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Revista Colombiana de Psiquiatría

versão impressa ISSN 0034-7450

rev.colomb.psiquiatr. v.36 n.3 Bogotá jul./set. 2007

 

Psicoterapia de grupo con niños víctima de maltrato en un albergue de México D. F.*

 

Group Therapy with Victims of Child Abuse in a Shelter of Mexico City

 

Marcela Rojas Rodríguez1

* Este artículo está basado en el trabajo de tesis de Maestría en Psicología con Residencia en Psicoterapia Infantil, titulado “Grupo psicoterapéutico con niños víctima de maltrato en un albergue temporal”, realizado en agosto de 2005 para la Universidad Nacional Autónoma de México.

1 Psicóloga, Pontifica Universidad Javeriana, Colombia. Magíster en Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México. Clínica de La Inmaculada, Bogotá, Colombia. marcelarojas355@gmail.com

 


Resumen

Introducción: En el presente artículo se documenta una intervención grupal breve con enfoque psicoanalítico realizada en un albergue temporal para niños víctimas de abuso y maltrato en México D. F. Se pretende mostrar cómo la intervención procuró disminuir el sufrimiento psíquico y promover que los participantes no repitieran su historia de maltrato. Metodología: Se realizaron 11 sesiones de las cuales posteriormente se hizo un análisis cualitativo teniendo en cuenta el cumplimiento de los objetivos específi cos. Resultados y Conclusiones: Al término de la intervención se encontró que el sufrimiento de los niños por la institucionalización fue, en gran medida, simbolizado y, por ende, disminuyó. Se ofreció a los niños una nueva concepción de las reglas y la oportunidad de crear relaciones marcadas por el respeto. De esta forma, se buscó que en el futuro no se presente la revictimización y la perpetuación del maltrato.

Palabras clave: maltrato a los niños, psicoterapia de grupo, institucionalización.

 


Abstract

Introduction: In this article a short group intervention directed to children who had suffered maltreatment and abuse and lived in a shelter in Mexico D. F. is presented. The intervention had a psychoanalytic approach and had the objective of reducing the suffering and promoting actions so that the children did not repeat their history of abuse. Method: It was practiced 11 sessions and after a qualitative analysis according to objectives. Results and Conclusions: By means of a qualitative analysis of the intervention it was found that the suffering caused by staying in foster care decreased and was symbolized. The children conceived rules in a new way and had the opportunity to create respectful relationships. In this manner, the intervention promoted ways for the children to avoid being victims again and perpetuating the abuse.

Key words: Child abuse, group psychotherapy, institutionalization.

 


Introducción

El maltrato infantil es un tema que ha interesado a una serie de profesionales y que se ha convertido en preocupación de la sociedad en general. Este interés y preocupación se han dado, entre otros, por la alta incidencia de casos y por los efectos psicológicos, físicos y sociales que de éste se desprenden. Es evidente la gran necesidad de implementar estrategias de prevención, intervención y sensibilización social que resulten efi caces. En este último sentido se planteó el presente trabajo, que documenta una estrategia de intervención grupal, llevada a cabo con niños víctima de maltrato que permanecían en una institución de México D.F., mientras su situación legal se definía.

El albergue donde permanecían los niños es una institución total o internado que hace parte de varias instituciones de asistencia social, cuyos objetivos son, entre otros, fomentar el desarrollo de la familia y proteger a la infancia y a las personas incapacitadas de cuidarse a sí mismas. Resguarda a niñas y niños entre los 0 y los 12 años de edad víctima de maltrato verbal, físico y psicológico por parte de sus familiares o personas allegadas.

El albergue temporal, durante un período breve, satisface sus necesidades básicas: techo, alimentación, recreación y escolarización, mientras se resuelve su situación legal y se determina si regresarán a sus hogares, serán entregados a un familiar alterno o ingresarán a un albergue permanente. La atención psicológica busca ofrecer apoyo a problemas emocionales y conductuales derivados del motivo de ingreso, así como cuidar y estimular un adecuado desarrollo psicoemocional. Justamente en esta área se inscribe la intervención que se documenta.

