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Revista Colombiana de Psiquiatría

versão impressa ISSN 0034-7450

rev.colomb.psiquiatr. v.28 n.3 Bogotá jul./set. 1999

 

RODRIGO A. MUÑOZ Y LA PSIQUIATRÍA COLOMBIANA*

Humberto Rosselli**

*Homenaje al Dr. Rodrigo Muñoz Barragán Presidente de la Asociación Psiquiátrica Americana.

**Asociación Colombiana de Psiquiatría, Sábado 20 de marzo de 1999. Fundador y Ex Presidente. Asociación Colombiana de Psiquiatría.


Es para mí motivo de inmenso orgullo y de íntima satisfacción llevar la palabra, en nombre de la Asociación Colombiana de Psiquiatría en el homenaje que se rinde hoy al Doctor Rodrigo Muñoz Barragán, Presidente de la Asociación Psiquiátrica Americana.

Se ha señalado repetidamente, por propios y extraños, el hondo significado que para la Psiquiatría latinoamericana y particularmente la colombiana ha tenido la exaltación del doctor Muñoz a la Presidencia de esa Asociación, no solamente por ser la asociación psiquiátrica nacional más importante del mundo, agrupando más de 40.000 Psiquiatras, sino que rara vez ha escogido psiquiatras no estadounidenses para presidirla a lo largo de los 155 años de su existencia.

El doctor Muñoz es el primer latinoamericano que asciende a tan alta posición de la Psiquiatría mundial y sólo ha sido precedido en la Presidencia de la APA por otros dos psiquiatras graduados y formados fuera de los Estados Unidos, el profesor Adolf Meyer de origen suizo y el doctor George Tarjan, húngaro.

Para los latinoamericanos, el significado y la satisfacción de tener al doctor Muñoz en tal posición, representa una mayoría de edad y el reconocimiento internacional al desarrollo científico y cultural que las ciencias ligadas a la Salud Mental han alcanzado en el subcontinente ya para finalizar el siglo XX. Como señalaba Renato Alarcón al registrar la posesión del doctor Muñoz en la Presidencia de la APA: "Él es, en buena medida, el obsequio que la Psiquiatría hispánica da a la norteamericana para decirle claramente que también el Sur del continente genera, nutre y comparte aspiraciones trascendentes"(1).

Para poner un poco en antecedentes, sobre todo a los colegas que han venido defuera a este homenaje, permítanme hacer una breve alusión al desarrollo de la psiquiatría colombiana y a las escasas ocasiones en que ha tenido la oportunidad de asomarse a la escena internacional. La prehistoria de la psiquiatría colombiana se debe situar en el siglo pasado cuando, en la década de 1870, se fundaron los primeros establecimientos para enfermos mentales en Bogotá y Medellín. Un segundo hito tuvo lugar ya en este siglo cuando en 1916 y años siguientes se inauguraron las primeras cátedras de enfermedades nerviosas y mentales, también en las facultades de Bogotá y Medellín. El segundo profesor de la Facultad de Bogotá, considerando como "el primer psiquiatra completo" de la medicina colombiana, doctor Maximiliano Rueda Galvis (1886-1944) emprendió las primeras investigaciones biológicas sobre enfermedades mentales y fue así como estudió la parálisis general, la malario-terapia, las psicosis parasitarias y, hacia 1930, las Encefalitis Psicóticas Agudas Azotémicas, variedades del Delirio Agudo Mortal, investigaciones que le fueron reconocidas en Francia y que le merecieron los elogios de los Profesores Marchand, Toulouse y Courtois de la Facultad de Medicina de París(2). Fue esta la primera vez que nuestra psiquiatría se asomó, tímidamente a un escenario exterior.

A mediados del siglo ya el grupo de psiquiatras colombianos fue creciendo, se fundaron clínicas y hospitales psiquiátricos, nuevas facultades de medicina en las cuales también se comenzó a enseñar la psiquiatría, se introdujo el psicoanálisis, aparecieron los neurolépticos y los antidepresivos, todo lo cual fue dando un sentido y una coherencia al ejercicio de la psiquiatría que se fue formando como especialidad.

