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Revista Colombiana de Psiquiatría

Print version ISSN 0034-7450

rev.colomb.psiquiatr. vol.30 no.2 Bogotá Apr./June 2001

 

ARTÍCULO ORIGINAL

VIENTO DEL TRÓPICO JOSÉ FRANCISCO SOCARRÁS COLINA (1907-1995)

 

JOSÉ FRANCISCO SOCARRÁS COLONA TROPICAL WIND

 

HENRY GARCÍA MONCALEANO*

* médico, psiquiatra, psicoanalista y docente universitario. Miembro del Comité Editorial de la Revista Colombiana de Psiquiatría.

 


Médico, psiquiatra, psicoanalista, poeta, escritor, educador, académico, político. Profesor de psicología, psiquiatría, psicoanálisis, maestro, era «viento de trópico». Él era trópico, lluvia, explosión, conflagración, enredo, violencia, calma.

Nació en Valledupar el 5 de noviembre de 1907 y murió en un accidente trágico el 23 de marzo de 1995. Nunca dejó de rastrear el pensamiento de diferentes autores para encontrar el conocimiento científico, relacionarlo con lo genético, comprender los fenómenos psicosociales, utilizó la introspecci ón, la experimentación, la dialéctica buscando superar las filosofías antitéticas y las dogmáticas, buscando una síntesis entre dos posiciones contrarias.

Escribió mucho y sobre muchas cosas, había una necesidad en él de hilar, hacer una trama entre la educación, la salud física y mental, la política, la sociedad, la seguridad en Colombia, de interpretar la sociedad.

Palabras clave: Historia de la psiquiatría; José Francisco Socarrás.

 


Physian, Psychiatrist, Psychoanalyst, poet, Writer, Educator, Academician, Politician. Professor of psychology, psychiatry, psychoanalysis, teacher, a tropical wind. He was tropic, rain, explosion, outbreak, entanglement, violence, calm.

He was born in Valledupar, november 5, 1907 and dier in a tragic accident, march 23, 1995. He kept tracking the thought of different autors in order to find scientific knowledge, relations with genetics, understanding of psychosocial phenomena. He made use of insight, experimentation and dialectics, trying to overcome antithetical and dogmatic philosophies, looking for a synthesis between a couple of opposed positions.

He wrote a lot and about many things; Cocarrás had the need to spin, to weave among education, physical and mental health, politics, society, safety in Colombia, interpretation of society.

Key Words: Psychiatry, History; José Francisco Socarrás

 


RAÍCES

José Francisco Socarrás Colina, mé- dico, psiquiatra, psicoanalista, poeta, escritor, educador, académico, político, profesor, maestro, era viento de trópico. Él era trópico, lluvia, explosión, conflagración, enredo, violencia, calma. Viento de Trópico como su libro que da "fé de una espl éndida pasión de rebeldía y de justicia " [1].

Nació en Valledupar el 5 de noviembre de 1907 y murió en un accidente trágico el 23 de marzo de 1995. El amor por su profesión y su nacionalidad lo hacían sentir orgulloso de ser colombiano, y de Valledupar. Tres días antes de morir había manifestado su deseo de volver a su tierra natal. En la mente se vuelve al lugar de donde se parte. Diferentes líneas llevan a un momento de la vida, a un azar entre todas las posibilidades, a la muerte. A Valledupar fueron a reposar sus restos.

Vino a morir el 23 de Marzo de 1995, atropellado por una motocicleta, frente a su casa, le robaron el malet ín; lo llevaba en el brazo y contenía un trabajo sobre Pasteur que iba a llevar a la Academia Nacional de Medicina. Como todo escritor, escrib ía varias cosas al tiempo, tenía en preparación varios libros para publicar: La Enseñanza del castellano en Colombia, Hernando y Alfredo de Bengoechea, Eduardo Santos, Los bandoleros no llegaron, La criminalidad en Colombia, Historia de Valledupar y Traducciones poéticas de Jacques Prévert, libro cuyo lanzamiento prepara la esposa para este año.

Hijo de general, nieto de coronel, ambos lucharon en la guerra de los mil días, guerra civil de principios del siglo pasado. Su abuelo fue el Coronel José Francisco Socarrás, tambi én escritor, historiador, un caballero que no atacaba sino de frente, jam ás emboscándose y fue muerto por sus compatriotas liberales a quienes herido les dijo "antes de dejarme herido, mátenme" y quien victorioso sobre el enemigo dejó redactado un tratado de paz que los dejaba libres. Su padre fue el General Sabas Socarr ás, su madre, Crisanta Colina. Así como el profesor Socarrás era hijo natural de Crisanta, ésta fue hija natural de Trinidad Colina de Payares y de Tomás Pavajeau, hijo natural de Juan Bautista Pavajeau, amigo del General Bolívar [2].

En el Tiempo escribe el doctor Socarr ás: "El hijo natural no tiene porque acomplejarse, ya que has manifestado interés por mi biografía, si quieres empiezo por decirte que soy hijo natural, puede ser útil para muchos colombianos que tienen un sentimiento de inferioridad por ser hijos naturales, nunca me he sentido desgraciado por esto, debo agradecer a la sociedad de Valledupar que me hizo feliz la infancia, nunca fui discriminado por mi origen, la solución de los problemas no está tanto en las leyes que le reconozcan sus derechos patrimoniales sino en su familia y en el ambiente que le den amor al que tienen derecho desde la infancia, mi padre fue un gran padre y mi madre fue una gran madre, el general Sabas Socarras, mi madre era Crisanta Colina, tuvieron un amor bastante estable y un par de hijos hombres"[3].