Es indispensable aclarar que en la intervención se consideró que un niño (persona menor de 18 años de edad) es maltratado cuando su salud física o mental o su seguridad están en peligro, ya sea por acciones o por omisiones propiciadas por el padre o la madre o por cualquier otra persona responsable de su cuidado; esto es, el maltrato se produce por acción o por descuido o negligencia (1).

Como se mencionó, la intervención se llevó a cabo en México D.F.; sin embargo, el maltrato infantil y la preocupación por parte del Estado de ofrecer a los niños mayor protección es un fenómeno mundial, que también se reconoce en Colombia. Así, en este último país existe la Ley 1098 del 8 de noviembre de 2006, que expide el Código de la Infancia y la Adolescencia, con la fi nalidad de garantizar a los niños, las niñas y los adolescentes su pleno y armonioso desarrollo, para que crezcan en el seno de la familia y de la comunidad, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión (2).

Entre los procedimientos legales que se desprenden de esta ley se encuentra la existencia de hogares de paso para los niños en situación de riesgo. En Colombia se identifi - can dos modalidades: la modalidad familia y la modalidad casa-hogar (3). El niño permanece durante un período corto en una casa de familia o en una casa hogar que lo protege y le brinda la satisfacción de sus necesidades básicas, mientras la investigación sobre el maltrato se desarrolla y su situación legal se resuelve.

En cuanto a la incidencia del maltrato en México, de acuerdo con las cifras ofi ciales del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), durante el 2004 el Ministerio Público2 recibió un total de 3.197 denuncias por maltrato infantil, de las cuales 1.671 fueron comprobadas (4).

En el 2004, la distribución porcentual de los menores atendidos por maltrato infantil y por tipo en el Distrito Federal fue de 3,5% por abuso sexual, 5% por abandono, 21,4% por maltrato psicológico o emocional, 36,5% por negligencia y 38,5% por maltrato físico. No fueron registrados casos de omisión de cuidados, explotación sexual y laboral (5).

Con el fi n de ofrecer mayor protección y atención a los menores, se creó el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF), como organismo público encargado de instrumentar y de aplicar políticas públicas en el ámbito de la asistencia social. Esta entidad es responsable de la creación y del desarrollo de programas para proteger a poblaciones vulnerables como la de los niños y niñas, entre ellos el Programa de Prevención al Maltrato Infantil del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF-PRENAM) (6).

Las cifras sobre la incidencia de maltrato infantil se tornan aún más alarmantes cuando se tienen en cuenta sus consecuencias negativas en el desarrollo emocional o psicológico de los niños. Investigaciones recientes han arrojado datos esclarecedores: daña la autoestima, genera sentimientos de inferioridad e inadecuación, genera confusión en el mundo afectivo, interfi ere en el desarrollo adecuado de la personalidad, al tiempo que surgen difi cultades en el aprendizaje y conductas perturbadas de inhibición, timidez, agresión y violencia.

Algunos tipos de maltrato producen traumatismos y lesiones que inhabilitan físicamente o intelectualmente, o pueden llevar a la muerte. Todo tipo de maltrato, sea físico, emocional o psicológico, sexual o por abandono, siempre atenta contra el desarrollo sano del niño. Como ha podido evidenciarse, su efecto puede ser devastador en su vida y en su personalidad (7).

Es importante resaltar el hecho de que no existe una reacción singular por parte de los niños frente al maltrato. Sus consecuencias se manifi estan de diferentes formas, en diversos aspectos de la personalidad y vida del niño. Incluso existen factores que pueden moderar estos efectos: el apoyo de una persona externa a la familia, la existencia de un miembro en la familia que no sea abusivo, el desarrollo intelectual premórbido y factores genéticos (8).

Otras consecuencias del maltrato son patrones de vínculos desorganizados, graves dificultades en el contacto social y la regulación de emociones, interacciones menos autónomas y más confl ictivas con madres, relaciones problemáticas con pares, autoevaluaciones más negativas y défi cit en la comunicación respecto a la descripción de estados internos (9).