La Asociación Colombiana de Psiquiatría se fundó en 1961, ha agrupado la mayor parte de los psiquiatras colombianos formados en el país y en el exterior. Cuenta en la actualidad con más de 400 miembros. En sus 38 años de existencia ha albergado lo medular de la psiquiatría colombiana: ha celebrado 37 Congresos nacionales y 2 internacionales; hace 35 años publica la Revista Colombiana de Psiquiatría, una de las más antiguas del subcontinente, que en sus 27 volúmenes y en sus 12.000 páginas ha recopilado lo más sustancial y valioso de la psiquiatría colombiana en la segunda mitad del siglo. Dos de sus miembros han sido Presidentes de la Asociación Psiquiátrica de América Latina (APAL). En Colombia también funcionan varias Sociedades de Psicoanálisis, de Psiquiatría biológica, Neuropsicología, etc.

Otras proyecciones colombianas en el campo internacional han sido los aportes de la Escuela de Cali con el Profesor Carlos A. León a la cabeza, quien ha estado en las directivas de la Asociación Mundial de Psiquiatría, ha presentado numerosos trabajos de investigación sobre realidades y fenómenos autóctonos, ha sido conferencista invitado en dos ocasiones a congresos de la Asociación Psiquiátrica Norteamericana con las conferencias "Simón Bolívar" sobre la violencia en Colombia, lo mismo que ha presentado lecturas en los Congresos Mundiales y en numerosos otros países sobre temas de la especialidad.

Gracias a la gestión del doctor León se fundó en Cali en 1978 el Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Salud Mental, que ha cumplido desde entonces importantes tareas en la investigación, divulgación y adiestramiento en Salud Mental siendo el primero en Suramérica.

Desde su vinculación en 1968 al Estudio Piloto Internacional de Esquizofrenia, desarrollado por la OMS en 9 países de culturas diferentes, uno de los cuales fue Colombia, a cargo del grupo del Profesor León, sus investigaciones se han orientado en forma predominante al seguimiento, evolución y pronóstico de los pacientes esquizofrénicos en los cuales ha obtenido hallazgos sorprendentes que le han permitido esbozar un cambio del paradigma tradicional del deterioro irremediable de los esquizofrénicos. En su seguimiento, después de 2, 5, 1 O y 26 años del Estudio Piloto, ha comprobado que los enfermos de los países menos desarrollados han mostrado una evolución más favorable que los de los países altamente desarrollados. "Las conclusiones, en su conjunto, ofrecen una visión esperanzada y optimista de la evolución a largo plazo de la esquizofrenia, que desmiente la tan arraigada noción tradicional del deterioro causado por el trastorno"(3).

Desde el vecino campo de la Neurología, las contribuciones colombianas más importantes han sido el hallazgo de la Hidrocefalia con Presión Normal por el colega Salomón Hakim y su correspondiente tratamiento por la válvula del Hakim. Más recientemente los trabajos de Neurofisiología del investigador Rodolfo Llinás, Profesor de la Universidad de New York y técnico de la NASA por las investigaciones especiales. Refiriéndome al panorama de la psiquiatría colombiana me permití expresar hace algunos años:" La Psiquiatría en Colombia ha venido en sostenido ritmo de progreso. Algunos de sus exponentes y de los trabajos realizados han merecido consideraciones internacionales. Comparándola con sus congéneres de la América Latina no se puede considerar como la más avanzada pero tampoco las más atrasada del continente y en muchos momentos ha dado ejemplo de laboriosidad, cordura e iniciativa que han motivado constructivamente a los países hermanos. Amplios horizontes se vislumbran hoy para la especialidad entre nosotros, abandonados por la obra de quienes nos precedieron y alimentados por las perspectivas de esta rama de las ciencias de la conducta, aún joven pero no en plena floración y desarrollo"(4).