Su mamá Crisanta, y la hermana Concordia, tenían un almacén, que el padre de José Francisco surtía con mercancías que traía de Riohacha a Valledupar a lomo de mula. Valledupar era una ciudad muy aislada y el sitio más cercano era Riohacha. Recuerdos del papá como un hombre que tenía el don de adivinar qué personas eran confiables y quienes no, y que veía cuando venía a Valledupar a traer mercancías. Recuerdos de su madre como una mujer emprendedora, severa, muy trabajadora, religiosa, que lo obligaba a ir a misa. El Profesor Socarrás fue acólito. La mamá abría el almacén todo el día, desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde, era una mujer que rezaba mucho, una persona que trabajaba permanentemente, levantándose temprano, acostándose tarde. Se empeñó mucho en que su hijo estudiara, era estricta, le permit ía que jugara de 5 a 6 de la tarde y lo sentaba después a hacer tareas. Su abuela se ocupaba mucho de él. Tuvo un hermano Sabas Ramón que muri ó asesinado el 23 de marzo de 1945; 50 años más tarde el mismo día, él moriría [2].

De sus antecesores hay tendencias a la lectura, a recoger información y a los servicios a la comunidad. Se casó en un primer matrimonio con Clementina Zúñiga Márquez (1935- 1946), las cosas no funcionaron bien por intereses diferentes, "no hicieron buen matrimonio". Con su amiga Sofía Scholl tuvo un hijo, Alvaro. Se casó por segunda vez por lo civil el 3 de febrero de 1956, con Alice Castro en Ciudad de México. Alice refiere "fue un esposo maravilloso, no tengo una queja de Francisco, lo conocí posteriormente, era soltera, llevaba una vida en Valledupar bastante buena, la familia Castro era reconocida. Fue una semana Santa a pasar vacaciones con Lizarazo (el doctor Arturo Lizarazo) y Rosita (la esposa) y en un baile nos conocimos y nos gustamos; nos casamos sin dinero, con mucha oposición y mucha guerra de todo el mundo, por lo civil. Yo he sido muy independiente en mi forma de pensar, yo no tenía prejuicios, él me decía : Yo tengo un puesto ya conseguido para dirigir el hospital psiquiátrico de Marsella (Francia), lo único que tenemos es contestar sí o no, si mis amistades no te reciben bien inmediatamente nos vamos para Marsella. Pero vine aquí y me atendieron estupendamente", si no hubiera sido así otra sería la historia. Tuvieron dos hijas, Alicia casada con un americano, se educó en Suiza en hotelería y turismo, él dijo que si era lo que le gustaba, deb ía ir al mejor sitio; y Beatriz, "él quería que ella estudiara psicología, pero Beatriz era inquieta y se casó joven a escondidas".

FORMACIÓN

Buen estudiante. Realizó su primaria en Valledupar, luego viajó a Barranquilla a continuar sus estudios por dos años, finalmente llegó a Bogot á e ingresó al Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, cuna de ilustres pensadores, políticos, abogados, en donde terminó en 1923. En Bogotá, un amigo de su padre fue el acudiente, el doctor José Manuel Manjarrés, escritor de El Tiempo. La influencia en esa época era francesa y española, había inquietud e inter és por la Revolución Rusa que acababa de pasar, ya era líder, y fue nombrado delegado de la Federaci ón de Estudiantes ante los congresos estudiantiles [2, 4].

El doctor Socarrás estudió Medicina en la Escuela de Medicina y Ciencias Naturales (Universidad Nacional), las prácticas las adelantó en el Hospital San Juan de Dios, donde por su desempeño fue nombrado jefe de trabajos prácticos en química y biolog ía. Después de su tendencia e inter és por las ciencias biológicas y el laboratorio, se interesó por lo psicol ógico. En 1927 es jefe de trabajos en la clínica psiquiátrica del doctor Maximiliano Rueda, una cátedra que movía resistencias en la Iglesia. Vendi ó su capa y compró las obras de Sigmund Freud traducidas al espa- ñol por Ballesteros. La psiquiatría de la época era la inoculación del paludismo, el cardiazol, los enfermos bastante deteriorados, los manicomios. El concepto del desarrollo psicológico de la sexualidad como factor que intervenía en la génesis de los trastornos mentales fue revolucionario. Ve por primera vez hacer psicoterapia a sus profesores (Maximiliano Rueda, López de Mesa): "Realmente se estaban horas con el paciente hablando con ellos". Esto lo seduce, sienta las bases de su práctica. Se gradu ó con la tesis "Psicoanálisis. Fundamentos ". No se limitó a presentar teóricamente las ideas psicoanalíticas, fue un clínico consumado "marcado por el profesor José María Lombana Barreneche", quien lo había impresionado por la manera tan detallada de hacer los exámenes clínicos y la lógica analítica que aplicaba para el diagnóstico de la enfermedades. Sustentó su trabajo en su análisis personal y en 10 historias clínicas de pacientes en quienes utilizó la hipnosis, las asociaciones libres, el interrogatorio a presión, el análisis de sueños [2, 4, 5].

Hace su rural en Simijaca en medio de la crisis de los años 30. Luego es elegido concejal en Ciénaga, tesorero departamental de la Gobernación en Santa Marta y médico del distrito en Santa Marta. Siguen entonces muchos cargos, uno de los cuales hay que destacar, el de la rectoría de la Escuela Normal Superior que creció gracias a su labor y a la llegada de eminentes profesores que huían de la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Se integraron disciplinas científicas, tecnológicas y fueron organizados planes docentes. Fue acusado por El Siglo de mezclar a Marx, Kant y Freud y de "educar sin Dios y corromper nuestra niñez y juventud, dándoles en forma cruda y descarnada una información freudiana sobre las operaciones más sagradas de la vida animal humana "[2, 4].