Por las devastadoras consecuencias del maltrato en las esferas física, psicológica y social, que afectan el desarrollo y la vida ulterior de los niños, no sólo se debe tener en cuenta la experiencia misma del maltrato y el sufrimiento que genera, sino las huellas que estas vivencias dejan. Una de estas huellas se manifi esta en la forma como estos niños establecen relaciones con los demás y que más adelante van a ser la forma como un adulto se relacione con sus hijos, tal vez con la perpetuación del maltrato.

En este sentido, algunas investigaciones relacionadas con el perfi l de los agresores han determinado como una de sus características el haber sido víctimas de maltrato en su infancia, así como tener autoestima baja, depresión, tendencia a las adicciones, impulsividad, hostilidad, poca tolerancia a la frustración y una percepción inadecuada con respecto al niño (10). También es relevante mencionar estudios realizados con la población mexicana, donde se encontró que el maltrato a los niños proviene principalmente de la madre, y éste se incrementa en mujeres que sufren violencia por parte de sus parejas —45 de cada 100 mujeres que padecen violencia conyugal maltratan a sus hijos, mientras que 27 de cada 100 mujeres que no son víctimas de violencia conyugal maltratan a sus hijos— (11).

En cuanto a intervenciones grupales documentadas, se encontraron terapias grupales dirigidas a niños y adolescentes con trastornos de aprendizaje para apoyar su problemática emocional. Se encontró que este tipo de terapia es el tratamiento por excelencia para niños y adolescentes con difi cultades en las relaciones personales con sus pares, debido a que les provee un grupo de iguales con el que mejoran sus habilidades sociales, aminoran sus sentimientos de aislamiento y aumentan su autoestima (por la aceptación que sienten de sus compañeros y terapeutas). Otros benefi cios son la oportunidad de sentirse apoyados, aceptados y a salvo (12).

También se encontraron investigaciones hechas con grupos terapéuticos de niños y niñas víctima de abuso sexual con una estrategia apta para evaluar el impacto de la intervención, como lo son medidas pre-post y grupo de control. Después de la intervención, se evidenció un aumento de autoestima y disminución de ansiedad en las niñas (13); mientras los niños mejoraron en los problemas de conducta, agresión, ansiedad, retraimiento e hiperactividad (14).

Finalmente, en una revisión sobre las investigaciones que se han realizado en torno a la psicoterapia de grupo con niños, se encontró que de todas las modalidades psicoterapéuticas, es la que de forma más efi ciente y efectiva promueve las capacidades sociales, de interacción y de intimidad de los niños (15). En lo que respecta a contraindicaciones de la terapia de grupo, se encontró que se deben excluir de este tipo de intervención a personas con graves rasgos sociopáticos o con una organización psicótica, debido a que la situación grupal sobreestimula sus patologías de base y puede fomentar descargas agresivas intensas (16).

En el presente artículo se documenta una intervención grupal breve con enfoque psicoanalítico. Se planteó como breve, debido a las condiciones de la institución, en cuanto a la permanencia de los niños. La intervención breve tiene características que se adaptan a estas condiciones: iniciativa personal del terapeuta, individualización, planifi cación, focalización y fl exibilidad (17).

La terapia de grupo se empleó debido a que presenta las siguientes ventajas: se puede dar atención a más niños en menos tiempo, permite a los niños compartir sus preocupaciones con otros pares y disminuir su sentimiento de aislamiento y de estigmatización (18), se constituye en una oportunidad para aprender a relacionarse de otra forma (tanto con los pares como con los adultos) y brinda la seguridad de contar con un espacio propio para hablar de sus problemas. Así mismo, permite trabajar con un grupo abierto, es decir, permitía el egreso y el consecuente ingreso de participantes, aun cuando se mantuvo como constante la asistencia de seis niñas y niños.

En lo que respecta a las características de la terapia grupal contemporánea que se ofreció, tuvo en cuenta tres corrientes básicas:

• La terapia individual en grupo, que aplica en el grupo los mismos principios que en el psicoanálisis individual, pero deja en un segundo plano la dinámica grupal en la cual la se desarrolla la terapia.

• La terapia por el grupo, cuyo interés está centrado en los pacientes, pero se considera al grupo una situación que provee estímulos que permiten a sus integrantes mostrar sus formas características de relacionarse con los otros y de responder a ellos.

