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Revista Colombiana de Psiquiatría

versão impressa ISSN 0034-7450

rev.colomb.psiquiatr. v.37 n.1 Bogotá jan./mar. 2008

 

Epistemología filosofía de la mente y bioética

Más allá de los 240*

Beyond the 240

Carlos J. Novoa M.1

* Ponencia presentada en el panel “¿Son necesarios los tratamientos forzados de la anorexia nerviosa? Aspectos éticos y terapéuticos”, dentro del Curso de Actualización en Trastornos del Comportamiento Alimentario, organizado por la Universidad de los Andes, la Fundación Clínica Santa Fe de Bogotá y la Clínica La Inmaculada, Bogotá, 7 al 9 de febrero de 2008.

1 Jesuita. Doctor en Ética. Profesor titular de la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia. Ha sido profesor de Ética en el Posgrado de Psiquiatría de la misma universidad. Miembro del Comité de Ética de la Clínica La Inmaculada, Bogotá, Colombia. cnovoa@sanbartolo.edu.co

 


Resumen

La anorexia nerviosa (AN) tiene una etiología en la cual confluyen diversos factores, entre los cuales se halla uno de mucho peso: el endiosamiento de cierta figura corporal femenina como el absoluto de plenitud mujeril. Este fatuo y falso estereotipo impulsa a no pocas mujeres a absurdas dietas sin ningún control médico, en las cuales se halla la raíz de la AN. Empeñarnos en el cambio de la sociedad de consumo imperante que nos asfixia y que genera dichos estereotipos es, sin duda, una de las mejores terapias preventivas de la AN.

Palabras clave: anorexia, dieta, estereotipo.

 


Abstract

Anorexia nervosa (AN) has an etiology where there are different factors, one of them relevant: taking some female corporal figure like the absolute of woman’s existence. This false stereotype pushes many women to absurd diets without any medical control, which causes AN. To change the dominant consumer society which alienates us, it is without doubt one of the best preventive therapies against AN.

Key words: Anorexia, diet, stereotyping.

 


Noventa, sesenta, noventa; en suma, 240, las medidas femeninas ideales que han puesto a delirar a tantos hombres y mujeres y que se han convertido en el paradigma absoluto de la belleza contemporánea. Sería ridículo que afirmara que a mí no me atraen los 240; además, nadie me lo creería. Sin embargo, la pregunta de fondo es: ¿toda la belleza se puede reducir a esta cifra y, sobre todo, a su contenido?

La cifra 240 se ha convertido en todo un ídolo, en un auténtico dios, ante quien todo el mundo se postra. Paradójicamente, la belleza gratificante y placentera se ha convertido en un auténtico infierno para millones de mujeres y hombres. Los medios de comunicación social, con frecuencia, obsecuentes mercenarios de los intereses de acumulación de dinero en pocas manos a costa de la miseria de más de la mitad de la humanidad, exacerban al máximo en la propaganda, en el cine y en la televisión el ideal de las “seductoras curvas”, e imponen el mensaje subliminal y claro de que aquella mujer que no clasifica en los 90-60-90 simplemente no es, no existe, no es digna del reconocimiento ni de la atención de nadie.

Y ante semejante destino, nos hallamos con el patético drama de millones de mujeres en Colombia y el mundo, obsesionadas por arribar al estereotipo que les permite “ser alguien”. Cuántas dietas absurdas y sin ningún control médico serio han acabado con la salud y la calidad de vida de innumerables personas del sexo femenino. Así mismo, está presente la anorexia, una enfermedad tan común en la actualidad, sobre todo para muchas jóvenes, que las lleva a dejar de comer y que les produce graves trastornos gástricos y metabólicos, que llegan a amenazar sus propias vidas. Lo anterior por no hablar de las cirugías plásticas, las cuales, como es sabido, han cobrado y cobran no pocas vidas.

¡Qué ironía! El ídolo de la delirante belleza escultural femenina se ha convertido en todo lo contrario O ¿acaso se puede calificar de bella la tragedia de las féminas que acabo de describir? Estamos ante una “belleza” que se convierte en la más terrible de todas las fealdades, dados los absurdos cotidianos que genera.

Pero todo no para acá. Incontables Evas se condenan a la insoportable tortura de toda una vida superficial y sin sentido, porque se les presiona de muchas maneras a existir sólo en función de su apariencia física.

No menos desgarrador es el panorama masculino, en el cual es frecuente una gran insatisfacción afectivo-sexual, fruto del incontenible desvelo por conquistar una compañera 240, a la que no pueden seducir o que, cuando lo logran y se casan, se hallan en el cotidiano dantesco de tener que soportar a una mujer absolutamente superficial e irrelevante, esclava de su apariencia corporal, que al mismo tiempo le exige este marido insatisfecho.

“Vanidad de vanidades, y todo vanidad”, como sabiamente nos recuerda la Biblia. Los estereotipos de belleza en realidad no lo son, porque dan pie a situaciones cotidianas absurdas y sin sentido. Acá, sin duda, cabe preguntarnos: ¿es posible la belleza? ¿Es posible una belleza auténtica que nos llene de un profundo y duradero placer? Es obvio que esta tremenda duda es fruto del absurdo 240 que en última instancia se construye sobre el más destructor egoísmo y arrogancia de poder.

Acá no se trata de la construcción del otro y su desarrollo integral y pleno, sino de cómo yo, con un cuerpo arrollador y escultural, hago sentir que soy más bella que las otras, para excluirlas y para que todos los hombres sólo se postren ante mí. Así mismo, el ideal de vida consiste en que yo, hombre, sea tan “único y tan perfecto” que pueda marginar y frustrar al resto del sexo masculino en el logro de la conquista de esas “arrolladoras curvas” que nadie más es capaz de poseer.