Este es apenas una especie de telón de fondo para destacar enseguida la figura de nuestro homenajeado de hoy, el Profesor Rodrigo A. Muñoz. Rodrigo Muñoz nació en Popayán el 21 de Marzo de 1939. Justamente está cumpliendo ahora sus doce lustros. (Happy birthday, Mr. President). Para quienes no están familiarizados con la historia de Colombia haber nacido en Popayán posiblemente no represente mucho. Pero para los colombianos sí es un timbre especial de orgullo y tradición. Popayán, en el contexto de la historia patria, es como la alacena familiar en que se guardan las armas y las letras. El poeta Eduardo Carranza recordaba la ciudad así:

"En Popayán de piedra pensativa,
en su clima de tibia melodía.
Bajo una antigua niebla de leyendas
Y un trémulo glosario de campanas... "(5)

Indudablemente el poeta estaba pensando en las 48 campanas históricas que adornan las torres de la ciudad, las cuales, según ha informado la prensa, después de 40 años volverán a tañer en jubiloso concierto múltiple el próximo jueves santo a la media noche. Yo pensaba que iban a celebrar justamente el cumpleaños y la visita de Rodrigo Muñoz.

El apellido Muñoz es de rancia prosapia payanesa. Una antigua copla caucana así decía, en forma un tanto irreverente:

"Antes que Dios fuera Dios
y los peñascos peñascos
eran Muñoz los Muñoz
y los Velascos, Velascos"(6).

(De paso quiero señalar que, en cuanto a los Velascos, parece que en el campo de la psiquiatría el apellido ha florecido especialmente en Méjico con los Velasco Suárez, Velasco Alzaga y Velasco Fernández, entre otros).

Rodrigo Muñoz estudió bachillerato y medicina en su ciudad natal y se graduó de médico en la Universidad del Cauca en 1963. Hasta en 1941 sólo había tres Facultades de Medicina en el país (Nacional, Antioquia y Cartagena). En 1942 surgió la primera facultad privada en Bogotá en la Universidad Javenana. Posteriormente en 1950, se reinauguró la de la Universidad del Cauca en Popayán, ya que había tenido existencia en una primera época entre 1941 y 1890, y en la cual vino ahora a formarse el colega Muñoz. Posteriormente se crearon de la Universidad del Valle (1950), la de Caldas (1952), la del Rosario (1966), la de la Universidad Industrial de Santander (1967) y más recientemente otras muchas a favor de la Ley 30 de 1992 que favoreció sin cortapisas la apertura académica de la educación superior. Se calcula que en la actualidad hay cerca de 50 facultades de medicina en el país, lo que ha merecido justa preocupación en las autoridades médicas y académicas(7).

Una vez graduado, el doctor Muñoz se orientó por la psiquiatría y al respecto escogió uno de los programas más novedosos que había en el país para iniciar sus estudios de posgrado. El Hospital Mental de Antioquia, inaugurado hacia pocos años y que desde 1959 había empezado un programa de entrenamiento de posgrado en psiquiatría, en el cual se matriculó Rodrigo Muñoz durante el año de 1963. De este Hospital se expresaba así el doctor Augusto Esquibel, Consultor de la Organización Panamericana de la Salud, en su informe de 1 965: «La Beneficencia de Antioquia tiene un hospital psiquiátrico situado cerca de la ciudad de Medellín. Sus características físicas son excelentes y sus hermosos edificios están muy bien mantenidos. Tiene un servicio de consulta externa muy activo que satisface muy bien las necesidades de preadmisión y control ulterior. Cuenta con el personal adecuado y suficiente y, al visitar todas sus dependencias, se tiene una sensación de eficiencia. Este hospital tiene un programa bien desarrollado de terapéutica del trabajo, así como un programa de adiestramiento para médicos residentes. En este establecimiento, parece que los pacientes reciben el beneficio de un programa adecuado, notándose una atmósfera dinámica...»(8).