La Doctora Virginia Gutierrez de Pineda, citada por el doctor Sánchez Medina, refiriéndose a Socarrás, la mujer y la Escuela Normal Superior, refiere "nos enseñó el uso de la libertad y a borrar el estigma de la mujer inferior, fue el libertador de la mujer, de la cultura". Después de escribir, en 1942, Laureano Gómez. Psicoanálisis de un resentido, obra controvertida que fue atacada por el clero y el Diario El Siglo (hoy está prohibido realizar "análisis silvestres" de personajes vivos), se siente en peligro y se auto-destierra gracias a una beca que le consigui ó su amigo Paul Rivet. En Paris (1946–1950) hizo los estudios de neurolog ía y psiquiatría con los doctores Henri Ey, Jean Delay, Paul Giraud, de neurología con el doctor Julián Ajuliaguerra (Clinique des Aliénés - Asile de Sainte Anne), aná- lisis personal con el doctor Paul Senac, supervisiones con Sara Nacht y Pierre Bouvet en el Instituto Psicoanal ítico de Paris. Asistió a los cursos de psiquiatría infantil con el doctor Serge Lebovici en el Hopital des Enfants Malades y de neurología del Hôpital de la Salpetriére, participó en la creación del Grupo de Psicodrama Psicoanalítico. A su regreso de Francia lo recibieron muy bien e inclusive en El Siglo le publicaron artículos [2, 4].

CARGOS Y MEMBRESÍAS

Estudios y cargos desempeñados en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia 3, estudios de especialización en Paris 4, sociedades científicas a las que perteneci ó 7, membresías en la Academias 7, cargos docentes 14, cargos administrativos 17, asistencia a corporaciones científicas docentes y psiqui átricas 23 [5].

No es posible separar las diferentes actividades y facetas, tenía ideas, era un filósofo, era un estudioso que leía, un gran lector, un educador que ense ñaba, era hijo de un general que trataba de imponerse. Se interesaba por conocer de todo y se entusiasmaba fervorosamente con una teor ía pero era tan inquieto que se disociaba por allí por allá, quería saber de muchas cosas pero no se dedicó a fondo en una.

Cargos administrativos: Director de Educación Pública del Departamento del Magdalena (1935), Rector de la Escuela Normal Superior (hoy Universidad Pedagógica Nacional) (1938-1945), Miembro del Consejo Directivo de la Universidad Nacional (1942), Miembro del Consejo Nacional de Estadística (1944), Representante al Consejo Nacional (1945- 1946), Presidente de la Federación de Trabajadores de la Educación (1944- 1945), Cofundador del Instituto Colombiano del Sistema Nervioso en 1953, Director del Gimnasio los Rosales del Instituto Colombiano del Sistema Nervioso (1952-1953), Director de la Clínica Montserrat del Instituto Colombiano del Sistema Nervioso (1960-1962), Miembro del Consejo Directivo de la Universidad Libre (1963), Asesor del Grupo de Salud Mental del Ministerio de Educaci ón Nacional (1973-1974), Miembro del Consejo Nacional de Salud Mental (1975), Miembro del Consejo Asesor de Salud Mental del Instituto de Seguros Sociales (1976), Presidente del Tribunal de Ética Médica de Cundinamarca (1982-1987) [6].

DOCENCIA Y MEMBRESIAS

Su carrera docente se inició en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia. En 1927, fue preparador por concurso del laboratorio de química biológica de esta Institución, al año siguiente fue jefe de trabajos prácticos, en 1929 interno por concurso de la clínica de neurología y psiquiatría, en 1938 profesor de ciencias sociales del curso preparatorio, un año después fue nombrado profesor agregado de la clínica semiológica; de 1939 a 1945 fue profesor titular por concurso de las cátedras de antropología y psicolog ía de la facultad de derecho [2].

Fue profesor de filosofía y fisiología del colegio de bachillerato de la Universidad Libre (1927-1929), profesor de biología del Colegio Zeledón en Santa Marta (1934-1935), profesor de psicología en la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia (1929-1930, 1938-1945) y en la Universidad libre ( 1929-1930, 1954, 1957), profesor de psicología de la Escuela Normal Superior (1936- 1945), profesor de antropología del Instituto Etnológico Nacional (1941- 1943), profesor del Instituto Psicoanal ítico de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis (1951–1968), profesor en los cursos sobre Dinámicas de Grupo de Incolda (1970-1976), profesor invitado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (1968-1976), profesor invitado en la Facultad de Psicología de la Universidad Javeriana (1975–1976), profesor invitado a cursos sobre Psicoanálisis en la Universidad del Norte, Barranquilla (1977- 1982), profesor de psicoterapia de grupo en la facultad de Psicolog ía de la Universidad Javeriana (1981-1982) [2, 6].

Fue cofundador del Instituto Etnol ógico Nacional (1941), miembro de la Sociedad Colombiana de Psicopatolog ía, Neurología y Medicina legal de Colombia, miembro de la sociedad L´Evolution Psychiatrique de Paris, fundador del Grupo de Estudios psicoanalíticos de Colombia (1953-1961), miembro de número de la Academia Nacional de Medicina (1978), miembro de la Academia de Historia del Magdalena (1980), miembro de número de la Academia Colombiana de la Lengua (1984), miembro fundador de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina (1981), miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Historia (1989) [2, 6].

La trayectoria del profesor Socarrás abarca un inmenso campo de las ciencias médicas y sociales desde la psicología, psicopatología, antropolog ía, el psicoanálisis, hasta llegar a la biología, fisiología, neurología, psiquiatría y semiología, ciencias enriquecidas por él mismo en sus estudios sobre pedagogía, etiología, filosof ía e historia. Es un hombre versá- til con una vasta cultura y capacidades de liderazgo, un excelente expositor que atrae al auditorio con su magnetismo. Es un estudioso de las ciencias pedagógicas, de su historia, de sus normas, de sus planes de estudio y de la legislación con respecto a la salud y a la educación.

