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Revista Colombiana de Psiquiatría

versão impressa ISSN 0034-7450

rev.colomb.psiquiatr. v.38 n.4 Bogotá out./dez. 2009

 

Artículos de revisión/actualización

Revisión sistemática de la asociación entre sobrepeso, obesidad y enfermedad mental, con énfasis en el trastorno esquizofrénico

Systematic Review of the Association between Overweight, Obesity and Mental Illness with Emphasis on the Schizophrenic Disorder

Víctor Manuel Joffre-Velázquez1 Gerardo García-Maldonado2 Atenógenes H. Saldívar-González2 Gerardo Martínez-Perales2

1 Departamento de Investigación Facultad de Medicina de Tampico "Dr. Alberto Romo Caballero" Universidad Autónoma de Tamaulipas. México. Unidad de Investigación Clínica. Hospital Psiquiátrico de Tampico. Secretaria de Salud. México.

2 Departamento de Investigación Facultad de Medicina de Tampico "Dr. Alberto Romo Caballero" Universidad Autónoma de Tamaulipas. México.

Correspondencia: Víctor Manuel Joffre-Velázquez Hospital Psiquiátrico de Tampico Ave. Ejército Mexicano No. 1403 Col. Allende C.P. 89130 Tampico, México vjoffre@hotmail.com

Recibido para evaluación: 30 junio del 2009 Aceptado para publicación: 25 de octubre del 2009


Resumen

Introducción: La Organización Mundial de la Salud ha definido la obesidad y el sobrepeso como el "exceso acumulado de grasa corporal, que se presenta por un desequilibrio permanente entre la ingesta alimenticia y el gasto energético" y la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos señala que puede afectar al aparato psíquico. Objetivo: Describir algunas generalidades relacionadas con la obesidad y el sobrepeso y revisar la asociación que puede darse entre estas circunstancias y la enfermedad mental, en general, y la esquizofrenia, en particular, y su influencia en la administración de antipsicóticos atípicos en el peso corporal de estos pacientes. Método: Se efectuó una búsqueda en las bases de datos electrónicas (Pubmed, EBSCOhost y OvidSP), con prioridad en trabajos publicados en la última década y con una estricta metodología científica. Resultado: La incidencia del sobrepeso y la obesidad es mayor en personas con enfermedad mental, en general, y esquizofrenia, en particular, en comparación con la población general. Se señalan como factores de riesgo los polimorfismos genéticos, consumo de antipsicóticos atípicos y una mala y pobre dieta alimenticia. Conclusión: La obesidad, sin lugar a dudas, es un problema de salud pública en varios países, incluido México. Pacientes con trastornos psiquiátricos tienen una tendencia a desarrollar sobrepeso u obesidad.

Palabras clave: sobrepeso, obesidad, esquizofrenia, trastornos mentales.


Abstract

Introduction: The World Health Organization has defined obesity and overweight as "cumulative excess body fat, which is presented by an imbalance between food intake and energy expenditure", and the American Psychiatric Association declares that it may also affect the psychic apparatus. Objective: To describe some generalities related to obesity and overweight and to review the partnership that exists between these circumstances and mental illness in general and schizophrenia in particular, as well as the influence of the administration of atypical antipsychotics on the body weight of these patients. Method: A search of electronic databases (Pubmed, EBSCOhost, and OvidSP) was conducted, focusing on papers published in the last decade with strict scientific methodology. Results: Incidence of overweight and obesity is higher in people with mental illness in general and schizophrenia in particular compared to the general population, and risk factors such as genetic polymorphisms, use of atypical antipsychotics, and a poor diet are identified. Conclusion: Obesity is a major public health problem in several countries, including Mexico. Patients with psychiatric disorders have a tendency to develop overweight or obesity.

Key words: Overweight, obesity, schizophrenia, mental disorders.


Introducción

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido la obesidad y el sobrepeso como "exceso acumulado de grasa corporal, que se presenta por un desequilibrio permanente entre la ingesta alimenticia y el gasto energético" (1).

Esta misma instancia internacional declaró desde 1997 a la obesidad "Epidemia de carácter global que plantea una grave amenaza para la salud pública debido al aumento del riesgo de trastornos asociados como la hipertensión, la cardiopatía coronaria y la diabetes". Esta declaración no sólo ha seguido vigente, sino que se ha refrendado a través de los años en diferentes foros internacionales relacionados con la salud. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales cuarta edición revisada (DSM-IV-TR por sus siglas en inglés), auspiciado por la Asociación Psiquiátrica Americana (APA por sus siglas en inglés), no considera a la obesidad como una patología, pero sí como un componente corporal que puede afectar al aparato psíquico (2).