• La terapia del grupo por el grupo, que trabaja bajo el supuesto de que el grupo es más que la reunión de sus miembros y que está guiado por fuerzas inconscientes comunes a sus miembros (19).

Metodología

El objetivo general que se planteó para la intervención fue disminuir el sufrimiento psíquico y promover que las niñas y los niños no repitan su historia de maltrato en forma de víctimas o victimarios. Es decir, si los niños comprenden que el maltrato no es permitido, pueden sentirse autorizados para denunciar o buscar ayuda, así como no ejercerlo. Para alcanzar este objetivo general se plantearon como objetivos específi cos los siguientes: ofrecer un espacio seguro y confi able a los niños; contener y aminorar el malestar (angustia, culpa) de los participantes; facilitar el predominio de un grupo de trabajo terapéutico; permitir a través de la actividad lúdica, la creación artística y la palabra que las niñas y niños expresen sus sentimientos en torno a las experiencias de maltrato y a su situación actual; promover la reconstrucción del psiquismo, historia e identidad, y facilitar, a través del trabajo grupal, formas de relación diferente a las que conocen, marcadas por el respeto, la validación de sentimientos y el mantenimiento de las reglas.

En lo que respecta a la forma de establecer si el objetivo general de la intervención se cumplió al fi nalizar la intervención, ésta se describió y analizó retomando los objetivos específi cos planteados, así como verifi cando su cumplimiento en tres sesiones. El análisis fue de tipo cualitativo, con base en los protocolos de las sesiones, el comportamiento y las verbalizaciones de los niños; al igual que en la forma como se relacionaban entre ellos y con las terapeutas. Las tres sesiones elegidas (la tercera, la quinta y la novena) se consideraron representativas de diferentes momentos del grupo y ejemplifi can cómo se desarrolló el proceso.

Procedimiento

En cuanto a la elaboración y desarrollo de la propuesta, inicialmente se revisó la literatura sobre el tema. En segunda instancia, se conformó la pareja terapéutica, junto con otra de las estudiantes de la Maestría en Psicología. Luego se elaboró la propuesta, estableciendo que el grupo estaría dirigido a seis niños, tres niñas y tres niños, entre los 6 y los 8 años de edad, que permanecieran en el albergue y hubieran sido víctimas de maltrato. La intervención se planteó para once sesiones. También se determinó la siguiente estructura de las sesiones: (i) saludo, (ii) actividad central y (iii) cierre.

Además, los temas y los objetivos específi cos de cada sesión se establecieron de acuerdo con las necesidades y las demandas de los niños. Las actividades que se propusieron fueron la verbalización, el dibujo y otras manualidades enfocadas en la simbolización de las experiencias traumáticas y los sentimientos asociados. En las últimas sesiones se realizó la actividad del autorreporte del estado de ánimo, en la cual los niños tenían dibujos de expresiones de alegría, rabia, tristeza y temor. Durante la sesión los niños debían escoger y pegar en un cartel la carita que concordaba con sus sentimientos.

Más adelante, se seleccionaron los participantes. Los instrumentos que se emplearon para la recolección de datos fueron los siguientes:

• Revisión de los expedientes legales y psicológicos.

• Entrevista semiestructurada.

• Aplicación del dibujo de la fi gura humana, en la interpretación de Koppitz.

Finalmente, con el inicio de la intervención, se elaboró un resumen de cada una de las sesiones en función del cual se realizaron supervisiones semanales.

Participantes

Los participantes del proceso grupal fueron ocho niños (cinco niños y tres niñas) entre los seis y los ocho años que permanecían en el Albergue Temporal de la Procuraduría General de Justicia, por ser víctimas de maltrato y estar inmersos en un proceso legal. Se tuvo acceso a ellos y a sus expedientes, debido a que la intervención documentada hacía parte del programa de Maestría, cuya práctica se desarrollaba en el albergue.

Los ocho niños cumplían con los siguientes criterios de inclusión: edad, sexo, ausencia de procesos psicóticos y de retardo mental crónico. Esta selección se basó en la revisión de los expedientes legales y psicológicos. La Tabla 1 ofrece información sobre la edad, el motivo de ingreso, la relación con el maltratador y el destino de los participantes. Los nombres empleados son seudónimos.