Con razón se consideraba entonces el Hospital de Bello como un orgullo para la psiquiatría colombiana y sus residentes eran aceptados en los programas de E.U. como en el caso del doctor Muñoz. Como Director Científico actuaba el doctor Osear Robledo Restrepo quien, en la parte docente estaba asesorado por un excelente grupo de psiquiatras como los doctores Gonzalo Restrepo Ochoa, Jesús Mora Correa, Alberto Morales Tobón, Hugo Campillo y Octavio Ángel, entre los que recordamos. Cumplido este primer paso en su formación como psiquiatra, Rodrigo Muñoz se trasladó a los Estados Unidos en donde hizo un año más de Residencia en el Hospital de Fairfied Hills de Conneticut y luego dos años más en la Universidad de Washington en San Luis, Missouri, en donde terminó su formación como psiquiatra. Se me ocurre que su vinculación con esa Universidad haya tenido algo que ver la gestión de nuestro común amigo Julio Estrada quien era entonces profesor de dicho claustro.

Siguiendo la hoja de vida del doctor Muñoz a lo largo de 32 años continuos de ejercicio profesional en los Estados Unidos, me parece encontrar tres etapas claramente definidas y sucesivas con diferentes intereses pero siempre localizadas en la clínica psiquiátrica que ha sido su gran vocación y entusiasmo. La primera de ellas, entre 1965 y 1970, tuvo lugar en San Luis Missouri y su vinculación con la Universidad de Washington; la segunda entre 1970 y 1 977 la constituyó su permanencia en el Estado de Wisconsin y los hospitales y centros de salud mental del Condado de Sheboygan, y la tercera está marcada desde 1977 por su traslado a California, particularmente a San Diego y su vinculación con la Universidad de California.

Durante su permanencia en San Luis, además de su trabajo clínico, me parece que el doctor Muñoz se embarcó en una tarea de mucho aliento que habría de dar un vuelco memorable al paradigma del diagnóstico para la investigación en psiquiatría con el grupo de los doctores Feighner y colaboradores que proponían una visión más científica y mensurable para validar el diagnóstico psiquiátrico. Hasta entonces la tarea diagnóstica se fundamentaba básicamente en la opinión personal y en el «ojo clínico», en lo cual eran muy expertos los psiquiatras europeos, particularmente los franceses, pero que al ser una prueba muy subjetiva se prestaba para múltiples interpretaciones, aveces contradictorias, al ser valorado un mismo caso por diferentes colegas. Esto afectaba la credibilidad de la psiquiatría en relación con las otras ramas de la medicina que podían exhibir criterios más comprobables y objetivos(9).

Los criterios diagnósticos propuestos por el grupo de San Luis fueron en un principio vistos con cierto escepticismo por los psiquiatras clínicos acostumbrados a la «certeza» que representaba un buen examen clínico y, aunque propuestos inicialmente con fines de investigación y para un grupo reducido de trastornos, se fueron abriendo progresivamente a un mayor campo de aplicación hasta lograr una aceptación a casi todos los diagnósticos de los Manuales Diagnósticos y Estadísticos de la Asociación Psiquiátrica Americana DSM-III y DSM-IVy, lo que es más importante, incluidos como pautas para el diagnóstico en buena parte de los rubros de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10).

Más recientemente, como señala el mismo doctor Muñoz: «durante los últimos 10 años se ha producido un progreso enorme en la psiquiatría: avances en neuroquímica, en genética y en la visualización del sistema nervioso central (Pet sean, etc.) que permiten realizar un diagnóstico mucho más refinado y ayudan en el tratamiento de desordenes depresivos, de la ansiedad y bipolares, en la dependencia química, la esquizofrenia y el Alzheimer». Todo lo anterior llevó al doctor Muñoz a concluir: «creemos haber demostrado sin lugar a dudas que el cerebro es el órgano primordial de la psiquiatría».

Durante la etapa de su permanencia en Sheboygan, Wisconsin, el doctor Muñoz dirigió los programas de Alcoholismo y Abuso de Drogas lo mismo que los de Gerontopsiquiatría, convirtiéndose en un experto y haciendo al respecto varias publicaciones. Más tarde ya en California, sus actividades como clínico han sido múltiples destacándose sus trabajos en las Clínicas de desordenes afectivos y de los trastornos de ansiedad, los criterios diagnósticos de anorexia y bulimianerviosas, en psicosis reactivas breves y en psicosis post-parto. Últimamente varios de sus escritos se habían dirigido a la situación de ios psiquiatras residentes en los Estados Unidos pero graduados en el exterior.