Debía ser centralista (etimológicamente Socarrás significa "cabeza de la plaza principal"), quería tener el mando y no lo pudo alcanzar o mantener. Cuando lo tuvo fracasó, era un líder que no arrastró realmente a las grandes masas, se le caía su sistema porque buscaba concentrar la organizaci ón y administración en un poder central al cual no llegaba. Colombia nunca había tenido un imperio central, nosotros descendíamos del imperio de Carlos V, pero como los nativos nunca lo tuvieron, existían cacicazgos, regionalismo, se intercambiaba y se peleaba. Las tribus peleaban entre sí, han pasado 500 años y seguimos en lo mismo.

SU TEMPLE

Hay que diferenciarlo como médico, psiquiatra, psicoanalista, humanista, escritor, científico, historiador, educador, esposo, padre y en sus etapas de formación, de académico y maestro. Como académico recogió honores, atrajo la atención de los investigadores y de ilustres pensadores, recogi ó datos históricos y los difundió. La herencia, enseñanzas de su casa, el estudio, los condiscípulos ilustres, los libros que leyó, todo lleva al camino de la maestría. Perteneció a una generación que quería cambios. Bogotá era un ambiente de tertulias conservadoras, liberales, comunistas. Era inquieto, quería educar y enseñarle al colombiano a caminar, comer, vestirse, hablar, quería soluciones reales, rápidas.

Guillermo Sánchez Medina lo describe como "... un hombre siempre erguido, de un caminar ágil y tenaz, con una fascie plácida, y penetrante mirada, que no se doblegaba porque podría oscilar de un juego de niño tierno o adolescente inquieto al filó- sofo maduro. Su mirada era en general profunda, alerta, penetrante, fija, agresiva, sagaz, como la de un águila con su presa y con el conocimiento, en especial, así era su mirar con el ojo izquierdo; en cambio, con el derecho se notaba todo un juego de recuerdos con cierta picardía e inquisición; sus labios delgados reflejaban la parquedad, la tenacidad y disciplina en la demostración de sus emociones, no así de su lenguaje trascendente, enfático y seguro; con palabras medidas, exactas, tajantes sin duda que dejaba al otro en silencio, demostrando cuál era su camino, hablaba el francés, leía el italiano y portugués; su piel y nariz eran amalgamas de diferentes etnias; sus orejas estaban pegadas pero siempre dispuesto a escuchar, su pensamiento agudo, y sus manos cálidas las daba en forma cariñosa, así como era su amistad" [2].

El Doctor Carlos Plata refiere: "Socarr ás no era rencoroso, se ponía bravo, era muy capaz; tenía la aptitud de reunir gente que tuviera ideas creativas y apoyar esas ideas y sacarlas adelante; ...como amigo era excelente...como psicoanalista, hacía un buen análisis, pero no era su campo, no me imagino a Socarrás sentado, era como tenerlo amarrado". Se molestaba cuando le ofrecían cargos políticos directivos, el no era el polí- tico diplomático, sino el ideólogo y acostumbraba a ser directo y franco[ 2].

El Doctor Rosselli recuerda que con el paso de los años cambió mucho, dejó de ser tan susceptible, ya era un maestro.

Su esposa refiere: "Salía de su psicoan álisis a jugar con sus hijas chicas, como un niño, coleccionaba música clásica toda la vida, aquí no se podía oír música popular, el vallenato no era cultura para sus hijas. Le encantaba la lotería, es de la familia. Le facinaban los libros, tenía una colección como de 10000 ejemplares, la de psicología se la dí a la Luis Angel Arango, la otra la mandé a Valledupar, la vendí, era amigo de todos los libreros de Bogotá, en el piso de arriba de una cuadra, no cab ían más, en toda parte había libros, tampoco me gustaba que comprara tantos, me le ponía un poquito brava. ¿Sabe que hacía? Traía los paquetes de libros y los dejaba en el hall los sábados, escondidos, como un niño chiquito y cuando se veía que yo ya no estaba, corría y los metía en un cuarto". Los hermanos lo querían mucho "lo mejor que tenía la familia era Francisco". Lo describe como cariñoso, comunicativo, muy buen conversador.

Continua la esposa. "Él quería mucho el psicoanálisis, tuvo varias veces ofertas del gobierno, de ministerios y jamás aceptó ninguno, porque "tenía compromisos con la gente que estaba formando en psicoanálisis. Se lo dijo a Carlos Lleras Restrepo en una ocasión cuando mandó el carro de la presidencia para que fuera y ofrecerle el ministerio de Educación. Dijo no Carlos, yo te agradezco mucho pero yo tengo un compromiso con mis alumnos". Tampoco aceptó la oferta de la Gobernación del Cesar, ni de Misael Pastrana para Rector de la Nacional, ni la de Belisario Betancur como Embajador en la UNESCO. Tuvo lazos de amistad con diferentes personalidades de la política nacional, Carlos Lleras Restrepo, Alfonso López Michelsen, entre otros.

En el recuerdo de sus discípulos y amigos está el que intervenía con frecuencia en las reuniones científicas, con el tono de un profesor dictando cátedra. Desde 1939, refiere el doctor Roberto de Zubiría, "se le notaba la actitud profesoral que lo distinguir ía toda la vida, esa fue su caracter ística esencial, su capacidad docente que lo convertía en un auténtico profesor". Algunos lo sentían rí- gido, arrogante, prepotente, estricto. Sin embargo con buen sentido de ecuanimidad y justicia pedía excusas a quien se hubiera sentido maltratado por él, podía pelear y volver a rescatar la amistad. Poseía la mayor bondad y el mayor sentido civilista. Su mayor ambición fue la de luchar contra la violencia: para ello promovió estudios psicológicos y sociológicos para lograr entender sus orígenes y así poder combatirla [5].