Y esta arrogancia de poder tiene un correlato que la cultiva y del que vive: la sociedad de consumo imperante. Lo único importante es el afán de ganancia exclusiva de dinero y la sed de poder a cualquier precio. Para lograrlo la idolización del frustrante paradigma 90-60-90 en los medios y en la propaganda aumenta las ventas y las ganancias. En este sentido, me permito parafrasear a continuación un sugerente texto, escrito por un gran intelectual de nuestro tiempo, buen pianista, conocedor y estudioso como pocos del mundo de la auténtica belleza:

La mentira de esta sociedad emplea una estratagema: la belleza falaz, falsa, que ciega y no hace salir al hombre de sí mismo para abrirlo al éxtasis de elevarse a las alturas, sino que lo aprisiona totalmente y lo encierra en sí mismo. Es una belleza que no despierta la nostalgia por lo Indecible, la disponibilidad al ofrecimiento, al abandono de uno mismo, a la realización de un autentico e integral amor, sino que provoca el ansia, la voluntad de poder, de posesión y de mera satisfacción egocéntrica que niega y aniquila al otro. Este tipo de belleza despierta el deseo de posesión y repliega a la persona sobre sí misma ¿Quién no reconocería, por ejemplo en la publicidad, esas imágenes que con habilidad extrema están hechas para tentar irresistiblemente al hombre a fin de que se apropie de todo y busque la satisfacción inmediata en lugar de abrirse a algo distinto de sí?2.

La necedad de la idolización del 240 es la tumba del amor humano verdadero y pleno, porque lo cosifica absolutamente, lo empobrece y le niega su fascinante diversidad y policromía. ¿Cuántas veces no nos hemos encontrado con mujeres y hombres que no encajan en el estereotipo corporal del imperio de la propaganda, pero que son absolutamente encantadores por su inteligencia, su formación cultural, su gracia, su alegría, su gran bondad o generosidad?

Por fortuna, las personas somos sujeto de proyecto, libertad, sentido y creatividad, y por ello no se nos puede reducir a los dictados mezquinos de la publicidad. ¿Qué más bello que la ternura de un padre o una madre por su hijo o la generosidad del novio o la novia que saben sobrellevar con dulce paciencia la crisis existencial de su pareja o, simplemente, el encanto de la desinteresada amistad masculina o femenina, que goza y crece contemplando un bello atardecer o una estupenda exposición de pintura?

No se entienda que al censurar el abuso y la manipulación del 90- 60-90 mi propuesta consiste en que todos seamos 200-200-200. Cuidar la figura física y el peso es requisito básico de la buena salud y de la autoestima que debemos cultivar. Otra cosa es que sólo clasifica el 240 y que si es 260 o 290 ya no cuenta. La belleza en los humanos no es algo fijo, estático y prefabricado de antemano. En última instancia, es una experiencia que construimos y recreamos. Insisto: hay figurines masculinos o femeninos de las “mejores propagandas”, cuya superficialidad y banalidad es tal que cuando hablan se hacen definitivamente insoportables. En cambio, y ya lo he señalado, nos encontramos con tantas mujeres y hombres que no clasifican en estos rígidos patrones, pero cuya maravillosa manera de ser los hace bellos y encantadores.

La belleza corporal es parte del encanto de las relaciones interpersonales, los afectos y el amor, pero no lo es todo ni es el aspecto primordial. Hay tantos otros factores que requieren una integral comunicación humana, como el desarrollo de un profundo sentido de la existencia, la inteligencia cultivada, el buen humor y la alegría, la capacidad de comprender y perdonar, la generosidad, la preocupación y el compromiso con los congéneres, con el país donde habitamos y con el presente y futuro de la humanidad, sin los cuales simplemente no nos es posible existir. Negarlos y volver absolutos la figura de los galanes y las divas de la propaganda genera una gran frustración y desolación en las relaciones interpersonales. Y no olvidemos el sabio proverbio castellano: “En la diversidad está el placer”. ¿Por qué el único patrón de atractivo humano es el impuesto por los dictados de los mercados en los medios de comunicación?

El drama de la anorexia nerviosa (AN) es la patología psiquiátrica con mayor mortalidad en personas jóvenes. Se trata de una situación desgarradora en absoluto, que está afectando a gran cantidad de inocentes jóvenes, quienes conforman toda una fascinante promesa de vida truncada de forma abrupta por el absurdo de la AN. Aunque la pregunta que se nos hace acerca de la eticidad de la alimentación obligada en estos casos es pertinente, deseo invitarlos a ir más allá.

Bien sabemos que en las ciencias de la salud la prevención es el gran paradigma frente a la enfermedad y la patología. Por ende, la pregunta central hoy es: ¿cómo evitar llegar a la tragedia de la AN? Sin duda, nuestro gran empeño en la radical transformación de la sociedad de consumo que nos asfixia y de sus paradigmas absurdos de belleza e ideal de mujer y hombre es la terapia médica preventiva.

Recibido para evaluación: 23 de enero de 2008 Aceptado para publicación: 26 de febrero de 2008

 


2 El original de este texto, que es mucho más amplio y cuyo tema es la belleza, fue escrito en el 2002 por el cardenal Joseph Ratzinger, hoy papa Benedicto XVI. Se puede consultar en http://www.humanitas.cl, 2008.

 


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