El doctor Muñoz ha sido, entre muchas distinciones honoríficas, Presidente de la Academia Americana de Psiquiatras Clínicos y Editor de la Revista de Psiquiatría Clínica. Ha sido autor de cinco libros y decientos de artículos, Profesor Clínico de Psiquiatría de la Universidad de California y miembro de más de 20 Asociaciones Científicas. Con la Asociación Americana de Psiquiatría ha participado en forma muy activa desde 1981 haciendo parte de varios comités particularmente los de graduados en el exterior y los de Educación Internacional, hasta su elección actual como Presidente de la APA.

Siguiendo también sus conexiones con la psiquiatría colombiana a través de noticias y publicaciones en la Revista Colombiana de Psiquiatría, tenemos que en varias ocasiones ha sido invitado a dictar cursos y conferencias particularmente en la Asociación Colombiana de Psiquiatría (Congresos de 1978, 92, 93 y 97), Clínica Montserrat (1983), Sociedad Antioqueña de Psiquiatría en Medellín (1993), Seguros Sociales en Cali (1984), así como en la Asociación de Psiquiatras Colombianos residentes en los Estados Unidos.

En la Revista Colombiana de Psiquiatría, en diciembre de 1968 (Vol. II, No. 2, pág. 141), por primera vez se reseña un artículo de Rodrigo Muñoz, el que escribió en colaboración con Luis Schwarz en el American Journal (Aug. 1968) sobre los niveles sanguíneos de azúcar en pacientes tratados con Cloropromazina. En 1976 (Vol. V, No. 4, pág. 456) se reseña otro artículo del Journal sobre tratamiento de la Intoxicación Trícicla. En el No. 1 del volumen VI (marzo 1 977) el doctor Muñoz publica su primer artículo en la revista: «Problemas Mentales, Médicos y Sociales de Pacientes Admitidos a una Sala Psiquiátrica», en el cual revisa 14 casos de primera admisión a la sala de psiquiatría del Hospital de Sheboygan de Wisconsin, en la tercera parte de los cuales encontró una combinación de problemas psiquiátricos, sociales y médicos, adelantándose varios años al Modelo Biopsicosocial propuesto por George Engel.

En el mismo volumen VI No. 2 (Junio/77) se publicó la traducción de su trabajo: «El Tratamiento de la Intoxicación por Tricíclicos», que había sido ya publicado en el American Journal de septiembre del año anterior. En él preconiza el uso de la fisostigmlna como el antídoto más eficaz en esos casos.

En el mismo año publicó en la revista Hospital de Colombia de Laurentlno Muñoz (Vol. 20, No. 2, marzo-abril 1977, pág. 23) su artículo «La Compasión y la Medicina» en que considera que el médico es una persona con derechos y privilegios que no le son dados por su deseo de curar sino por su conocimiento y su eficacia como terapeuta.

Al año siguiente (1978) Rodrigo Muñoz fungió como corresponsal de la Revista Colombiana de Psiquiatría y en tal carácter envió una inteligente y extensa crónica sobre el Congreso 131 de la APA celebrado en Atlanta en mayo de ese año. Se refiere a su encuentro con Rubén Rumbaut, un psiquiatra cubano residente en Houston, y al avance de los latinos en los Estados Unidos. Para ese año ya había más de mil psiquiatras de habla española en la APA y en cierta forma pronosticaba el futuro actual, cuando escribe: «De hecho (se) está esperando que lleguemos a 2.000. Cuando eso y por necesidad seremos una fuerza política importante». Menciona también sus actividades personales en el Congreso como el «Curso de Resucitación Pulmonar» que él dirigió como lo había hecho en otros años. Se refiere al avance de las tendencias «humanistas», «biologistas» y «descriptivas», en la psiquiatría de ese momento. Hubo más estudios sobre drogas que sobre psicoterapia y la esquizofrenia produjo el mayor número de trabajos sobre un solo tema(11).