La intervención inició con seis niños (3 niñas y 3 niños) y se trató de mantener el mismo número de participantes durante todas las sesiones, invitando a otros niños al grupo cuando se presentaron egresos. Sin embargo, se decidió que a partir de la octava sesión no ingresaran más niños al grupo, porque se consideró que el tratamiento ya estaba en su fase fi nal y la posibilidad de aprovecharlo era muy poca. La Tabla 2 presenta la asistencia de los niños.

Resultados

El análisis de la intervención se hizo teniendo en cuenta el desarrollo de las sesiones 3, 5 y 9. Para ofrecer mayor claridad sobre el desarrollo de las sesiones mencionadas y el análisis que de ellas se desprenden, las tablas 3 a 8 irán acompañadas por breves viñetas de las sesiones. Posteriormente, se discute el proceso total, teniendo cuenta el análisis de los objetivos específi cos y el cumplimiento del objetivo general que se planteó para la intervención.

Discusión

La disminución del sufrimiento de los niños (causado por el maltrato), la institucionalización y la incertidumbre de su futuro se constituyeron en parte central de la intervención, en la medida en que se consideraba que al disminuir el sufrimiento, se abrirían nuevas posibilidades para abordar y lidiar con las experiencias traumáticas. Cuando se logran resignifi car estas experiencias, también se abre el camino para la construcción de historias de vida diferentes. Se ofrece a los niños la posibilidad de otras formas de relación, de entender las reglas de un modo nuevo, de relacionarse con el mundo con menos violencia y, por ende, de crecer psicológicamente.

Se consideró que el objetivo general de la intervención se alcanzó, en cuanto se logró fomentar el surgimiento de procesos curativos en los niños, como son la simbolización de sus sentimientos, mayor integración de su yo y sus objetos internos buenos, el desarrollo de mecanismos de defensa menos extremos, de tal forma que el yo ha desarrollado otras capacidades para manejar la angustia, el reconocimientos de sus cualidades y fortalezas, la posibilidad de establecer relaciones con las terapeutas y los otros compañeros del grupo (donde no se presentaba maltrato) y la vivencia de un espacio donde las reglas eran justas y debían ser respetadas por todos.

Estos procesos curativos se identifi caron al revisar el comportamiento y las verbalizaciones de los niños, así como la dinámica grupal en las sesiones analizadas. Por esta razón se adjuntan al análisis viñetas, que pretenden ejemplificar de forma más clara el proceso y la información. Al ser una intervención breve con un grupo abierto y con niños con problemáticas complejas, la pretensión que se tenía era justamente contener el sufrimiento y generar nuevos procesos internos, procesos que, evidentemente, no se iban a desarrollar a cabalidad, pero que abrían la posibilidad de un cambio intrapsíquico e intersubjetivo.

Luego de analizar la intervención según los objetivos específi cos, se evidencia que los niños paulatinamente se apropiaron del espacio terapéutico. Es decir, lo sintieron como un espacio seguro y confi able donde se podían expresar sin temor al castigo y a la indiferencia. Además, las terapeutas lograron contener sus emociones intensas, poco o nada simbolizadas, más bien expulsadas.

Con el desarrollo del proceso, la angustia del grupo fue disminuyendo y las terapeutas pudieron contener, devolviendo a los niños sus sentimientos de una forma menos masiva y con mayor sentido, esto es, “metabolizadas”. En este punto, el papel del grupo también fue importante, en la medida en que los niños se apoyaban entre ellos. Se alcanzó la cohesión y el establecimiento, la mayor parte del tiempo, de un grupo de trabajo, en el cual cada uno aportaba según su capacidad y disposición.

Vale la pena mencionar que la disminución de la ansiedad y, por ende, la del grupo de trabajo se estableció debido a la contención que las terapeutas ofrecieron, a la constante verbalización de sus conductas y sentimientos, a la sobrevivencia a sus ataques, a la no venganza y al apoyo de las actividades lúdicas y las creaciones artísticas. Estas actividades se constituyeron en los medios idóneos para fomentar la expresión simbólica de sus sentimientos, y se constituyeron en parte importante de cada sesión.

