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Revista Colombiana de Psiquiatría

versión impresa ISSN 0034-7450

rev.colomb.psiquiatr. v.39  supl.1 Bogotá feb. 2010

 

Editorial

Farmacodependencia

Substance abuse


Los trastornos por uso de sustancias continúan siendo un reto para la salud pública en general y para la psiquiatría en particular. Desde hace más de tres décadas estos trastornos se presentan con características epidémicas, afectando a una gran parte de la población, y no hay señales de que se vayan a erradicar, al menos en un corto plazo. Los resultados de estudios epidemiológicos sugieren que mientras la prevalencia de consumo de algunas drogas, como el tabaco, está disminuyendo en la población general, la prevalencia de consumo de otras sustancias, como la marihuana y el uso indebido de medicamentos de prescripción, están aumentando dramáticamente.

El último informe de las Naciones Unidas calcula que en el mundo entre 155 y 250 millones de personas usaron alguna droga ilícita en el 2008. Esto representa entre un 3,5 y 5,7% de la población mundial de 15-64 años de edad. La droga de mayor consumo es la marihuana, con un número aproximado de 129 a 190 millones de personas que la usaron ese año. Luego siguen en orden de frecuencia el consumo de anfetaminas, la cocaína y los opiáceos. Es de anotar el aumento dramático en el uso ilícito de medicamentos opiáceos de prescripción en Estados Unidos, el cual está igualando y en algunos lugares sobrepasando el consumo de marihuana. Se calcula que a escala global entre 16 y 38 millones de personas tienen algún problema asociado al consumo de drogas y, al parecer, entre el 12% y 30% de consumidores problemáticos de drogas recibieron tratamiento en el último año. En otras palabras, entre 11 y 33,5 millones de consumidores problemáticos de drogas no reciben tratamiento (1).

Por fortuna, en los últimos años se ha coincidido en aceptar que los trastornos por uso de sustancias tienen una base fisiopatológica cerebral. Este concepto, que parece muy simple, representa un cambio radical en la visión tradicional, que considera estos trastornos un problema de "falta de voluntad" y que, por lo tanto, no necesitan tratamiento.

Este simple cambio de paradigma ha tenido grandes repercusiones en la investigación en el campo del abuso de drogas ha avanzado enormemente. Por ejemplo, se han logrado identificar no sólo las áreas del cerebro afectadas por la adicción a drogas, sino también las vías cerebrales, los neurotransmisores involucrados, los factores de riesgo ambientales, genéticos y epigenéticos que dan cuenta de su etiología, el curso clínico, el tratamiento y el pronóstico. Esta explosión de conocimiento ha permitido el desarrollo de programas de prevención, así como intervenciones basadas en la evidencia obtenida de la coyuntura de lo biológico, lo psicológico y lo ambiental.

Sin lugar a dudas, el área que más se ha beneficiado de todo este nuevo conocimiento es el desarrollo de farmacoterapias para el tratamiento de las adicciones. Estamos siendo testigos del desarrollo no sólo de las llamadas "pequeñas moléculas" o farmacoterapias tradicionales, sino también de las intervenciones biológicas para el tratamiento de las drogas, que incluyen, además de vacunas y anticuerpos monoclonales, intervenciones que hace poco podrían ser catalogadas como ciencia ficción, como es la terapia con enzimas y la terapia genética de las adicciones.

Con este Suplemento de la Reiista Colombiana de Psiquiatría se pretende ofrecer una muestra de varios aspectos relacionados con el avance del conocimiento científico acerca de las adicciones a las drogas. El Suplemento comienza con una mirada general al problema de las drogas en Colombia (Torres y cols.), seguido de un reporte de la evaluación de consumo de drogas entre los escolares de varios países latinoamericanos (Hynes y cols.) con el fin de ofrecer un panorama en la población general y en la población de mayor riesgo, quienes son los escolares. Luego se presentan varios trabajos acerca del problema de drogas en varias poblaciones llamadas "especiales", no sólo por su mayor vulnerabilidad al abuso de drogas, sino porque este problema les acarrea con frecuencia consecuencias devastadores. En ellos se incluyen el abuso de drogas en mujeres y su relación con la violencia (González-Guarda y cols.) y en forma más dramática en aquellas que están embarazadas (Vélez y Jansson).

Posteriormente el Suplemento aborda el problema de la comorbilidad psiquiátrica en personas con adicción a la heroína (Castaño y Vallejo) y los factores de riesgo psiquiátricos asociados al consumo de drogas (Torres y cols.), así como una condición muy especial de las adicciones que no tiene una conceptualización muy clara: el juego patológico (Alegría y cols.).

Después se cubren aspectos terapéuticos con un artículo muy interesante de Okuda y Blanco que evalúa la generalizabilidad de los ensayos clínicos de tratamientos para la adicción, ya que son el punto de partida para la validación de cualquier intervención terapéutica. Estos autores señalan varias limitaciones de los ensayos clínicos; sin embargo, los ensayos clínicos sigue siendo el estándar de oro en la evaluación de tratamientos. El Suplemento se enfoca luego en el área de tratamientos y presenta una revisión de los tratamientos para el abuso de drogas en Colombia (Hernández), la utilidad y aplicación de la entrevista motivacional (Torres Carvajal), la hipnosis (Ayala), las farmacoterapias más ampliamente utilizadas para el tratamiento de la adicción a la heroína (González y Romero), para concluir con las terapias inmunológicas, ya sea con vacunas o con anticuerpos (Montoya), las cuales han tenido bastante desarrollo en los últimos años.

Finalmente, el Suplemento incluye un par de artículos muy relevantes acerca del alcoholismo y sus implicaciones en personas que conducen vehículos cuando están bajo los efectos de esta sustancia (Rondón y cols.) y se demuestra que mínimas cantidades de alcohol en sangre pueden tener gran trascendencia desde el punto de vista de seguridad vial (Ruiz y cols). Además, se incluye un artículo muy interesante acerca del papel de Internet en el tratamiento de las adicciones y su utilidad potencial no sólo en la prevención, sino también el tratamiento de las adicciones (Orozco).

Para cerrar, le agradezco a la Asociación Colombiana de Psiquiatría, y en especial al Dr. Carlos Gómez-Restrepo, editor de la Revista Colombiana de Psiquiatría, por su invitación a editar este suplemento, que constituye un reconocimiento al campo de los trastornos por uso de sustancias en el ámbito de la psiquiatría general. Espero que este suplemento sea de todo su agrado y tenga elementos formativos y educativos que sirvan para mejorar el conocimiento acerca de los trastornos por uso de sustancias, comprender que éstos tienen bases cerebrales y que aunque estamos lejos de tener la "píldora mágica" que sirva para curar las adicciones, se están presentando grandes avances científicos en el abordaje de la prevención y tratamiento de las adicciones.

Referencias

1. United Nations Office of Drug and Crime. World Drug Report 2010. Viena, UNODC; 2010.        [ Links ]

Iván D. Montoya, M.D., M.P.H.

Editor invitado imontoya@mail.nih.gov

 

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