Al año siguiente (1979) volvió a contribuir Rodrigo a la Revista Colombiana con su trabajo de interés palpitante: «Relaciones entre Psiquiatras y Psicólogos» que presentó en el XVIII Congreso Nacional de Psiquiatría de Medellín. A partir de entonces, las múltiples tareas del doctor Muñoz lo llevaron a consultar «oráculos más altos que su suelo» y por lo tanto hubo de prescindir de una colaboración que nos enriqueció a nosotros tanto como a él. Ahora, tratando de seguir algo de la trayectoria del doctor Muñoz en su gestión como Presidente de la APA, lo más sorprendente es su prodigiosa actividad y los múltiples campos que domina y que ha intervenido en su tarea. Se explica uno asíel prestigio y popularidad que han acompañado su trayectoria. En un país de gente tan activa y organizada como han sido los Estados Unidos, que un latinoamericano haya mostrado tan exigentes y entusiastas dotes de organizador y administrador, es lógico que asombre y sorprenda a los colegas norteamericanos.

Un rasgo que también maravilla es la forma como el doctor Muñoz maneja y conoce la cultura norteamericana, su historia, los núcleos que la integran, la mezcla de razas, los orígenes, las minorías y, obviamente, la expansión y condiciones varias de la minoría hispanohablante que, en cuestión de 7 años pasará a convertirse en la primera minoría racial de los Estados Unidos, desplazando a la minoría afro-americana.

El doctor Muñoz se ha preocupado infatigablemente por preparar la psiquiatría norteamericana para el próximo milenio. Es así como ha puesto a laborar a múltiples comités y grupos de trabajo en todos los temas candentes que será necesario enfrentar para el año 2000 y los siguientes. Ha apreciado la importancia de estimar y aceptar la diversidad multiétnica de la nación, al paso que conservar la importancia del individualismo. Ha encabezado un movimiento multl-institucional para luchar contra la drogadicción que continúa siendo una plaga con ramificaciones continentales de todo orden, que afecta a todos los países del continente.

Se ha preocupado por garantizar una mejor calidad de vida para los ancianos a través de eficientes programas de Gerontopsiquiatría. Lo mismo que por mantener actualizados a los psiquiatras en los avances de la psicofarmacología y la psicoterapia, favoreciendo que la psiquiatría mantenga su liderazgo dentro del equipo de salud mental. Al considerar, como lo decía en alguna ocasión, que la APA es una sociedad de miembros y que «la obligación de su Presidente es para con ellos y para con los pacientes, y no para con la Sociedad en sí misma», (12) ha tratado de hacer de la APA una sociedad más democrática y participativa. También se ha preocupado por mejorar la economía de las Asociaciones y de los servicios psiquiátricos amenazados, allá como aquí, por las entidades intermediarias prestadoras de servicios.

El norte y el instrumento de su labor de liderazgo ha sido siempre la Clínica, tema que será el del próximo Congreso de la Asociación Psiquiátrica Americana que se reunirá en Washington en mayo próximo y con el cual ha logrado interesar y entusiasmar a la psiquiatría norteamericana, de ordinario interesada en temas más abstrusos y menos prácticos. En la presentación preliminar del programa, Rodrigo sintetiza su visión actual del papel del psiquiatra en la siguiente forma: «El arte y la ciencia se mezclan en las actitudes, habilidades y conocimientos de los psiquiatras, aquellos médicos mejor conocidos por charlar con sus pacientes. La investigación ha dado precisión a nuestros diagnósticos y efectividad a nuestros tratamientos. Estamos ayudando mejor que nunca a nuestros pacientes con los serios trastornos que les tratamos, incluyendo los trastornos ansiosos y del afecto, las psicosis, las dependencias de sustancias y los desórdenes secundarios a daños estructurales del cerebro. La psicoterapia y los psicotrópicos son más efectivos y mejor dirigidos en cuanto tratamos más pacientes en nuestros consultorios, en la comunidad, en marcos académicos, en áreas rurales, en servicios para veteranos, en las prisiones y en cualquier otro sitio en que los podamos hallar»(13). Sobra decir que en todas estas tareas el doctor Muñoz ha sido totalmente apoyado por su esposa Alicia y por sus hijos.