En este contexto es importante mencionar que, a lo largo del proceso, los niños aumentaron la capacidad de expresar sus sentimientos en palabras. Al fi nalizar el proceso, los niños mencionaban cómo se sentían y daban una explicación a sus sentimientos, es decir, identifi caban una causa. Incluso, lograron verbalizar sentimientos que experimentaban simultáneamente; sin embargo, ninguno de ellos verbalizó algún afecto en torno a las experiencias de maltrato.

En torno a esas experiencias, se presentaron escenifi caciones a través del juego que, cuando fue pertinente, fueron verbalizadas por las terapeutas. El hecho de que los niños no hubieran puesto en palabras afectos relacionados con su vivencia de maltrato se puede asociar con que la permanencia en el albergue y la consecuente separación de sus familiares es vivida como una experiencia traumática, que de alguna forma opaca el sufrimiento del pasado. Otra opción radica en que el proceso terapéutico fue tan corto que no se llegó a trabajar directamente en el maltrato, los mecanismos de defensa que el yo de los niños emplea para sobreponerse a esas experiencias y la necesidad de rescatar lo bueno de las fi guras agresoras negando lo malo.

Siguiendo con lo anterior, aunque los niños no lograron verbalizar sentimientos en torno al maltrato que habían vivido, sí lograron expresarlos en cuanto a su situación actual y a su futuro. Las terapeutas intentaron, a través de diversos señalamientos y de actividades, propiciar la reconstrucción de su propia historia. Es decir, ligar su presente con su pasado y futuro, de tal forma que su historia tuviera un sentido y que no se escindieran o deformaran episodios que, al ser olvidados, son susceptibles de ser repetidos.

Al observar el proceso, parece que la reconstrucción de su historia no se alcanzó, justamente porque el pasado, como tal, no se pudo analizar durante la intervención. Sin embargo, la reconstrucción de la identidad, el lograr que se percibieran de forma diferente, sí parece ser uno de los procesos que se iniciaron. A través de señalamientos en los cuales se reconocieron sus cualidades y fortalezas, se pretendía propiciar que los niños no se vieran sólo como niños víctima de maltrato, sino como niños fuertes, valientes y valiosos.

Otro ámbito en el cual se reconocieron cambios fue en la forma como se relacionaban con las terapeutas y con sus compañeros. Al inicio del proceso, básicamente era través de la agresión verbal y física. Al haberse hecho hincapié, desde el inicio, en las reglas, en la contención y, por ende, en la validación de los sentimientos y en la promulgación del respeto por los otros, se crearon en el grupo relaciones marcadas por estas características.

Los participantes aprendieron que tanto los niños como los adultos deben respetar las reglas, y que así como ellos deben respetar, ellos también deben ser respetados. Queda el interrogante sobre si pudieron establecer este tipo de relaciones fuera del contexto terapéutico. No obstante, el objetivo era darles la oportunidad de conocer una forma diferente de relación, para que así se abriera la posibilidad de continuar relacionándose de esa forma.

En cuanto a los cambios intrasubjetivos, en primera instancia, se retoman aquéllos centrados en la integración del yo, los objetos y los vínculos. Al inicio del proceso terapéutico, las manifestaciones de los niños correspondían básicamente a la posición esquizoparanoide. Se evidenciaba la falta de integración en el yo y los objetos, y la vinculación con objetos parciales. Los mecanismos de defensa que empleaban para tolerar la angustia eran extremos, y predominaba la identifi cación proyectiva. Además, las terapeutas eran percibidas como objetos malos, frustradores, a los cuales respondían con agresión.

A medida que el proceso avanzó, se evidenció cómo el yo, los objetos y los vínculos iniciaron un proceso de integración. Lo anterior se reconocía en que los mecanismos de defensa que empleaban, ya no eran tan extremos y comenzaron a expresar sus sentimientos a través de símbolos. Además, los niños empezaron a percibir aspectos positivos en las terapeutas, el espacio y en ellos mismos. Este reconocimiento, evidentemente, no implica la integración y ambivalencia, pero sugiere la introyección de objetos buenos. En cuanto a los vínculos, la necesidad de defenderse dejó de predominar, y los niños se pudieron relacionar de una forma amorosa.