El riesgo de que los pacientes psiquiátricos desarrollen obesidad guarda relación con el sedentarismo, el uso de psicofármacos y la susceptibilidad genética de la que muchos de ellos son portadores (3, 4). Los objetivos centrales de este trabajo fueron describir algunas generalidades relacionadas con la obesidad y el sobrepeso y revisar la asociación que puede darse entre estas circunstancias y la enfermedad mental en general y la esquizofrenia en particular, y la influencia que tiene la administración de antipsicóticos atípicos en el peso corporal de estos pacientes.

Material y métodos

Se efectuó una búsqueda computarizada utilizando las bases de datos electrónicas PubMed, Ebsco Host y OvidSP, utilizando como palabras clave los términos sobrepeso, obesidad, esquizofrenia, enfermedad mental, adultos, pacientes, comorbilidad, trastorno psiquiátrico. Se les dio prioridad a los trabajos que presentaban una estricta metodología científica; sobre todo, ensayos doble ciego aleatorizados controlados con placebo o metaanálisis, y que hubieran sido publicados en la última década. Se incluyeron también publicaciones anteriores a este periodo, así como ensayos abiertos o reportes de casos si este grupo de investigadores, a través de un consenso de grupo, los consideraba relevantes. En todo momento se siguieron estrictamente los criterios de selección.

Resultados

Sobrepeso y obesidad en otros países

En España la prevalencia de sobrepeso en 9.885 personas sanas, con edades entre los 25 a 60 años, fue del 39%; sin embargo, esta cifra aumentó significativamente cuando se evaluó específicamente la presencia de obesidad tanto en hombres como en mujeres en diversas poblaciones (5, 6, 7). Esto difiere de lo encontrado en países asiáticos, pero es similar a reportes epidemiológicos de lugares como Australia, Nueva Zelanda, Inglaterra y Estados Unidos (8). En cuanto a este último país, se ha documentado una mayor incidencia de obesidad entre las razas negra y latina (9), en comparación con los caucásicos y asiáticos (10, 11).

La obesidad no es un problema restringido solamente a sociedades desarrolladas: de hecho, es más frecuente en los países en vías de desarrollo (12, 13). Cabe destacar que en poblaciones donde este problema es poco común las personas con un nivel educativo alto tienden a ser más obesas que aquellas con uno bajo (14, 15).

La Encuesta de Salud Comunitaria de Canadá (2004) reportó que el 36,1% de los adultos tenían sobrepeso, y el 23,1%, obesidad. Dentro del grupo obesidad, el 15,2% correspondía a la categoría Obesidad tipo I con alto riesgo a desarrollar problemas de salud, el 5,1% correspondía a la categoría Obesidad tipo II con un riesgo muy alto de desarrollar problemas de salud y el 2,7% correspondió a la categoría Obesidad tipo III con un riesgo extremadamente alto de desarrollarlos (16). Así mismo, un estudio llevado acabo en Turquía documentó que la obesidad era más frecuente en sujetos casados, mayores de 55 años y con menor estatus educativo y socioeconómico (17).

Sobrepeso y obesidad en México

El reporte de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), implementada en México en 2006 (18), documentó que el 42,5% de hombres y el 37,4% de mujeres participantes presentaban sobrepe so, mientras que para la obesidad los hallazgos fueron del 24,2% y el 34,5%, respectivamente. Las mayores prevalencias se observaron entre los 40 y 59 años de edad, y el riesgo para padecer enfermedades crónicas tales como diabetes e hipertensión aumenta a partir de índices de masa corporal de 22-24 kg/m2 en ambos sexos, y a partir de una circunferencia abdominal de 75-80 centímetros en varones, y de 70-80 centímetros en mujeres (19). Desde el año 2007 México ocupa uno de los primeros lugares en sobrepeso y obesidad en el mundo (20).

Implicaciones genéticas en el aumento de peso corporal

Estudios epidemiológicos han mostrado que la herencia del índice de masa corporal varía desde el 25% (estudios de adopción) al 70% (estudios de gemelos), y del 40% (estudios de familias). Se identificó una región genética en el cromosoma 4p, que exhibe la mayor evidencia de vínculo con el desarrollo de la masa corporal. Otros fuertes candidatos son el gen del coactivador 1 del receptor gamma activado por proliferadores peroxisómicos (PPARGC1) y el gen del receptor tipo A de la colecistoquinina (CCKAR), ubicados en la misma región (21, 22). Otro estudio arrojó evidencia significativa para vincular la masa corporal al cromosoma 8p (23).