Un detalle simbólico que para mí ha representado mucho como emblema de las ejecutorias perdurables que dejará la Presidencia del doctor Muñoz en la APA, ha sido la incorporación de nuestra humilde eñe española en el vocabulario y publicaciones de la APA. Después de estar por siglos extrañada del idioma inglés, la tímida y escurridiza eñe, decimosexta letra de nuestro alfabeto, con su virgulilla melindrosa, ha vuelto por sus fueros y, desde la Presidencia de Muñoz, ya no se avergüenza de mostrarse en público y permite a los colegas y gentes de habla española que podamos pronunciar con orgullo tanto su apellido como palabras de tan rancio abolengo como antaño y hogaño, sin contar con el último año, por ejemplo, en que el doctor Muñoz será el último Presidente de la APA en este siglo. Ojalá esta conquista ortográfica se vaya haciendo extensiva a otros medios científicos y periodísticos.

Para terminar, que ojalá esta agradable sesión de homenaje facilite para la psiquiatría colombiana el anhelo ya expresado por el doctor Muñoz al asumir su mandato: «A mí me gustaría -decía él- continuar fomentando un acercamiento de ustedes (los psiquiatras colombianos) a los Estados Unidosy ayudar para que la imagen de la Psiquiatría en Colombia sea la mejor, además querría que usáramos todas las oportunidades que tiene Colombia, no solamente por la calidad de su personal humano, sino también por su localización geográfica para convertirla más y más en aquel centro científico que nosotros queremos formar en Latinoamérica»(14).


Referencias

1. Alarcón Renato. Haciendo historia (Un hispano en la Presidencia de la Asociación Americana de Psiquiatría). Médico Interamericano (New York) 1998; 17(7): 347.        [ Links ]

2. Rosselli Humberto. El Profesor Maximiliano Rueda Galvis. Primer Psiquiatra Colombiano. En: La Locura de Epifanio y Otros Ensayos. Bogotá: Ediciones Tercer Mundo, 1987. Págs. 182-196.        [ Links ]

3. León Carlos A. y León Agatha. Curso Clínico y Evolución de la Esquizofrenia en Cali. Un estudio de seguimiento de 26 años. Salud Mental (México) 1996; 19 (2): 12-35.        [ Links ]

4. Rosselli Humberto. Historia de la Psiquiatría. En: Psiquiatría; Toro RJ y Ortega H (editores). Medellín. Coorporación de Investigaciones Biológicas; 1982. Pag. 16.        [ Links ]

5. Carranza Eduardo. Los Pasos Cantados. Colección Autores Nacionales No 8. Instituto Colombiano de Cultura. Bogotá: Editorial Andes; 1975. Pag. 57.        [ Links ]

6. Mesa Bernal Daniel: De los Judíos en la Historia de Colombia. Memoria de la Historia. Planeta Colombiana Editorial; 1996. Pag. 239.         [ Links ]

7. Rosselli Humberto. Historia de la Psiquiatría en Colombia, Tomo II. Bogotá: Editorial Horizontes; 1968. Págs. 751 y ss.        [ Links ]

8. Esquibel Augusto. Informe sobre la salud mental en Colombia. Rev Colomb Psiquiatr 1966; 1(5): 225.        [ Links ]

9. Feíghner JP, Robins E, Guze SB, Woodruff RA, Winokur G y Muñoz R. Diagnostic Criteria for use in Psychiatric Research. Arch Gen Psychiatric 1972; 26: 57-63.        [ Links ]

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11. Muñoz Rodrigo. El 131° Congreso Anual de la Asociación Psiquiátrica Americana. Rev Colomb Psiquiatr 1978; (3): 330.        [ Links ]

12. Arteaga Pallares Carlos. Un Colombiano Presidente de la Asociación Psiquiátrica Americana. Entrevista con el doctor Rodrigo Muñoz. Rev Colomb Psiquiatr 1997; XXVI (2): 89-100.        [ Links ]

13. Muñoz Rodrigo A: President's Theme: The Clinician American Psychiatric Association. 1999 Annual Meeting. Submission Forms.        [ Links ]

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