Era controvertido, porque era duro y medio arrogante, hablaba a lo coste ño, porque como una figura. Eso no es lo que gustaba de Socarras, la gente se sentía como ante un padre castrador. Era de pasiones, objeto de odios y pasiones. Como persona era muy buena, un caballero, pero tenía una franqueza que rayaba en la agresi ón o impulsividad. Era combativo y combatiente, intolerante con la mentira, luchador por la verdad, contra la sumisión y el maltrato al débil.

PUBLICACIONES Y CONDECORACIONES

Publicaciones de estudios pedagógicos y otros 6, publicaciones de estudios sobre alimentación y enfermedades por carencia 12, publicaciones de estudios sobre antropología, psicolog ía y psiquiatría 10. Trabajos de ingreso y ascenso a las academias: Academia Colombiana de Historia 4, Academia Colombiana de la Lengua 8, Academia Nacional de Medicina 12, Academia Colombiana de Educaci ón 1, Sociedad Colombiana de Psicoanálisis 1. Trabajos presentados en el Colegio Mayor de Nuestra Se- ñora del Rosario 3, obras publicadas 10, en preparación 7.

Recibió 6 condecoraciones: medalla "Camilo Torres", Presidencia de la República, (1976); medalla al mérito "Maria Concepción Loperena de Fern ández De Castro", Alcaldía de Valledupar (1984); Gran Cruz. Placa de Oro. Congreso de la República (1986); medalla cívica del mérito asistencial "Jorge Bejarano", Presidencia de la República (1986); condecoraci ón oficial "Simón Bolívar". Ministerio de Educación Nacional (1988); gran medalla "Agustín Nieto Caballero ". Presidencia de la República, Gimnasio Moderno (1989) [6].

No dejaba de rastrear el pensamiento de diferentes autores para encontrar el conocimiento científico, relacionarlo con lo genético, comprender los fenómenos psico-sociales, utilizaba la introspección, la experimentaci ón, la dialéctica superando las filosof ías antitéticas y las dogmáticas, en una síntesis entre dos posiciones contrarias. Escribió mucho y sobre muchas cosas:

Alimentación de la clase obrera en Bogot á, Alimentación de los campesinos de Moniquirá, Alimentación de la clase media en Bogotá, La alimentación en Colombia, Productos ailmenticios derivados de la soya, La quinua un grano olvidado, Necesidades alimenticias del pueblo colombiano, Las diferencias individuales en psicología, Le transfert en psychoterapie collective, Schizophrenie pseudo.-nevrotique et schizophrenie pseudo-caracterielle, Marihuana, Elementos estructurales de la violencia, Psicoanálisis. Fundamentos, Padilla: Héroe y mártir de la patria, Juan Bautista Pavajeau, el amigo del Libertador, Enseñanza del español en Colombia, La personalidad de José Asunción Silva, Criminalidad en Colombia a la luz del psicoanálisis, El general Santander y la instrucción pública, Libros: Laureano Gómez. Psicoanálisis de un resentido, Viento de trópico. Cuentos, La crisis de valores en Colombia, Facultades de educaci ón y Escuela Normal Superior [2].

Su mente era inquieta y tenía esa capacidad de analizar las personalidades, una cosmovisión muy grande que abarcaba mucho de las personas de la historia. Había una necesidad en Socarrás, de hilar, hacer una trama entre la educación, la salud física y mental, la política, la sociedad, la seguridad en Colombia, interpretar a la sociedad. [7,8]

Se educó en el Rosario, donde surgieron grandes pensadores, lingüistas. Estaba en un medio muy culto y con intereses políticos, herencia de todo un pensamiento que en ese entonces emergió. En el año 91 solicitó pertenecer a la Constituyente, fue con su diploma enmarcado al lugar de inscripción, no clasificó. Hoy en día un Socarras no nacería, quedará desfasado en el tiempo.

EL PSIQUIATRA, EL PSICOANALISTA. HISTORIA Y ANÉCDOTAS.

En 1960 el doctor Socarrás, refiere en una entrevista sobre su generación: "nos declaramos insurgentes contra lo que dominaba en el país: contra el feudalismo, contra la rutina en la Universidad. Y no sólo por el gusto de protestar característico en la juventud, sino por el deseo de renovar, de traer lo nuevo. Nuestra generaci ón trajo un mundo de cosas nuevas en varios aspectos. Trajimos la renovación de las ideas tanto a la derecha como a la izquierda. Naturalmente no era una revolución violenta, era una revolución humanística, una lucha contra lo ancestral que resultaba inefectivo e inoperante" [5].

Fue psiquiatra y debió aplicar electrochoques e insulina y psicofármacos, un clásico de los años 50, pero con tendencias psicodinámicas, a la psicoterapia, a hablar. En la Escuela Normal Superior, en 1939 creó un Laboratorio de Psicología, núcleo de la actual Facultad de Psicopedagog ía. En 1950 con los doctores Arturo Lizarazo, Alfonso Martínez, Carlos Plata, Carlos Castaño y Juan Casta- ño, fundó en Bogotá, el Gimnasio Rosales Instituto Psicopedagógico para niños difíciles y anormales, que fue el núcleo posterior para el Instituto Colombiano del Sistema Nervioso. Fue iniciador en Colombia de los métodos de psicoterapia de grupo y del psicodrama que había aprendido en Paris, y que inició en Bogotá con pacientes de la Clínica Montserrat. En 1960 fundó una Sociedad Colombiana de Psicoterapia, agrupaci ón que duró poco tiempo. En 1960 con un grupo de sociólogos, antrop ólogos, sacerdotes discípulos del grupo de psicoanálisis realizó en el Museo Nacional una serie de conferencias con el título general "Radiograf ía del odio en Colombia", enfocando el problema de la violencia. En 1968 con el doctor Hernán Vergara, personal científico de la Clínica Santo Tomás y varios psicoanalistas form ó el grupo Psiquiatría y Sociedad con planes asistenciales, docentes e investigativos en el campo de la psiquiatr ía social. Fue profesor en sus cátedras de psicología, en sus conferencias de psiquiatría, en sus seminarios de psicoanálisis [4].

