espacio diseñado con perspectiva de género, sencillo, moderno y funcional, que permita el ejercicio profesional de diferentes disciplinas de la salud con calidad humana, protocolos de atención basadas en la mejor evidencia y procesos de atención que sigan toda la normativa vigente en habilitación y acreditación hospitalaria, siempre bajo una mirada social para beneficiar a las clases menos favorecidas, pero abiertas a toda la comunidad.

Las mujeres podrán participar junto a los arquitectos y médicos en el diseño de las salas de espera, los consultorios, los baños, las cafeterías y otros espacios que garanticen un mayor sentido de pertenencia y empoderamiento hacia el centro de atención. Así fueron construidas las casas de paso para las pacientes de alto riesgo obstétrico en la Habana, Cuba, donde todas las instalaciones fueron preparadas contando con el aval de las comunidades de mujeres.

En estas clínicas se podrá atender a las mujeres con problemas cardiovasculares, renales, oncológicos, urológicos, dermatológicos, psiquiátricos, musculares, y claro está, los relacionados con la salud sexual y reproductiva con el objetivo de centralizar la atención, reducir los costos por transporte y disminuir los retrasos administrativos y de atención clínica.

Nuestras ciudades tienen recursos disponibles y políticas públicas sociales para adelantar este tipo de proyectos en beneficio de nuestras mujeres (niñas, adolescentes, madres y abuelas). Solo falta que los obstetras y ginecólogos con visión de futuro presenten estos proyectos a los líderes gubernamentales o inversionistas con enfoque social. Ya tenemos el "modelo antioqueño" básico y estamos listos para compartirlo con otras regiones, para que desde el Amazonas hasta Riohacha se beneficien de su propias Clínicas de la mujer.

Hay investigadores colombianos residentes en el exterior, que apoyan y respaldan este tipo de proyectos, con seguridad estarán dispuestos a colaborar en la formación de talento humano, transferencia de conocimiento y respaldo para investigación en este tipo de instituciones en Colombia.

Si avanzamos en esta propuesta, el gremio de la ginecología será pionero, antes que otros especialistas se adelanten a la idea.