También se ha comprobado que polimorfismos en el locus 3 del gen que codifica a la enzima adenilato ciclasa y al gen del receptor 5-HT2C de serotonina confieren riesgo de susceptibilidad para la obesidad (24-27). De igual manera, a polimorfismos en el gen CYP19A1, que codifica a la enzima aromatasa, se les ha relacionado con la obesidad central; sobre todo, en mujeres premenopáusicas (28-31).

Un tema de controversia actual está relacionado con polimorfismos en los genes que codifican la Leptina (LEP) y el receptor 4 de melanocortina (MC4R). Para algunos autores, dichas circunstancias podrían causar sobrepeso y obesidad, por su efecto asociado a hiperfagia e hiperglicemia (32-34). Otros investigadores, sin embargo, sugieren que las variaciones en estos genes se asocian, principalmente, a un menor riesgo de obesidad en mujeres (35-37).

Índices para evaluar sobrepeso u obesidad

Los tres índices más utilizados para la medición de estas dos circunstancias son la circunferencia de cadera (CC), el índice cintura-cadera (ICC) y el índice de masa corporal (IMC) (38). Es el índice de masa corporal lo que determina el componente de la obesidad, tanto para la definición de la OMS como para el NCEPATP III (por las siglas en inglés del Programa Nacional para la Educación sobre el Colesterol a través del Panel para el Tratamiento del Adulto con Colesterol) (39).

Para algunos autores, tomar en cuenta las diferencias que existen en estos índices es una necesidad fundamental para establecer la presencia o no de cambios en el peso corporal, pues, por ejemplo, la obesidad medida por la relación cintura- cadera tiende a ser mayor que la cuantificada por índice de masa corporal o solamente por la circunferencia de cintura (40). En la Tabla 1 se aprecian los índices normales y anormales de estas variables.

Obesidad y enfermedad psiquiátrica

Como ya ha sido comentado, la importancia de estudiar la obesidad radica en el papel que juega ésta como factor predisponente para enfermedades como la diabetes mellitus (41), enfermedad cardiovascular (42) y síndrome metabólico (43), además de la factibilidad de reducir la expectativa de vida hasta en un rango de 6 a 13 años en relación con personas cuyo peso corporal se mantenga dentro de los estándares de normalidad (44, 45).

Se ha documentado que la incidencia del sobrepeso y la obesidad es mayor en personas con enfermedad mental que en la población general (46). Aunque desde hace varias décadas se ha observado una alta prevalencia de obesidad en personas con enfermedades mentales crónicas como esquizofrenia y trastornos afectivos, ha sido sólo durante los últimos años cuando esta asociación mórbida ha adquirido una significancia preponderante para el diagnóstico y tratamiento de los diversos trastornos psiquiátricos (43,47). Datos provenientes de la encuesta de salud comunitaria realizada en Canadá revelaron que existe una probabilidad mucho mayor de obesidad en individuos que alguna vez en su vida han presentado trastornos del humor, y se documentó, además, que el uso de medicamentos antipsicóticos se asociaba significativamente con la obesidad (48).

El contraste entre la presencia de sobrepeso u obesidad entre varones y mujeres con trastornosmentales es amplia. Al respecto, un estudio llevado a cabo en pacientes psiquiátricos estableció que el 50% de los varones tenían obesidad; el 34,5%, sobrepeso, y el 36%, peso normal, mientras que en el grupo de las mujeres el 21% eran obesas, el 19% tenían sobrepeso y el 12% tenían peso normal (49).

Otro estudio, donde se compararon sujetos con enfermedad mental y población general, documentó que el 50% de las mujeres eran obesas, en comparación con el 27% de las mujeres del grupo control, mientras que el 41% de los varones eran obesos, a diferencia del 20% de los hombres del grupo control respectivo (50). Ha sido posible determinar que la obesidad aumenta el riesgo de presentar trastornos psiquiátricos en cualquier momento de la vida. Un estudio llevado a cabo en mujeres alemanas obesas y entre los 18 a 24 años de edad encontró que una amplia proporción de éstas tenían una alta incidencia de trastorno afectivos, somatomorfos y de ansiedad (51). Otro trabajo, realizado en adolescentes chinos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad, reportó una asociación entre sobrepeso y obesidad (52), tal como lo han sugerido otros autores en diferentes trabajos (53-55).

Psicofármacos y obesidad

Con frecuencia, el aumento de peso que se produce durante el tratamiento farmacológico de los trastornos psiquiátricos es acompañado por un aumento de apetito y ansiedad por el consumo de alimento (56). Algunos autores refieren que la ganancia de peso en pacientes con enfermedad mental se ha asociado al uso del antipsicóticos atípicos como la olanzapina. Sin embargo, otros investigadores (57) han encontrado el mismo problema con el uso de otros antipsicóticos de este tipo, como la clozapina, la risperidona y el amisulpride (58-61).