El Profesor Rosselli recuerda la "primera clase" que tuvo del doctor Socarras. "El primer recuerdo que tengo de Socarrás fue cuando salió de la Escuela Normal, en donde fue rector durante unos 10 años, tenía fama de ser de extrema izquierda y que por eso lo había puesto en ese cargo, López Pumarejo, salió al parecer también por razones políticas, por izquierdizar este país. Edmundo Rico que era profesor de psiquiatría de la Universidad Nacional, y amigo de Socarrás lo invitó a integrarse a su cátedra, en quinto año se daba una clase teórica que se dictaba en el Asilo de Locas en la Calle 5 con carrera 12, en un saloncito estrecho en donde cabían 30 a 40 estudiantes, hacia 1945, allí daba sus clases Luis Jaime Sánchez, quien lo invitó, le hizo grandes elogios y lo describió como un hombre admirable. El se presentó, dijo que estaba dispuesto a compartir con nosotros, sus conocimientos y lo que quisiéramos en relación con la mente humana, la salud mental y la psiquiatría. Abrió una sesión de preguntas y un compañero nuestro que era como fregón Daniel Terreros, preguntó: ¿doctor Socarrás en su concepto los delirios o éxtasis que tenía Santa Teresa de Jesús, era cuesti ón verdaderamente mística o era algo mental que ella sufría?", Quien dijo miedo, Socarras se puso furioso: ya sabía yo que aquí me iban a tender trampas, eso es una trampa de los conservadores y el clero para quedar mal". Se salió de clase pero se la llevaba bien con Edmundo Rico y Luis Jaime Sánchez; volvió a dar clases más adelante.

Miembro fundador del Instituto Colombiano del Sistema Nervioso, fue director de la Clínica Montserrat; junto con Alfonso Martínez Rueda mejoró mucho los servicios de enfermer ía, contrató las primeras enfermeras graduadas, enfermeras psiqui átricas y auxiliares formadas. Había gente pudiente y de alta clase social que no tenía donde hospitalizarse cuando sufría una crisis mental. Al doctor Pierre Simonart, sacerdote y psiquiatra belga que hablaba español, y vivía en un Instituto del Hospital de Pensilvania comenzaron a llegarle pacientes colombianos que se trataban en Filadelfia. A Simonart lo invitaron a visitar Bogotá, mencion ó como se podía hacer un Instituto en Bogotá. Se creo el Instituto Colombiano del Sistema Nervioso, el 29 de noviembre de 1951, los iniciadores fueron los doctores José Francisco Socarrás, Alfonso Martínez Rueda, Carlos Castaño Castillo y Carlos Plata Mújica.

Del Instituto Colombiano del Sistema Nervioso se retiró porque entró en una polémica con Luis Jaime Sánchez por Las Llaves Falsas. Diario de un Toxicómano, novela escrita por José Vélez Sáenz un escritor que hab ía estado en tratamiento en la Clí- nica Santo Tomás, por adicción a las drogas (esas son las llaves falsas) y que en esa clínica había encontrado las llaves verdaderas (la religión). Relata su habituación a la marihuana, su depresión, su internamiento, sus tratamientos con electrochoques e insulina y su mejoría. Socarrás escribi ó un artículo comentado el libro y habló sobre los electrochoques: " pone al desnudo los procedimientos desuetos de una psiquiatría que aún se resiente del ningún respeto por la persona humana...su testimonio es una queja, no manifiesta contra terap éuticas como los electrochoques y los comas insulínicos que se prestan a las mil maravillas para dejar el pobre loco sumido en su drama y para tranquilizar la conciencia de quienes lo cuidan". La Sociedad de Psicopatología, Neurología y Medicina Legal protestó enérgicamente, Socarrás se defendió en otro artículo que decía que esos electrochoques ya no se justificaban, que ahora se trataba eso con lo que se llamaba psicoterapia; entonces Luis Jaime Sánchez se vino lanza en ristre, "en la Clínica Montserrat ponen 10 electrochoques diarios, y el doctor Socarr ás, es director". Terció Edmundo Rico. Finalmente la junta directiva de la Clínica Montserrat le llamó la atención, "por favor Socarras no siga en esa polémica por la prensa porque aquí aplicamos electrochoques ". Renunció y quedó por fuera 10 o 12 años hasta que volvió a ingresar. Otra polémica surgió cuando Socarrás defendió la lobulotomía como método capaz de producir curaciones "sociales".

Después de su formación psicoanal ítica en Paris regresó a Colombia y con el Doctor Arturo Lizarazo Boh órquez, formado en Chile bajo la guía de Allende Navarro y el doctor Hernán Quijada que venía de México conformó el Grupo Psicoanal ítico, el 6 de mayo de 1956, día del centenario del natalicio de Sigmund Freud. Son los pioneros y fundadores del movimiento psicoanalí- tico en Colombia [2, 4].

Desde cuando Philippe Pinel orden ó que fueran quitadas las cadenas de los enfermos psiquiátricos del asilo de Bicêtre en 1793 y de Jean Esquirol, sobresaliente reformador de hospitales, no tenía lugar una revoluci ón en psiquiatría como la que introdujo el psicoanálisis, el cual trajo una renovación intelectual histó- rica en la visión del ser humano. El considerar las fuerzas inconscientes como causas de enfermedad mental y emocional, el desarrollar un método terapéutico y de investigación que tuviera en cuenta los principios de placer y de realidad, los mecanismos de represión y de defensa, la resistencia y la contratransferencia, enriqueci ó, dinamizó la psiquiatría.