En relación con el desarrollo de capacidades yoícas, los niños lograron simbolizar sus sentimientos en torno a su situación actual, es decir, en torno al albergue como tal, la separación de sus familiares y las despedidas de sus compañeros. Se reconoció un cambio, en la medida en que al inicio del proceso primaba la expulsión de sentimientos, y más adelante este mecanismo fue sustituido por la palabra, las creaciones artísticas y las actividades lúdicas.

Con la contención se fomentó en ellos la capacidad para pensar sus sentimientos y experiencias. Esto, así mismo, implica el desarrollo de mayores capacidades yoícas, fundamentales para tolerar la experiencia que estaban viviendo, y de una mayor capacidad de diferenciación. Los niños se reconocieron como seres únicos, y a los otros, como individuos con sus propias formas de pensar y sentir. Se promovió una mayor empatía. Cuando los niños hablaban de las personas buenas y malas, del Diablo y de Dios, también manifestaban esta incipiente capacidad de diferenciar lo bueno de lo malo, aunque todavía en términos de objetos parciales y omnipotentes.

En este punto es importante retomar el tema del superyó y el objetivo que plantea su maduración. Se suponía que los niños tenían una concepción de las normas y un juicio moral que se desarrollaron en un medio marcado por la arbitrariedad y el maltrato. Por esta razón, se concibió la idea de rearmar esta instancia ideal, teniendo como base un juicio moral más legal y “maduro”. Este objetivo se alcanzó, en la medida en que los participantes, fi nalmente, lograron diferenciar lo permitido de lo prohibido, en referencia a una ley a la que todos estamos sujetos. Esta diferenciación no sólo se dio en cuanto al grupo, también en torno a las experiencias de maltrato.

Además, los participantes introyectaron las normas del grupo y promovieron su respeto. Comprendieron que al cumplir las reglas, la convivencia era más armoniosa; que todos deben acatarlas por igual, y que su violación trae consecuencias, las cuales también son iguales para todos. De acuerdo con lo anterior, se consideró que estos cambios evidenciaban una mayor “maduración” de la estructura del superyó, un rearmado que probablemente les permitirá evitar la revictimización, así como la perpetuación del maltrato.

Conclusiones

En el caso de la intervención documentada, las condiciones de espacio y tiempo no eran favorables para el proceso; sin embargo, con el fi n de ofrecer una atención psicológica adecuada se hizo necesario recurrir a diferentes herramientas y estrategias. Con ello el proceso terapéutico se realizó y se culminó con la absoluta certeza de que se logró aportar benefi cios a este grupo de niños y que se hace necesario superar las limitaciones a través de la creatividad y del apoyo de marcos teóricos que permitan una práctica más fl exible.

Por otro lado, el trabajo con niños víctima de maltrato es un gran reto para los terapeutas, en la medida en que los enfrenta con realidades dolorosas. Además, dadas sus condiciones y todo el sufrimiento que tienen, sus sentimientos son intensos y no cuentan, de entrada, con muchos recursos para manejarlos; sin embargo, a pesar de todo esto, han sobrevivido y siguen viviendo. Son niños con una gran cantidad de recursos y cualidades y, ante todo, con una gran valentía y fortaleza. Justamente estas características les permiten hacer parte de un proceso terapéutico y aprovecharlo.

En relación con esto, la intervención grupal breve con enfoque psicoanalítico se constituye en una posibilidad para ofrecer atención psicológica a esta población. Es indispensable, entonces, seguir creando formas de intervención en las cuales se evalúen de diferentes formas los resultados y que se adecuen a las condiciones pasadas, presentes y futuras, que permitan darles a los niños victima de maltrato la oportunidad de descubrir y aprovechar todo lo bueno que hay en ellos, así como de promover la adquisición y el desarrollo de diferentes recursos y posibilidades, muy especialmente la simbolización y el pensamiento, para tratar de evitar que el pasado se repita y se convierta en destino, en un no futuro.

 


2 Institución dedicada a la investigación y persecución de las actividades delictivas, así como a la actuación en el proceso penal.


Referencias

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Recibido para evaluación: 30 de mayo de 2007 Aceptado para publicación: 16 de julio de 2007

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