De la misma forma, los fármacos denominados moduladores del estado de ánimo, como el carbonato de litio, el valproato de magnesio y la carbamazepina también tienden a afectar el peso corporal (62). Aparentemente, dicho efecto se relaciona con la movilización de lípidos y, probablemente, con variaciones o polimorfismos genéticos en las regiones que codifican para el receptor serotoninérgico 5-HT2C (63). Así mismo, algunos otros polimorfismos encontrados en los genes que codifican los receptores 5-HT2A parecen estar asociados a la aparición de alteraciones metabólicas y aumento de peso en pacientes psiquiátricos tratados con olanzapina y clozapina (64). Otros autores también han reportado hallazgos similares (65-67). En relación con otro tipo de sustancias, se ha documentado que durante el tratamiento con fármacos antipsicóticos existe un aumento en los niveles de leptina en el plasma sanguíneo (68-71), así como también, de la adiponectina (72). En un estudio comparativocon pacientes japoneses, los niveles de leptina plasmática estaban significativamente más elevados en el grupo de pacientes obesos en comparación con los no obesos (73).

Esquizofrenia y peso corporal

El incremento de riesgo para alteraciones en el peso corporal de sujetos portadores de esquizofrenia parece estar asociado a factores tales como ser producto prematuro y el bajo peso al nacimiento (74, 75). Sin embargo, lo cierto es que aún poco se sabe acerca de la posible asociación entre delgadez, sobrepeso, obesidad y esquizofrenia (76). En un histórico estudio de cohortes finlandés realizado por Wahlbeck, se demostró cómo individuos que desarrollaron esquizofrenia habían sido delgados entre los 7 y los 15 años de edad; incluso, con índices de masa corporal más bajos que lo esperado (77).

Se ha documentado también sobre la relación inversa que existe entre el índice de masa corporal y el riesgo de esquizofrenia. Al respecto, un estudio sueco poblacional, hecho en una comunidad integrada por más de un millón de habitantes, se documentó que los varones con un bajo índice de masa corporal y talla corta antes de los 18 años de edad presentaban un incremento en el riesgo de desarrollar esquizofrenia, en comparación con los sujetos de tallas más altas e índices de masa corporal mayores (78).

La tasa de obesidad entre las personas con esquizofrenia va del 40% al 62%, y es especialmente más alta en las mujeres (79). La ganancia de peso viene cuando se consume más energía (calorías) de la que se gasta. Así pues, el problema de sobrepeso y obesidad que llegan a presentar estos pacientes se relaciona con la mala y pobre dieta alimentaria que muchos de ellos habitualmente consumen (80). Para algunos autores, parte del problema también se relaciona con la dificultad que tienen estos enfermos para entender la relación entre el peso corporal y la dieta, o bien, con la incapacidad para mejorar sus hábitos alimenticios (81).

Otros factores para la asociación de estas alteraciones tiene que ver, aparentemente, con el consumo excesivo de grasas saturadas y azúcar re- finada (82), y con una menor ingesta de fibra en la dieta (83). Finalmente, algunos estudios han documentado que las personas con esquizofrenia oxidan menos grasa y presentan deficiencias en el metabolismo de los hidratos de carbono bajo condiciones de reposo, en comparación con individuos no esquizofrénicos de la población general (84).

Conclusión

La obesidad es un importante problema de salud pública en varios países, incluyendo a México. El paciente esquizofrénico posee un riesgo mayor, comparado con la población general, para el desarrollo de sobrepeso u obesidad. Tal hecho se complica por la presencia de losfactores de riesgo que es habitual encontrar en este grupo etáreo, como vida sedentaria, tabaquismo, alcoholismo, dieta inadecuada y uso de medicamentos antipsicóticos, independientemente de la susceptibilidad genética.

Esta realidad ha generado la obligación de desarrollar estrategias para fortalecer una estricta vigilancia clínica en estos sujetos, ya que complicaciones como diabetes mellitus o enfermedad cardiovascular son altamente prevalentes. La necesidad de fortalecer las actividades de orientación psicoeducativa sobre estos tópicos se incrementa día a día en los servicios especializados donde se atiende a pacientes con estos problemas de salud comórbidos, con la finalidad de mejorar su calidad de vida. Datos obtenidos de diversos estudios demuestran la relación existente entre los fármacos antipsicóticos y el aumento de peso corporal, intolerancia a la glucosa y dislipidemia. Sin embargo, esto no implica la no prescripción, pero se debe valorar cuál fármaco en particular puede ser más benéfico para determinado paciente.

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Conflicto de interés: los autores manifiestan que no tienen ningún conflicto de interés en este artículo.

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