Los seminarios los dictaba en su casa, calle 35 entre carreras 17 y 18, una construcción muy elegante del barrio Teusaquillo, que tenía una sala muy grande y allí se reunían los candidatos, él se hacía en un rincón, se sentaba en una silla con brazos y se colocaba una manta sobre las piernas para que no le diera frío. Asistían Alvaro Villar, Julián Córdoba, Guillermo Ballesteros, entre otros. Era amable pero distante. Socarras se desviaba siempre del seminario para comentar cosas de política internacional, sociología, de medicina de derecho, hablaba de otras cosas distintas a lo que era el psicoanálisis. Julián Córdoba (candidato) lo comentaba con Lizarazo. En una reuni ón de las directivas de la Asociaci ón Psicoanalítica, en las cuales estaban presentes Arturo Lizarazo, Carlos Plata, Tufik Meluk, tal vez Mauro Torres, el doctor Lizarazo le dijo "usted no está enseñando psicoan álisis, me han dicho los muchachos que usted les enseña política y no sé que otras cosas", Socarrás se puso furioso, dijo "eso es un sofisma ", y después de una confrontación se acabó la reunión, todos trataron de poner paz, hubo una crisis muy sería que dividió a la Asociación Psicoanal ítica. Su temperamento lo llev ó a una situación conflictiva que terminó en el retiro del doctor Lizarazo rodeado de un grupo de colegas y estudiantes de la sociedad que formaron en 1956. Años después volvieron a ser íntimos amigos. El doctor Socarrás era también muy amigo del doctor Edmundo Rico, quién le daba muchos consejos, limaba las asperezas, y del doctor Alfonso Martínez Rueda, hijo del doctor Pompilio Martínez, y que representaba clase social, e influencia en la sociedad bogotana, a quien apreciaba y respetaba mucho.

Al final del siglo XIX y principios del XX, los países latinoamericanos recibieron gran influencia Europea. Con el psicoanálisis era ir más allá de la razón, en el campo de la irracionalidad, lo absurdo, llegar al inconsciente para conocerlo, comprenderlo y así poderlo manejar. No fue sencillo el inicio y hubo polémicas fuertes, como la que giró en torno a la condena papal al psicoanálisis pansexualista, que centralizaba la vida psíquica en torno a la vida sexual (Freud), en las cuales terciaron los doctores Hernán Vergara y Luis Jaime Sánchez. Y por otro lado los doctores José Francisco Socarrás, Alfonso Martínez y Arturo Lizarazo. Así lo plantea en Sobre el psicoan álisis: "La aclimatación del psicoan álisis en Colombia fue empresa de romanos, como ocurre con cualquier novedad en nuestra querida y rutinaria patria. La psiquiatría tradicional puso el grito en el cielo, en tanto más estruendo cuanto que nuestro principal opositor era nada menos que el doctor Edmundo Rico. Nuestros adversarios no escatimaban medio alguno para estigmatizarnos, así fueran la prensa, radio, los discursos. Para colmo de nuestra desventura, el Papa Pio XII se pronunció en contra de las teorías de Freud. A Lizarazo y a mí nos queda la satisfacci ón de haber sido pioneros y ello a costa de no pocos sacrificios" [2].

DIARIO EL TIEMPO [3]

La historia la hacen los hombres, los hechos se entrelazan con el tiempo. Su columna de opinión Por la Salud Mental en el Diario El Tiempo que mantuvo de 1976 a 1995 permite recorrer la historia de Colombia y la del doctor Socarrás. Plantea muy claramente las diferencias individuales en psicología así como la crisis de valores en Colombia, teñidos por una serie de factores antropológicos, raciales, sociales, económicos. Los miércoles, su columna cumple una labor de divulgación de temas mé- dicos, históricos y antropológicos, con repercusiones sociales.

Habla del manejo de las empresas licoreras y se refiere al "Estado cantinero que nutre sus arcas en un vicio que ha llevado al pueblo a los niveles más bajos y deplorable de la miseria ". En Cartas desde el Cesar (1969), describe la situación de un 40 % de los habitantes con problemas mentales, compara las situaciones con el Neuropsiquiátrico y Sibaté, habla de la falta de calor hogareño, de los pacientes que viven de la limosna, las recogidas de los alcaldes: "un día el alcalde de turno hace recogida, alquila un camión, busca al subalterno más desalmado, y le entrega el cargamento humano que el transportador deposita en sigilo y de madrugada en las goteras de la ciudad, algo distantes". Colombianos en plena emergencia neurótica (1972) habla de las tensiones del ejecutivo, los factores ligados a cambios en el estilo de vida, en un medio como el nuestro. Otro artículo habla de los consultorios médicos y de los impuestos. Hace alusión al sexo, al dominio de los hombres y las mujeres, al divorcio y la virginidad, a las mujeres y el destape. "Si la agresividad manifiesta femenina tiene un contenido sexual, con el destape se trata de algo así como un desafío provocativo". Menciona como sólo "sobreviven" uno de cada cuatro matrimonios católicos.

Discurre sobre la manera como hay que educar, de la soledad, del abandono del individuo, de la no solidaridad humana, de la muchedumbre, del anonimazgo, la mutilación de la personalidad. Diserta sobre el derecho a morir en calma, la prostitución, violencia, el honor de los Colombianos, es acusado de presentar a la Costa como un lugar propicio para el contrabando, la hechicería, la prostituci ón.

Denuncia el desierto en la organizaci ón en los servicios de Salud Mental, la falta de presupuesto, el consumo excesivo de alcohol, las bibliotecas y los impuestos, sociedades que enferman y sociedades enfermas, alimentaci ón y hambre, las facultades de medicina, muchas escuelas y jó- venes que tienen dificultades para encontrar trabajo.

Recopila temas sobre la medicina popular, temas de psiquiatría infantil, las fármaco-dependencias, el maestro de escuela, los judíos, la personalidad del Presidente Nixon, la herencia caribe y los atropellos de los españoles, que llevaron la población de indígenas en Santo Domingo de 600.000 en 1492 a 60.000 en 1508 luego de 460.000 asesinatos y muchos suicidios.

Hace un llamamiento a la paz, escribe entre 1982-1994 sobre Antioquia y las guerrillas colombianas: "que est án logrando las guerrillas colombianas en Colombia, la polarización cada vez más acentuada de nuestras clases sociales, los últimos acontecimientos muestran que la burguesía apoyará al ejército para que aplaste los guerrilleros cualquiera que sean los métodos de lucha que empleen, a su turno los militares retirados y en servicio activo han formado un bloque compacto, están heridos en lo hondo por los muertos que han puesto en el combate, emboscadas y llegan a un clima de exaltación que cada día cobra mayor ánimo. La guerrilla emplea para financiarse iguales sistemas que los criminales comunes lo que les hace perder crédito en amplios sectores de las clases media y obrera" [3].

APÉNDICE

A Alicia Castro la amaba sobremanera, era su centro de atención, la mantenía alejada de todos los problemas y conflictos que a él se le presentaban y que no llevaba a casa. Cerrando esta biografía, la faceta rom ántica de José Francisco quién escribió una carta de declaración a Alice, su segunda esposa, en junio de 1954:

" Adorada Alice:

Habría hecho muchas cosas para complacerla guardando silencio, pero el amor es más fuerte que las promesas por sinceras que éstas sean. Mil perdones por no cumplir sus deseos de callarme. Usted será indulgente y comprenderá que amar a alguien ardientemente y no poder expresárselo es suplicio difícil de resistir en paz y tranquilidad. Pensar en usted a todas horas, tenerla dentro de mí como en un santuario, dejarme llevar por ilusiones que me son tanto más caras cuanto más remota su realización, y no poder decirle nada de todo esto es algo que está más allá de mis posibilidades.

No se me escapan los obstáculos que se interponen entre los dos, me doy cabal cuenta que estoy soñando un imposible, pero al menos déjeme so- ñar y hablarle de mis sueños. Sólo la certidumbre de que hacerlo le acarrear ía dificultades y molestias, me obligaría a callar ante usted. Confió que ello no sucederá y que podré seguir escribiéndole, lo que me ayudar ía a sobrellevar el peso de tantas esperanzas cuya realización es casi imposible.

Le estoy escribiendo en el mismo sitio donde hablamos la última vez, y la estoy viendo con todos los atributos y cualidades que me son tan adorables. ¿Cree usted que he olvidado sus ojos cuando me miraron por última vez al despedirnos? La llevo en mi espíritu con los más mínimos detalles, y espero que nada podrá arrancármela de ahí, adentro de lo íntimo de mi ser, donde la he colocado para contemplarla a mi antojo.

Hacía mucho tiempo que no soñaba, que me había dejado llevar por la vida, un poco al azar y un poco a la aventura; que casi no había vuelto a pensar en mí mismo y me había entregado de lleno a pensar en los demás; seguramente que trataba de ocultarme la tremenda soledad espiritual en la que he vivido los últimos años. Llegó usted, y la luz se hizo como cuenta la Biblia que sucedió al mandato de Dios. Se hizo dentro de mí, se hizo en mi vida, porque ahora puedo al menos soñar con usted.

Tengo la impresión de que desde hac ía mucho tiempo esperaba algo cuya tardanza me punzaba con un dolor sordo, y que ese algo ha llegado. No se imagina cuán doloroso es haber vivido tantos años sólo conmigo mismo pensando únicamente en función de cumplimiento del deber, de responsabilidad, de salvar a otros cuando yo mismo estaba urgido y estoy urgido de alguien que me salve a mí.

Yo espero que al menos podré escribirle. El solo hecho de enviarle estas líneas me llena de una alegría que no sentía en muchos años. Reciba, Alice, un cordial saludo de su amigo afectísimo" [2].

AGRADECIMIENTOS

Al doctor Guillermo Sánchez Medina, biógrafo del doctor Socarrrás, quien me recibió varias veces, me abrió puertas y me permitió oír su voz. Al profesor Humberto Rosselli Quijano y sus anécdotas históricas. Y a su esposa, doña Alice Castro quien lo mantiene vivo en su hogar.

REFERENCIAS

1. Socarrás José Francisco. Viento de Trópico. Cuentos. Bogotá: Editorial Antares Ltda; 1961.        [ Links ]

2. Sánchez Medina Guillermo. José Francisco Socarrás. Biografía, Recuerdos y Recuentos. Tunja: Universidad Pedagógica y tecnológica de Colombia; 1996.        [ Links ]

3. Socarrás José Francisco. Por la Salud Mental. Columna en El Tiempo. 1976–1995.        [ Links ]

4. Rosselli Quijano Humberto. Historia de la Psiquiatría en Colombia. Tomos I y II. Bogotá: Editorial Horizontes; 1968.        [ Links ]

5. De Zubiría Roberto. El Profesor Socarrás que Yo Conocí. En: Sánchez Medina Guillermo. Psicoanálisis. Ayer, Hoy, Mañana. Historia del Psicoanálisis. Bogotá: Industrias Gráficas Gaviota; 1990.        [ Links ]

6. Sánchez Medina Guillermo. Psicoanálisis. Ayer, Hoy, Mañana. Historia del Psicoanálisis. Bogotá: Industrias Gráficas Gaviota; 1990.        [ Links ]

7. Socarrás José Francisco. Criminalidad en Colombia a la luz del psicoanálisis. Revista de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis 1989; 14 (3): 28-40.        [ Links ]

8. Socarrás José Francisco. José Asunción Silva y el psicoanálisis. Revista de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis 1988. 13 (2): 38-48.        [ Links ]

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